1.- Desencarnación, proceso de transición
2.-A la hora de la muerte
3.- En el Tanatorio
4..- Ley de Justicia-Breve historia del Derecho.
5.- Laboratorio del mundo invisible
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DESENCARNACIÓN PROCESO DE TRANSICIÓN
Fernando A. Moreira
Fernando A. Moreira
La muerte es la cesación de la vida orgánica. La desencarnación es la liberación del Espíritu inmortal.
Periodo de transición, en su cambio de plano.
"La muerte es hereditaria" y cuando el cuerpo muere, el Espíritu está listo para liberarse, porque "no es la partida del Espíritu que causa la muerte del cuerpo; ésta es la que determina la partida del Espíritu"
Pero éste, no siempre está en condiciones de hacerlo. En algunos casos, la muerte biológica sucede, pero el Espíritu no se desprende, no se libera, queda preso al cuerpo físico, este continúa encarnado, porque "no todos los que mueren desencarnan".
Nos dijo, cierta vez, un suicida: “No estoy muerto”.
Y agregaba: “Sin embargo, siento los gusanos que me roen”.’
Indudablemente, los gusanos no le roían el periespíritu, ni menos el Espíritu; le roían solamente el cuerpo. Era solo la visión de lo que le pasaba al cuerpo, el cual todavía se conservaba conectado al periespíritu, lo que le causaba la ilusión, que él tomaba por realidad".
La reencarnación no es un proceso punitivo, pero si educativo, pues es escuela, es prisión, es hospital.
Para alcanzar la perfección, la felicidad y la plenitud, es necesario renovarse, en la experiencia de la materia densa.
Habiendo escogido el camino del progreso, evolucionando, y realizando su reforma íntima, o por el contrario, estancado, con la garantía de que, por mínimo que sea, siempre se evoluciona en alguna cosa, inexorablemente sobrevienen a la muerte, que es el final del cuerpo físico, así como "la evolución es la finalidad del Espíritu” y uno de los objetivos de la reencarnación.
El otro es trabajar para el Universo, como el Universo trabaja para nosotros, tal es el secreto del destino", " el Espíritu debe de soportar la parte que le corresponde, en la obra de la creación, concurriendo a la obra general, que él mismo adelanta"; esto último es alcanzado consciente o inconscientemente por el Espíritu.
La reestructuración o no de su periespíritu, va a depender de haber alcanzado ambos objetivos, lo que trae influencias importantes en el proceso desencarnatório.
Cuanto más depurado esté, más fácil se vuelve su desconexión gradual, porque "los lazos se desatan, no se quiebran."
Dos factores son secuencias a la muerte, ocurriendo paralelamente y vinculados a sus circunstancias y al grado evolutivo del Espíritu desencarnante: el desprendimiento del cuerpo físico y la perturbación del Espíritu.
Léon Denis, señala que deberíamos llorar a la hora de la reencarnación, que es un momento de intenso sufrimiento para el Espíritu, y reírnos a la hora de la muerte, cuando el Espíritu se libera, ya que encarnación es su encarcelamiento fluídico y la desencarnación su liberación.
Esto, es importante citar, si el Espíritu cumplió los objetivos de la encarnación, porque si no lo hizo, serán dos lamentos, uno al encarnar y el otro al desencarnar, por la influencia que su conducta, proyectará en la desencarnación.
El desprendimiento
Al reencarnar, el Espíritu se conecta al cuerpo, a través de su periespíritu, el cual se une, molécula a molécula, átomo a átomo y al desencarnar, inversamente se desprende, también, átomo a átomo, molécula a molécula.
El principio vital es "el interruptor de la vida", mientras que el fluido vital, es la electricidad que carga nuestras baterías.
El fluido cósmico animalizado; al ser desconectado de aquél, disipa la vida, cesa y sobreviene la muerte. La cual se da por agotamiento del fluido vital, por la quiebra orgánica súbita (muerte violenta), quedando impotente para transmitir el movimiento de la vida.
Esta fuga energética del cuerpo físico y del periespíritu, que se encontraban de ella impregnados, desde el primer instante de la concepción, se realiza de forma suave o abrupta, de acuerdo con su distribución, que es peculiar a cada ser, a cada órgano, a cada célula; hay en los centros vitales o de fuerza, mayor actividad vital y puntos de conexión con mayor densidad entre el Espíritu-periespíritu y el cuerpo físico; de estos lo que tiene más fuerte esta unión con el Espíritu, vía periespíritu, es el centro coronario o regente que, por el mismo hecho, es el último que se desconecta, deshaciéndose las conexiones Espíritu-periespíritu-glándula pineal, la "glándula de la vida espiritual".
