miércoles, 15 de julio de 2020

"¿Puede usted consultar los espíritus para mí?"

   INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.-  Espiritismo,¿Religión o filosofía?
2.- ¿ Puede Vd. consultar  los Espíritus para mí?
3.- Concédete permiso para...
4.- Animus y Ánima





                           
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 ESPIRITISMO, ¿RELIGIÓN O FILOSOFÍA ?



¿ES EL ESPIRITISMO UNA RELIGIÓN?
No. El Espiritismo es una doctrina filosófica que tiene consecuencias religiosas como toda filosofía espiritualista, y por esto mismo toca forzosamente las bases fundamentales de todas las religiones: Dios, el alma y la vida futura; pero no es una religión constituida, dado que no tiene culto, rito ni templo, y que entre sus adeptos ninguno ha tomado ni recibido título de ningún tipo. El Espiritismo no posee dogmas, ni cultos, ni ritos, ni ceremonias, ni jerarquías; no pide, ni admite ninguna fe ciega, quiere que todo sea comprendido. Está basado, pues, en principios independientes de toda cuestión dogmática. El Espiritismo no es por tanto una religión porque no hay una palabra para expresar dos ideas diferentes, y que, en la opinión general, la palabra religión es inseparable de culto, despierta exclusivamente una idea que el Espiritismo no tiene. No teniendo el Espiritismo ninguno de los caracteres de una religión en la acepción usual del vocablo, no podía ni debía adornarse con un título sobre cuyo valor inevitablemente se habría equivocado. Es por esto por lo que simplemente se dice doctrina filosófica y moral. No obstante sus consecuencias morales están implícitamente en el Cristianismo, porque es la moral que recomiendan los espíritus, y la más alta expresión de caridad y amor al prójimo que encontramos. (Extraído de Qué es el Espiritismo de Allan Kardec)

¿ES EL ESPIRITISMO UNA FILOSOFÍA?

pero no es solo una filosofía ya que tiene un triple aspecto de ciencia, filosofía y las consecuencias morales que resultan.
Según la definición de Allan Kardec: El Espiritismo es la ciencia que trata sobre la naturaleza, el origen y el destino de los espíritus y las relaciones que pueden establecer con el hombre.
De las informaciones y análisis que resulta de la observación de los hechos y de las comunicaciones con los espíritus se adentra de lleno en el campo filosófico, explicando y resolviendo de forma racional innumerables cuestiones no explicadas anteriormente sin chocar con el sentido común.

- Juan Carlos Mariani -

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¿USTED PUEDE CONSULTAR A LOS ESPÍRITUS PARA MÍ?


Esta pregunta es muchas veces dirigida a los espiritas. Imaginan,  los que desconocen el Espiritismo, que los centros espiritas son auténticos consultorios del más allá. Meros equívocos.

   Vamos por partes. Dice el Codificador de la Doctrina Espirita que toda persona que siente, en cualquier grado, la influencia de los espíritus, es por ese acto, médium. Es correcto, pues la mediúmnidad es un don humano presente en todas las criaturas humanas  y no exclusiva de los espiritas.

   Ocurre que, por mera cuestión de entendimiento, son considerados médiums aquellos que ostensivamente son utilizados por los espíritus como intermediarios de sus manifestaciones. Vale decir que esas manifestaciones ocurren de innumerables formas (psicografia, psicofonía, videncia, audiencia, etc.) y que los espíritus  no son nada más que criaturas humanas antes y después  de la muerte, guardando consigo sus conquistas morales e intelectuales. Este hecho, por si solo, ya indica que los espíritus se presentan en las manifestaciones de acuerdo con la moral e intelecto que poseen.

   Por tanto, el proceso de consulta a los espíritus es algo que requiere mucha prudencia, buen sentido y redoblados cuidados. Al final, ellos  no están ahí para satisfacer curiosidades o resolver problemas materiales. Aconsejan sí, siempre con mucha reserva, atienden muchas veces cuidados con la salud, más se abstienen de informaciones de cuño material. Solamente responden a estas cuestiones espíritus ignorantes,  torpes o propensos a juegos.

