INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Las fiestas que vienen
2.- La otra familia
3.- Pensamientos y sentimientos
4.- Entre la concepción y el nacimiento
Sembrando el bien(Frase de André Luiz)
5.- A los consumidores de drogas
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LAS FIESTAS QUE VIENEN
¡SE ACERCAN LAS FIESTAS DE NAVIDAD Y FIN DE AÑO! Y ¿QUE HEMOS HECHO NOSOTROS?
Estamos en época de que las casas de visten de colores festivos de Fiestas de fin de año.
Acá en Chile y en muchos otros países hay un poco de des motivación, algunos cambios abruptos han teñido la paz y la tranquilidad , pero , que esto no nos ciegue el sentido verdadero de estas fechas importantes en la humanidad.
Navidad y Año Nuevo , no es vestir ropa nueva , o hacer regalos costosos, si no al contrario, es vivir en fraternidad y ayudar a los demás, con un poquito de lo que nosotros tenemos. A nadie le sobra, pero demos lo que a los demás les falte, no lo que a nosotros nos sobre. Esto es Caridad, una caridad que se debería perpetuar durante todo el año. ¡ Hacer de todo el año una Navidad continua !
También entreguemos amabilidad , empatía , respeto, solidaridad, complementándonos con los demás, pero sin hacer alardes por las ayudas que demos. Esto también es Caridad.
No nos sintamos tristes, al contrario, tengamos esa alegría que permanece en nosotros y la dejemos fluir y entregarla a todos.
LA PAZ VIENE DESPUÉS DE LA TORMENTA Y HAY QUE PASAR POR MOMENTOS CRÍTICOS PARA EMPEZAR A ENTENDER QUE DIOS SIEMPRE ESTA AHÍ, Y QUE DEBEMOS VALORAR Y PRIORIZAR LO ESPIRITUAL , POR DELANTE DE LO MATERIAL.
Abrazos fraternos.
DIOS LES BENDIGA.
Abrazos fraternos.
DIOS LES BENDIGA.
- Susana Gómez- ( y Jose L.Martín)
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LA OTRA FAMILIA
Es aquella que en esta ocasión no ha bajado a la Tierra a encarnar junto a nosotros, quedándose en el espacio a cumplimentar sus proyectos personales de progreso y crecimiento del alma.
Después de una trayectoria evolutiva de milenios, donde las reencarnaciones han supuesto infinidad de relaciones, afectos, desafectos, deudas y méritos contraídos con aquellos con los que vinimos como familiares, ¿cuántos espíritus, cuántas almas no se han vinculado hacia nosotros y nosotros hacia ellas? Y de todas ellas, ¿cuántas no han formado parte de nuestra familia carnal en una u otra existencia?
Sin duda muchas. Por ello, es preciso siempre diferenciar entre la familia espiritual y la familia material. El diferenciar no significa discriminar ni dar importancia a una sobre la otra. Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que dentro de nuestra propia familia carnal hay personas que son más queridas que otras; hay algunas con las que sentimos afinidad inmediatamente, mientras que otras nos generan rechazo o distanciamiento. Aquí se encuentran escondidas las relaciones afectuosas o desgraciadas del pasado, que hemos de saber interpretar para aceptarlas y aprovecharlas adecuadamente para nuestra propia salud espiritual.
Nuestra alma endeudada viene a veces junto a familiares que son nuestros deudores, o nosotros mismos tenemos para con ellos deudas de diversos tipos. Padres e hijos, madres, abuelos, etc., son el sustrato familiar que las leyes del progreso y evolución del alma utilizan para procurar que saldemos nuestras deudas del pasado. Al ignorar quien fue o qué nos relacionó con él, con ese familiar que nos genera rechazo, y sin embargo ser nuestro padre, madre hermano en esta vida, los lazos de la carne suavizan los rechazos, y nos ofrecen una oportunidad de reconciliación.
Cuando el alma comprende, como se explicaba en el artículo del mes pasado, que somos todos hijos de Dios, comprometidos en el mismo camino de evolución y progreso -unos más adelantados y otros más atrasados-, el que más comprende o adelantado está tiene la obligación de ayudar, sacrificarse y comprender al otro.
Al mismo tiempo, el plano de igualdad en el que nos coloca la ley divina ante la justicia suprema hace que el alma humana comprenda que todo llega según los propios méritos y esfuerzos; nada se conquista con arbitrariedades, privilegios ni prebendas, pues las leyes de Dios son iguales para todos, pertenezcan a una u otra familia, sea esta última una familia noble, aristócrata, de desheredados o de míseros pobres de la Tierra.
