domingo, 8 de marzo de 2015

La vuelta con los Espíritus


El Espiritismo en el mundo actual

Mercedes Cruz  Reyes
Después de 140 años de Codificación Espirita es importante que los espiritistas estén preparados para comprender y tomar posición frente a las modernas conquistas del mundo.
“Caminando a la par del progreso, el Espiritismo jamás será superado, porque si nuevos descubrimientos le demostrasen que está en un error acerca de un punto cualquiera, él se modificara en ese punto. Si una nueva verdad se revelara, él la aceptará.” 
Génesis, cap., .1 ítems 55. Allan Kardec.
La permuta con los círculos de acción de los Espíritus que viven desligados del envoltorio corporal, obliga a la criatura a pensar con mayor amplitud acerca de la vida. Se le revelan nuevos aspectos de la evolución y más rico material de pensamiento acrecienta sus archivos de elaboración mental y observaciones. A pesar de ello, la Doctrina Renovadora, con sus beneficios, pasa desapercibida o escasamente aprovechada por los que se inclinan a las discusiones estériles, por los que permanecen en éxtasis improductivo o por los que se arrojan a los abismos de ¡asombra, compañeros todavía ineptos para los conocimientos de orden superior, que fueron traídos a la Tierra no para defender el egoísmo o la animalidad, sino para la espiritualización de todos los seres.
La Tierra está pasando por un periodo crítico de crecimiento. Nuestro pequeño mundo, encerrado en concepciones mezquinas  y estrechos límites, madura para el infinito. Sus fronteras se abren en todas direcciones. Estamos a las vísperas de una Nueva Tierra y un Nuevo Cielo, según las expresiones del Apocalipsis. El Espiritismo vino para ayudar a la Tierra  en esa transición.
Procuremos, pues comprender nuestra responsabilidad de espiritas, en todos los sectores de la vida contemporánea. No somos espiritas por acaso, ni porque precisamos  del auxilio de los Espíritus para la solución de nuestros problemas terrenales. Somos espiritas porque asumimos en la vida espiritual graves responsabilidades para esta hora del mundo. Ayudémonos a nosotros mismos, ampliando nuestra comprensión del sentido  y de la Naturaleza del Espiritismo, de su importante misión en la Tierra. Y ayudemos al Espiritismo a cumplirla.
El mundo actual está lleno de problemas y conflictos. El crecimiento de la población, el desenvolvimiento económico, el progreso científico,  el mejoramiento técnico, y la profunda modificación de las  concepciones de la vida  y del hombre, nos colocan  ante una situación de asustadora inestabilidad. Las viejas religiones se sienten abaladas hasta lo más  hondo de sus cimientos. Amenazan con caer, al impacto del avance científico y de la propagación del escepticismo. Los escépticos  de los viejos dogmas,  los hombres se vuelcan para la fiebre de los instintos, en una inútil  tentativa de regresar a la irresponsabilidad animal.
El espirita no escapa a esa explosión del instinto. Más el Espiritismo no es una vieja religión  ni una concepción superada. Es una doctrina nueva, que apareció precisamente para sustentar el futuro. Sus bases no son dogmaticas, más si científicas, experimentales. Su estructura no es teológica, más si filosófica, apoyada en la lógica más rigurosa. Su finalidad religiosa  no se define por las promesas y las  amenazas de la Teológica, más si por la conciencia de la libertad humana y de la responsabilidad  espiritual de cada individuo, sujeta al control natural de la ley de causa y efecto. El espirita no tiene   el derecho de temer y acelerarse, ni de huir de sus deberes y entregarse a los instintos. Su deber es uno solo: luchar por la implantación del Reino de Dios en la Tierra.
Allan Kardec definió el Espiritismo  como la ciencia que trata la naturaleza, origen y destino de los espíritus y de sus relaciones con el mundo corporal.

Es a la vez una ciencia de observación y una doctrina filosófica. Como ciencia práctica, consiste en las relaciones que pueden establecerse con los espíritus, como doctrina filosófica, comprende todas las consecuencias morales que se desprenden de semejante relación".

Es así que gracias al encuentro de un conocimiento con un hombre honesto, positivo, conocedor del método científico de la investigación, con una sólida trayectoria en la docencia y un conocido prestigio como pedagogo, que el Espiritismo pasa de la fenomenología de entretenimiento al de una Doctrina Filosófica, moral, con un contenido científico y de bases universales.

Su estudio y conocimiento demanda tiempo, análisis, reflexión, porque no sólo es un conocimiento que se incorpora a nuestro intelecto, sino fundamentalmente a nuestro sentir, que promueve cambios en nuestra personalidad, dando lugar a toda una filosofía y estilo de vida a partir de la profundización y el análisis de la problemática del hombre y la sociedad, el móvil del progreso, los mecanismos de las Leyes Divinas y el objetivo trascendente de la existencia.

