miércoles, 3 de agosto de 2016

REFLEJOS DEL PASADO EN LA PERSONALIDAD

        

                                   

          REFLEJOS DEL PASADO EN LA 

                     PERSONALIDAD 


La infancia se caracteriza, según la psicología tradicional, por el egocentrismo, el niño, todavía, amoral y, a veces cruel, exige ser amado, protegido, pasando posteriormente, a una posición oblativa, cuando le surgen los deseos y las aptitudes para amar, para ofrecer, para servir, iniciándose el periodo de la madurez del área de la afectividad. En consecuencia, el niño por falta de raciocinio y de reflexión, vive el presente, no teniendo una visión, sino muy incompleta e incluso fragmentada, de las realidades, del tiempo y espacio. El adulto, en razón de las necesidades que identifica, de la escala de valores de la vida que pasa a nortearle la existencia y del instinto de preservación de si mismo, se dispone a vivir el futuro. 

Organiza tareas, programa actividades teniendo en cuenta el mañana, cuando espera proseguir disfrutando los bienes y las realizaciones logrados. La persona de edad avanzada, cree que el futuro perdió todo sentido, por la falta de tiempo que la vida tal vez no le faculte, se apega al pasado, viviendo recuerdos y remonta a los mismos con cualquier pretexto. 

Muchas veces el niño, no pudiendo superar algún hecho que lo asusta y no encontrando apoyo emocional para hacer desaparecer el incidente, genera un bloqueo como trauma que le impide el desarrollo y la transposición de una fase para otra, llegando al periodo adulto, retenido en una etapa de infantilismo. Esto explica las reacciones de la falta de madurez de muchas personas ante las coyunturas y las circunstancias más variadas de la vida. En razón de tal estado, se revelan inseguras y egocéntricas, poseen frágil estructura moral y no demuestran sentido del equilibrio, difícilmente asumiendo e incumbiéndose de responsabilidades, presentando gran inestabilidad en las decisiones y una terrible incapacidad de donar sin recibir; de auxiliar sin obtener gratificación de cualquier naturaleza, sus actitudes son ilógicas, destituidas de crítico discernimiento. Como consecuencia tienen la forma y las fuerzas de adultos, y ejercen funciones y desarrollan programas pertinentes a la edad de la infancia. Porque son dicotómicos- una apariencia física adulta y una psiquis infantil – se vuelven peligrosos a causa de sus imprevisibles reacciones ante los hechos que les sorprenden o promueven. 

Desde el punto de vista espiritual, se trata de criaturas jóvenes en la responsabilidad, desacostumbradas a los compromisos superiores, cuyas experiencias se desarrollan en el campo de superficialidad e intereses personales, sin mayores adquisiciones morales. A ello se suma la interferencia psíquica de los Espíritus afines, la de los adversarios de la retaguardia que les llevan a estados de grave apatía, al desinterés por los valores ennoblecedores y, por ser maleables a las inducciones perniciosas se transforman en instrumentos de perturbación y delincuencia. 

Para el bien de la comunidad y de ellos mismos, compete a los adultos hacer un examen de si mismos, un auto análisis de sus actitudes, una evaluación periódica del comportamiento empeñando esfuerzos para educarse o reeducarse en el campo emocional o en el sector del comportamiento, en el cual sea necesario. De esta forma, mediante la disciplina de la voluntad, ejercicio mental correcto en torno a los ideales relevantes y de los pensamientos ennoblecidos, se les tornan más duraderos los impulsos para el equilibrio que se estructurará a lo largo del tiempo en actividades constructivas; evitándose perjuicios sociales expresivos, numerosos disturbios psicológicos y de comportamiento y serán interrumpidos graves connubios obsesivos de largo curso… 

La madurez psicológica del hombre lo lleva a una actitud dinámica, en la que busca desarrollarse cada vez más, ofreciendo posibilidades de realizar una situación armónica entre el, la sociedad y el ambiente en el cual se encuentra situado. Esta conducta es obtenida a través de las reencarnaciones, como resultado de las vivencias y aprendizajes que despiertan la conciencia en el ser, que abre las posibilidades hacia más allá del pensamiento – la franja de la intuición. 