   Por otro lado, es  preciso siempre recordar que los médiums, espiritas o no, son personas comunes, apenas dotados de facultad de intercambio con el mundo espiritual. La mediúmnidad es una autentica herramienta de trabajo para el bien de la colectividad. Su uso independiente de la edad, sexo, creencia o condición social, más el factor  moral  de su portador, es factor determinante para su práctica equilibrada y condicionada con su autentica finalidad de auxilio a los seres humanos.

   Su desarrollo obedece a la programación previa establecida antes de la reencarnación, pero aquí mismo, en el plano terrenal, donde la dedicación, la disciplina, la fidelidad a los principios humanitarios y cristianos, la harán grandiosa y la constituirá en bendición para su portador  y beneficiado de su actuación.

   Por todas estas razones, la consulta a los espíritus es cuestión absolutamente secundaria. Ya tenemos la teoría a disposición, para estudiar y comprender. Y al mismo tiempo, el comportamiento ético y moralizado darán guarida a su expansión y uso correcto.

   Los espíritus viven ayudando a las criaturas humanas. Lo hacen mediante la intuición, a través de los sueños, con su presencia constante a nuestro lado – siempre que estemos  con ellos sintonizados por el buen comportamiento y por los buenos pensamientos o por la adquisición permanente de virtudes –, así como por el propio entendimiento que ya poseen (los esclarecidos), de la importancia de la solidaridad…                                                                                                                        

Orson Peter Carrara ( El Blog de los Espíritas)
Traducido por M. C. R. 

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     CONCÉDETE PERMISO PARA ....

Para trabajar.-  Trabaja de acuerdo con tus posibilidades. Siempre tenemos  condiciones para hacer algo; no olvides que el trabajo  es el  motor de tu progreso.

Para ser saludable.- Cuida tu cuerpo. Evita agredirlo con vicios o alimentación  inadecuada. ¡ Hazte cargo de él !. El bien te espera.

 Para liberarte de las preocupaciones.- Ten en cuenta que las preocupaciones  desaparecen cuando confías en  la  vida. Estar preocupado o dejar de  estarlo      sólo depende de una opción  mental. Si el pensamiento no es bueno, cámbialo  por otro mejor; tú eres su dueño.

Para ser bueno.- La bondad modificará tu vida, porque nace del  corazón. Elige  siempre la bondad y vivirás en paz. La bondad  tiene un  extraordinario poder regenerador.

Para ser iluminado.- Ilumina tus pensamientos y actitudes con sentimientos  nobles. Confía que así es y  accederás a  niveles superiores de felicidad humana.

- Jasón de Camargo- (Educación de los sentimientos)

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"LOS LÍMITES DEL UNIVERSO SON VIBRACIONALES. EL MUNDO MATERIAL NO ES UNA COPIA DEL MUNDO MATERIAL, ES EXACTAMENTE LO CONTRARIO: EL MUNDO MATERIAL ES EL QUE ES UNA COPIA DESDIBUJADA DEL MUNDO ESPIRITUAL"
- Bruno Tavares-

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                       ÁNIMUS Y ÁNIMA 