Se extiende entonces el Espiritismo Kardeciano como un conocimiento abierto, racional, que se nutre de las ramas del saber, evolucionista en su concepción del espíritu humano y de las leyes físicas y morales que rigen el progreso universal. Es una filosofía espiritualista que como tal toca temas ligados a los sentimientos más íntimos del ser.
El espiritismo es el puente que une la ciencia a la religión y recíprocamente, facilitando el ininterrumpido crecimiento del conocimiento lógico sin la perdida de los valores ético morales consecuentes de ello.
La creencia religiosa es la única que pude conceder al hombre seguridad emocional para comprender la Causalidad absoluta  de donde todo procede.  El Espiritismo a lo largo del tiempo ha ido avanzando, sin detenerse o alterarse ante la marcha del progreso.
La tenacidad de todos aquellos  que se  empeñan en la conquista del Infinito, está fundamentada en la moral de las enseñanzas de Cristo, y el Espiritismo  propicia el encuentro de la criatura con su Creador y elucida los enigmas del ser, de su evolución y de su progreso, de su pasado y de su futuro, señalando los rumbos superiores a ser alcanzados.
El hombre al adoptar en los últimos tiempos  las pautas de la Doctrina Espirita ha logrado hacer desaparecer los enigmas de la fe dogmatica y ha hecho surgir aquella  que tiene por fundamento los hechos capaces  de ser encontrados en todas las épocas y pueblos  de la humanidad.
Al hacerse el hombre más digno,, y comprender  mejor la justicia de Dios que lo orienta y conduce a la elevación moral, procurando la auto transformación para mejor auto iluminarse, se identifica cada vez más con la Fuente Generadora de la Vida.
La Ciencia  en los tiempos actuales  ha conseguido hacer nuevos descubrimientos, cosa que ha cimentado aun más los pilares  del Espiritismo, ya que en realidad nada se descubre que no existiese ya antes, aunque si permanecía ignorado, siendo, por tanto, una realidad constitutiva de las Leyes de Dios, que acepta como necesario  al perfeccionamiento del ser humano.
En 1857 fueron lanzadas las bases del Espiritismo, con la primera edición de El Libro de los Espíritus”. Desde entonces, hasta nuestros días, los reinos mineral, vegetal, animal y hominal, ha develado innumerables secretos. Con la Doctrina  Espírita llegamos al límite  del reino de los cielos, anunciado por Jesús. Elocuentemente en los tiempos actuales hablamos de ese reino a  ser conquistado. Cada día, la Ciencia humana  se lanza sobre las leyes  de la materia  descubriendo, deslumbrada, la Ley  con su poder organizador, con su presencia  en cada punto del Universo, y también, esa misma Ley, en el  progreso de las relaciones entre las personas y sus grupos. De la ciencia cuantitativa, saltamos hacia el Psicoanálisis, hacia la Sociología,  en cuanto que la Educación ilumina a las Ciencias del comportamiento y la Holística nos invita a mirar el Gran Todo. Estamos en el tiempo en que las cosas del hombre, las empresas del hombre, cambian de conceptos.
Criterios cualitativos nos conducen  hacia nuevos patrones de conducta, hacia una nueva  ética en las relaciones. Mientras que la Física  es cada vez más Metafísica, arrastrando consigo  a la Química y a la Biología, la existencia de Dios, la mediúmnidad, la reencarnación, dejan de ser exclusividad de las pendencias religiosas, u objeto de interminables discusiones filosóficas. El espíritu es cada vez más claro y reconocido en sus manifestaciones y atributos  en los laboratorios de  investigación, siendo cada día más, del dominio público, incorporado al conocimiento humano como lo ha sido la ley de gravedad o el teorema de Pitágoras.
En el transcurso de apenas algunos años, todo el paisaje del campo espirita cristiano se nos alteró, fundamentalmente.
Se alargaron las áreas de servicios en todas las direcciones: aumentaron las filas de compañeros  sedientos de paz y luz que requieren cooperación y socorro: Se aumentaron de manera sorprendente  los monumentos destinados a la caridad, se nos definen en las instituciones socorristas: se nos ampliaron  los instrumentos de servicio y con ellos, se agigantaron las posibilidades para el encajamiento de nuevos trabajadores: se dilatan  los recursos de acción en todos los sentidos, convocándonos al esfuerzo máximo, a fin de que no haya desequilibrio entre las dadivas de lo Alto y la justa aplicación de ellas mismas, en beneficio de la construcción doctrinaria: se nos renovaron  en el mundo los estímulos de confianza , ante la Nueva Revelación que nos muestra a Jesús en su simplicidad y grandeza: se nos elevaron los recursos de colaboración procedentes de todos los sectores de la humana experiencia, prontos a respondernos a cualquier apelo en el concurso fraternal, con los brazos generosos y abiertos: se nos multiplicaron los canales de comunicación, dándonos acceso a realizaciones más completas en lo tocante a la divulgación de nuestros principios: se nos ampliaron los horizontes y las esperanzas con la expectativa de la Tierra sedienta ante la verdad y la paz: se no abrieron más las dilatadas fajas de colaboración, en las obras culturales y asistenciales, frente a la humanidad.
En síntesis, todos los talentos de la Bondad del Señor se nos acumulan ahora en las manos, en torrentes de oportunidades y trabajo, recursos diversos y potencialidades virtuales...
La unidad religiosa avanza gradualmente hacia el culto de la asistencia social y la oración, por encima de los templos de piedra.
El Emisario Sublime  afirmo: “Nuestros antepasados reverenciaban a Dios en lo alto de los montes, y ahora decís que Jerusalén es el lugar adecuado para eso, pero han llegado los tiempos en que los verdaderos religiosos adoran a Dios en Espíritu, porque Dios nuestro Padre procura a los que así lo procuran.
La navegación  rápida y la aviación, el teléfono y la radio, el cine y la televisión, a pesar de las regiones  de sombra espiritual que actualmente enturbian sus servicios, indican a los pueblos un solo camino- la fraternidad.
Una de las cuestiones más difíciles y delicadas que se han presentado en el Espiritismo desde sus propios inicios se relaciona con sus posibilidades para mantenerse actualizado frente a los avances que se producen continuamente en todas las áreas del conocimiento, y, al mismo tiempo, preservar los principios básicos que garantizan su identidad doctrinaria y constituyen la razón misma de su existencia.
Hoy en día la gente no conoce realmente el Espiritismo. Si preguntamos a cualquier transeúnte nos dirá que es “Eso de la Oui-ja” “Lo de llamar a los Muertos” o respuestas similares. Realmente esto es sólo una mínima parte de la realidad, el Espiritismo es el puente entre los dos planos, es el consuelo que nos hace saber que las personas a las que más queremos no van a la “Nada” sino que continúan creciendo, evolucionando, que pueden estar a nuestro lado ayudándonos y protegiéndonos e incluso vendrán a buscarnos en el momento de volver a nuestra verdadera casa que es el Plano Espiritual. Pero como bien he dicho esto es sólo una mínima parte de esta doctrina, lo más importante es que nos enseña a conocernos, a no juzgar, a ser buenas personas, a entender la vida, nos enseña a auto-reformarnos para tener una vida más feliz, este sí es el verdadero propósito.
