INQUIETUDES ESPÍRITAS
1,. Amor y Caridad
2.-A la búsqueda de la perfección espiritual
3.-Destinos creados en la vida presente
4.-Obsesión y Posesión
******************
AMOR Y CARIDAD
Si los hombres se amasen mutuamente, la caridad sería mejor practicada; pero para esto sería preciso que os esforzaseis en desembarazaros de esa coraza que cubre vuestros corazones, a fin de ser más sensibles con los que sufren. La dureza mata los buenos sentimientos. Cristo no se negaba a nadie; el que se dirigiese a Él, cualquiera que fuese, no era rechazado: la mujer adúltera y el criminal eran socorridos por Él; no temía nunca que su propia consideración viniese a sufrir con eso. ¿Cuándo, pues, lo tomaréis como modelo de todas vuestras acciones? Si la caridad reinase en la Tierra, el malo no tendría predominio; huiría avergonzado, se escondería, porque se encontraría desplazado en todas partes.
Entonces el mal desaparecería, estad bien compenetrados de esto.
Empezad por dar el ejemplo vosotros mismos, sed caritativos con todos indistintamente; esforzaos por no fijaros más en aquellos que os miran con desdén y dejad a Dios el cuidado de toda justicia, porque cada día, en su reino separa la cizaña del trigo.
El egoísmo es la negación de la caridad, y sin caridad no habrá sosiego en la sociedad; digo más, ni seguridad. Con el egoísmo y el orgullo que se dan la mano, habrá siempre un camino para el más sagaz, una lucha de intereses en la que son pisoteados los más santos afectos, donde ni siquiera los lazos de familia son respetados.
(PASCAL, Sens, 1862).
El EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO.
ALLAN KARDEC
************************
A LA BÚSQUEDA DE LA PERFECCIÓN ESPIRITUAL
Podríamos proponer aquí algunas pautas importantes para seguir avanzando por ese difícil camino que es el de la evolución y progreso espiritual. Veamos algunas de ellas:
Cuando estemos solos, debemos cuidar nuestros pensamientos pues estos
muchas veces tienden a vagar por donde quieren, según sus preocupaciones, sus
gustos o sus querencias, no siempre positivos y como ya sabemos, la
mente puesta en acción es el motor generador de nuestras ideas y de nuestros
actos, buenos o malos, de los cuales somos responsables ante nuestra
conciencia y ante el Universo entero (Dios).
Asimismo, cuando estamos con
amigos, tendemos muchas veces a acoplar nuestra personalidad, nuestro carácter
y hasta nuestros conocimientos a los de ellos, aunque veamos y comprendamos un
nivel más pobre de educación, de formas de comportamiento, o de
conceptos, todo con el fin de seguir granjeándonos su amistad y confianza,
o su admiración, dejando tantas veces de obrar tal como nosotros mismos somos y pensamos.
Cuando actuamos así nos colocamos una máscara en la personalidad,
que da una imagen distorsionada de nuestra realidad humana y espiritual. Por
ello, debiéramos comenzar por cuidar nuestro lenguaje, de modo que este sea
siempre correcto y educado; un lenguaje que inspire
confianza, paz, armonía y seguridad, pues de ese modo, el afecto y el grado de
amistad al que aspiramos, llega por sí mismo, sin dejar de mostrarnos tal como
somos, dando un ejemplo constante de moderación, de nobleza y de lealtad, que
suele ser motivo de admiración y atracción por parte de los amigos y ante
cualquiera y cualquier circunstancia.
Los espíritas, en el
fondo, quisiéramos ser modelo de perfección sin ser
perfectos y aun sin pretenderlo, ni mucho menos, entonces por ello, quien
conoce nuestra “etiqueta espírita” o nuestras afirmaciones y
creencias, nos examina permanentemente y hasta con severidad, decepcionándose o
alegrándose- según la clase de amigos (o enemigos) que sean- y cuando
encuentran “un fallo”, eso echa por tierra nuestra imagen y la imagen que
tienen del Espiritismo que nosotros representamos permanentemente, y
ello muchas veces justifica el que muchas veces no quieran compartir
o ni tan siquiera respetar, nuestros conocimientos e ideas.