El único linaje que reconocen las leyes espirituales es el linaje del bien y del amor superior, el que eleva al alma humana por encima de los títulos de nobleza, la fama, el prestigio o el reconocimiento social. Esto último apenas tiene ninguna importancia en el desarrollo del progreso del alma humana. Somos lo que somos porque lo conquistamos con nuestro propio esfuerzo y méritos por ser mejores, practicando el bien hacia nuestro prójimo y nuestras familias, espirituales o materiales. La condición moral es la única tabla rasa que diferencia al espíritu elevado del malvado, al sincero y noble del rencoroso y mentiroso, al egoísta del altruísta, al soberbio y orgulloso del humilde.
Son las características que diferencian las familias espirituales de las almas; aquellos que se alinean en una tendencia, por frecuencia vibratoria, por afinidad de pensamientos y por sentimientos idénticos se agrupan y se estimulan mutuamente, aquí en la Tierra y en el espacio.
Las familias son así el núcleo que permite el progreso del espíritu, esté encarnado o en el espacio. Nuestra alma reconoce al instante a aquellos que les son afines, pues sus pensamientos y sentimientos son similares a los nuestros y en su compañía nos encontramos a gusto y desenvueltos.
Cuando el alma sale y se libera de espacios o lugares perturbadores donde permanecía ligado a espíritus de baja condición por afinidad mental y emocional, le cabe la responsabilidad de prepararse y ayudar -el día de mañana, una vez preparada convenientemente- a aquellos que se encontraban formando parte de aquella familia desviada a la que perteneció, haciéndoles ver las posibilidades de cambio y transformación en el bien hacia la felicidad y la serenidad de la que no gozan en esos ambientes oprimentes u oscurecidos.
En base a esto último se observa la encarnación de espíritus valerosos que, comprometidos con algunos espíritus más retrasados que formaron parte de sus familias carnales en el pasado, vienen junto a ellos para dar un ejemplo. Así podemos ver familias enteras donde el desequilibrio reina por doquier; sin embargo, un alma entre ellas permanece lúcida, con las ideas claras respecto a lo que debe hacer en todo momento; mantenerse en sus planteamientos y principios será la tarea más dificultosa que tendrá que afrontar, a fin de no contagiarse por aquellos que han venido junto a él y cuyos intereses permanecen alejados de la renovación espiritual.
Sin embargo, su éxito será enorme si sabe enfrentar bien su tarea, pues pronto comprobará que a él acuden todos para que les solucione los problemas materiales que en su egoísmo, comodidad o materialismo no quieren enfrentar. Él será la referencia familiar para muchos de ellos, y para casi todos, antes o después, servirá de ejemplo de lo que es actuar con arreglo a una conciencia recta y una conducta intachable para con la vida y sus semejantes.
Ejemplos de este tipo se ven con frecuencia, y ahí se detecta claramente que el espíritu que se sacrifica a servir de ejemplo al resto progresa adecuadamente; esa alma comprometida, después de esa existencia en la que afrontará sus problemas como los problemas de los demás, quedará liberada del compromiso en próximas vidas, ayudando espiritualmente desde el espacio a todos esos espíritus queridos para él, pero ya sin comprometer su misión ni su trabajo en la Tierra como en la tarea que acabamos de describir.
Desde el espacio ocurre que, muchas veces, espíritus amados muy vinculados a nosotros, superiores espiritual y moralmente, no reencarnan junto a nosotros en alguna encarnación, pues tienen proyectos mucho más elevados de progreso a los que las leyes espirituales no los permiten de momento acceder por nuestra condición moral todavía atrasada.
Sin embargo, todos ellos están pendientes de nuestra misión en la Tierra, acudiendo a auxiliarnos cuando lo necesitamos sin que apenas lo sepamos. Hay también casos de otros espíritus de mayor condición a la nuestra que se sacrifican para traernos al mundo reencarnando como nuestros padres o madres, y desencarnando rápidamente o a los pocos años para afrontar sus compromisos en el otro lado de la vida. Sin embargo nunca nos olvidan, y allá donde se encuentran trabajando, su pensamiento de amor y protección encuentra con suma facilidad al hijo querido que tuvieron que abandonar en la Tierra por una causa superior.
El trayecto y proyección del alma es, pues, a veces difícil de comprender si no se tiene siempre la visión de la inmortalidad y del reencuentro con nuestros seres queridos después de la muerte. La vida en la Tierra, además de incierta es muy corta, tanto es así que la verdadera vida es la del alma inmortal que, liberada de la carne en el otro lado, se convierte en un espíritu lleno de energía, fortaleza, esplendor y objetivos por conseguir y alcanzar.