El Espiritismo pese a todo lo que hemos contado ha seguido su siembra, pero sólo podrá recoger el fruto por el esfuerzo del hombre y os preguntaréis ¿Qué esfuerzo es ese? ¿Si tan bueno es, por qué los espíritus no se aparecen y hacen girar las mesas como a finales del siglo XIX? Pues como nos dicen los propios espíritus en sus comunicaciones, ellos hacen su parte del trabajo que es hacernos llegar toda la información necesaria sobre los dos planos y todas las pautas para nuestra mejora, pero el mérito ha de ser nuestro a través del esfuerzo, del más importante, el que cambiará el mundo, el que menos trabajo físico requiere y que sin embargo es el más duro de hacer “La reforma interior” “Nuestra elevación Moral”. Eso es lo que persigue, la reforma íntima de cada persona, como ya dijimos anteriormente. A lo largo de los años lo ha ido consiguiendo a través de los espíritas y de sus esfuerzos. En muchos lugares del mundo los Centros Espíritas tienen obras sociales para dar de comer y/o educar a gente pobre o necesitada en los países donde es necesario, pero no sólo ofrece “Pan para el Cuerpo” sino que da el “Pan del Espíritu”, ese que tanta falta le hace hoy a la sociedad en la que vivimos. Hoy en día nos preocupamos mucho de tener un buen chalet, un buen coche, conseguir una carrera o un buen puesto de trabajo, pero… ¿y de ser buenas personas? ¿Nos acordamos de perdonar? ¿Qué importancia tiene trabajarse el orgullo o ser humildes? Todo esto lo enseña el Espiritismo a puertas abiertas.
En la actualidad en nuestro país existen Centros Espíritas, algunos de los cuales forman la organización sin ánimo de lucro llamada Federación Espírita Española que fundó nuestro querido Rafael González Molina. Esta organización se ocupa de promover el estudio de las obras básicas del Espiritismo, organiza seminarios, Congresos Nacionales anuales, imparte clases por Internet a través de Chat e intenta ayudar a todo aquel que lo solicita. También existe una organización internacional llamada C.E.I. (Consejo Espírita Internacional) que se ocupa de la unión de las distintas federaciones a nivel mundial y grandes oradores y médiums como Divaldo P. Franco, Raúl Teixeira, Juan Antonio Durante, Carlos Campety etc.  
Aunque este año el Espiritismo cumplió 150 años no es agua pasada, es Actualidad, está ahí al alcance de todos, sus libros, sus enseñanzas, los amigos espíritas, las federaciones, sus páginas web y ¿sabéis cual es su objetivo? Hacer el bien por el bien mismo. Ningún espírita os pedirá nada a cambio, ni si quiera que creáis en lo que dicen, porque para creer o hablar de algo lo mejor es conocerlo uno mismo en profundidad, para después poder juzgar y valorar si aquello que se dice o se lee es aceptado por la razón. Allan Kardec tenía un lema “Más vale rechazar nueve verdades que aceptar una sola mentira”
Kardec procuro mantener actualizado el espiritismo aliándose al progreso y no dándole la espalda. Y eso es lo mismo que ya consideraron necesario pensadores de la estirpe de Léon Denis, Gabriel Delanne, Gustavo Geley, Ernesto Bozzano, Amalia Domingo Soler, Quintín López Gómez, Antonio Freire, Oliver Lodge, Cosme Mariño, Manuel Porteiro, Humberto Mariotti, Angelo Torteroli, Carlos Imbassahy, Herculano Pires, Deolindo Amorim, Soto Paz Basulto, Rosendo Matienzo Cintrón, Luis Zea Uribe, Ernesto Moog, Pedro Alvarez y Gasca, David Grossvater, Manuel Matos Romero, para mencionar solamente algunos de sus más insignes representantes en diversas épocas y naciones.
Actualizar el Espiritismo no implica, en forma alguna, la eliminación o la sustitución de  ninguno de sus postulados centrales. Pero significa, eso sí, revisar la manera como son entendidos e interpretados, y adecuarlos a las nuevas conquistas del Conocimiento científico. Encontramos numerosos temas y conceptos que apenas fueron insinuados en las obras kardecianas, y que requieren ser completados y desarrollados. La ciencia y sus aplicaciones tecnológicas han abierto rumbos que antes no existían y que el Espiritismo debe también incorporar. Y el lenguaje con que se comunican las ideas, con todas sus implicaciones semánticas y semiológicas, debe ser revisado, modificado y perfeccionado. Eso, que es tan obvio y elemental, y que provoca tanto escozor a los espíritas de  mentalidad conservadora y dogmática, ya lo hizo Kardec en su momento. En abril de 1857  publicó El Libro de los Espíritus conteniendo 501 preguntas y respuestas, y en 1860, dio a  conocer la que sería la segunda y definitiva edición con 1018 cuestiones. ¡Había revisado  diversas opiniones y más que duplicado el número de asuntos abordados! En 1858 publicó  Instrucción práctica sobre las manifestaciones espíritas, y después tomó la decisión de no  editar más esa obra y refundirla en El Libro de los Médiums. Tanto en sus libros como en la Revue Spirite, Kardec reconoce, con la honestidad que le caracterizaba, que en numerosas  oportunidades se vio obligado a variar su opinión sobre ciertos temas e interpretaciones, e  invita a los espíritas a actuar siempre de ese modo para evitar que la doctrina quede  marginada del progreso en general. 
Para nosotros está muy claro que se debe resguardar la integridad de la doctrina y la  fidelidad a las directrices que fueron trazadas por la espiritualidad superior, y que se debe  permanecer alerta ante las “innovaciones” de extrañas procedencias que han tratado de  infiltrarla, presentándose a sí mismas como “revelaciones superiores”, y que en verdad, nada aportan de interesante o constructivo, y por el contrario, introducen ideas absurdas y extravagantes que desacreditan a quienes las admiten.
La actualización del Espiritismo es un planteamiento y una actitud que se sintonizan  plenamente con la letra y con el espíritu de las enseñanzas de su ilustre Codificador. No otra  cosa haría él en estos momentos y no otra cosa nos está reclamando que hagamos. Esta  convicción nos mueve a expresar con firmeza y serenidad que la vigencia de Kardec no está  en discusión, que su pensamiento es muy actual, y que el sentido dinámico y progresista de  su obra es la mayor garantía de que siempre estará en sintonía con el progreso. En los tiempos modernos el Espiritismo es, sin duda, el revivir del Cristianismo en sus fundamentos más simples.
Al descorrer la cortina pesada colocada entre los dos mundos,  en los dominios vibratorios en los que se manifiesta la vida, desde la primera hora de su estructuración doctrinaria  ha merecido  el interés de la ciencia investigadora,  que procura esclavizarlo al gabinete o al laboratorio, como si fuera  un mero descubrimiento de energías ocultas de la naturaleza, como es el de la electricidad, a la que el hombre somete al propio arbitrio para ampliar sus aplicaciones en el campo del confort.
Interesada en el fenómeno, la especulación analiza sus componentes  creyendo encontrar, en el intercambio entre las dos esferas, nada más que respuestas a antiguos problemas  de filosofía, sin consecuencia alguna de orden moral para la experiencia humana.
 Sin embargo se equivocan quienes se rigen por esas normas dado que El Espiritismo al afirmar la supervivencia más allá de la muerte, contiene en sí mismo un vasto panorama  de conclusiones en el campo de la ética religiosa, impulsando al hombre a más amplias reflexiones en el campo de la justicia.
No consideramos  aquí a la dogmatica, la apologética, ni ninguna otra rama de escuelas de fe  en sus aspectos sectarios.
No nos referimos a las religiones, sino a la Religión, enfocada propiamente  como sistema de crecimiento del alma, para que llegue a la celeste comunión con el Espíritu Divino.
