LAS INQUIETUDES DE SANGUIAO
1.- Subconsciente, Consciente y Super Consciente (2)
2.- Cualidades de los fluídos espirituales
3.- El casamiento religioso y el Espiritismo
4.-La Revelación Espírita y Allan Kardec
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Subconsciente, Consciente y Super consciente ( 2 )
...//... (Viene del anterior)
De mi trabajo en la atención fraternal a depresivos, recuerdo una experiencia vivida por una cierta hermana, que ilustra bien la fiel capacidad de registro del subconsciente que, si no es atendido convenientemente, a través de los años pasa a gobernar nuestra vida.
Esta hermana, informada de que podría conversar conmigo en particular, con el objetivo de buscar respuestas y posibles orientaciones para su caso, vino hasta mi gabinete de atención. Estaba con depresión y este cuadro se debía a resentimientos archivados desde hacía mucho, como posteriormente se pudo percibir.
Para mi extrañeza, en el diálogo, ella daba la impresión de que todo estaba bien en su vida, lo que tornaba inexplicable aquel estado depresivo. Indagada sobre su salud orgánica, su casamiento, sus hijos y las variadas situaciones posibles, ella informaba que todo corría bien. Intuido, comencé a insistir en el típico casamiento.
Y le pregunté, entre otras cosas: ¿usted ama a su marido?, ¿ su marido la ama? ¿ la relación entre ambos es buena? ¿ la trata con respeto y cariño? ¿.l la ofende o la agrede? A lo que ella respondía:
¡Yo amo a mi marido!, ¡Mi marido me ama!, ¡Nuestra relación es excelente!, El me respeta y es cariñoso conmigo, y por lo general me rodea de atenciones y me convida a cenas y paseos! (¡aunque ella nunca aceptaba!), Mi marido no me ofende ni me agrede!
Como en el presente (consciente) de aquella hermana todo parecía fluir bien, necesitando ahondar un poco más para detectar la causa de aquella evidente depresión, le pregunté entonces ¿Cómo fue la relación de ambos al principio del casamiento?
La mujer, sorprendida tal vez por la pregunta, se desajustó emocionalmente aún más. Muy nerviosa y agitada, con el rostro ahora alterado, en un rictus de amargura y dolor, comenzó a decir:
¡Ah!, ¡Por el amor de Dios! ¡No me haga recordar de ese triste y doloroso pasado! ¡El inicio de nuestro casamiento fue terrible, muy difícil!, ¡Mi marido era muy violento y agresivo, y muchas veces me hirió moral y físicamente! ¡Sólo yo sé cuánto tuve que soportar para no ver la ruina completa de mi casamiento...!
Y por mucho tiempo, abriendo las compuertas del subconsciente, con los recuerdos emergiendo hacia el consciente, nuestra hermana se entregó a las confidencias amargas, narrando detalles que yacían en lo profundo de los recuerdos. Finalmente, ella admitió que traía amarguras no superadas hacía más de 30 años y ésta era la causa de su profunda depresión. El marido se modificó para mejor; sin embargo, ella, aún no lo perdonó por la conducta de la juventud distante, y ahora no deseaba (subconsciente o inconscientemente) concederle el perdón y la posibilidad de ser felices.
Esta hermana fue orientada cuanto a la excelencia del amor y del perdón, y se dispuso a colaborar y hoy vive realmente feliz con su marido, superadas las dificultades que yacían archivadas.
Fijación en el pasado
El depresivo, por regla general, es alguien que trae la mente fija en el pasado triste y sombrío, complaciéndose en recordar las experiencias menos felices, las situaciones que más lo afligieron.
Pero, en la hipótesis de que usted se encuentre en depresión, le pregunto: ¿por qué se fijarse solamente en el lado peor, en aquel que le trajo el descontento? ¿Por qué la elección de la amargura, en detrimento de los júbilos?
No hay nadie en el mundo que pase incólume ante las experiencias alegres o tristes.
De este modo, alma hermana, en la hipótesis de que esté enferma, procure liberarse de la amargura, de la queja, y del pesimismo, recordando las horas buenas y reviviéndolas, lo que le dará estímulo y fuerzas para proseguir.
