domingo, 14 de febrero de 2016

Pérdida de seres queridos




         
   ¿ Qué tiene el sexo de bueno o de malo ?

    No se deben  considerar  los placeres físicos  como algo pecaminoso en si mismos, pues si disponemos de ellos en el camino de la vida, es porque Dios lo ha dispuesto así, y lógicamente debe ser para  acompañar a la función de la procreación, así como para su uso y disfrute fortaleciendo los lazos de amor  y de entrega con otra persona, con la que se comparte lo más íntimo y preciado de nosotros mismos: la sexualidad con nuestro propio cuerpo.  Pero no se debe olvidar que una  búsqueda obsesiva y desbocada de  esta clase de placeres, nos termina ligando excesivamente a lo material y a lo mundano, lo que  nos dificulta para  seguir nuestra normal evolución espiritual  en este mundo, con la meta de alcanzar alguna vez la categoría de Seres Superiores sin ataduras ni influencias de la materia.  No olvidemos que en los mundos materiales estamos de paso para evolucionar, y los placeres  materiales no son nunca la meta definitiva del alma humana, por lo que el demorarnos en ellos   con  las ligaciones materiales  que se establecen  a causa de los excesos o abusos de esta clase de  placeres , supone  un retardo evolutivo; algo que nos puede costar muchos años de sufrimiento y dolor enredados en  repetitivas deudas kármicas originadas por este abuso o mal uso.
El sexo en la actualidad  se ha popularizado como un divertimento más o como un simple medio de relación social al uso, despojándolo de cualquier sentido moral, y sin embargo lo tiene por ser el sagrado medio que estableció Dios para posibilitar nuestras reencarnaciones y con ellas nuestro progreso espiritual. Vivimos en un mundo materialista y ateo en el que  parece que encauzar el uso del sexo como algo trascendente por encima de cualquier aspecto relacionado con el placer sensual, parece que con esta moda ideológica tan hábilmente extendida, el sentido ético o trascendente que tiene el sexo es algo vergonzoso  y anormal que ya no se lleva. Ahora la promiscuidad es la moda que se estila como un bien de consumo más, y de ahí al consumo masivo de píldoras reguladoras, de anticonceptivos, o lo que es peor, la asistencia a clínicas abortivas, a las que se acude bajo el amparo de leyes permisivas impulsadas por la propia sociedad, y se cometen en todo el mundo cada año, millones de esta monstruosa clase de crímenes, acudiendo a dichas clínicas  como quien va a sacarse una muela, solamente hay un paso muy pequeño.
El uso del sexo en su contexto lógico y racional es  algo positivo no solamente como método procreativo natural común en todas las especies, sino como manifestación del  Amor y de la  fusión física y  espiritual, como un impulso o necesidad física y psíquica impulsada por  esos sentimientos sublimados en  la pareja humana situada en el actual nivel evolutivo de nuestro mundo.

