jueves, 14 de junio de 2018

¿ Importa la Verdad ?


Para hoy tenemos:

- Consideraciones sobre los médiums espíritas
-Frase de Kardec
- Mediumnidad: Prueba de la Inmortalidad
- ¿ Importa la Verdad ?
- Casamiento y Divorcio





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            CONSIDERACIONES SOBRE LOS 
                 MÉDIUMS ESPÍRITAS

- ¿Sería justo aceptar remuneración financiera en el ejercicio de la mediumnidad? 
Cuando un médium se resuelva a transformar sus facultades en fuente de renta material, será mejor olvidar sus posibilidades psíquicas y no aventurarse por los terrenos delicados de los estudios espirituales. La remuneración financiera, en el trato de las cuestiones profundas del alma, establece un comercio criminoso, del cual el médium deberá esperar en el futuro las reparaciones más dolorosas. La mediumnidad no es oficio del mundo, y los Espíritus esclarecidos, en la verdad y n el bien, conocen, más que sus hermanos de la carne, las necesidades de sus intermediarios. 

-¿Es razonable que los médiums piensen en la solución de asuntos materiales junto a sus mentores del plano invisible? 
No se debe olvidar que el campo de actividades materiales es la escuela sagrada de los Espíritus incorporados al orbe terrestre. Si no es posible a los amigos espirituales quebrar la ley de la libertad propia de sus hermanos, no es lícito que el médium razone sobre la solución de problemas materiales junto a los Espíritus amigos. El mundo es el camino en el cual el alma debe probar la experiencia, testimoniar la fe, desarrollar las tendencias superiores, conocer el bien, aprender lo mejor, enriquecer las dotes individuales. El médium que se arriesga a desviar sus facultades psíquicas, hacia el terreno de la materialidad del mundo, está en marcha para las manifestaciones groseras de los planos inferiores, donde podrá contraer las deudas más penosas. 

- ¿Debe el médium sacrificar el cumplimiento de sus obligaciones en el trabajo cotidiano y en el ambiente sagrado de la familia, a favor de la propaganda doctrinaria? 
El médium debe dar solamente a los servicios de la Doctrina la cuota de tiempo de que pueda disponer, entre las labores sagradas del pan de cada día y el cumplimiento de sus elevados deberes familiares. La ejecución de esas obligaciones es sagrada y urge no caer en el declive de las situaciones parasitarias, o del fanatismo religioso. En el trabajo de la verdad, Jesús camina antes de cualquier esfuerzo humano y nadie debe guardar la pretensión de convertir a otro, cuando en las tareas del mundo hay siempre oportunidad para el preciso conocimiento de sí mismo. Que ningún médium se engañe con tales perspectivas. Antes sufrir la incomprensión de los compañeros, que transigir con los principios, cayendo en la irresponsabilidad o en las penosas deudas de conciencia. 

- ¿Se podrá admitir que los espiritistas se valgan del apostolado mediúmnico, para la solución de todas las dificultades de la vida? 
El médium no debe ser sobrecargado con exigencias de sus compañeros, con relación a las dificultades de la suerte. Es justo que sus hermanos se socorran de sus facultades, en circunstancias excepcionales de la existencia, como en los casos de enfermedad y otros que se le asemejen. Pero, rodear a un médium de solicitudes de toda naturaleza es desvirtuar la tarea de un amigo, eliminando sus posibilidades más preciosas y, por lo demás, no se deberá repetir en el Espiritismo sincero la actitud mental de los católicos romanos, que se abandonan junto a la “imagen de un “santo”, olvidando todos los valores del esfuerzo propio. Los núcleos espiritistas precisan considerar que en sus trabajos hay quien los acompañe del plano superior y que recibirán siempre el concurso espiritual de sus hermanos liberados de la carne, dependiendo la satisfacción de ese o de aquel problema particular de los méritos de cada uno. Proceder en contrario es eliminar el instrumento mediúmnico, ofreciendo un doloroso testimonio de incomprensión. 

.-Cuando un investigador busque valerse de los servicios de un médium, ¿es justo que someta al organismo mediúmnico a toda suerte de experiencias, a fin de asegurarse de sus puntos de vista? 
Depende del carácter de esas mismas experiencias y, cualesquiera que ellas sean, el médium necesita de mucho cuidado, por cuanto, en el camino de las adquisiciones espirituales, cada investigador encuentra el material que procura. Y quien se aproxima a una fuente espiritual, tiznándola con la mala fe y la insinceridad, no puede, por cierto, saciar la sed con un agua pura. 