Todo factor, oculto u olvidado, de un trauma, mientras no sea liberado prosigue como bloqueo, impidiendo la renovación del campo en el que se instala. La concienciación de cualquier hecho es indispensable para una legítima evaluación de resultados con el competente interés por perfeccionar la realización, corrigiendo el acto, por la reeducación y nuevos intentos de reparación. 

Las personas cuando caen en errores y cuando son descubiertas, acostumbran a justificarse con el desconocimiento de los factores que las llevaron a los engaños, produciéndose el recuerdo de los fracasos, al otro lado; y contentándose igualmente con el parcial olvido cuando al volver al cuerpo, siempre quedan reminiscencias que afloran, en los momentos propios; luces rojas en la mente como advertencias inconscientes ante nuevas decisiones como advertencias inconscientes ante nuevas decisiones precipitadas que llevan al caos; recelos de perjudicar a los otros, dando surgimiento a responsabilidades y conciencia de justicia… 

Las reacciones de enfado y resentimiento, de amargura y de cólera dimanan del temperamento apasionado y caprichoso de quien se acostumbró a la usurpación sin admitir reproches, al abuso de la posición sin dar lugar a advertencias y de la arrogancia que no permite amonestación. El dolor, se encargará de cincelar las aristas y someterle la cerviz mediante los limites orgánicos y las resistencias debilitadas, junto a los continuos conflictos en la afectividad y en las relaciones de emulación, resucitando las viejas pasiones. 

Todos conducimos, inevitablemente, las propias experiencias. Ignorarlas, no significa haberlas superado. La deuda olvidada, por mejor que sea la intención del comprometido, permanece aguardando liquidación. Las muestras, como las de nuestros afectos, resurgen por el camino con las disposiciones que les establecemos o motivamos. 

Nadie camina desacompañado de compañeros, amores o enemigos… 

Renacimiento en el cuerpo es dieta para la evolución con los ingredientes necesarios para la salud moral y espiritual de cada cual. 

Trabajo realizado por Merchita 
Extraído del libro “Cuadros de la Obsesión” de Divaldo Pereira Franco

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                                                LOS MÉDIUMS

Todos los hombres son médiums; todos tienen un Espíritu que les dirige hacia el bien cuando saben escucharle. Que unos se comuniquen directamente con él por una
mediumnidad particular, que otros no le oigan sino por la voz del corazón y de la
inteligencia, poco importa, no por esto deja de ser el Espíritu familiar que les aconseja.

Llamadle espíritu, razón, inteligencia, siempre es una voz que responde a vuestra alma y
os dicta buenas palabras; sino que vosotros no las comprendéis siempre. No todos
saben obrar según los consejos de la razón, no de esta razón que se arrastra y humilla
más bien que marcha, de esta razón que se pierde en medio de los intereses materiales y
groseros, sino de la razón que eleva al hombre sobre sí mismo, que le transporta hacia
las regiones desconocidas; llama sagrada que inspira al artista y al poeta, pensamiento
divino que eleva al filósofo, fervor que arrastra a los individuos y a los pueblos, razón
que el vulgo no puede comprender, pero que eleva al hombre y le acerca a Dios, más que
a ninguna otra criatura, entendimiento que sabe conducirle de lo conocido a lo desconocido y le hace ejecutar las cosas mas sublimes. Escuchad, pues, a esta voz interior a este buen genio que os habla sin cesar, y llegaréis progressivamente a oír vuestro ángel guardián que os tiende la mano desde lo alto de los cielos; lo repito, la voz íntima que habla al corazón es la de los buenos Espíritus, y bajo este punto de vista todos los hombres son médiums.

EL LIBRO DE LOS MEDIUMS 
ALLAN KARDEC.