El rompimiento de estos lazos fluídico-magnéticos que componen el cordón fluídico o de plata, representa el sello de la desencarnación, iniciándose por las extremidades y terminando, como dijimos, en el cerebro.
La naturaleza de las demás conexiones de los centros vitales, varían de acuerdo con cada ser, dependiendo de la evolución del Espíritu, modelador y estructurador del periespíritu y por lo tanto de sus conexiones con la materia densa, a través de los centros vitales controladores y sus órganos súbditos y qué servicio prestó al comandante de sus acciones; el Espíritu.
Así el desprendimiento sucede de forma lenta (envejecimiento natural, enfermedades crónicas, etc.) por agotamiento del fluido vital, o de forma abrupta (muerte violenta: accidentes, desastres, asesinatos, suicidios) por injuria grave, determinando la incapacidad funcional orgánica definitiva.
En los primeros, la desconexión ya se venía haciendo cuando ocurrió la muerte y en los últimos, la muerte corresponde al inicio del proceso desencarnatório; equivale a decir que el período muerte-liberación, genéricamente, es mayor en estos.
En los Espíritus evolucionados, ocurre que el momento de la muerte, corresponde al de la liberación, pero, al contrario, ciertos Espíritus que tienen su periespíritu todavía muy densificado, quedan presos todavía al cuerpo, después de la muerte.
"El Espiritismo, por los hechos cuya observación él faculta, da a conocer los fenómenos que acompañan esta separación, que, a veces, es rápida, fácil, suave e insensible, en otros es lenta, laboriosa, horriblemente penosa, conforme el estado moral del Espíritu, y puede durar meses enteros”, y hasta años.
La perturbación.
La conciencia es del Espíritu y después de la muerte corporal, él pasa por un período variable de perturbación, de acuerdo con el estado moral del alma, "fruto de sus construcciones mentales, emocionales y volitivas" y el género o circunstancias de la muerte, para volver a readquirirla.
El Espíritu purificado se desprende de los tenues lazos que lo prendían al cuerpo físico, tomando entonces conciencia de si mismo, de su vuelta al mundo espiritual y de la memoria del pasado, que es también del Espíritu y a los pocos va retornando del inconsciente, situado en el periespíritu; este "libro misterioso, cerrado a nuestra vista, durante la vida terrena, se abre en el espacio”.
El espíritu adelantado, recorre a la voluntad sus páginas. En estos casos la sensación es de alivio, como quien despertó de una intervención quirúrgica y obtuvo el alta, curado; no es pues, ni penoso, ni duradero; es un despertar, pues a la "vida en la carne es el sueño del alma; es el sueño triste o alegre."
En aquellos Espíritus que no aprovecharon el retorno a la vida corporal, para su evolución, estancados en la escala del progreso, el desencarne será un proceso extremamente doloroso, "tétrico, aterrador, ansioso (...) como una horrenda pesadilla", demorada. y la perturbación espiritual que le seguirá, será muy intensa y prolongada,
Muchas veces, se recuerdan hasta de la última encarnación y algo de las otras.
En la muerte violenta, situación no esperada en la mayoría de las veces por el Espíritu, su concientización de la muerte y consecuente pasaje a la vida espiritual, es difícil y demorada, tanto más prolongada cuanto menor la evolución espiritual.
En la Espiritualidad.
La espiritualidad no está parada, ni contemplativa, al contrario, trabaja incesantemente y "Espíritus evolucionados, con fuertes vínculos con la caridad", se incumben de la tarea de la desencarnación, ayudando en las desconexiones de los lazos que unen el Espíritu al cuerpo físico, bajo influjo del pensamiento divino.
Espíritus amigos y familiares, ya desencarnados, colaboran en esta tarea.
Esta misma actuación, puede ser perjudicada por Espíritus enemigos, obsesores hasta, que tienen la finalidad de volver la desconexión más penosa, contribuyendo también para mayor perturbación del Espíritu desencarnante, su desafecto.
Destino de los componentes del hombre.
Después de la muerte, el cuerpo físico se desintegra, siguiendo las leyes físico-químicas, que también son divinas, nunca más volviendo a recomponerse, o destinarse a la resurrección, que carecería de finalidad.
El fluido vital vuelve a su lugar de origen; el fluido cósmico o universal.
El periespíritu podrá presentar modificaciones en relación a su densidad; no se segmenta y no se sedimenta; se depura, volviéndose tanto más sutil cuanto mayor sea el progreso espiritual.
El Espíritu puede presentar modificaciones en relación a su estado moral reencarnatorio, porque el "Espíritu evolucionó, todo lo demás se transforma", por menor que sea esta evolución, lo que no puede nunca suceder, es retroceder.
