1.- Progreso y evolución
2.- El Afecto
3.- Arrepentimiento sincero
4.- Simplemente: El Amor
5.-El por qué de la vida
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PROGRESO Y EVOLUCIÓN
Estas dos denominaciones se refieren a dos
conceptos totalmente distintos dentro de las leyes que afectan al ser
humano.
La
ley del Progreso se refiere al progreso del Ser humano en sus aspectos
materiales y sociales, mientras que la Ley de Evolución se refiere solamente a
su parte moral y espiritual. El sentido de ambas palabras es el mismo : Avance.
Solo que los aspectos de ese avance son diferentes en cada caso. Así, vemos que
se podría ver a alguien "muy adelantado" en su progreso humano, como
persona dentro de la sociedad, pero al mismo tiempo también lo podríamos ver
como "un poco atrasado
evolutivamente", en cuanto a su nivel moral, que en estos casos solemos
denominar como "primario". O por el contrario, un ser con un sentido
moral muy desarrollado, pero con escaso
nivel social y educativo, por haber nacido en un ambiente humano poco
desarrollado y sin apenas oportunidades de desarrollo cultural, ni menos aún
moral, por lo cual, bién se puede deducir que el nivel evolutivo de esa
persona, como el nivel moral de su espiritu, no los adqquirió en este mundo
mediante la educación, sino que ya formaban parte de ella desde antes de
nacer..
Como es habitual, este es uno más de los
problemas que tenemos con el lenguaje, pues para la misma idea, la de progreso
o avance siempre delante de un mayor estado de perfección, con el fin de
matizarla, se han venido empleando dos palabras diferentes para designar dos
aspectos diferentes de la misma cosa.
La Ley de Progreso se traduce como un
impulso y una necesidad de mejorar y progresar humanamente, sintiendo la
determinación y el deseo de esforzarse por lograr cada vez mayores cotas de bienestar social y material.
La Ley del Progreso está íntimamente
unida a la del Trabajo y camina
paralela a la de la Evolución espiritual, pero como ya hemos visto son dos
aspectos diferentes del crecimiento espiritual y humano..
El progreso, afecta al conjunto global
de las sociedades humanas, independientemente del nivel económico y espiritual
de cada individuo.
La evolución atañe al ser espiritual
cuando ya ha asimilado una serie de virtudes y aptitudes que le transforman la
conciencia hacia un ser de rango cada vez más perfecto y superior.
Evidentemente esta Ley de Evolución también afecta a las sociedades humanas, en
la medida en que aumenta el número de
individuos que avanzan espiritualmente, mejorando con un sentido ético y
moral cada vez más avanzado, a las sociedades humanas.
El Ser humano llevado por su trabajo y
esfuerzo puede progresar socialmente, pero por causas ajenas a su voliuntad y
esfuerzo, también puede verse relegado en el nivel de bienestar material
alcanzado y en su situación social y
nivel material antes logrado, pero eso solo constituyen pruebas humanas, de origen kármico, que tras
su muerte, todas ellas quedan si acaso en el recuerdo cariñoso o nostálgico de
quienes le amaron ; sin embargo lo que se gana a nivel espiritual, o sea, en
evolución y perfección del Ser, esto
supone el auténtico progreso del alma y ya no
se pierde jamás.
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EL AFECTO
El dar y recibir afecto está entre las necesidades primordiales del ser humano. El afecto representa esa clase de energía que llega hasta nosotros como un silencioso mensaje de cariño. En la generalidad de los casos, las personas que tienen dificultades para recibir o dar cariño padecen bloqueos psíquicos en el terreno de la afectividad. Muchas veces experimentar el rechazo afectivo, el disgusto sufrido en el pasado a causa de personas a las que se estimaba, la desconfianza excesiva, y otros problemas psicológicos han sido el motivo de que las personas padezcan la pérdida de ese contacto de primordial importancia en la vida de relación.