Detenerse en el pasado, es desperdiciar la oportunidad presente, con el compromiso del futuro.
El hombre es sus memorias, la suma de las experiencias que se almacenaron en su inconsciente, estableciendo las líneas de su comportamiento moral, social, educacional.
Esas memorias constituyen para él lo que le conviene y lo que no es lícito realizar. Convergen para la liberación o la
sumisión a los códigos establecidos, que proponen lo que es correcto y lo que es equivocado, lo moral, lo legal, lo conveniente y lo perjudicial.
Consciente: comando actual
Como escribía Germano de Novais, el consciente lúcido como el cristal es una buena semilla. El subconsciente es la tierra fértil, apta para recibir la semilla. El consciente comanda. El subconsciente es como la tierra que no sabe si la simiente es de buena, mala o hasta de pésima calidad. El subconsciente tampoco distingue si el pensamiento que acoge es bueno o es malo, positivo o negativo, optimista o pesimista. La función de
la tierra es que nazca lo que en ella se deposita, como la función del subconsciente es desarrollar los pensamientos y sentimientos que en él penetran. Si colocamos en la tierra una semilla de calabaza va a nacer una planta de calabaza. Si sembramos una pequeñita semilla de mostaza brotará una planta de mostaza. Si ponemos un grano de maíz nacerá una planta de maíz. Así sucede con la mente humana. Cuando plantamos un pensamiento de amor en el subconsciente, brotan actitudes impregnadas de amor. Cuando plantamos pensamientos de angustia y preocupación, puede hasta surgir una úlcera gástrica... La función de la mente consciente es pensar, dirigir, plantar ideas correctas en la época correcta.
La función del subconsciente es hacer brotar o realizar lo que la mente consciente le ordene o entregue
El pensamiento es una gran energía, una semilla poderosa.
La mente consciente la emite y transmite al subconsciente, que es su receptor. Consideremos al subconsciente como parte del inconsciente, que puede aflorar a la conciencia, con sus contenidos, alterando el comportamiento del individuo. El es el archivo próximo de las experiencias, por lo tanto, automático, destituido de raciocinio, estático, que mantiene fuertes vinculaciones con la personalidad del ser.
El es quien se manifiesta en los sueños, en los disturbios neuróticos, en los lapsos orales y de la escritura de actos fallidos, tornándose, después de Freud y sus discípulos, más tarde disidentes, Jung y Adler, responsable también por la conducta moral y social.
Los pensamientos y actos - después de ser archivados en el
Subconsciente - programan las actitudes de las personas.
De este modo, cuando se toma conocimiento de tal posibilidad, se elige a cuales de aquellos deben ser accionados - en el campo moral y social - para organizar o programar la existencia.
Fijación en el presente
Son muchas las criaturas que, malbaratando el presente y no invirtiendo en el futuro, se gastan y desgastan en la postocupación.
La postocupación es la ocupación vana, porque retiene la mente fija en algo ya ocurrido en el pasado y que podría estar superado.
Es una actitud típica del depresivo que se complace, de manera enfermiza, en fijarse en las experiencias negativas pasadas, desperdiciando tiempo, energía y oportunidad.
Otras veces, el ser se desgasta en una actitud de preocupación.
Preocuparse, como indica la propia palabra, es el ocuparse antes con el hecho que imagina ocurrir. más tarde. Con eso, la persona se ocupa por lo menos dos veces, antes de que ocurra y en cuanto eso se da.
En la hipótesis de post ocuparse con el problema, la criatura se habrá ocupado tres veces, esto es, durante y después.
Pensar y reflexionar con serenidad y confianza en la problemática, es positivo y necesario. Preocuparse en exceso es inútil y nada de bueno agrega.
Lo ideal para la existencia humana, es que la criatura procure vivir sin tristeza por el pasado y sin ansiedad negativa por el futuro, en un interminable y bienaventurado presente, para vivir cada instante totalmente, no preocupándose de manera estéril con lo que vendrá, y también no post ocupándose con lo que de negativo sucedió.
La hora es ahora.