Conclusión
Un día, después de la muerte corporal, nosotros tendremos un decisivo encuentro marcado con nosotros mismos, en los recónditos de nuestra conciencia; atributo del Espíritu, donde fueron impresos por Dios sus leyes morales; ahí serán juzgados por ella, todos nuestros actos de la senda reencarnatoria, en el uso de nuestro libre albedrío y comparados con nuestros propósitos al reencarnar, escogidos o impuestos por la justicia divina, siempre de acuerdo con las aptitudes de cada uno; depende de nosotros, y sólo de nosotros, si este será el "día más feliz de nuestra existencia", momento de puro éxtasis o, "al contrario, el peor de ellos", o su momento más fatídico.
"Creemos que la educación para el desencarne implica, la educación para la vida". para que consigamos la muerte de que nos habla Hernani Santanna
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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A LA HORA DE LA MUERTE
El conocimiento del Espiritismo- ¿ejerce influencia sobre la duración más o menos prolongada de la turbación?
- Una influencia muy grande, por cuanto el Espíritu comprende de antemano su situación.. Pero, lo que más influye es la práctica del bien y la conciencia pura.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS.
ALLAN KARDEC.
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EN EL TANATORIO
Narración de este momento bajo la óptica de un médium espírita
Sucesos del fallecido tras la tumba y las colonias espirituales
Llegada la hora de la tarde, se acercaban al lugar de encuentro los familiares y conocidos, algunos con verdaderos afectos de dolor, la mayoría por compromiso. La puerta del edificio nos recibe con su majestuoso TANATORIO, tan gélido para el ánimo y duro para el sentimiento. Nada más entrar las primeras caras conocidas: “le acompaño en el sentimiento”, “le doy el pésame”. Cuando en realidad lo triste de la situación desconcierta al visitante.
Al llegar a la sala mortuoria, el dolor se acrecienta, y la solemnidad del momento se refleja en las caras desencajadas de los que verdaderamente amaron al fallecido.
Delante del cristal que muestra el féretro se divisa al difunto en su caja, que más parece una crisálida que vaya a volar. En derredor, se comentan las últimas horas de la agonía, en los círculos más próximos, y se ve a lo lejos al difunto en espíritu vagando de un lado para otro de la sala sin terminar de comprender qué hace ahí. Se siente feliz en los grupillos donde hablan bien de él, y se indigna de las afrentas que le dedican las personas que no le fueron tan afines.
El médium vidente, si es espírita, sabe lo que está ocurriendo, mas como el espiritismo es una doctrina de estudio, y la mediumnidad una facultad natural, los hay que ven el suceso y creen estar soñando, ya que su desconocimiento del tema les causa sorpresa. ¿Cómo es que está ahí el difunto? ¿No está difunto pues?
La mirada se posa en el espectro, y éste de súbito sintiendo nuestra mirada, nos ve. Temblor en quien desconoce el espiritismo, horror y superchería en su imaginación que huye de ese encuentro, en el espiritista instruido, amor y compasión hacia el que acaba de abandonar nuestro plano, y una oración desde lo hondo del corazón es dirigida hacia su persona, porque el impulso mental que de la oración emana es como onda energética que balsamiza y reconforta al confundido difunto, que ignora qué le sucede.
Varios espíritus amigos, familiares, protectores que velaban por él desde el plano espiritual mientras estaba en su cuerpo orgánico, se le pueden hacer visibles en ese momento de oración sincera, y es este el trabajo fundamental que realizamos en los centros espiritistas, la orientación y esclarecimiento a las personas que dejaron este plano inconscientes y perturbados ante la grandeza que la vida inmortal nos ofrece. Un estremecimiento se apodera entonces de su ser, y en un arrobamiento en su conciencia, se les muestra patente la magnitud del asunto, en la cara, en el gesto, de ese espíritu familiar y amigo, que le conduce hacia la morada espiritual, donde habitan el resto de amigos y familiares que dejaron la Tierra antes que él. Ahí el estudio, ahí el verdadero examen de los aciertos y desaciertos, ahí la recapitulación de lo aprendido, el amor y la nueva oportunidad para el devenir infinito. La vida no acaba ahí, ¡la vida continúa tras el sepulcro!
Jesús Gutiérrez Lucas
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LEY DE JUSTICIA
A los seres humanos nos cabe plantearnos alguna vez si existe la
justicia verdadera, y la respuesta que obtenemos siempre es que no la hay en
este mundo. Sin embargo todos tenemos sentido de lo justo y de lo injusto y
sentimos que por encima de tantas injusticias humanas que vemos por doquier,
tiene que haber una justicia grande y perfecta, que al final compense la
deficiente justicia que abunda en la convivencia del Ser humano.