Mencionar como título el arquetipo utilizado por el padre de la Psicología Analítica Carl Gustav Jung sobre la polaridad sexual nos sirve para reivindicar en este breve artículo de opinión, la importancia que, dentro de las relaciones íntimas entre las personas, tiene la comprensión integral de la función sexual en el desarrollo del bienestar psicológico y biológico de la persona.
       Según este maestro de la psicología, la polaridad sexual se refleja en estos dos aspectos, siendo así que el ánima es la parte femenina que todo hombre alberga en su psique, mientras que el ánimus son aquellas actitudes, tendencias o aspectos psicológicos masculinos que la mujer tiene en su psicología personal.
       El equilibrio entre ambos supone una auténtica bendición para la armonía emocional y mental de todo ser humano, además de propiciar unas relaciones saludables en el aspecto sexual, que tienen como consecuencia un estado de bienestar físico y psicológico. La mayoría de los trastornos mentales y desequilibrios emocionales derivados de un uso equivocado y erróneo de la función sexual tiene como consecuencia un desequilibrio profundo de esta polaridad sexual, que lleva a las personas a graves consecuencias para su salud y desequilibrio personal.
       Tanto la represión y castración del deseo sexual derivado de prejuicios, imposiciones dogmáticas, arbitrarias, religiosas, culturales, etc., así como lo contrario: el libertinaje sexual, la promiscuidad, la falta de respeto y lealtad con la pareja, el sexo descontrolado sin amor ni vínculo afectivo, los vicios y pasiones morbosos relacionados con el único deseo de satisfacción del placer hedonista sin importar las consecuencias, etc., son las causas de los tormentos y desdichas de la criatura humana en lo que a su desequilibrio mental y personal se refiere, generando graves consecuencias en la salud y en las relaciones con los demás.
      La función sagrada del sexo es la propia función de la vida, pues esta última no existiría sin el primero. Pero el uso que hacemos de las energías sexuales, así como la ignorancia y el desconocimiento que tenemos sobre las consecuencias de un uso desequilibrado de las mismas, nos hacen retrasarnos en nuestro camino hacia la armonía, la paz y la felicidad interior a la que todos aspiramos.
      El equilibrio entre la polaridad masculina y femenina se logra con el tiempo, y en ello influye en gran manera las experiencias que arrastramos en nuestro inconsciente personal, que derivan en gran parte de las vivencias que hemos tenido en un sexo u otro a lo largo de las distintas vidas que hemos tenido en la Tierra. Sin duda, varias existencias reencarnando como hombre facilitan que la preponderancia psicológica de nuestra alma sea “Ánimus”, que viene caracterizada por los elementos propios del varón, como la energía, la determinación, la resolución, la fortaleza, el liderazgo, etc. Todo lo contrario ocurre cuando reencarnamos con frecuencia con sexo de mujer, donde nuestra estructura psicológica tiende a desarrollar los atributos propios de la femineidad y maternidad, entre los que se cuentan especialmente la ternura, la sensibilidad, el amor, la delicadeza, etc.
      Esto no quiere decir que no haya hombres que no serán tiernos, delicados o sensibles y posean en su estructura personal características femeninas, ni mujeres que sean decididas, valientes, determinadas, etc. y les ocurra al contrario. Aquí es donde se ve la parte de Ánimus o Ánima que cada uno tiene y en qué medida se encuentra desarrollada. El equilibrio de ambas cuestiones dota al ser humano de una profunda armonía interior, rescatando para su comportamiento y caminar por la vida lo mejor de ambos sexos.
      El conocimiento espiritual refuerza estos conceptos, pues, si la biología nos demuestra que la sexualidad es binaria (sólo existen dos sexos, hombre o mujer), sin embargo, el apartado psicológico, que a veces se denomina como identidad de género, se ve afectado por la preponderancia de una de las dos polaridades, femenina o masculina.
       Cuando una persona se siente en un género distinto a su condición biológica de hombre o mujer se califica como “disforia de género”, que al amparo del conocimiento espiritual no representa ninguna patología, sino una consecuencia inevitable de las leyes que rigen el proceso evolutivo del alma humana.
