martes, 16 de agosto de 2016

ANTE EL DOLOR





         LA PSIQUIATRÍA Y LAS ECM 

(Experiencias cercanas a la muerte) 

Entienda como ocurre las Experiencias Cercanas a la Muerte. Un análisis en la visión médica y espiritual. 
Continuando el tema de la edición anterior, entrevistamos al Dr. Franklin Ribeiro para profundizarnos más en este asunto. Dr. Franklin es psiquiatra, dirigente del Grupo Espirita Hosana Krikor y miembro del Núcleo de Estudios de los Problemas Espirituales y Religiosos (NEPER), del Instituto de Psiquiatría de la USP. 
-¿Cómo puede ser analizado el cuadro psicológico de los pacientes que pasaron por las experiencias cercanas a la muerte? 
Antes de esa vivencia los pacientes temían la muerte, siendo que muchas la negaban defendiéndose como podían entrar en contacto con lo infinito. Después de la experiencia, se dieron cuenta que los momentos terminales de la existencia no son tan penosos como imaginaban ser. Existe una incomodidad en la fase pre-agónica, pero, en la transición de la vida a la muerte va habiendo una mudanza en el estado de conciencia, inicio del contacto con el otro plano de existencia y suspensión de los síntomas corporales. Conscientes de que la muerte puede ser dolorosa, pero, morir propiamente no es; los pacientes eliminan la angustia existencial generada por el miedo a la muerte y sienten que están comenzando una nueva vida. 
-¿Cómo se explica algunos síntomas y relatos en común entre las personas que pasaron por la ECM, tales como: retrospectiva de la vida como si fuese una película, túneles oscuros, presencia de amigos y familiares desencarnados, ausencia de tiempo etc.? 
En la ECM los pacientes generalmente presentan parada cardiorespiratoria, debido a alteraciones circulatorias, metabólicas, infecciosas, toxicas o neoplasticas. Sabemos que las estructuras cerebrales responsables de la memoria (hipocampo) son las ultimas en morir y, en esas áreas de memoria, podemos rápidamente recibir nuestro histórico desde el útero, pasaje por el canal del parto (túneles oscuros); encuentro con la madre fuera del útero, en la primera infancia, recuerdos afectivos profundos con amigos de la infancia, adolescentes, etc. Tales son las explicaciones de algunos neurocientíficos que intentan definir el retorno de la “conciencia” al cuerpo y la percepción de los fenómenos hipocampo, relacionados a memorias pre-regresos de forma acelerada, o al regresar. 
-¿Cómo identificar una ECM? 
Generalmente, son pacientes que pasan por la muerte clínica, necesitando medidas de reanimación cardiorrespiratoria y en cuanto son asistidos por los médicos, mantiene un nivel de conciencia (extra) fuera del cuerpo experimentando sensaciones inexpresables; por veces, oyendo la noticia dada por el médico de que está muerto, pasan rápidamente a través de una especie de túnel en dirección a una luz y se encuentran con seres que son tomados por Dios, sintiéndose seguros y felices. Pueden fluctuar en el espacio libremente, viendo el propio cuerpo en el lecho o quien este a su alrededor. A veces, ven personas conocidas o desconocidas. Tales apariciones, en general, son de personas fallecidas que viene para buscar al paciente que está a punto de morir. En ese periodo, ocurre una recapitulación rápida, pero nítida, de los detalles de su pasado individual. Pocos pacientes en sus ECM se aproximan a alguna barrera, frontera o una especie de límite, como una extensión de agua, una niebla ceniza, una puerta, una línea, una cerca en vuelta de un campo. En seguida ocurre el retorno para el cuerpo, no siempre con satisfacción. 
-¿Por qué es más común la ECM en pacientes que pasaron por el coma (natural o inducido)? 
Durante el coma o en ciertos casos de anestesia general o parada cardiorrespiratoria, ocurre el aflojamiento de los lazos que unen al espíritu al cuerpo, habiendo la proyección del cuerpo astral (desdoblamiento) que precede al desligamiento definitivo del espíritu. En general, las personas que pasaron por la ECM dicen haber cambiado sus valores de vida y creencias. 
-¿Podemos, entonces, decir que esa experiencia es una oportunidad de crecimiento espiritual no comprendida aun por la ciencia? 
Si, Las prioridades de sus vidas pasan a ser el Amor y el Conocimiento, tornándose lectores asiduos, cursando facultades o escuelas para estudiar un campo diferente de aquel en que trabajan. 
-¿Ciertas drogas y medicamentos administrados a algunos pacientes en estados graves pueden causar estados de alucinación y alusión mental que pueden ser confundidas con ECM? 
No. Los estados confusos presentados por pacientes en estado grave, que usan determinados medicamentos son distintos de la ECM, pues no hay pérdida de conciencia y los eventos de la ECM (sensación de estar muerto, sentimiento de paz y alivio de los dolores, experiencias fuera del cuerpo, el túnel, los seres de luz, la recapitulación y la rápida ascensión para el espacio), no se procesan en esos estados tóxicos. 
-¿Cuál es la diferencia en el estado mental del paciente que es dado como clínicamente muerto por algunos instantes y lo que paso por el coma? 
El paciente que es dado como clínicamente muerto se presenta generalmente en parada cardiorrespiratoria con el electrocardiograma isoeléctrico indicando ausencia total de latidos cardiacos, pulsos ausentes, midriasis bilateral y después las maniobras de reanimación vuelven al funcionamiento normal. El paciente en estado de coma pierde completamente la conciencia, habiendo pérdida completa de la sensibilidad, o contracción muscular es disminuido, ausencia de los reflejos mitóticos normales, pudiendo existir o no reflejos patológicos y ausencia de reflejos pupilomotores en los comas “celébrales” o estados agónicos de los comas “cardiocirculatorios” Al contrario, en los comas “tóxicos metabólicos” los reflejos pupilares están presentes y las vías óculo-motoras aun responden con movimientos conjugados de los ojos, cuando se pone a prueba, girando pasivamente la cabeza. En los estados de coma observamos latidos cardiacos, pulsos presentes, respiración con ritmos respiratorios distintos, dependiendo del origen del estado de coma, los cuales no son verificados en los estados de “muerte clínica” 