La actividad amorosa  conlleva una concentración  de energía psíquica durante las relaciones  íntimas de los cuerpos y almas de los amantes que expresan el Amor, mediante el deseo de aproximación, de caricias, de contacto o de acercamiento físico en general.  Todo  el juego sexual previo, es como un prólogo sensual que llega a exacerbar las hormonas sexuales, dando suelta al instinto más básico en el reino animal, que no es otro que el deseo sexual, antes de llegar a la unión carnal y al estallido orgásmico final.  Así las sensaciones del intercambio físico  vienen a ser  como un  descubrimiento mutuo entre el que los prodiga con Amor, y el que los percibe, dando a su vez respuesta a través del mismo lenguaje. Por eso se le ha llamado al acto sexual de la pareja enamorada,que experimenta una mútua atracción, “hacer el amor”, pero la mayoría de nuestra degenerada sociedad se ha quedado solo con el aspecto de la fornicación o morbosidad que tiene dicho acto natural.
    La relación sexual amorosa es  positiva y necesaria para la relación feliz y equilibrada de la pareja humana en nuestra actual etapa evolutiva, aunque no es algo absolutamente indispensable, pues siendo el sexo una necesidad física y psíquica, sin embargo se podría  prescindir de él, sin riesgo de hacer peligrar la salud física ni la psíquica, siempre que esto sea llevado a efecto voluntariamente  por convencimiento de querer reservar las energías genésicas para encauzarlas en una actividad de dedicación y trabajo altruista hacia los demás. Sin agua o sin alimento no se puede vivir mucho tiempo, pero de las relaciones sexuales si se puede prescindir cuando se pone a prueba la fuerza de voluntad, sin poner en peligro ningún aspecto de la salud, siempre y cuando se haga  por un ideal elevado.
    Es de señalar que cuando se abusa indiscriminadamente  del sexo sin un control ético, buscando solamente las sensaciones físicas, pero lejos de cualquier sentimiento amoroso dentro de  una pareja, este se convierte en algo negativo  porque rebaja el instinto humano al  simple nivel del instinto de celo  sexual de  las bestias y promueve al egoísmo, dejando como poso la  insatisfacción interna .
El mal uso y el abuso sexual conduce a desviaciones viciosas y a pornografía, que es la búsqueda de la excitación y del placer sexual a través de  imágenes y textos  en cualquier medio impreso o audiovisual. También conduce a mal educar a los hombres con respecto al papel de la mujer y les conduce a considerar a todas  como a potenciales prostitutas. Y a las mujeres también les distorsiona el concepto de su papel sexual,  que reducen al de la promiscuidad que confunden con libertad; o sea que para ser libres sexualmente, tienen que sentirse con la libertad de los hombres, promiscuas como ellos y llegar a utilizarlos sexualmente del modo que ellos las utilizan a ellas; así también existe la prostitución masculina ( los famosos Gigolos ) que se mantiene del "servicio" sexual a sus clientas. 
Algo tan bonito como es la relación sexual sana, acompañada por el amor o el enamoramiento, se ve así convertida en un camino de degeneración humana.
La relación sexual  sana dentro de la pareja que se ama y se entrega mutuamente es una de las formas más saludables y profundas de contribuir a la humanización de los sentimientos y se refleja en un estado de plenitud y felicidad.
Hay que tener en cuenta que la sexualidad en sí misma, por  si sola,  no es amor , sino solamente un ejercicio físico placentero común en  todas las especies animales con el cual cumplen de modo irracional con su instinto de procreación, pero que  cuando el ser humano lo  practica sin amor pierde todo el sentido  natural que tiene en nuestra especie, pues el uso del sexo en el ser humano, además de servir para la procreación como en cualquier especie animal, tiene además la finalidad de promover y expresar  elevados sentimientos de   Amor entre ambos  amantes..
En nuestra sociedad actual, con su excesiva permisividad, a veces nos encontramos “programas educativos o de entretenimiento”, en los que el sexo es presentado casi como una obligación de uso social y  un juego en el que quien se atreve a decir que no participa por razones religiosas o éticas, es mirado como un “bicho raro”, sin embargo aquí quiero dejar muy claro que el sexo no es un juego ni tampoco es un bicho raro quien opta voluntariamente por reservarlo en el uso o abstención que le dicte su conciencia. Cuando el sexo es solo la búsqueda de placer físico, vacío de sentimientos positivos, finalmente termina por  convertirse en aburrimiento e insatisfación .  Más aún, el uso del sexo como un simple juego social para el placer físico, o sea la promiscuidad, lleva finalmente a un estado de egoísmo y de deshumanización entre las personas enredadas en ese laberinto sin salida. La única salida que la relación sexual tiene en su justificación moral, es el  Amor,   ya  que  este como  un sentimiento que es,  si se puede expresar en la sexualidad, porque  en este caso, esta  implica a todo el Ser en cuerpo y alma.
La sexualidad debe regirse por unas normas lógicas de comportamiento, según dictamine la inteligencia, la ética y la conciencia. De hecho las sociedades humanas siempre han establecido al respecto normas reguladoras  del comportamiento sexual, en relacción  al nivel ético y religioso que ha existido,  y las  han impuesto socialmente como obligatorias.
El uso y abuso del sexo en una sociedad  sin orientación moral, que solo busca  la exacerbación y  el placer de los sentidos físicos de  un modo egoísta, que  rehúye cualquier compromiso moral  de vivir para y por la persona compañera de la vida o por  la familia que cada uno debe forjar,  es desde luego un serio escollo que dificulta el necesario proyecto de la reencarnación a tantos Espíritus que la esperan y necesitan, y  a los que esta postura egoísta  puede suponer un impedimento para su evolución por dificultarles la necesaria experiencia humana; esto traducido en  tiempo, a veces  puede suponer hasta  cientos de años en estado errante  en el plano astral, a la  espera de la oportunidad adecuada y la responsabilidad de los que con su egoísmo vienen siendo causantes de estas demoras que por su actitud , tal vez más adelante ellos mismos se verán en esa tesitura de necesitar la reencarnación y sentir  una demora interminable para poder conseguirla.