Si observamos cómo un perro se acomoda cuando recibe el cariño de su amo, o cómo un gato se enrosca en las piernas de sus dueños, notaríamos que los animales son sensibles al afecto y lo demuestran según sus peculiaridades. El cachorro lamerá la cara de quienes conviven con él en el hogar; los pájaros cantarán de alegría, los caballos relinchan o producen un resoplido, mientras que los papagayos hablan sin parar. Inclusive las plantas asimilan nuestro influjo mental y los llamados dedo-verde, reciben enorme gratitud de la Naturaleza, que les sonríe con exuberancia.
Hemos tenido conocimiento de que médicos estadounidenses estaban realizando una investigación sobre el colesterol. Designaron a algunos ayudantes cuya labor consistiría en poner una ración rica en colesterol a disposición de determinados lotes de ratones. Transcurrido algún tiempo se encargaban de analizar la sangre de los ratones para observar los resultados. Para sorpresa de todos, uno de los lotes presentaba un indice de colesterol muy inferior al de los restantes. Consultado el encargado de ese lote de ratones, sobre que hacía para que ocurriera eso, respondió simplemente que les suministraba con regularidad la ración correspondiente, solo que antes les daba muestras de cariño, porque él quería mucho a los ratones. El efecto, puede, por tanto, producir sustanciales reacciones químicas en el cuerpo, en beneficio de quien lo da y de quien lo recibe.
- Jason de Camargo- (Educación de los sentimientos)
( Continuará )
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ARREPENTIMIENTO SINCERO
A veces cuando reflexionamos sobre la forma de comportarnos en la vida, nos crea pesar, son muchas las veces que nos equivocamos y lo más doloroso es que el tiempo no podemos volverlo atrás, lo que dijimos o hicimos en un momento de debilidad, ya no podemos hacerlo desaparecer, es por esa razón, que los que no creen en la misericordia de Dios, dicen muchas veces, ¿para qué voy a cambiar? ¿el cartel que me caracteriza en los que me conocen, no va a cambiar, la forma de considerarme de tal o cual manera, no va a permitir una nueva concepción de mi, al menos ahora, que acabo de decepcionarles y están enojados conmigo. No se cambia de la noche a la mañana, es un dicho que todos muy bien conocemos, pero esto no quiere decir que sea así siempre.
Esto es tener el concepto, del infierno y las penas eternas, la censura de los hombres, bien sabemos que a veces es muy severa, que hay muchos hermanos que no perdonan fácilmente, pero al principio las miras no deben ser agradarles a ellos, hemos de trabajar para Dios, y El si confía en nosotros, espera que cambiemos para el bien, y de hecho nos da todo el tiempo que necesitemos para hacerlo. Si nosotros perseveramos en el mal, nos costará más tiempo y pruebas para cambiar, por eso cuanto antes lo hagamos, mejor nos sentiremos, porque si nosotros hacemos el bien, cumplimos como un buen cristiano, pese a que hayamos sido un diablo hasta hace dos días, Dios ve nuestro cambio y nuestra intención, y enseguida, acepta nuestro arrepentimiento sincero, y ve nuestras intenciones de agradarle, pese que para muchos sigamos siendo lo mismo, El ve ese pequeño cambio y acepta en Su regazo al hijo arrepentido.
Eso nos debe animar a que pese que nos sintamos malos, por nuestro mal comportamiento, siempre hay una puerta abierta a la luz, si nosotros en realidad deseamos alejarnos de las sombras. Porque hay más fiesta en el cielo por un malo convertido al bien, que por la entrada de cien justos.
La educación es un valioso instrumento para el trabajo de construcción de la persona feliz, que se convierte, a su vez en una lección viva de la vida para los demás, que siguen en la retaguardia
Todo individuo enfrenta desafíos para crecer. La propia existencia terrestre es una invitación al esfuerzo. La mejor solución para enfrentar los problemas es intentar resolverlos en sus fuentes, evitando las actitudes que los postergan, retornándolos más complicados. Lo que no hagamos hoy, seguramente mañana será, más difícil de ser conseguido.
Solamente las actitudes correctas, basadas en la honradez y en la lealtad, consiguen zanjar en forma definitiva las dificultades y los acontecimientos desagradables de la marcha evolutiva.