Al desplegar el paño de responsabilidades que la vida nos confiere, el nuevo movimiento de revelación lleva implícito un bendito y compulsivo desenvolvimiento mental.
La permuta con los círculos de acción de los espíritus que viven desligados del envoltorio carnal, obliga a la criatura a pensar  con mayor amplitud acerca de la vida.
Se le revelan nuevos aspectos de la evolución y más rico material de pensamiento acrecienta sus archivos de elaboración mental  y observaciones.
A pesar de ello, como cada recipiente guarda  el contenido de esa o aquella sustancia según la forma y la situación que le son propias, la Doctrina Renovadora, con sus beneficios, pasa desapercibida o escasamente aprovechada por los que se inclinan  a las discusiones estériles, por los que permanecen  en éxtasis improductivo o por los que se arrojan  a los abismos  de la sombra,  compañeros todavía ineptos que fueron  traídos a la Tierra no para defender el egoísmo o la animalidad, sino para la espiritualización de todos los seres.
El Espiritismo visto como fenómeno somos constantemente enfrentados  por aluviones de fuerzas inteligentes, más no siempre sublimadas, que nos asedian y nos reclaman.
Aprendemos que la muerte es una cuestión de secuencia en los servicios de la naturaleza.
Reconocemos que la vida hierve alrededor de nuestros pasos, en los más variados grados de evolución.
De allí la necesidad imperiosa de la disciplina.
Urge establecer recursos para un orden adecuado de las manifestaciones correspondientes al nuevo orden de principios, que están instalándose victorioso en las mentes.
Y para cumplir esa importante misión, el Evangelio está llamado a orientar a los aprendices de la ciencia del espíritu para que, por liviandad o imprudencia, no se precipiten a los inconmensurables despeñaderos de la amargura o la desilusión.
Por eso Jesús recomendó: “Amaos  los unos a los otros como Yo os ame.”
Es por eso que la Doctrina Espirita orientándonos  hacia el Evangelio en su primitiva simplicidad, nos hace comprender, ante la inmensa evolución científica del hombre terrestre, que Cristo es el Sol Moral del mundo, que brilla hoy tanto como brillaba ayer y que mañana brillará con más intensidad.
La actualización del Espiritismo es una necesidad inaplazable y un desafío a la inteligencia, a  la cultura y a la sensibilidad de los espíritas. Marchamos hacia ese proceso enarbolando la  bandera de Kardec y sintiendo en nuestras almas la inspiración de ese mundo espiritual  superior que orienta, anima e impulsa todo esfuerzo que contribuya a la  superación de la  humanidad.
. La lucha del espirita es incesante. Sus frentes de batallas comienzan  en su propio interior y van hasta extremados limites del mundo exterior. Más el espirita no está solo, pues cuenta con el auxilio constante de los Espíritus del Señor que presiden  la propagación  y el desenvolvimiento del Espiritismo en la Tierra.
La mayoría de los espiritas llegaron al Espiritismo a causa del dolor, por el sufrimiento físico o moral, por la angustia de problemas y situaciones insolubles. Más, una vez integrados en la Doctrina, no pueden y no deben continuar  con las preocupaciones personales que motivaron su transformación conceptual. El Espiritismo les abrió  la mente   para una comprensión enteramente nueva  de la realidad. Es necesario que todos los espiritas procuren alimentar cada vez más esa nueva comprensión de la vida y del mundo, a través del estudio y de la meditación. Es necesario también que aprendan a usar la poderosa arma de la oración, tan desmoralizada por el automatismo habitual que las religiones formalistas la relegaron.
La oración es  el arma más poderosa de la que el espirita dispone, como enseño Kardec, como proclamó León Denis y como acentuó Miguel Vives. La oración verdadera, brotada del interior, como la fuente límpida brota de las entrañas de la tierra, es de un poder  incalculable para el hombre. El espirita debe servirse constantemente de la oración.  Ella le calmará el corazón inquieto y aclarara los caminos del mundo. La propia ciencia materialista está hoy probando el poder  del pensamiento  y su capacidad de transmisión al infinito. El pensamiento empleado en la oración  lleva a la carga  emotiva de los más puros y profundos sentimientos. El espirita   ya no puede  dudar del poder de la oración, predicado por el Espiritismo. Cuando algunos “maestros” ocultistas o espiritas distraídos llamaron  a la oración de muleta, el espirita convicto debe recordar que Cristo también la usaba y también la enseñó. Bendita muleta es esa, que el propio Maestro de los Maestros manejo al margen del camino, en su luminoso pasaje por la Tierra!
El espirita sabe que la muerte no existe, que el dolor no es una venganza  de los dioses  o un castigo de Dios, más si una fuerza de equilibrio y una ley de educación, como explico León Denis. Sabe que la vida terrena es apenas un periodo de pruebas y expiaciones, en e las que el  espíritu inmortal se mejora, con vistas a la verdadera vida, que es la espiritual. Los problemas angustiantes del mundo actual no pueden perturbarlo. El está amparado, no en una fortaleza perecible, más si en la seguridad dinámica de la comprensión,  del apercibimiento constante de la realidad viva que lo rodea  y de la que el mismo es parte integrante. Los cambios incesantes de las cosas, que nos revelan  la inestabilidad del mundo,  ya no pueden asustar al espirita, que conoce la ley de evolución. ¿Cómo puede el inquietarse o angustiarse, ante el mundo actual?
El Espiritismo le enseña y demuestra que este mundo en que ahora nos encontramos, lejos de amenazarnos con la muerte y la destrucción, nos anima con la resurrección y nueva vida. El espirita ha de enfrentar  el mundo actual con la confianza que el Espiritismo le da, esa confianza racional en Dios y en sus admirables leyes, que rigen las constelaciones atómicas en el seno de la materia y en las constelaciones astrales  en el seno del infinito. El espirita no teme, porque conoce  el proceso de la vida, en sus múltiples aspectos, y, sabe que el mal es un fenómeno relativo, que caracteriza los mundos superiores, que  lo esperan en la distancia y que los propios materialistas hoy procuran alcanzar con sus cohetes y naves espaciales. No son, por tanto, mundos utópicos, ilusorios, más si realidades concretas del Universo visible.
Confiando en Dios, inteligencia suprema  del Universo y causa primera de todas las cosas, -poder supremo e indefinible, al que las religiones dogmaticas dieron la apariencia errónea de la propia criatura humana,- el espirita no tiene que temer, desde que procure seguir los principios sublimes de su Doctrina. Dios es amor, escribió el apóstol Juan. Dios es la fuente del Bien y de la Belleza, como afirmaba Platón.  Dios es aquella necesidad lógica a la que se refería Descartes, que no podemos  quitar del Universo sin que el Universo se deshaga. El espirita  sabe que no tiene apenas creencias, pues posee conocimientos. Y quien conoce no teme, pues solo lo desconocido  nos da miedo.
El mundo actuales el campo de batalla del espirita. Más también su oficina, aquella oficina en la que el forja un mundo nuevo. Día a día el debe golpear el yunque del futuro. A cada día que pasa, un poco de trabajo se realiza. El espirita es el constructor de su propio futuro en el mundo. Si el espirita rechaza, si teme, si vacila, puede comprometer  su gran obra. Nada le debe perturbar el trabajo, en la turbulenta más si promisora oficina del mundo actual.

