jueves, 23 de julio de 2020

La Terapia del dolor


   Hola queridos amigos:  Tras unos días de hospitalización por un accidente casero, hoy de nuevo vuelvo con vosotros para seguir aprendiendo juntos en  estos temas espirituales y trascendentes que forjan nuestras vidas. Esperando que los accidentes nos respeten más en lo sucesivo, mando un cordial saludo para todos. Saludos
 - Jose Luis Martín-

  INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1,. El Por qué de la Vida.
2.- Terapéutica del dolor
3,. Reflexiones finales
4.-Vidas sucesivas





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                       EL POR QUÉ DE LA VIDA

El Espiritismo cumple todas sus promesas, Filosofía eminentemente racional, lógica y consoladora, aclara las dudas del pobre ser humano que, harto de buscar una razón a su propia vida sin encontrarla, ni en la ciencia materialista, ni en los dogmas de las religiones positivas, se refugia en su seno.

  Sí, la ciencia espírita da al hombre una explicación tan racional de "El por qué de su existencia", que esa explicación le consuela, le fortalece y le reanima para seguir adelante por ese arduo camino que se llama la existencia humana.

  ¿Por qué de la vida?- preguntamos todos. ¿Por qué ese conjunto de luchas, de trabajos, de sinsabores y de sufrimientos que terminan con la muerte?.

  Problema pavoroso que hasta hoy había quedado sin resolver. 

  En medio del continuo sufrir de la mayor parte de las existencias humanas,¿cuantas veces se han asomado estas preguntas a los labios del hombre?: ¿Por qué he nacido?; ¿por qué estoy aquí?; ¿por qué vivo?; ¿por qué sufro?.

  Pues bien, el Espiritismo, repetimos, resuelve satisfactoriamente  ese tremendo problema y contesta victoriosamente todas esas preguntas.

Veamos: Afirmando y demostrando la pluralidad de existencias del alma,sin cuya ley, o sea, sin la Reencarnación, la Justicia y la Bondad de Dios, el Excelso Padre de todos, no aparecería por ninguna parte un motivo útil y necesario de las existencias materiales. Las almas, creadas niñas, pero con los gérmenes latentes de los futuros conocimientos que desarrollarán para adquirir todas sus estados de adelanto y progreso en sus luchas por la vida. Allí, como en un yunque, han de probar sus fortaleza; allí, en medio de los miles de peligros que encontrarán en medio de la travesía de este proceloso mar que es la vida humana, han de emplear su inteligencia cada vez más clara, su prudencia cada vez mayor, en sortear los obstáculos para llegar al fin que se propusieron, es decir, a su progreso, sin el cual no hay felicidad posible para ellas.

  La existencia humana, es para el alma una verdadera escuela en la que viene a desarrollar su inteligencia, sus sentimientos y su voluntad.

  Como ese trabajo grandioso no lo puede completar en una sola existencia, y esto lo vemos claramente en la práctica, presenciando como mueren aquí la mayor parte de los seres: iletrados, duros de corazón y sin fuerza de voluntad para el bien, sabiendo que Dios existe y que es la Infinita Justicia y el Infinito Bien, no ha podido negar a sus criaturas lo que necesitaban para alcanzar el grandioso fin para el que fueron creadas, o sea, el tiempo y los medios para conseguir su progreso intelectual y moral, que entraña precisamente consigo, la felicidad de cada uno.

   No, Dios no ha negado nada a sus hijos; por el contrario les ha concedido la eternidad del tiempo para alcanzar con sus propios esfuerzos, su elevación, su purificación, y con ello, la suprema dicha que les aguarda. Como campos en los que debe poner el alma en juego su actividad y sus fuerzas, Dios ha sembrado el espacio de un número infinito de planetas, destinados todos ellos al contínuo trabajo progresivo de los espíritus.

