IQUIETUDES ESPÍRITAS
1.-Anotaciones de la mediumnidad
2.- El porvenir y la nada
3.- Influencia de la mediumnidad en la salud corporal
4.- Caminos rectos
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ANOTACIONES DE LA MEDIÚMNIDAD
(Emmanuel)
Recibamos la experiencia, por más difícil, con la luz de la confianza en el Señor que, que ofreciéndonos la lucha depuradora, nos posibilita la propia regeneración.
Podemos y debemos esposar nuestra iniciación, en el mejoramiento para la Vida Superior, comenzando a ser buenos.
Despierta y haz algo que te impulse hacia delante en el camino de elevación.
La vida no te reclama actitudes sensacionales, gestos impracticables, espectáculos de súbita grandeza…
Pide simplemente seas cada día mejor para aquellos que se crucen en tu camino.
En el hogar, en la profesión, en los templos de la fe, en la intimidad en la vida pública, somos invitados al bien que Jesús dio testimonio, a fin de que nuestra directriz, a de expresarse en el ejemplo, proyectarse en las mentes que nos rodean, induciéndonos a la renovación.
Si la simiente rechazase el sacrificio en el seno de la gleba en la que aprende a morir para resurgir en beneficio de otros, no cogeríamos el grano que nos suple el granero y, y si el grano repeliese la piedra de molino que lo desintegra, a pretexto de conservarse, no dispondríamos del recurso indispensable del pan que nos alimenta.
No olvidemos que, tanto como nos sea posible, en vez de rogar auxilio, antes de todo, debemos auxiliar, en la certeza de que, si nuestra palabra elucida y reanima, solamente nuestra actitud positiva en la práctica de los principios que propagamos será bastante fuerte para reformarnos.
Observa, alrededor de ti mismo, la gran familia humana reclamándote pan y luz, esperanza y consuelo.
Guardemos la correcta actitud del aprendiz del Señor que no desconoce el sacrificio de sí mismo como único camino para la ascensión que se propone.
Los fenómenos mediúmnicos serán siempre motivo de experimentación y de estudio, tanto favoreciendo la convicción, como nutriendo la polémica, más la educación evangélica y ejemplo en el servicio, definición y actitud, son fuerzas morales inamovibles de la orientación y de la lógica, que resisten a la duda en cualquier parte.
Mediúmnidad es instrumento vibrante y cada criatura consciente puede sintonizarla con el objetivo que busca.
“Hallarás lo que buscas” enseña el Evangelio, y podemos añadir “harás lo que deseas”.
Siendo así, si te relegas a la maledicencia, en breve te constituirás en vehículo de los genios infelices que se dedican a la injuria y a la crueldad.
Si te detienes en el placer de los sentidos, más tarde o más temprano te convertirás en el intérprete de las inteligencias magnetizadas por los vicios de variada expresión.
…Todavía si te empeñas en la buena voluntad para con los semejantes, imperceptiblemente tendrás el corazón impelido por los mensajeros del Eterno Bien al servicio que puedas desempeñar en la construcción de la felicidad común.
Observa el propio rumbo para que no te surjan problemas de compañía.
Elévate en el perfeccionamiento propio y tu espíritu caminará respirando con el concurso de aquellos pioneros de la evolución que te procedieron en la jornada de luz, conduciéndote en las aspiraciones para las victorias del alma.
…No nos olvidemos, sin embargo, de que el movimiento es de intercambio.
Si el hombre recibe el concurso de los Espíritus Benefactores, es natural que los Espíritus Benefactores algo esperen igualmente del hombre.
Nada existe sin permuta o sin resultado.
El labrador planta las simientes y recogerá los frutos.
El lapidario trabaja en la piedra, que le retribuye, más tarde, con su belleza y brillo.
…¿Y nosotros, que tanto hemos recibido de Jesús, que ofrecemos a cambio?
Mediúmnidad sin ejercicio en el bien es semejante al título profesional sin la función que le corresponde.
No procures al médium el concurso de los Espíritus Benefactores como si fueses enfrentado por un ser sobrenatural.
El médium es un compañero.
Es un trabajador.
Es un amigo.
Y sobre todo es nuestro hermano, con dificultades y problemas análogos a aquellos que asedian la mente de cualquier espíritu encarnado.
No alegues la supuesta ingratitud de los demás para desertar de la cosecha del Bien.
