jueves, 27 de noviembre de 2025

El ser inter existente

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Pedagogía espírita

2.- La intuición

3.- Exorcismos

4.- El ser inter existente

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                                 PEDAGOGÍA ESPÍRITA                                                        

                En la foto: Eurípides Barsanulfo

     Ante la inmensa responsabilidad que nos corresponde como educadores, algunos aspectos de la Pedagogía Espírita deben ser bien aclarados, para evitar las confusiones que aún ocurren. No se trata simplemente de una pedagogía (1) espiritualista, pues el propio Kardec creó los términos espírita y espiritismo, para diferenciarlos de espiritualismo, pues son muchas las corrientes espiritualistas existentes. “Para las cosas nuevas necesitamos de nuevas palabras”. Allan Kardec deja eso muy claro, en la Introducción de El libro de los Espíritus.

     La Pedagogía Espírita se basa esencialmente en la Doctrina Espírita, en su triple aspecto: filosófico, científico y moral o religioso. Los tres aspectos están intrínsecamente unidos y cualquier tentativa de separarlos causaría mutilación en el cuerpo doctrinario. Tampoco resta ninguna duda de que el aspecto moral o religioso está íntimamente vinculado al Evangelio de Jesús. No obstante, como bien afirmó Kardec: “Muchos puntos del Evangelio, de La Biblia y de los autores sagrados en general, son inteligibles, muchos, incluso, no parecen racionales por la falta de una llave para comprender su verdadero sentido; esta llave está enteramente en el Espiritismo, como ya se convencieron aquellos que lo estudiaron con seriedad (…)”.

     La Doctrina Espírita, en su triple aspecto, ofrece, pues, la llave que faltaba, y va más allá, ofreciendo también un derrotero fantástico que abarca la razón, el sentimiento y la voluntad. Con el lema: fuera de la caridad no hay salvación y con las recomendaciones de los Espíritus superiores “amaos e instruíos”, el Espiritismo revela el camino del progreso individual y social. La caridad, como ejercicio del amor universal, aliada a los conocimientos de la inmortalidad del alma, de la naturaleza de los Espíritus, de la comunicación de los Espíritus, de la reencarnación, de la Ley de Causa y Efecto, de las Leyes Morales y del futuro de la Humanidad en constante proceso evolutivo, representa la Verdad Universal, necesaria al conocimiento de sí mismo y al progreso individual y colectivo del planeta. Por el amor, se combate el egoísmo y el orgullo y, por la sabiduría, se combate la ignorancia y el fanatismo. No obstante, aún se levantan voces presentando propuestas dudosas y lanzando recelos injustificables en cuanto a la enseñanza de esa verdad Universal, presente en la Doctrina Espírita.

     Enseñar una verdad Universal no es imponer una religión, ni un dogma, no es hacer “proselitismo” ni “catequesis”. Es presentar al mundo la realidad de la vida espiritual que los Espíritus Superiores, trabajadores de Jesús, luchan, desde hace siglos, por implantar en el corazón del hombre. Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres (Juan, 8: 32). La frase de Jesús resuena aún y su eco atraviesa siglos de luchas en defensa de esa misma verdad. Solo existe libertad en el conocimiento de la verdad. Sin ese conocimiento, lo que resta es la ignorancia que aprisiona y se sujeta a dogmas, prejuicios y fanatismo. La autonomía intelectual y moral pregonada por tantos pensadores modernos solamente se consigue con la práctica del amor y el conocimiento de la verdad. La ignorancia de sí mismo genera dependencia y esclavitud intelecto-moral. De esta forma, todo el contenido de la Doctrina Espírita debe formar parte de la Pedagogía Espírita, tanto en su cuerpo teórico como en todo lo que es aplicado y practicado en las instituciones que se denominan Espíritas.

     De ninguna manera se trata de hacer proselitismo, como aún insisten en afirmar algunos, sino de presentar una verdad de carácter universal, conocimiento indispensable para conducir el Espíritu inmortal que somos todos nosotros, al conocimiento de sí mismo y de las Leyes Divinas que rigen los mundos y los seres. De la misma forma, la Doctrina Espírita no vino solo para los espíritas, es un patrimonio de la Humanidad. Como verdad de carácter universal que debe ser enseñada a todos cuantos se puedan interesar por ella. Sin ninguna imposición, la Doctrina Espírita “habla” a la razón y al buen sentido, respondiendo de forma clara a las preguntas que tanto han atormentado a los estudiosos en general; ¿quién soy yo, de dónde vengo, hacia dónde voy, y qué hago aquí?

     El conocimiento que la Doctrina Espírita nos ofrece, causará alteraciones profundas en todas las ramas del conocimiento humano: en la Pedagogía, en la Psicología, en el Derecho y la Justicia, en la Medicina y, en especial, en el corazón del hombre. Si alguna duda pueda restar aún, basta verificar el precioso ejemplo de Eurípedes Barsanulfo, uno de los baluartes de la Pedagogía Espírita, en nuestro planeta. Eurípedes Barsanulfo, valientemente, incluyó el estudio de la Doctrina Espírita, en el programa del Liceo Sacramentano, en la ciudad de Sacramento, en Minas Gerais, Brasil. Y ante la amenaza de los padres de retirar a los hijos del Liceo, Eurípedes afirmó:

“–Que retiren a sus hijos, pero la finalidad salvadora del aprendizaje espírita será mantenida”.