La familia espiritual es, por tanto, diferente a la material únicamente por la elevación de los miembros que la componen. Sea como fuere, las relaciones con almas queridas, atrasadas o adelantadas a nuestra propia condición moral, siempre van a existir, y por ello nuestra familia más importante es toda la humanidad; la familia universal a la que todos estamos vinculados por ser hijos del mismo Padre que nos sustenta, nos crea inmortales, nos ofrece la oportunidad del progreso, el destino de la felicidad y el amor eterno que forman parte de su propia naturaleza.
Antonio Lledó Flor - Amor, Paz y Caridad
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PENSAMIENTOS Y SENTIMIENTOS
Comencemos por conocer y comprender que, los pensamientos y sentimientos son formas de energía; energía psíquica y energía espiritual; son vibraciones que emanan de las mentes y de las almas de los seres humanos, encarnados y desencarnados, cuya intensidad varía según el grado de desarrollo evolutivo de esas mentes y esas almas.
Como fácilmente podéis comprender en vosotros mismos, la mente nunca está quieta sino en constante función, generalmente ocupada con pensamientos no controlados. Debemos ser conscientes que, cuando pensamos estamos vibrando, estamos emitiendo ondas, pensamientos, con un grado de energía en proporción a la fuerza impartida por la mente y con un alto poder de atracción por afinidad. Cuando comprendáis bien este aspecto de la vida, os será más fácil comprender el por qué y el cómo de muchas cosas, que hasta ahora pueden haber sido misterio para alguno de vosotros.
Son pocas las personas que conocen cuan poderosa es la mente y la fuerza del pensamiento, así como su incidencia sobre las actuaciones ya que, según pensamos así actuamos. Y muy pocas, poquísimas, son las que conocen la influencia enorme que los pensamientos y sentimientos ejercen sobre el funcionamiento glandular y el sistema nervioso, reguladores de la salud; a más de la influencia que ejercen sobre la configuración del alma. Las formas, pensamientos que se plasman continuamente en los centros cerebrales, producen sustancias imponderables para la rudeza de los sentidos físicos; pero, de gran influencia en el sistema nervioso y glandular, llegando a acelerar o retardar la producción hormonal normal, con las consiguientes consecuencias.
Pero, son aún menos las personas que conocen el poder creador y destructor de los pensamientos que, al unirse a otros emitidos por otras mentes que funcionan en la misma tónica vibratoria, forman grandes cúmulos en el espacio que en un momento dado pueden descender sobre cierto sector de la humanidad, atraídos por la misma frecuencia vibratoria de otras mentes, con el consiguiente efecto, bueno o malo, según su naturaleza.
Muchos de los éxitos en la vida, así como muchas de las desgracias que sufrimos, son causadas por nosotros mismos, porque las atraemos con nuestra actitud mental. Necesario es conocer que, de acuerdo con la actitud mental que adoptemos frente a la vida, así será la vida para nosotros. Si mis pensamientos son de pesimismo, o por una actitud mental desacertada, dejo invadir mi mente por pensamientos deprimentes, ruines o de temor, por ejemplo; yo mismo estaría creando unas condiciones mentales depresivas que amargarían mi vida. Más aún, si mi mente se coloca en una actitud sórdida, fría y antipática, estaré conformando (mentalmente) un mundo antipático, frío y de amargura; y me incapacitaré para triunfar en la vida y gozar de un más amplio y dilatado mundo que otros viven; porque, la mezquindad de mi actitud mental, no podrá establecer contacto con ese mundo, mientras no cambie de actitud mental. Pues, los pensamientos sostenidos atraen, por ley de vibración y afinidad, el material psíquico para su manifestación. No olvidéis que, lo que está presente en la mente, se manifestará en la vida; y que, cada modalidad de pensamiento produce fruto de su propia clase. Y que, cuando hay confusión de pensamientos en la mente, se experimenta confusión y desarmonía en la vida.
Sebastian de Arauco.
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ENTRE LA CONCEPCIÓN Y EL NACIMIENTO
– En el intervalo de la concepción al nacimiento, ¿disfruta el Espíritu de todas sus facultades?
– Más o menos de acuerdo con la época; porque no está aún encarnado, sino vinculado. Desde el instante de la concepción, la turbación empieza a enseñorearse del Espíritu, advirtiéndosele de ese modo, que ha llegado el momento de tomar una nueva existencia.
Esta turbación va aumentando hasta el nacimiento. En este intervalo, su estado es bastante similar al de un Espíritu encarnado durante el sueño del cuerpo. A medida que se aproxima el momento del nacimiento, se borran sus ideas así como el recuerdo del pasado del cual como hombre ya no tiene conciencia cuando ha entrado en la vida; pero ese recuerdo lo recobra poco o poco en la memoria, en su estado de Espíritu.
