sábado, 12 de julio de 2025

Hitler, representante de las tinieblas

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Erraticidad

2.- Más allá de la muerte

3.- Cualidades de los fluídos

4.-Hitler, representante de las tinieblas

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                                                          ERRATICIDAD

Estado de los Espíritus errantes, es decir, no encarnados, durante los intervalos de sus diversas existencias corporales. De ninguna manera la erraticidad es una señal absoluta de inferioridad para los Espíritus.
Hay Espíritus errantes de todas las clases, salvo los del primer orden, o Espíritus puros que, al no tener más necesidad de reencarnarse, no pueden ser considerados como errantes.
Los Espíritus errantes son felices o desdichados según el grado de su depuración.
Es en este estado que el Espíritu –cuando se ha despojado del velo material del cuerpo – reconoce sus existencias anteriores y las faltas que lo alejan de la perfección y de la felicidad infinita; entonces, es también cuando elige nuevas pruebas para progresar más rápidamente.

Tomado del libro Vocabulario Espírita
Adaptación Oswaldo E. Porras Dorta

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                               MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

                                   


Inmensas caravanas de emigrantes de la Tierra llegan al Más Allá. Arriban al gran continente de la erraticidad, conduciendo el fardo de los hechos acumulados durante su paso por el mundo físico. Escuela redentora que Dios brinda a sus hijos para su debido aprendizaje. No son ángeles ni demonios, pero sí  humanos; sí lo eran y lo continúan siendo. La muerte física no modificó sus hábitos y costumbres; no les otorgó títulos ni conquistas; no les quitó méritos ni realizaciones.

Cada uno se presenta cual vivió. ya que la muerte no presenta cambios psicofísicos; la inmensa mayoría se vincula tenazmente a las sensaciones materiales, sometiéndose a los recuerdos de aquello que las complacía. Muchos, como enfermos en largos procesos de convalecencia, son recogidos en colonias espirituales, donde abnegados misioneros del Amor y la Caridad, le trazan al Espíritu una nueva oportunidad de retorno al Planeta- Escuela por medio de la reencarnación para el debido rescate de su pasado negativo.

                                        EL MÁS ALLÁ

Las comunicaciones de los Espíritus Superiores manifiestan que Dios, por ser Amor permite que el Espíritu de los hombres, aunque hayan dejado el cuerpo siendo perversos, rectifiquen sus errores, renaciendo cuantas veces les sea necesario. De esta forma se cumple Su Voluntad de que todos Sus hijos retornen a Él. Por consiguiente no existe un infierno eterno.

Cuando una persona fallece continúa viviendo envuelto en sus propias ideas; quien ha observado una conducta correcta, encuentra allí  compañeros igualmente deseosos de hacer el bien y enseña su propia reencarnación con miras a progresar en el Amor Divino.

Quien por el contrario obró en contra de su conciencia, recuerda todo el perjuicio causado a los demás  y luego de pasar por estados de desesperación, de perplejidad y finalmente de reflexión, solicita nacer nuevamente con el fin de reparar el mal hecho. Así se explica que gentes buenas sufran frecuentemente graves desgracias con lo cual al mismo tiempo que se proclama el Amor de Dios a sus criaturas, queda patente Su Justicia.

- Alborada Espírita-

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             CUALIDADES DE LOS FLUÍDOS


. La acción de los espíritus sobre los fluidos espirituales produce consecuencias de
importancia directa y capital en los encarnados. Siendo que esos fluidos son el vehículo del pensamiento y que éste puede modificar sus propiedades, es evidente que deben encontrarse impregnados de las cualidades buenas o malas de los pensamientos que los ponen en vibración, modificados por la pureza o impureza de los sentimientos. Los malos pensamientos corrompen a los fluidos espirituales, como los miasmas deletéreos corrompen al aire respirable. Los fluidos que rodean o proyectan los malos espíritus son viciados, mientras que aquellos que irradian los buenos   espíritus son tan puros como corresponde al grado de perfección moral que ellos posean.
. Sería imposible enumerar o clasificar a los buenos o a los malos fluidos o especificar sus cualidades respectivas, visto que su diversidad es tan grande como son variados los pensamientos.

Los fluidos no poseen cualidades sui generis, sino las que adquieren en el medio en que se elaboran; se modifican según los efluvios de ese medio, como el aire por las exhalaciones y el agua por las sales de las capas que atraviesan. Según las circunstancias, esas cualidades son, como el aire y el agua, temporales o permanentes, lo que los hace más especialmente apropiados para la producción de tales o cuales efectos determinados.

Los fluidos no poseen tampoco denominaciones especiales. Al igual que los olores, son designados según sus propiedades, sus efectos y su tipo original. En el aspecto moral, llevan impresos los sentimientos de odio, envidia, celos, orgullo, egoísmo, violencia, hipocresía, bondad, benevolencia, amor, caridad y dulzura. En el aspecto físico son excitantes, tranquilizadores, penetrantes, astringentes, incitantes, dulcificantes, soporíferos, narcóticos, tóxicos, reparadores y expulsores y se convierten en fuerza de transmisión o propulsión. El cuadro de los fluidos será, pues, el de todas las pasiones, virtudes y vicios humanos, así como el de las propiedades de la
materia y los correspondientes efectos que producen.