El sentimiento de lo justo y de
lo injusto todos lo tenemos de forma
natural e instintiva, con independencia de la educación que cada uno hayamos recibido. Solamente los defectos morales que
aún llevamos en nuestra alma, desde un pasado remoto, tal como el egoísmo, la
envidia o la avaricia, nos estorban a
veces la aparición del sentido de la justicia y que las personas deberíamos
dejar paso a lo que les señala su
conciencia.
El progreso moral desarrolla este
sentimiento, pero no lo ocasiona, porque este ya lo lleva el Ser en Si mismo
como un germen moral que a lo largo de su evolución irá desarrollando poco a
poco.
Este sentido de lo justo o injusto, viene configurado por una ley moral
que se pone de manifiesto cuando comprendemos la injusticia y tendemos a
rebelarnos ante ella, por lo tanto si
sentimos la injusticia como algo real, como factor negativo, también cabe
pensar que su contrapunto que es la Justicia, también tiene que existir realmente como un factor positivo.
La ley de Justicia supone el perfecto funcionamiento de la ley moral en
el Universo, y en nuestro mundo está
íntimamente relacionada con la Ley de
Causa y Efecto. Mediante
nuestras acciones, cada uno de nosotros somos
artífices de nuestro propio destino, por lo que los males y problemas de
la vida nos acometen a cada uno con arreglo a esta ley equilibradora de las
causas y sus efectos, y que es una Ley
realizadora de la Ley de
Justicia.
Cuando
se respetan los
derechos de los
demás, estamos cumpliendo
con la ley de
Justicia , que así se implica en
la Evolución general de la Humanidad.
Hay que tener en cuenta que lo que a veces parece injusto puede ser solo
una apariencia, y tal vez sea hasta necesario para impulsar el proceso
evolutivo de los Seres que lo necesitan.
En los Seres humanos, el sentido de la Justicia difiere de
unos a otros, dependiendo de la formación educativa de cada uno, de la
conciencia de cada cual, de las deficiencias morales de cada uno y de las leyes
humanas establecidas en cada época y lugar, que no siempre coinciden con el
sentimiento íntimo de justicia natural
en cada persona..
El Ser humano siempre quiso hacer
prevalecer su derecho personal, pero cuando experimentó el auténtico sentido
moral de la Justicia, es cuando comprendió que su derecho personal debía tener
como base y límite, el derecho del prójimo.
Para no equivocarnos a la hora de querer
ser justos, la clave está en saber respetar los derechos de los demás en la
misma medida que deseamos que sean respetados los nuestros, por eso, sin la
práctica de una Caridad bien entendida , no puede existir la justicia humana.
Por eso el mayor exponente de justicia en nuestro mundo, lo reprenda la máxima
evangélica de “Hacer con los demás como quisiéramos que los demás hiciesen con
nosotros”. ¿Habrá mayor justicia?
Desde
que el Ser humano amaneció en este planeta y como consecuencia de la circunstancia
natural de la vida y del desarrollo que
le impuso la ley de sociedad, tuvo que aprender a convivir como necesidad
ineludible de supervivencia, pues dada la fragilidad humana, el hombre sin la
colaboración y el apoyo de otros hombres, no hubiese sobrevivido a los
elementos hostiles de la Naturaleza. Esta necesaria colaboración y ayuda en
equipo, le marcó unas normas elementales para la convivencia mútua, en
consonancia con el sentido de la justicia que así comenzó a desarrollarse en su
alma.
Pensadores de la antigua Grecia,
tales como Platón, Sócrates y
Aristóteles, llevados por un íntimo deseo de expresar su sentido de la justicia, concibieron el aspecto de la
igualdad entre dos partes para determinados asuntos sociales, así como el derecho a la posesión
proporcional que corresponde a cada parte. Esto cuando se reflejó en las leyes
humanas supuso un gran paso social por la armonía que trajo a la sociedad.
En las concepciones de las religiones
tan antíguas como el Budismo, el Cristianismo, etc, el concepto de la Justicia
se vio superado por el de la Caridad y el de la Misericordia, porque la
justicia humana suele ser ciega y solamente otorga lo que se debe o se merece,
intentando un equilibrio de la balanza en el sentido humano de lo que es la
justicia, pero sin embargo la Caridad y la Misericordia, por el concepto de la
Compasión, otorgan más de lo que se debe o de lo que se merece , dando paso al
concepto de la Generosidad.