   El Espíritu, durante el tiempo que media entre sus diversas encarnaciones, vive en el espacio, baja a los mundos, se encarna en ellos, no una, sino cien veces o las que le sean necesarias para similar todo el progreso intelectual, todo el adelanto moral que pueden brindarle. Cada existencia material es para el alma como un escalón de la interminable escala del progreso que ha de subir. ¡Viene a los mundos de expiación y de pruebas,como nuestra Tierra, imperfecta ,generalmente cargada de pequeñeces y de miserias morales, presa de exaltado orgullo y de mísero egoísmo. Aquí le aguardan las grandes lecciones que la vida reserva a todos y con cuyas lecciones se engrandecen poco a poco los pequeños, se purifican los inmorales, se humillan los soberbios y se hacen amantes y solidarios a todos los egoístas, regresando al espacio del espíritu, cuando su envoltura material se ha gastado, generalmente, con un estado de progreso superior al que había traído a su último ingreso en la humanidad.

   Las existencias materiales, son para el alma una verdadera escuela en la que viene a enseñarse a seguir el austero camino del deber, la senda del amor y del bien.
   Las almas orgullosas y egoístas, propensas aún a la crueldad y a la bajeza de las pasiones materiales, necesitan vivir en este ambiente terrestre, combatir sin tregua en estas luchas, sentir sus dolores, pasar esas humillaciones, para enmendarse y regenerarse.

   El sufrimiento depura al espíritu; la lucha y el dolor le fortalece y engrandece. He ahí el fin de la vida material para el alma, fin útil, grandioso y necesario, puesto que de cada existencia sale generalmente el espíritu más inteligente, ,y en consecuenciamás tierno.
   Ahora bien, no todos los mundos son presidios para el alma, como nuestra Tierra.
    Dios es sumamente previsor y justo. Nuestro pobre y pequeño planeta es uno de los más atrasados del Universo; pero existen mundos regeneradores,mundos de felicidad a los que llega el alma cuando ha recogido en los mundos de luchas, de pruebas y de expiación, todo el fruto moral e intelectual que le podían dar. Entonces sigue su peregrinación hacia arriba, es decir, hacia Dios, prosiguiendo en aquellas moradas de paz, de amor y de luz, la obra empezada en los mundos de tinieblas y de inmoralidad.

   Este es el objeto de la vida material: la elevación y purificación del espíritu, y con ellas su progreso, y en consecuencia natural de ese progreso adquirido a costa de mil y mil esfuerzos y trabajos, su felicidad eterna.

   Ya lo ves humanidad: el Espiritismo aclara las dudas, sacia el hambre de saber, responde de modo lógico y racional a tantas preguntas, sin ofender a la razón.

- León Denis-

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                             LA TERAPIA DEL DOLOR

En tiempos de pandemia y aislamiento social, es normal que tengamos más 
tiempo y más oportunidades para evaluar ciertos problemas y observar la 
dinámica de la vida.                                                                        
 Y la vida es muy interesante ...                                                                       
 Como espiritista y divulgador de la Doctrina de la Luz, hablamos mucho y siempre tomamos en nuestras conversaciones algunos ejemplos que consideramos importantes para ayudarnos a entender cómo funcionan las cosas.                                                                                                             
  Bueno, siempre cuento la historia que sucedió con un amigo mío que me dijo que cuanto más le pedía paciencia a Jesús, más estaba en problemas. Y yo, con una sonrisa en mis labios, le pregunté cómo quería alcanzar la paciencia si no es  ejercitándola.                                                                                               Sí, porque solo haciendo ejercicio, lograremos la paciencia que anhelamos. Y el ejercicio viene a través de problemas.                                                              ¡Es una ecuación exacta!
Muy bien, durante estos días de cuarentena, he dedicado mucho tiempo a la reflexión; observación de mí mismo, de mis debilidades, de lo que necesito mejorar.
Todas las noches, me acuesto en el banco de mi jardín, mirando el cielo negro lleno de puntos brillantes, sintiendo la brisa fresca, escuchando música tibetana o celta para relajarme y allí me quedo un rato.
 Hablo con Dios, dialogo con Jesús, intercambio ideas con mi mentor espiritual y con todos ellos, les he pedido que me fortalezcan para que no falle en lo que tengo que hacer, que no me rinda por miedo, cobardía o acomodación, que esta fortaleza atenerse a los valores de la perseverancia, con coraje y confianza, tal como un amigo del plan invisible una vez me invitó.
  Y mientras siento su presencia y ayuda conmigo, he sentido cierta melancolía ...
  Me parece que de vez en cuando, una mano entra en mi pecho y lentamente aprieta mi corazón. Es un sentimiento difícil de explicar, ¡pero real, intenso, profundo!                                                       
  Duele ... a veces falta aire ...
Pero hoy, me di cuenta de que lo que le está sucediendo a mi amigo me está sucediendo a mí. Ella con paciencia. Yo con la fuerza.
   ¿Has escuchado el mensaje que dice:  "lo que duele te hace más fuerte" ?
Pues bien…

