martes, 9 de agosto de 2016

La Resurección en la Historia


                                                         
             

                       CAUSAS ANTERIORES DE LAS 
                       AFLICCIONES

     Si bien hay males cuya primera causa es el hombre en esta vida, hay otros, por lo menos en apariencia, que le son completamente extraños y que parecen alcanzarlo como por una fatalidad. Tal es, por ejemplo, la pérdida de seres queridos y de los que son el sostén de la familia; tales son también los accidentes

que ninguna previsión puede evitar; los reveses de la fortuna que frustran todas las medidas de prudencia; las plagas naturales y las enfermedades de nacimiento, sobre todo aquellas que quitan a los infelices los medios de ganarse la vida con su trabajo, como las deformidades, el idiotismo, la imbecilidad, etc.

Aquellos que nacen en semejantes condiciones, seguramente,nada hicieron en esta vida para merecer una suerte tan triste, sin compensación y que no podían evitar, impotentes para cambiar por sí mismos y que les deja a merced de la conmiseración pública.

     ¿Por qué, pues, seres tan infelices, mientras que a su lado, bajo un mismo techo, en la misma familia, otros son favorecidos bajo todos los aspectos?

     ¿Qué decir, en fin, de esos niños que mueren en edad temprana y no conocieron de la vida más que el sufrimiento?

Problemas que ninguna filosofía pudo resolver aún, anomalías que ninguna religión pudo justificar y que serían la negación de la bondad, de la justicia y de la providencia de Dios, en la hipótesis de que el alma sea creada al mismo tiempo que el cuerpo y que su suerte esté irrevocablemente fijada después de una estada de algunos instantes en la Tierra. ¿Qué hicieron esas almas que acaban de salir de las manos del Creador, para soportar tantas miserias en este mundo y merecer en el futuro, una recompensa o un castigo cualquiera, cuando no pudieron hacer ni bien ni mal?

Sin embargo, en virtud del axioma de que todo efecto tiene una causa, esas miserias son efectos que deben tener una causa; y desde que se admita un Dios justo, esa causa debe ser justa, luego precediendo siempre la causa al efecto y puesto que aquella no está en la vida actual, debe ser anterior a ella, es decir, pertenecer
a una existencia precedente. Por otro lado, no pudiendo Dios castigar por el bien que se hizo, ni por el mal que no se hizo, si somos castigados, es porque hicimos mal; si no hicimos mal en esta vida, lo hicimos en otra. Esta es una alternativa de la que es imposible evadirse y en que la lógica dice de que lado está la justicia de Dios.

El hombre, pues, no es castigado siempre o completamente castigado, en su existencia presente; pero nunca se evade a las consecuencias de sus faltas. La prosperidad del malo sólo es momentánea y si no expía hoy, expiará mañana, mientras que el que sufre, sufre por expiación de su pasado. La infelicidad que en un principio parece inmerecida, tiene su razón de ser y el que sufre puede decir siempre: “Perdóname, Señor, porque he pecado”.

   Los sufrimientos por causas anteriores, son, con frecuencia,como los de las faltas actuales, consecuencia natural de la falta cometida; es decir, que por una injusticia distributiva rigurosa, el hombre sufre lo que hizo sufrir a los otros; si fue duro e inhumano,podrá a su vez ser tratado con dureza y con inhumanidad; si fue
orgulloso, podrá nacer en una condición humillante; si fue avaro,egoísta, o si hizo mal uso de su fortuna, podrá ser privado de lo necesario; si fue mal hijo, podrá sufrir con sus propios hijos, etc.

Así se explican, por la pluralidad de existencias y por el destino de la Tierra como mundo expiatorio, las anomalías que presenta la repartición de la felicidad y la infelicidad entre los buenos y malos en este mundo. Esa anomalía no existe en apariencia, porque se toma su punto de vista desde la vida presente;pero si uno se eleva con el pensamiento de manera que pueda abarcar una serie de existencias, se verá que cada uno recibe la parte que se merece, sin perjuicio de la que le es dada en el mundo de los Espíritus y que la justicia de Dios jamás es interrumpida.