En resumen:
El espirita es el consciente constructor de una nueva forma de vida humana en la Tierra y de la vida espiritual en el Espacio; su responsabilidad es proporcional a su conocimiento de la realidad, que la Nueva Revelación le dio; su deber  es el de enfrentar las dificultades  actuales, y transformarlas en nuevas oportunidades de progreso,  no puede ser  olvidado un momento siquiera; espiritas, cumplamos con nuestro deber!
Trabajo realizado por Mercedes Cruz Reyes, miembro fundador del Centro Espirita “Amor Fraterno” de Alcázar de San Juan Ciudad Real (España)

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LA VEJEZ

El envejecimiento, es un término general que, según el contexto en que aparezca, puede referirse a un fenómeno fisiológico, de comportamiento, social o cronológico. Los jóvenes e incluso los ancianos tienden a pensar que la vejez está relacionada con la tristeza y la decadencia, pero en la realidad no sucede así.
El envejecimiento constituye una característica fácilmente identificable en un grupo humano. En cierto sentido refleja su grado de desarrollo social.  Por consiguiente, su estudio será una herramienta que puede aportar interesantes y valiosos resultados para mejorar el trabajo y brindar un mejor apoyo a los ancianos.
El psicólogo Peter Ubel, ha llevado a cabo diversos estudios sobre este tema, descubriendo que la gente es a menudo sorprendentemente feliz, incluso en condiciones muy desfavorables, lo que sugiere una adaptabilidad a los problemas médicos o de otra índole.
La gente suele creer que la felicidad depende de nuestras circunstancias, y que si algo bueno ocurre, esto la garantizará a largo plazo, mientras que si sucede algo malo, la felicidad terminará. Sin embargo, la felicidad sucede gracias a nuestros recursos emocionales subyacentes, que suelen aumentar según vamos cumpliendo años. Con la edad, aprendemos a manejarnos mejor con las idas y venidas de la vida, por lo que, en la vejez, somos capaces de sentirnos más felices a pesar de que, objetivamente, hayamos entrado en la decadencia física.
Según declaraciones del profesor Ubel en el comunicado de la universidad de Michigan, el secreto para que seamos más felices en la vejez es muy sencillo: los tropiezos en la vida nos hacen más sabios, lo que provoca generalmente una mejoría en nuestras emociones.
Sea cuales fueren nuestras condiciones al nacer, el caso es que las experiencias a lo largo de la vida conllevan la adquisición de conocimiento, y eso nos hace más felices, incluso frente a la adversidad.
 El recuerdo que solemos mantener de la juventud es el de las posibilidades que teníamos aún por descubrir, el de un cuerpo sin deterioros y el de las diversiones. Sin embargo, también hay que recordar cómo aún teníamos que aprender acerca de ciertas emociones básicas, a relacionarnos con los demás, acerca de nosotros mismos, etc. Probablemente, con la edad nos parezca más fácil vivir que al principio de la vida, insiste Ubel.
Un error fundamental es el haber orientado la mirada en el aspecto de deterioro que se da en la vejez. En el anciano también hay facultades que alcanzan el máximo de su esplendor, como la sabiduría, la sencillez, la tolerancia, la capacidad de escucha, el gozo de los placeres simples de la vida, el disfrute de la compañía.
En los estudios que se hacen de la persona anciana, de alguna manera, sigue prevaleciendo este enfoque carencial que destaca en el orden fisiológico; los cambios de apariencia física, la declinación gradual del vigor y la pérdida de la habilidad física para resistir las enfermedades o las condiciones a las que se enfrenta el individuo por el medio, en los aspectos psicológicos; el deterioro en los procesos sensoriales, las destrezas motoras, las percepciones, las inteligencias, la habilidad de resolver problemas, el entendimiento, los procesos de aprendizaje, los impulsos y las emociones, las dificultades en el comportamiento.
En la gerontología actual, no obstante, se ha ido tratando de diferenciar aquellos deterioros que tienen que ver con la edad y los que son frutos de las enfermedades. Sus aportaciones han permitido o favorecido el auto cuidado y la visión del proceso de envejecimiento como un fenómeno natural pero no de deterioro sino de crecimiento y oportunidades para el desarrollo de estrategias personales para su enfrentamiento y con ello lograr evitar las consecuencias del mismo y más bien optimizar dichos recursos y potencialidades para una buena calidad de vida.
Independientemente de los avances en la atención de las personas ancianas, hay un hecho insoslayable: la sociedad de hoy le teme a la vejez, sobre todo por la disminución física y mental. Si se asume que esta disminución trae aparejada una incapacitación para funcionar autónomamente, esta etapa aterroriza porque hace del hombre un ser dependiente socialmente. Estas pérdidas provocan un cambio en el estatus social que deteriora la imagen que se tiene de sí mismo y la propia valía personal. Esta dependencia obliga a quienes les rodean ha atenderlos y crear servicios de apoyo. Casi pareciera que se vuelve una carga para la sociedad.
Un factor que influye en las actitudes hacia el viejo es la situación económica. Parece ser que contar con recursos económicos para la sobrevivencia, en esta sociedad, hacen la llegada a la vejez muy diferente. Pues por una parte la actitud de la sociedad y de la familia es distinta, se tienen más consideraciones hacia los viejos que cuentan con propiedades u otros recursos, pues el interés por los bienes se hace manifiesta a través de la aspiración a la herencia. Además no son una carga y ellos pueden pagar sus gastos, así como su cuidado.
En el caso de los viejos pobres que llegan a esta edad sin contar con un patrimonio, ni una situación económica estable, pero sobre todo que durante su vida por atender las necesidades de la familia y en particular de los hijos, no pudieron adquirir una vivienda y tienen que vivir en casas de sus hijos o demás familiares,  lo que tiende a deprimirlos y generarles la desesperanza, que también los hace más vulnerables. Y por otro lado representan una carga para la familia que en ocasiones por cuidarlos tiene que abandonar sus trabajos y eso merma la economía familiar, lo que deteriora más aún la calidad de vida, y cuando no se abandona el trabajo se deja a los viejos solos, y dicho abandono también tiende a deprimirlos y a desear morir.