Vivir la vida es un desafió sublime y realizarlo con sabiduría es una bienaventuranza que se encuentra a disposición de todo aquel que decididamente se resuelve a avanzar, auto superarse y alcanzar la comunión con Dios.
Gracias al valioso concurso de las doctrinas psíquicas en general y de la psicología espirita en particular, existen excelentes contribuciones y se encuentran disponibles para todos aquellos que están sinceramente, interesados en la construcción de una conciencia saludable, de un ser responsable y lucido de una sociedad feliz.
Para conseguir ese estado y aprender las lecciones de la vida, debemos trabajar interiormente, educarnos, ya que a través de esa contribución nos modificamos y perfeccionamos, liberándonos de los atavismos perniciosos y de los factores degradantes que aún permanecen en nosotros.
Ser libre significa no depender, no tener pasado ni inquietarse por el futuro, viviendo ampliamente el presente en transporte de paz y alegría.
La alegría de vivir es una invitación para una existencia rica en producciones morales, espirituales, artísticas, culturales, estéticas y nobles.
El destino de nuestra existencia deja de ser vivir bien, que es una de las metas humanas, para bien vivir, que es una conquista personal intransferible, especial, que jamás se altera o se pierde, fomentando la felicidad y trabajando por la paz que todos aspiran.
Por eso nuestro cambio a mejor, beneficiara todo y a todos los que nos rodean, terminando al final, no agradando solo a Dios nuestro Padre, sino que los otros por nuestra perseverancia en el bien, terminaran un día confiando de nuevo en nosotros.
Porque el mal no es eterno y si el bien, que debe prevalecer por siempre según el destino de las personas, porque el bien es el camino para llegar a Dios. Por eso sigamos intentando que el impere en nuestros actos, para que lleguemos a buen fin. A la tranquilidad de nuestras conciencias, a la paz interior, que nos abre las puertas del cielo para que escalemos a la cima a donde Dios a todos nos espera.
- Merche Cruz-
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SIMPLEMENTE: EL AMOR
su mejoramiento, en el del medio social. Lo importante es discernir estas leyes, determinar los deberes que nos imponen, prever las consecuencias de nuestras
Las tinieblas espesas ponen un velo a la razón humana. Los rayos de la verdad le
llegan sólo pálidos, débiles, impotentes para alumbrar los caminos sinuosos que
siguen las legiones innumerables en marcha, impotentes hacen resplandecer a sus
ojos el fin ideal y lejano.
Ignorando su destino, flotando sin cesar del perjuicio al error, el hombre maldice a
veces la vida. Cediendo bajo su carga, responsabiliza a sus semejantes de la causa
de las pruebas que aguanta y que engendra demasiado a menudo su imprevisión.
Rebelado contra Dios, al que acusa de injusticia, incluso llega algunas veces, en su
locura y su desesperación, a dejar el combate saludable, la lucha que sólo puede
fortificar su alma, alumbrar su juicio, prepararlo para trabajos de un orden más
elevado.
¿Por qué es él así? ¿Por qué el desciende débil y desarmado a la gran arena donde
se libra, sin tregua, sin pausa, la eterna y gigantesca batalla? El caso es que
este globo, la Tierra, es sólo un grado inferior en la escala de los mundos. Residen
aquí sólo espíritus jóvenes, es decir almas nacidas hace poco a la razón. La materia
También, para discernir el por qué de la vida, para divisar la ley suprema que rige
las almas y los mundos, hay que saber librarse de estas influencias pesadas, librarse
de preocupaciones de orden material, de todas estas cosas pasajeras y cambiantes
Desde estas alturas iluminadas, la vida no es ya a nuestros ojos, como es a los ojos de
la muchedumbre, la persecución vana de satisfacciones efímeras, sino un medio de
perfeccionamiento intelectual, de elevación moral; una escuela donde aprender la
dulzura, la paciencia, el deber. Y esta vida, para ser eficaz, no puede estar aislada.