     Ante la tristeza de Eurípedes que se hallaba casi abandonado, María, la madre de Jesús, le envió un mensaje sugiriéndole cambiar el nombre de la escuela y ponerle Colegio Allan Kardec, lo que lo caracterizaba como una escuela espírita.

     “No cierre las puertas de la escuela. Borre la denominación Liceo Sacramentano, que es un resquicio del orgullo humano. En sustitución, coloque el nombre: Colegio Allan Kardec. Enseñe el Evangelio de mi Hijo los miércoles e instituya un curso de Astronomía. Cubriré al Colegio Allan Kardec con el manto de mi Amor. María, Sierva del Señor”. Eurípedes siguió al pie de la letra las Instrucciones espirituales de María  (Eurípedes – el hombre y la misión – Corina Novelino, Edición IDE).

     Así nacía el Colegio Allan Kardec, bajo la égida de María, la primera escuela Espírita, con un carácter de estudios eminentemente espírita. Sin prejuicios, Eurípedes enseñaba el Espiritismo, como verdad esclarecedora que ilumina la razón y eleva el corazón. Comprendió que la Doctrina Espírita es obra de Jesús, parte integrante de su Evangelio, currículo de una nueva etapa evolutiva de todo el planeta Tierra. Los antiguos alumnos del Liceo Sacramentano retornaron, y otros doscientos alumnos más fueron recibidos en el Colegio Allan Kardec, surgiendo también nuevos profesores, como colaboradores de Eurípedes.

     Los miércoles estaban enteramente consagrados al estudio de El Evangelio según el Espiritismo y El libro de los Espíritus, de Allan Kardec. Asistían a las clases los alumnos del Colegio y numerosos visitantes. Al final de la clase, en el instante de la oración de cierre, a veces, la voz de Eurípedes cambiaba de tono. Celina venía a traer unas palabras de estímulo de la propia madre de Jesús. Otras veces, comparecían Juana de Arco, Pablo de Tarso, Pedro, Felipe y otros discípulos del Cristo. El aspecto espiritual de la vida estaba siempre presente en la vivencia diaria de la escuela y en las clases específicas. Además de incluir la enseñanza de la Doctrina Espírita en el programa de estudios de la escuela, percibimos que no se trataba apenas de una enseñanza teórica, sino de una vivencia constante. Los alumnos, además de estudiar El Evangelio según el Espiritismo y El libro de los Espíritus, de Allan Kardec, iniciaban las clases de los miércoles con una oración, finalizándolas con la plegaria final y con la recepción de mensajes de Espíritus Superiores, todo eso estaba abierto a todos cuantos quisiesen participar de esas reuniones.

     Según Corina, “esas clases despertaban tanto interés, que los alumnos del curso superior no se perdían las sesiones mediúmnicas, buscando enriquecer sus investigaciones con los conceptos emitidos por los Espíritus Benefactores”.

     Ocurrían fenómenos mediúmnicos dentro del mismo salón de clases, cuando el profesor “se desprendía del cuerpo físico, transportándose en Espíritu hacia otros lugares, muchas veces distantes”. Corina también nos cuenta que Eurípedes desarrolló un amplio estudio sobre la evolución de la idea religiosa, a través de las civilizaciones… “desde el horizonte tribal con su mediumnismo primitivo hasta el horizonte espiritual con la mediumnidad positiva, abarcando el escenario del siglo XVI”. En estas clases, los alumnos “ansiaban por llegar a la época del Espiritismo”, a lo que Eurípedes respondía: “-Ya llegaremos, pero necesitaremos de un espacio de tiempo muy extenso para dedicarlo a los estudios de los principios fundamentales del Espiritismo”.

     Ese estudio, muy a propósito, demostraba la evolución del pensamiento religioso del hombre, culminando con el Espiritismo que representa el retorno del Evangelio de Jesús al escenario pedagógico del Planeta, así como el currículo de una nueva etapa evolutiva de los seres humanos reencarnados aquí.

Entonces, ¿ qué es Pedagogía Espírita?

–Es la ciencia y el arte de la educación, el proceso a través del cual se desarrolla el “germen” de la perfección, en lo íntimo de cada uno, como Espíritus inmortales que somos, hijos y herederos de Dios. Es el desenvolvimiento gradual y progresivo de las potencias del alma, a través del ejercicio del amor y del “conocimiento de sí mismo”, que hace germinar esa esencia Divina y dar los frutos del amor y de la sabiduría.

–Es el retorno del amor y de la verdad universal al escenario pedagógico de la humanidad a través del valor de expresar esa verdad sin prejuicios, sin medias verdades, como lo hizo Eurípedes Barsanulfo.

El conocimiento de la verdad universal es indispensable para el conocimiento de sí mismo y, por tanto, para el desarrollo de las cualidades interiores del alma, de las potencialidades del Espíritu.

En verdad, no existen dos pedagogías. Lo que llamamos Pedagogía Espírita, representa pues, la Pedagogía por excelencia, iluminada por los conocimientos que la Doctrina Espírita nos ofrece hoy. Sus raíces se remontan a los principios de la Humanidad y posee, en su retaguardia, millares de Espíritus, trabajadores del Cristo, en la iluminación intelectual y moral del Planeta.

La Pedagogía Espírita está presente hoy en la mente y en el corazón de los educadores que enfrentan todos los prejuicios por amor a la verdad, independiente del título de profesor, maestro o doctor, que son resquicios de la vanidad humana. Está presente en los jóvenes y adultos que trabajan en la evangelización infantil y juvenil, que dan charlas en las casa Espíritas, que participan en los grupos de estudios, en las actividades asistenciales, ejercitando y ejemplificando el amor al prójimo. Está presente en el joven que actúa en el teatro, que canta y baila, haciendo del sublime arte, la escalera para su elevación como Espíritu.