352 – Al nacer, ¿recobra inmediatamente el Espíritu la plenitud de sus facultades?
– No, se desarrollan gradualmente con los órganos. Es para él una nueva existencia y es necesario que aprenda a servirse de sus instrumentos. Las ideas le vuelven poco a poco, como sucede al hombre que se despierta y se encuentra en distinta posición de la que tenía antes de dormirse.
353 – No estando completa y definitivamente consumada la unión del Espíritu y del cuerpo sino después del nacimiento, ¿puede considerarse al feto como dotado de alma?
– El Espíritu que debe animarlo existe en cierto modo fuera de él y propiamente hablando, no tiene, pues, un alma, puesto que la encarnación está sólo en vías de operarse; pero está ligado al alma que lo debe poseer.
354 – ¿Cómo se explica la vida intrauterina?
– Es la vida de la planta que vegeta. El niño vive la vida animal.
El hombre reúne en sí la vida animal y la vida vegetal que completa, al nacer, con la vida espiritual.
355 – ¿Existen, según indica la Ciencia, niños que desde el seno de la madre, no son viables? ¿Con qué objeto ocurre eso?
– Eso ocurre con frecuencia; Dios lo permite como prueba,ya para los padres, ya para el Espíritu destinado a reencarnarse.
356 – ¿Hay niños que nacen muertos y que no han sido destinados a la encarnación de ningún Espíritu?
– Sí, los hay que nunca han tenido un Espíritu destinado para su cuerpo, pues nada debía realizarse respecto a ellos. Semejante niño viene únicamente para expiación de sus padres.
– Un ser de esta naturaleza, ¿puede llegar al tiempo normal?
– Sí, algunas veces, pero no vive.
– Todo niño que sobrevive al nacimiento, ¿tiene necesariamente un Espíritu encarnado en él?
– ¿Qué sería sin él? No sería un ser humano.
357 – ¿Qué consecuencias tiene el aborto para el Espíritu?
– Es una existencia nula que debe volverse a empezar.
358 – ¿Es un crimen el aborto provocado, cualquiera que sea la época de la concepción?
– Existe siempre crimen cuando violáis la ley de Dios. La madre, o cualquier persona, cometerá siempre un crimen,quitando la vida al niño antes de nacer, porque le está impidiendo al alma soportar las pruebas, cuyo instrumento había de ser el cuerpo.
359 – En caso de que corriese peligro la vida de la madre a consecuencia del nacimiento del niño, ¿es un crimen sacrificar al niño para salvar a la madre?
– Es preferible sacrificar al ser que no existe y no al que existe.
360 – ¿Es racional guardar al feto las mismas consideraciones que se tienen por el cuerpo de un niño, que hubiese vivido?
– En todo eso debéis ver la voluntad de Dios y su obra; no tratéis, pues, con ligereza las cosas que debéis respetar. ¿Por qué no se han de respetar las obras de la Creación, incompletas a veces por voluntad del Creador? Esto pertenece a sus designios, a los que
persona alguna ha sido llamada a juzgarlos.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.
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SEMBRANDO EL BIEN
" Hagamos el bien, sin ansiedades. Sembrémoslo siempre y en todo lugar, pero no nos estacionemos en la exigencia de los resultados. El labrador puede esparcir las simientes a voluntad donde quiera que esté, pero es necesario que comprenda que la germinación, el crecimiento y el resultado, pertenecen a Dios"
Chico Xavier***André Luiz.
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LA OTRA FAMILIA
Es aquella que en esta ocasión no ha bajado a la Tierra a encarnar junto a nosotros, quedándose en el espacio a cumplimentar sus proyectos personales de progreso y crecimiento del alma.
Después de una trayectoria evolutiva de milenios, donde las reencarnaciones han supuesto infinidad de relaciones, afectos, desafectos, deudas y méritos contraídos con aquellos con los que vinimos como familiares, ¿cuántos espíritus, cuántas almas no se han vinculado hacia nosotros y nosotros hacia ellas? Y de todas ellas, ¿cuántas no han formado parte de nuestra familia carnal en una u otra existencia?
Sin duda muchas. Por ello, es preciso siempre diferenciar entre la familia espiritual y la familia material. El diferenciar no significa discriminar ni dar importancia a una sobre la otra. Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que dentro de nuestra propia familia carnal hay personas que son más queridas que otras; hay algunas con las que sentimos afinidad inmediatamente, mientras que otras nos generan rechazo o distanciamiento. Aquí se encuentran escondidas las relaciones afectuosas o desgraciadas del pasado, que hemos de saber interpretar para aceptarlas y aprovecharlas adecuadamente para nuestra propia salud espiritual.