       Es bien sabido que el ser espiritual inmortal, el alma o espíritu humano, es asexuado, es decir, no tiene sexo. Sin embargo, en la etapa evolutiva en que nos encontramos, el sexo es imprescindible y viene dado desde antes del nacimiento por una planificación pre-encarnatoria que nosotros mismos determinamos a fin de corregir determinadas deficiencias del pasado o para experimentar experiencias que son necesarias para nuestro progreso espiritual.
      Todo el proceso viene equilibrado y regido por las leyes de la reencarnación, que permiten al ser humano, en cada existencia que tiene sobre la Tierra, enfrentar los retos y objetivos de progreso y evolución hasta la plenitud y la perfección relativa a la que aspira el alma humana desde que es creada por Dios.
      Así pues, el cuerpo intermedio entre el alma y el cuerpo biológico es denominado periespíritu, y a través de él se moldea la parte biológica del nuevo ser desde el momento de la concepción, imprimiéndole las características físicas, sexuales y psicológicas necesarias para la nueva vida que ha de tener. Por ello, el espermatozoide es atraído por el óvulo mediante sintonía vibratoria, eligiendo aquel que entre millones se ajusta a las necesidades que ha de tener el cuerpo y la biología de la persona. Los gametos X e Y que determinan el sexo masculino o femenino están perfectamente acordes al programa que se estructura previamente por parte del alma humana o de aquellos que la ayudan a reencarnar. La Ley de Causa y Efecto determina las condiciones en las que llegamos nuevamente a la Tierra en función de nuestras necesidades evolutivas, y nunca en base a nuestros caprichos o deseos.
       Como explicaba Clemente de Alejandría en el siglo III:
      “Cada alma recibe el cuerpo que necesita en función de sus merecimientos”
      Así pues, en un tema tan complejo y delicado como este, en el que el respeto por los demás debe guiar nuestra opinión, deberíamos saber distinguir entre sexo biológico y tendencias u orientaciones sexuales (heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad, etc.) Así mismo, tampoco deberíamos confundir el sexo biológico con la identidad de género (una condición Psicológica del alma influida por sus tendencias sexuales del pasado).
      Y por último, es preciso estar vigilantes para no confundir nada de todo esto con la llamada Ideología de Género, que no es más que una construcción social, no avalada por la ciencia, que atenta contra la dignidad de las personas y  la diferenciación que ennoblece al hombre y la mujer en aquellas funciones que les son propias (femineidad, maternidad, etc.).
       Esta ideología está siendo potenciada por intereses espurios a través de lobbys (intereses económicos y de poder) presentes en muchos países, confundiendo y radicalizando sus posturas al amparo de movimientos feministas exagerados, que nada tienen que ver con la igualdad entre hombres y mujeres que la propia naturaleza ha otorgado y que debería ser la base para la igualdad de derechos sociales, diferenciando las funciones que les son propias a cada sexo, así como su condición psicológica.
       Como conclusión, desearíamos dejar constancia que el hombre y la mujer son iguales a nivel espiritual, pues el espíritu no tiene sexo, ya que unas veces reencarnamos de hombre y otras de mujer, lo que significa que todos debemos experimentar ambas facetas en el transcurso de nuestra evolución. Esto significa que en una o más vidas (apenas un soplo en la trayectoria milenaria del espíritu inmortal) debemos intentar aprovechar las experiencias que cada sexo nos ofrece para poder desarrollar los atributos positivos del mismo.
      De esta forma equilibramos el Ánimus y Ánima. Así comprendemos que la base de toda relación sexual, sea cual sea la tendencia sexual adoptada, no se basa únicamente en el placer sino sobre todo en el amor, el respeto y la afectividad. Es la única forma en que la polaridad sexual tiene completo sentido y equilibra la vida de la pareja, mediante una relación saludable que deriva en dicha y felicidad, no tanto por el placer físico sino por la necesidad que todos tenemos de sentirnos amados, queridos y respetados.
      Hay otra forma de equilibrar Ánimus y Ánima sin necesidad de que las energías sexuales se expresen en cualquiera de las formas conocidas, y se trata de la “sublimación sexual”, pero esto será objeto de otro artículo de opinión por falta de espacio.

 Redacción - Amor, Paz y Caridad


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