- Para que alguien se certifique de la verdad del Espiritismo, ¿bastará recurrir a un buen médium? 
Los estudiosos del Espiritismo, aún sin convicción valerosa y seria en el terreno de la fe, precisan reconocer que en trabajos de ese orden no basta el recurso de un buen médium. El mediador no hará milagros dentro de la naturaleza. Se hace menester que el investigador, a la par de una curiosidad sana, posea valores morales imprescindibles, como la sinceridad y el amor al bien, sirviendo a una existencia recta y fértil de acciones puras. 

- ¿Sería provechosa la creación de asociaciones de auxilio material a los mediums? 
En el Espiritismo es siempre un sano aviso evitarse la consecución de iniciativas tendientes a establecer una nueva clase sacerdotal en el mundo. Los mediums, en ese o en aquel sector de la sociedad humana, deben el mismo tributo al trabajo, a la lucha y al sufrimiento, indispensables para la conquista del bienestar y del pan material. Por lo demás, tenemos que considerar, por encima de toda protección precaria del mundo, el amparo de Jesús a sus trabajadores de buena voluntad. Toda expresión de sacrificio sincero está marcada de luz divina, todo trabajo sincero es elevación y todo dolor es luz, cuando es soportada con serenidad y confianza en el Maestro de los maestros. 

- ¿Cómo deberá proceder el médium sincero para la valoración de su apostolado? 
El médium sincero necesita comprender que, antes de pensar en el adoctrinamiento de los Espíritus, o de sus compañeros de lucha en la Tierra, se hace menester la iluminación de sí mismo por el conocimiento, por el cumplimiento de los deberes más elevados y por el esfuerzo de sí mismo en la asimilación perfecta de los principios doctrinarios. En la ejecución de esa tarea, jamás debe descuidarse de la vigilancia, buscando aprovechar las posibilidades que Jesús le concedió en la edificación del trabajo estable y útil. No debe cultivar el sufrimiento por las quejas fuera de lugar y excesivas ni recurrir, en todo instante, a la asistencia de sus guías, como si perseverase en mantener una actitud de niño inexperto. El estudio de la Doctrina y, sobre todo, el cultivo de la auto-evangelización, deben ser ininterrumpidos. El médium sincero sabe vigilar, huyendo de la explotación material o sentimental, comprendiendo, en todas las ocasiones, que el más necesitado de misericordia es él mismo, a fin de dar pleno testimonio de su apostolado. 

- ¿Cuál es el mayor escollo para el apostolado mediúmnico? 

El primer enemigo del médium reside dentro de él mismo. Frecuentemente es el personalismo, es la ambición, la ignorancia o la rebeldía en el voluntario desconocimiento de sus deberes a la luz del Evangelio, factores de inferioridad moral que, comúnmente, lo conducen a la invigilancia, a la liviandad y a la confusión de los campos improductivos. 
Contra ese enemigo es necesario movilizar las energías íntimas por el estudio, por el cultivo de la humildad, por la buena voluntad, con el mejor esfuerzo de auto-educación, a la claridad del Evangelio. El segundo enemigo más poderoso del apostolado mediúmnico no reside en el campo de las actividades contrarias a la expansión de la Doctrina, sino en el propio seno de las organizaciones espiritistas, cuando se constituyen de aquellos que se convencieron en cuanto a los fenómenos, sin convertirse al Evangelio por el corazón, trayendo a las filas del Consolador sus caprichos personales, sus pasiones inferiores, tendencias nocivas, opiniones petrificadas en el endurecimiento de su corazón, sin reconocer la realidad de sus deficiencias y la pequeñez de sus patrimonios íntimos. Habituados al estancamiento, esos hermanos infelices desdeñan el esfuerzo propio – único camino de edificación definitiva y sincera – para recurrir a los Espíritus amigos en las menores dificultades de la vida, como si el apostolado mediúmnico fuera un sillón de cartomántico. Incapaces de trabajo interior para su propia edificación en la fe y en la confianza en Dios, se dicen necesitados de confortación. Si son desatendidos en sus caprichos inferiores y en sus cuestiones personales, están siempre listos para acusar y escarnecer. Hablan de la caridad, humillando todos los principios fraternos; no conocen otro interés más allá de lo que les cubre su propio egoísmo. Son irónicos, acusadores y proceden siempre como niños ligeros e inquietos. Esos son también aquellos elementos de confusión, que no penetran al templo de Jesús, ni permiten la entrada de sus hermanos. Ese género de enemigos del apostolado mediúmnico es muy común e insistente en sus procesos de insinuación, siendo indispensable que el misionero del bien y de la luz se resguarde en la oración y en la vigilancia. Y como la verdad debe siempre surgir en el instante oportuno, para que el campo del apostolado no se esterilice, se hace imprescindible huir de ellos. 

