LAS INQUIETUDES DE SANGUIAO
Frase de Bezerra de Menezes
1.- Nuestros familiares
2.- El ser humano tiene libre albedrío ( 1º Parte)
3.- Práctica y peligros de la Mediumnidad
4.- El trato a los animales
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" Nunca penséis que estáis solos. El Señor sigue al frente de sus emisarios para socorreros, amparándoos, inspirándoos y sustentándoos en los momentos más difíciles."
- Bezerra de Menezes -
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Nuestros familiares
Viernes 18 de marzo de 2022
Queridos amigos, hola buenos días, la reencarnación es la abertura que la providencia divina concede a la criatura, para que emprenda nuevas experiencias y cuente con otras oportunidades de aprendizaje y lecciones, que puedan atestar, en el tiempo, mayor avance en la escala evolutiva, rumbo a la felicidad a que todos estamos destinados.
Nuestro nacimiento en la Tierra solo es posible mediante la participación de un hombre y de una mujer. No en tanto, para mayor seguridad en el proceso reencarnatorio, mirando crear todas las posibilidades necesarias al progreso del Espíritu que reencarna, decidió el Código Divino por el establecimiento de la familia, la célula primera de la sociedad.
Entonces, padres, hijos, hermanos, tíos, abuelos, primos y otros forman los lazos de la consanguinidad, creando estrictos hilos de compromisos unos para los otros. La familia, por tanto, precisa ser el nido acogedor donde podamos reposar nuestras esperanzas, sueños, propuestas, objetivos, buscando la concretización de las metas de crecimiento y prosperidad espiritual.
Por tanto el deber urgente de cada uno de nosotros, mirar la forma de contribuir decisivamente, para que nuestra familia consiga cumplir con sus responsabilidades, ósea, la de ofrecer recursos y mecanismos para la estabilidad de todos sus miembros.
¿Si Jesús, con su notable sabiduría, nos enseñó que es preciso amar asta aun misma a los enemigos, como entonces, no debe ser nuestro amor para con nuestros familiares?
Moisés, en el Decálogo, anotó que es indispensable honrar padre y madre, informó que no debemos cometer adulterio y aun nos advirtió para que no deseemos ala mujer de nuestro prójimo. Tres observaciones preciosas contenidas en los diez mandamientos que recibió del Creador, por vía mediumnica, hablando exactamente de los compromisos y responsabilidades familiares.
De esa forma, menospreciar los lazos familiares, actuar de manera que comprometamos el reducto doméstico son comportamientos y actitudes extremadamente infelices, que más tarde o más temprano, responderán con las naturales consecuencias desagradables, generando desequilibrios y aflicciones.
Sabiendo eso y conociendo las orientaciones y las advertencias advenidas de la Providencia Divina seamos entonces en el contexto de nuestra familia el miembro participativo, fraterno, cariñoso, amigo y conciliador.
No esperemos que nuestros parientes piensen como nosotros, hagamos como nos gustaría que nos hiciesen, seamos como desearíamos que fuesen, pues a medida que consigamos convivir con las diferencias, respetando a cada familiar como el es, sin duda, sin duda, nuestros seres queridos sabrán, también, entender como somos nosotros.
Hagamos uso de la paciencia con aquellos que son intrigantes y obstinaciones, utilicemos el perdón con aquellos que nos ofenden y dañan, descubramos la fraternidad a favor de aquellos que saben y pueden menos que nosotros, extendamos las manos a los que no consiguen acompañarnos en el camino del progreso, aprendamos a respetar los puntos de vista y opiniones de aquellos que diverjan de nuestra manera de interpretar la vida y las situaciones, y, en todos los momentos y ocasiones, permitamos que el amor pueda nortear todos nuestros comportamientos y acciones, objetivando fortalecer, cada vez más, los lazos de cariño y ternura que precisan existir en el contexto de todas las familias.
Si las sabias leyes de Dios decidieron que nadie deba nacer solo es porque en el aislamiento, las oportunidades de victoria son menores, mientras tanto en el abrigo confortador de la familia, dentro de las funciones reales del grupo consanguíneo, tiene la criatura humana mayores y mejores condiciones de vencer todos los desafíos y obstáculos que surgen en el camino.
En la familia Dios unió a aquellos que por varios motivos precisan estar juntos. Contribuyamos, entonces, para la paz en el ámbito del hogar.