En el engranaje de la vida, cada uno de nosotros es pieza importante con funciones específicas.
Nadie recibe el conocimiento superior tan solo para provecho propio.
Sepamos dividir el tesoro de la comprensión en parcelas de bondad.
Sea cual sea el contratiempo que se te erija en obstáculo en el camino a recorrer, actúa para el bien.
No siempre conseguirás materializar a los amigos de la Vida Mayor para satisfacer la sed de verdad que tortura a muchos de nuestros compañeros en la Tierra, más siempre puedes justificar esa o aquella providencia susceptible de proporcionarles tranquilidad y consuelo.
No siempre obtendrás el mensaje de determinado amigo que reside en el Más Allá, para la edificación inmediata de los que sufren en el Plano Físico; entre tanto, siempre puedes improvisar algún recurso con el que les restaurarás la energía y el buen ánimo.
No siempre lograrás la cura de ciertas enfermedades en el cuerpo de hermanos que padecen; todavía, siempre puedes animarles el corazón y aclararles el alma con el apoyo fraterno, habilitándoles la mente para la cura espiritual.
La tierra es médium de la flor que se materializa, tanto como la flor es medianera del perfume que embalsama la atmosfera.
El Sol es el médium de la luz que sustenta al hombre, tanto como el hombre es el instrumento del progreso planetario.
Todos los aprendices de la fe pueden convertirse en médiums de la caridad, a través del cual opera el Espíritu de Jesús de mil modos diferentes, en cada sector de nuestra marcha evolutiva.
Ampara a tus semejantes y encontrarás la mejor fórmula para el seguro desenvolvimiento psíquico.
Se amontonaban gusanos donde se congregan frutos desaprovechados o podridos, así como la luz brilla donde encuentra material que le sirva de combustible.
El médium, para servir a Jesús de modo positivo y eficiente, en el campo de la Humanidad, precisa perfeccionarse por la educación, al conocimiento, por la preparación y por la propia mejoría, a fin de que se haga filtro de luz y paz, elevación y engrandecimiento para la vida y para el camino de las criaturas.
Quien desee crecer para la Espiritualidad Superior no puede menospreciar el alfabeto, el libro, la enseñanza y la meditación.
Jesús es nuestro Divino Maestro.
Eduquémonos con El, a fin de que podamos realmente educar.
Por más que se hable de mediúmnidad, es forzoso referirnos siempre a la disciplina que solo la Doctrina Espirita consigue orientar para bien.
Actuar en el bien es buscar la simpatía de los Espíritus Sabios y Benévolos, encontrándolos.
Para curar, es preciso tener el corazón lleno de amor y, quien realmente ama, no encuentra deseo de reclamar.
Libro: Anotaciones de la Mediúmnidad – Francisco Cándido Xavier.
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El porvenir y la nada
Vivimos, pensamos, obramos, he aquí lo positivo: moriremos, esto no es menos cierto.
Pero dejando la Tierra, ¿a dónde vamos? ¿Qué será de nosotros? ¿Estaremos mejor o peor? ¿Seremos o no seremos? Ser o no ser: tal es la alternativa, es para siempre o para nunca jamás, es todo o nada, viviremos eternamente o todo se habrá concluido para siempre?. Bien merece la pena pensar en ello.
Todo hombre siente el deseo de vivir, de gozar, de querer, de ser feliz.
Decid a uno que sepa que va a morir que vivirá todavía, que su hora no ha llegado, decidle sobre todo que será más feliz de lo que ha sido, y su corazón palpitará de alegría. ¿Pero por qué estas aspiraciones de dicha, si un soplo puede desvanecerlas?
¿Acaso existe algo más aflictivo que el pensamiento de la absoluta destrucción? Puros afectos, inteligencia, progreso, saber laboriosamente adquirido, todo esto sería perdido, aniquilado.
¿Qué necesidad habría de esforzarse en ser mejor, reprimirse para refrenar sus
pasiones, fatigarse en adornar su inteligencia, si no debe uno recoger de todo fruto alguno, sobre
todo con el pensamiento de que mañana quizá no nos sirva ya para nada? Si así sucediese, el destino del
hombre sería cien veces peor que el del bruto, porque el bruto vive enteramente para el presente,
para satisfacción de sus apetitos materiales, sin aspiración al porvenir. Una intuición íntima
afirma que esto no es posible.