La vejez constituye hoy en día uno de los problemas sociales que reclaman la mayor atención por parte de los gobiernos e instituciones de la sociedad. Se enfrentan por los países en el mundo las necesidades acuciantes de una población envejecida, sumida una buena parte de ella en condiciones de absoluta pobreza y abandono.
La atención al anciano será siempre desde una escucha abierta, positiva y sin juicios de valor ni prejuicios. Esta atención lleva implícita la dedicación de un cierto tiempo para escuchar cómo está esa persona mayor, cómo vive, qué quiere, qué le gusta, cómo percibe sus recuerdos y experiencias. Esta actitud es muy diferente a la de “oír las batallitas del abuelo”. La escucha de la que hablamos es humana y está teñida de aprecio, consideración, cercanía y acompañamiento.
Equivocados están los que piensan  que la persona de edad avanzada aparece como una pieza inservible, en el movimiento de la vida.
Muchos son los hombres y mujeres que tan pronto pasan de los cincuenta o sesenta, se ponen en situación psíquica  de quienes ya se encuentran  marchando para el fin, para la estática.
Es verdad que no tienen las mismas capacidades físicas, las mismos reflejos, las mismas disposiciones, que son características que se encuentran en la fase de la juventud. Sin embargo no hay razón para el desanimo ni para la compulsiva jubilación, mientras Dios nos mantiene en el campo de las lides corporales.
Si los años hacen sobre usted, compañero o compañera, no se marchite. Después de las agonías  e inseguridades, ansiedades e inconsciencias que quizás hayamos sufrido durante la juventud, nos debemos valer de las experiencias y ampliación de vistas del tiempo concedido para ponernos a servir más en el taller del Creador, que es el mundo.
 Hay que hacer todo lo que sea posible para no alejarnos de las líneas de la utilidad, de la laboriosidad.
Dialogue, sin hacerse excesivamente hablador, causando indisposición en los que lo escuchen, pero hable para y por el bien.
Desarrolle un arte cualquiera, ya sea la música, la interpretación instrumental, cualquier forma de mantenerse ocupado en laboriosos menesteres le será de gran ayuda. La costura, el jardín, la cerámica, y muchas otras cosas, pueden ayudarle a olvidarse un poco de sí mismo e ilusionarse en nuevos emprendimientos.
La participación en actividades sociales, culturales, deportivas y de voluntariado social contribuye a mantener el bienestar subjetivo entre los mayores; siendo imprescindible ofrecerles la posibilidad de tomar parte activa allí donde se identifican sus necesidades y se adoptan decisiones que les conciernen.
 Las personas mayores, dependientes o no, son antes que nada ciudadanos, con derechos, obligaciones, capacidad de decisión y derecho a ser los protagonistas de su propia vejez. De ahí que, a la hora de planificar y programar, tanto la Administración como las entidades de la sociedad civil que se encuentran implicadas en su acompañamiento y atención, deben hacer un esfuerzo por escuchar y atender aquello que los propios mayores expresan entre sus deseos, necesidades y preferencias. Los programas de educación con personas mayores deben partir de aquello que los mayores ya conocen y les interesa. Aprender ayuda a las personas mayores a completar su proyecto vital, reforzando el compromiso con la vida que previamente se tuviera.
 La actividad cognitiva, los programas de ejercicio físico saludable; unos buenos hábitos de salud y nutrición, una adecuada red de relaciones sociales satisfactorias, la correspondiente autoestima y cierto nivel de compromiso social son buenos elementos del envejecimiento saludable que todos deseamos.
Muchas veces, no se dispone de la necesaria paciencia para aprender hacer, aun así, aprenda y practique; no se deje llevar por las limitaciones innecesarias.
Donde este coopere, con cualquier servicio, no se deje dominar por el pensamiento negativo de “soy un viejo inservible”, no se admita jamás cansado, estancado, o acabado, por no tener las mismas predisposiciones que en su mocedad.
Mientras estemos hospedados en el cuerpo material sepa que deben existir motivos que  se nos escapan, pero que están en los planes del señor. Por lo tanto no tenemos que dejarnos marchitar, ni descorazonar en la fe. Persistamos sirviendo y produciendo en los esfuerzos de la vida, al alcance de nuestras condiciones generales.
Realice ejercicios mentales de comprensión y racionalice los percances y limites de la edad, evitando rebeldías, represiones, amarguras y lamentaciones en función de la edad avanzada. Sea jovial en las actitudes, transformando su estación provecta en terreno de cariño y de ternura para cuantos se aproximen a su vejez, equilibrada y feliz.
No reprenda a los jóvenes llamándolos “cabeza hueca, inútiles” afirmando, que “en sus tiempo no era así” en todas las épocas, en el seno de cualquier pueblo, siempre han existidos aturdidos y exóticos, llamando la atención de todos. No maldiga la existencia, pues si a su alrededor existen problemas de difícil solución, en función de la edad  con su sequito de trastornos,  recuerde que un día no muy distante, usted, salto, corrió, amó, se equivocó, y acertó, con la misma movilidad y, posiblemente con la misma argumentación usada por los jóvenes de hoy en día.
Procure tener buen ánimo y siga adelante, conduciendo las bendiciones de su vejez. Solo la muerte del cuerpo nos deberá impedir de actuar sobre él, en las labores de Dios mientras ella no llega, debemos continuar trabajando.
Seguramente, usted cuenta con la dicha de ser abuelo, una experiencia afectiva que  propician elevadas alegrías al corazón. Ser abuelo o abuela es hacerse padre o madre dos veces, lo que configura una indiscutible verdad.
Ser agraciado con la honra de ver a los hijos de sus hijos, de poder acompañar su desarrollo, de cooperar en el proceso de su felicidad provoca sentimientos  legítimos y ennoblecidos que a nadie se le ocurrirá oponer  o condenar.
También en esta misión de ser abuelo, tenemos que considerar algunos puntos importantísimos, al principio los abuelos deben ejercitar la virtud del respeto a sus hijos, en lo que se refiere a la orientación que deseen ellos ofrecer a sus nietos.
Es comprensible que los abuelos  tienen mayores experiencias de la vida que sus hijos; sin embargo, deben permitir  que esas buenas experiencias  coronen las frentes de sus hijos, a fin de que estos no se hagan continuados tontos con relación a los propios compromisos, porque sus padres toman su papel.