Todos en nuestra familia, tenemos serios compromisos, que atender, el núcleo familiar es nuestro lugar principal de trabajo, si este queda sin atención, los otros trabajos no nos eximirán del deber incumplido.
Merchita.
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EL SER HUMANO TIENE LIBRE ALBEDRÍO
( Primera parte)
¿ Qué cosa más natural, que el hombre progrese por sí mismo cuando lleva en sí el germen del progreso indefinido?, porque tiene la inteligencia, ¡diamante de valor inapreciable! cuyo lapidario es la razón; tiene su Yo pensante, ¡ ese Yo que nunca morirá !, ¡ ese Yo que conservará su individualidad !, ¡ ese Yo cuya personalidad recorrerá todos los planetas de los Universos!, y siempre tendrá como elementos de su eterna vida: memoria, entendimiento y voluntad.
¡ El hombre!, que tiene libre albedrío y por patrimonio el tiempo sin límites, tiempo que es la moneda del Gran Arquitecto; y con ese tesoro que nunca se acaba, la humanidad se enriquece y deja la mendicidad del cuerpo y la pobreza del alma, aunque no quiera dejarla. El progreso, que es el tirano de la mala voluntad. En la Creación todo es perfecto y el hombre tiene por misión al nacer, adquirir la perfección; el trabajo de su existencia es perfeccionarse.
Al hombre le ha dado Dios la heredad de su vida, ¿qué cosa más natural que el hombre la cultive?. Todos los Espíritus fueron creados con las mismas aptitudes. Si a unos hubiese dado más inteligencia que a otros, Dios sería injusto, y como la injusticia no cabe en Dios, hay que aceptar lo que dice ALLAN KARDEC, que hablando del principio espiritual, razona en el Génesis del modo siguiente:
Admitido el Ser espiritual, y no pudiendo tener su origen en la materia, ¿de dónde procede?, ¿cual es su punto de partida?. En este punto faltan absolutamente todos los medios de investigación, como todo lo que se refiere al origen de las cosas. El hombre no puede comprobar sino lo que existe; sobre lo demás solo puede formar hipótesis, y ya sea que en este punto su inteligencia sea insuficiente o que este conocimiento le sea perjudicial o inconveniente, Dios no se lo ha dado aún ni por la revelación.
Lo que Dios le hace saber por sus mensajeros y lo que, por otra parte, él mismo puede deducir del principio de la soberana justicia, que es uno de los atributos esenciales de la divinidad, es que todos tienen un mismo punto de partida; todos son creados simples e ignorantes, con igual aptitud para progresar mediante su actividad individual; que todos alcanzarán el grado de perfección compatibles con la criatura por sus esfuerzos personales; que siendo todos hijos de un mismo Padre, son objeto de igual cariño; no hay ninguno mas favorecido ni mejor dotado que otros, ni dispensado del trabajo impuesto a todos para lograr su objetivo.
Cuando los primeros que aquí llegaron debieron ser Espíritus poco adelantados, por lo mismo tuvieron que encarnarse en cuerpos muy imperfectos; debía haber entre ellos diferencias muy notables, en cuanto a caracteres y aptitudes, según su grado de desarrollo moral e intelectual, y los Espíritus semejantes se agruparon según analogías y simpatías. La Tierra, por tanto, se encuentra poblada de diferentes categorías de Espíritus más o menos refractarios al progreso. Los cuerpos adquieren naturalmente los aires y formas correspondientes al Espíritu que los anima, y de estos cuerpos, reproduciéndose según el tipo respectivo, han resultado las diferentes razas de caracteres físicos y morales. Los espíritus similares que siguieron encarnándose con preferencia entre sus afines, perpetuaron el carácter físico y moral de las razas y los pueblos, cuyo carácter no se pierde en el transcurso del tiempo, sino por su fusión y el progreso de los Espíritus.
Se podrían comparar los Espíritus que vinieron a poblar la Tierra, a esas expediciones de inmigrantes de diversos países que van a establecerse a un país virgen. Encuentran los materiales para construir sus habitaciones, pero cada cual da a la suya un aire y distribución diferentes, según su saber y costumbres; se agrupan por analogía de costumbres y gustos, y los grupos acaban por formar tribus y luego pueblos, con sus caracteres y costumbres peculiares.
