Reflexión
1.- Iniciando un nuevo año
2.- El divorcio entre ciencia y religión
3.- El problema de la inmortalidad del alma.
4.- Ante los nuevos tiempos
5.- Oración de Fin de Año
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Reflexión
La terminación de un año, es mucho más que el simple final de un calendario.
Es el fin de un ciclo; es el cierre de una etapa que hemos vivido hasta aquí.
¡Conmemore debidamente el cierre del año con muchas reflexiones!
-Enviado por Aparecida Martins-
Iniciando un nuevo año
Siempre que el año va llegando a su fin, parece que todos vamos manifestando un mayor cansancio.
Sea tal vez porque las fiestas se multiplican (son graduaciones, bodas, cenas de empresa), o porque ya se prepara para el viaje de vacaciones en breve.
De una forma o de otra, es común escuchar a las personas desahogarse diciendo que desean que se termine el largo año.
Quien mucho sufrió, desea que el termine y aguarda días nuevos, de menos dolores.
Quien perdió amores, desea que el se acabe de una vez, en el ansia de que los días que vendrán consigan traer esperanzas al corazón entristecido por las ausencias.
Quien está concluyendo algún curso y dio lo máximo de si, desea que los meses que se anuncian lleguen contra antes, para descansar de tanto esfuerzo.
Y así sucesivamente. Cada uno está pensando en el año que acaba de terminar en el sentido de dejar algo detrás. Algo que no fue muy bueno.
Naturalmente, muchos son los que ven finalizar los días del año con alegría pues ellos les fueron propicios. Esos, desean que los futuros días se repitan esos valores de alegría, de afecto, de cosas positivas.
Año viejo, Año Nuevo. Son convenciones marcadas por el calendario humano, en función de los movimientos del planeta en torno del sol.
Con todo, psicológicamente, también nos remiten, si, a un estado diferente.
Como Dios nada hizo, en Su sabiduría, sin un fin útil, también así también es con la cuestión del tiempo como lo convencionamos.
Cada día es un nuevo día. La noche nos habla del reposo. La madrugada nos anuncia oportunidad renovada.
Cada año que finaliza nos invita a dejar para tras todo lo de ruin, desagradable que ya vivimos, permitiéndonos proyectar planes para un futuro próximo.
Por todo eso, por esta oportunidad que la Divinidad nos permite cada 365 días, en esta Tierra, pensé que usted puede mejorar su vida en nuevo año que se anuncia.
Comience por retirar de su casa todo lo que le estorba. Libérese de aquellas cosas que usted guarda en los armarios, en el garaje, en el trastero.
Cosas que están allí hace mucho tiempo, que usted guarda para usar un día. Un día que tal vez nunca llegue. Piense en cuanto tiempo ellas están allí: meses, años… esperando.
Son ropas, calzados, libros, discos antiguos, utensilios que usted no usa desde hace años. Libere armarios, espacios.
Las cosas antiguas, a superar son muy útiles en los museos para la preservación, la evolución de nuestra historia.
Done lo que pueda a quien sea más útil.
Done lo que pueda a quien sea más útil.
Sienta el espacio vacío, siéntase más ligero.
Después, piense en cuantas cosas inútiles usted guarda en su corazón, en su mente.
Amarguras vividas, calumnias recibidas, mentiras que le robaron la paz, traiciones que le dejaron enfermo, puñaladas de amigos que le arañaron las carnes del alma…
Aleje todo de si. Mentalmente, coloque todo en un gran paquete e imagínese arrojándolo en la corriente de un rio caudaloso que la llevará muy lejos, para el mar del olvido.
Desee para si mismo un Nuevo Año diferente. Y comience libre, sin esa carga pesada, que le quita las posibilidades de ser feliz.
Comience el año nuevo mirando para el frente, para lo Alto. Establezca metas de felicidad y conquistas.
Usted es hijo de Dios y heredero de Su amor, merecedor de la felicidad.
Conquístela. Abandone los dolores innecesarios, piense en el bien.
Mentalice a las personas que son amigas, que lo aman, que lo quieren bien.