- ¿Dónde está la luz definitiva para la victoria del apostolado mediúmnico? 

Esa claridad divina está en el Evangelio de Jesús, con el cual el misionero debe estar claramente identificado para la sagrada realización de su tarea. El médium sin Evangelio puede ofrecer las más elevadas informaciones al cuadro de las filosofías y ciencias fragmentarias de la Tierra; puede ser un profesional de renombre, un agente de experiencias delo invisible, pero no podrá ser un apóstol por el corazón. Sólo la aplicación con el Divino Maestro prepara en lo íntimo del trabajador la fibra de la iluminación para el amor, y de la resistencia contra las energías destructoras, porque el médium evangelizado sabe cultivar la humildad en el amor al trabajo de cada día, en la tolerancia esclarecida, en el esfuerzo educativo de sí mismo, en la significación de la vida, sabiendo, igualmente, levantarse para la defensa de su tarea de amor, defendiendo la verdad sin transigir con los principios en el momento oportuno. El apostolado mediúmnico, por tanto, no se constituye tan solamente de la movilización de las energías psíquicas en sus expresiones fenoménicas y mecánicas, porque exige el trabajo y el sacrificio del corazón, donde la luz de la comprobación y de la referencia es la que nace del entendimiento y de la aplicación con Jesús-Cristo. 

EL CONSOLADOR; APOSTOLADO - DESENVOLVIMIENTO. Por el Espíritu Emmanuel – Chico Xavier

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                                            FRASE DE KARDEC 

Los Espíritus siempre dijeron: “La forma no es nada, el pensamiento lo es todo. Orad, cada uno según vuestras convicciones y del modo que más os conmueva, pues un buen pensamiento vale más que numerosas palabras extrañas al corazón”. 
ALLAN KARDEC 


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          MEDIUMNIDAD: PRUEBA DE LA                               INMORTALIDAD


"Y en los días postreros, dice Dios, derramaré de mi espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán" (Hechos de los Apóstoles, 2:17y 18).

Prefacio. Quiso el Señor que la luz se hiciera  para todos los hombres y penetrase por doquier mediante la voz de los espíritus, con el objeto de que cada cual pudiera obtener la prueba de la inmortalidad. Con ese propósito se manifiestan hoy en día los espíritus en todos los rincones de la Tierra, y la mediumnidad que se revela en personas de toda edad y condición, tanto hombres como mujeres, niños y ancianos, es uno de los signos de la llegada de los tiempos predichos.

Para conocer las cosas del mundo visible y desvelar los secretos de la Naturaleza material, Dios ha dotado al hombre de la vista del cuerpo, de sus sentidos físicos y también de instrumentos especiales: A través del telescopio sumerge su mirada en las vastedades del espacio exterior, y con el microscopio se ha asomado al mundo de lo infinitamente pequeño. Además de ello, para que penetre en el mundo invisible, le ha concedido la mediumnidad.

Los médiums son los intérpretes encargados de trasmitir a los hombres las enseñanzas de los espíritus; o, mejor dicho, son los órganos físicos por cuyo intermedio se expresan los espíritus a fin de mostrarse inteligibles para los encarnados.

Santa es su misión, pues tiene por objetivo mostrar los horizontes de la vida eterna.

Los espíritus vienen a instruir al hombre acerca de sus futuros destinos, para llevarlo a la senda del bien, y no con el objeto de ahorrarle el trabajo material que debe realizar en la Tierra en pro de su adelanto, como tampoco para satisfacer su ambición y codicia. Esto es lo que los médiums deben entender perfectamente, para no hacer mal uso de sus facultades. El que comprenda la seriedad del mandato con que se le ha investido lo cumplirá de forma religiosa. Su conciencia le reprocharía, como por un acto sacrílego, si convirtiera en entretenimiento o distracción, para él mismo o para los demás, un don que se le ha otorgado con tan serio propósito y que lo pone en relaciones con los seres de ultratumba.

En su carácter de intérpretes de la enseñanza de los espíritus los médiums deben desempeñar un papel importante en la transformación moral que se está operando.
 El Evangelio según el Espiritismo.

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         ¿IMPORTA LA VERDAD?