-¿Por qué la persona, aun estando ligada por lazos fluídicos al cuerpo, no consigue controlar ese cuerpo por más que se esfuerce para eso? 
No adelanta un violinista brillante desear componer una bella melodía si las piezas del violín se encuentran “rotas” De la misma forma, un celebro con hipoxia no permite, por ejemplo, a las neuronas del sistema reticular, activar las neuronas de la corteza cerebral para los actos motores, intelectuales, afectivos o instintivos. Existe una forma de conciencia que mantiene una cierta independencia del cuerpo físico y este, cuando está lesionado, no responde al comando de la conciencia, aunque está presente niveles de atención, sensoperción e inteligencia absolutamente normal. Parece estar ahí una prueba irrefutable de la existencia del espíritu. 
-¿Cómo sus pacientes que pasaron por la ECM pasaron a lidiar con la vida? 
La mayoría pasó a convivir mejor con la finitud del cuerpo, con el miedo a la muerte, se volvieron más amorosos y estudiosos. Algunos pacientes, durante el ECM se vieron en situaciones difíciles, como si estuviesen en regiones infernales. Tales hechos son comunes en pacientes que tentaron al suicidio. Durante la convalecencia ellos acaban olvidando lo que presenciaron en la ECM. 
-¿Cómo la ciencia ha analizado la cuestión de la vida, después de la muerte, delante de los relatos de personas que pasaron por la ECM? 
Con muchas pesquisas científicas. Recientemente, hace dos años, recibimos en el NEPER el Porf Peter Fenwick de la Universidad de Londres, presentando pesquisas sobre ECM en pacientes con parada cardiorespiratoria. Así mismo, existen científicos que niegan la existencia del alma inmortal en los seres vivos. Para la ciencia oficial, en el ser vivo no hay nada más para sobrevivir después de la muerte, a no ser el cuerpo físico. De ahí las explicaciones de ellos son siempre las mismas: alucinaciones autoscopicas debido a la hipoxia cerebral, estado alterado de la conciencia, trastorno disociativo entre la propiocepción y estructuras del hipocampo, etc. Las investigaciones basadas en testimonio humano son insuficientes para la ciencia, y hechos como la ECM amenazan las bases materiales del sistema vigente. El psiquiatra americano Dr Raymond Moody, que es uno de los mayores especialistas en el tema ECM, dice que aun delante de tantos relatos y hechos, la ciencia no tiene pruebas concretas de la vida después de la muerte. Muchos médicos dicen que esos relatos de los pacientes, son estados alterados de conciencia, apenas. 
-¿Cómo analiza usted esta cuestión? 
Realmente, no existen evidencias científicas suficientes para la comprobación de la vida después de la muerte. Mientras tanto, hay intereses por parte de varios investigadores intentando esclarecer esta cuestión. La obra de Gary Doore, traducido para el portugués como Explorações Contemporâneas da vida depois da morte (Doore, 1992),de la cual participan Ken Wilber, Stanislav Grof, Rupert Sheldrake, Gordon Greene es un ejemplo vivo de ese interés. El desarrollo de métodos cualitativos de investigación puede suplantar, en un futuro próximo, las restricciones impuestas por la ciencia oficial que impiden ese tipo de investigación en la ECM. Muchos científicos creen que son falsas las declaraciones debido a intereses personales, creencias religiosas y filosóficas, fantasías psíquicas, distorsiones de los sentidos ect.. Tenemos el caso reciente de Terri Schiavo, en los EUA, que después de quince años en coma murió porque las sondas que le alimentaban fueron retiradas. Aquellos que creen en la inmortalidad del alma saben que más allá del cuerpo existe un espíritu que necesita demostrar que existe, pero la ciencia, por no admitirlo o considerar ese hecho, acato la orden de no aceptarlo. Esa es una cuestión fundamental de la creencia. Para los materialistas no tiene sentido mantener una vida vegetativa, muchas veces a costa de intenso sufrimiento familiar, u observaron procedimientos médicos invasivos, agresores, destinados apenas a la manutención de un equilibrio profundamente inestable del cuerpo físico. Para los espiritas, el cumplimiento del tiempo destinado en la Tierra es fundamental, por la posibilidad del desarrollo del perdón entre familiares, que acaban uniéndose más, durante el transcurrir de la prueba del espíritu encarnado. 
-¿Quiere aportar algo más sobre la ECM? 
El ECM, independientemente de las “pruebas” científicas, demuestra la vida después de la muerte del cuerpo, así como casos de xenoglosia, bien documentados, los casos sugestivos de reencarnación, la transcomunicación instrumental, las experiencias fuera del cuerpo, regresión a vidas pasadas, la facilidad de algunas personas para habilidades musicales, lenguas, la evolución de las especies, ect. Necesitamos de paciencia para traducir los hechos en construcción científica de la inmortalidad. 
En la ciencia espirita debemos continuar, ladrillo a ladrillo, siguiendo las orientaciones de Kardec, el maestro de Lyon: “¿No es el silbato del maquinista que coloca al tren en movimiento?” ¡Al trabajo! Y luego la Filosofía y la Religión se integraran a la Ciencia oficial. 
Érika Silveira 
Publicado en la Revista Cristã de Espiritismo - ed. 34 Al utilizar este texto, por favor citar el autor y la fuente. 
Traducido por Jacob

