domingo, 17 de junio de 2018

Medium hombre y hombre médium



Hoy tenemos las siguientes lecturas:


- Reencarnación y Espiritismo
- Sueños
-Medium hombre y hombre médium
-Frase de Kardec
-Fe inalterable







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             REENCARNACIÓN Y ESPIRITISMO

La ley de la reencarnación está expresada en varios pasajes de los Evangelios. 

Debe ser considerada bajo dos aspectos diferentes; la vuelta a una nueva vida de los espíritus en vías de perfeccionamiento y el regreso de espíritus para cumplir una misión. 

En su conversación con Nicodemo Jesús se manifiesta así: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el Reino de Dios, Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Responde Jesús: de cierto te digo que el que no naciere de agua y espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es y lo 
que es nacido del Espíritu, Espíritu es. No te maravilles de lo que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere y oye su sonido; mas ni sabes de donde viene ni adonde va; así es aquel que es nacido del Espíritu”. (San Juan 3: 3 al 8). 

Y Jesús añade estas significativas palabras: 
¿Eres Tú Maestro de Israel y no sabes esto? (Juan 3:10). 

Este pasaje demuestra claramente que Jesús, estaba hablando de la reencarnación, ya enseñada por el Zohar, libro sagrado de los hebreos. 

El aire, que sopla de donde quiere, es el alma que elige un nuevo cuerpo para una nueva vida, sin que nadie sepa de donde viene y adonde va. 

En la cábala hebraica, el agua era la materia primaria, el principal elemento de la vida. 

Elías había reencarnado nuevamente en la Tierra como Juan el Bautista, Jesús lo afirma así dirigiéndose a la muchedumbre: 
“Pero ¿Qué saliste a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo y más que profeta… Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir. El que tenga oídos para oír que oiga”. (Mateo 11: 9, 14 y 15). 

“Entonces sus discípulos le preguntaron: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? 

Respondiendo Jesús dijo: A la verdad, Elías viene primero y restaurará todas las cosas. Mas os digo que, Elías ya vino y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron. 
Así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”. (Mateo 17:10 al 13). 

El Espiritismo no es una superstición, es una ley de la Naturaleza. La comunicación de los espíritus con los seres humanos, siempre ha existido. Encontramos pruebas evidentes 
en los antiguos escritos de Egipto, India, Grecia, y en la Biblia, Samuel, Jacob, Moisés y Hechos relevantes en el Nuevo Testamento, como bien acabo de relatar. 

Con el advenimiento del Espiritismo, codificado por Allan Kardec en seis maravillosos libros, publicados desde el año 1857 al 1868, y dictados por espíritus de gran elevación, se 
acaban todos los misterios. El Más Allá abre sus puertas y su luz se expande por todo el mundo. Los muertos de aquí, son los espíritus de allí que continúan viviendo. 

El mundo espiritual es un mundo real que vive y se agita alrededor nuestro, en él no existe ni los demonios ni sus infiernos; tampoco existe un cielo donde un dios se sienta en su   trono para gozar con sus elegidos. 

El mundo espiritual es claro y transparente, el cielo y el  infierno es una creación nuestra y nos acompaña siempre porque está dentro de nosotros, somos felices o sufrimos las penas del infierno según nuestro comportamiento, y esta situación permanece hasta que se produce en nosotros un verdadero cambio; y para esto hace falta vivir otras existencias para poder rectificar nuestra conducta y remediar el mal que anteriormente hemos hecho: así queda claro que la reencarnación existe, que es necesario y que es una ley de la Naturaleza. 

Desde el siglo III los dogmas impuestos por la Iglesia fueron un desafío impuesto a la razón, un oscurecimiento de las enseñanzas de Cristo. Los cristianos aconsejados y dirigidos por los espíritus entraban en lucha abierta por ellas. Interpretaban los Evangelios con una amplitud de miras que la Iglesia no podía admitir sin arruinar sus intereses materiales. Muchos se convertían aceptando la ley de vidas sucesivas, a la que Orígenes llamaba penas medicinales, castigo proporcionado a las faltas del Espíritu, reencarnado en nuevos cuerpos para redimirse de su pasado y purificarse por medio del dolor. Esta 
doctrina enseñada por los espíritus, y sobre la que Orígenes y varios padres de la Iglesia la encontraban en la Escrituras y estaban más de acuerdo con la misericordia y justicia de Dios. 