“La verdad no mancha los labios de quien la dice, sino la conciencia de quien la oculta”
En la sociedad en la que nos encontramos se vuelve realmente preocupante el deterioro de algunos valores que fortalecen y unen a las sociedades. Uno de ellos es la verdad. Constantemente escuchamos palabras y definiciones como “post-verdad”, “noticias falsas”, “manipulaciones informativas”, “distopía”, “verdades a medias”,  etc. Da la impresión de importar más la difusión de la cuestión que la veracidad de la misma.
Muchas veces no tenemos muy claro qué significa cada cosa; sin embargo, en un mundo globalizado, donde la información no puede contrastarse fehacientemente, debido a la rapidez con que se suceden las noticias y al hecho de que prevalece lo inmediato sobre lo veraz, se construye un estado de opinión frívolo sobre los acontecimientos y las personas que, la mayoría de las veces, no se ajusta a la realidad de los hechos. En ocasiones informaciones falsas y malintencionadas son aclaradas con el tiempo, sin embargo la restitución de la verdad de los hechos tiene mucha menos repercusión mediática que la infamia que la originó.
Esta cuestión, amplificada por la transmisión de la información no únicamente a través de medios de comunicación u organismos oficiales sino principalmente por las redes sociales, donde todos nos convertimos en transmisores, difusores y colaboradores de noticias, unas falsas, otras desvirtuadas, la mayoría intrascendentes, nos obliga a un “ejercicio de discernimiento a la hora de aceptar aquello que consideramos verdadero distinguiéndolo de lo que no lo es.”
Si observamos este fenómeno en detalle, comprobamos que la persona formada no está tampoco libre de la intoxicación que esta situación produce. La cultura y la formación no eximen a nadie de actitudes que tienen que ver más con lo que nos gusta, con lo inmediato, o con la satisfacción de nuestros efímeros deseos materiales que tienen como objetivo únicamente el placentero egoísmo que a todos nos afecta.
Sin duda es el signo de los tiempos, de una sociedad globalizada, donde los valores morales se encuentran en franco retroceso ante los gustos personales que el materialismo e individualismo más exacerbado nos propone. Sin embargo, una sociedad que no se construye desde los individuos con una sólida convicción de la necesidad de respeto al semejante, a las libertades de los demás, a su forma de pensar y a sus maneras de actuar dentro del orden que el contrato social -o las leyes- nos imponen a todos, se convierte en una sociedad destinada al fracaso, la anarquía y la violencia.
En la base de todo se encuentra la pérdida de educación moral -ésta no tiene por qué ser religiosa-, y la consecuencia inmediata de este deterioro educativo es de enorme gravedad para una sociedad de futuro.
“La verdad nunca triunfa, sus oponentes simplemente se van muriendo”                           Max Planck – Nobel de Física
Una de estas consecuencias graves es la repetida importancia de la verdad ante la mentira, ante la manipulación, o las verdades a medias que a veces se utilizan para conseguir determinados fines o ventajas sin ningún tipo de escrúpulos. Aquellos que estamos interesados en la comprensión del alma humana y en la necesidad que ésta tiene de crecer espiritualmente en valores morales, no podemos en absoluto “sacrificar la verdad” de aquello que sabemos, escudándonos en la marea de comportamientos y actitudes contrarias a que aquella resplandezca. Y aunque a veces seamos incomprendidos en nuestras actitudes o comportamientos, nuestra conciencia nos dicta ser fieles y responsables ante esta premisa, por encima de las circunstancias que condicionan a la mayoría y a las que apenas damos importancia.
“Valiente es quien dice la verdad sabiendo que lo perderá todo”
Esto genera a veces incomprensión o recelo, pues en estas sociedades tan ególatras, si no te comportas o piensas como la masa, si no sigues las modas o las corrientes al uso, parece que quedas al margen. Sin embargo, nada hay más importante que la libertad del ser humano, y dentro de esto, la libertad de pensamiento, de conciencia y de actuación ha de ser siempre la mayor de las premisas que a nadie se puede arrebatar.
Es por ello que, para aquellos que consideramos que este planeta y las sociedades que  lo forman son escuelas de aprendizaje para el espíritu inmortal, la verdad sí importa. Es más, ya no es sólo la obligación moral que tenemos de divulgarla y difundirla según nos dicta nuestra conciencia, sino que esta cuestión se convierte en un reto, en una oportunidad de progreso, donde sabemos que hemos de luchar contra corriente en la mayoría de las ocasiones.
Evidentemente, no hablamos de ninguna verdad absoluta; cada cual tiene la propia. Sin embargo, el hecho de que la verdad es importante supone, entre otras cosas, denunciar la mentira, no dejarse engañar por conceptos como la post-verdad, las verdades a medias, las noticias frívolas, falsas o inmediatas, y también supone el respeto a las ideas de los demás, aunque no coincidan con las nuestras.
Si además valoramos que, dentro del campo que nos interesa, el alma humana viene a la Tierra a realizar un compromiso personal y debe descubrirlo por ella misma, la contaminación que estas actitudes sociales comportan genera confusión, distracción y desvío de los auténticos objetivos que hemos de descubrir y realizar.
El deber que a todos nos compete realizar cuando reencarnamos nuevamente es una hoja de ruta que nos hemos marcado; y el incumplimiento del mismo por confundirnos respecto a los objetivos que traemos genera importantes repercusiones en la trayectoria futura de nuestra alma inmortal. Es por ello que nunca podemos renunciar a la verdad que nuestra conciencia nos marca como el camino cierto que debemos seguir.
El peligro es evidente, y desde aquí hacemos una llamada al sentido común, a la convicción que los principios espirituales nos aportan respecto al compromiso que cada uno traemos. Pues, respetando la verdad de lo que nos dicta nuestra conciencia, y sin dejarnos contaminar por las actitudes, modas o tendencias sociales que minusvalora la verdad de aquello que es realmente importante para nuestra vida inmortal, estamos cumpliendo con el trabajo de crecimiento, evolución y progreso que nuestro espíritu nos demanda en esta existencia.
No olvidemos que las leyes de Dios están escritas en la conciencia de cada uno; y esta última es el juez inexorable que nos proporciona la seguridad del camino correcto, aportando a nuestras vidas la satisfacción y plenitud que la auto-realización personal comporta. Esto último es imposible sin tener en cuenta una actitud consecuente, cierta y auténtica que se corresponda con aquello en lo que creemos firmemente y que nos impida renunciar a la verdad de nuestros más nobles principios y realizaciones en esta existencia.
2018, Amor, Paz y Caridad