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VALORANDO LA VIDA

Muchas son las mujeres que se llenan de tristeza, cuando  se enteran que no podrán ser madres. Las causas de esa esterilidad son muy variadas, lo que sí es verdad, es que hace muchos estragos en la pareja.
La maternidad se subalterniza a factores que no pueden ser defraudados. 
El hombre inescrupuloso, el padre irresponsable que fecunda y abandona, no escapará  a la conciencia ni huirá de la Divina Vigilancia.  Nadie defrauda los dones de la vida sin verse obligado a una penosa rehabilitación.
El justificativo de que la mujer abandonada deba cargar a solas el peso del hijo, no es lo correcto.  El dilapidador de su esperanza, de su paz, no conseguirá huir  de la Justicia de Dios.  Tampoco ella podrá huir, si cae en el crimen.
Muchas de las madres que abortan, caen en la cárcel de los remordimientos y amarguras al despertar de la conciencia. La maternidad frustrada suele provocar mucho dolor.
La vida  es patrimonio del Señor que la dirige. Los pronósticos humanos, siempre susceptibles de fallas, no logran retratar con fidelidad las directrices del futuro.
“Los cuadros expiatorios cambian frecuentemente, alterando la planificación de los destinos.
El rio de la vida fluye incesantemente.  Los afectos, las simpatías, así como las antipatías y las animosidades proceden  del pasado espiritual de los seres. La Psicología se enriquece a la luz de la reencarnación, solucionando innumerables   de sus incontables enigmas.  Hay encuentros de seres en la Tierra que, indudablemente, son reencuentros, buenos o malos, felices o funestos…
La reencarnación es el nuevo Edipo descifrando las esfinges de la existencia planetaria. Todos los misterios se diluyen y se caracterizan las legítimas fases del mecanismo de la vida.
Todos estamos destinados a la sublime Luz. La vida es el más precioso tesoro que se conoce. No siendo el hombre su autor, no le compete interrumpirla a su gusto.
La mayoría de los Espíritus que van a  reencarnar, al ser expulsados del cuerpo fetal, se adhieren a las madres ingratas, produciéndoles varios disturbios, algunos de ellos conducen a desencarnaciones dolorosas, esperándolas después del desenlace.
Son penosas e innecesarias tragedias que se transfieren  más allá de la tumba por la desidia  y negligencia a las que se entregan las extraviadas mujeres, que abortan.
Los ojos del mundo no soportarían contemplar las escenas que se desarrolla  después de la muerte física , entre aquellos que se tornan cómplices con el crimen y son esperados por la victima  que les suplicaron la bendición del cuerpo para evolucionar, amar, liberarse del sufrimiento y que les ha sido negada la oportunidad, siendo destruidos violentamente. Enloquecidos por el odio que los domina, se transforman en verdugos implacables en lazados  en el horror  en el que permanecen, hasta que la excelsa misericordia de Dios los trae  nuevamente al abismo humano portando anomalías chocantes que les exigen interdependencias.
La vida, en las vueltas que da, siempre  lleva al hombre a antiguos lugares por donde paso sin tino, a fin de que rehaga el camino.
Las criaturas no elaboran la vida; actúan como co-creadores en la Obra de Nuestro Padre. Asumir el compromiso de interceptar, interrumpir, destruir  lo que no se puede hacer o rectificar, es grave  y pesado delito. Nadie se puede erigir en árbitro de la existencia, diciendo quien debe o no vivir, proseguir o iniciar el compromiso carnal. Carece de las condiciones  mínimas exigibles  para efectuar un análisis profundo, ante la acción abortiva o la decisión eutanasia. Empeñar todos los recursos hasta el final a fin de preservar, asistir, conceder medios para la vida, es un deber impostergable de todos, y mucho más de aquellos que se comprometen  a través del sacerdocio médico a ejecutar el arte de curar.
La criatura humana se arroja espontáneamente a los abismos del crimen y salen de ellos sometidos  a otros delitos más perturbadores. En la alucinación de la voluptuosidad que produce el placer, no se detiene  ante la acción tenebrosa. Consumada la satisfacción desastrosa y consciente del desenlace no deseado, todos hacen para ocultar los resultados mediante un engaño peor, aprisionándose en el más desdichado cautiverio moral.
   “Vivir es un premio divino que ninguna persona puede desconsiderar impunemente. Aun cuando las circunstancias se presenten adversas y la criatura  sufra continuos reveses, la vida es una bendición. Razones poderosas así determinan que ocurra. Si la piedad  pretende colaborar, que haga uso de los recursos que mantienen  la existencia,  no de aquellos que la interrumpan.
La actitud acertada surge de la confianza inalterable en Dios, que todo lo provee, haciendo lo que nos cabe realizar, de la mejor manera posible. Aunque no debemos olvidar  que la enfermedad y el dolor son también terapias de salvación.
Una enfermedad física grave salva al hombre de una gran desdicha moral. Un drama del sentimiento que hiere  y parece impropio, cuando es bien recibido, altera el pronóstico de un desastre físico que arrebataría la vida física.
En la pauta de las Leyes Divinas que se aplican  en todo momento, hay recursos superiores.
El Cristianismo, frente a la realidad, es la doctrina del hombre en coloquio permanente con Jesús; de la criatura con el Creador en constante comunión;  de un ser con otro en fraternal solidaridad de auxilio amoroso.
La liberación total de los tóxicos absorbidos es lenta, la libertad, en cualquier circunstancia, impone un pesado tributo para la propia auto liberación.  Pidamos al Padre fuerzas  para que nos podamos desembarazar  de los compromisos, permaneciendo  a Su disposición, dóciles y humildes.
Los que hemos oído y recibido la Revelación, poseemos una significativa responsabilidad de la que no podemos evadirnos.
La vida es una inversión sagrada de la Divinidad.
Evolucionar, es su menester sin termino.
Merchita
EXTRAIDO DEL LIBRO: “Del Abismo a las Estrellas” de Divaldo Pereira Franco