Prográmese para estar más con ellas, a fin de, fortalecido, alcanzar objetivos nobles.
Comience el año pensando en cómo usted puede influenciar a las personas, ambientes, con su acción positiva.
Prográmese para vencer. Prográmese para hacer oídos sordos a los que desean su infelicidad y avance.
Prográmese para ser feliz. El día surge. Es Año Nuevo. Siga para la luz, cierto que con voluntad firme, con deseos de acertar, Jesús bendecirá sus disposiciones.
Es Año Nuevo. Piense nuevo. Piense grande. Sea feliz.
Redacción de Momento Espirita
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El divorcio entre Ciencia
y Religión
La Ciencia y la Religión tradicionalmente vienen caminando separadas,
debido a que la religión suele ser de carácter
dogmático para asegurarse una
estabilidad en sus creencias, y
esta, siempre dio la espalda a la Ciencia
porque a veces contradecía y ponía en peligro sus dogmas, mientras que
la Ciencia recíprocamente, también volvió la espalda a la religión y a la
religiosidad, porque parecían estancar la inteligencia de los seres humanos que
se negaban a adoptar los criterios que iba descubriendo y confirmando la Ciencia, manteniendo esta
mientras tanto, unos principios
pragmáticos y unos conceptos prepotentes
de corte materialista y ateo.
Sin embargo, es de creer que lo que la
Ciencia vaya descubriendo en el futuro, deberá tener en muchos casos consecuencias religiosas, pues
ciertas cuestiones, sin ser en sí mismas temas religiosos, tienen sin embargo
consecuencias ante los postulados religiosos, al entrar en conflicto con
ciertos dogmas y afirmaciones que se
deberán ir modificando ante la evidencia de las verdadades que vaya demostrando la Ciencia.
El caso, es que las religiones se han
querido mantener siempre aferradas a rígidas creencias de origen arcaico, que
con el paso del tiempo y ante la apertura y evolución de la mente humana, así
como de los avances científicos, se han ido quedando reducidas a un conjunto de
dogmas de fe insostenibles por la razón
objetiva, cada vez con menos credibilidad
y de paso acompañados de unos
rituales y ceremonias religiosas que en su mayoría han quedado vacías,
absoletas y trasnochadas. Todas estas parafernalias religiosas, absurdas e irracionales, han pervertido el
sentido de la religión, dando lugar a supersticiones, abusos e idolatrías que a
la larga, solo han generado descreencia. Por eso las gentes ante las pruebas de la vida y ante los
avances de la Ciencia, se han ido volviendo cada vez mas escépticas e
indiferentes hacia lo religioso, porque conforme se desarrolló en el Ser humano su capacidad de análisis, y la
Ciencia en su avance demostró que tantas
“verdades religiosas” resultaron ser una falacia ,además de irracionales, se
han ido desengañando de todo ello, y así ha nacido la descreencia en todo lo
espiritual; el ateísmo y el desinterés
consiguiente..
En el polo opuesto, hay también gentes
que debido a su natural inquietud espiritual, llegan a admitir ciegamente los
dogmas que les impone su religión, aferrándose a ellos, sin pararse a pensar ni a analizar nada por miedo a poner en duda su fe religiosa que ante esa
voluntaria ceguera de espaldas a lo
demostrado por la Ciencia,se convierte en aceptación fanática e irracional.
Para que la religión volviese a ser un
eficaz instrumento de elevación y progreso humano, debiera dejar de apoyarse en
tantos rituales trasnochados, cultos y simbolismos litúrgicos, ilógicos y
absurdos, así como en otras formas externas tras las que se ha parapetado. En
cambio la religión de la razón y de los sentimientos del ser humano, debiera de
adoptar el camino de la lucha personal por
eliminar nuestros defectos humanos y nuestras desigualdades humanas, logrando
así la Justicia social, siguiendo la recta senda del Amor Divino mediante el ejercicio de la Caridad que no solamente es dar, sino saber darse a los demás.
