martes, 17 de marzo de 2015

Alcoholismo y Obsesión


                             ¿CÓMO ROMPER SU PIPA EN EL MÁS ALLÁ?

       Para un espírita, la muerte de un pariente se traduce siempre en el deseo de evitar la turbación de aquel a quien se quiere, y de quien se espera que en adelante viva “la vida bienaventurada de los espíritus en el más allá”. La muerte de mi cuñado Jean, después de largos y abrumadores sufrimientos, por supuesto me había llevado a organizar varias cadenas fluídicas para ayudarle a liberar su espíritu. Sin embargo, temía que éstas fueran insuficientes. Jean había ejercido un oficio muy particular: agente de los servicios de secretos, sin duda llevado a veces a matar. Jamás supimos nada de sus misiones, que le obligaban a desaparecer por un tiempo indeterminado y a reaparecer luego sin ningún comentario ni notificación previa. Después de su retiro, ejercía aún la actividad voluntaria de árbitro de tiro. Su esposa, Micheline, me decía que siempre lo sentía muy presente en la casa. Di entonces su foto, varias veces, a los clarividentes y aprendices de clarividente del Círculo Allan Kardec. En principio, nosotros no utilizamos los resultados de las clarividencias experimentales que permanecen aleatorias. La regla, en sesión experimental, es un trabajo de superación del inconsciente, de maduración y desarrollo, que permite que un día se vuelva “operativo”, es decir fiable. En este caso, una clarividencia sobre Jean realizada en experimental, fue confirmada por otra, realizada en operativa. Así, Marie-Noëlle en sesión experimental del 2 de noviembre de 2012, y luego Rose en una sesión del 17 de diciembre de 2012, me proporcionaron gran alivio, a partir de dos relatos complementarios y explícitos. La segunda clarividencia, la de Rose, ubica bien el último entorno de Jean: “Lo veo sentado en una butaca cerca de una chimenea. Está leyendo, tiene anteojos. Lo veo con anteojos finos de metal. Hay muchos libros a su alrededor… He dicho que le encantaba leer; en lectura le encantaba lo que trataba de la guerra… veo una pipa sobre un cenicero gris, redondo, como de estaño”. En efecto, postrado por la enfermedad, Jean pasaba cada vez más tiempo en su butaca, leía mucho y siempre fumaba una pipa. La foto reciente ilustra bien la calidad de la visión de Rose. Desde entonces, sólo la butaca ha sido desplazada. El primer testimonio, el de MarieNoëlle, nos da una visión muy realista de la turbación que ha sufrido Jean, inmediatamente después de su muerte. Ella la describe así: “Siento una desencarnación difícil, que ha generado mucho miedo. Lo veo girar, pide socorro, no sabe dónde está. Él, que antes reflexionaba tanto, ahora ya no puede, es incapaz de razonar, no sabe lo que le llega, no comprende, está solo. Entonces, casi en la oscuridad, busca, quiere comprender, encontrarle a eso una razón. Progresivamente, comienza a reflexionar, no sabe que está muerto, no lo cree porque piensa… Trata de reflexionar: “¡dónde puedo estar!” Tocamos allí la razón misma de la turbación: las opiniones de nuestra sociedad materialista y de cada uno sobre la muerte. Jean estaba persuadido de que después de la muerte, era el agujero negro, la nada. Este dilema puede durar mucho más tiempo cuando uno está solo; cuando uno se siente irremediablemente solo. Felizmente, ese no fue el caso. Los pensamientos de su familia y luego nuestras cadenas lo llaman para ayudarlo: “Hay voces… oye que lo llaman… está menos oscuro que antes, hay una niebla bastante espesa. Siente una presión detrás de su espalda, algo que lo impulsa a avanzar. Como si hubiera viento pero no hay viento (con frecuencia nuestras cadenas son percibidas así). 
por JEAN-LOUIS PETIT