Por las
mismas razones expuestas, cuando por alguna causa nos encontremos enojados, cuidemos y
controlemos particularmente nuestro temperamento, pues en
esas situaciones humanas, este tiende a desbocarse y a dejar de nosotros una
imagen penosa, difícil de recomponer ante los demás y ante nosotros mismos
después de un episodio de esa clase. No permitamos que el dichoso temperamento,
fuerte, o el mal humor nos desborde y aunque sea por momentos,
y haga de nosotros una imagen de lo que no queremos ser.
Como vemos, el
comportamiento en grupo, es muy importante, pues es la piedra de toque en donde
demostramos a los demás y a nosotros mismos, lo que de verdad somos
o lo que de verdad queremos llegar a ser.
Otra pauta a
señalar, sería la de esforzarnos por cuidar el control de las emociones
negativas ante los demás, cuando estemos con problemas. El tener
problemas , es muy normal y muy humano; ¿Quién no los tiene o los ha tenido?;
pero no debemos perder de vista su razón de ser y su utilidad espiritual, pues
en primer lugar, sabemos que cada cual ha generado y genera los suyos, a los
cuales se tiene que enfrentar después para superarlos, rectificar y
crecer con ellos. Por tanto, cuidemos junto al temperamento esas emociones que
a veces nos pueden traicionar.
Encima
de todo esto, a veces descargamos el mal humor con alguna crítica negativa o
ácida sobre alguien que no suele estar presente para defenderse. De
este modo empeoramos con ella una situación, queriendo
justificar lo que moralmente es injustificable y presentándonos
como llenos de razón en nuestros juicios y críticas; una razón que, aun teniéndola deja al descubierto muy poca caridad y una mala imagen espiritual, ¡ Cuidado con
las críticas!; ¡Muchas veces suelen reflejar aquellos defectos que portamos nosotros mismos,
aun cuando nos puedan pasar desapercibidos !.
Tengamos
siempre valor para superar los problemas y resignación para
sufrirlos, sabiendo que nada acontece por casualidad.
¡ Seamos justos y
comedidos con los demás, en una postura de amor y caridad, del mismo modo que quisiéramos que los demás lo sean
con nosotros !
¡ Y lo más importante !:
Cuando nuestra conciencia nos acuse o atormente por algún error cometido o un
fracaso en nuestro modo de hacer o de comportarnos, ¡ No nos
desanimemos!; ¡ levantémonos de inmediato, pidamos perdón y ayuda al Padre y
también pidamos perdón a quien hayamos podido dañar o perjudicar de algún
modo, y sigamos nuestro camino con el más sincero propósito de enmienda y superación !
Por último, cuando nos vayan bien las cosas; cuando por cualquier motivo sintamos la bendición de Dios, no nos enorgullezcamos por ello demasiado; no lo atribuyamos a nuestros méritos por las mejoras logradas. Nos podemos decepcionar, porque estamos aún muy lejos de ser modelos de nada. Más bien, agradezcamos a la Misericordia Divina todo lo bueno que nos llegue, pues en medio de tantos errores espirituales y de tantas deficiencias morales que llevamos en el alma, aún estamos muy lejos de merecer bendiciones ni favores de lo Alto. Pensemos que Dios muchas veces nos hace estos regalos sin merecerlos, como una demostración de Su bondad y de Su Amor, y se podría decir que como “pago por adelantado” y acicate, para que sigamos esforzándonos en avanzar por el arduo camino de la perfección espiritual en medio de este mundo de expiaciones y de pruebas. Tengamos siempre la humildad de reconocerlo y aceptarlo así, mostrando nuestro íntimo agradecimiento por ello.
-José Luis
Martín -
**************************************
DESTINOS CREADOS EN LA VIDA PRESENTE
No incurramos en el error de echar toda la culpa al destino o predestinación, de nuestras actuales desventuras; porque, en las más de las veces, se deben a errores en nuestra vida actual, tales como desidia, falta de esfuerzo, descontroles emocionales, vicios, bajas pasiones y otras imperfecciones del carácter, factores negativos éstos que arruinarán el destino más prometedor.
Para demostrar el fundamento de esta tesis, vamos a analizar, desde un ángulo psicológico, una de las imperfecciones del carácter, que menos atención recibe de los afectados y que es causa de desventuras e impedimento de éxito en la vida: la ansiedad.
La ansiedad, es un estado emocional manifestado en forma de tensión nerviosa (síntoma aparente) que puede llevar al afectado a la angustia y hasta la desesperación, si no se sobrepone a ella.