Las
religiones están invariablemente llamadas a renovarse con el paso del
tiempo, adoptando nuevos conceptos filosóficos, sociales y éticos, y en las que
las dos grandes fuerzas del Ser humano, que son el razonamiento y el
sentimiento, se fundan en una sola religión sin ningún dogma incomprobable, tanto por la Ciencia como
por la Filosofía, sin liturgias , rituales ni
sacerdotes, y en donde la Ciencia sea la única referencia de apoyo para
sus credos. De modo, que podrá existir una “Ciencia religiosa” y una “Religión científica
y filosófica”.
- Jose Luis Martín-
“Cuando el
hombre ame a su prójimo, su templo será el Universo”
E.Fabián de la Cerdá (Guatemala)
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EL PROBLEMA DE LA INMORTALIDAD DEL ALMA
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EL PROBLEMA DE LA INMORTALIDAD DEL ALMA
El problema de la inmortalidad del alma, que era en otros tiempos, competencia de la filosofía, ha podido ser abordado en nuestros días por el método positivo. Asistimos ya a una orientación nueva que ha sido creada por la investigación experimental. El hipnotismo ha prestado grandes servicios a la psicología, permitiendo, por así decirlo, diseccionar el alma humana y su empleo ha sido fecundo para hacer conocer el principio pensante en sus modalidades conscientes y subconscientes. Su papel no se ha limitado allí; ha permitido sacar a la luz los fenómenos poco conocidos, tales como la sugestión mental a distancia, la exteriorización de la sensibilidad y de la motricidad, que nos llevan directamente a la telepatía y al espiritismo.
Esta evolución lógica demuestra que la naturaleza procede por transiciones insensibles. Hay ciertos fenómenos nuevos en los que la acción de la acción extracorporal del alma humana, puede ser explicada por una irradiación dinámica, que produce los fenómenos telepáticos,propiamente dichos, mientras que otros, para ser comprendidos, necesitan absolutamente la exteriorización de la inteligencia,de la sensibilidad y de la voluntad; es decir, la del alma misma.
Hemos señalado de paso,esta sucesión de manifestaciones anímicas, y si hemos estado obligados a resumir brevemente los hechos, pensamos, no obstante, que la atención del lector ha sido impresionada por esta continuidad, que se acusa de un modo aún más impresionante, cuando se llega a las manifestaciones extraterrestres.Las observaciones de los sabios de la Sociedad de Investigaciones Psiquicas son preciosas, en el sentido de que hacen apreciar en lo vivo esta notable similitud entre las apariciones de los muertos y las de los vivos.. Entonces comprendemos mejor los relatos de que los anales de todos los pueblos nos ofrecen ejemplos. Llegamos a persuadirnos de que si la vida de ultratumba ha sido negada con tanto encarnizamiento por muchos buenos espíritus,es que ella era incomprensible, tanto haciendo del alma una resultante del organismo. como suponiéndola tomada por una esencia puramente espiritual. Hemos podido convencernos, en efecto, de que el alma humana no es, como creen los materialistas, una función del sistema nervioso; es un ser que tiene una existencia independiente del organismo y se afirma precisamente, con todas sus facultades : sensitivas, inteligentes y voluntarias, cuando el cuerpo físico es inerte, insensible, completamente aniquilado. El alma, no es tampoco así, como afirman los espiritualistas, una entidad inmaterial, un ser intangible; posee un sustrato material, pero de una materia especial íntimamente sutil, cuyo grado de rarefacción excede, en mucho, a todos los gases conocidos hasta entonces.
Bien que a partir del nacimiento el alma y el cuerpo están íntimamente unidos, de modo que forman un todo armónico, la unión no es tan profunda, tan indisoluble como hasta entonces se había creído; sabemos por la paciente observación, que el principio pensante se evade a veces de su prisión carnal, y puede percibir su naturaleza, aparte de la mediación de los sentidos.
Siempre, experimentalmente, nos ha sido permitido observar que el cuerpo del alma tiene una realidad física, pues se le puede ver y fotografiar. La realidad física del desdoble está completamente probada, porque su materialización y presencia se ha hecho irrecusable por un molde parafina.