Tomado del Libro "El por que de la vida"
León Denis
- Merche Cruz-
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Isabel Porras ( Isy ) |
El amor ha sido una palabra muy usada desde hace milenios, ya que los sentimientos y emociones acompañan al ser humano, aunque éste sea muy primitivo. Puede sentir el amor, el afecto, etc., de forma rudimentaria, pero la ha sentido en todos los tiempos.
Pero, ¿Qué es el amor? ¿Es bueno o es malo el amor?
Hay muchas formas de amar y no todas son buenas. Podríamos citar qué es el amor bueno y qué es el amor malo: “aunque amor malo no existe”, sino una forma de enfocar negativamente un sentimiento bueno.
El amor bueno es cuando cuidamos y educamos a nuestros hijos, sabiendo que es un tesoro divino; cuando les enseñamos a ser libres y a no tener miedos. Cuando les respetamos como personas y espíritus individuales que son. Cuando les observamos, pero no le vigilamos. Cuando les enseñamos respeto, viendo en nosotros el primer ejemplo.
El amor malo es cuando olvidamos que nuestros hijos no son una posesión exclusiva nuestra. Es malo cuando les sobreprotejemos o descuidamos su educación y no les enseñamos valores morales. Es el amor malo, cuando compramos el cariño de nuestros hijos, dándoles todos los caprichos que ellos piden o exigen. Cuando les consentimos actitudes negativas, viendo que son una copia de nuestras propias actitudes.
El amor bueno con nuestra pareja es aprender a conocerle/a y de esa forma respetar sus defectos, manías, gustos etc. Es bueno cuando le aceptamos tal como es. Cuando respetamos todos los demás aspectos, además del sentimental. Cuando conseguimos ser amigos, compañeros de camino y pareja, sin chantajes emocionales, con la buena intención de perdonarle y comprenderle, mirándonos hacia dentro nosotros mismos. Es decirle de vez en cuando… ¡Te quiero, te quiero por lo que eres y como eres; por ser tú mismo!
El amor malo hacia nuestra pareja son los celos, la posesión, el miedo a estar solo/a, y por esa razón somos capaces de dejarnos manipular, maltratar o humillar, sin querer reconocer que nuestros miedos nos dominan. El amor malo es el que amenaza, el que domina, el que siempre espera recibir, sin dar; el que se impone. El amor malo entre una pareja es la manía de querer cambiar siempre a nuestra pareja; dentro de nosotros/as, decimos: bueno, ahora es así, pero cuando vivamos juntos, yo le haré ¡cambiar! ¡Mentira! Nos estamos engañando al no querer ver tal como es nuestra pareja, y él o ella, no va a cambiar porque le presionemos, a veces, es peor, por el orgullo que nos esclaviza.
El amor bueno es aquel que sin palabras hace. Y el que lo hace es porque lo siente, porque su filosofía de vida o religión le ha enseñado a amar de forma incondicional. Porque tenemos que comprende que todos tenemos defectos, grandes miedos, grande complejos o traumas; vivimos a la defensiva, esquivando golpes muchas veces imaginarios, pero el buen amor se reconoce cuando nos calma, nos consuela, cuando no nos exige nada que no podamos hacer, cuando privándonos de algo, nos sentimos bien y contentos. Cuando viendo sonreír a una persona enferma, aprendemos una gran lección: a reír nosotros también cuando nos lleguen los momentos difíciles, si es que llegan.
El amor malo hacia nuestros semejantes se llama EGOÍSMO y ORGULLO. Cuando, siendo espíritas que, supuestamente, sabemos más de “amor”, “caridad” y “comprensión”, decimos que nos tenemos que amar y perdonar, de boca para fuera. Cuando no somos capaces de privarnos de alguna cosa y poder así apadrinar a un niño necesitado, o hacer cualquier otra cosa buena que suponga esfuerzo o voluntad; pero, eso sí, seguiremos hablando de amor. De haz lo que yo digo y no lo que yo hago. Porque el ser humano es un gran estratega; ¡habla mucho y hace poco!