¿Cómo podría fortalecerme sin experimentar dolor? 
 El dolor, que es la bendición del crecimiento íntimo.
 Es a través del dolor  como lo Alto está atendiendo mis ruegos, fortaleciéndome poco a poco, con su infalible terapia.
 A pesar de todas las molestias que causa, tengo que estar inmensamente agradecido.
  Sin duda, seré más fuerte cuando todo esto termine.
  Quizás algo debilitado por la lucha, pero lo que no te mata, te fortalece y cómo el espíritu es inmortal ...
  ¡Avancemos y que Dios nos bendiga el difícil viaje!

- Ida Lice Lyra Melo- (Tomado del Blog de Bruno Tavares)



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CONSIDERACIONES SOBRE EL MÁS ALLÁ-Reflexiones finales


 

   A la luz del estudio y análisis de la obra EL CIELO Y EL INFIERNO o la Justicia
Divina según el Espiritismo, publicada en 1865 por Allan Kardec, hemos 
desarrollado este trabajo de CONSIDERACIONES SOBRE EL MÁS ALLÁ.

Nuestra intención ha sido reflexionar sobre los postulados que allí se esgrimen, en base a sus argumentos de enorme solidez, tanto de carácter filosófico como de las consecuencias morales que se derivan.
  Hemos considerado necesario y hasta urgente reflexionar para clarificarnos el camino en estos tiempos tan convulsos. Al carecer durante mucho tiempo de una luz clara que ilumine la razón e inspire al corazón, el hombre de hoy, por lo general, navega sin rumbo, dejándose arrastrar por una corriente que no es saludable y que le aboca al precipicio del desequilibrio y el desaliento.
  Es necesario comprender que traemos una misión a cumplir; para cada uno de nosotros la tarea es diferente pero muy importante; que la muerte no es el fin de todo, tan solo el final de una etapa para vivir otra diferente; de esa manera, se elimina el temor y la angustia que supone la incertidumbre sobre el porvenir.
“A medida que el hombre comprende mejor la vida futura, el temor a la muerte decrece, pero al mismo tiempo, al comprender más cabalmente su misión en la Tierra, espera su fin con más calma y resignación y sin temores”.(El Cielo y el Infierno. Capítulo II; ítem 3).
El propio Kardec insiste en la necesidad de una fe razonada, aquella que puede mirar a la razón cara a cara en todas las épocas de la humanidad. Aquella que nos estimula al progreso y a las acciones edificantes puesto que posee la convicción de un futuro mejor; que nos aporta la idea poderosa de la inmortalidad del alma; del progreso sin fin. No solo de que la pérdida de los seres queridos no es tal, solo momentánea, sino que muchos de ellos nos asisten y sostienen en nuestras luchas desde el otro plano de la vida; sin olvidar que el reencuentro se hará efectivo una vez acabemos la etapa de esta existencia física, como ya nos ha ocurrido otras veces, en base a las existencias múltiples, y bajo el amparo del infinito amor y misericordia que nuestro Padre Celestial nos proporciona a cada instante.
   De la misma forma, al comprender la realidad espiritual que nos envuelve, se disipan las dudas respecto a los premios y castigos de los que nos hablan las religiones tradicionales, unos conceptos propios de la mentalidad de otros tiempos. No obstante, hoy día necesario es renovar, actualizar esas ideas para que desaparezca esa fe inconsistente y utópica. Cada quien recoge aquello que ha sembrado. Tarea incompleta, tarea pendiente para el futuro. La siembra es voluntaria pero la cosecha obligatoria; somos los forjadores de nuestro destino, y por tanto, nadie ha de sufrir algo que no merezca ni gozar de una felicidad que no ha merecido por su esfuerzo y sacrificio.
  En referencia al perdón de los pecados, nadie nos puede eximir de esa responsabilidad. Quien perdona por un agravio recibido salda una cuenta pendiente con la ley, puesto que somos todavía espíritus muy imperfectos y con grandes débitos del pasado. Por tanto, el perdón que podamos recibir de nuestros semejantes no nos libra de una reparación en el presente o en el futuro.
En resumen: Somos responsables del bien que hacemos, del mal que provocamos y del mal consecuencia del bien que dejamos de hacer.
   Al respecto de las religiones, el mismo codificador nos señala:
    “Mientras la humanidad avanza, la religión se inmoviliza en sus viejos errores, tanto en materia espiritual como en el terreno científico, por lo cual llega un momento en que ella es desbordada por la incredulidad”. (El Cielo y el Infierno. Capítulo X; ítem 3).