Como enseña una vieja canción, quien sabe hacer ahora, no espera que acontezca...
Emmanuel, por las manos queridas de Francisco Candido
Xavier, asevera que hoy es el día más importante de nuestras vidas; ni el ayer que ya lo vivimos con sus experiencias, ni el mañana que podrá surgir modificado...
Somos lo que pensamos ser
El subconsciente es para el alma, lo que el desván es para la dueña de casa o como las gavetas de un archivo lo son para un ejecutivo u otro profesional.
Nuestro pasado, de ésta o de otras encarnaciones, todas nuestras conquistas, experiencias y emociones están archivados en ese subconsciente, ese archivo, interfiriendo de manera decisiva en lo que somos en el presente.
Por lo tanto, somos hoy, en el momento en que nos ocupamos con la lectura de esta obra, lo que hicimos de nosotros en los siglos pasados y en la existencia actual. Yo soy lo que hice de mí, a través de múltiples encarnaciones, experiencias, vivencias y emociones. Y el pensamiento, como artífice, está en la base de esa larga realización.
La materia inerte, las plantas, los insectos, las aves y los animales están sometidos a un determinismo absoluto. Los últimos, no mantienen un pensamiento continuo, no deliberan conscientemente, y es necesario que las leyes de la naturaleza y otras inteligencias se ocupen de ellos, de modo de tener provistas sus necesidades.
Los insectos, las aves y los animales, pueden, por medio del automatismo de la especie, realizar determinadas cosas, pero dentro de límites extremadamente estrechos. Consiguen movilizarse de un lugar hacia otro, cazar, procrear, y hasta por el condicionamiento, construir su hábitat.
Sin embargo, es el hombre y solamente el hombre, el ser que tiene capacidad para realizarse a sí mismo. Consecuentemente, hoy somos lo que hicimos de nosotros. El hoy representa el futuro de un pasado próximo o remoto ya vivido por nosotros, cuando idealizamos y realizamos lo que somos.
En el mañana del alma, seremos lo que nos dispusimos ser, conquista ésta que se inicia en el pensamiento. En ese día, nos enfrentaremos con nuestra propia realidad. Y esto se da, porque ya estamos en el estadio del pensamiento continuo, una conquista del espíritu inmortal.
Los insectos, las aves y los animales piensan, pero de manera discontinua o intermitente, lo que no les permite grandes realizaciones.
El hombre piensa siempre, salvo en los casos de psicopatologías graves en las que, por la perturbación del cerebro o del
espíritu encarnado, no consiga mantener un pensamiento continuo.
Pero, hecha la reserva de las psicopatologías graves, el hombre
común, aunque sea el ignorante, el inculto, el salvaje, el bárbaro, así como los hombres más cultos y civilizados están siempre pensando.
Con el Espiritismo tenemos condiciones de comprender bien eso, porque el alma es un ser distinto del cuerpo, que sobrevive a la muerte. Aun cuando se da el sueño fisiológico, el alma, que vive siempre, se emancipa del cuerpo y continua pensando y realizando.
Oportunamente, alguien escribió: hay una tendencia muy grande de materializar aquello en que la persona piensa continuamente...
Otro dice: imaginar es crear, aunque sea una creación fugaz, momentánea.
Considerando que nadie vive sin pensar, se concluye que el pensamiento, por su capacidad creadora, ha sido el responsable por nuestra desgracia, así como también, por nuestra ventura.
Podríamos hacer una proyección hacia el exterior y culpar a las circunstancias, personas o acontecimientos, no obstante, en el pensamiento está la base de la felicidad o de la infelicidad individual o colectiva, porque los hechos de afuera podrán encontrar la defensa del pensamiento correcto, del pensamiento saludable, del pensamiento positivo, y la persona permanece relativamente bien íntimamente a pesar de las adversidades exteriores.
El depresivo es alguien que, insistentemente y de manera enfermiza, se complace en pensar en lo que es negativo, perjudicial.
El pensamiento negativo, largamente abrigado, termina por conducirlo a la tristeza profunda...