En la actuación de abuelo o abuela será imprescindible que no tome sus hombros el deber de criar, de educar a sus nietos cuando todo esté en la faja de la normalidad, solo se justifica esta conducta en los casos de orfandad o de desastres morales, pues  como abuelo o abuela usted tiene  propios deberes delante de su existencia, lo que no deberá menospreciar, teniendo en consideración que marcha para el cierre de su vida terrena, teniendo mucho que realizar no solo paenas por sus nietos, sino por todos los que necesiten de usted.
Aprenda, en el ejercicio del respeto a sus hijos, a no conducir a sus nietos por la ruta  de sus concepciones, sin que los padres concuerden con ellas.
Si desea tomar una posición ante sus nietos sobre cuestiones graves o definitivas, dialogue con sus hijos, primeramente, haciéndolos aceptar sus puntos de vista.
Nunca se olvide que en la posición de abuelo o de abuela, usted será forzosamente suegro o suegra, y es muy desagradable, incluso irrespetuosa, su intromisión no solicitada.
Observando de esta manera si es aceptada o no su idea, o está ocasionando alteraciones funcionales  entre sus hijos y sus cónyuges, silencie con naturalidad cohibiendo en si mismo la manía de tener que opinar sobre todo o determinar todo.
Sus yernos, o sus nueras no están obligados a aceptar sus posiciones. Tendrán el derecho de discordar, cabiendo  a usted el esfuerzo  por emplear sobriedad y autocritica, que le permitirán mantener un clima de paz con sus afines.
Procure no abarrotar a sus nietos  con regalos caros. Pregunten antes a los padres de lo que necesitan o lo que a los pequeños les gustaría que se les regalara, si ya lo señalaron.
 Procure no sofocar a sus nietos con el conjunto de hábitos que han caracterizado su época. Evite conflictuarlos cuando ellos están recibiendo la palabra  de los propios padres.
Cuando tenga oportunidad, hable del bien y del amor,  de las buenas costumbres y de la noble vivencia; sin embargo, no imponga nada, no exija nada, entendiendo que la responsabilidad directa con ellos no les pertenece.
Intente no generar en los corazones de sus nietos inseguridad. En el caso  de que sus nietos no reciban ejemplo en el propio hogar o para forzar la directriz que ya los alumbra en el ámbito domestico, asístalos con cariño, con su vivencia alegre, honesta y útil, para que sirva de ejemplo a los retoños  de sus hijos.
Amelos sin apego, con su madurez; ayúdeles sin hacer sus deberes; agrádeles sin envanecerles; hábleles de Jesús sin sentimientos ridículos, para que su participación en sus vidas pueda asemejarse a un rastro brillante, una luz espiritual, apuntándoles caminos de honorabilidad y   de paz, discreta e inteligente.
No justifique que los padres de hoy no saben educar, puesto que el Creador, teniendo visión plena de todo, les consintió la paternidad y la maternidad, en el derrotero terrestre.
Jamás se indisponga con sus hijos y afines por sus nietos, puesto que estos están junto  a aquellos obedeciendo a las irreprochables Leyes de la Vida y del Destino.
Sea un abuelo o abuela equilibrada, dando espacio para que sus hijos actúen en el campo que Dios les dio para burilarse y crecer.
Ayude, apenas, cuando sea solicitado a hacerlo.
Confié en el Señor que es el Gran Padre de sus hijos  de sus nietos y de usted mismo.
Qué difícil es envejecer con alegría y naturalidad! ¡Qué duro es reconocer que se ha entrado en el atardecer de la vida y captar, al mismo tiempo, que aún queda mucho por hacer! Y al mismo tiempo, que eso que queda por hacer es algo muy distinto, ¡aunque no menos importante que lo hecho hasta ahora!
Hay tres cosas y que producen pena: un “viejo” de cuarenta años, un viejo que se cree “joven” y un viejo que se cree “muerto”. Y una que produce alegría, un “joven” de ochenta años, es decir un viejo que asume la segunda parte de su vida con tanto coraje e ilusión como la primera.
Pero para ser uno de esos, hay que aceptar, que el Sol del atardecer es tan importante como el del amanecer y el del mediodía, aunque su calor sea muy distinto.
El Sol no se avergüenza de ponerse, no siente nostalgia de su brillo matutino, no piensa que las horas del día le estén “echando” del cielo, no cree que es menos luminoso ni hermoso porque el ocaso se aproxima. Tampoco su resol sobre los edificios es menos importante o necesario que el que, hace algunas horas, hacía germinar las semillas en los campos o crecer las frutas en los árboles. Cada hora tiene su gozo y el Sol cumple, hora a hora, con su misión.
Es verdad que la Naturaleza es más piadosa con las cosas, que los hombres con ellos mismos.
 Nadie desprecia al Sol de la tarde, ni le empuja a jubilarse, ni le niega el derecho a seguir dando su luz, débil, pero luz verdadera, necesaria, a veces la más hermosa. ¡Qué bien sabe el enfermo lo dulce de este último rayo de sol que se cuela, por la última esquina de la ventana!
¡Si todos los ancianos entendieran que su sonrisa puede ser tan hermosa y fecunda, como ese último rayo de sol antes de ponerse! ¡Si comprendieran que el Sol nunca es amargo, aunque sea más débil! ¡Si pensaran lo orgulloso que se siente el Sol de ser lo que es, de haberlo sido, de seguirlo siendo hasta el último segundo de su estancia en el cielo! ¡Señor, no me dejes marchar hasta haber repartido el último rayo de mi pobre luz!
El resumen perfecto de estas Reflexiones es la siguiente oración de José Laguna Menor. ¿Hay algo que añadir? Sí, ¡hay que vivirlos!
Señor, enséñame a envejecer como cristiano.
Convénceme de que no son injustos conmigo:
los que me quitan responsabilidades;
los que ya no piden mi opinión;
los que llaman a otro para que ocupe mi puesto.
Quítame el orgullo de mi experiencia pasada
y el sentimiento de que soy indispensable.
Pero ayúdame, Señor, para que siga siendo útil a los demás,
contribuyendo con mi alegría al entusiasmo
de los que ahora tienen responsabilidades.
Y que acepte mi salida de los campos de actividad,
como acepto con sencilla naturalidad la puesta del Sol.
Finalmente te doy gracias, pues en esta hora tranquila
caigo en la cuenta de lo mucho que me has amado.
Concédeme que mire con gratitud hacia el destino feliz                                                                 
que me tienes preparado.
¡Señor, ayúdame a envejecer así!
Trabajo extraído del libro “Vereda Familiar” de Raúl Texeira 