“La verdad es el objetivo, el amor el medio para llegar a ella”

Ghandi


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Casamiento y Divorcio


Divorcio, edificaçación diferida, resto a pagar en el  balance del espíritu deudor. Eso generalmente sucede porque uno de los cónyuges, socio en la firma del casamiento, vino a olvidar  que los derechos en la institución  doméstica suman deberes iguales.

La Doctrina Espírita elucida claramente el problema del hogar, definiendo responsabilidades y  señalando los remanentes del trabajo por hacer, según los compromisos anteriores en los que el marido y la mujer firmaron el contrato  de servicio, antes de la  reencarnación.

Dos espíritus bajo el aguijón del remordimiento o conducidos por las exigencias de la evolución, ambos portando necesidades y débitos, combinan el encuentro o reencuentro en el matrimonio, convencidos de que la unión  conyugal es, sobretodo, un programa de obligaciones regenerativas.

Reincorporados, sin embargo, en la vestimenta física, se dejan embaucar por las ilusiones de antiguos preconceptos de la convención social humana o por las hipnosis del deseo y pasan al territorio de la responsabilidad matrimonial, como sonámbulos sonrientes, creyendo en una felicidad   de fantasía como los niños admiten la solidez de los pequeños  castillos de papel.

Surgen, no obstante, las realidades que sacuden a conciéncia.

Esposo y esposa reconocen  después  que no son  los dueños exclusivos de la empresa, en la proporción de interesados en el ajuste, reclamando cotas de sacrificio.

Durante el noviazgo, el tiempo que era empleado en su totalidad, en la construcción de sueños, pasa a ser rigurosamente dividido entre deberes y pagos, previsiones y aprensiones, luchas y disciplinas, y os cónyuges desprevenidos de un conocimiento elevado, comienzan a experimentar fatiga y desánimo, cuanto mas se les hace necesario la confianza recíproca para que el establecimiento doméstico produzca un rendimiento de valores sustanciales en favor del mundo y de la vida del espíritu.
Por fin descubren, que amar no es solo fantasear, sino por encima de todo, construir. Y construir pide no solamente tener planes y esperanzas, sino también sudor y a veces aflicción y lágrimas.
Ayudemos en la Tierra, la comprensión del casamiento como un contrato de realizaciones y concesiones mutuas, cuya caducidad es preciso evitar
Divulguemos el principio de la Reencarnación y de la responsabilidad individual para que los hogares formados atiendan la misión a la que se destinan.
Comprendamos a los hermanos que no pudieron evitar el divorcio, porque ignoramos cual sería nuestra conducta en el lugar de ellos, en los obstáculos y sufrimientos con los que fueron enfrentados, sino que interpretemos el matrimonio como una sociedad venerable de intereses del alma delante de Dios.
VIEIRA, Waldo. Sol en las Almas. Por el Espíritu André Luiz.

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