Nuestra alma endeudada viene a veces junto a familiares que son nuestros deudores, o nosotros mismos tenemos para con ellos deudas de diversos tipos. Padres e hijos, madres, abuelos, etc., son el sustrato familiar que las leyes del progreso y evolución del alma utilizan para procurar que saldemos nuestras deudas del pasado. Al ignorar quien fue o qué nos relacionó con él, con ese familiar que nos genera rechazo, y sin embargo ser nuestro padre, madre hermano en esta vida, los lazos de la carne suavizan los rechazos, y nos ofrecen una oportunidad de reconciliación.
Cuando el alma comprende, como se explicaba en el artículo del mes pasado, que somos todos hijos de Dios, comprometidos en el mismo camino de evolución y progreso -unos más adelantados y otros más atrasados-, el que más comprende o adelantado está tiene la obligación de ayudar, sacrificarse y comprender al otro.
Al mismo tiempo, el plano de igualdad en el que nos coloca la ley divina ante la justicia suprema hace que el alma humana comprenda que todo llega según los propios méritos y esfuerzos; nada se conquista con arbitrariedades, privilegios ni prebendas, pues las leyes de Dios son iguales para todos, pertenezcan a una u otra familia, sea esta última una familia noble, aristócrata, de desheredados o de míseros pobres de la Tierra.
El único linaje que reconocen las leyes espirituales es el linaje del bien y del amor superior, el que eleva al alma humana por encima de los títulos de nobleza, la fama, el prestigio o el reconocimiento social. Esto último apenas tiene ninguna importancia en el desarrollo del progreso del alma humana. Somos lo que somos porque lo conquistamos con nuestro propio esfuerzo y méritos por ser mejores, practicando el bien hacia nuestro prójimo y nuestras familias, espirituales o materiales. La condición moral es la única tabla rasa que diferencia al espíritu elevado del malvado, al sincero y noble del rencoroso y mentiroso, al egoísta del altruísta, al soberbio y orgulloso del humilde.
Son las características que diferencian las familias espirituales de las almas; aquellos que se alinean en una tendencia, por frecuencia vibratoria, por afinidad de pensamientos y por sentimientos idénticos se agrupan y se estimulan mutuamente, aquí en la Tierra y en el espacio.
Las familias son así el núcleo que permite el progreso del espíritu, esté encarnado o en el espacio. Nuestra alma reconoce al instante a aquellos que les son afines, pues sus pensamientos y sentimientos son similares a los nuestros y en su compañía nos encontramos a gusto y desenvueltos.
Cuando el alma sale y se libera de espacios o lugares perturbadores donde permanecía ligado a espíritus de baja condición por afinidad mental y emocional, le cabe la responsabilidad de prepararse y ayudar -el día de mañana, una vez preparada convenientemente- a aquellos que se encontraban formando parte de aquella familia desviada a la que perteneció, haciéndoles ver las posibilidades de cambio y transformación en el bien hacia la felicidad y la serenidad de la que no gozan en esos ambientes oprimentes u oscurecidos.
En base a esto último se observa la encarnación de espíritus valerosos que, comprometidos con algunos espíritus más retrasados que formaron parte de sus familias carnales en el pasado, vienen junto a ellos para dar un ejemplo. Así podemos ver familias enteras donde el desequilibrio reina por doquier; sin embargo, un alma entre ellas permanece lúcida, con las ideas claras respecto a lo que debe hacer en todo momento; mantenerse en sus planteamientos y principios será la tarea más dificultosa que tendrá que afrontar, a fin de no contagiarse por aquellos que han venido junto a él y cuyos intereses permanecen alejados de la renovación espiritual.
Sin embargo, su éxito será enorme si sabe enfrentar bien su tarea, pues pronto comprobará que a él acuden todos para que les solucione los problemas materiales que en su egoísmo, comodidad o materialismo no quieren enfrentar. Él será la referencia familiar para muchos de ellos, y para casi todos, antes o después, servirá de ejemplo de lo que es actuar con arreglo a una conciencia recta y una conducta intachable para con la vida y sus semejantes.
Ejemplos de este tipo se ven con frecuencia, y ahí se detecta claramente que el espíritu que se sacrifica a servir de ejemplo al resto progresa adecuadamente; esa alma comprometida, después de esa existencia en la que afrontará sus problemas como los problemas de los demás, quedará liberada del compromiso en próximas vidas, ayudando espiritualmente desde el espacio a todos esos espíritus queridos para él, pero ya sin comprometer su misión ni su trabajo en la Tierra como en la tarea que acabamos de describir.