Por sugerencia de un miembro del Círculo Allan Kardec de Nancy, la Señora D. hizo contacto con la unidad de asistencias de la Asociación. Esta joven de treinta y cinco años, activa, casada y mamá de un niño de cuatro años, se encontraba desde hacía varios meses en un estado en que decía no reconocerse. En efecto, habitualmente de carácter voluntarioso y emprendedor, deportista, hacía ocho kilómetros de carrera a pie tres veces a la semana. De ordinario era amable y de gran curiosidad intelectual, y en este período, numerosos aspectos que caracterizaban a su persona estaban de capa caída. Además, la señora D., sufría de dolores diversos, su ciclo menstrual estaba perturbado así como su sueño y había suspendido la práctica del deporte. Se notaba triste. El desequilibrio psíquico parecía evidente. Dificultades de orden familiar, no entraremos en detalles, parecían ser el origen de ese malestar. Para hablar apropiadamente, la señora D. no era depresiva sino más bien neurasténica. En toda lógica, los pases magnéticos precisos que, es bueno recordarlo, fueron revelados en sesión espírita y previstos para tratar, tanto la depresión como la neurastenia, estaban todos indicados. Muy confiada, aceptó someterse al tratamiento magnético a razón de dos sesiones por semana.
Recordemos que la confianza hacia el terapeuta es una parte esencial. La señora D. tenía necesidad de expresar su sufrimiento, de ser escuchada. Esta combinación, diálogo-magnetismo, es determinante en el proceso de curación. La paciente resultó muy sensible al magnetismo. Su estado mejoró a partir de la tercera sesión. Fue por pequeños detalles, como cumplir espontáneamente ciertas tareas que durante los últimos meses se le habían vuelto penosas, que comprobó un comienzo de mejoría. En el caso de la señora D., hicieron falta ocho sesiones de magnetismo para que recuperase un bienestar satisfactorio.
La niebla es más vaporosa, casi se puede distinguir alrededor de él, pero él no reconoce nada. Todavía no sabe dónde está. Está más claro, se escucha un ruido como si algo se moviera alrededor. Avanza siempre lentamente. Siente como un calor, tiene menos frío… Siente algo, no puede determinarlo. Lo que le sorprende, es que se siente ligero… como si ya no sintiera el peso de su cuerpo… Ya no hay niebla, percibe una entrada como un tubo. Es algo cilíndrico, como un pasaje o un caño grande. No comprende lo que hace allí, pero siempre es empujado (siempre nuestras cadenas). Es necesario que avance, él lo sabe pero nunca sabe por qué ni cómo. Se da cuenta de que marcha sobre nada, eso no es sólido, es el vacío… avanza más rápido. Era alguien muy racional, cartesiano, y pensar que puede volar le sorprende, pero lo veo que vuela. Ahora avanza muy rápido. Llega al extremo del caño, del gran caño; hay luz al final. Es blanco, blanco pero no deslumbra. De ese lado, cuando llega, hay gente, mucha gente. Veo a un señor viejo que se acerca a él y lo mira…” La clarividencia de Rose nos confirma este punto: “Lo veo encontrar a uno de sus amigos en el más allá. Es un gran reencuentro, su amigo le dice: «Ven, te enseñaré» y él: «¡Esto no es posible, esto no es posible!» Para mí, él está bien”, concluye Rose sobre este punto. Como muchos, él quiso dar una señal de reconocimiento, un signo de vida a su entorno. “Hay una historia de pipa”, explica Rose. “Él ha tratado de mover una pipa, para mostrar que estaba allí”. Sin duda ha tratado de levantarla del cenicero: la pipa habría caído al suelo para romperse, dejando así una señal innegable. Pero, ¡sin duda es difícil romper su pipa, cuando uno ya está en el más allá! Simultáneamente, gracias a este contacto con un médium, Jean me ha dejado un maravilloso testimonio: “Él te ha encontrado en sueños. Ustedes se han encontrado en sueños, él te agradeció, te abrazó. Mucho calor se desprende de este hombre. Escucha, observa, no juzga, respeta. Dice: «¡Qué hermosa es la vida! Gracias».” Gracias a su testimonio, así como al trabajo de Marie-Noëlle y de Rose, disponemos de un verdadero reportaje sobre la llegada al más allá.
por ADRIEN PIERSANTI
CUIDADOS ESPÍRITAS
LE JOURNAL SPIRITE N° 92 AVRIL 2013