Tomado del libro “Depresión” de Izaias Claro
Traducción: Juan Antonio Durante
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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Cualidades de los fluidos espirituales
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EL CASAMIENTO RELIGIOSO Y EL ESPIRITISMO
Vamos a abordar aquí la cuestión del casamiento, más específicamente del casamiento religioso. Para este abordaje, debemos recordar que el Espiritismo Kardeciano no tiene ningún ritual. Absolutamente, ninguno. No solo del casamiento, sino de ningún otro.
La práctica religiosa Espírita está basada únicamente en el Amor a Dios y en la Fe razonada. Para el Espírita Kardeciano, tener religión significa “estar ligado a Dios, pues la palabra “religión” significa exactamente eso: ligarse a Dios.
Si analizamos el Evangelio del Maestro Jesús, veremos que no está instituido, en ningún momento en él, el casamiento como acto de ligación a Dios (acto religioso) o de fe. Veremos que Cristo habla, al respecto de la unión del Hombre y la Mujer “…no separe el hombre lo que Dios unió…”, que fue tomado como base teológica para el ritual (sacramento) del casamiento y de la indisolubilidad eterna del casamiento religioso.
En verdad, lo que Cristo pretendía decir, es que el amor verdadero entre el Hombre y la Mujer, es consecuencia del Amor Divino que es, verdaderamente bendecido por Dios, y que el Hombre (ser humano), no debe intentar separar a las personas que se unen por el amor verdadero, pues a esos, Dios (AMOR) unió.
En verdad, el casamiento religioso fue, durante muchos siglos, la única forma de “legalizar”, de “Oficializar” la ligación estable entre el Hombre y la Mujer, de establecer reglas de conducta y de responsabilidad para el “casamiento”, para la vida familiar. Debemos acordarnos que la época, no había registros, no había documentos, leyes etc.
Inicialmente, había apenas el poder moral de la Religión y el miedo a la “punición Divina” como garantía a los derechos y deberes en el casamiento. El sacerdote o el pastor o el curandero o el monje, ejercían el papel de “fiador” del compromiso, en nombre de la Divinidad, del Ser Superior.
Más tarde, las Iglesias, las Órdenes Religiosas, los Templos, cuando ya existía la escrita, mantenida apenas en grupos herméticos y de iniciados, pasaron también a proceder y mantener el registro formal de las uniones (casamiento), ampliando la estabilidad de las mismas, por la posibilidad de encontrarse registro de quien era o no casado.
En muchas culturas y religiones, antiguamente y hoy en día, el casamiento no es un ritual religioso, más si una ceremonia familiar, donde el compromiso del Hombre y Mujer es asumido, por los novios, delante de la comunidad, delante de la familia y delante del representante de la Religión, siendo el casamiento celebrado por el Patriarca o Matriarca de la familia, y no por el Sacerdote o representante religioso. Más también de ese modo cumple su efecto de “fiador” y estabilizador de la unión.
También es importante recordar una realidad estadística: - todas las religiones Judaico – Cristianas del mundo, sumados todos sus adeptos declarados, constituyen cerca de 1/3 (33%) de la población mundial. Por tanto, cerca de 2/3 de la población mundial no sigue al Cristianismo, y tiene otros conceptos a respecto del casamiento y de la forma de celebrarlo.
Con la evolución de la sociedad, con la creación de las constituciones de los países, de las Leyes, del avance y el perfeccionamiento del registro público, el casamiento civil paso a ser el controlador de la estabilidad, de los derechos y de los deberes del casamiento, de la protección de la mujer y de los hijos, de la garantía de herencia y sucesión.
El casamiento religioso quedó como el rito o Sacramento especifico de las Religiones, especialmente las Judaicas Cristianas. Más modernamente, va transformándose mucho más en una ocasión social que en un acto de fe verdadera, lo que está sobradamente demostrado por el enorme número de separaciones que ocurre entre uniones con menos de cinco años de duración, casi todos casados también en ceremonia religiosa.