El amor bueno de un amigo o amiga, es aquel que, sabiendo como somos de imperfectos, nos acepta sin más. Aquel que cuando ve que vamos a cometer un error nos previene con cariño, sin ninguna actitud de superioridad. El amor bueno es cuando puedes abrirle el corazón a tu amigo o amiga, sabiendo que te oirá, te entenderá, pero nunca te va a decir lo que tú quieres escuchar, sino aquello que él o ella piensa que tú necesitas. El amor bueno entre amigos es dar sin esperar nada a cambio, por el placer de dar o compartir.
El amor malo entre amigos es aquel que te exige, el que te presiona para que seas como ellos quieren que seamos, sin aceptarnos tal como somos. El amor malo de un amigo o amiga, es el que hiere cuando no tolera ni consuela; cuando, sabiendo lo mal que lo puedas estar pasando, es incapaz de pronunciar una palabra afectuosa, cuando nuestra viga nos impide ver la paja en el ojo ajeno.
El amor malo hacia nosotros es cuando no respetamos el cuerpo que Dios nos ha prestado, y lo envenenamos con el tabaco y, peor aun, cuando sabiendo que es un suicidio lento, se sigue fumando, bebiendo y haciendo otras barbaridades. El amor malo para con nosotros es el instinto de auto-destrucción, muchas veces por traer con nosotros un gran sentimiento de culpa o inferioridad, y utilizar medios como el alcohol, las drogas, el mal uso del sexo y sus aberraciones. La sensualidad enfermiza. Cuando comemos a reventar, llenando nuestro cuerpo de grasas y toxinas. Cuando nos destruimos por dentro, con pensamientos pesimistas, victimistas, degradantes, que enferman el organismo. Cuando, en general, no le cuidamos, pensando que de algo hay que morir, pero cuando esa hora llega, la agonía y la angustia nos sobrepasan y sentimos arrepentimiento de aquello que hicimos mal con nuestro cuerpo.
El amor bueno hacia nosotros mismos es aquel que, sabiendo que este cuerpo no nos pertenece, lo cuidamos lo mejor que podemos. Es el que aprendió de la Ciencia que nuestra mente puede enfermar el organismo, somatizándolo en diversas enfermedades, y cuida de tener en orden su casa mental; se esfuerza en tener buenos pensamientos, una vida ordenada y sana. El amor bueno para con nosotros mismos, es el respeto que nos debemos, para poder respetar a los otros; es la lucha por vencer los miedos; es la necesidad de ser auténticos, mostrando, no lo que queremos que los demás vean en nosotros, sino lo que somos en realidad. El amor bueno es aprender a querernos más, y nos queremos más, cuando sabemos más de nosotros y, al aceptarnos como somos, buscamos la forma de superarnos.
“Un hombre iba andando por un camino pedregoso, con los pies cansados y heridos. Atravesaba un bosque inmenso, perdido en un lugar remoto. Hasta allí iba a llegar, porque tenía una pregunta muy importante que hacerle al hombre más sabio de aquellas tierras. Una vez que lo encontró, él sabio lo miro a los ojos y le dijo: siéntate hijo mío, sé que estás cansado, hambriento y sediento…Pero – dijo el caminante -, necesito hacerle una pregunta.
No te preocupes, hay tiempo para todo, ahora tienes que calmar tus necesidades físicas, luego hablaremos – Pero el caminante estaba ansioso por consultar al sabio, y no le importaba no comer ni beber. El sabio, percibiendo su angustia, le dijo: ¿crees que lo que me vas a preguntar es tan importante que el mundo se pueda desvanecer, y no tengamos unos minutos para rehacer tus fuerzas, antes de recibir lo que tú crees que yo te sabré decir? Con poco convencimiento, comió y bebió rápido, casi atragantándose, porque la ansiedad lo devoraba.