La Casa Espírita representa hoy la Escuela Espírita en toda su sencillez, belleza y dinamismo espiritual, viviendo el amor, iluminando el corazón y la mente de los niños, de los jóvenes, de los adultos e incluso del Espíritu desencarnado, pues somos todos en esencia, Espíritus en evolución. No existe educación en su significado profundo, sin el ejercicio del amor y sin el conocimiento de sí mismo, o sea, sin que el educando se reconozca como un Espíritu inmortal, hijo de Dios, dotado del germen de la perfección, sujeto a las leyes de causa y efecto y, por tanto, responsable por sus pensamientos y actos, a nacer y renacer en un perfeccionamiento gradual, pero continuo, rumbo a la perfección. No existe educación espírita, si no se incluye en su currículo ese conocimiento libertador de la verdad espiritual de nuestras vidas, de esa verdad universal contenida en la Doctrina Espírita, como lo hizo Eurípedes Barsanulfo.

Auxiliar al Espíritu con la verdad absoluta de nuestra existencia espiritual es nuestra tarea prioritaria. Es nuestro compromiso con Jesús, con Kardec, con Eurípedes y con nuestra propia conciencia.

Walter Oliveira Alves

(1) Pedagogía es la “ciencia que se ocupa de la educación y la enseñanza” y “en general, lo que enseña y educa por doctrina o ejemplos”. (Diccionario de la Lengua Española, Vigésima segunda edición, Real Academia Española, 2001, p. 1160). Anuario Espirita 2015.

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                           LA INTUICIÓN                                                                


"Porque la profecía jamás fue producida por voluntad de hombre alguno, mas los hombres santos de Dios hablaron inspirados por el Espíritu Santo."                    - (II Pedro 1:21.)

Todos los hombres participan de los poderes de la intuición, en el divino tabernáculo de la conciencia, y todos pueden desenvolver sus posibilidades en ese sentido, en el dominio de elevación espiritual. No son fundamentalmente necesarias las grandes manifestaciones fenoménicas de la mediumnidad para que se establezcan movimientos de intercambio entre los pianos visibles e invisibles.

 Todas las nociones que dignifican la vida humana vinieron de la esfera superior. Y esas ideas ennoblecedoras no se produjeron por voluntad de hombre alguno, porque los razonamientos propiamente terrestres siempre se inclinan hacia lo material en su arraigado egoísmo.

   La revelación divina, significando lo que la Humanidad posee de mejor, es cooperaci6n de la espiritualidad sublime, traída a las criaturas por los colaboradores de Jesús, a través de la ejemplificación, de los hechos y de las palabras de los hombres rectos que, a golpes de esfuerzo propio, quiebran el circulo de vulgaridades que los rodea, tornándose instrumentos de renovación necesaria.

    La facultad intuitiva es institución universal. A través de sus recursos, recibe el hombre terrestre las vibraciones de la vida más altas, en contribuciones religiosas, filosóficas, artísticas y científicas, ampliando conquistas sentimentales y culturales, colaboración esa que se verifica siempre, no por la voluntad de la criatura, sino por la concesión de Dios.

   La intuición viene a ser la conexión permanente que casi todos los mortales, en mayor o menor medida,  mantenemos con el plano espiritual, ya sea de modo consciente o inconsciente.

    Es una puerta que Dios nos ha dejado permanentemente abierta, para que podamos recibir los consejos  en forma de intuiciones, desde el plano espiritual, con el fin de guiarnos en nuestro progreso y llevarnos a recapacitar que el ser humano en general, no está solo, sino secundado por  esa fuerza inteligente y sutil que llamamos intuición.

  Todos los adelantos culturales, científicos y morales de la humanidad han tenido que ver con esta facultad, que por ser tan común, viene a ser poco considerada por no ser de carácter extraordinario, pero sin embargo, si no fuese por esa conexión común que se mantiene entre el plano espiritual y el terrenal, el ser humano posiblemente aún permanecería muy cerca del estadio de la animalidad, influenciado solamente por la materialidad del cuerpo carnal y el medio físico. 

    No imaginamos hasta que punto, el plano espiritual se ha mantenido y se mantiene expectante a la evolución del ser humano , que en toda época ha contado con las ideas que proceden del mismo, y que se han atribuido a la brillantez mental, a la suerte o a las musas. 

   Pero los Espíritus que siempre han colaborado con la evolución humana, lo han hecho solamente dentro de lo que las eternas leyes cósmicas de vibración y afinidad les han permitido. Esto significa que para que haya comunicación intuitiva, que al fin y a la postre es una modalidad mediúmnica, es necesario que se establezca una conexión previa, y esta es la semejanza y disponibilidad en el pensar y en el sentir de los seres humanos con respecto a los espíritus comunicadores.

   El ser humano en su orgullo, muchas veces cree que todo lo debe a sí mismo, a su genialidad, a su valor o a su  solo esfuerzo, y sin embargo, ignora que sin ese enlace psíquico permanente que es la intuición, apenas sería poco mas de lo que son nuestros hermanos inferiores del reino animal.