El hombre nunca debe perder de vista que está en un mundo inferior, donde sólo es mantenido por sus imperfecciones. A cada vicisitud debe decirse que si perteneciese a un mundo más elevado,eso no ocurriría y que de él depende no volver más a este mundo,trabajando por su perfeccionamiento.

 Las tribulaciones de la vida pueden ser impuestas a los Espíritus endurecidos o muy ignorantes para hacer una elección con conocimiento de causa, pero son elegidas libremente y aceptadas por los Espíritus arrepentidos, que quieren reparar el mal que hicieron e intentar hacerlo mejor. Tal como aquél que habiendo hecho mal su tarea, pide que se le permita empezarla de nuevo para no perder el beneficio de su trabajo.

   Estas tribulaciones son, pues, a la vez, expiaciones por el pasado que castigan y pruebas para el porvenir que preparan. Rindamos gracias a Dios que en su bondad concede al hombre la facultad de la reparación y no lo condena irrevocablemente por la primera falta.

    Entre tanto, no es necesario creer que todo sufrimiento soportado en este mundo sea, necesariamente, el indicio de una falta determinada; con frecuencia, son simples pruebas escogidas por el Espíritu para acabar su depuración y apresurar su adelantamiento. Así, la expiación sirve siempre de prueba, pero la prueba no es siempre una expiación; mas, pruebas o expiaciones,son siempre señales de una inferioridad relativa, porque lo que es perfecto no tiene necesidad de ser probado. Un Espíritu puede,pues, haber adquirido un cierto grado de elevación, pero queriendo avanzar más aún, solicita una misión, una tarea a cumplir, por la
que será tanto más recompensado si sale victorioso, cuanto más penosa haya sido la lucha. Tales son, especialmente, esas personas de instintos naturalmente buenos, de alma elevada, de nobles sentimientos innatos, que parece que nada trajeron de malo de su existencia precedente y que sufren con una resignación muy cristiana, los mayores dolores, pidiendo a Dios para soportarlos sin lamentaciones. Por el contrario, se pueden considerar como expiaciones las aflicciones que excitan las quejas y conducen al hombre a revelarse contra Dios.

   El sufrimiento que no excita lamentaciones, sin duda, puede ser una expiación; pero más bien es un indicio de que fue escogido voluntariamente y no impuesto, y la prueba de una fuerte resolución, lo que es señal de progreso.

    Los Espíritus no pueden aspirar a la felicidad perfecta sino cuando son puros; toda mancha les cierra la entrada en los mundos felices. Lo mismo sucede a los pasajeros de un navío infestado por la peste, a los que les está prohibido entrar en una ciudad hasta que se hayan purificado. Los Espíritus se despojan poco a poco de sus imperfecciones en sus diversas existencias corporales. Las pruebas de la vida adelantan cuando se sobrellevan bien; como expiaciones, borran las faltas y purifican; es el remedio que limpia la llaga y cura el enfermo; cuanto más grave es el mal,más enérgico debe ser el remedio. El que sufre mucho, debe decirse
que tenía mucho que expiar y alegrarse de curar muy pronto;  depende de él hacer este sufrimiento provechoso con su resignación y no perderle los frutos con las lamentaciones, sin lo cual tendría que empezar de nuevo.
 ALLAN KARDEC. - EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. CAPÍTULO V




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...el dolor exagerado de los vivos, junto al lecho mortuorio de personas que les eran queridas, constituye un obstáculo insalvable, que impide al muerto entrar en relaciones psíquicas con los suyos, (...) por otro lado, el estado de tristeza de los vivos ejerce una influencia deplorable sobre las condiciones espirituales en que se encuentra el recién desencarnado.
Viviana Gianitelli

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                      SUBYUGACIÓN.