- Jose Luis Martín-
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“La Misericordia es la justicia que ama, en cuanto que la Justicia es el deber que cobra”
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Laboratorio del mundo invisible
127. La escritura directa o pneumatografía es aquella que se produce espontáneamente sin auxilio de la mano del médium ni del lápiz. Basta tomar una hoja de papel blanco, lo que se puede hacer con todas las precauciones
necesarias para no ser chasqueado por ninguna superchería, doblarla y colocarla en alguna parte, en un cajón o simplemente sobre un mueble, y si se tienen las condiciones que se requieren, al cabo de cierto tiempo más o menos largo se encuentran en el papel caracteres trazados, diversos signos,palabras, frases y aun discursos, las más de las veces con una sustancia pardusca parecida al plomo; otras veces con lápiz encarnado, tinta ordinaria y aun tinta de imprenta. He aquí el hecho en toda su sencillez, y cuya reproducción, aunque poco común, no es, sin embargo, muy rara, porque hay personas que lo obtienen con mucha facilidad. Si se ponía el lápiz con el papel se podría creer que el Espíritu se ha servido de él para escribir; pero desde el momento que el papel está enteramente solo, es evidente que la escritura está formada por una materia depositada. ¿De dónde ha tomado el Espíritu esta materia? Tal es la pregunta que hemos dicho, a cuya solución nos ha inducido la caja de tabaco de que más arriba hemos hablado.
128. El Espíritu de San Luis nos ha dado esta solución con las respuestas siguientes :
1. Hemos citado un caso de aparición del Espíritu de una persona viva. Este Espíritu tenía una caja de tabaco y tomaba polvo. ¿Sentía, efectivamente, la impresión del que toma polvo en realidad?
No.
2. Esta caja de tabaco tenía la misma forma que la que él usaba ordinariamente y que estaba en su casa. ¿Qué era, pues, la caja de tabaco que tenía este hombre en sus manos?
Una apariencia; sucedió de este modo para que notase la circunstancia, como lo ha sido, y que la aparición no se tomase por una alucinación producida por el estado de salud del vidente. El Espíritu quería que esta señora creyese en la verdad de su presencia, y tomó todas las apariencias de la realidad.
3. Decís que fue una apariencia; pero una apariencia nada tiene de real, es como una ilusión de óptica; nosotros quisiéramos saber: ¿esta caja de tabaco sólo era una imagen sin realidad, o tenía alguna cosa de material?
Ciertamente: con ayuda de este principio material es como periespíritu toma la apariencia de vestidos semejantes a los que llevaba el Espíritu cuando vivía.
Observación. - Es evidente que en este caso la palabra apariencia debe tomarse en el sentido de aspecto, imitación. La casa de tabaco real no estaba allí; la que tenía el Espíritu sólo fue la representación: era, pues,una apariencia comparada con el original, aunque formada de un principio material. La experiencia nos enseña que no es necesario tomar siempre a la letra ciertas expresiones empleadas por los Espíritus; interpretándolas según nuestras ideas, nos exponemos a grandes equivocaciones por esto es menester profundizar el sentido de la palabra siempre que presenta la menor ambigüedad; esta recomendación nos la hacen constantemente loS mismos Espíritus. Sin la explicación que hemos provocado, la palabra apariencia constantemente reproducida en casos análogos, podía dar lugar a una falsa interpretación.
4. ¿Acaso sería doble la materia inerte? ¿Y habría en el mundo de los Espíritus una materia esencial que revistiera la forma de los objetos que vemos? En una palabra, ¿estos objetos tendrían su doble etéreo en el mundo invisible, así como los hombres están representados en él por los Espíritus?
Esto no se opera de este modo; el Espíritu tiene sobre los elementos materiales esparcidos por todas partes en el espacio y en vuestra atmósfera,una potencia que estáis lejos de adivinar. Puede a su gusto concentrar estos elementos y darles la forma aparente acomodada a sus proyectos.
Observación. - Esta cuestión como hemos visto, era la traducción de nuestro pensamiento, esto es, de la idea que nos habíamos formado sobre la naturaleza de estos objetos. Si las respuestas fuesen como algunos lo pretenden, el reflejo del pensamiento, hubiéramos obtenido la confirmación de nuestra teoría, en lugar de una teoría contraria.
5. Os haré la pregunta de nuevo de una manera categórica, a fin de evitar todo equívoco. ¿Los vestidos con que se cubren los Espíritus son alguna cosa?
Me parece que mi respuesta precedente resuelve la cuestión. ¿No sabéis que el mismo periespíritu es también algo?
6. Resulta de esta explicación que los Espíritus hacen sufrir a la materia etérea transformaciones a su gusto y que de este modo, por ejemplo, se hizo la caja de tabaco; el Espíritu no la encontró hecha, sino que la hizo él mismo en el momento que la necesitaba, por un acto de su voluntad, y que pudo deshacerla; lo mismo debe ser en cuanto a los otros objetos, tales como vestido, joyas, etc.
Esto es evidente.
7. Esta caja de tabaco fue visible para esta señora, al punto de hacerla ilusión. ¿Hubiera podido el Espíritu hacerla también tangible para ella?