José Aniorte Arcaráz.

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                                                                  SUEÑOS




                         

3. José, dice el Evangelio, fue avisado por un ángel, que se le apareció en sueños y le aconsejó que huyera a Egipto con el niño. (San Mateo, 2:19 a 23.) 


Los avisos por medio de sueños desempeñan un rol importante en los libros sagrados de todas las religiones. Sin garantizar la exactitud de todos los fenómenos narrados, y sin discutirlos, el fenómeno en sí mismo no tiene nada de anormal, pues se sabe que, durante el dormir, el Espíritu se desprende de los lazos de la materia e ingresa momentáneamente en la vida espiritual, donde se encuentra con quienes son sus conocidos. Esa es a menudo la ocasión que los Espíritus protectores aprovechan para manifestarse a sus protegidos, y darles consejos más directos. Son numerosos los ejemplos auténticos de avisos a través de sueños; no obstante, no se debe inferir de ahí que todos los sueños sean avisos, y menos aún que todo lo que se vea en sueños tenga algún significado. El arte de interpretar los sueños debe ser incluido en la nómina de las creencias supersticiosas y absurdas. (Véase el Capítulo XIV, **27 y 28.) 


EL GENESÍS 
ALLAN KARDEC 


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Médium Hombre y Hombre Médium 

1 - ¿Qué es mediumnidad? 
En su expresión más simple, se trata de la sensibilidad a la influencia del mundo espiritual. Es el “sexto sentido”, que nos pone en contacto con el mundo de los Espíritus, así como el tacto, el paladar, el olfato, la visión y la audición nos ponen en contacto con el mundo de los hombres. 

2 - ¿Eso significa que todos somos médiums? 
Todos tenemos sensibilidad que nos habilita a recibir influencias espirituales. No todos, no obstante, somos suficientemente sensibles para producir fenómenos mediúmnicos.

3 - ¿Qué determina esa diferencia? 
Imaginemos alguien vistiendo una compacta armadura que le impida ver y oír lo que hay a su alrededor. Es lo que ocurre con nosotros, cuando reencarnamos. Vistiendo un denso traje de carne que inhibe nuestras percepciones espirituales. El médium es alguien con una abertura en ese “blindaje”. 

4- ¿Esa abertura es de orden físico? ¿Está en el cuerpo? 
La mediumnidad es una facultad espiritual, inherente a todos los Espíritus. Cuando reencarnamos, queda sujeta a las condiciones del cuerpo. En ese aspecto podemos decir que es orgánica, por cuanto está subordinada a una estructura física que no inhibe el contacto más amplio con el mundo espiritual. 

5 - ¿Tiene algo que ver con la hereditariedad? 
La mediumnidad no se subordina a la genética. El intermediario entre los dos planos es alguien que fue preparado para eso en el Mundo Espiritual, sometiéndose a estudios y operaciones magnéticas, así como a una adecuación del cuerpo físico, para tener la sensibilidad necesaria. 

6 - ¿Y cuándo los hijos de un médium experimentan fenómenos mediúmnicos? ¿No hay ahí un componente genético? 
El mismo que tenemos familias de músicos y de médicos, podemos tener familias de médiums, no por hereditariedad, y sí por afinidad. Son Espíritus afines. Se unen por los lazos de la consanguinidad para determinadas tareas. 

7 - ¿Cómo denominar esos dos tipos de sensibilidad mayor y menor? 
Podemos definir médium hombre como una condición inherente al ser humano. Todos sufrimos la influencia de los Espíritus. Y hay hombre médium, el individuo dotado de una sensibilidad mayor, que lo habilita al intercambio con el Más Allá. 