   Hemos de tener claro, que por ser Hijos de Dios, este jamás nos ha abandonado, lo cual significa que nunca hemos estado solos en medio de nuestras vidas y tribulaciones, sino que de un modo imperceptible, siempre nos han llevado de la mano hacia la meta a alcanzar desde que entramos en la etapa humana: El estado de angelitud y proximidad al Padre, mediante nuestro esfuerzo, guiados por esa intuición que como un maná llovido del cielo, nos es regalada desde la Patria Espiritual, y en uso de nuestro libre albedrío que nuestro amado Padre nos otorgó desde siempre.

Demos gracias por esa tutela a Él y a todos nuestros hermanos, Espíritus desencarnados, que nos tutelan y guían cada día.

José Luis Martín

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                           EXORCISMOS         


El casi total desconocimiento de la vida espiritual o la ignorancia al respecto, son responsables de las extrañas prácticas de exorcismo desde épocas... remotas. La presunción y falso conocimiento de las personas que se creen capacitadas para imponer su falsa autoridad sobre otro, hacen que transfieran el mismo sentimiento a los espíritus sufrientes o perversos que embisten contra aquellos a quienes afligen con insistente crueldad. 
La obsesión es el resultado del intercambio psíquico, emocional o físico, entre dos seres que se aman o se detestan. La raíz del fenómeno se encuentra, en la identificación vibratoria que facilita el proceso perturbador. Aquel que se sintió engañado o traicionado por su opositor, busca retribuir el mal que sufrió, imponiéndole la crueldad de la persecución sin cuartel, desde el mundo espiritual donde hoy se encuentra. 

Disponiendo de mayor campo de comprensión mental y de técnicas sofisticadas para imponer su voluntad, sobre aquel a quien detesta y desea martirizar, establece el intercambio nefasto, que culmina con la instalación de disturbios, que se convierten en sufrimiento de corto o largo curso, siempre dolorosos. Otras veces, son vinculaciones amorosas de calidad inferior, en las cuales ambos intercambian sentimientos vulgares, que los llevan a una convivencia mental de torpes satisfacciones o de deseos inconfesables, que la muerte de uno de ellos no permite realizar más.

La obsesión solamente se instala, porque  la receptividad del paciente, lo envuelve en  mallas constrictoras. Cualquier tentativa de tratamiento, deberá iniciarse con el conocimiento de las razones que desencadenaron el acontecimiento infeliz. No hay razón para que alguien imponga su voluntad sobre la de otra, y especialmente en lo que respecta a las ingratas obsesiones, así como tampoco a nadie se le ha dado el derecho de afligir a su prójimo sin incurrir en la auto punición, de cara a las soberanas leyes que se establecen en la vida de todos.

La imprudencia y las pasiones que predominan en la naturaleza humana, lo llevan a desviarse en el cumplimiento de sus deberes, transformándose en insensato enemigo de su compañero de jornada, quien entonces, sufre la crueldad o persecución sistemática, afligiéndolo, y generándole situaciones embarazosas mediante las cuales se siente feliz…

Esa conducta nefasta, que muchas veces pasa inadvertida para la víctima, luego de su desencarnación pasa a entender lo que le ocurrió, y mediante procesos de sintonía y afinidad, se vincula a su verdugo, y al no poseer valores ético-morales para comprender el perdón, toma la maza de la justicia en sus manos y se cree con el derecho de desquitarse de aquel que tanto daño le hizo. Si tuviese otro conocimiento de la vida, de sus leyes y de la Justicia Divina, que jamás engaña o desvía, y se apoyara en el olvido del mal para tornarse feliz, se liberaría mentalmente de quien lo ha atormentado y ha sido responsable por su desdicha.
Sin embargo, la inferioridad moral de la víctima, cualidad peculiar en la mayoría de los temperamentos humanos, impone la venganza como el mejor mecanismo para cobrar el mal que padeció, tornándose, a su vez, en perseguidor, cuando podría continuar siendo creadora del respeto, en su condición de acreedor compasivo. Siendo así, la práctica del exorcismo resulta inútil, particularmente en lo atinente a los llamados gestos sacramentales y las palabras cabalísticas, que producen risa en los Espíritus perseguidores, más aún cuando los Espíritus burlones, se complacen acompañando al ridículo de aquellos que pretenden expulsarlos con comportamientos extraños, sin ningún requisito moral que los acredite en la terapéutica curativa.

Cuando ocurren resultados positivos en el tratamiento de la obsesión por medio de ese recurso, se debe a las cualidades espirituales del terapeuta y no a los rituales extraños que realiza, por cuanto, solamente las energías elevadas, que devienen de una conducta moral y mental, pueden apartar a los Espíritus infelices de aquellos que padecen la imposición penosa. A pesar de eso, para que el proceso curativo se de correctamente, son indispensables la transformación ética del paciente, en sus actividades de beneficencia y de fraternidad y en el compromiso con el amor y la oración, a fin de revestirse de valores elevados que le permitan la sintonía con otras fajas vibratorias, evitando la influencia de nuevas perturbaciones.

Es por eso que, en el tratamiento de las obsesiones, el diálogo con el enfermo espiritual se torna esencial, a fin de esclarecerlo en cuanto al mal que ejecuta, cuando podría ser feliz liberando a su opositor y entregarlo a su propia conciencia y a la Conciencia Divina. Prosiguiendo en la obstinación de hacer el mal a quien lo perjudicó, permanece sufriendo, afligiéndose sin cesar, cuando tiene el derecho de disfrutar de paz y renovación, ya que todos nos dirigimos hacia la felicidad a la que estamos destinados.