Cuando el Espiritismo surgió, el casamiento civil ya era una realidad. No había más necesidad del casamiento religioso como “regulador”. El Espiritismo, basado en la fe razonada, en la fe verdadera, en la razón, en la lógica, no trajo para su seno ningún ritual. La sociedad ya podía dispensarlos. La ligación con Dios (Religión) nunca preciso de ellos. El Evangelio de Cristo era para ser practicado en el día a día, y no transformado en rituales.
No estamos hablando aquí mal de casamiento religioso. Muy por el contrario. El extremo respeto que el Espiritismo tiene por las Religiones, ya nos impide eso. Cada uno debe seguir lo que preceptúa su creencia religiosa. Solo estamos explicando porque el Espiritismo Kardeciano no tiene ceremonias o ritual en el casamiento, y por qué los espiritas formalizan su unión en lo civil, no necesitando del casamiento religioso en cuanto a ritual, ceremonia o precepto religioso.
Para los espiritas, existe un guía seguro para los casados aprender a consolidar su unión en el día a día. Es la práctica de la propia Doctrina Espirita, en su integridad. Y todo puede ser resumido con tres palabras: Amor, Tolerancia y Perdón. Y un ejercicio diario: el del aprendizaje constante.
Al decir por el casamiento, el Hombre y la Mujer están asumiendo una gran responsabilidad, un gran compromiso. Están iniciando una nueva familia. La familia es, y siempre será, la gran escuela de la evolución, del aprendizaje, del crecimiento espiritual, si es bien aprovechada. Cabe a cada pareja hacer que su familia sea la mejor de las escuelas, que enseñe el camino para aprender a ser feliz.
Para eso, deben tener en mente que en su nueva familia debe enseñar amor y caridad. Para enseñar, es necesario practicar. Practicar diariamente. Aprender con los errores. Aprender a no errar más. Aprender a acertar cada día más. Aprender a ser feliz.
Ese es el casamiento verdaderamente bendecido por Dios. Es independiente de las religiones.
Carlos Augusto Parchen
Centro Espirita Luz Eterna - CELE
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La Revelación Espírita y
Allan Kardec
Los anales de la historia muestran que desde épocas muy remotas la evocación de los Espíritus era algo practicado por iniciados religiosos de todos los cultos. El más antiguo código religioso que se conoce, los Vedas, aparecido miles de años antes de Jesucristo, afirma la existencia de los Espíritus. Desde tiempos inmemoriales, los maestros iniciados en los misterios preparaban a individuos llamados faquires para la evocación de los Espíritus y para la obtención de los más notables fenómenos del magnetismo. Igualmente remota era la evocación de los Espíritus de los antepasados en China.
Todos los historiadores están de acuerdo en atribuir a los padres del antiguo Egipto poderes que parecían sobrenaturales y, dejando de lado lo que puede haber de legendario en esas narraciones, lo que sí es cierto es que evocaban a los «muertos». De ahí que Moisés prohibiese formalmente a los hebreos esas prácticas. Encontraremos también las pitonisas en Grecia. Y en la historia judía y cristiana hallaremos también numerosos fenómenos mediúmnicos.
Miles de víctimas fueron quemadas sin piedad por haber evocado a los Espíritus durante la Edad Media. Al poder teocrático no le convenía que las almas de los
«muertos» viniesen a contradecir las enseñanzas oficiales de los padres de la Iglesia. Pero la heroica figura de Juana de Arco demostró hasta qué grado la comunicación con los Espíritus pueden dar resultados tan grandiosos como inesperados.
«Y será en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne. Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán. Y vuestros mancebos verán visiones. Y vuestros viejos soñarán sueños». (Hechos de los Apóstoles, 2-17)
«Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros». (Juan, 14-16,17)
«Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho». (Juan, 14-26)
¿Qué son las profecías sino fenómenos mediúmnicos? ¿Y las visiones y los sueños? Un Espíritu que se hacía llamar el Espíritu de Verdad presidía «la invasión organizada», tal como denominase Arthur Conan Doyle a la Revelación Espírita en sus primeros pasos. Mientras el mundo entero era testigo del fenómeno de las mesas giratorias, calificado por la prensa como «el mayor acontecimiento del siglo», para la mayoría no pasaba de un pasatiempo y entre los que se preocupaban en buscar las causas había eminentes hombres de ciencia, como por ejemplo el gran físico inglés Faraday.