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                       Terapia del Amor
El mandamiento amar al prójimo como a ti mismo no es solo una obligación moral. Es una obligación fisiológica. Interesarse por los otros es biológico.
Dr. James Lynch (74)
Amar es la más excelente terapia para la erradicación de nuestros males.
Hoy ya se comprueba científicamente que el amor es un potente inductor de la función inmunológica.
Investigaciones demuestran que personas volcadas a trabajos altruistas viven por más tiempo, gracias a los anticuerpos espirituales que el amor proyecta en nuestro cosmos orgánico.
El acto espontaneo de ayudar al prójimo provoca una explosión de endorfinas (75), demostrando que nosotros fuimos creados por Dios para el amor.
Cuando amamos desinteresadamente, nuestro cuerpo funciona mejor, tenemos una sensación de bienestar increíble, la alegría de vivir nos invade y torna nuestros días más felices. Pero, cuando obramos con egoísmo, rabia y desprecio, contra el prójimo, huimos de nuestra configuración divina, y así nos sentimos aislados, carentes, no amados, y por todo eso, enfermos.
El aislamiento y la soledad son responsables por el suelo donde muchas enfermedades comienzan a germinar.
Fuimos concebidos por Dios para vivir en el amor, para vivir unos al lado de los otros en un régimen de ayuda mutua. Todas las veces que huimos del amor y de los relacionamientos, la salud huye también.
Dar y recibir amor, cultivar buenas amistades y desempeñar tareas de apoyo social en su comunidad representan una protección para nuestra salud, una vez que son actividades que fortalecen las células inmunológicas. Ya la soledad y la sensación de abandono crean condiciones favorables para que virus y bacterias nos agredan con mayor facilidad.
La caridad es curadora porque nos saca del aislamiento, mata nuestra soledad existencial. Dar un pedazo de pan, o incluso un simple apretón de mano, una mirada a quien está perdido en la multitud, puede hacer milagros por nuestra salud. Por eso, si desea la cura, comience ahora mismo con medidas muy sencillas:
-convide a un amigo para cenar y conversar;
-reúna toda la familia para aquel agradable almuerzo de domingo;
-llame a un amigo que anda distante;
-haga nuevos amigos;
-alístese en algún trabajo voluntario, siendo útil a la comunidad donde Dios le colocó;
-practique la generosidad en la familia, en el tránsito, en la escuela y en el trabajo;
-tolere las imperfecciones ajenas.
Así obrando, usted sentirá el amor haciendo milagros por usted.
Dar un pedazo de pan, o incluso un simple apretón de mano, una mirada a quien está perdido en la multitud, puede hacer milagros en nuestra salud.
(74) Citado por Dean Ormish, Amor & Sobrevivencia, Rocco.
(75) Hormonas presentes en el cerebro, con acción analgésica
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Libro “El Médico Jesús”
José Carlos de Lucca
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            Los milagros en el Evangelio 