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   JUVENTUD DIVINO TESORO 

Mercedes  Cruz Reyes

El equipo familiar en el mundo no siempre es un jardín de flores. A veces, es una espina de preocupaciones y de angustias, reclamando sacrificios. Aunque se necesite firmeza en las actitudes para la temperancia de la afectividad que es propia a los padres, jamás conseguirán  sanar las heridas del ambiente particular con el látigo de la violencia o con el emplasto de la dejadez.

Los hijos son las obras preciosas que el Señor confía a todos los padres, solicitándoles cooperación amorosa y eficiente. Criar  y educar a los hijos no es tarea fácil. La mayoría de los padres viven desviados, sea en los excesos de ternura o en la demasía de la exigencias, más a la luz del Evangelio caminaran todos rumbo al progreso, comprendiendo que, para ser padre o madre son necesarios profundos dotes de amor, al frente  de esas cualidades  debe brillar el divino don del equilibrio.
En la actualidad es muy grande la preocupación de los padres y profesores por las dificultades que se enfrentan, a diario, a la hora de criar a los hijos o impartir educación a sus alumnos.  Existen relatos e historias de experiencias con hijos o alumnos “difíciles”. Jóvenes que  prefieren un estilo diferentes para expresar sus ideas, sentimientos  o llevar a cabo sus planes.
La realidad, es que el estilo de vida, ha cambiado en la actualidad, es muy diferente a como se vivía en la antigüedad.
Reflexionando acerca de los jóvenes, vemos que ellos agregan a las tendencias del pasado las experiencias adquiridas recientemente.
Con excepción de los que renacieron sometidos a la observación de la patología mental, todos han venido de la etapa infantil para dar cumplimiento a un noble destino.
¡Todos, sufren ansiedades y flagelaciones antes de afirmarse en el puerto seguro del deber a cumplir!...
Incuestionablemente, es preciso apoyarlos todo cuanto nos sea posible. Comprendiendo, sin embargo, de que ampararlos no será trazarles la obligación  de copiarnos los tipos de felicidad o de vivencia.
Cuando Jesús nos recomendó no despreciar  a los pequeñitos, esperaba de nosotros  no solamente medidas providenciales  alusivas  al pan, y a la vestimenta. No basta alimentar el cuerpo, es imprescindible  el abrigo moral que asegure al espíritu renacido el clima de trabajo necesario  para su sublimación.
“Muchos jóvenes son víctimas del empobrecimiento y de la marginación social, de la falta de empleo, de una educación que no responde a las exigencias de la vida, del narcotráfico, de la guerrilla, de las pandillas, de la prostitución, del alcoholismo, de abusos sexuales”. Muchos jóvenes viven adormecidos por la propaganda de los medios de comunicación social y además por imposiciones culturales y por el pragmatismo inmediatista que ha generado nuevos problemas en la moderación efectiva de los adolescentes y jóvenes.
La juventud de hoy debe hacer un alto y reflexionar.
Quizás a tu alrededor tienes a jóvenes  difíciles para dirigirlos convenientemente en la vida.
No nos compete el derecho de abandonarlos  a si mismos cuando aun son inexpertos, eso está claro. Mientras tanto, eso no significa que debamos destruirles la vocación, frustrándoles la autenticidad en que se les caracteriza la existencia.
Soñaremos para nuestros hijos, en el mundo, envidiable destaque en las profesiones liberales,  con primorosas titulaciones académicas, más es probable que haya renacido entre nosotros para servicios de la gleba, aspirando a adquirir duros  callos en las manos, a fin de realizarse en la elevación que demandan.
Otras veces ideamos para ellos la formación del hogar  en el que nos premien el ansia de poseer respetables descendientes. No en tanto, es posible que estén con nosotros para largas experiencias en condiciones de celibato, cargando problemas y pruebas que les dicen respecto  al mejoramiento espiritual.
Algunas veces gritamos furiosos contra ellos, exigiendo nos adopten el modo de ser.  Frecuentemente, sin embargo, si eso acontece, acabamos por perderlos en manos  que les trastornan  los sentimientos  o les amargan la vida, cuando no los empujamos, inconscientemente, para el infierno de los tóxicos o para los despeñaderos del desequilibrio metal con los que se matriculan en los hospitales psiquiátricos.
Compadécete de los hijos que parezcan diferentes a ti.
Acéptalos como son y auxílialos a cada uno de ellos en la integración con el trabajo el que se hagan dignos de la vida que vinieron a vivir.
Ampáralos sin imposición y sin violencia.
Antes de surgir ante ti como hijos de tu amor, son hijos de Dios, cuyo amor infinito vela en nosotros y por nosotros.
Aun  cuando evidencien características inquietantes, bendícelos y oriéntalos, cuanto te sea posible, a fin de que se mantengan  como estilos vivos del trabajo para el bien en lo que se llama el bien común.
Y  aun cuando no puedan compartir  el techo y se aparten de tu compañía, con el  pretexto de su independencia, bendícelos  comprendiendo que todos nosotros, desde que nos vinculamos al orden y al trabajo en el deber que nos compete, y  sin perjudicar a nadie, disfrutamos por ley divina el privilegio de descubrir cual es para nosotros el mejor camino a seguir y servir, vivir y sobrevivir.