8 - ¿No sería más fácil usar términos diferentes para distinguir uno del otro, lo general, de lo particular? 
No, porque no son facultades distintas en esencia. Apenas particularidades. Hay personas que tienen lo que se llama “oído musical”; reproducen cualquier música, sin estudio; y están las incapaces de cantar la más sencilla canción. En ambos casos, son características de una misma facultad – la audición. Algo semejante ocurre con la mediumnidad. Todos tenemos “oídos” para el mundo espiritual; algunos “oyen” mejor, habilitándose a la comunicación con los Espíritus. 


 Extraído del libro "Mediumnidad, todo lo que usted necesita saber"
Autor Richard Simonetti (en la imagen)

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                                           FRASE DE KARDEC


 El hombre es así, el árbitro constante de su propia suerte. Él puede aliviar  su suplicio o prolongarlo indefinidamente. Su felicidad o su desgracia, dependen de su voluntad de hacer el bien"

- A. Kardec-

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Fe inalterable


La fe es el mayor tesoro del alma.
Es la gran luz que ilumina nuestros destinos, enriquece nuestra inteligencia y exalta nuestro corazón
La fe es el emblema de la perfección y la insignia del poder.
Por eso, Jesús dijo a sus discípulos: Si tuvieseis la fe del tamaño de una simiente de mostaza, diríais a esta morera: transplántate al mar y ella os obedecería.
La fe es una protección que valora al alma, tal como el oro en el mundo valora al hombre.
En la esfera material el hombre viene siendo considerado por lo que tiene.
En la esfera espiritual cada uno vale por la fe que posee.
Para tener legalmente bienes materiales, en la Tierra, es necesario trabajo, razocinio y esfuerzo.
Para adquirir la verdadera fe, también es indispensable el trabajo, el razocinio, el estudio y el esfuerzo.
La prosperidad material es producto del trabajo.
La prosperidad espiritual es una conquista del Espíritu.
El dinero facilita el bienestar físico.
La fe, por su parte, felicita al hombre, no solo espiritualmente, sino que también alcanza a su físico.
La fe no se compra en los templos de mercaderes, ni en las férias. No se da por sorteo ni se adquiere por herencia.
La fe se  adquiere especialmente por la adquisición del conocimiento. 
Sobre este asunto, Allan Kardec nos dejó la siguiente enseñanza: Fe verdadera, es la que puede encarar a la razón cara a cara, en cualquier época de la Humanidad.
Dios ha concedido a los hombres las más variadas bendiciones, menos la fe.
Por esa razón, se ve en todas las religiones, personas capaces de cautivarnos por la bondad, maravillarnos por su paciencia, atraernos por la caridad.
Entre tanto, notamos también, facilmente en ellas, las ausencias de la verdadera fe. 
¿ Por qué ?
Porque la fe no se adquiere sin estudio, sin trabajo, sin el ejercicio del libre albedrío.
Muchos hombres aun se encuentran ciegos de cara a la luz, y sordos en relación a los sonidos. Son entonces, personas sin fe.
 Tienen el entendimiento cubierto por los velos de los dogmas y de los preconceptos.
La fe verdadera es poderosa, pero no se impone por la fuerza.
A cada uno de nosotros nos fue dada la libertad para buscar la verdad y abandonar el engaño.
La fe es el alimento que sustenta el Espíritu.
Es el agua pura que calma la sed del alma.
Y así como el comer y el beber exigen un esfuerzo dirigido de la voluntad, tampoco la fe se conquista sin la aplicación de medios adecuados para su obtención.
La fe es la sabiduría consubstanciada en el amor que nos conduce a Dios.
Esta sí, la fe razonada, es la fe que efectivamente nos ha de salvar.
* * *
No es la repetición automática de palabras decoradas lo que nos aproxima a Dios. 
No es la oferta de valores y de bienes lo que nos concederá la paz que tanto anhelamos.
No serán rituales, ni trajes específicos lo que garantizarán a nuestras almas el consuelo y la orientación de lo que necesitamos.
Dios dispensa fórmulas para extender sus brazos amorosos en nuestra dirección.
Solamente la fe verdadera, que debe ser conquistada por cada uno de nosotros, individualmente es a costa del esfuerzo y dedicación, y nos ofrecerá tales bendiciones de forma efetiva y permanente.
¡ Pensemos en eso!
Redacción de Momento Espírita. 

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