El progreso no ha sido, pues, uniforme en la especie humana; las razas más inteligentes han dejado atrás a las otras, sin contar que espíritus recién nacidos a la vida espiritual han venido a encarnar a la Tierra después de sus primeros pobladores, los cuales hacen la diferencia de progreso más sensible. En efecto, no se puede suponer racionalmente igual antigüedad en la Creación a las tribus selvícolas que a los chinos ni los europeos.
No obstante esos espíritus primitivos pertenecen, evidentemente, a la humanidad; ellos llegarán un día al nivel de los que les precedieron, aunque no en cuerpos de la misma raza física.
Cuando el instrumento no está en relación con su desarrollo, emigran de ese centro para encarnarse en un grado superior, y así en lo sucesivo hasta que hayan conquistado todos los grados terrestres, después de lo cual, dejarán la Tierra para pasar a mundos más y más evolucionados que la Tierra.
Sin embargo, ¿ qué tiene de extraño que el hombre progrese por sí mismo, si el progreso es ley e Dios?. Las humanidades creadas por Él tienen que cumplirla, haciendo uso de las condiciones que poseen para trabajar en su mejoramiento moral e intelectual.
¿Cómo vamos de admitir a ese Dios que no sabe lo que van a hacer sus criaturas, y cuando ve que son incorregibles los ahoga y punto final, excepto los amigos de Dios que en muy escaso número por cierto, quedaron para poblar de nuevo el globo ?. Ese cuento infantil es inadmisible. Escuchemos a Allan Kardec y veamos que dice de la relación mosaica, los comentarios que hace en su Génesis:
Raza Adámica.- Según la enseñanza de los Espíritus, es una de esas grandes inmigraciones, o si se prefiere, es una de esas colonias de Espíritus venidos de otras esferas, la que ha dado origen a la raza simbolizada en la persona de Adán, por cuya causa de denomina raza adámica. A su llegada la Tierra estaba poblada desde tiempo inmemorial, como lo estaba América a la llegada de los europeos. La raza Adámica, más adelantada que los que la habían precedido en la Tierra, era más inteligente y fue la que impulso a las demás en el progreso, El Génesis nos la presenta como adelantada en la industria , las artes y las ciencias, sin haber pasado por la infancia intelectual, lo que es propio de las razas primitivas, pero que concuerda con la opinión de que esta se componía de Espíritus que ya habían progresado.
La doctrina que hace proceder a todo el género humano de una sola pareja desde hace unos seis mil años, no es admisible en el estado actual de nuestros conocimientos. Las principales consideraciones que la contradicen, sacadas del orden físico y del moral, se resumen en los párrafos siguientes :
Amalia Domingo Soler, ( Continúa en la siguiente publicación)
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Práctica y peligros de la mediumnidad
Después
de haber negado durante mucho tiempo la realidad de los fenómenos espíritas,
algunos de sus contradictores, ya vencidos por la evidencia, cambian ahora de
táctica y nos dicen: Sí, el Espiritismo es una verdad, pero la práctica de él
está llena de peligros. No puede negarse que el Espiritismo ofrece ciertos
peligros para los imprudentes que, sin estudios previos y sin preparación, sin
método y sin una eficaz protección se entregan a la investigación de lo oculto.
Haciendo de la experimentación un juego, una diversión frívola, no logran más
que atraerse los elementos inferiores del Mundo Invisible, cuyas influencias
fatalmente sufren. No obstante, se ha hablado de estos peligros con marcada
exageración. Naturalmente que, como en todo, es bueno tomar ciertas
precauciones. La Física, la Química, la Medicina exigen prolongados estudios, y
el ignorante que sin preparación alguna pretendiese manejar sustancias
químicas, tóxicas o explosivas, expondría a serios peligros su salud y aun su
propia vida.
No
hay en este mundo una sola cosa que no sea buena o mala, según el uso que de
ella se haga. En todo caso, es injusto hacer notar el lado malo de las
prácticas espíritas sin señalar, al mismo tiempo, los beneficios que de las
mismas se extraen, los cuales son mucho más importantes que los abusos y las
decepciones. No hay progreso ni descubrimiento que no haya realizado con algún
peligro para el hombre. Si los pueblos, desde los tiempos más antiguos, no se
hubieran atrevido a cruzar los mares porque la navegación ofrecía grandes
riesgos, ¿ qué hubiera sucedido?