Bien, le dijo el sabio, cuéntame tu problema. El caminante hablaba a borbotones, lamentándose de su mala suerte, pero el sabio, por ser sabio, lo escuchaba con calma prestando atención a todas sus palabras. El caminante le dijo: necesito encontrar a alguien que me ame, necesito encontrar el amor. Llevo años caminando buscándolo, sin encontrarlo; ¿por qué soy tan desdichado? ¿Por qué Dios no me permite ser amado? Estoy solo porque nadie me ama. El sabio cerro lo ojos unos instantes y los abrió para mirarle fijamente, y después le respondió con mucha calma, con mucho amor en sus palabras: Hijo mío, hay un Ser inmensamente Bueno y Justo que te ama: es Dios. Has dado muchas vueltas y has gastado mucho tiempo y energías buscando lo que no está fuera, sino dentro de ti. El amor esta en nosotros, a nosotros nos cabe despertarlo, porque amándonos a nosotros mismos, sabremos y podremos amar a los demás, sino, ¿de qué forma sabríamos lo qué es el amor, sino lo reconocemos en nosotros? Busca dentro de ti, encuentra el amor que hay en ti, despiértalo y dalo a tus semejantes, sin esperar ser amado, pero te sentirás el ser más feliz del mundo, porque recibirás en la medida de lo que des de ese amor tuyo.”
Las consecuencias del buen amor y del mal amor, las comprenderemos, si reflexionamos seriamente sobre qué clase de amor sentimos o demostramos. El buen Amor viene de Dios, el mal amor, es la consecuencia de nuestra inferioridad, pero todo se puede cambiar y mejorar. Todo es imponernos la disciplina de amarnos y amar a los demás, ¡pero de verdad!
- Isy -
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EL POR QUÉ DE LA VIDA
Lo dijimos ya: con el fin de alumbrar su futuro, el hombre debe ante todo aprender
a conocerse. Para marchar con paso seguro, hay que saber dónde se va. Es haciendo
sus actos conformes a las leyes superiores que el hombre trabajará eficazmente en su mejoramiento, en el del medio social. Lo importante es discernir estas leyes, determinar los deberes que nos imponen, prever las consecuencias de nuestras
acciones. El día en que sea conocido por la grandeza de su papel, el ser humano
sabrá desprenderse mejor de lo que le aminora y le rebaja; sabrá gobernarse según la sabiduría, preparar por sus esfuerzos la unión fecunda de los hombres en una gran familia de hermanos.
Pero todavía estamos lejos de este estado de cosas. Aunque la humanidad
avanza en la vía del progreso, podemos decir sin embargo que la inmensa mayoría
de sus miembros marcha a través de la vida como en medio de una noche oscura,
avanza en la vía del progreso, podemos decir sin embargo que la inmensa mayoría
de sus miembros marcha a través de la vida como en medio de una noche oscura,
ignorándose, no sabiendo nada del fin real de la existencia.
Las tinieblas espesas ponen un velo a la razón humana. Los rayos de la verdad le
llegan sólo pálidos, débiles, impotentes para alumbrar los caminos sinuosos que
siguen las legiones innumerables en marcha, impotentes hacen resplandecer a sus
ojos el fin ideal y lejano.
Ignorando su destino, flotando sin cesar del perjuicio al error, el hombre maldice a
veces la vida. Cediendo bajo su carga, responsabiliza a sus semejantes de la causa
de las pruebas que aguanta y que engendra demasiado a menudo su imprevisión.
Rebelado contra Dios, al que acusa de injusticia, incluso llega algunas veces, en su
locura y su desesperación, a dejar el combate saludable, la lucha que sólo puede
fortificar su alma, alumbrar su juicio, prepararlo para trabajos de un orden más
elevado.
¿Por qué es él así? ¿Por qué el desciende débil y desarmado a la gran arena donde
se libra, sin tregua, sin pausa, la eterna y gigantesca batalla? El caso es que
este globo, la Tierra, es sólo un grado inferior en la escala de los mundos. Residen
aquí sólo espíritus jóvenes, es decir almas nacidas hace poco a la razón. La materia
reina soberana en nuestro mundo. Nos doblega a su yugo, limita nuestras facultades,
frena nuestros avances hacia el bien, nuestras aspiraciones hacia el ideal.También, para discernir el por qué de la vida, para divisar la ley suprema que rige
las almas y los mundos, hay que saber librarse de estas influencias pesadas, librarse
de preocupaciones de orden material, de todas estas cosas pasajeras y cambiantes
que atestan nuestro espíritu, oscureciendo nuestro juicio. Es elevándonos con el pensamiento por encima del horizonte de la vida, haciendo caso omiso del tiempo y
del lugar, aislándolo en cierto modo por encima de los detalles de la existencia, que percibiremos la verdad, Por un esfuerzo de voluntad, abandonamos un instante la
Tierra, subimos estas alturas imponentes. Desde su cumbre se desplegará para
nosotros el panorama inmenso de las edades sin número y de los espacios ilimitados.