Lo hubiera podido.
8. ¿Si hubiese llegado el caso, hubiera podido tomarla en sus manos, creyendo tener una verdadera caja de tabaco?
Sí.
9. ¿Si la hubiera abierto, probablemente habría encontrando tabaco; si lo hubiese tomado le hubiera hecho estornudar?
Sí.
10. ¿El Espíritu puede, pues, dar no sólo la forma, sino las propiedades especiales?
Si él lo quiere; y en virtud de este principio he respondido afirmativamente a las preguntas precedentes. Tendréis pruebas de la poderosa acción que ejerce el Espíritu sobre la materia, lo que estáis lejos de comprender, como os he dicho ya.
11. Supongamos, pues, que hubiera querido hacer una sustancia venenosa, y si una persona la hubiese tomado, ¿se hubiera envenenado?
Lo hubiera podido, pero no lo hubiera hecho; no se le hubiese permitido.
12. ¿Podría haber hecho una sustancia saludable y propia para curar una enfermedad, y se ha presentado este caso?
Sí, muy a menudo.
13. Entonces podría hacer una sustancia alimenticia; supongamos que hubiese hecho un fruto, un manjar cualquiera, ¿se hubiera podido comer y quedar saciado?
Sí, sí; pero no investiguéis tanto para encontrar lo que es tan fácil de comprender. Basta un rayo de sol para hacer perceptibles a vuestros órganos groseros estas partículas materiales que llena el espacio en medio del cual vivís; ¿no sabéis que el aire contiene vapores de agua? condensadlos, los pondréis en el estado normal; privadles del calor y he aquí que esas moléculas impalpables e invisibles vienen a ser un cuerpo sólido y muy sólido, y muchas otras sustancias de las cuales los químicos os sacarán maravillas más admirables aún; sólo el Espíritu posee instrumentos más perfectos que los vuestros: la voluntad y el permiso de Dios.
Observación. - La cuestión de saciedad es aquí muy importante. ¿Cómo una sustancia que no tiene sino una existencia y propiedades temporales y en algún modo de convención puede producir la saciedad? Esta sustancia por su contacto con el estómago, produce la sensación de saciedad, pero no la saciedad resultante de la plenitud. Si tal sustancia puede obrar sobre la economía y modificar un estado mórbido, puede del mismo modo obrar también sobre el estómago y en ello producir el sentimiento de la saciedad. Rogamos, sin embargo, a los señores farmacéuticos y fondistas que no conciban celos,ni crean que los Espíritus vengan a hacerles la competencia;estos casos son raros, excepcionales, y no dependen jamás de la voluntad; de otro modo se alimentaría y curaría a muy poco precio.
14. ¿Los objetos hechos tangibles por la voluntad del Espíritu, podrían tener un carácter de permanencia y de estabilidad, y venir a ser usuales?
Esto se podría, pero no se hace; está fuera de las leyes.
15. ¿Todos los Espíritus tienen en el mismo grado el poder de producir objetos tangibles?
Es cierto que cuanto más elevado está el Espíritu, más fácilmente lo obtiene; pero aun esto depende de las circunstancias; los Espíritus inferiores pueden obtener este poder.
16. ¿El Espíritu sabe siempre cómo produce ya sean sus vestidos, y sean los objetos de los cuales ofrece la apariencia?
No; muchas veces concurre a su formación por un acto instintivo que él mismo no comprende, si no es bastante ilustrado para esto.
17. ¿Si el Espíritu puede tomar en el elemento universal los materiales para hacer todas estas cosas, darles una realidad temporal con sus propiedades,puede también sacar del él lo que necesite para escribir, y por consecuencia esto nos parece que da la llave del fenómeno de la escritura directa?
¡Por fin hemos llegado a donde queríais!
Observación. - Aquí era en efecto adonde queríamos venir a parar con todas nuestras preguntas preliminares; la respuesta prueba que el Espíritu había leído nuestro pensamiento.
18. ¿Si la materia de que se sirve el Espíritu no tiene persistencia, cómo es que las señales de la escritura directa no desaparecen?
No censuréis las palabras; en primer lugar que yo no he dicho: jamás; se trataba entonces de un objeto material voluminoso; ahora se trata de caracteres trazados que siendo útil conservarles se les conserva. He querido decir que los objetos compuestos de este modo por el Espíritu no podrían llegar a ser objetos usuales porque en realidad no hay agregación de materia como en vuestros cuerpos sólidos.