La subyugación es una restricción que paraliza la voluntad del que la sufre y le hace obrar a pesar suyo. En una palabra, es su verdadero yugo.
La subyugación puede ser moral o corporal. En el primer caso, el subyugado es solicitado a tomar determinaciones muchas veces absurdas y comprometidas, que por una especie de ilusión las cree sensatas; es una especie de fascinación. En el segundo caso el Espíritu obra sobre los órganos materiales y provoca los movimientos involuntarios. Se traduce en el médium escribiendo por una necesidad incesante de escribir, aun en los momentos más inoportunos. Nosotros los hemos visto que, a falta de pluma o de lápiz, escribían con el dedo por todas partes en donde se encontraban, en las mismas calles, en las puertas y en las paredes.
La subyugación corporal va algunas veces más lejos; puede conducir a los actos más ridículos. Hemos conocido a un hombre que no era joven ni hermoso, que bajo el imperio de una obsesión de esta naturaleza se veía obligado por una fuerza irresistible a ponerse de rodillas ante una joven, con la cual no había tenido ninguna intención y pedirla en matrimonio. Otras veces sentía en las espaldas y en las piernas una presión enérgica, que los forzaba contra su voluntad a pesar de la resistencia que hacía al ponerse de rodillas y besar el suelo en los parajes públicos y en presencia de la multitud. Este hombre pasaba por loco entre sus relaciones; pero nosotros nos hemos convencido de que no lo era, porque tenía el pleno convencimiento del ridículo, de lo que hacía contra su voluntad, por lo que sufría horriblemente.
241. En otro tiempo se daba el nombre de posesión al imperio ejercido por malos Espíritus, cuando su influencia llegaba hasta la aberración de las facultades. La posesión sería para nosotros sinónimo de subyugación. Si no adoptamos este término es por dos razones: la primera porque implica la creencia de seres creados para el mal entregados perpetuamente a él, mientras que solo hay seres más o menos imperfectos y que todos pueden mejorarse. La segunda, porque implica igualmente la idea da la toma de posesión de un cuerpo por un Espíritu extraño, de una especie de cohabitación, mientras que sólo hay una sujeción, La palabra subyugación expresa perfectamente el pensamiento. De este modo para nosotros no hay poseídos en el sentido vulgar de la palabra: sólo hay obsesos, subyugados y
fascinados.
242. La obsesión, como ya lo hemos dicho, es uno de los más grandes escollos de la mediumnidad; es también uno de los más frecuentes; así es que todos los cuidados serían pocos para combatirla, porque además de los inconvenientes personales que pueden resultar de esto, es un obstáculo absoluto para la bondad y la veracidad de las comunicaciones. La obsesión, en cualquier grado que esté, es siempre el efecto de una sujeción y esta sujeción, no pudiendo nunca ser ejercida por un Espíritu bueno, resulta de
esto que toda comunicación dada por un médium obseso es de origen sospechoso y no merece ninguna confianza. Si alguna vez se encuentra algo bueno, es menester tomarlo y arrojar todo lo que es simplemente dudoso.

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. ALLAN KARDEC.

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¿TODOS SOMOS HIJOS ADOPTIVOS?