El doble, copia exacta del ser vivo, no es un espejismo, ni una imagen virtual, ni una alucinación; es el alma misma que se revela, o solo por su aparición, sino también intelectualmente por el intercambio de diálogo que establece con su individualidad. El escepticismo no tiene nada que decir ante los mil casos bien comprobados. No cabe duda de que la incredulidad sistemática aparece aquí como una tara cerebral, un caso patológico que no se puede tener en cuenta.
La identidad física e intelectual de las manifestaciones fantásticas procedentes de personas vivas o muertas, desde más o menos tiempo, demuestra la supervivencia de la actividad anímica después de la muerte corporal. Los fenómenos numerosos y variados del espiritismo confirman los hechos observados; tenemos toda clase de pruebas que nos confirman que el ser pensante ha resistido la disgregación física y persiste íntegramente con sus facultades intelectuales y morales. Existen documentos abundantes y precisos.
La fotografía permite afirmar con certeza, que las almas de los que se llama tan impropiamente muertos, por el contrario son perfectamente vivos. Los testimonios de Wallace.del doctor Thompson, de Bromson Murray, de Beattie, no dejan lugar a dudas; y bien que el momento de su desencarnación alcance a veces a una época remota, el ser que viene a dar su retrato no muestra ninguna huella de decrepitud; se muestra generalmente, rejuvenecido; es decir, que gusta ser representado en la fase de su existencia cuando tenía el máximo de su actividad física. Tenemos también por la descripción de los médiums videntes, por tantos casos, excelentes medios de convicción para evidenciar todos los recursos que se pueden encontrar en este género de investigaciones.
Igualmente hemos visto que el grado de objetividad del espíritu podía llegar hasta una materialización verdadera.
Entonces tiene lugar ese magnífico fenómeno que permite resucitar, por así decirlo, a un ser desaparecido del mundo de los vivos después de muchos años. Sabemos cuantas precauciones adoptan los experimentadores para no ser engañados por los médiums o por sus sentidos. A pesar del número considerable de esos relatos, nos han sido precisos testimonios materiales de su realidad para que hayamos podido prestar fe a tan extraños relatos. Solo después de las fotografías de Katie King, nos hemos convencido de que los espectadores no habían sido víctimas de sugestión, y esa convicción no se ha confirmado sino cuando hemos podido estar ciertos, por moldes, como los obtenidos por MM.Reimers y Oxley, de que había en ello una espléndida realidad; una evidencia grandiosa.
Entonces se han producido todas las teorías imaginadas para combatir esta demostración, tan molesta para los incrédulos. No pudiendo ya negar los hechos mismos, han intentado desacreditarlos, atribuyéndoles el desdoblamiento del médium; a creaciones de su cerebro objetivadas ante los espectadores; a intervenciones de elementales, etc. Pero sabemos cuan inadmisibles son esas hipótesis, y entonces se impone esta convicción: quela muerte no es el fin del ser humano, sino una etapa de su vida inmortal.
La conservación del periespíritu después de la muerte, permite comprender como la integridad de la vida psìquica no es destruida, a pesar de la desaparición del cerebro físico, que parecía indispensable para su manifestación. Durante la vida, el periespíritu existe; lo sabemos sin poder durar de ello. Representa un considerable papel en la vida fisiológica y psíquica del ser, pues sobrevive al organismo. Es que era absolutamente diferente. El ser humano aparece entonces como lo que de verdad es: una forma, en la cual pasa la materia. En cuanto a la energía que hacía funcionar esta máquina está gastada, cuando la fuerza vital está enteramente transformada, la materia no puede incorporarse ya; el cuerpo físico de disgrega; sus elementos vuelven a la tierra, y el alma, siempre revestida de su forma espiritual, prosigue en el espacio su evolución sin fin.
Las materializaciones, suficientemente objetivadas para dejar huellas materiales de su existencia por impresiones y moldes, nos han mostrado que el periespíritu es el modelo ideal sobre el que el cuerpo está constituido. Contiene todas las leyes orgánicas del ser humano y si en el espacio están en estado latente, subsisten integramente sin embargo, siempre dispuestas a ejercer su acción cuando se les suministra materia, y esta forma de energía es la que se llama energía nerviosa o vital.