El respetable cuadro que traen de las Esferas Superiores, se revela a través de sentimientos en forma de entusiasmo y sueños juveniles y se confunden  con las deformaciones de la realidad terrestre que aguarda en ellos la redención que aportará el futuro.
Muchos abandonan la niñez mutilados moralmente por las manos mercenarias a las que fueron confiados desde la cuna; otros en cambio despiertan en el laberinto de los ejemplos lamentables,  provenientes de aquellos de quienes esperaban recibir las orientaciones para la superación interior.
Muchos son arrojados a los problemas de la orfandad cuando más necesitan el apoyo amistoso, otros andan por el mundo como aves cuyo nido fue destrozado, abandonado sin rumbo en la tempestad de las pasiones inferiores.
Muchos en rebeldía por el lodo arrojado en sus esperanzas, descienden a los más sombríos cenagales del crimen, mientras que otros artos de miseria se refugian  en prostíbulos dorados para concluir sus días en la condición de náufragos de la noche.
Se les reclama el porvenir, pero se les arruina el presente.
Se les adorna el aspecto, pero se les pervierte la conciencia.
Se les enseña el verbo refinado de la cultura académica pero en la intimidad se les comunica la palabra degradada del lenguaje vulgar.
Se exalta para ellos el ideal de la belleza de la virtud y se ríen de ellos  cada vez que demuestran que no son modelos perfectos de la animalidad inferior.
Les hablamos de la glorificación del carácter pero atormentamos su alma  en el delirio del alcohol o en la frustración de los estupefacientes.
Les suministramos abandono y criticamos su conducta.
No debemos condenar a los jóvenes cuando notemos que han caído en la demencia  o en la inconsecuencia.
Cada niño o adolescente constituye en el mundo un proyecto de la Sabiduría Divina al servicio de la humanidad, y cada niño o adolescente desviado es un proyecto de la Sabiduría Divina al que la humanidad ha corrompido o menospreciado.
Recibamos a los jóvenes  de todas las condiciones como a nuestros propios hijos y procuremos con todas nuestras fuerzas estimular en ellos el amor al trabajo y a la iniciativa de la educación.
Ellos que inician la lucha, necesitan, que los “comprendan y que velen por ellos” con el fin de que sepamos sembrar y construir, porque en todas las épocas, cuando se desampara a la juventud la vida se extingue.
La etapa de la juventud está cargada de interrogantes vitales y presenta el desafío de tener un proyecto de vida, personal y comunitaria. Un proyecto que dé sentido a su vida; que no la deje caer en un valor existencial, sino que le permita lograr a plenitud su realización como persona. La juventud cuestiona todo, tiene un espíritu de riesgo, de valentía y una capacidad creativa para responder a los cambios y exigencias del mundo en que vive.
Ella aspira a mejorar siempre como signo de esperanza, gozo y felicidad. Además, es muy sensible a los problemas sociales y exige autenticidad y veracidad. Rechaza con rebeldía una sociedad invadida por la hipocresía y los antivalores. Pero con sentimientos de dolor, podemos afirmar que nuestra sociedad actual está muy lejos de ser la sociedad en que tienen derecho a vivir él y la joven de hoy. Actualmente, son muchos los y las jóvenes que son víctima de:
Un empobrecimiento y marginación social producto de la gran injusticia social. Un rechazo ante sus conductas, motivadas quizás por los traumas psicológicos de ser hijos e hijas cínicos, mimados, consentidos; de padres y madres divorciados de un hogar donde no se dialoga, comprende, ama...
Un sistema educativo que no responde a sus inquietudes ni llena sus expectativas.
Un estado que no proporciona estabilidad, seguridad e incentivo para el futuro; con salarios bajos, sin posibilidad para ejercer su profesión u oficio.