El proceso de iluminación interior es la meta fundamental de todas las experiencias espirituales, por proporcionar direccionamiento saludable y equilibrado a quien experimenta el infortunio, resbalando por las rampas del odio y de las pasiones más primitivas.

Cuando Jesús, exhortaba a los Espíritus inmundos y a la Legión a que abandonasen a aquellos a quienes atormentaban, había en el Maestro la energía liberadora que interrumpía el flujo de la obsesión. Además, el Señor sabia cuando terminaba la deuda del antiguo verdugo, liberándolo del dolor. A su vez, las Entidades infelices lo veían aureolado de luz y se conmovían ante su irradiación, alterando su conducta y descubriendo la necesidad de cambio en su comportamiento.

A través de los tiempos, algunos seguidores de la doctrina cristiana, enfrentando a los Espíritus enfermos y vengativos, intentaron repetir las hazañas del Nazareno, muy distantes sin embargo, de las cualidades vibratorias indispensables para el acometimiento superior, fracasando de inmediato en sus objetivos. Y cuando eso acontecía sin poseer resistencias psíquicas propias, se irritaban, pasando a exigencias descabelladas, cuando no se entregaban a griterías y pugnas verbales injustificables con los obsesores, que se fortalecían en dichos combates.

Con el conocimiento del Espiritismo, gracias a las seguras informaciones ofrecidas por los mismos desencarnados, se pueden descubrir las saludables terapias para atender las obsesiones y sus víctimas, atendiendo no sólo al encarnado, sino también al hermano que sufre más allá de la cortina carnal, quien sufre la influencia perversa y continua, experimentando sinsabores y amarguras.

La criatura humana, sedienta siempre de novedades, y sufriendo las consecuencias de su conducta arbitraria, resbala en los profundos fosos de las obsesiones, pero deseando recibir ayuda sin el menor esfuerzo, se adhiere a los procesos de exorcismo, en escenas grotescas de debates entre los presuntuosos terapeutas y los Espíritus, provocando admiración y creciente fascinación. Sucede que, en muchos casos, aquellos que aturden a los negligentes, a fin de volver a la carga posteriormente, fingen estar arrepentidos del mal que están practicando, y abandonan a su compañero espiritual, sólo por algún tiempo, volviendo después con mayor carga de aflicción y rebeldía.

En cualquier situación de enfermedad espiritual, las conductas terapéuticas a adoptar son la compasión y la caridad, el amor y el perdón en relación a la víctima, así como a su perseguidor, ambos incursos en los soberanos códigos de la Vida de los cuales ninguno consigue huir.

Espíritu: Manoel Philomeno de Miranda
Médium: Divado Franco

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              EL SER INTER EXISTENTE

¡El médium es un ser inter existente.... !

Para explicar este concepto, yo voy a contar una historia:

En cierta ocasión Chico Xavier nos comentó que un día en el que estaba él psicografiando una carta para unos padres, en el Grupo Espírita de la Prece, en Uberaba. en determinado momento de la reunión Emmanuel se presentó y comenzó a tener conversación mental con él, en paralelo a la psicografía, sin dejar de escribir, y le dijo:

. Chico, ahora nosotros estamos precisando su presencia aquí, en el mundo espiritual. Entonces Chico mentalmente le respondió:

¿Pero cómo?, estoy en la tarea de la psicografía, a lo que Emmanuel le dijo: 

- No hay problema Chico; usted va a continuar psicografiando. Mire, deje que le explique :

- Es que aquí en el Grupo Espírita de la Prece, del Mundo Espiritual, hay una madre desesperada, que se cree viva; que está solicitando la carta de un hijo también desencarnado, pero el hijo se encuentra domiciliado en una dimensión superior. pero ella solo acepta la comunicación si viene por intermedio de Chico Xavier; entonces usted tiene que venir a este lado de la vida para psicografiar.

Ahí entonces Chico se desdobla, sale de su cuerpo físico  y va a psicografiar al Grupo Espírita de la Prece en el Mundo Espiritual. Él nos contó que al llegar al Grupo Espírita de la Prece espiritual, percibió que era mucho más grande que el de la Tierra y que había más gente y que quien dirigía los trabajos de la reunión era el profesor Herculano Pires.

Por eso el médium es un ser  jnter-existente, porque existe en los lados de la vida al mismo tiempo.

- Dr. Carlos A, Baccelli-

                                                       ¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨




miércoles, 26 de noviembre de 2025

Analicemos el Perdón

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- El embrión congelado

2.- Grados de obsesión

3.- Ventajas de la comunicación con Seres espirituales

4.- Analicemos el Perdón

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                     EL EMBRIÓN CONGELADO                               

     Hoy me encontré con una cuestión doctrinaria cuya respuesta enseguida intuí,  pero comprendí que me debería poner a escribir con la ayuda de algún Espíritu, para aclarármela y darle forma y sentido a la posible respuesta.

     Se trataba del caso de  un embrión humano que para un posible implante futuro, fue congelado en nitrógeno líquido, hace unos treinta años y así lo conservaron en ese estado,( criogenizado), hasta que recientemente lo descongelaron e implantado en una mujer joven, más joven incluso  que este embrión  que iba a ser su hijo. Esta mujer  no podía tener hijos y  deseando la maternidad,  esta se llevó a  cabo  exitosamente  con dicho embrión descongelado e implantado en su útero.