                         Superioridad de la naturaleza de Jesús 


1. Los hechos relatados en el Evangelio, hasta hoy considerados milagros, pertenecen, en su mayoría, al orden de los fenómenos psíquicos, es decir, al grupo de aquellos hechos cuya causa primera se encuentra en las facultades y atributos del alma. Comparándolos con los descritos y explicados en el capítulo precedente, se reconoce fácilmente una identidad de causa y efecto entre ambos. La historia nos muestra casos análogos ocurridos en todas las épocas y pueblos, lo que es lógico, pues desde que hay almas encarnadas y desencarnadas han debido producirse tales fenómenos. Se puede dudar de la veracidad de los relatos históricos, mas hoy se producen los mismos hechos ante nuestros ojos, casi diría a voluntad, y a través de individuos totalmente comunes. El solo hecho de la reproducción de un fenómeno en condiciones idénticas, basta para probar que es posible y que está sujeto a una ley, por lo cual no es un milagro. 
El principio de los fenómenos psíquicos reposa -tal cual se ha dicho ya-, sobre las 
propiedades del fluido periespiritual que constituye el agente magnético. En él se fundamentan todas las manifestaciones de la vida espiritual, durante la encarnación y después de la muerte, siendo ésa la consecuencia del estado constitutivo de los espíritus y su papel como fuerza activa de la Naturaleza. Una vez conocidos estos elementos y constatados sus esfuerzos, se puede admitir la posibilidad de ciertos hechos que antes se rechazaban, ya que se les atribuía un origen sobrenatural. 