Desde el espacio ocurre que, muchas veces, espíritus amados muy vinculados a nosotros, superiores espiritual y moralmente, no reencarnan junto a nosotros en alguna encarnación, pues tienen proyectos mucho más elevados de progreso a los que las leyes espirituales no los permiten de momento acceder por nuestra condición moral todavía atrasada.
Sin embargo, todos ellos están pendientes de nuestra misión en la Tierra, acudiendo a auxiliarnos cuando lo necesitamos sin que apenas lo sepamos. Hay también casos de otros espíritus de mayor condición a la nuestra que se sacrifican para traernos al mundo reencarnando como nuestros padres o madres, y desencarnando rápidamente o a los pocos años para afrontar sus compromisos en el otro lado de la vida. Sin embargo nunca nos olvidan, y allá donde se encuentran trabajando, su pensamiento de amor y protección encuentra con suma facilidad al hijo querido que tuvieron que abandonar en la Tierra por una causa superior.
El trayecto y proyección del alma es, pues, a veces difícil de comprender si no se tiene siempre la visión de la inmortalidad y del reencuentro con nuestros seres queridos después de la muerte. La vida en la Tierra, además de incierta es muy corta, tanto es así que la verdadera vida es la del alma inmortal que, liberada de la carne en el otro lado, se convierte en un espíritu lleno de energía, fortaleza, esplendor y objetivos por conseguir y alcanzar.
La familia espiritual es, por tanto, diferente a la material únicamente por la elevación de los miembros que la componen. Sea como fuere, las relaciones con almas queridas, atrasadas o adelantadas a nuestra propia condición moral, siempre van a existir, y por ello nuestra familia más importante es toda la humanidad; la familia universal a la que todos estamos vinculados por ser hijos del mismo Padre que nos sustenta, nos crea inmortales, nos ofrece la oportunidad del progreso, el destino de la felicidad y el amor eterno que forman parte de su propia naturaleza.
Antonio Lledó Flor - Amor, Paz y Caridad
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PENSAMIENTOS Y SENTIMIENTOS
Comencemos por conocer y comprender que, los pensamientos y sentimientos son formas de energía; energía psíquica y energía espiritual; son vibraciones que emanan de las mentes y de las almas de los seres humanos, encarnados y desencarnados, cuya intensidad varía según el grado de desarrollo evolutivo de esas mentes y esas almas.
Como fácilmente podéis comprender en vosotros mismos, la mente nunca está quieta sino en constante función, generalmente ocupada con pensamientos no controlados. Debemos ser conscientes que, cuando pensamos estamos vibrando, estamos emitiendo ondas, pensamientos, con un grado de energía en proporción a la fuerza impartida por la mente y con un alto poder de atracción por afinidad. Cuando comprendáis bien este aspecto de la vida, os será más fácil comprender el por qué y el cómo de muchas cosas, que hasta ahora pueden haber sido misterio para alguno de vosotros.
Son pocas las personas que conocen cuan poderosa es la mente y la fuerza del pensamiento, así como su incidencia sobre las actuaciones ya que, según pensamos así actuamos. Y muy pocas, poquísimas, son las que conocen la influencia enorme que los pensamientos y sentimientos ejercen sobre el funcionamiento glandular y el sistema nervioso, reguladores de la salud; a más de la influencia que ejercen sobre la configuración del alma. Las formas, pensamientos que se plasman continuamente en los centros cerebrales, producen sustancias imponderables para la rudeza de los sentidos físicos; pero, de gran influencia en el sistema nervioso y glandular, llegando a acelerar o retardar la producción hormonal normal, con las consiguientes consecuencias.
Pero, son aún menos las personas que conocen el poder creador y destructor de los pensamientos que, al unirse a otros emitidos por otras mentes que funcionan en la misma tónica vibratoria, forman grandes cúmulos en el espacio que en un momento dado pueden descender sobre cierto sector de la humanidad, atraídos por la misma frecuencia vibratoria de otras mentes, con el consiguiente efecto, bueno o malo, según su naturaleza.