La
humanidad, fraccionada en mil familias, hubiera vivido confinada en los
continentes, desaprovechando los beneficios inmensos que logra ahora con los
viajes y el comercio. El Mundo Invisible es también un vasto océano profundo,
sembrado de escollos, pero también lleno de riquezas y de vida. Tras el velo
del Más Allá se agita una multitud innumerable que tenemos mucho interés de
conocer, pues en ella está depositado el secreto de nuestro porvenir. De ahí la
necesidad de estudiar y explorar ese Mundo Invisible, requiriendo la
contribución de las fuerzas y los recursos inagotables que encierra, tan ricos
y poderosos, que los de la Tierra han de parecernos cada día más escasos y
mezquinos. Por otra parte, aun suponiendo que nosotros pudiésemos
desinteresarnos del Mundo Invisible, no por eso dejaría él de interesarse por
nosotros. Su acción sobre la humanidad es constante, estamos sometidos a sus
influencias y sugerencias. Quererlo ignorar, es quedarnos voluntariamente
desarmados ante él. Mientras que, mediante un estudio metódico, aprendemos a
atraer sobre nosotros las fuerzas bienhechoras, los auxilios y las influencias
buenas que contiene; aprendemos a alejar a las fuerzas nefastas, reaccionando
contra ellas por medio de la voluntad y la plegaria. Todo depende de la manera
cómo se empleen y la dirección que se imprima a nuestras fuerzas mentales.
¡Cuántos
y cuántos males, cuya causa no conocemos, dado que ignoramos estas cosas,
podrían evitarse por medio de un estudio profundo y consciente del Mundo
Invisible! La mayoría de los neuróticos y de los alucinados, que trata sin
éxito alguno la Medicina oficial, no son más que enfermos de obsesión,
susceptibles de ser curados por medio de las prácticas espíritas y magnéticas.
Dios ha puesto al hombre en medio de un océano de vida, de un mar inagotable de
fuerzas y de potencias, dándole además la inteligencia, la razón y la
conciencia para que aprenda a conocer y conquistar esas fuerzas, utilizándolas
en su bien. Por medio de este constante ejercicio llegaremos a desarrollar
completamente nuestro Ser, estableciendo su imperio sobre la Naturaleza, el
dominio del pensamiento sobre la materia, el reino del Espíritu sobre el mundo.
Es ése el más sublime y elevado objetivo que podemos dar a nuestras
existencias. En vez de apartar de él al hombre, enseñémosle a caminar a su
encuentro sin ninguna duda. Estudiemos, escrutemos el Universo en todos sus
maravillosos aspectos, bajo todas sus formas. El saber es el bien supremo, pues
de la ignorancia provienen todos los males.
León
Denis
Extraído
de su libro "En lo invisible"
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El trato a los animales
Debemos considerar que los animales
tienen un Principio Espiritual, o alma
inmersa en un proceso evolutivo que afecta a todos los seres en el
universo, y cuya meta evolutiva, es alcanzar algún día la etapa humana, ya que
nuestro Espíritu ,en un remoto pasado, también se forjó y se formó en los otros Reinos de la Naturaleza, por lo
que también pasó por ese periodo evolutivo que ahora experimentan los animales, por lo
que fácilmente se comprende que es
absolutamente inmoral darles un trato cruel o brutal.
Las diversas especies animales, por sus
almas incipientes, son nuestros hermanos
menores en la evolución y no nos asiste ningún derecho moral o natural para causarles sufrimiento alguno.
Quien maltrata a los animales, sin el más
mínimo sentido de la compasión, normalmente sería capaz de hacerlo igual
con los Seres humanos y desde luego no
acredita en absoluto que pueda tratarse de una
persona sensible y buena.
Por nuestra naturaleza animal, muchos
todavía necesitamos alimentarnos de la carne de los animales, aunque esta no es
del todo indispensable para el
mantenimiento y equilibrio de la salud humana, pero el tener que sacrificar animales para consumo
humano, no justifica el tener que hacerlo
brutalmente, infringiéndoles
maltratos y sufrimientos injustificados
e innecesarios durante su vida y su muerte,
sin ninguna compasión.