       Entonces, las cuestiones que me plantea este caso son :  ¿ El espíritu de ese embrión permaneció   también congelado, durante todos estos años hasta que fue implantado en una mujer, de la que luego nació  con normalidad?. Y si el espíritu no estuvo congelado con el embrión, ¿ qué fue de él durante esos años en los que el embrión permaneció congelado ?, ¿ dónde estuvo?, ¿ qué hizo mientras tanto ?

     ¿ El espíritu se unió a su materia cuando esta  misma se descongeló para el implante, o ya estaba unido anteriormente a su embrión, mientras  este permanecía congelado?.

     ¿ Se podría considerar este nacimiento como “contra-natura ?

    Ante estos dilemas, he de señalar que soy de la opinión de que una cosa es la energía vital del embrión, que puede encontrarse adormecida o aletargada  en una especie de reposo invernante, a semejanza de lo que ocurre  con ciertos animales, que en los crudos inviernos de zonas muy frías,  lo pasan durmiendo en un profundo letargo, relentizando al máximo el metabolismo y el latido cardiaco hasta extremos inimaginables y manteniendo mientras tanto una temperatura  corporal muy por debajo de lo normal.  Esto se puede observar, más acentuado aún, en el caso de los reptiles, que siendo de sangre fría,  pasan toda la época invernal escondidos en sus madrigueras o cuevas, a temperaturas de congelación, sumidos en una muerte aparente, pero cuando pasa el invierno y regresan las temperaturas, sus cuerpos “resucitan” saliendo del letargo y continuando con su vida normal.

      Por lo explicado  sobre el caso de los animales, vemos que la congelación que soportan y la resucitación posterior, es un proceso totalmente natural, aunque en el caso de los seres humanos no sea habitual, y cuando se produce, la llamada criogenia conduce a la muerte. Como ya se conoce, hay casos en  que se practican cirugías " a corazón abierto", donde el paciente permanece totalmente congelado a muchos grados bajo cero durante la intervención quirúrgica, y luego "los regresan a la vida", aunque en estos casos solo se produce una muerte aparente, porque los lazos fluídicos que mantienen unidos al espíritu dc la persona con su materia, no se han deshecho o interrumpido del todo en el paciente, pues en ese caso la muerte real sería irreversible.

     Yo considero que una cosa es la vitalidad o energía vital, la energía de la vida,  que todos los organismos mantienen mientras permanecen  vivos y activos, pero otra cosa aparte del organismo físico con su vitalidad,  es el espíritu que anima al ser humano y  que por sí solo puede existir desencarnado en otro plano de  existencia espiritual, con las actividades normales que desarrolla en dicho plano,  así como  también en otras fases de su existencia, se encuentra encarnado en un cuerpo físico,  como todos los seres vivos, lo que supone una unión con el cuerpo físico que  acompaña, primero  durante el periodo del embarazo, como embrión y como feto,  y después durante toda su vida hasta que es separado del cuerpo  por el fenómeno de la muerte.

     O sea, que puede existir  un embrión congelado, con su energía vital inactiva y paralizada, aunque no haya un espíritu unido a él y quedando de momento su desarrollo vital interrumpido temporalmente con un espíritu reencarnante en espera, en el más allá, como igualmente puede el espíritu reencarnante encontrarse  a la espera  y activo en la otra dimensión de la vida- lo que se dice en estado errante, y desde ese estado, esperar el día en que será llamado a unirse a ese embrión o a otro, si se malograse el congelado, y lo podrá hacerlo cuando el embrión que se congeló  recupere su temperatura y se active su energía vital, reiniciando su desarrollo junto con el espíritu que lo animará como persona mientras su `programa existencial no se termine.

   El alma o espíritu no está enclaustrada dentro de su  cuerpo, ya sea este un embrión o un ser humano desarrollado y completo; dicha alma o espíritu, establece lazos con el embrión a partir del inicio de su desarrollo fetal,, a partir de la fecundación del óvulo por un espermatozoide, y esos lazos de energía vital se van consolidando y fortaleciendo poco a poco, a lo largo de la gestación,  de modo que el espíritu  queda ligado al cuerpo en su plenitud  en el momento del nacimiento, y después lo acompaña   durante toda su vida física  permaneciendo unido a él  hasta su muerte o desencarnación, pero dicho espíritu durante todo el proceso vital no permanece precisamente “ dentro de su cuerpo”.  

     Sin embargo mientras la energía vital del embrión permaneció inactiva por la congelación, el espíritu con su periespíritu,  no pudo estar ligado al embrión, pues esa energía vital que ha permanecido estática, cuando se activa de nuevo y vuelve a ser dinámica, es precisamente este el lazo  que une a ambos elementos constituyentes del ser humano: espíritu y materia.

     También soy de la opinión de que casos como este, son poco frecuentes, pero no excepcionales, pues habría que hacer un sondeo por los hospitales y clínicas maternales a ver cuántos casos similares registran a lo largo de unos pocos años. No es este un caso  antinatural , si acaso, poco frecuente, pero la naturaleza, aun manejada o manipulada por la ciencia del hombre, no deja de ser Naturaleza, y si Dios permite a veces estos casos mediante la intervención de la ciencia humana, quizás sea precisamente para darnos la  opción de pensar y considerar por nosotros mismos, como ahora es el caso con el presente escrito.