 Una buena parte del materialismo que impera en nuestro mundo es producto de esa incredulidad de la que habla el codificador Allan Kardec. Al no ofrecer respuestas convincentes las religiones, el hombre se aleja de las creencias y se aferra a aquello que ve y que puede palpar con sus sentidos. Sin embargo, algo a nivel interno le reclama la atención poderosamente: estamos hablando de la naturaleza espiritual que todos poseemos. Esa realidad interior, del propio espíritu, trata de recordarnos la necesidad de llevar a cabo unos objetivos espirituales programados antes de encarnar, pero que hemos olvidado y silenciado por las distracciones y objetivos materiales. Se produce un conflicto ante la falta de ideales superiores y de un trabajo interior que nos serene, nos haga felices y nos llene de autenticidad. Ese desequilibrio espiritual nos aboca frecuentemente a la ansiedad, el estrés, la depresión, a todo tipo de trastornos, e incluso en casos extremos al suicidio.
    Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas, y más de 260 millones tienen trastornos de ansiedad.
   También nos informa la OMS de que más de 800.000 personas se suicidan cada año, lo que representa una muerte cada 40 segundos. Y otro dato terrible: el suicidio es la segunda causa principal de defunción entre las personas de 15 a 29 años.
   Ante estas alucinantes cifras recogidas de organismos internacionales cualificados, resulta apremiante la necesidad de estudiar y divulgar el espiritismo en su estricta pureza. Aportar los conocimientos y las pruebas que posee respecto a la inmortalidad del alma para variar el rumbo de miles, millones de personas que permanecen en la obscuridad y la desesperanza.
   La vida es única, porque aunque ahora estemos encarnados, con posterioridad pasaremos al otro lado, liberándonos del yugo de la carne, para posteriormente volver de nuevo al mundo físico; así sucesivamente en una espiral ascendente de progreso y evolución.
   Por otro lado, es necesario entender que los ángeles y los demonios no son seres aparte en la Creación. Dios nos crea sencillos e ignorantes pero perfectibles. Somos responsables de nuestras acciones, y en base a ello sufrimos y gozamos las consecuencias de nuestros actos, de tal forma que existen espíritus en todos los grados de evolución. Los considerados demonios no son más que espíritus muy atrasados que se complacen temporalmente en el mal, hasta que les llegue el despertar de su conciencia, a través de existencias de dolor y sufrimiento reparador. Por contrapartida, los ángeles serían aquellos espíritus ya purificados que atravesaron todas o casi todas las escalas evolutivas, alcanzando una plenitud que es consecuencia de su evolución espiritual.
   Por lo tanto, el mal es un estado transitorio. La finalidad de la vida es crecer hacia la plenitud sin límites. No existen las penas eternas. El mal perdura mientras exista la causa que lo provocó. Hemos de sustituir las ideas de castigos y penas por las de reajustes y desafíos existenciales.
   Todo obedece a un plan cuya base es el amor y la sabiduría de nuestro Padre. Es Él quien nos conduce, respetando nuestro libre albedrío, marcándonos una misión a cumplir dentro del concierto universal.
   Para concluir, hemos de ser conscientes de los importantes avances que nos proporciona la ciencia actual, en dirección a corroborar los postulados espíritas referentes a la supervivencia del espíritu después de la muerte, a través de los incontables testimonios en todo el mundo de pacientes que han vivido Experiencias Cercanas a la Muerte. También es significativo el recuerdo de vidas pasadas a cargo de niños que manifiestan de repente una identidad que no es la suya; tal y como demuestran los resultados de las investigaciones realizadas por los doctores Ian Stevenson, o el profesor Hernani Guimaraes Andrade, o Hemendra Nath Banerjee, etc.
   Resultan destacables también los trabajos a cargo de notables terapeutas, como por ejemplo la doctora Edith Fiore o el doctor Brian Weiss con las regresiones de memoria, capaces de desentrañar, en algunos casos, conflictos ocurridos en otras vidas y que todavía son causa de aflicción en esta existencia. Sin olvidar la inestimable aportación de la moderna física cuántica que nos habla de universos paralelos; también del llamado biocentrismo, tal y como nos explica el médico y científico estadounidense Robert Lanza: “La muerte es una ilusión. La vida crea el universo y no al revés. Significa que el tiempo y el espacio no existen en la forma lineal que pensamos que existe”.
   Es momento de cambio, de decisión. Ya no podemos alegar ignorancia ni falta de medios o posibilidades. Se trata de un reto, de un desafío para este siglo XXI que todos tenemos que afrontar inevitablemente. No hay tiempo para ensayos o lamentaciones. El ser humano debe de caminar consciente hacia su destino final que es la plenitud. Un camino con luz propia que nada ni nadie va a poder parar.
José Manuel Meseguer- Amor,Paz y Caridad
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.VIDAS SUCESIVAS