Desde la aristocracia hasta los salones más humildes, en Londres, París, Nueva York y San Petersburgo, eran muchos los que jugaban con las mesas. Y el Santo Oficio debió encontrar algún peligro en ello para sus intereses, pues condenó los fenómenos y tachaba de herejes a las personas por intermedio de las cuales ellos eran producidos.
Entretanto Rivail, un destacado pedagogo francés, asistía a una reunión en la que presencia por primera vez el fenómeno de las mesas giratorias. Más tarde como Allan Kardec diría:
«En esas aparentes futilidades y especie de juego que se hacía de esos fenómenos, vislumbré algo muy serio y la revelación de una nueva ley que me propuse profundizar».
Empieza así a frecuentar diversas sesiones en lugares diferentes y las propias mesas indicaron un nuevo método de comunicación a través de un lápiz atado a una cestita. Allan Kardec preparaba preguntas sobre cuestiones diversas que eran contestadas «con precisión, profundidad y de una manera lógica». Es así que sin saberlo va fraguando lo que sería posteriormente El Libro de los Espíritus.
En la sesión del 25 de marzo de 1856, en casa del señor Baudin, Kardec pregunta cuál era la identidad del Espíritu que lo orienta. La respuesta fue: «Para ti me llamaré la Verdad».
Kardec diría más tarde: «En ese momento yo ignoraba la superioridad de ese Espíritu. Nunca, desde entonces, ha dejado de protegerme».
El Espíritu de Verdad no era sólo un símbolo, sino el guía espiritual de toda una falange de Espíritus superiores.
El 30 de abril de 1856 los Espíritus le revelan la misión que tendría que desempeñar, algo que posteriormente sería confirmado con más claridad y por otros diferentes médiums. Dos meses después, un Espíritu que se hacía llamar el Espíritu de Verdad le ratificaría lo que otros le habían dicho, advirtiéndole de todas las vicisitudes por las que pasaría pero asegurándole la asistencia espiritual para el éxito de su tarea, que dependería no sólo de su inteligencia sino de la humildad, la modestia, el desinterés, la perseverancia, la firmeza y hasta la abnegación y el sacrificio.
Charles Richet, premio Nobel de medicina y fisiología, dijo de Allan Kardec:
«Él siempre se apoya en la experimentación, de modo que su obra no es solamente una grandiosa y homogénea teoría, sino que también es un imponente conjunto de hechos».
La misión de Kardec no es una concepción personal ni el resultado de un sistema preconcebido. Es la resultante de miles de observaciones hechas en muchos puntos del Globo, las cuales fueron dirigidas hacia un centro que las coordinó.
La aparición del Espiritismo tiene lugar después de la gran revolución de los transportes y de las comunicaciones en la primera mitad del siglo XIX. El tren, el telégrafo eléctrico, el cable submarino, el perfeccionamiento de la imprenta, todos esos progresos contribuyeron a la circulación rápida y efectiva de las ideas, permitiendo un intercambio cultural de la mayor envergadura. Gracias a eso se alcanzó, en muy pocos años, a todos los estratos sociales en la mayoría de los países.
El mismo año de la publicación de El Libro de los Espíritus se habían superado todas las expectativas, sólo en Estados Unidos había ya 17 revistas y publicaciones periódicas consagradas al Espiritismo, antes incluso de que Allan Kardec crease la Revista Espírita.
Los fenómenos que se manifestaban, de efectos físicos, por todas partes, revelaban una voluntad libre e inteligente, y como efecto inteligente debía tener por causa un ser o fuerza inteligente. Los hechos probaron y prueban que esa fuerza puede entrar en comunicación con los hombres. Por constituir un fenómeno natural se encuentran huellas de estas comunicaciones en todos los pueblos y épocas.
Interrogada acerca de su naturaleza, dicha fuerza ha declarado pertenecer al Mundo de los Espíritus. Ellos anuncian que tienen la misión de instruir e iluminar a los hombres, inaugurando una nueva era para la regeneración del género humano.