-         José Luis Martín-

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               GRADOS DE OBSESIÓN

                                 

  Algunas señales o síntomas pueden indicarnos que estamos ante un caso de obsesión: mal humor constante y sin motivo justificado; aversión incomprensible a otras personas; risas estridentes, inmotivadas y sin control; agresiones físicas o verbales; mentiras continuas, aparentando riquezas, `posiciones sociales o académicas que no se poseen realmente; manías o fobias extrañas, temores infundados, gesticulaciones incontroladas; alucinaciones auditivas o visuales; descuido personal; abandono del trabajo o familia; aislamiento social, son las más frecuentes y evidentes, y comprueban el vínculo  que hay entre el desequilibrio mental y la obsesión espiritual, ya que la sintomatología presentadas por las personas atacadas de obsesión, es la misma que describe el psiquiatra y abarca toda la gama de entidades en la clasificación psiquiátrica.

  Tres son las principales variedades de la obsesión: 

Obsesión simple,. A esta estamos expuestos todos los seres humanos a consecuencia de conductas desordenadas, acciones dañinas contra otros, o estados emocionales negativos. El obsesor influencia el pensamiento de su víctima y se impone a su voluntad. Es recuperable si en la persona hay disposición efectiva para la reeducación de su vida y de su moralidad.

Fascinación.- El espíritu obsesor ilusiona los sentidos de la víctima, le engaña, busca su cooperación, va anulando su autocrítica con elogios desmedidos, busca apartarle de quienes le pueden hacer ver sus errores, y le lleva a actuar del modo que él desea. La víctima se encierra en una situación de monoideísmo en la que una idea fija filtrada por el obsesor le domina, causándole estados alternos de sobreexcitación o de depresión.

Subyugación,. Es el caso más extremo de la obsesión. En ámbitos religiosos se le llama "posesión". pero este es un término completamente inadecuado. El obsesor controla por completo, mental y corporalmente a la víctima, hasta provocarle perturbaciones patológicas y llevarla a la locura. Bajo la subyugación, la víctima adopta las más absurdas e incoherentes decisiones, realiza actos inoportunos, insólitos, ridículos. El monoideísmo característico de la fascinación, se torna monomanía, gravísima perturbación caracterizada por un delirio centrado en una sola idea y hace que el enfermo pierda contacto con la realidad. No es que el obsesor "entre" en el cuerpo de la víctima y lo posea, sino que controla su psiquismo y domina su voluntad, tal como ocurre en un proceso de hipnosis profunda. Aunque la obsesión, inicialmente no tiene causas orgánicas, sus consecuencias pueden llegar a lesionar seriamente el cuerpo físico.

   Además de las situaciones individuales que afectan particularmente a un ser, se presentan también obsesiones colectivas que afectan a familias enteras, o a grupos étnicos o a colectivos nacionales.

- Jon Aizpúrua- ( Tratado de Espiritismo )

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VENTAJAS DE LA COMUNICACIÓN CON

 
            SERES ESPIRITUALES 

¿Y qué ventajas reporta a los hombres la comunicación con los espíritus?: 
¡Muchas! Si se saben apreciar, inmensas si se comprenden sus tendencias generalmente moralizadoras. La comunicación de los espíritus rasga el tupido velo de los misterios religiosos; y como dice muy bien Kardec:  Hasta ese día el hombre no había podido crear sino hipótesis acerca de su porvenir, y he aquí por qué sus creencias en esa materia estaban divididas en sistemas tan numerosos y tan opuestos desde el aniquilamiento, hasta las fantásticas descripciones del paraíso y del infierno. Hoy son testigos presenciales los actores mismos de la vida de  ultratumba, los que vienen a decirnos lo que en eso hay, lo cuál sólo ellos podrán hacerlo. 
     Esas manifestaciones han servido no para darnos a conocer el mundo invisible que nos rodea y que ni siquiera sospechábamos, cuyo conocimiento, por si solo es de una importancia capital, aún suponiendo que los espíritus no pudieran enseñarnos otra cosa. 
    ¿Quién si se encontrara en un país desconocido, despreciará las señas que pudiera darle el campesino más humilde que a su paso encontrara? ¿Rehusaría preguntarle, siquiera, acerca del estado del camino, porque fuera un pobre labriego?. 
     En verdad que no habría que esperar de él profundas instrucciones, más en su esfera y por ser lo que es, podría en ciertos puntos guiarnos mejor que un sabio muy distinguido que no conociera el país. Se sacarían de sus indicaciones consecuencias que quizás él mismo no podría sacar, sin que por eso hubiese dejado de ser un medio muy útil para hacer ciertas observaciones, aunque no hubiese servido sino para darnos a conocer las costumbres de los habitantes del país. Lo mismo puede decirse de las relaciones de los espíritus, de los cuales el más humilde puede darnos instrucciones muy útiles. 
     Una comparación vulgar hará comprender mejor todavía la situación : 
     Un navío cargado de emigrantes parte de un país lejano: 
     Lleva gente de todas condiciones, que dejan parientes y amigos numerosos. 
    Corre la voz de que el navío ha naufragado: no queda de él rastro ninguno, ni llega noticia alguna de su suerte, por lo que se cree que todos los pasajeros han perecido, y se esparce el luto y la consternación en todas las familias. Sin embargo, todos sin exceptuar uno solo, han arribado a otra tierra desconocida, pero abundante y fértil, donde viven bajo un hermoso cielo, alegres y felices. Pero esto se ignora. 
     Mas un día otro navío llega a dicha tierra y encuentra a los náufragos sanos y salvos; la noticia circula con la rapidez del rayo, y cada cual felicita a los demás diciendo: nuestros amigos viven, y dan gracias a Dios. No pueden verse, pero están en correspondencia regular, se cruzan los testimonios de afecto, y la alegría sucede a la tristeza. 
    Tal es la imagen de la vida terrestre y de la vida de ultratumba antes y después de la revelación moderna; ésta, semejante al segundo navío nos trae la buena noticia de la supervivencia de los que nos son queridos, y la certidumbre de irnos a reunirnos con ellos algún día. 
     La duda acerca de su suerte y de la nuestra ya no existe, y la tristeza y el desaliento ceden su puesto a una risueña esperanza. Pero otros resultados vienen a fecundar esta revelación. 
     Juzgando Dios a la humanidad dispuesta para penetrar en los misterios de su doctrina y contemplar a sangre fría nuevas maravillas, ha permitido que se descorriese el velo que separaba el mundo visible del invisible. El hecho de las manifestaciones no tiene nada de extrahumano, es la humanidad espiritual que viene a conversar con la humanidad corporal y a decirle: nosotros existimos, luego la nada no existe; ved ahora lo que somos y lo que habréis de ser; éste es vuestro porvenir, así como el nuestro. Vosotros marchabais en las tinieblas, venimos a ilustraros y a mostraros el camino; marchabais sin rumbo y a la 
ventura, y os enseñamos el puerto. La vida terrestre lo era todo para vosotros, porque nada veíais después de ella y nosotros os decimos, manifestando la vida espiritual que gozamos: la vida terrestre no es nada. 
     Vuestra vista se detenía en los bordes de la tumba, y del lado de allá existe horizontes espléndidos e interminables. No os dabais cuenta de la causa de vuestro sufrimiento, y ahora veis en ellos la justicia de Dios; el bien existía sin frutos aparentes para el futuro, mas en lo sucesivo tendrán un gran objeto presente y será una necesidad; la fraternidad será una utopía generosa, ved ahora como es una realidad espléndida fundada en las leyes de la naturaleza. Bajo el influjo de la creencia de que todo acaba con la vida del cuerpo, la inmensidad es el vacío, el egoísmo impera entre vosotros y es el mote de vuestro escudo y la última palabra de vuestra moral es cada uno para sí; con la certidumbre del porvenir, los espacios infinitos se pueblan hasta el infinito, y el vacío y la soledad no existe en ninguna parte: la solidaridad une a todos los seres del lado de allá de la tumba, y existe el reinado de la caridad con el mote en su escudo. Cada uno para todos y todos para uno.