Muchos de los éxitos en la vida, así como muchas de las desgracias que sufrimos, son causadas por nosotros mismos, porque las atraemos con nuestra actitud mental. Necesario es conocer que, de acuerdo con la actitud mental que adoptemos frente a la vida, así será la vida para nosotros. Si mis pensamientos son de pesimismo, o por una actitud mental desacertada, dejo invadir mi mente por pensamientos deprimentes, ruines o de temor, por ejemplo; yo mismo estaría creando unas condiciones mentales depresivas que amargarían mi vida. Más aún, si mi mente se coloca en una actitud sórdida, fría y antipática, estaré conformando (mentalmente) un mundo antipático, frío y de amargura; y me incapacitaré para triunfar en la vida y gozar de un más amplio y dilatado mundo que otros viven; porque, la mezquindad de mi actitud mental, no podrá establecer contacto con ese mundo, mientras no cambie de actitud mental. Pues, los pensamientos sostenidos atraen, por ley de vibración y afinidad, el material psíquico para su manifestación. No olvidéis que, lo que está presente en la mente, se manifestará en la vida; y que, cada modalidad de pensamiento produce fruto de su propia clase. Y que, cuando hay confusión de pensamientos en la mente, se experimenta confusión y desarmonía en la vida.
Sebastian de Arauco.
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ENTRE LA CONCEPCIÓN Y EL NACIMIENTO
– En el intervalo de la concepción al nacimiento, ¿disfruta el Espíritu de todas sus facultades?
– Más o menos de acuerdo con la época; porque no está aún encarnado, sino vinculado. Desde el instante de la concepción, la turbación empieza a enseñorearse del Espíritu, advirtiéndosele de ese modo, que ha llegado el momento de tomar una nueva existencia.
Esta turbación va aumentando hasta el nacimiento. En este intervalo, su estado es bastante similar al de un Espíritu encarnado durante el sueño del cuerpo. A medida que se aproxima el momento del nacimiento, se borran sus ideas así como el recuerdo del pasado del cual como hombre ya no tiene conciencia cuando ha entrado en la vida; pero ese recuerdo lo recobra poco o poco en la memoria, en su estado de Espíritu.
352 – Al nacer, ¿recobra inmediatamente el Espíritu la plenitud de sus facultades?
– No, se desarrollan gradualmente con los órganos. Es para él una nueva existencia y es necesario que aprenda a servirse de sus instrumentos. Las ideas le vuelven poco a poco, como sucede al hombre que se despierta y se encuentra en distinta posición de la que tenía antes de dormirse.
353 – No estando completa y definitivamente consumada la unión del Espíritu y del cuerpo sino después del nacimiento, ¿puede considerarse al feto como dotado de alma?
– El Espíritu que debe animarlo existe en cierto modo fuera de él y propiamente hablando, no tiene, pues, un alma, puesto que la encarnación está sólo en vías de operarse; pero está ligado al alma que lo debe poseer.
354 – ¿Cómo se explica la vida intrauterina?
– Es la vida de la planta que vegeta. El niño vive la vida animal.
El hombre reúne en sí la vida animal y la vida vegetal que completa, al nacer, con la vida espiritual.
355 – ¿Existen, según indica la Ciencia, niños que desde el seno de la madre, no son viables? ¿Con qué objeto ocurre eso?
– Eso ocurre con frecuencia; Dios lo permite como prueba,ya para los padres, ya para el Espíritu destinado a reencarnarse.
356 – ¿Hay niños que nacen muertos y que no han sido destinados a la encarnación de ningún Espíritu?
– Sí, los hay que nunca han tenido un Espíritu destinado para su cuerpo, pues nada debía realizarse respecto a ellos. Semejante niño viene únicamente para expiación de sus padres.
– Un ser de esta naturaleza, ¿puede llegar al tiempo normal?
– Sí, algunas veces, pero no vive.
– Todo niño que sobrevive al nacimiento, ¿tiene necesariamente un Espíritu encarnado en él?
– ¿Qué sería sin él? No sería un ser humano.
357 – ¿Qué consecuencias tiene el aborto para el Espíritu?
– Es una existencia nula que debe volverse a empezar.
358 – ¿Es un crimen el aborto provocado, cualquiera que sea la época de la concepción?
– Existe siempre crimen cuando violáis la ley de Dios. La madre, o cualquier persona, cometerá siempre un crimen,quitando la vida al niño antes de nacer, porque le está impidiendo al alma soportar las pruebas, cuyo instrumento había de ser el cuerpo.
359 – En caso de que corriese peligro la vida de la madre a consecuencia del nacimiento del niño, ¿es un crimen sacrificar al niño para salvar a la madre?
– Es preferible sacrificar al ser que no existe y no al que existe.
360 – ¿Es racional guardar al feto las mismas consideraciones que se tienen por el cuerpo de un niño, que hubiese vivido?
– En todo eso debéis ver la voluntad de Dios y su obra; no tratéis, pues, con ligereza las cosas que debéis respetar. ¿Por qué no se han de respetar las obras de la Creación, incompletas a veces por voluntad del Creador? Esto pertenece a sus designios, a los que
persona alguna ha sido llamada a juzgarlos.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.