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EL ALCOHOLISMO Y OBSESIÓN
CONSECUENCIAS, IMPLICACIONES ESPIRITUALES Y SU TRATAMIENTO
Son muchos los hogares que se ven afectados por el uso del alcohol, la mayoría  no consiguen elaborar su función, porque es imposible a veces la convivencia con hermanos que están dominados por la bebida.
El alcoholismo es una enfermedad crónica y habitualmente progresiva producida por la ingestión excesiva de alcohol etílico, bien en forma de bebidas alcohólicas o como constituyente de otras sustancias. El alcoholismo es un problema  de trágicas dimensiones  y su mayor daño es la destrucción  de familias enteras.
Hay un  porcentaje muy elevado de criaturas atendidas en los servicios psiquiátricos  que proceden de  alcohólatras y grandes abusos cometidos a los niños  tiene sus raíces en los abusos del alcohol
Sin cualquier tipo de duda el alcoholismo es una enfermedad. Es el resultado de un cerebro que perdió la capacidad de decidir cuándo comenzar a beber y cuando debe parar.
El alcoholismo crea disturbios  de la personalidad, sin embargo los disturbios de la personalidad no llevan necesariamente  al alcoholismo.
La principal diferencia entre el alcoholismo y otras dependencias  las marca el tipo de drogas ingeridas. Los opiáceos so tranquilizantes, más el alcohol es un mal tranquilizante,  tiende a hacer a las personas infelices  quedar aun más infelices  y lo empeora la depresión. La pequeña euforia  que el alcohol proporciona  es síntoma del inicio de la depresión del sistema nervioso central. El alcohol se está considerando cada vez más como una droga que modifica el estado de ánimo. Al principio el alcohólico puede aparentar una alta tolerancia al alcohol, consumiendo más y mostrando menos efectos nocivos que la población normal. Más adelante, sin embargo, el alcohol empieza a cobrar cada vez mayor importancia, en las relaciones personales, el trabajo, la reputación, e incluso la salud física. El paciente pierde el control sobre el alcohol y es incapaz de evitarlo o moderar su consumo. Puede llegar a producirse dependencia orgánica (física), lo cual obliga a beber continuamente, para evitar el síndrome de abstinencia.
Desde el punto  de vista de la sociedad, el alcohol es un problema muy grave. El alcohólatra  provoca no solamente problemas de tráfico sino también a su alrededor, comenzando por su propia familia.
Las únicas personas  que están bajo el riesgo de caer en el alcoholismo son las que beben regularmente, por eso es conveniente no pasar, de dos dosis por día, se puede disfrutar  socialmente de la bebida en fiestas, casamientos, carnaval, y no tornarse por eso en un alcohólatra.
Hay poca cosa para ayudar a un alcohólatra, más una cosa es esencial: no se debe intentar proteger a alguien de su  alcoholismo.  Si una mujer  encuentra a su marido en el suelo, desmayado  sobre su propio vomito, no debe bañarlo y llevarlo a la cama. El único  camino para salir del alcoholismo es hacer  ver que el alcohol es su enemigo. Proteger a una persona en esa situación no la ayuda.
No es el papel de la familia convencer al alcohólatra de que el alcohol  es un mal para el. En verdad, en tal situación, la familia precisa de ayuda, como es la ofrecida por las instituciones para la desintoxicación de alcohólicos como es la de Alcohólicos Anónimos que está volcada  al apoyo de las familias alcohólatras.
El tratamiento primario comienza con el reconocimiento del alcoholismo como un problema que necesita atención específica, en vez de considerarlo secundario a otro problema subyacente como se hacía antaño. La abstinencia de alcohol es esencialmente necesaria en el tratamiento.  En la actualidad los hospitales  generales y psiquiátricos utilizan técnicas especializadas  para tratar el alcoholismo.
A medida que la sociedad toma conciencia de la verdadera naturaleza del alcoholismo, disminuye su consideración como estigma social, los enfermos y sus familias lo ocultan menos y el diagnóstico no se retrasa tanto. Los tratamientos más precoces y mejores están produciendo unas altas y esperanzadoras tasas de recuperación.