Un adormecimiento por la propaganda de los medios de comunicación que lo alienan con imposiciones culturales y con el pragmatismo, generando así nuevos problemas en su moderación psicológica y afectiva.
Una carencia de entusiasmo y amor por los grandes ideales de vida, de la patria, sus estudios...
Una sociedad que les propone la riqueza, el poder y el placer como el camino mejor para “Vivir la Vida”
Un narcotráfico y corrupción descarados. Unas guerrillas crueles.
La propaganda falaz que promueve la prostitución, el aborto, el alcohol, el consumismo...  como productos de la época, del avance y la civilización.
Una música que aturde, excita y atolondra la mente.
La Juventud tiene derecho a vivir en otra sociedad donde:
La Familia: juegue su verdadero papel y en ella se ame, se corrija, se dialogue. Se aprendan los verdaderos valores. Donde haya un lugar de encuentro, de búsqueda, de soluciones, no de conflictos, donde vivir en armonía, con fidelidad, amor, tolerancia y comprensión.
El Estado: asuma su rol y ofrezca una educación basada en los derechos que señala el código de protección al niño; niña y adolescente que dice: “Todos los niños(as) y adolescentes, tienen derecho a la educación, encaminada al sano desarrollo de su persona, a fin de que puedan prepararse para ejercer plenamente sus derechos ciudadanos y por eso deben tener: Igualdad, Enseñanza Primaria, Acceso gratuito a Escuelas Públicas.”
Además el estado debe dar a la juventud oportunidades para que se pueda realizar profesionalmente. Se debe crear un clima en el cual la juventud pueda adquirir un sentido crítico de la vida en la práctica de la justicia, la democracia, la paz, la igualdad social y vivir teniendo la seguridad personal sin violencia, ni drogas, ni prostitución.....
La Sociedad debe ofrecer  a los jóvenes la oportunidad de ser hombres y mujeres responsables, creativas, participativas, activas en las estructuras culturales, políticas, educativas, familiares para ser así protagonistas de su propio presente y futuro ejerciendo sus derechos y deberes.
En fin, los jóvenes de hoy tienen derecho a una sociedad en la que puedan realmente vivir y desarrollarse con dignidad como lo que son: Hijos e Hijas de Dios.
Para que los jóvenes se realicen como personas en todos los niveles, tienen que crecer y desarrollarse, no estancarse. Son diversas las áreas en las que, como personas, tienen que crecer para lograr un desarrollo integral y armónico.
Es decir, tener capacidad para adaptar su propia vida; lo que es, lo que tienes. Saberse y sentirse digno del lugar y las personas con que le ha tocado convivir. Así como poder tener relaciones con los demás, armónicas, amables, respetuosas. Han de e iniciar una búsqueda sincera de la verdad, la libertad y el gusto por los valores auténticos. Ir creando un juicio crítico frente a los acontecimientos, con equilibrio e imparcialidad. Lograr tener un espíritu de diálogo de comprensión, compromiso, que lo lleve a asumir responsabilidades familiares, sociales, políticas y trabajar por la paz y la justicia. Sentir la necesidad de prepararse, intelectual y espiritualmente; detener el deseo de superarse, de ser alguien y no algo. Apreciar y valorar su patria y todo lo que ella es y tiene.
En el  área Intelectual; en la que se tiene deber de: Aprovechar las oportunidades que le brinda la familia o el estado para estudiar y tomar sus estudios con responsabilidad perseverancia y amor. Proponerse lograr una profesión u oficio que ofrezca beneficio para sí mismos, la familia y el estado. Ser también agentes multiplicadores de sus conocimientos para que otros(as) aprendan, se capaciten y sean útiles. Tener interés de seguir siempre perfeccionando sus estudios y capacitándose día a día; recordando que siempre es posible aprender algo, no importa la edad.