Según la visión espírita, todos somos adoptados. Porque el único Padre legítimo es Dios. Los padres de la Tierra NO SON nuestros padres, ellos ESTÁN como nuestros padres.
Porque en cada encarnación, cambiamos de padres consanguíneos, pero en todas ellas Dios es siempre el mismo Padre. Pero, para entendernos mejor con la existencia de esta experiencia en la vida de muchos padres, es necesario analizarlo bajo la óptica espírita, bajo la luz de la reencarnación. La formación de un hogar es una planificación que se desarrolla en el Mundo Espiritual.
    Sabemos que nada ocurre por casualidad. Así como los hijos biológicos, nuestros hijos adoptivos también son compañeros de vidas pasadas. Y nuestra vida de hoy es el resultado de lo que plantamos para nsotros mismos en el pasado.
    Surge entonces la indagación: " si son viejos conocidos y deberán de encontrarse en el mismo hogar, ¿ por qué no nacieron como hijos naturales?". En la literatura espírita encontramos varios casos de hijos que, en función del orgullo, del egoísmo y de la vanidad, se volvieron tiranos de sus padres, esclavizándolos a sus caprichos y pagando con la ingratitud el dolor y la ternura, el celo paternos. De regreso a la Pátria Espiritual ( al desencarnar), al despertarles la conciencia y comprender la gravedad de sus faltas, pasan a trabajar para recuperar el tiempo perdido y reconciliarse con aquellos a quienes lesionaron afectivamente.
   Así, reencontraron a aquellos mismos padres a quienes no valoraron, para devolverles el afecto destruido, rescatando el cariño, el amor y la ternura de ayer. Porque la ley de Causa y Efecto, no aprovechada en la convivencia con padres amorosos y desvelados, es de  Ley Divina que retomen el contacto con ellos como hijos de otros padres, llegando a sus brazos por la vía de la adopción.
     A los padres cabe el trabajo de orientar a estos hijos y conducirlos por el camino del bien, independiente de que sean hijos consanguíneos o no. La responsabilidad de padres permanece igual, recibiendo ellos en el hogar, la bendita experiencia de la adopción, Dios señala a los cónyuges en ls que confía su capacidad de amar y enseñar, perdonar y auxiliar a los compañeros que retornan para valorar hoy el desvelo y atención que ayer no supieron tener. Traen en el corazón desequilibrios de otros tiempos o arrepentimiento doloroso para la solución de los cuales, pueden, al reencarnar, necesitar la ayuda de aquellos que los acogen, no como hijos del cuerpo, sino como hijos del corazón. Allan Kardec, elucida: " No son los de la consanguinidad los verdaderos lazos de familia, sino los de la simpatía y comunión de ideas".
   ¿ DEBEMOS ESCONDER QUE SON ADOPTIVOS ?. Uno de los mayores errores que algunos padres adoptivos cometen es el de esconder la verdad a sus hijos. Es importante, desde temprano, no esconder la verdad. A veces, lo hacen por amor, ya que los consideran totalmente como hijos; otros lo hacen por miedo a perder el efecto y el cariño de ellos, Cuando los hijos adoptivos crecen, aprendiendo en el hogar, valores morales elevados, se sienten más amados por entender que lo son, no por haber nacido de sus padres, pero sin frutos de afecto sincero y real, y pasan a entender que son hijos queridos del corazón. Revelarles la verdad, solamente en la edad adulta, es destruirles todas las alegrías vividas y alterarles la condición de hijos queridos en huérfanos asilados a modo de pena y de compasión. No debemos traumatizarlos, librándoles del riesgo de perder hoy la oportunidad de aprendizaje.
      André Luiz nos aclara en cuanto a este peligro: " Los Hijos adoptivos, cuando crecen ignorando la verdad, acostumbran a traer enormes complicaciones, principalmente cuando oyen esclarecimientos de otras personas". Idénticamente a lo que ocurre en relación a nuestros hijos bilógicos, buscar el diálogo franco y sincero, con base en el respeto mutuo, bajo la luz de la orientación cristiana de conducta.
      Padres que conversan con los hijos, fortalecen los lazos afectivos, haciend de la cuestión de la adopción, cosa secundaria. Recibiendo en nuestra jornada terrena la oportunidad de tener en nuestro hogar un hijo adoptivo, guardemos en el corazón la certeza de que Jesús nos está confiando la responsabilidad sagrada de superar el propio orgullo y vanidad, amando verdaderamente y desinteresadamente a la criatura de Dios, confiada en el trabajo de educación y amparo. Y, ayudando a superar sus propios males, mañana podrá retornar al seno de aquellos que lo aman, en la posición de hijo legítimo.
Revista virtual Verdad y Luz

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...Enfrenta cada nuevo día con una dis­posición saludable, sabiéndote útil en la obra de Dios, que te concede ilimitados recursos para el triunfo, a tu alcance, siempre que te liberes de esa postura enferma a la que le das el nombre de cansancio. 
- Juana de Ángelis-

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                 Exhortación al Amor 


Mensaje del Dr. Bezerra de Menezes, por la psicofonía del Médium Divaldo Franco en el cierre de la conferencia proferida el 27 de Septiembre de 2015, en la Institución Asistencial y Educacional Amélia Rodrigues, en Santo André, SP. 

Todos vosotros, que tenéis la honra de conocer el Evangelio de Jesús, parad por un momento y reflexionad. La vida tiene un sentido ético-moral de profundidad. El fenómeno vegetativo pertenece a la organización material. 
Somos seres inmortales, incluso cuando la desencarnación posterga el momento de la llegada, anuncia que después vendrá más, y arrebatándonos para el país de la conciencia libre, ese ser angélico que es la muerte libertadora, hará que, en el examen de conciencia repasemos nuestros actos pasados en una maravillosa manifestación de recuerdos que nos darán la plenitud o el tormento. 