La existencia del cuerpo espiritual ha sido conocida con toda integridad, pero no se tenían mas que nociones vagas e imprecisas sobre su naturaleza. No tenemos la pretensión de afirmar que este asunti ya está aclarado. pero ya se empiezan a plantear mejor los términos del problema. Los descubrimientos de la ciencia nos permiten creer que la solución está más próxima de lo que se suele creer comunmente.
Hemos intentado hacer ver que la existencia de una sustancia no es incompatible con nuestros actuales conocimientos sobre materia y energía. Creemos que tal ensayo no parecerá demasiado temerario, puesto que la ciencia se encamina al dominio de lo imponderable, que reserva tantas sorpresas. Diremos, pues, con M. Leoncio Ribert que hoy disponemos de todos los elementos para la resolución del problema de nuestro destino.
¿ Quien no ve las relaciones que hay entre la sugestión moral a distancia y la telegrafía sin hilos? ¿Cómo no comprender que la vista, sin ayuda de los ojos, no es ya incomprensible, después del descubrimiento de los rayos X, y quien no se da cuenta de las estrechas analogías que presenta el cuerpo espiritual con la materia ultra-radiante?. Sin duda, no son todavía nada más que aproximaciones, pero el camino está completamente trazado y la ciencia de mañana se encontrará necesariamente en seguimiento de Crookes, de Wallace, de Lodge, de Barret, de Rochas, que han levantado un velo de la gran Isis.
Entonces se revelará en toda su grandeza la ley evolutiva que nos arrastra a destinos cada vez más altos. Lo mismo que el planeta se ha elevado lentamente de la materia bruta, a la materia organizada hasta llegar a la inteligencia humana, del mismo modo comprenderemos que nuestro paso aquí abajo no es mas que un grado dde la eterna ascensión. Sabemos que estamos llamados a desenvolvernos siempre y que nuestro planeta no representa mas que una etapa en el camino sin fin. El infinito y la . eternidad están bajo nuestro dominio. Lo mismo que, seguramente, es imposible destruir la energía, ciertamente tampoco un alma podría ser anonadada. Sembremos con profusión en todas las inteligencias estas consoladoras verdades que nos abren los maravillosos horizontes del porvenir; mostremos que existe para todos los seres una igualdad absoluta de origen y destino y entonces veremos realizarse esa evolución moral y espiritual que debe traer la era augusta de la regeneración humana por la práctica de la verdadera fraternidad.
- Gabriel Delanne- ( Art. Extractado de la Rev. Fraternidad Cristiana Espírita (Mayo/Junio /89)
Bien que a partir del nacimiento el alma y el cuerpo están íntimamente unidos, de modo que forman un todo armónico, la unión no es tan profunda, tan indisoluble como hasta entonces se había creído; sabemos por la paciente observación, que el principio pensante se evade a veces de su prisión carnal, y puede percibir su naturaleza, aparte de la mediación de los sentidos.
Siempre, experimentalmente, nos ha sido permitido observar que el cuerpo del alma tiene una realidad física, pues se le puede ver y fotografiar. La realidad física del desdoble está completamente probada, porque su materialización y presencia se ha hecho irrecusable por un molde parafina.
El doble, copia exacta del ser vivo, no es un espejismo, ni una imagen virtual, ni una alucinación; es el alma misma que se revela, o solo por su aparición, sino también intelectualmente por el intercambio de diálogo que establece con su individualidad. El escepticismo no tiene nada que decir ante los mil casos bien comprobados. No cabe duda de que la incredulidad sistemática aparece aquí como una tara cerebral, un caso patológico que no se puede tener en cuenta.
La identidad física e intelectual de las manifestaciones fantásticas procedentes de personas vivas o muertas, desde más o menos tiempo, demuestra la supervivencia de la actividad anímica después de la muerte corporal. Los fenómenos numerosos y variados del espiritismo confirman los hechos observados; tenemos toda clase de pruebas que nos confirman que el ser pensante ha resistido la disgregación física y persiste íntegramente con sus facultades intelectuales y morales. Existen documentos abundantes y precisos.