Jose Luis Martín

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“Aquel que no sabe valorar los placeres de la vida, es que no los merece”
                                  -Anónimo-


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Amor con amor se paga 

Está visto que en los últimos años de mi actual existencia los he de consagrar al consuelo de mis semejantes. Decía Fenelón, que un amigo desgraciado es más propio que otro cualquiera para aliviar nuestras penas; y creo que el sabio dijo una gran verdad, porque yo encuentro más alivio a mis pesares poniéndome en relación con un pobre, que con un rico, y a los que padecen les sucede otro tanto, relacionándome conmigo, que sin ser de las personas mas desgraciadas, estoy muy lejos de figurar entre los individuos felices; sea por lo que sea, no pasa día que no reciba una larga epístola, contándome en ella una serie de desventuras, pidiéndome para ellas algún consuelo; y yo, aunque me es imposible atender a todos los que me preguntan y me piden una comunicación de los espíritus, hay relatos tan conmovedores, hay revelaciones tan dolorosas, que no puedo menos que pedir a los invisibles una palabra de consuelo para éste, o aquel infortunado. 

Últimamente, recibí una carta muy extensa de un hombre, que, según me dice, es viejo, pobre y solo en el mundo. Este infeliz hace más de veinte años que amparó a una mujer abandonada de su esposo, del cual no se ha podido averiguar su paradero; la pobre abandonada, se encontró lejos de su pueblo natal, sin conocer a nadie más que al autor de la carta a que me refiero. 

Julián se compadeció de la infeliz Luisa y la tomó a su servicio, y tantas fueron las buenas condiciones que fue descubriendo en ella, que la única pena que sentía era no poderla hacer su esposa, por ignorarse el paradero del esposo de Luisa. 

Hará unos tres años que Luisa enfermó, sin poderse averiguar cual era su dolencia, hasta que al fin, médicos renombrados la visitaron y le dijeron a Julián que Luisa estaba herida de muerte, porque tenía un cáncer de estómago, además de tener su cuerpo cubierto de una erupción incurable; y aquella mujer que había sido tan limpia, tan trabajadora, tan hacendosa, que la presentaban como modelo, por su limpieza y su actividad, se quedó postrada en su lecho, exhalando su cuerpo un hedor insoportable, que ninguna criada quería cuidarla, ni ninguna lavandera lavarle la ropa, y Julián era el único que la cuidaba, de día y de noche, luchando con la enferma y con la miseria porque, ocupado de continuo con atender a Luisa, su pequeño comercio se fue a pique, porque nadie, absolutamente nadie, acudía a su casa a comprar los cereales que en ella vendía, Julián, apuradísimo, pidió auxilio a sus más íntimos amigos, y estos le dijeron: “Lo que debes hacer es llevarla al Hospital; tú te pierdes y a ella no la salvas”. Yo, dijo Julián, llevar al Hospital a una mujer que me ha cuidado tantos años y que tanto se ha interesado por mi suerte ¡jamás! Pediré limosna, pero no la dejaré. 

Y siguió hundiéndose en el abismo del dolor, hasta que Luisa murió en sus brazos; y Julián me escribe diciéndome: “ ¡ Por Dios, señora!, yo estoy loco; he sufrido tanto y me asaltan tantas dudas, y hasta tengo remordimientos por si no he cumplido bien con mi deber. No es curiosidad, no; no es eso, pero ¡Ay! si yo pudiera saber qué lazo nos ha unido anteriormente, porque había momentos que mi estómago no podía resistir aquella peste horrible que el cuerpo de Luisa exhalaba y parecía que me decían al oído: “Cumple con tu deber” y entonces besaba la frente de Luisa y le pedía perdón por mi debilidad. ¡Por Dios, señora; pida usted una palabra de consuelo para un pobre viejo que se ha quedado solo en el mundo!” 

El ruego de Julián me conmovió y pregunté a mi guía si le era posible atender a la súplica de aquel infortunado, y el espíritu me contestó lo siguiente: 

“Bien merece ser atendido el que ha sabido atender a un infeliz cuya dolorosa enfermedad la aislaba por completo de sus semejantes. Julián y Luisa, son dos espíritus afines; hace mucho tiempo que vienen juntos a la tierra y han sido hermanos repetidas veces; en su encarnación anterior, lo eran; Julián era un hombre muy dado a la vida aventurera y Luisa era más bien su madre que su hermana. Dice uno de vuestros adagios, que quien mal anda, mal acaba, y como Julián iba siempre por los peores caminos, su vida era tan antihigiénica, que todo su cuerpo se le cubrió de lepra y llagas profundas trituraron su cuerpo, y Luisa fue la única que no le abandonó; diez años fue su ángel bueno, rodeándole de los más solícitos cuidados, no queriendo contraer matrimonio, para tener todo el tiempo disponible para él. Fue una verdadera heroína; pidió limosna para atender a su amado enfermo; luchó valerosamente con todos los obstáculos que ofrece la miseria y el dolor, pero consiguió que su hermano, en medio de sus dolores, no sintiera ni el hambre, ni el frío, ni la soledad, porque Luisa no le dejaba solo más que cuando el enfermo dormía. 