No debemos obviar el que a pesar de los instintos naturales y salvajes que portan en su alma, los animales
son criaturas totalmente inocentes que
en su ignorancia y simplicidad nos llegan a mostrar respeto, y hasta gratitud
cuando les hacemos un bien.
Lo que digo a continuación, y sin
querer molestar a los
aficionados a la caza “deportiva” que se practica como afición, y cuyo fin es abatir o matar animales solo por diversión, sin una
justificación o necesidad alimentarias. Este “deporte” pone de manifiesto el
instinto ancestral de cazar para comer procedente de nuestra remota etapa
animal, predadores cavernarios, solo que
ahora ya no se mata para comer, sino que solo es una “afición”, “hobbi”, divertimento o “deporte”.
Por mucho que los intereses de un gremio
traten de justificarlo, no dejan de ser actividades moralmente negativas porque
con ellas se destruye sin necesidad la vida de otros seres, y porque estas
actividades predadoras, en esencia, son
totalmente innecesarias para la vida y supervivencia humana. Estas actividades que se basan en la captura y
sacrificio de estos seres vivos en los que ya rige un Principio Espiritual,
resultan gratificantes para el Ser humano de instintos primarios, que como
máximo exponente de la crueldad en la Naturaleza, es el único predador que mata
por matar, no por comer, solo por
divertirse, sin una justificación vital, ni menos aún moral, incluso también lo
hace a sus semejantes por motivos de guerras, celos, etc, y sin embargo todos
los seres vivos, tienen derecho a vivir la vida que Dios les ha dado.
Estas actividades tienen el agravante de
que en muchísimas ocasiones, los animales abatidos no solamente han muerto para
diversión de sus matadores, sino que sus cuerpos no alimentan a nadie; solo
sirven de alimento a los gusanos porque muchas veces el producto de grandes
“cacerías y pesquerías” termina en los vertederos de basura, mientras que hay
por todo el mundo tantos seres humanos que llegan a morir de hambre. Desde un punto de vista moral, algo
se remediaría en este estado de cosas, si se legislara y canalizaran
debidamente estos recursos para paliar algo estas necesidades alimentarias
humanas, pero ante todo, priman los egoísmos, los intereses económicos y la
impiedad.
Por otro lado, el ejercicio de la
caza lleva paralelo el maltrato a los perros y caballos que muchas veces se
utilizan en ella, pues al final de cada temporada, cuando se considera que ya
no sirven, muchas veces también terminan siendo asesinados por sus propios
dueños, sin piedad y sin escrúpulos, que los tratan solamente en miras a su
utilidad, como elementos que se destruyen cuando no son útiles a sus fines.
Lo que digo a continuación
también lo siento por los aficionados a la popular fiesta taurina que se
celebra especialmente en España y algunos otros países. Hay que reconocer que a
veces el toreo es una expresión de arte y de valor, pero el arte se puede
manifestar de muchas otras formas y el valor auténtico es el que se debe
demostrar ante las pruebas de la vida, no el que por un momento de elevada
adrenalina se muestra ante un toro acorralado herido y disminuido en sus fuerzas, que pelea
para defenderse. Sin embargo es innegable que se trata de un espectáculo sangriento con un animal herido que lucha por su vida, y de otra parte con el riesgo de
las personas que se juegan la vida ante las astas del toro que se defiende.
La llamada en España “Fiesta Nacional”, es lo
más similar en cuanto espectáculo, al circo romano en donde la sangre y la
muerte de personas y animales era una diversión que exacerbaba los instintos
más primarios de los espectadores. Y no es solamente la crueldad para con los
animales lo que señalo como negativo, sino el hecho de que una masa humana en
este siglo que vivimos, todavía se divierta y se enardezca ante el
“espectáculo” de la sangre, del mismo modo como lo hacían nuestros antepasados
en el circo romano, considerando que tal vez aquellos espectadores que
aplaudían a la sangre y a la muerte, quizás sean los mismos que hoy siguen
haciéndolo en los “festejos taurinos”.
En el siglo XXI , en pleno proceso de cambio de ciclo evolutivo de esta humanidad hacia otra más espiritualizada, esto que muchos defienden como tradición y fiesta, es algo que lógicamente está llamado a desaparecer más bien antes que después. Las tradiciones, cuando aportan valores y aspectos positivos, es lógico mantenerlas, pero cuando se trata de mantener aspectos negativos…. tendrán que venir a menos hasta llegar a desaparecer.