La fotografía permite afirmar con certeza, que las almas de los que se llama tan impropiamente muertos, por el contrario son perfectamente vivos. Los testimonios de Wallace.del doctor Thompson, de Bromson Murray, de Beattie, no dejan lugar a dudas; y bien que el momento de su desencarnación alcance a veces a una época remota, el ser que viene a dar su retrato no muestra ninguna huella de decrepitud; se muestra generalmente, rejuvenecido; es decir, que gusta ser representado en la fase de su existencia cuando tenía el máximo de su actividad física. Tenemos también por la descripción de los médiums videntes, por tantos casos, excelentes medios de convicción para evidenciar todos los recursos que se pueden encontrar en este género de investigaciones.
Igualmente hemos visto que el grado de objetividad del espíritu podía llegar hasta una materialización verdadera.
Entonces tiene lugar ese magnífico fenómeno que permite resucitar, por así decirlo, a un ser desaparecido del mundo de los vivos después de muchos años. Sabemos cuantas precauciones adoptan los experimentadores para no ser engañados por los médiums o por sus sentidos. A pesar del número considerable de esos relatos, nos han sido precisos testimonios materiales de su realidad para que hayamos podido prestar fe a tan extraños relatos. Solo después de las fotografías de Katie King, nos hemos convencido de que los espectadores no habían sido víctimas de sugestión, y esa convicción no se ha confirmado sino cuando hemos podido estar ciertos, por moldes, como los obtenidos por MM.Reimers y Oxley, de que había en ello una espléndida realidad; una evidencia grandiosa.
Entonces se han producido todas las teorías imaginadas para combatir esta demostración, tan molesta para los incrédulos. No pudiendo ya negar los hechos mismos, han intentado desacreditarlos, atribuyéndoles el desdoblamiento del médium; a creaciones de su cerebro objetivadas ante los espectadores; a intervenciones de elementales, etc. Pero sabemos cuan inadmisibles son esas hipótesis, y entonces se impone esta convicción: quela muerte no es el fin del ser humano, sino una etapa de su vida inmortal.
La conservación del periespíritu después de la muerte, permite comprender como la integridad de la vida psìquica no es destruida, a pesar de la desaparición del cerebro físico, que parecía indispensable para su manifestación. Durante la vida, el periespíritu existe; lo sabemos sin poder durar de ello. Representa un considerable papel en la vida fisiológica y psíquica del ser, pues sobrevive al organismo. Es que era absolutamente diferente. El ser humano aparece entonces como lo que de verdad es: una forma, en la cual pasa la materia. En cuanto a la energía que hacía funcionar esta máquina está gastada, cuando la fuerza vital está enteramente transformada, la materia no puede incorporarse ya; el cuerpo físico de disgrega; sus elementos vuelven a la tierra, y el alma, siempre revestida de su forma espiritual, prosigue en el espacio su evolución sin fin.
Las materializaciones, suficientemente objetivadas para dejar huellas materiales de su existencia por impresiones y moldes, nos han mostrado que el periespíritu es el modelo ideal sobre el que el cuerpo está constituido. Contiene todas las leyes orgánicas del ser humano y si en el espacio están en estado latente, subsisten integramente sin embargo, siempre dispuestas a ejercer su acción cuando se les suministra materia, y esta forma de energía es la que se llama energía nerviosa o vital.
La existencia del cuerpo espiritual ha sido conocida con toda integridad, pero no se tenían mas que nociones vagas e imprecisas sobre su naturaleza. No tenemos la pretensión de afirmar que este asunti ya está aclarado. pero ya se empiezan a plantear mejor los términos del problema. Los descubrimientos de la ciencia nos permiten creer que la solución está más próxima de lo que se suele creer comunmente.
Hemos intentado hacer ver que la existencia de una sustancia no es incompatible con nuestros actuales conocimientos sobre materia y energía. Creemos que tal ensayo no parecerá demasiado temerario, puesto que la ciencia se encamina al dominio de lo imponderable, que reserva tantas sorpresas. Diremos, pues, con M. Leoncio Ribert que hoy disponemos de todos los elementos para la resolución del problema de nuestro destino.