Amor, con amor se paga, por eso en esta existencia, Julián se ha sacrificado por Luisa que tenía que pagar una deuda y la ha pagado sufriendo lo menos posible, porque ha recogido la cosecha de la semilla que sembró ayer. Cuando tengáis a vuestro lado un enfermo, atendedle, cuidadle, consoladle, porque os aseguráis los cuidados solícitos de aquel a quien consoláis, y si no de aquel mismo debe ser, de otro cualquiera, porque la semilla del amor tiene unas raíces tan sanas, que por mala que sea la tierra donde la sembréis, arraiga siempre; tanto da que la sembréis en tierra laborable como en las hendiduras de una roca o en movediza arena, las raíces del amor no se secan jamás; en todas partes germinan. 

Dile a ese pobre viejo, que esté contento de sí mismo, porque todo aquel que cumple con su deber, tiene derecho a ser dichoso. Adiós”. Es verdaderamente consoladora la comunicación que he obtenido, porque pagar deudas de amor ¡es tan hermoso! Convertirse en ángel un ser lleno de defectos, porque ya se sabe que los terrenales todos estamos condenados a cadena perpétua y cuando rompamos esa cadena con nuestras virtudes, ¡qué porvenir tan sonriente nos espera! ¡Dichoso el hombre que ha puesto en práctica el adagio de "¡amor, con amor se paga!" 

Amalia Domingo Soler 

Extraído de “La Luz del Porvenir” nº 14, editada en Villena el 15 de julio de 1907

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       PERDIDA DE ENTES QUERIDOS



        De vez en cuando tomamos conocimiento de una tragedia, involucrando a padres, hijos y otras personas de nuestro relacionamiento o incluso desconocidas. Siempre acontecen en estas ocasiones de las muertes prematuras de niños y jóvenes en plena flor de la edad, en cuanto otros mas viejos y enfermos quedan hasta el final de la existencia en una cama,necesitando la ayuda de personas que les presten asistencia,hasta que un buen día desencarnan, o sea, salen de la carne o mas popularmente , la muerte de su cuerpo.

      La muerte hasta hoy, es temida y detestada, principalmente cuando es a causa de un acto de violencia, una enfermedad aguda o por accidentes de tránsito, que tienen una gran incidencia, matando mas que el sida, las enfermedades cardiacas o masrecientemente, el maremoto de Asia que segó muchas vidas con mucho sufrimiento.
    
     Solo podemos entender este fenómeno se recurrimos al conocimiento de la vida espiritual, esto es, las Leyes que rigen nuestras vidas, como: La Ley de la reencarnación; la de Causa y Efecto, o la de Justicia Divina, que estructuran e impulsan nuestra evolución, ya que el Espíriitu, esta realidad eterna del ser inteligente de la creación, existe de toda la eternidad,no nace ni tampoco muere. Muere solo el cuerpo que se estructura en trillones de células, cuyos elementos químicos que las componen, se van a descomponer y a retornar a la naturaleza,, que por cierto, dará origen a un nuevo cuerpo.
  