Si la lógica nos conduce a la individualidad
del alma, nos trae también esta otra consecuencia: que la suerte de cada alma debe depender de sus cualidades
personales, porque sería irracional admitir que el alma rezagada del salvaje y la del hombre perverso
estuviesen al nivel de las del sabio y del hombre de bien. Según la justicia, las almas deben tener la
responsabilidad de sus actos. Pero para que sean responsables, es menester que sean libres de escoger
entre el bien y el mal. Sin el libre albedrío hay fatalidad, y con la fatalidad
no cabe la responsabilidad.
Todas las religiones han debido, en su origen,
estar en proporción o relación con el grado de adelanto moral e intelectual de los hombres. Éstos, todavía demasiado
materiales para comprender el mérito de las cuestiones puramente espirituales, han hecho
consistir la mayor parte de los deberes religiosos en el cumplimiento de formas exteriores. Durante
cierto tiempo, esas formas bastaron a su razón. Más tarde, haciéndose la luz en su inteligencia,
sienten el vacío que dejan las formas tras de sí, y si la religión no llena este vacío, la abandonan
y se vuelven filósofos.
El hombre quiere saber de dónde viene y a dónde va. Si se le señala un fin que no corresponda ni a sus aspiraciones ni a la idea que se forma de Dios, ni a los datos positivos que le suministre la ciencia; si además se le imponen para alcanzarlo condiciones cuya utilidad no admite su razón, todo lo rechaza. El materialismo y el panteísmo le parecen aún más racionales, porque en ellos se discute y se raciocina. Es un raciocinio falso, es verdad, pero prefiere razonar en falso a dejar de razonar. Pero que se le presente un porvenir con condiciones lógicas, digno en todo de la grandeza, de la justicia y de la infinita bondad de Dios, y abandonará el materialismo y el panteísmo, cuyo vacío siente en su fuero interno, y que admitió únicamente por no saber nada mejor.
El Espiritismo da algo mejor, y por eso es acogido tan fervorosamente por todos
aquellos a quienes atormenta la punzante incertidumbre de la duda, y que no encuentran ni
en las creencias ni en las filosofías vulgares lo que buscan. Tiene a su favor la lógica del
raciocinio y la sanción de los hechos, y por esto se le ha combatido inútilmente.
14. El hombre tiene instintivamente la creencia en el porvenir. Pero no teniendo hasta hoy ninguna base cierta para definirlo, su imaginación ha forjado sistemas que han traído la diversidad de creencias. No siendo la doctrina espiritista sobre el porvenir una obra de imaginación más o menos ingeniosamente expresada, y sí el resultado de la observación de hechos materiales que se desarrollan hoy a nuestra vista, reunirá, como lo hace ya actualmente, las opiniones divergentes o flotantes, y traerá poco a poco y por la fuerza natural de las cosas la unidad de creencias sobre este punto, creencia que no tendrá por base una hipótesis, sino una certeza. La unificación hecha en lo relativo a la suerte de las almas será el primer punto de contacto entre los diferentes cultos.
Allan Kardec.
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INFLUENCIA DE LA MEDIUMNIDAD
EN LA SALUD CORPORAL
221.- 1. ¿La facultad mediúmnica es indicio de
un estado patológico cualquiera o simplemente anómalo?
Anómalo
algunas veces, pero no patológico; hay médiums de una salud robusta; los
que están enfermos lo están por otras causas.
-2.
¿El ejercicio de la facultad mediúmnica puede ocasionar fatiga?
El
ejercicio demasiado prolongado de cualquiera facultad causa fatiga; la
mediumnidad está en el mismo caso principalmente la que se aplica a los
efectos físicos; ocasiona necesariamente un gasto de fluido que produce la
fatiga y se repara con el descanso.
3.
¿El ejercicio de la mediumnidad puede tener inconvenientes para sí mismo
desde el punto de vista higiénico, abstracción hecha del abuso?
Hay
casos en que es prudente y aun necesario el abstenerse240 ALLAN KARDEC de
ese ejercicio, o al menos moderarlo; eso depende del estado físico y moral
del médium. Por otra parte el médium lo conoce generalmente: cuando se
fatiga debe abstenerse.
4.
¿Hay personas para las cuales este ejercicio tiene más inconvenientes que
para otras?
He
dicho que esto depende del estado físico y moral del médium. Hay personas
que deben evitar toda causa de sobreexcitación, y esta es una de ella.
(Números 188 y 194).