¿ Quien no ve las relaciones que hay entre la sugestión moral a distancia y la telegrafía sin hilos? ¿Cómo no comprender que la vista, sin ayuda de los ojos, no es ya incomprensible, después del descubrimiento de los rayos X, y quien no se da cuenta de las estrechas analogías que presenta el cuerpo espiritual con la materia ultra-radiante?. Sin duda, no son todavía nada más que aproximaciones, pero el camino está completamente trazado y la ciencia de mañana se encontrará necesariamente en seguimiento de Crookes, de Wallace, de Lodge, de Barret, de Rochas, que han levantado un velo de la gran Isis.
Entonces se revelará en toda su grandeza la ley evolutiva que nos arrastra a destinos cada vez más altos. Lo mismo que el planeta se ha elevado lentamente de la materia bruta, a la materia organizada hasta llegar a la inteligencia humana, del mismo modo comprenderemos que nuestro paso aquí abajo no es mas que un grado dde la eterna ascensión. Sabemos que estamos llamados a desenvolvernos siempre y que nuestro planeta no representa mas que una etapa en el camino sin fin. El infinito y la . eternidad están bajo nuestro dominio. Lo mismo que, seguramente, es imposible destruir la energía, ciertamente tampoco un alma podría ser anonadada. Sembremos con profusión en todas las inteligencias estas consoladoras verdades que nos abren los maravillosos horizontes del porvenir; mostremos que existe para todos los seres una igualdad absoluta de origen y destino y entonces veremos realizarse esa evolución moral y espiritual que debe traer la era augusta de la regeneración humana por la práctica de la verdadera fraternidad.
- Gabriel Delanne- ( Art. Extractado de la Rev. Fraternidad Cristiana Espírita (Mayo/Junio /89)
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ANTE LOS NUEVOS TIEMPOS
Todos alguna vez en la vida, hemos sentido compasión por algo que nos ha conmovido interiormente, hoy en día pese a que creemos haber visto de todo, y las cosas parecen no impresionarnos, el corazón del hombre, se emociona porque hay verdaderos cuadros dolorosos, a los cuales no podemos mirar con indiferencia.
Ante los nuevos tiempos y considerando el esfuerzo grandioso de la renovación, se hace necesario el concurso de todos los servidores fieles a la verdad y al bien para que, antes de todo, cada uno viva la nueva fe, mejorándose y elevándose, camino hacia un mundo mejor, para que la edificación del Cristo prevalezca sobre las meras palabras de las ideologías brillantes.
Ante el trabajo renovador que se opera desde las esferas celestes, proveniente del mandato divino, se congregan encarnados y desencarnados de buena voluntad, construyendo el puente de luz, a través del cual la Humanidad traspondrá el abismo de la ignorancia y de la muerte.
Mientras los Espíritus Sabios y Benévolos traen la visión celeste, ampliando el campo de las esperanzas humanas, muchos son los compañeros que se han decidido a dar el primer paso, atendiendo a esas llamadas, es por esa razón que hemos de estar muy atentos, para atender debidamente los compromisos asumidos, pues hemos de recoger los mensajes del Cielo, que revelan algunos ángulos de la vida espiritual, hablándoles del trabajo, de la necesidad del propio esfuerzo, de la responsabilidad personal, de la lucha edificante, del estudio necesario, del auto-perfeccionamiento, no ocultan su desagradable impresión.
Al contrario de las suposiciones de la primera hora, no vislumbran el cielo de las facilidades, ni la región de los favores, no divisan acontecimientos milagrosos, ni observan la reposada beatitud. En vez del paraíso próximo, se sienten en las cercanías de un taller incansable, donde el trabajador no se elevará por la mano besada por el proteccionismo, sino a costa de sí mismo, para que deba a su propia conciencia la victoria o la derrota. Perciben la ley imperecedera que establece el control de la vida, en nombre del Eterno, sin falsos juicios. Comprenden que las playas de belleza divina y los palacios encantados de la paz, esperan al Espíritu en otros continentes vibratorios del Universo, reconociendo, no obstante, que les compete sudar y luchar, esforzarse y perfeccionarse para poder alcanzarlos, braceando en el inmenso mar de las experiencias.