     Pero, ¿finalmente por qué suceden estas tragedias?. Tenemos que explicar por dos razones que fueron estudiadas por  
el eminente educador y Codificador de la Doctrina Espírita, el maestro Allan Kardec: La primera es el mal uso del libre albedrío, asentado en la Ley de Libertad, que nos proporcionala oportunidad de sembrar, pero también de cosechar. Si fuimos invigilantes o tratamos de perjudicar a alguien, tendremos resultados normalmente desastrosos, para nuestra vida y la de otras personas. La segunda, ¿Cómo entender los casos que acontecen sin poderlos evitar, cuando no fueron intencionadamente planeados, fuera del alcance de nuestra voluntad?, - ahí la Ley de la Reencarnación o de las Vidas sucesivas, nos permite volver a la Tierra muchas veces para evolucionar, sino también, para rescatar las faltas graves cometidas en el pasado, de otras vidas, favoreciendo su comprensión.
  La Doctrina Espíirita nos enseña que en la mayoría de las veces, antes de llegar a la Tierra, por la Ley de Causa y Efecto, el Espíritu, comprometido con el pasado,lleno de remordimientos, viviendo en el mundo espiritual la verdadera morada, pide renacer en la escena terestre, sujeto a los sufrimientos, incluso  la muerte prematura. No quedan dudas de que muchos solo consideran una vida única, nacer  y morir una vez, todo en el estrecho espacio de una existencia: la cuna y la tumba, después del juicio. La vida en la Tierra es todo. La vida material que conocemos es la única razón de existir. En este caso, el cielo, el infierno y el purgatorio, son los lugares escogidos de acuerdo a la creencia religiosa de la familia y de las tradiciones que, lamentablementeson aún enseñadas por los líderes religiosos.
     Normalmente, en otras vidas pasadas, usando mal el libre albedrío, llevamos a personas a las muertes prematuras, al suicidio, a los crímenes más diversos, que por cierto, no fueron debidamente rescatados, pidiendo así, retornar en un nuevo cuerpo, pero con la deúda debidamente anotada en los libros de la vida espiritual y, también, en nuestra conciencia para un rescate, muchas veces colectivo. Todo aquello que hagamos a los semejantes tendremos antes o después que rescatar por el amor o por el dolor rectificador, ya que nuestro planeta es de pruebas y expiaciones.
   Finalmente, cuando pasamos por estas pruebas, debemos entender que el Espíritu no muere. Que después del pago de la deúda, volveremos por la Ley de la Reencarnación al escenario terrestre para aprender y recomenzar en los planos  material y espiritual, educándose en el Amor, para una nueva existencia llena de nuevas oportunidades de redención a fin de que lleguemos un día a la Plenitud del Reino de Dios.
 
João Batista Cabral

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   EL ESPIRITISMO LE PUSO EL ALMA A LA PSICOLOGÍA


Del examen del conjunto de fenómenos paranormales, estudiados a través de los últimos 150 años, se desprende, que hay una mente extra física (alma), cuyo pensamiento (energía extra física) vence el espacio (telepatía), la materia (clarividencia) y el tiempo (precognición y retrocognición) y le permite operar sobre la materia (psicokinesia); que puede separarse transitoriamente del cuerpo físico y volver a él (experiencias extracorpóreas), sobreviviendo a la muerte clínica (experiencia cercana a la muerte), venciendo, la muerte biológica para volver a comunicarse con los seres de este mundo (psi-theta) e incluso a través de instrumentos electrónicos (transcomunicación instrumental) para finalmente volver a encarnar (memoria extra - cerebral) en la Tierra o en algún otro punto del Universo.

En resumen, el hombre desde el punto de vista espírita, y tal como lo está demostrando progresivamente la parapsicología es un ser paranormal y palingenésico. Como ser paranormal, es capaz de rebasar las limitaciones sensoriales y corporales, accediendo a través de la fenomenología psi a otras formas de manifestación y de conocimiento. Como ser palingenésico, el hombre puede descubrir dentro, de sí mismo que él forma parte del plan divino del Universo.

La decadencia de la Psicología materialista del Siglo XIX, la orientación actual de algunas escuelas psicológicas como la Psicología Analítica, la Psicosíntesis, la Psicología Transpersonal e incluso el Psicoanálisis; así como los testimonios presentados por la Parapsicología, no hacen otra cosa que confirmar el acierto de las enseñanzas espíritas.

Finalmente se puede decir, que el esfuerzo ciclópeo que la Psicología Académica viene haciendo hasta el presente, a fin de llegar a estas conclusiones, ya había sido realizado entre 1857 y 1869 por Allan Kardec y posteriormente por los grandes clásicos espíritas europeos y americanos.

Fue por esa razón que Russel Wallace, émulo de Darwin, al estudiar la relación del Espiritismo con la Psicología, declaró en el siglo pasado que todas las escuelas psicológicas no eran más que formas de una psicología elemental, y que Rhine en el siglo pasado sostuvo la necesidad de que la Parapsicología le reintegre a la Psicología el objeto que babía perdido.

La introducción definitiva de los conocimientos espiritas en el campo de la Psicología va a significar sin lugar a dudas una verdadera revolución copernicana: No es lo mismo una Psicología con alma que una Psicología sin alma.

El Espiritismo le ha devuelto el alma a una Psicología que la había perdido.

Coinclusiones del Lic. Daniel E, Gómez, en su artículo titulado 'Psicología Parapsicología y Espiritismo" , pag. 77. de "Ciencia Espírita" Vol Nº 1 y 2 , 1993.
Texto encontrado en el blog La Era del Espíritu
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