2. Sin prejuzgar sobre la naturaleza de Cristo, tema que no es objeto de la presente obra, y 
no considerándolo, por hipótesis, sino como un espíritu superior, es necesario reconocer que él es un espíritu del orden más elevado, muy superior por sus virtudes al hombre común terrestre. Debido al prodigioso resultado que produjo su venida, sabemos que su encarnación en este mundo fue una misión confiable solamente a los mensajeros directos de la Divinidad para el cumplimiento de sus designios. Suponiendo que Cristo no fuese Dios encarnado, sino un enviado de Él encargado de transmitir su palabra, Cristo sería más que un profeta, sería un Mesías divino. 
Como hombre poseía la organización de los seres carnales. Pero como espíritu puro, 
liberado de las influencias de lo terreno, vivía más de la vida espiritual que de la corporal, de la cual no poseía una sola debilidad. La superioridad de Jesús sobre los hombres no se relacionaba con las cualidades particulares de su cuerpo, sino con sus perfecciones espirituales. Su espíritu dominaba totalmente a la materia y también a su periespíritu, formado con los elementos más puros de los fluidos terrestres (cap. XIV, n.º 9). Su alma debía unirse al cuerpo sólo para lo más indispensable. Debido a la más amplia liberación de su espíritu, poseería la facultad de doble vista permanente que, además de una penetración excepcional, sería totalmente superior a la que poseen los hombres comunes. Lo mismo debía ocurrir con todos los fenómenos que dependen de los fluidos periespirituales o psíquicos. La calidad de esos fluidos le otorgaban un inmenso poder magnético que era favorecido por su deseo incesante de hacer el bien. En las curaciones que realizaba, ¿actuaba Jesús como un médium? ¿Se le puede considerar un poderoso médium curativo? No, porque el médium es un intermediario, un instrumento que sirve a los espíritus desencarnados, y Cristo no necesitaba asistencia: actuaba sin ayuda, en razón de su 
poder personal, así como pueden hacerlo en ciertos casos los encarnados en la medida de sus fuerzas. Por otra parte, ¿qué espíritu hubiese osado insuflarse sus propios pensamientos y encomendarle la retransmisión? Si recibía alguna influencia extraña, ésta sólo podía provenir de Dios, ya que según la definición dada por un espíritu, Jesús era Médium de Dios
- EL GÉNESIS- ALLAN kARDEC


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PROGRESANDO CONSTANTEMENTE

Mercedes Cruz Reyes

La primera obligación del hombre en la Tierra es ganarse el pan con el sudor de su frente, atendiendo primero a las imperiosas necesidades de la vida, para conservar la noble libertad de acción.
Los ideales religiosos y filosóficos siempre deben servir para engrandecer las aspiraciones del alma, no para satisfacer los goces del cuerpo, no para vivir a expensas del ideal que se defiende.

El Hombre que tiene conciencia de su inferioridad halla en la doctrina de la
Reencarnación una consoladora esperanza. El estudio del Espiritismo nos hace libres, nos hace honrados, despertando en nosotros los más nobles y levantados sentimientos. Porque nos demuestra prácticamente que somos desgraciados porque queremos serlo, y seremos felices cuando sembremos con nuestras virtudes la semilla de la felicidad.

Con el estudio del Espiritismo desaparecen las castas degradadas y los hijos desheredados, lo mismo que las razas privilegiadas y los seres elegidos. Todos los espíritus reciben con el don de la inteligencia la aspiración eterna del progreso y el patrimonio del tiempo. Tiempo que nunca concluye, el alma vive siempre y siempre está en vías de perfeccionamiento.

Amalia nos decía en uno de sus libros en un comunicado que recibió:

“El Espiritismo no viene a reanimar las muertas cenizas de las hogueras de la Inquisición, viene a sembrar las semillas del adelanto, viene a repetir a los hombres las sublimes palabras de Cristo: Amaos los unos a los otros. Viene a recordarnos el consejo de Solón: Conócete a ti mismo. Viene a afirmar lo que dice Sócrates, que conocer no es otra cosa que acordarse, y que esperemos lo que esperaba aquel sabio: La aparición de ese día que no tiene víspera ni mañana, viene a proclamar el principio filosófico de César Cantú, que decía:
El porvenir no es nunca la repetición de lo pasado...