5.
¿La mediumnidad podría producir locura?
Menos
que cualquiera otra cosa, cuando no hay predisposición por la debilidad
del cerebro. La mediumnidad no producirá la locura cuando el principio no
existe; pero si el principio existe, lo que es fácil reconocer en el
estado moral, el buen sentido dice que es menester usar de miramientos
bajo todos los aspectos, porque toda causa de conmoción puede
ser dañosa..
221.-
1. ¿La facultad mediúmnica es indicio de un estado patológico cualquiera o
simplemente anómalo?
Anómalo
algunas veces, pero no patológico; hay médiums de una salud robusta; los
que están enfermos lo están por otras causas.
-2.
¿El ejercicio de la facultad mediúmnica puede ocasionar fatiga?
El
ejercicio demasiado prolongado de cualquier facultad causa fatiga; la
mediumnidad está en el mismo caso principalmente la que se aplica a los
efectos físicos; ocasiona necesariamente un gasto de fluido que produce la
fatiga y se repara con el descanso.
3.
¿El ejercicio de la mediumnidad puede tener inconvenientes para sí mismo
desde el punto de vista higiénico, abstracción hecha del abuso?
Hay
casos en que es prudente y aun necesario el abstenerse240 ALLAN KARDEC de
ese ejercicio, o al menos moderarlo; eso depende del estado físico y moral
del médium. Por otra parte el médium lo conoce generalmente: cuando se
fatiga debe abstenerse.
4.
¿Hay personas para las cuales este ejercicio tiene más inconvenientes que
para otras?
He
dicho que esto depende del estado físico y moral del médium. Hay personas
que deben evitar toda causa de sobreexcitación, y esta es una de ella.
(Números 188 y 194).
ALLAN
KARDEC- ( EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS
y JUANA DE ÁNGELIS AÑADE;
Las
enfermedades se manifiestan desgastantes, los problemas caracterizan períodos
que deben ser enfrentados con naturalidad y valor, como si fueran impuestos que
se deben rescatar por el honor de existir.
Con excepción de circunstancias expiatorias de la miseria socioeconómica, de
las enfermedades congénitas y degenerativas, de los comportamientos físicos,
mentales y morales consecuentes de las reencarnaciones marcadas por la locura,
los acontecimientos aflictivos se convierten en experiencias iluminadoras para
el crecimiento interior. Esas pruebas constituyen recursos que impulsan la
evolución. Si no fuera así, la Tierra sería el paraíso anhelado, y la vida
física se tornaría de naturaleza eterna. Su fragilidad e impermanencia, las
transformaciones biológicas a las que está sujeta, dan testimonio de la
limitación de su curso y de la finalidad educativa para el yo superior que la
organiza.
Es necesario efectuar un examen profundo, serio, constante del Sí, de su
constitución, de los objetivos que debe perseguir, de los medios a utilizar, de
cómo encontrar los recursos para lograrlo. Ese análisis tiene como meta lograr
la auto concienciación, mediante la cual se liman las aristas y el curso del
río existencial se desliza hacia el mar de la paz. Para ello, es imprescindible
el autoexamen de los comportamientos mentales, emocionales y físico-sociales.
Todo comienza en la mente, y ahí están las matrices de las próximas acciones.
El ejercicio de pensar bien, eliminando las ideas perniciosas con las que se
está viciado, constituye el paso decisivo para el autodescubrimiento.
Interrogarse con más asiduidad respecto de quién se es y de cuáles son las
posibilidades de las que se puede valer para el desarrollo interior, significa
un medio adecuado para interpenetrarse.
Sistemáticamente, se debe estar atento contra los hábitos perjudiciales
de la autocompasión, de la censura del comportamiento de los otros, del
castigarse y desvalorizarse a sí mismo, de la envidia y de los otros
componentes del grupo de las pasiones que corrompen e insensibilizan. Llenar
los lugares que quedarán vacíos con la eliminación de esos sórdidos cómplices
mentales, con la presencia del altruismo, de la fraternidad, del amor a sí
mismo. Reconocerse destinado al triunfo y avanzar en su búsqueda sin afectación
o presunción, es la próxima etapa del programa de autodescubrimiento.