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SEMBRANDO EL BIEN
" Hagamos el bien, sin ansiedades. Sembrémoslo siempre y en todo lugar, pero no nos estacionemos en la exigencia de los resultados. El labrador puede esparcir las simientes a voluntad donde quiera que esté, pero es necesario que comprenda que la germinación, el crecimiento y el resultado, pertenecen a Dios"
Chico Xavier***André Luiz.
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A LOS CONSUMIDORES DE DROGAS
Tal vez ya haya dicho o haya oído decir la infeliz afirmativa: Si yo uso drogas, el problema es mío, y nadie tiene nada que ver con eso. La droga solo a mi me perjudica.
Si usted piensa de esa manera, nos gustaría invitarle a hacer algunas reflexiones al respecto, bajo otro punto de vista.
Usted ya debe haber visto, a lo vivo, por la TV o en los periódicos, la triste imagen de una criatura de ocho años de edad o la de un adolescente de doce, con una ametralladora en las manos, al servicio de los traficantes de drogas, no es así?
Son escenas chocantes y deprimentes, usted estará de acuerdo…
Sin embargo, usted jamás debe haber pensado que, usando drogas, está colocando el dinero en la mano del traficante para que compre el arma y la coloque en las manos de esas criaturas.
Usted ya debe haber visto el sórdido espectáculo de una madre desesperada, con el corazón sangriento y el rostro bañado en llanto, inclinada sobre el cadáver del hijo querido que murió intentando hacerse con la mercancía que llegase a sus manos.
Usted, que es consumidor, tal vez no se haya dado cuenta, pero es responsable por la violencia generada en ese disputado mercado de las drogas.
Usted, que es usuario de las drogas, aunque sea de vez en cuando, está contribuyendo con la corrupción nutrida en el submundo de las drogas, y fomentando la disputa sangrienta por el consumidor, que llena los bolsillos de los poderosos del tráfico, diezmando vidas y matando esperanzas.
Lamentablemente, la gran mayoría de esos consumidores no se dan cuenta de que el mal que causan está lejos de no ser un problema suyo, como afirman.
No se dan cuenta de que su vicio es alimentado con la sangre y las lágrimas de muchos.
En nombre de la satisfacción de su egoísmo, el consumidor de drogas deja un rastro de sangre sin precedentes… Y sin duda, responderá por eso ante las Leyes Divinas.
Las noticias notificaron el asesinato de un periodista, que fue ejecutado a sangre fría por los dueños del territorio, que el invadiera, en el cumplimiento de su deber profesional comprometido con la verdad.
El pueblo se manifestó. Hubo pancartas, protestas y pedidos de justicia. Muy laudable, no hay duda.
Pero, cuantos de aquellos que empuñaron la bandera de la paz y de la justicia no habrán contribuido para que aquella ejecución se realizase.
Cuantos ejecutivos habrá que, sentados en sus poltronas de lujo critican la violencia, sin darse cuenta de que está alimentada por la harta mesada que colocan en las manos de los viciados hijos.
Usted ha de concordar que no habría ese infame mercado de las drogas si no hubiese consumidores.
Cuando vemos la cínica expresión de un prisionero que comanda el terror dentro de la prisión, tenemos que admitir que actúa de esa forma porque tiene quien le cubre las espaldas, y está seguro de que nada le sucederá.
Y usted, que es consumidor de drogas, está financiando ese mercado millonario, alimentando a esos tiranos crueles que se enriquecen gracias a su frágil voluntad de encarar la vida de frente y de mente lúcida.
Pero esas no son las únicas desgracias que un viciado provoca. Hay aquellas que acontecen dentro de su propio hogar. Aquellas capaces de dilacerar un corazón de una madre o de un padre, de un hermano o de un hijo, con actitudes inconsecuentes y egoístas.
Si usted aun no había pensado en esa cuestión bajo ese punto de vista, piénselo ahora.
Y, si piensa con sinceridad, percibirá que el vicio está lejos de ser un problema solo suyo, que solo le perjudica a usted.
Haga un balance urgente y tome la decisión acertada: evite las drogas. Empobrezca a esos buitres que se alimentan de las vidas de los dependientes descuidados.
Si le faltan las fuerzas, busque ayuda de profesionales especializados y confié su corazón a aquel que fue y continúa siendo el mayor Psicoterapeuta de todos los tiempos: Jesucristo. .
Su atendimiento es gratuito, basta buscar-Lo a través de la oración.
Si las drogas aun no destruyeron por completo su sentido crítico, reflexiones ahora sobre todo esto y cambie el rumbo de sus pasos.
Tenemos la certeza de que usted lo conseguirá.
Redacción del Momento Espirita.
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