¡Hijos del alma! Tenéis conocimiento de los valores de la vida. 
No os encontráis en el planeta terrestre por capricho del acaso, sino, gracias a una Causa consciente, que es la Divinidad, y os creó para la gloria estelar. 
Si camináis por las intransitables estradas del mundo bajo lluvias de dolores bendecidlas; si marcháis sobre pedruscos y tenéis los pies acribillados de espinos, bendecid el dolor, agradeced a Dios la dádiva de la purificación espiritual. Nascisteis para la gloria de vuestra existencia. 

Amad cuanto podáis, amad un grano de arena que puede reflejar una estrella o la luna en gran plenilunio; servid, porque el servicio es característica de la inteligencia, desde los fenómenos más primarios de la domesticación hasta los más sublimes de la integración de la criatura con el Creador. 

El servicio es la paz de Dios dislocándose, desdoblándose para el reino de los Cielos. Id hacia vuestros hogares y llevad la certeza de que vuestra vida debe experimentar ese profundo cambio hacia el amor, hacia la verdad, hacia la Vida en sí misma. 

En nombre de vuestros Espíritus guías y de las Entidades venerables que aquí están con nosotros, de los Espíritus espíritas, rogamos a Dios que os bendiga, que nos proteja, con los mejores deseos de ternura y paz. 

Del servidor humildísimo y paternal de siempre, 
Bezerra de Menezes.
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    LA RESURRECCIÓN EN LA HISTORIA 

· J. Herculano Pires (Hermano Saulo) 

La resurrección personal de Jesús se desdobla en varios aspectos históricos. En lo tocante a su carácter personal, ella no tiene el sentido de privilegio divino que generalmente le dan. Fue esa interpretación errónea la que lo coloco en el plano de leyenda, incluyéndola en el cuadro mitológico de las resurrecciones de los antiguos dioses, de que es ejemplo la de Osiris, tantas veces citada contra la tesis cristiana. El Apóstol Pablo se incumbió de esclarecer, en su Epístola a los Corintios, que la resurrección de Jesús se asemeja a la de todos nosotros. Corresponde, pues, a una ley natural, que el apóstol define así: “Se entierra el cuerpo del animal, nace el cuerpo espiritual”. La posición de Pablo en el asunto es de meridiana claridad. 
Siendo un hecho natural, ocurrido con una persona histórica, es evidente que esa resurrección no es legendaria, más si histórica. Las investigaciones espiritas y metapsíquicas comprueban de manera abundante en nuestra era científica la realidad de la resurrección. Actualmente las investigaciones parapsicológicas refrendan esa prueba y las pesquisas de la física, en el campo de la antimateria, acaban de comprobarla con el sorprendente descubrimiento del cuerpo bioplasmatico del hombre, que sobrevive a la muerte del cuerpo material. (Véase Psychic Siscoveries Behind the Iron Curtin, de Sheila Ostrander e Lynn Schroeder, Bantam Books, N.Y., 1971) 
Más el hecho histórico personal se prolonga en dimensiones culturales, con el advenimiento de la civilización cristiana, y se repite con la resurrección del propio cristianismo, después de las deformaciones teológicas, en el advenimiento del espiritismo. El poeta Maciel Monteiro nos muestra, en su alejandrino, una nueva dimensión del hecho: la resurrección histórica de la idea del Reino de Dios, que se caracteriza en la preparación de los nuevos tiempos, a través de los artífices y héroes del movimiento cristiano renovador. 
El soneto es un silogismo poético, es una forma de síntesis. El lector atento puede acompañar el racionamiento del poeta analizando sus versos. Quien queda apenas en el impacto emocional de las figuras poéticas, envuelto en la música de palabras y en el compas de la rimas, no profundizara en su mensaje, en su sustancia. Estas anotaciones no son marginales a la estructura del soneto, es una tentativa de interpretación de su soneto. 
Artículo publicado originalmente en la columna dominical “Chico Xavier pide licencia” del jornal Diario de S, Paulo.
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