Allan Kardec
Extraído del libro "El libro de los médiums"
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“La Misericordia es la justicia que ama, en cuanto que la Justicia es el deber que cobra”
- Divaldo Pereira Franco –
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Laboratorio del mundo invisible
127. La escritura directa o pneumatografía es aquella que se produce espontáneamente sin auxilio de la mano del médium ni del lápiz. Basta tomar una hoja de papel blanco, lo que se puede hacer con todas las precauciones
necesarias para no ser chasqueado por ninguna superchería, doblarla y colocarla en alguna parte, en un cajón o simplemente sobre un mueble, y si se tienen las condiciones que se requieren, al cabo de cierto tiempo más o menos largo se encuentran en el papel caracteres trazados, diversos signos,palabras, frases y aun discursos, las más de las veces con una sustancia pardusca parecida al plomo; otras veces con lápiz encarnado, tinta ordinaria y aun tinta de imprenta. He aquí el hecho en toda su sencillez, y cuya reproducción, aunque poco común, no es, sin embargo, muy rara, porque hay personas que lo obtienen con mucha facilidad. Si se ponía el lápiz con el papel se podría creer que el Espíritu se ha servido de él para escribir; pero desde el momento que el papel está enteramente solo, es evidente que la escritura está formada por una materia depositada. ¿De dónde ha tomado el Espíritu esta materia? Tal es la pregunta que hemos dicho, a cuya solución nos ha inducido la caja de tabaco de que más arriba hemos hablado.
128. El Espíritu de San Luis nos ha dado esta solución con las respuestas siguientes :
1. Hemos citado un caso de aparición del Espíritu de una persona viva. Este Espíritu tenía una caja de tabaco y tomaba polvo. ¿Sentía, efectivamente, la impresión del que toma polvo en realidad?
No.
2. Esta caja de tabaco tenía la misma forma que la que él usaba ordinariamente y que estaba en su casa. ¿Qué era, pues, la caja de tabaco que tenía este hombre en sus manos?
Una apariencia; sucedió de este modo para que notase la circunstancia, como lo ha sido, y que la aparición no se tomase por una alucinación producida por el estado de salud del vidente. El Espíritu quería que esta señora creyese en la verdad de su presencia, y tomó todas las apariencias de la realidad.
3. Decís que fue una apariencia; pero una apariencia nada tiene de real, es como una ilusión de óptica; nosotros quisiéramos saber: ¿esta caja de tabaco sólo era una imagen sin realidad, o tenía alguna cosa de material?
Ciertamente: con ayuda de este principio material es como periespíritu toma la apariencia de vestidos semejantes a los que llevaba el Espíritu cuando vivía.
Observación. - Es evidente que en este caso la palabra apariencia debe tomarse en el sentido de aspecto, imitación. La casa de tabaco real no estaba allí; la que tenía el Espíritu sólo fue la representación: era, pues,una apariencia comparada con el original, aunque formada de un principio material. La experiencia nos enseña que no es necesario tomar siempre a la letra ciertas expresiones empleadas por los Espíritus; interpretándolas según nuestras ideas, nos exponemos a grandes equivocaciones por esto es menester profundizar el sentido de la palabra siempre que presenta la menor ambigüedad; esta recomendación nos la hacen constantemente loS mismos Espíritus. Sin la explicación que hemos provocado, la palabra apariencia constantemente reproducida en casos análogos, podía dar lugar a una falsa interpretación.
4. ¿Acaso sería doble la materia inerte? ¿Y habría en el mundo de los Espíritus una materia esencial que revistiera la forma de los objetos que vemos? En una palabra, ¿estos objetos tendrían su doble etéreo en el mundo invisible, así como los hombres están representados en él por los Espíritus?
Esto no se opera de este modo; el Espíritu tiene sobre los elementos materiales esparcidos por todas partes en el espacio y en vuestra atmósfera,una potencia que estáis lejos de adivinar. Puede a su gusto concentrar estos elementos y darles la forma aparente acomodada a sus proyectos.
Observación. - Esta cuestión como hemos visto, era la traducción de nuestro pensamiento, esto es, de la idea que nos habíamos formado sobre la naturaleza de estos objetos. Si las respuestas fuesen como algunos lo pretenden, el reflejo del pensamiento, hubiéramos obtenido la confirmación de nuestra teoría, en lugar de una teoría contraria.
5. Os haré la pregunta de nuevo de una manera categórica, a fin de evitar todo equívoco. ¿Los vestidos con que se cubren los Espíritus son alguna cosa?
Me parece que mi respuesta precedente resuelve la cuestión. ¿No sabéis que el mismo periespíritu es también algo?
6. Resulta de esta explicación que los Espíritus hacen sufrir a la materia etérea transformaciones a su gusto y que de este modo, por ejemplo, se hizo la caja de tabaco; el Espíritu no la encontró hecha, sino que la hizo él mismo en el momento que la necesitaba, por un acto de su voluntad, y que pudo deshacerla; lo mismo debe ser en cuanto a los otros objetos, tales como vestido, joyas, etc.