La ansiedad, presiona la mente, envolviéndola en una maraña de vibraciones magnéticas que impiden discernir con acierto y llevan al afectado a cometer errores muchas veces graves. Y la ansiedad sostenida, lleva a la impaciencia, exaltación y angustia (estado aflictivo), todo lo cual ocasiona un derroche considerable de energías psíquicas y nerviosas, causando estragos en el sistema nervioso y glandular, y por ende en la salud. Y cuando se torna crónica por falta de autocontrol, mantiene al afectado en un estado aflictivo doloroso, que puede conducirle a estados depresivos de temor, miedo, duda, desaliento y hasta desesperación que le invalidan para triunfar en la vida y puede arrastrarle hasta el suicidio. Y en el hogar, esta imperfección del carácter (tanto en el hombre como en la mujer) hace estragos.
Aun cuando lo expuesto pertenece al campo de la psicología estructural, lo incluimos aquí con el único objeto de demostrar que, la mayor parte de nuestras desventuras se deben a nuestras imperfecciones y errores, y no a destinos prefijados.
Toda imperfección es perfectible, y esto es axiomático en psicología. Y para alcanzar la perfección, meta a la que todos tenemos que llegar, necesitamos muchas y muchas vidas; pues, en cada una vamos dejando algo negativo y adquiriendo algo positivo. Tantas vidas como sean necesarias para alcanzar la meta. De aquí, la necesidad del esfuerzo en la propia superación.
Sebastián de Arauco.
**********************
OBSESIÓN Y POSESIÓN
. Los malos espíritus pululan en torno de la Tierra a causa de la inferioridad moral de sus habitantes. Su acción maléfica forma parte de las calamidades que asolan a la Humanidad. La obsesión, que es uno de los efectos de esta acción, debe considerarse, al igual que las enfermedades y las demás tribulaciones de la vida, una prueba o una expiación, y como tal debe ser aceptada.
La obsesión es la acción persistente que un mal espíritu ejerce sobre un individuo. Presenta caracteres muy diferentes, desde la simple influencia moral, sin signos exteriores notables, hasta el desequilibrio completo del organismo y las facultades mentales. Entorpece las facultades mediúmnicas, y cuando se trata de mediumnidad auditiva y psicográfica, se caracteriza por la obstinación del espíritu obsesor en manifestarse siempre él.
. Así como las enfermedades son el resultado de las imperfecciones físicas que hacen al cuerpo accesible a las influencias perniciosas exteriores, la obsesión es siempre el resultado de una imperfección moral que atrae a los espíritus. A una causa física, se opone una fuerza física; a una causa moral, se opone una fuerza moral. Para preservarse de las enfermedades, se fortifica el cuerpo; para prevenir la obsesión, hay que robustecer al alma, razón por la cual el obseso necesita trabajar en su propio mejoramiento, lo que suele bastar para liberarse del obsesor sin el concurso de otras personas. Esa ayuda se hace necesaria cuando la obsesión degenera en subyugación y en posesión, ya que entonces el enfermo pierde su voluntad y libre albedrío.
La obsesión es casi siempre el móvil de venganza de un espíritu, y generalmente se origina en las relaciones que ambos tuvieron en una existencia anterior.
En el caso de la obsesión grave, el obsedido está rodeado e impregnado de un fluido
pernicioso que neutraliza el efecto de los fluidos saludables, rechazándolos. Es necesario, pues, liberarlo de ese fluido. Ahora bien, un mal fluido no puede ser expulsado por otro de la misma naturaleza. Mediante una acción análoga a la del médium curativo en los casos de enfermedad, hay que expulsar el fluido maléfico con la ayuda de un fluido mejor.
Esta acción, casi mecánica, no es siempre suficiente. Es preciso también, en casi todos los casos, influir sobre el ser inteligente. Para ello es necesario hablar con autoridad, con esa autoridad que sólo depende de la superioridad moral: cuanto más grande sea ésta, mayor será la autoridad.
Mas no todo radica en eso: para asegurar la liberación del enfermo hay que lograr que el espíritu perverso renuncie a sus malos propósitos. Debe nacer en él el arrepentimiento y el deseo de hacer el bien, y esto se logra con la ayuda de instrucciones hábiles, con evocaciones especiales que tiendan a su educación moral. Entonces se tendrá la doble satisfacción de liberar a un encarnado y de convertir a un espíritu imperfecto.
EL GENESIS
ALLAN KARDEC
************************************************
No hay comentarios:
Publicar un comentario