De los toros y la caza, se objeta
que si no existieran esas actividades desaparecerían las especies animales protagonistas. Si por
no criar toros para este negocio-espectáculo que son las corridas, ello supone
la desaparición de esa especie, creo que entre que esos espíritus taurinos sigan evolucionando en bajo
otra especie más o menos diferente porque se haya extinguido la raza taurina, o
bien destinarlos desde antes de nacer al cruento sacrificio de la "fiesta
nacional", bajo mi punto de vista creo que es preferible que el toro se llegue a extinguir como especie animal,
así como ya se han extinguido otras por otros motivos y como no hay intereses
financieros de por medio, nadie dijo nada.
Lo mismo digo de los animales
cazados; en este caso dudo que se extinguieran las especies si el hombre no los
cazase, porque la propia Naturaleza es muy sabia y mediante el equilibrio
ecológico, sabe mantenerlas vigentes en su medio natural.
La crianza de animales para
sacrificarlos solamente por sus pieles es otra aberración, pues disponemos de
cantidad suficiente de tejidos sintéticos o de origen vegetal, para mantener
una moda cada año, sin necesidad de esta tortura y esta explotación desalmada.
Y tampoco se puede dejar de
mencionar esas peleas de perros o de gallos, más o menos clandestinas, en las
que el público ávido de sangre apostaba auténticas fortunas..
La crueldad del espectáculo que
es el llamado "Tiro Pichón", en el que a las palomas- símbolo de la paz-, se les arranca la cola para que
sin timón, al soltarlas delante del "escopetero", no puedan girar
rápido en el aire y no puedan esquivar el tiro mortal del "tirador
deportivo" que con una escopeta repetidora las acribilla a base de gastar
los cartuchos que hagan falta.
Los circos, con su espectáculo de
“fieras”, en las que estas aparecen en pista, generalmente algo “dopados”, pero
en los que al igual que en los “toros”, los espectadores sienten el morbo de
ver si termina la función sin que el hombre sea herido o muerto por “la fiera”
que siempre pierde en tan desigual duelo con el torero. Es lo mismo que debía sentir el público
asistente a los circos romanos, ante la vista de la sangre y de la muerte entre
los rugidos de los leones.
Este es otro aspecto negativo muy importante,
y es común en la caza, los toros, las peleas de gallos o de perros....etc. Seres humanos protagonistas como actores directos, que
pueden actuar a veces como verdugos y maltratadores de animales, y otras como víctimas esporádicas de ellos, o en todo caso como espectadores ávidos de presenciar el riesgo y
la sangre. Esta clase de espectáculos sangrientos les exaltan las emociones
negativas ancestrales y le estancan en el salvajismo de un mundo que debería
estar ya en una etapa más adelantada en su evolución social y moral.
Los verdaderamente espiritistas y
espiritualistas en general, debemos ir cambiando este estado de cosas, de modo
que nuestro trato con los animales siempre debe ser de respeto y consideración
porque son seres que permanecen en una cadena evolutiva inferior a la nuestra,
aunque paralela e inmediata, pues como sabemos, la meta evolutiva del alma
animal es la de llegar a transformarse en Espíritu humano y alcanzar su entrada en la etapa humana,
encarnando algún día como Seres humanos,
mientras que la nuestra es la de abandonar algún día nuestra etapa humana
actual que todavía porta restos de su anterior etapa animal, y alcanzar
finalmente la Angelitud.
Si el trato con los animales debe ser
respetuoso, compasivo y protector, resulta obvio cómo debe de ser siempre para
con las personas: debemos desterrar para siempre la violencia , el egoísmo y la
falta de Amor, tomando conciencia de que por la Reencarnación y la Ley de
Consecuencias, el bien o el mal que hagamos a los demás nos lo estamos haciendo
a nosotros mismos, y esto se hace extensivo para con los animales Si realmente
anhelamos la paz en el mundo, debemos tenerla en primer lugar con nosotros
mismos, y manifestarla a nuestro alrededor mediante nuestros actos de Amor y
Caridad hacia todo y hacia todos.
- Jose Luis Martín-
“Si ves tratar
con crueldad a un niño o a un animal, es tu deber defenderlos” -Krishnamurti-
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