Esto es evidente.
7. Esta caja de tabaco fue visible para esta señora, al punto de hacerla ilusión. ¿Hubiera podido el Espíritu hacerla también tangible para ella?
Lo hubiera podido.
8. ¿Si hubiese llegado el caso, hubiera podido tomarla en sus manos, creyendo tener una verdadera caja de tabaco?
Sí.
9. ¿Si la hubiera abierto, probablemente habría encontrando tabaco; si lo hubiese tomado le hubiera hecho estornudar?
Sí.
10. ¿El Espíritu puede, pues, dar no sólo la forma, sino las propiedades especiales?
Si él lo quiere; y en virtud de este principio he respondido afirmativamente a las preguntas precedentes. Tendréis pruebas de la poderosa acción que ejerce el Espíritu sobre la materia, lo que estáis lejos de comprender, como os he dicho ya.
11. Supongamos, pues, que hubiera querido hacer una sustancia venenosa, y si una persona la hubiese tomado, ¿se hubiera envenenado?
Lo hubiera podido, pero no lo hubiera hecho; no se le hubiese permitido.
12. ¿Podría haber hecho una sustancia saludable y propia para curar una enfermedad, y se ha presentado este caso?
Sí, muy a menudo.
13. Entonces podría hacer una sustancia alimenticia; supongamos que hubiese hecho un fruto, un manjar cualquiera, ¿se hubiera podido comer y quedar saciado?
Sí, sí; pero no investiguéis tanto para encontrar lo que es tan fácil de comprender. Basta un rayo de sol para hacer perceptibles a vuestros órganos groseros estas partículas materiales que llena el espacio en medio del cual vivís; ¿no sabéis que el aire contiene vapores de agua? condensadlos, los pondréis en el estado normal; privadles del calor y he aquí que esas moléculas impalpables e invisibles vienen a ser un cuerpo sólido y muy sólido, y muchas otras sustancias de las cuales los químicos os sacarán maravillas más admirables aún; sólo el Espíritu posee instrumentos más perfectos que los vuestros: la voluntad y el permiso de Dios.
Observación. - La cuestión de saciedad es aquí muy importante. ¿Cómo una sustancia que no tiene sino una existencia y propiedades temporales y en algún modo de convención puede producir la saciedad? Esta sustancia por su contacto con el estómago, produce la sensación de saciedad, pero no la saciedad resultante de la plenitud. Si tal sustancia puede obrar sobre la economía y modificar un estado mórbido, puede del mismo modo obrar también sobre el estómago y en ello producir el sentimiento de la saciedad. Rogamos, sin embargo, a los señores farmacéuticos y fondistas que no conciban celos,ni crean que los Espíritus vengan a hacerles la competencia;estos casos son raros, excepcionales, y no dependen jamás de la voluntad; de otro modo se alimentaría y curaría a muy poco precio.
14. ¿Los objetos hechos tangibles por la voluntad del Espíritu, podrían tener un carácter de permanencia y de estabilidad, y venir a ser usuales?
Esto se podría, pero no se hace; está fuera de las leyes.
15. ¿Todos los Espíritus tienen en el mismo grado el poder de producir objetos tangibles?
Es cierto que cuanto más elevado está el Espíritu, más fácilmente lo obtiene; pero aun esto depende de las circunstancias; los Espíritus inferiores pueden obtener este poder.
16. ¿El Espíritu sabe siempre cómo produce ya sean sus vestidos, y sean los objetos de los cuales ofrece la apariencia?
No; muchas veces concurre a su formación por un acto instintivo que él mismo no comprende, si no es bastante ilustrado para esto.
17. ¿Si el Espíritu puede tomar en el elemento universal los materiales para hacer todas estas cosas, darles una realidad temporal con sus propiedades,puede también sacar del él lo que necesite para escribir, y por consecuencia esto nos parece que da la llave del fenómeno de la escritura directa?
¡Por fin hemos llegado a donde queríais!
Observación. - Aquí era en efecto adonde queríamos venir a parar con todas nuestras preguntas preliminares; la respuesta prueba que el Espíritu había leído nuestro pensamiento.
18. ¿Si la materia de que se sirve el Espíritu no tiene persistencia, cómo es que las señales de la escritura directa no desaparecen?
No censuréis las palabras; en primer lugar que yo no he dicho: jamás; se trataba entonces de un objeto material voluminoso; ahora se trata de caracteres trazados que siendo útil conservarles se les conserva. He querido decir que los objetos compuestos de este modo por el Espíritu no podrían llegar a ser objetos usuales porque en realidad no hay agregación de materia como en vuestros cuerpos sólidos.
Allan Kardec
Extraído del libro "El libro de los médiums"
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