“NO TE MARAVILLES DE  QUE TE HAYA DICHO: OS ES NECESARIO NACER DE NUEVO : JESÚS: ( JUAN-3-7)


     La palabra de Jesús a Nicodemo fue suficientemente clara.
  Desvirtuarla en interpretaciones fuera de propósito puede ser comprensible en el sacerdocio organizado, atento a las imposiciones de la lucha humana, pero nunca en los Espíritus amantes de la verdad legítima.
    La reencarnación es una ley universal.
   Sin ella, la existencia terrenal representaría un torbellino de desorden e injusticia. A la luz de sus esclarecimientos, entendemos todos los fenómenos dolorosos del camino.
   El hombre no percibió aún toda la extensión de la misericordia divina, en los procesos de rescate y ajuste.
   Entre los hombres, el criminal es enviado a penas crueles o a sufrimientos prolongados.
 Sin embargo, La Providencia corrige amando…No encamina a los reos a prisiones infestadas húmedas. Tan sólo determina que los cómplices de dramas nefastos cambien la vestimenta carnal en el escenario de la actividad humana, para redimirse unos frente a otros.
  Para la sabiduría magnánima no siempre el que erró es un perverso, como no siempre la víctima es pura y sincera. Dios no sólo ve la maldad que surge en a superficie del escándalo; conoce el mecanismo sombrío de todas las circunstancias que provocaron un crimen.
  El verdugo integral, así como la víctima integral, son desconocidos por el hombre. Con toda sabiduría, el Padre identifica las necesidades de sus hijos y los reúne, periódicamente, por los lazos de sangre o en la red de compromisos edificantes , a fin de que aprendan la ley del amor, entre las dificultades y los dolores del destino, con la bendición del temporal olvidado.

CAMINO,VERDAD Y VIDA




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