“La Inquisición de ayer decía: Fuera de la iglesia no hay salvación posible; y el Espiritismo de hoy exclama: Humanidad, ¡libre eres para creer! ¡La razón derribó a los dioses, y hoy la razón es diosa! Hacia Dios por la caridad y la ciencia. Esta es la síntesis del Espiritismo.”

El Espiritismo viene a despertar grandes remordimientos, a destruir muchas ilusiones engañosas; es el microscopio con el cual vemos nuestras ocultas miserias; como son nuestra envidia, nuestro solapado amor propio, nuestra falsa modestia, nuestra sorda murmuración, nuestra escondida avaricia y otros innumerables defectos, consecuencia natural de las anteriores causas, que en gran número pasan inadvertidos en la sociedad, como pasan a nuestra vista los millones de infusorios que se agitan en una gota de agua.

Para estudiar el Espiritismo, se necesita que el Espíritu esté preparado para ello, bien por el progreso adquirido, bien porque sus muchos desaciertos le hayan colocado al borde del abismo, y tomando en serio el adagio a grandes males, grandes determinaciones, se decida a cauterizar las profundas llagas que le hacen vivir muriendo.

Es indudable que se necesita mucho valor para leer uno en sí mismo; por eso abundan los espíritas convencidos, y escasean los que hacen firme propósito de corregirse de sus vicios cuanto les es humanamente posible; mas es innegable que el verdadero espiritista, el que se propone ir por la senda del progreso, llega a poseer virtudes que forman en torno suyo una esplendente aureola, para lo cual cuenta con convicciones profundas, de que la generalidad carece.

Amalia nos decía que “el alma necesita amor como nuestras flores el rocío, como las aves sus alas. Sin ese alimento esencialmente divino no puede vivir; y cuando sus culpas le obligan a carecer de familia, de hogar, de seres afines a él, y tiene que permanecer en una doble prisión, separado de sus semejantes por excelencia, se siente atraído a formar familia, como que es miembro de la familia universal. Recuerda su origen, y sin los lazos del amor, de la amistad, del parentesco, de la simpatía, no puede vivir, y como no puede vivir, por eso no falta quien le quiera, visible o invisible.

Por eso el desgraciado dice muchas veces: quisiera siempre estar durmiendo, porque durmiendo soy más feliz, entonces no me acuerdo de mis desventuras, no es que no se acuerde, al contrario, las ve con más claridad; lo que ocurre es que las ve acompañado de espíritus amigos que le alientan, le fortifican y le ayudan a llevar el peso de su cruz”.

“Todos los que se creen desheredados en la Tierra, tienen  sus tutores en el espacio, los cuales  cuidan de su herencia y  guardan sus tesoros para cuando sean dignos de poseerlos”.

“Hay algunos espíritus tan depravados, hacen tan mal uso de su libre albedrío, que a éstos necesariamente les dura más tiempo la orfandad, porque rechazan con sus desmanes todo el amor y la tierna solicitud de las almas que quieren su bien.
Así sucede a aquellos que desdeñan los mensajes que la espiritualidad les hace llegar a sus manos, las lecturas edificantes que podrían abrir sus ojos, son por muchos desdeñadas, como lectura aburridas, que sus almas dormidas dejan pasar, y que después al otro lado de  la vida, cuando se excusan diciendo que “Si yo hubiese sabido, tal cosa, no habría actuado de la misma forma” volviendo a ver el ofrecimiento, aquellos “toques de atención” que desdeñaron sin llegar siquiera a leerlos para ver si realmente merecía la pena tomarlos en consideración.

La ciencia humana es un grano de arena en comparación con el infinito, con la ciencia universal, ha llegado la hora del progreso para las generaciones de este planeta”  el hombre ha comenzado  a conocer la verdad  que antes rechazaba, porque la luz les deslumbraba, pero poco a poco se ha ido habituando a ella, y por eso ha ensanchado el circulo de su familia  terrenal viendo en los hombres, miembros de la gran familia Universal a la que todos pertenecemos.