El método de elaboración del Espiritismo ha sido exactamente el mismo que el de las ciencias positivas, el método experimental. Ante unos hechos nuevos que no tienen explicación mediante las leyes conocidas: El Espiritismo los observa, compara y analiza, y del efecto se remonta a la causa y de ésta a la ley que los gobierna, para después deducir las consecuencias y las aplicaciones útiles. Llegó en una época de emancipación y madurez intelectual, cuando la inteligencia desarrollada ya no aceptaba nada a ciegas y quiere saber el por qué y para qué de cada cosa.
Una de las causas de la rápida difusión de la Revelación Espírita es que se produjo simultáneamente en miles de centros diferentes y todos ellos se convirtieron en foco de difusión. Si bien en ninguno de ellos la enseñanza espírita era completa, se obtuvo de manera parcial en diferentes lugares y mediante una gran cantidad de intermediarios.
Era necesario agrupar los hechos dispersos, ver su correlación, reunir las instrucciones dadas por los Espíritus sobre diferentes puntos y temas diversos para comparar, analizar y estudiar analogías y diferencias. Crear, pues, un centro de elaboración que fuese el punto de unión de los trabajos individuales. Ese centro de elaboración ya estaba previsto por la espiritualidad y desde el momento que Allan Kardec se encuentra con los primeros fenómenos comienza, sin saberlo, a elaborar la gran tarea que ya tenía asignada antes incluso de encarnar.
La Revelación Espírita no es sólo una revelación divina, es también una revelación científica. Es divina porque los puntos fundamentales de su enseñanza son impartidos por los Espíritus, intermediarios de Dios. Y es científica, porque la enseñanza no es privilegio de ningún individuo en especial, no exime al hombre del trabajo de búsqueda y de la observación de los hechos para que ella no sea dictada ni impuesta ciegamente.
Con la Revelación Espírita se nos da el conocimiento de:
- La existencia del Mundo Invisible que nos rodea y puebla el Espacio.
- Los lazos que unen al cuerpo con el alma.
- De dónde venimos, hacia dónde vamos, por qué estamos en este mundo, por qué sufrimos temporalmente y comprendemos hasta qué grado la justicia de Dios a todos alcanza.
- Que el alma progresa sin cesar, al pasar de una existencia a otra hasta que alcanza cierto grado de perfección.
- Que todos somos creados iguales y con idénticas aptitudes para progresar, siendo ésta la única diferencia entre los seres, el progreso alcanzado.
- Que todos tenemos el mismo destino y lograremos igual meta, antes o después, según el trabajo y la buena voluntad que pongamos en la tarea.
Es apenas un esbozo de las numerosas informaciones que encontramos en el Espiritismo y en la obra de Allan Kardec o Revelación Espírita contenida fundamentalmente en las siguientes obras: El Libro de los Espíritus, El Libro de los Médiums, El Evangelio según el Espiritismo, El Cielo y el Infierno, La Génesis y La Revista Espírita ( Revue Spirite 1858-1869)
La Revelación Espírita tiene una amplitud que le permite abarcar todas las cuestiones de orden moral, satisface a la razón más exigente para cualquiera que se tome el trabajo de estudiarla y no esté dominado por las ideas preconcebidas. No tiene las mezquinas restricciones de ciertas filosofías y presenta como principio el que si una verdad nueva o un descubrimiento de la ciencia viniese a contradecir alguno de sus principios, el Espiritismo abandonaría ese principio e iría de la mano de la ciencia.
El Espiritismo reposa sobre un hecho, el de la comunicación entre el mundo invisible y el mundo visible, y un hecho no puede ser anulado por el tiempo. El Espiritismo está lejos de haber dicho la última palabra con respecto a sus consecuencias, pero es inquebrantable en su base porque esta base está asentada en hechos.
«Que los espíritas no tengan miedo: el futuro les pertenece; que dejen que los adversarios se debatan entre los brazos de su verdad, que los ofusca, porque toda negación es impotente contra la evidencia que triunfa inevitablemente por la fuerza misma de las cosas. Es una cuestión de Tiempo». (Allan Kardec)
Salvador Martín para Curso espírita.com
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