" Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; dad de gracia lo que de gracia recibisteis" ( San Mateo, 10: 8)
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Manifiesta Jesús a sus discípulos: " Dad de gracia lo que de gracia recibisteis." Con esta expresión prescribe que no se debe cobrar por aquello que se ha obtenido sin pagar.
Ahora bien, lo que los apóstoles habían recibido gratuitamente era su facultad de sanar enfermos y expulsar demonios esto es, malos espíritus. Ese don les había sido concedido de gracia por Dios, para alivio de los sufrientes y para cooperar a la difusión de la fe, por eso les dice que no han de convertirlo en un comercio, ni en un objeto de especulaciones, ni en un medio de vida.
El Evangelio según el Espiritismo
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SALUDO MATINAL
Martes, 12 de junio del 2018
Queridos amigos, mis mejores deseos para todos, de nuevo amaneció y la vida reclama nuestro concurso, el tiempo no se detiene y la mujer es la gran trabajadora de la creación, puesto que no le hace falta tener un oficio para desempeñar tareas importantísimas dentro de su papel en la vida.
Como buena espiritista la mujer debe enseñar a sus hijos, si es madre, a como deben vivir los hombres dignos y las mujeres honradas.
¡En la Doctrina del Consolador encontrará la mujer el estimulo que le falta para una eficiente evolución moral, el amparo regenerador que la ayudará a vencerse a si misma, dominando las malas inclinaciones de sus pasiones primitivas, y glorificándose ya, como compañera del hombre, durante los aprendizajes terrestres, como espíritu, de esencia divina!
Cuando la mujer ingresa en el seno de la Doctrina, puede inspirarse y reanimarse definitivamente, saciándose en el Agua Viva ofrecida por Cristo a la Samaritana, con el fin de prestar sus preciosas energías al servicio del Bien para el advenimiento de la Luz en la sociedad terrena…
Según podemos observar en estas últimas décadas de la sociedad terrena, sobre la mujer gentil, cuyo corazón es generoso y amoroso, más discriminatorio; simple, más también ignorante; heroico, más arbitrario; dedicado, más inconsecuente; una cláusula se eleva entre todas: será necesario que la Mujer piense más en el ideal que en las realidades mundanas; más en el Espíritu que la anima y en el cual a de marchar hacia la Luz, a través de labores evolutivas sin limites, que en el sexo; más en Dios de lo que en el hombre; que le tiene arrebatado todas sus más hermosas y edificantes preocupaciones. ¡Que ella sepa que posee valor propio para vencer, sin la necesidad de esclavizarse al sexo. Que comprenda que la Ley de la Creación le confirió capacidades elevadas para los más hermosos hechos del Espíritu y que, por tanto, se libere cuanto antes del ignominioso servilismo que la mantiene esclavizada a los sentidos, estropeando sus preciosas facultades a la vera de bastardas influencias de instintos masculinos, cuando sus aspiraciones antes deberían obedecer a las realizaciones del ideal divino.
La mujer debe meditar en que, antes de ser Mujer, ya era, entidad espiritual destinada al triunfo de la inmortalidad, y que por eso mismo, persisten en ella, como perpetua de origen , las esencias de un Dios Creador que señaló su individualidad con las más sublimes expresiones de la posibilidad. Detenida en las bastardas aspiraciones que en el mundo se han generado al contacto con las pasiones inferiores, ella debe procurar volver su mirada y reflexionando cree en si aspiraciones superiores, pues son las únicas que le ofrecerán el brillo de las virtudes, sin las cuales no logrará la rehabilitación de que tanto carece su misma reputación entre aquellos hombres y Espíritus de las camadas inferiores de la Moral que la persiguen con odioso ensañamiento, valiéndose de la manifiesta indiferencia de ella por si misma, y que solo el caminar de los siglos la libertará.
La mujer, dotada de gran inteligencia, demuestra un gran sentimiento, y por esto se puede decir que siempre es madre, porque siempre ampara a los desvalidos e intercede por los culpables y su conducta es siempre caridad en acción. La mujer siempre es madre, desde niña es madre de sus muñecas, es un cristal que el hálito del hombre empaña y para mantenerse en el lugar que le corresponde, no puede hacer alarde de ciertas despreocupaciones.
La mujer espirita no es aconsejable que abandone su hogar para propagar la buena Nueva, primero es en su hogar donde debe realizar esa misión, asegurando la armonía de su casa, procurando por todos los medios que reine la paz y la verdadera tolerancia entre los miembros de su familia, después de sembrar en su hogar la semilla del bien es cuando puede en sus ratos libres hacer lo mismo en otras áreas. Es muy triste el apostolado que deja tras de si niños abandonados. Hay que ser útil a la humanidad con el don que se posee, no es muy positivo el que da la salud a unos y para ello causa la muerte a otros. Sobre ruinas no se pueden levantar nada más que escombros. La verdad y la justicia no tienen nada más que un camino; el que destruye su hogar no puede llevar la paz y el consuelo a ninguna parte.
El estudio del espiritismo es Luz para los seres prudentes y reflexivos y sombra para los que no saben pensar y obran ligeramente sin medir la distancia que existe entre el deber y el capricho. Es muy bueno que no ocultemos la luz debajo del celeminee y que cada cual, según sus conocimientos y aptitudes especiales, procure dar a conocer la verdadera Ley de Dios, pero cuidando muy bien de no dañar nunca a un tercero.
No olvidemos que ya no se necesita morir para implantar la verdad; la verdad misma tiene vida propia. El adelanto de las humanidades no desciende de lo alto, asciende desde el fondo de la tierra y sube con peso seguro hasta escalar los cielos.
Si eres mujer y realmente quieres contribuir a hacer un mundo mejor, procura mejorar primero tu propio mundo. Que pases un día muy feliz, que Dios te ilumine para que todo lo que te acontezca sea bueno o malo tenga el sello de tu amor, de tu tolerancia y la resignación ante la adversidad, para que no te sientas influenciada para obrar indebidamente.
Con mucho amor y cariño de Merchita
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EL IDEAL RELIGIOSO
Por encima de las vanas polémicas, las discusiones estériles, hay una cosa que escapa a todas las críticas:
Es esa aspiración del alma humana a un ideal eterno, que la sustenta en sus luchas, la consuela en las pruebas, y en las horas de las grandes resoluciones es su inspiradora; es esa intuición de la que, por tras de la escena en que se desarrollan los dramas de la vida y el grandioso espectáculo de la naturaleza, se oculta un poder, una causa suprema, que les reguló las fases sucesivas y trazó las líneas de su evolución.
¿Dónde, sin embargo, encontrará el hombre la segura ruta que lo conduzca a Dios? ¿Dónde beber la inquebrantable convicción que, de estadio en estadio, lo guiará a través de los tiempos y del espacio, para el supremo fin de las existencias? Y ¿ cual será, en una palabra, la creencia del futuro?
Las formas materiales y transitorias de la religión pasan, mas la vida religiosa, la creencia pura, desembarazada de todas las formas inferiores es, en su esencia, indestructible. El ideal religioso evolucionará, como todas las manifestaciones del pensamiento. El no podría escapar a la ley del progreso que rige a los seres y a las cosas.
La futura fe que ya emerge de entre las sombras, no será, ni católica ni protestante; será la creencia universal de las almas, la que reina en todas las sociedades adelantadas del espacio, y mediante la cual cesará el antagonismo que separa la ciencia actual de la religión, porque, con ella, la ciencia se tornará religiosa, y la religión se ha de tornar científica,
Cristianismo y Espiritismo- de León Denis
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