Reaccionar insistentemente contra los pensamientos que producen
inquietud y establecer la confianza en el Poder del Creador, del cual procede,
y en sí mismo, generará armonía y valor para los enfrentamientos, ante la
convicción de que está destinado a la gloria estelar que logrará con el
esfuerzo personal. Aquel que se conoce, sabe cuáles son los recursos que puede
utilizar para cumplir con las tareas y funciones que le cabe ejecutar, y las acepta
como parte del proceso existencial en el cual está insertado. Esa comprensión
le da dignidad y lo enriquece de entusiasmo ante cada conquista, como
perspectiva para la próxima victoria.
Si identifica fragilidad en este o en aquel ángulo del carácter y de la
personalidad, dirige sus resistencias morales hacia ese rumbo y se fortalece.
Si se equivoca, no se lamenta, porque aprendió cómo hacerlo en otra
oportunidad. Como no acepta el desequilibrio, no se culpa a sí mismo ni a
nadie, porque descubre el valor del aprendizaje que inicia. Si acierta, no se
jacta, pues sabe que largo es el camino a recorrer. El autodescubrimiento
facilita la humildad ante la vida sin una postura humillante, porque permite la
irradiación del amor dentro del Sí, consciente de su realidad y de origen
divino.
Juana
de Angelis
Médium
Divaldo Franco
(Extraído
del libro" Autodescubrimiento Desconocimiento de sí mismo")
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CAMINOS RECTOS
Y él les dijo: Lanzad la red hacia la banda derecha del barco y hallareis” (Juan 21-65)
La vida , para ser aprovechada y feliz, debería constituir rigurosa observancia de los intereses de Dios. Ante este pensamiento, yo me pregunto: ¿ Cuales son esos intereses?. Creo que la única respuesta posible es la de retomar el camino del Amor a Dios y al prójimo, que es el ejemplificado y predicado por Jesús de Nazaret, y que el Padre mismo ha invertido en toda Su Creación y en sus criaturas, particularmente en el ser humano, que es espíritu llamado a ser algún día Divino, como la Fuente de Origen de donde procede, a través de los caminos de la evolución mediante las múltiples reencarnaciones en los mundos físicos.
Los mundos físicos son escuelas de evolución en donde aprendemos y ensayamos por la sagrada senda del Amor a Dios a través del Amor al prójimo. Sin embargo con frecuencia tendemos a vivir de espaldas a este sagrado designio de querer y saber vivir según la Voluntad Divina, practicando la ley del Amor que Jesús, así como también otros profetas y Enviados nos enseñaron y ejemplificaron. Fijémonos que la enseñanza común o el factor común que todos estos grandes Enviados, además de Jesús, transmitieron a la Humanidad, es precisamente el camino del Amor, que esel camino recto para ascender hasta Dios.
Cuando nuestra vida transcurre de espaldas a Dios se origina un desequilibrio que causa infelicidad por el cúmulo de errores y deudas que antes o después se tendrán que saldar y equilibrar dentro del marco de la ley de Justicia y su mecanismo de acción con la ley de Consecuencias ( ley kármica), que es una ley natural que nos reconduce al camino del Amor cuando de él nos desviamos con nuestros errores.
Al no encontrar el verdadero camino interior que aporte equilibrio y felicidad, muchos se desesperan acusando a Dios de su desdicha, sin reconocer que los estados de sufrimiento son generados por nuestra imprevisión y nuestros propios errores que nos son permitidos cometer a fin de aprender de ellos a no cometerlos y tener que sufrirlos más.
Jesús de Nazaret, el más grande modelo de perfección al que puede aspirar el ser humano, nos indicó a donde dirigir las redes de nuestras vidas para obtener fruto. Somos pescadores de bienes espirituales y morales, a través de los agitados mares que son las vidas sucesivas en este mundo en donde luchamos cada día y como en el relato evangélico, cuando vemos peligro de zozobra o fracaso, pedimos al Padre que nos salve de estas tempestades que son los complejos tramas del destino en los que nos hemos envuelto cada uno, y que nos amenazan con enredarnos como pesadas redes en medio de un mundo en el que tememos fracasar y en el que anhelamos llegar a la orilla segura de la propia evolución, creciendo espiritualmente hasta poder alcanzar nuevas y mejores existencias en los mundos de regeneración, en los que en vez de predominar el mal como sucede todavía en la Tierra, el Amor y el Bien son el mismo camino pero mas fácil de transitar, que en este mundo en donde esa senda es aun difícil y tortuosa, pero la única que nos conduce a la Luz del porvenir.
-José Luis Martín--
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