Todos los jóvenes precisan del amparo de los padres, sin embargo en la adolescencia, en general, la rebeldía de los hijos es inevitable. Una tradición de severidad paterna, pautada  por el autoritarismo político o religioso, dio a los padres el concepto erróneo de que deben sujetar a los hijos – y particularmente a los jóvenes – a sus principios y maneras de ser. Más los jóvenes traen su propia personalidad o su propio camino en la vida, y justamente en esa fase de la adolescencia están afirmando su “yo” ante el mundo.
Es conocido el problema de la “crisis en la adolescencia”, sobre la cual Maurice Debesse escribió uno de sus libros más bellos y profundos. Más es en René Hubert, en el capítulo sobre “Psicología de la juventud”, de su Pedagogía general, donde encontramos mayor sintonía con los principios espiritas. Psicólogos y Pedagogos conocen bien ese problema  que responde por el llamado “conflicto de las generaciones” Emmanuel nos da su llave al recordar que cada espíritu ya trae para la Tierra su prueba  y su camino de servicio, escogidos libremente en la vida espiritual según sus necesidades de evolución y mejoramiento.
 El amparo de los padres no puede ser dado por medio de imposición y autoritarismo, bajo pena de dejar de ser amparo para transformarse en tiranía. Si el “conflicto de generaciones” siempre existió en el mundo, ahora se muestra más violento porque el tiempo de la tiranía  está finalizando porque la era de la transición en que vivimos acentúa en los jóvenes las ansias del futuro. Los padres solo podrán ampararlos  si tuvieran amor suficiente para comprenderlos y ayudarlos sin exigencias. Esta es también una hora de aprendizaje para los padres. Y solo el amor verdadero por los hijos puede socorrerlos.
El joven de hoy es el hombre de mañana. Los tiempos cambian y no podemos querer sujetarlos a nuestro modelo. Cualquier coacción paterna solo podrá apartarlos de casa y de la familia, lanzándolos a medios y compañías peligrosos. La verdadera educación es  el equilibrio entre el amor y la comprensión. La energía paterna  y la disciplina  filial brotan naturalmente  entre esos dos márgenes, fluyendo como las aguas de una fuente en el paisaje de la vida.
La política que mejor conviene  a los padres de adolescentes, si desean captar la estima, el respeto  y la obediencia, consiste en procurar comprenderlos, ayudándoles a vencer las dificultades inherentes a esa etapa de su crecimiento, en usar de infinita paciencia con ellos y ser condescendientes con las cosas secundarias, reservando las exigencias  apenas a aquello que sea esencial para su buena formación intelectual, moral y espiritual
“Invóquese el auxilio de religiosos, profesores, filósofos y psicólogos, a fin de que la excesiva agresividad filial no alcance la línea  de la perversidad o de la delincuencia para con los padres y tampoco que la excesiva autoridad de los padres violente  los hijos, en  nombre de extemporánea o cruel desvinculación. Padres e hijos son, originalmente, conciencias libres, hijos de Dios empeñados en el mundo a la obra de auto-burilamiento, rescate de débitos, reajuste, evolución.