La mayoría se espanta e intenta retroceder. Pretenden, después de la muerte del cuerpo, un cielo fácil, que sea conquistado por meras afirmaciones doctrinales.
Sin embargo, nadie perturbará la ley divina; la verdad vencerá siempre y la vida eterna continuará enseñando lentamente, con paciencia maternal.
Al Espiritismo Cristiano le corresponde actualmente, en el mundo, la grandiosa y sublime tarea.
No basta definirlo con las características venerables de Consolador de la Humanidad, es preciso también revelar su condición de movimiento libertador de conciencias y de corazones.
La muerte física no es el final. Es un simple cambio de capítulo en el libro de la evolución y del perfeccionamiento. A su influjo, nadie debe esperar soluciones finales y definitivas, cuando sabemos que cien años de actividad en el mundo representan una fracción relativamente corta de tiempo para cualquier edificación en la vida eterna.
Un infinito campo de servicio aguarda la dedicación de los trabajadores de la verdad y del bien. Gigantescos problemas desafían a los espíritus valerosos encarnados en la presente época, con la gloriosa misión de preparar la nueva era, contribuyendo a la restauración de la fe viva y para ampliación del entendimiento humano. Urge socorrer a la Religión, sepultada en los archivos teológicos de los templos de piedra, y amparar a la Ciencia, transformada en genio satánico de la destrucción.
Esto nos debe animar a todos en los servicios que se nos presente y que debamos realizar, existen muchos conocimientos en nosotros y no podemos eludir la responsabilidad, sigamos adelante con ánimo y decisión, porque muchos se le pedirá al que mucho se le ha dado.
La espiritualidad victoriosa recorre el mundo, regenerándole las fuentes morales, despertando al ser humano al cuadro realista de sus adquisiciones. Para el hombre del siglo XX, sin creencias, hay nuevas llamadas indicándole horizontes más vastos, que le demuestran que el Espíritu vive por encima de las civilizaciones que la guerra transforma o las consume en su voracidad de dragón multimilenario.
Ante los nuevos tiempos y considerando el esfuerzo grandioso de la renovación, se hace necesario el concurso de todos los servidores fieles a la verdad y al bien para que, antes de todo, cada uno viva la nueva fe, mejorándose y elevándose, camino hacia un mundo mejor, para que la edificación del Cristo prevalezca sobre las meras palabras de las ideologías brillantes.
Si la lectura te asombra, si las afirmaciones del Mensajero te parecen revolucionarias, recurre a la oración y agradece al Señor el aprendizaje, pidiéndole que te esclarezca e ilumine, para que el engaño no te retenga en sus redes. Recuerda que la revelación de la verdad es progresiva y, rogando el socorro divino para tu corazón, atiende a los sagrados deberes que la Tierra te designó para cada día, consciente de que la muerte no te conducirá al estancamiento y sí a nuevos campos de perfeccionamiento y trabajo, de renovación y lucha bendita, donde vivirás mucho más y más intensamente.
EMMANUEL
Del libro “Misioneros de la Luz” de Chico Xavier.
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ORACIÓN DE FIN DE AÑO
Señor, Dios...
Dueño del tiempo y de la eternidad.
Tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias, por todo aquello que recibí de Ti
Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año.
El trabajo que pude realizar,
las cosas que pasaron por mis manos, y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí, y los que están más lejos, los que me dieron su mano, y aquellos a los que pude ayudar.
Con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón.
Perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado.
Por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho.
Y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración, que poco a poco, fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente.
Te pido perdón.
Pronto iniciaremos un nuevo año y detengo mi vida, ante el nuevo calendario aún sin estrenar.
Te presento estos días, que sólo Tú sabes, si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos, la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad.
Llevando a todas partes, un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos, a toda falsedad.
Y mis labios, a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno.
Que mi espíritu, se llene sólo de bendiciones, y las derrame a mi paso.
Cólmame de bondad y de alegría, para que cuantos conviven conmigo, o los que se acerquen a mí, encuentren en mi vida, un poquito de Ti
Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad.
Amén
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