Además de resolver las complicaciones orgánicas y los cuadros de abstinencia, el tratamiento pasa por los consejos y entrevistas individualizados y por las técnicas de terapia de grupo encaminadas a conseguir una abstinencia no forzada de alcohol y otras drogas. La abstinencia es el objetivo deseado.
La adicción a otras drogas, sobre todo tranquilizante y sedante, es muy peligrosa para los alcohólicos. Muchos en un periodo de seis meses, consiguen rebajar su consumo de alcohol dentro de los padrones aceptados socialmente, más se observamos un tiempo más largo, verificaremos que la tendencia  es ir aumentando gradualmente el consumo, hasta volver al alto consumo. Solo los que paran normalmente de beber no sucumben al vicio.
Hoy en día existen sustancias que ayudan a dejar de consumir el alcohol pero es necesario también las alternativas de comportamiento del consumidor.
La terapia ofrecida por Alcohólicos Anónimos es similar a las terapias de comportamiento, cuyo objetivo es lograr un cambio de conducta en particular. Pero además de ser un tratamiento de bajo costo que dura para siempre, la terapia de AA tiene un componente espiritual importante. La terapia ayuda a no beber, más  los Alcoholices Anónimos  dan al individuo un círculo de amigos sobrios, le dan consejos, amigos en la espiritualidad, es el mejor tratamiento que se conoce. Pues más de un 40% de las abstinencias son  ejecutadas por Alcoholices Anónimos.
Los efectos en la salud del alcohólatra suelen ser de dos clases:
A) Físicos: 
 Afecciones   como la cirrosis y diversos cánceres; mentales,  con la perdida  de concentración y de memoria; neurológicos, con perjuicios en la coordinación motora  y el caminar tambaleante; psicológicos,  apatía, tedio, depresión
  B) Efectos sociales:
Crímenes – el número de homicidios por el alcohol es sorprendente hoy en día.
Accidentes de tránsito, más de 30.000 personas mueren en accidentes de tráfico por conductores bebidos  o drogados.
Mala productividad en el trabajo, además de los daños producidos  a la empresa que paga el salario al alcohólatra,  redunda generalmente  en el despido  del obrero y muchos  no consiguen  de nuevo otro empleo debido a eso.
Pérdida del sentido del deber y de las buenas costumbres – falta al trabajo.
C) Sus efectos en la familia:
Comprometimiento de los hijos que aprenden a beber en casa. Destrucción  del hogar – el desempleo genera las dificultades financieras y las inevitables discusiones.
Las separaciones conyugales, la mujer no aguanta las conocidas y temidas fases de la euforia: el mono, el valor  y la indolencia.
La violencia doméstica en dos de cada tres casos  de violencia infantil ocurre cuando el agresor está alcoholizado.
El alcoholismo en la visión espirita – A ejemplo de André Luiz (Espíritu)  que nos muestra en su libro “Sexo Y Destino” , capítulo VI, páginas 51 a la 55, como los Espíritus consiguen llevar  a un individuo a beber, y, al mismo tiempo, a usufruir  de las emanaciones alcohólicas, José Herculano Pires también asocia el alcoholismo  y obsesión.
En el capítulo de abertura del libro Dialogo de los Vivos, obra publicada  diez años después  el referido libro de André Luiz, Herculano asevera, después de  transcribir la visión del Espíritu de Cornelio Pires sobre el uso del alcohol:
“La obsesión mundial por el alcohol, en el plano humano, corresponde a un cuadro alarmante de vampirismo en el plano espiritual. La medicina actual todavía se resiste - y por desgracia, en sus sectores más estrechamente vinculados con el tema, que son los de la psicoterapia – en aceptar la tesis espirita de la obsesión. Más las investigaciones  parapsicológicas ya revelaron, en los mayores centros culturales del mundo, la realidad de la obsesión. Desde Rhine, Wickland, Pratt, en los Estados Unidos, a Soal, Carrington, Price, en Inglaterra, hasta otros parapsicólogos materialistas, el descubrimiento  del vampirismo  y su proceso en cadena. Todos los parapsicólogos verdaderos, de renombre científico y no marcados por la obsesión del sectarismo religioso, proclaman hoy la realidad de las influencias mentales entre las criaturas humanas y las mentes desencarnadas.