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                                                  BONDAD

..Haz el bien con alegría, y en el acto de realizarlo, disfrutarás su recompensa.Ayuda a todos con espontaneidad, como un deber que te impones en favor de ti mismo, y te envolverá una aureola de paz.
Si estableces alguna condición para ayudar, desmereces tu acción, empalide­ces su valor.

Joanna de Ângelis / Divaldo P. Franco - 

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 LA VUELTA CON LOS ESPÍRITUS

No es necesario que alguien asegure la existencia de entidades espirituales, para que ellas actúen de las formas más diversas en la vida de las personas.

No se hace indispensable que alguien sea espiritualista, con el fin de estar en contacto con las acciones de los espíritus desencarnados en los caminos humanos.

Es importante recordar que la humanidad terrena esta compuesta por todos los espíritus que el creador a ella destinó, en razón de la ley de afinidades, y los colocó bajo la coordinación de Jesús, El Cristo.

Desde hay, no será difícil comprender que en un mundo con tantas potencialidades, con tantos recursos para ser explorados, como es la Tierra, la gran masa de los espíritus a el vinculados se allá desencarnada.

Hay más espíritus en el plano espiritual que encarnados. Esto explica por que el número de los mortales creció tanto, a través de los siglos.

Viviendo esa realidad de un mundo considerado en dos niveles generales, el nivel de los que están en el cuerpo físico y el de los que se encuentran fuera de el, no es sorprendente la constitución de que ocurran influencias reciprocas de un nivel sobre el otro.

Inmenso es el grupo de desencarnados que procura contactar con los encarnados, sea para ayudar, en cualquier cosa, o sea para participar de cualquier tarea, o sea para perturbar, de cualquier forma.

Enorme es la masa de encarnados que desea contactar con los desencarnados, sea para pedir una ayuda banal, sea para vengarse de los desafectos o sea para rogar un socorro directo en casos complejos.

Hay entidades espirituales que gustan solamente de hacer el bien, de ayudar para el bien, de participar en cualquier esfuerzo por el bien.

No en tanto, hay otras enteramente volcadas para lo contrario, dando baza a sus inclinaciones inferiores, aun no debidamente transformadas.

Una vez que usted sabe de eso, observe el tipo de sintonías, de contactos mentales que hace y que desea hacer con los espíritus.
Analice los contenidos de sus pedidos dirigidos al más allá y el tenor de sus expectativas ante la vida, manteniendo la certeza de que cualquiera que sea su búsqueda, alguna entidad a ella se asociara.

Sus decisiones como el estilo de vida, sus relaciones de afecto o desafecto, el rumbo que de a sus realizaciones en la faja de la honestidad o de la deshonestidad, funcionaran con ideas tomadas con su ligación a nobles mensajeros de la luz o con desafortunados agentes de las sombras.
Busque a Jesús y únase a El en todo lo que haga. Viva con alegría interior, aprenda a enfrentar y superar los problemas sin odios, sin guardar amarguras de nadie.
Libérese. Viva en clima de libertad espiritual, para conservar el corazón y la mente libres de vínculos con espíritus perturbadores.
Busque a Jesús y todo lo que se refiera al bien, y esté seguro de usufruir la mejor asistencia invisible, atraída por sus felices predisposiciones morales.

Cuando un familiar fallece y vuelve al mundo de los espíritus, no se torna mejor ni peor de cómo era cuando estaba en el cuerpo físico.
Por esa razón, no lo perturbe con pedidos que el no puede o no debe atender.
Confié siempre en Dios, Padre de todos nosotros, y a Él dirija su oración o su pedido.
Más recuerde de llevar en cuenta que el Padre conoce nuestras necesidades y siempre nos da lo que necesitamos, que no siempre es lo que queremos.
-Merchita- 
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