Amalia Domingo Soler

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                                   Analicemos  el  Perdón

      La creencia en la existencia del perdón y de la gracia, tal como muchos la entienden, es la causa de tantos errores y maldades; es la valla que detiene el progreso moral de la humanidad de nuestro mundo occidental.
     Si bien es verdad que el más favorecido por el perdón es precisamente la víctima, o sea, quien perdona; porque no se une al victimario por los lazos de odio, que tanto daño hace al alma y a la salud del cuerpo y aún al pasar el umbral del Más Allá; el perdón de la víctima, no puede borrar la falta del victimario. Porque, toda acción es una fuerza psicocinética que graba, mancha, densifica el alma de quien la realiza. Así, las acciones, sentimientos y pensamientos de maldad, impregnan el alma de un magnetismo denso, deletéreo que, ni el arrepentimiento ni el perdón, podrán borrar, ya que el perdón de la víctima no da al victimario la tranquilidad perdida; sino el dolor purificador, pasando por el mismo sufrimiento que haya causado. Pero, el Eterno Amor, ofrece un recurso maravilloso para depurar el alma de ese magnetismo deletéreo: el AMOR; el amor sentido y realizado en la práctica del bien.
     Sólo cuando estemos vibrando en Amor (con mayúscula), cuando de verdad amemos a nuestros semejantes como nos amamos a nosotros mismos y entremos en la práctica del bien, aliviando el sufrimiento humano y otras múltiples modalidades; sólo entonces nos asemejaremos a Cristo, porque estaremos unidos a esa vibración divina y poderosa que es el Amor, y nuestra alma irá depurándose.
      Es increíble que se acepten ciertas creencias que un elemental análisis rechaza por ilógicas e inadmisibles, y  además son contrarias a la ley del progreso del ser espiritual. Pero, como son más cómodas..., como ellas no piden el esfuerzo de la propia superación, son las que siguen las mentalidades infantiles que aún continúan creyendo en la cigüeña y en los Reyes Magos.

      De todo lo expuesto se deduce que, TODO EL BIEN O EL MAL QUE HAGAMOS A LOS DEMÁS, LO HACEMOS A NOSOTROS MISMOS. Tenemos libertad de acción, podemos hacer lo que nos plazca; pero, somos totalmente responsables de las consecuencias de nuestros actos, pensamientos, sentimientos y deseos.
    De aquí, se desprende esta conclusión: cada vez que hagamos un bien o un mal a alguien, estamos haciéndolo para nosotros mismos: porque nadie puede escapar a las consecuencias de sus propias acciones.
    Cuando la humanidad haya asimilado este principio fundamental para una mejor convivencia humana, ¡qué mundo maravilloso será el nuestro!
     Por ello, aquel reformador social —el sublime Profeta Nazareno— repetía con frecuencia a quienes presenciaban sus famosas sanaciones: «HAZ CON TU PRÓJIMO COMO QUIERES QUE SE HAGA CONTIGO».

Sebastián de Arauco.


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