Siendo más compasivo con los criminales por haber comprendido  que también el ha sido un criminal y que no está exento de poder volver a caer en la criminalidad; comprende que  es muy difícil al espíritu apegado al mal el actuar bien. Siendo    como el pequeño que da un paso y retroceden cinco, y anda repetidas veces un mismo camino. Pues de igual modo hemos actuado  todos los espíritus de la Creación, con la sola diferencia  que unos tienen más decisión  y más valor para sufrir la pena que se han impuesto.

Solo cuando el hombre comprende que en la Creación todo es justo, será cuando sabrá a dorar a Dios en espíritu y verdad. Comprendiendo que no hay gemido sin historia, ni buena acción sin recompensa.


Extraído de textos de Amalia Domingo Soler 

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ANTE EL DOLOR

Muchos reaccionamos de una manera muy negativa a los sufrimientos.
Creemos en Dios, hablamos de fe, esperanza y gratitud al Padre si nuestra vida transcurre tranquilamente.
Sin embargo, cuando los vientos de los reveses nos atormentan, la revuelta se instala y gritamos: ¿Por qué, Dios? ¿Por qué conmigo?
En estos momentos, nos olvidamos de que Dios es el Padre del Amor y de la Justicia, nos olvidamos del poder de la plegaria, nos olvidamos de tantas cosas...
No obstante, al analizar la vida de algunas criaturas, nos damos cuenta de que sufren mucho más que nosotros y no se muestran rebeldes, ni ingratas.
Recordamos que, unos seis años antes de morir, Francisco de Asís empezó a sufrir de una enfermedad en los ojos, que le causaba fuertes dolores.
La visión parecía cubierta por un velo. Primero, él comenzó a sentir como si los ojos se estuvieran rasgando. Más tarde, las pálpebras hincharon debido a la irritación e infección.
Frotar los ojos solamente ponía peor la situación. La luz lo molestaba. Y su visión se fue poniendo siempre peor.
Se cree que se trataba de una enfermedad que se propagaba en el clima seco y suelo arenoso de Egipto: el tracoma.
Francisco había pasado bastante tiempo en el campamento de los cruzados, en las márgenes fétidas y húmedas del río Nilo. Allí faltaba una higiene adecuada y las enfermedades se propagaban.
En el inicio de la primavera de 1225, uno amigos llevaron a Francisco a un médico que había imaginado un método revolucionario en el tratamiento de las enfermedades de los ojos.
El médico llegó con el instrumento de hierro usado para la cauterización. Encendió el fuego y después colocó el hierro.
Los amigos le explicaron a Francisco lo que iba a hacer el médico: rojos, los hierros se aplicarían para quemar la carne de los dos lados de la cabeza de Francisco, de pómulos a las cejas.
Las venas de las sienes se abrirían y la esperanza era que la infección que causaba la ceguera se drenara.
Mientras los hierros enrojecían, Francisco espantó a todos.
Con una voz débil y, seguramente, ansiosa, dijo:
Mi hermano fuego, eres noble y útil entre todas las criaturas del Altísimo. Sé bondadoso conmigo en este momento.
Durante mucho tiempo te amé. Ruego a nuestro Criador que te hizo para que ablande tu calor, a fin de que pueda soportarlo.
Y con un gesto, bendijo el fuego.
Los amigos, aterrorizados con el procedimiento que se ejecutaría, huyeron y él se quedó solo con el médico.
Los hierros se aplicaron y la quemadura se extendió de las orejas a las cejas. La cabeza quedó cauterizada. Las venas abiertas.
Cuando los compañeros volvieron al salón, el paciente estaba extraordinariamente calmo y no se quejaba.
Todo el procedimiento fue ineficiente pero lo que sobresale es la fe de Francisco, ejemplificando que el verdadero cristiano debe soportar el dolor, con serenidad, atestando su coraje.
*   *   *
Seguramente aún tenemos mucho que aprender. Pero, mientras los días de bonanza nos abracen, oremos y pidamos a Dios que nos fortalezca para los días de tempestad que podrán advenir, en algún momento.
Pensemos en eso.

Redacción del Momento Espírita, basada en el cap. Quince (1225-1226), del libro Francisco de Assis, o santo relutante, de Donald Spoto, ed. Objetiva.

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