EL GÉNESIS
ALLAN KARDEC

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        HITLER, REPRESENTANTE  DE LAS TINIEBLAS



                                                                  

Adolf Hitler, con todo su carisma, no habría tenido la fuerza para provocar él solo la Segunda Guerra Mundial. En rigor, en tiempos de gran crisis social, surgen "falsos profetas" que ofrecen salvación. Esto no significa necesariamente que estas figuras sean grandes, pero sí poseen cualidades seductoras. Uno de los factores que llevó a Hitler al poder fue la sed de venganza del pueblo alemán contra los países victoriosos de la Primera Guerra Mundial. 


También observamos la influencia de otras fuerzas ocultas para explicar cómo el Führer, un individuo obsesivo, excéntrico y con graves problemas mentales, llegó a gobernar Alemania, en pleno corazón de Europa. ¿Cómo se podría explicar, sin esta intervención masiva de obsesores [tanto encarnados como desencarnados], que un joven fracasado, pobre, abandonado a su suerte y rechazado por la sociedad, hubiera logrado armar el instrumento de opresión más siniestro que el mundo haya conocido jamás?


Sus altisonantes revelaciones (desde la oscuridad) contribuyeron a cimentar la carismática dependencia entre él y la gente obsesionada. Hitler era un médium pervertido, completamente subyugado por falanges encarnadas y sobrenaturales. Por irracionales que fueran sus órdenes, siempre había alguien dispuesto a cumplirlas. Emanaba un magnetismo tan extraño y cautivador que la gente creía todo lo que decía. Transmitía mensajes exóticos, prometiendo que el Tercer Reich sería un reino de mil años de abundancia, poder y felicidad. Era una marioneta de los genios oscuros, que no ofrecía opciones de libre albedrío, sino una visión milenarista tentadora, ilusoria, hueca, irracional y esclavizante.


En su libro Mein Kampf (En connivencia con las sombras), Adolf Hitler divide a los seres humanos en categorías basadas en la apariencia física, estableciendo órdenes superiores e inferiores. En la cima de la clasificación se encuentra el hombre germánico de piel clara, cabello rubio y ojos azules (ario). Afirmaba que el ario era la forma suprema de la raza humana. Su filosofía no creía en absoluto en la igualdad racial, por lo que se vio obligado a promover la exaltación del más fuerte y exigir la subordinación del más débil. Esta idea sería compartida en diversos grados por millones de alemanes y habitantes de países ocupados, que permanecieron en silencio o participaron en el sistema.


El poder carismático, como explican Marx y Weber, depende de las cualidades inherentes del individuo y se basa en una cualidad excéntrica y arbitraria. Por lo tanto, la naturaleza perdurable, excéntrica e individualista del poder carismático debe regularse si se pretende establecer un sistema más estable dentro de una comunidad. La intransigencia obsesiva de los reformadores sociales, que se creen iluminados por la gracia divina y, por lo tanto, creen poseer un conjunto de cualidades de liderazgo político consideradas excepcionales o sobrenaturales, conduce al fanatismo popular.


Quienes afirman poseer el poder del carisma son lo que Jesús llamó falsos profetas (médiums de las sombras). La historia lo demuestra. La obsesión ha sido la enfermedad de todos los siglos. El aumento en la aparición de extraños fenómenos mediúmnicos es el efecto natural de la creciente incidencia de espíritus malignos en la humanidad. Hitler se forjó la imagen de ser el elegido, en el sentido teológico de la palabra. Su insistencia en poseer un poder y un misterio casi sobrenaturales era sumamente atractiva, dándole la sensación de ser el verdadero salvador.


La mediumnidad luminosa fue un elemento magnífico en las vidas de Francisco de Asís, Mahatma Gandhi y Chico Xavier, pero la mediumnidad oscura, en cambio, se cernía sobre la psique de Adolf Hitler, asiduo al grupo mediúmnico de Tullis en Berlín a principios del siglo XX. Era muy consciente de su condición de instrumento de lo invisible. «En una entrevista de prensa, documentó claramente este pensamiento al decir: 'Me muevo como un sonámbulo, como me lo manda la Providencia'. Tenía cambios de actitud repentinos y tempestuosos. De una placidez fría y meditativa, estallaba repentinamente en ira, profiriendo un torrente frenético de palabras, conmovedoras e impactantes, sobre todo cuando la conversación giraba en torno a temas políticos y raciales». (1)


La sociedad debe estar alerta ante estos ataques, pues la técnica de infiltración de la oscuridad es sumamente refinada. El lobo se adhiere al rebaño disfrazado de manso cordero; no puede pretender destruir ni presentarse como enemigo; debe aparecer con un gesto seductor, la actitud de un salvador, un héroe, con el deseo de servir hasta la muerte, sin restricciones.


La sugestión post-hipnótica ha sido aplicada con éxito hasta nuestros días por obsesores altamente capacitados en la técnica de manipulación de la mente humana, tanto individual como colectiva. Hitler pasó a la historia como la encarnación del mal, el inventor del Holocausto, el sello distintivo de uno de los regímenes más aterradores que la humanidad haya experimentado. Su personalidad ha proporcionado una fuente inagotable de implicaciones para los más diversos enfoques temáticos.


A menudo, estos representantes de la oscuridad ni siquiera son plenamente conscientes de que sirven como instrumentos de los siniestros seres de las sombras. Creemos que Adolf Hitler y varios de sus seguidores desempeñaron un papel nefasto en la estrategia general para establecer el reino de las tinieblas en la Tierra, una empresa colosal que, obviamente, lleva la poderosa marca del Anticristo, como lo menciona el apóstol Juan 


Jorge Hessen


Nota:

(1) Texto de Hermínio C. Miranda publicado en la edición de marzo de 1976 de Reformador.


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