La dependencia del alcohol prosigue más allá del túmulo y, como el espíritu no puede obtenerlo en donde ahora reside, al otro lado de la vida, en el llamado plano extra físico, el solo consigue satisfacer el deseo de la bebida asociándose a un encarnado que beba.
Un caso de injerto fluídico – Es cuando André Luiz relata, en su obra citada, el caso Claudio Nogueira:
Estando Claudio sentado en la sala de su apartamento, aconteció  de repente  lo improvisto. Los desencarnados  vistos a la entrada del apartamento penetraron a la sala y, actuando sin ceremonia, abordaron al jefe de la casa. “Beber, querida, quiero beber”, gritó uno de ellos, tocándole uno de los hombros. Claudio se mantenía atento  a la lectura de un periódico  y nada oyó. Con todo, no poseía tímpanos  físicos para registrar la petición, tenía en la cabeza  la caja acústica de la mente sintonizada  con el apelante. El espíritu repitió, pues, la solicitud, algunas veces, en aptitud hipnotizadora  que se insufla  en el propio deseo, reafirmando una orden. El resultado  no demoro. Se vio al paciente dejar el periódico y dejarse envolver por el deseo de beber un trago de Uisquí, convencido  de que buscaba exclusivamente la bebida  por si.
Abrigando la sugestión, el pensamiento de Claudio se trasmudo, rápido. “Beber, beber”… y la sed de aguardiente le articulo la idea, ganando forma. La mucosa pituitaria se le aguzo, como más fuertemente impregnada   de olor  acre que vagueaba en el aire. El espíritu malicioso rozo suavemente  los gorgoritos, e indefinible  sequedad le inundo la laringe. El Espíritu  sagaz percibió, entonces,  la adhesión tácita y se aferró a ella. Al comienzo,  como una caricia leve; después de la caricia, el abrazo, envolvente; y después del abrazo, la asociación reciproca. Se integraron  exitosamente en exótico  injerto fluídico.
Se produjo allí – refiere André Luiz_ algo semejante  al encaje perfecto. Claudio hombre absorbía al desencarnado, a la manera de zapato que se ajusta al pie. Se fundieron los dos,  como si morasen en un solo cuerpo. Altura idéntica, volumen igual. Movimientos sincrónicos. Identificación positiva. Se levantaron al mismo tiempo y giraron integralmente incorporados uno en el otro, en el área estrecha, arrebatando el frasco de Uisquí. No se podía decir a quien atribuir el impulso inicial de semejante gesto, si Claudio que admitía  la instigación, o si el obsesor era el que la proponía. El trago  rulo a través de la garganta, que se exprimía por dualidad singular: ambos dipsómanos  chasquearon la lengua  de placer, en acción simultánea.
Se separó entonces la pareja y Claudio se disponía a sentarse, cuando otro Espíritu  invistió sobre el y protesto: “yo también, yo también quiero”! reavivándose en el encarnado la sugestión  que lo envolvía. Absolutamente pasivo ante la sugestión, Claudio reconstituyo, mecánicamente, la impresión de deseos de beber. Bastó  eso y el vampiro, sonriente, se poso en él, repitiéndose el fenómeno  que vimos anteriormente.
André se aproximó, entonces, a Claudio, para valorar hasta que punto el sufría mentalmente aquel proceso de fusión. Más él continuaba  libre, en lo intimo,  y no experimentaba cualquier especie de tortura, a fin de rendirse. Hospedaba al otro simplemente,  aceptaba la dirección, se entregaba por deliberación propia.
 Ninguna simbiosis de que era una víctima. La asociación  era implícita, la mistura era natural. Se efectuaba el hecho en base a la percusión. Apelo y respuesta. Eran cuerdas afinadas en el mismo tono. Después  de un nuevo trago, el dueño de la casa  se tiro en el diván y retorno a la lectura, mientras los Espíritus volvieron   al corredor de acceso, chasqueando sarcásticos…
Aunque este considerado por la organización Mundial de la Salud, como una enfermedad incurable, progresiva  y casi siempre fatal, el dependiente del alcohol puede ser tratado y obtener expresiva victoria en la lucha, aun sabiendo  que jamás será fácil y ligera.
Sintetizamos aquí pasos recomendados por especialistas en la materia  y las recomendaciones especificas del espiritismo a respecto de la obsesión, nueve son los puntos para el tratamiento de aquellos que desean, en el ámbito espirita, librarse de esa dependencia:
1.     Concienciación de que se es portador de esa enfermedad y voluntad firme  de tratarse.
2.      Cambio de hábitos para así evitar los ambientes y los amigos que con el bebían anteriormente.
3.     Abstinencia de cualquier bebida alcohólica, convencido de que no bebiendo el primer trago no habrá un segundo  ni los demás.
4.     Buscar apoyo indefinidamente en un grupo de naturaleza idéntica  a la de los Alcoholices Anónimos, que proporcionan, según el Dr.: George Vaillant, el mejor tratamiento que se conoce.
5.     Cultivar la oración y la vigilancia continua, como elementos  de apoyo a la decisión de mantener la abstinencia.
6.     Utilizar recursos ofrecidos por la fluidoterapia, a ejemplo de los pases  magnéticos, del agua fluidificada y de las radiaciones.
7.     Lectura de páginas espiritas, mensaje o libros de contenido elevado, que posibiliten la asimilación de ideas superiores y la renovación de los pensamientos.
8.     La acción del bien, adoptando la laborterapia como recurso precioso para la salud del alma.
9.     Realizar por lo menos una vez a la semana, en la intimidad del hogar, el estudio del Evangelio, práctica que es conocida por el hombre de culto cristiano en el hogar. La familia que lee el evangelio  y ora en conjunto se  beneficia  a si y a todos los que los rodean.
Los caminos que nos llevan a vivir experiencias tan desgraciadas son muchos y variados. Pero actualmente el mundo que nos toca compartir está demostrando que el alcoholismo ya se ha instalado con vigor en la juventud, sumiéndola en cruentas circunstancias que, años atrás, estaban reservadas a gente de mayor edad.
También estamos asistiendo a la triste evidencia de que el alcoholismo ya ha dejado de ser una cosa propia y casi exclusiva de los hombres. Hoy son muchas las mujeres que lo padecen y, entre ellas, la franja que incluye a las jóvenes se muestra sin ningún disimulo.
Las mujeres ingieren menos cantidad de alcohol que los hombres, sin embargo los efectos son mayores y más rápidos en su organismo, lo que las pone en un riesgo mayor de ser violadas o maltratadas, al no tener capacidad de respuesta ante nada.
No es necesario el alcohol para estar bien y tener alegría. Evitar o controlar su consumo es la mejor forma de prevenir la adicción.
Los cuadros de Cornelio Pires sobre la obsesión alcohólica son solo un juego poético. Ellos nos muestran – en un panorama del lado oculto de la vida – la mecánica de ese proceso obsesivo. Espíritus enemigos, (que ofendimos gravemente en existencias anteriores), nos excitan el deseo inocente de “tomarnos un trago”. Aceptamos la “idea loca” y Espíritus vampiros son atraídos por las emanaciones alcohólicas de nuestro cuerpo. A partir de entonces, como aconteció a Juca de João Dorio, “nos dirigimos a la botella” y fuimos a terminar en el sanatorio. Los Espíritus vampiros son viciosos que murieron en el vicio y continúan en el mundo espiritual inferior, aquí en la Tierra, buscando ansiosamente sus “tragos”. Se satisfacen con las emanaciones alcohólicas de sus víctimas y pasan a succionarlas como vampiros psíquicos.
En las instituciones espíritas bien dirigidas ese proceso es bastante conocido, y son muchos los infelices que se salvan después de un tratamiento serio. En los hospitales espíritas las curas son numerosas. Véase la obra del Dr. Ignacio Ferreira: Nuevos Rumos de la Medicina, relatando las curas realizadas en el Hospital Espírita de Uberaba. No es solo la obsesión alcohólica la que está en juego en los procesos obsesivos. Los desvíos sexuales ofrecen un cuadro tal vez mayor y más trágico que el alcohol, porque es más difícil de ser tratado.
Tiene razón el poeta Caipira al advertir que el “alcohol, para ayudar, es cosa de la medicina”. Solo en las aplicaciones médicas el alcohol puede ser usado como remedio. Pero tenemos que añadir, infelizmente, que los médicos con los ojos cerrados hacia la realidad espiritual no están en condiciones de atender los casos de alcoholismo. Los grupos espíritas y las asociaciones alcohólicas obtienen resultados más positivos, cuando los tratamientos son bien dirigidos.
Tomado del libro: Diálogos de los Vivos – J. Herculano Pires y Chico Xavier 