 Trabajo extraído del libro “Religión de los Espíritus” y de “Vida y Sexo” de Chico Xavier, de mensajes para la juventud de Emmanuel

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¿Por qué se ocultan las evidencias  de que  los espíritus 

existen y se  manifiestan  ?


     Tal vez sea porque las religiones dogmáticas han visto en ello un peligro para el sostenimiento de sus dogmas religiosos, o  porque la ciencia materialista y  atea,  ha creído  ver en peligro sus  postulados  científicos  y se ha empeñado en cerrar los ojos del conocimiento a otras realidades que existan fuera del ámbito material.
           Para las religiones, de las que  hablaremos en otra ocasión,  existe el alma humana y preconizan la existencia de un dios siempre extraño a la razón  que  choca muchas veces frontalmente con la fe.  Para ellas ninguna evidencia  supone el  fenómeno que no se produzca en el seno de las mismas o que pueda atentar contra algún concepto dogmático  establecido, o  bien niegan su existencia, o si reconocen la misma, enseguida las apartan  y condenan, tratándolas como  alucinaciones o  bajo    amenazas de    condenación eterna  o de desgracias   con   la alegación  de que se trata de intervenciones demoniacas.
 Para la Ciencia oficialmente  agnóstica, en  parte  gracias
 a las religiones   dogmáticas, las  manifestaciones  espirituales
son ignoradas  a propósito y a veces hasta ridiculizadas, porque para ella todo fenómeno  que no se  pueda someter a las                   Emanación  ectoplásmica  / pruebas físicas o químicas de laboratorio, una de dos :o no 
                                   existe o si existe es causado por alguna mente humana anormal, capaz de provocarlo .                               
                                                           
          También es de señalar, que  muchos prestidigitadores  e ilusionistas, a veces han reproducido para sus espectáculos,  fenómenos que han hecho aparecer como auténticos, pero siempre bajo el mérito de no engañar a nadie cuando advierten que se trata de trucos   ingeniosos que reproducen  con éxito, acompañados de una adecuada escenografía, con lo que  mucha gente ha creído que los fenómenos espíritas siempre fueron trucos. Este es solamente uno de los muchos “velos de Isis” que han ocultado la realidad.
        Por otra parte los científicos, que alguna vez han  sido testigos y han investigado después y  confirmado seriamente alguna evidencia de estas realidades  por el método que haya sido, tienen normalmente mucho cuidado,temiendo sobre todo por su prestigio personal y social, por  silenciar este dato  poco conveniente para su imagen y manteniendo a la opinión pública  dentro de los credos  y corrientes  materialistas  socialmente  establecidos  porque a ellos les conviene.
             No les culpo de su falta de heroicidad, sino por su comodismo  al dejarse llevar por la corriente materialista imperante, y  por su conformismo en la mayoría de los casos al creer que investigar esas cosas es cosa de otros y que no es un campo muy práctico de trabajar, porque se “puede perder más de lo que se puede ganar”.                                     
           En esta sociedad materialista que conforman los pueblos de la Tierra en la actualidad, no caben estos conceptos que entran en el terreno de lo trascendente, y desde hace dos siglos a esta parte, a los poderosos  que parecen mover los hilos del funcionamiento del mundo, parece que la idea del alma y de Dios les estorba como  
  si de un rival se tratase,  pues en su soberbia solo conciben que a ellos se les pueda servir y adorar finalmente como dioses supremos a los que el resto de la humanidad estará destinada a servir, y mediante su poder  económico  inmenso,desconocido  y generalmente oculto, mueven los hilos  necesarios  atrincherados en sociedades secretas en las que albergan sus planes de poder supremo, teniendo para ello a su servicio a gobernantes, científicos, magnates, etc. Tal vez estos señores del mundo todopoderosos, son ese Anticristo que se menciona en el Apocalipsis para el llamado final de los tiempos.

- Jose Luis Martín-

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