Lo mismo que el soldado, perdido en la pelea, ve sólo confusión alrededor de él,
mientras que el general, cuya mirada cubre todas las peripecias de la batalla, las
calcula y prevé los resultados; Lo mismo que el viajero,extraviado en las dobleces
del terreno puede, subiendo la montaña, verlos derretirse un plano grandioso; así el
alma humana, de estas cimas donde planea, lejos de los ruidos de la tierra, lejos de las hondonadas oscuras, descubre la armonía universal. Lo que desde abajo le parecía contradictorio, inexplicable e injusto, visto de arriba, se enlaza, se alumbra; las
sinuosidades del camino se enderezan; todo se une, se encadena; en el espíritu
deslumbrado aparece el orden majestuoso que ajusta el curso de las existencias y la
marcha de los universos.
nosotros el panorama inmenso de las edades sin número y de los espacios ilimitados.
Lo mismo que el soldado, perdido en la pelea, ve sólo confusión alrededor de él,
mientras que el general, cuya mirada cubre todas las peripecias de la batalla, las
calcula y prevé los resultados; Lo mismo que el viajero,extraviado en las dobleces
del terreno puede, subiendo la montaña, verlos derretirse un plano grandioso; así el
alma humana, de estas cimas donde planea, lejos de los ruidos de la tierra, lejos de las hondonadas oscuras, descubre la armonía universal. Lo que desde abajo le parecía contradictorio, inexplicable e injusto, visto de arriba, se enlaza, se alumbra; las
sinuosidades del camino se enderezan; todo se une, se encadena; en el espíritu
deslumbrado aparece el orden majestuoso que ajusta el curso de las existencias y la
marcha de los universos.
Desde estas alturas iluminadas, la vida no es ya a nuestros ojos, como es a los ojos de
la muchedumbre, la persecución vana de satisfacciones efímeras, sino un medio de
perfeccionamiento intelectual, de elevación moral; una escuela donde aprender la
dulzura, la paciencia, el deber. Y esta vida, para ser eficaz, no puede estar aislada.
Fuera de sus límites, antes del nacimiento y después de la muerte,vemos, en una
especie de penumbra,desarrollarse multitud de existencias a través de las cuales,
como premio del trabajo y del sufrimiento, conquistamos pieza por pieza, pedazo por pedazo, el poco saber y cualidades que poseemos; por ellas también conquistaremos
lo nos falta: una razón perfecta, una ciencia sin huecos, un amor infinito para todo lo
que vive.
especie de penumbra,desarrollarse multitud de existencias a través de las cuales,
como premio del trabajo y del sufrimiento, conquistamos pieza por pieza, pedazo por pedazo, el poco saber y cualidades que poseemos; por ellas también conquistaremos
lo nos falta: una razón perfecta, una ciencia sin huecos, un amor infinito para todo lo
que vive.
La inmortalidad, semejante a una cadena sin fin, se celebra para cada uno de nosotros
en la inmensidad de los tiempos. Cada existencia es un eslabón que se conecta hacia
atrás y adelante con un eslabón distinto, con una vida diferente, pero solidaria con los demás. El obsequio es la consecuencia del pasado y la preparación del futuro. De grado
en grado, el ser se eleva y crece. Artesano de sus propios destinos, el alma humana,
libre y responsable, escoge su camino; y, si este camino es malo, las caídas que hará en
él, las piedras y los espinos que la desgarrarán, tendrán por resultado desarrollar su experiencia y alumbrar su razón naciente.
León Denis
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