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 DE LA REVISTA ESPÍRITA DE ALLAN KARDEC

Un nuevo descubrimiento fotográfico
Varios diarios han narrado el siguiente hecho:

«Fallecido el 12 de noviembre último y después de una enfermedad de tres meses, el Sr. Badet tenía la costumbre – dice el periódico Union bourguignonne (Unión borgoñona) de Dijón – de colocarse en su ventana del primer piso, cada vez que sus fuerzas se lo permitían, con la cabeza constantemente vuelta hacia el lado de la calle, a fin de distraerse viendo a los transeúntes. Hace algunos días, la Sra. Peltret, cuya casa está enfrente a la de la Sra. viuda de Badet, percibió en el vidrio de esta ventana al propio Sr. Badet, con su gorro de algodón, su rostro delgado, etc., en fin, tal como ella lo había visto durante su enfermedad. Grande fue su emoción, por no decir más.

Ella no sólo llamó a sus vecinos, cuyo testimonio podría ser sospechoso, sino aún a hombres serios que percibieron muy claramente la imagen del Sr. Badet en el vidrio de la ventana donde tenía la costumbre de colocarse. También se mostró esta imagen a la familia del difunto, que inmediatamente hizo desaparecer el vidrio.

«No obstante, queda bien constatado que el vidrio había tomado la impresión del rostro del enfermo, que ahí se encontraba como daguerrotipado, fenómeno que podría explicarse si, del lado opuesto a la ventana, hubiera tenido otra por donde los rayos solares pudiesen llegar al Sr. Badet; pero no había nada: el cuarto sólo tenía una ventana. Tal es la pura verdad sobre este hecho asombroso, cuya explicación conviene dejar a los estudiosos del tema.»

Admitimos que a la lectura de este artículo, nuestro primer sentimiento ha sido el de darle la calificación vulgar con la cual se presentan las noticias apócrifas, y al mismo no le hemos atribuido importancia alguna. De Bruselas, pocos días después, el Sr. Jobard nos escribía lo siguiente:

«A la lectura del hecho siguiente (el que acabamos de citar), que ha pasado en mi tierra con uno de mis parientes, me he encogido de hombros viendo al periódico que lo narra remitir su explicación a los estudiosos del tema, y al ver a esta buena familia retirar el vidrio a través del cual Badet miraba a los transeúntes. Evocadlo para ver lo que él piensa.»

Esta confirmación del hecho por un hombre del carácter del Sr. Jobard, cuyo mérito y honorabilidad todo el mundo conoce, y esta circunstancia particular en la que uno de sus parientes ha sido el héroe, no podrían dejarnos dudas sobre su veracidad. En consecuencia, hemos evocado al Sr. Badet en la sesión del martes 15 de junio de 1858 de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, y he aquí las siguientes explicaciones:

1. Fallecido el 12 de noviembre último en Dijón, ruego a Dios Todopoderoso que permita al Sr. Badet, Espíritu, comunicarse con nosotros.
– Resp. Estoy aquí.

2. El hecho que os concierne y que acabamos de relatar, ¿es verdadero?
– Resp. Sí, es verdadero.

3. ¿Podríais darnos su explicación?
– Resp. Son agentes físicos desconocidos hasta ahora, pero que se volverán usuales más adelante. Es un fenómeno bastante simple, y semejante a una fotografía combinada con fuerzas que no han sido todavía descubiertas.

4. ¿Podríais adelantarnos el momento de este descubrimiento por vuestras explicaciones?
– Resp. Gustaría, pero es la obra de otros Espíritus y del trabajo humano.

5. ¿Podríais reproducir por segunda vez el mismo fenómeno?
–Resp. No he sido yo quien lo ha producido; han sido las condiciones físicas, que son independientes de mí.

6. ¿Por la voluntad de quién y con qué objetivo este hecho ha tenido lugar?
– Resp. Se produjo cuando yo estaba encarnado e independientemente de mi voluntad; un estado particular de la atmósfera lo ha revelado después.

Habiéndose establecido entre los asistentes una discusión sobre las probables causas de este fenómeno, y al ser emitidas varias opiniones sin que fuesen dirigidas preguntas al Espíritu, éste dijo espontáneamente: Y la electricidad y la galvanoplastia que también actúan sobre el periespíritu, ¿no las tenéis en cuenta?

7. Se nos ha dicho últimamente que los Espíritus no tienen ojos; ahora bien, si esta imagen es la reproducción del periespíritu, ¿cómo es que ella ha podido reproducir los órganos de la visión?
– Resp. El periespíritu no es el Espíritu; la apariencia o periespíritu tiene ojos, pero el Espíritu no los tiene. Bien os he dicho, al hablar sobre el periespíritu, que yo estaba encarnado.

Nota – Esperando que este nuevo descubrimiento sea realizado, nosotros le daremos el nombre provisorio de fotografía espontánea. Todo el mundo lamentará que, por un sentimiento difícil de comprender, se haya destruido el vidrio sobre el cual estaba reproducida la imagen del Sr. Badet; tan curioso monumento hubiera podido facilitar las investigaciones y las propias observaciones para estudiar la cuestión. Tal vez hayan visto en esta imagen una obra del diablo; en todo caso, si el diablo está en algo en este asunto, es seguramente en la destrucción del vidrio, porque él es el enemigo del progreso.

Allan Kardec
Revista Espirita 1858

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