AVISO!!! Comunico a los seguidores de este blog que me encuentro hospitalizado pendiente de una cirugía tras sufrir un accidente domestico en el día de ayer. En los próximos días trataré seguir publicando en la medida que me sea posible.
Saludos!
José Luis
INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Lo peor es el orgullo
2.- Doctrina Espírita
3.- Amar el Espiritismo
4.- Aborto (2 de 5)
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LO PEOR ES EL ORGULLO
Todas las imperfecciones morales son otras tantas puertas abiertas que dan entrada a los malos Espíritus, pero lo que ellos explotan con más habilidad es el orgullo, porque es el que menos deja conocerse a sí mismo; el orgullo ha perdido a muchos médiums dotados de las más bellas facultades, y que, sin esto, hubieran podido ser sujetos notables y muy útiles; mientras que, habiendo sido presa de Espíritus mentirosos, sus facultades se han pervertido en primer lugar, después aniquilado, y más de uno se ha visto humillado por las más amargas decepciones..
ALLAN KARDEC
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS
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DOCTRINA ESPÍRITA
Toda creencia es respetable.
Sin embargo, si has llegado a la Doctrina Espírita, trata de no negarle fidelidad.
Toda religión es sublime.
Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita es capaz de explicarte los fenómenos mediúmnicos en los que toda religión se afirma.
Toda religión es santa en las intenciones.
Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita puede guiarte en la solución de los problemas del dolor y del destino.
Toda religión auxilia.
Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita está en condiciones de liberarte del ilusorio temor al infierno, el cual existe solamente en las conciencias atormentadas por sus culpas.
Toda religión consuela ante la muerte.
Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita puede demostrarte la continuidad de la vida más allá del sepulcro.
Toda religión predica el bien a sus adeptos como medio de conquista del paraíso.
Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita establece la práctica incondicional de la caridad como simple deber.
Toda religión exorciza ante la influencia de Espíritus desdichados.
Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita te enseña a abrazarlos como enfermos, reconociendo en ellos a los mismos seres humanos desencarnados actuando en otros planos de evolución.
Toda religión educa siempre.
Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita es la que permite el libre examen, liberando el raciocinio de toda presión dogmática, para que la fe pueda mirar frente a frente a la razón.
Toda religión habla de penas y recompensas.
Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita nos patentiza que todos recogeremos en proporción a la siembra que hayamos realizado en la vida, sin ningún privilegio con la Justicia Divina.
Toda religión que se erige sobre principios nobles, ya sea de otros continentes y aunque las consideremos extrañas, guarda la esencia cristiana.
Sin embargo, sólo la Doctrina Espírita nos ofrece la clave precisa para la verdadera interpretación del Evangelio.
Por ser la Doctrina Espírita un foco de libertad para el entendimiento, hay quien considera que ella está obligada a mezclarse con todas las aventuras marginales y todos los exotismos, pues si no huiría a los mandatos de la fraternidad que postula.
Dignifica, pues, a la Doctrina Espírita que te consuela y libera, vigilando su pureza y su sencillez y para que no colabores, sin darte cuenta, con los vicios de la ignorancia y los crímenes del pensamiento.
Espírita debe ser tu carácter, aunque recién estés recuperado de la caída que has tenido.
Espírita debe ser tu conducta, aunque estés frente a duras pruebas.
Espírita debe ser el claro adjetivo de tu institución, aunque por tal motivo le falten a ella las pasajeras subvenciones y honores terrenos.
Espírita debe ser el nombre que te distinga, aunque tengas afligentes luchas contigo mismo.
Doctrina Espírita quiere decir Doctrina de Cristo.Y la Doctrina de Cristo es la doctrina del perfeccionamiento moral en todos los mundos.
Guárdala, pues, en tu existencia, como siendo tu responsabilidad mayor, porque día vendrá en que serás convocado, naturalmente, a rendirle cuentas.
EMMANUEL
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Amar El Espiritismo
Para entregarnos real y profundamente a algo, tenemos que llegar a amarlo. Nos damos a nuestros hijos o a nuestros seres mas queridos, sin ningún tipo de oposición o medida. Para lograr darnos al espiritismo, tenemos igualmente que llegar a amarlo.
Y para llegar a ese estadio, debemos conocerlo primeramente a través de la lectura; comprenderlo después, lo que logramos con el estudio profundo y la intima reflexión; hasta llegar finalmente a una vivencia del mismo, de una manera natural.
Para ello, llevamos a la práctica todas las enseñanzas adquiridas, transformándolas en actos de amor en nuestro día a día.
Amando, irradiamos una vibración que nos sintoniza con la espiritualidad mayor, que nos alienta, nos asiste y nos protege siempre, manteniéndonos alerta a la búsqueda de la necesidad, que muchas veces se encuentra donde menos lo esperamos.
Hablar, escuchar, compartir, sonreír … hacer caridad sincera, esa que va mas allá de dar las migajas materiales que nos sobran, esa con la que abrimos sinceramente nuestros corazones.
¿Qué haríamos si viéramos a un ser muy querido por nosotros pasando calamidades?, haríamos todo lo que estuviera en nuestra mano por evitarle cualquier tipo de sufrimiento. ¿Y si pusiéramos mentalmente la cara de nuestros seres mas queridos a nuestros semejantes necesitados?…al fin y al cabo, ¿no somos todos hermanos planetarios, hijos del mismo padre?. Debemos reconocer la obra de Dios en cada uno de ellos.
Algunos disculpan su indiferencia pensando: están pagando su karma por la ley de causa y efecto, éstas pruebas son un aprendizaje para ellos, pero… ¿nos exime esto acaso, de darles asistencia?, ¿no serán igualmente pruebas para nosotros, si Dios los puso en nuestro camino?.
No nos corresponde juzgar, nos corresponde amar… amar sin medida. A través de darnos a los demás, es como hallaremos el camino recto hacia nuestra transformación moral y es como llegaremos realmente a amar el espiritismo.
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ABORTO ( 2/5)
( Continuación)
El aborto es un tema de la conciencia de cada persona…
Muchos afirman que “el tema del aborto está relacionado con la conciencia de cada uno” y penalizarlo o no “es imponer una determinada concepción moral a los demás. Que en una sociedad pluralista hay diferentes visiones respecto del estatuto del embrión y del feto. Que debe ser la mujer la que decida según su conciencia.” Que es una exigencia de la tolerancia penalizar o no el aborto. Que si el aborto es despenalizado, quienes lo rechacen no están obligados a practicarlo, mientras quienes estén de acuerdo no pueden ser impedidos por el Estado de hacerlo. (4)
Pedro Vaz Patto, en un artículo publicado en Internet, presenta interesantes respuestas a semejante planteo. (4)
Si consideráramos que el aborto fuera una cuestión moral que no reflejara en los derechos de otros, el Estado debería aceptar que su práctica “dependería de la conciencia de cada uno.” Sin embargo, abortar significa extinguir la vida de una persona que siquiera puede opinar acerca de su propio destino y si el Estado admite que la vida de una persona depende de la decisión de otra, aquella sería tratada como una “cosa” y el estatuto no sería de personas, sino de cosas.
Por otra parte, cuando el aborto es despenalizado, el Estado deja de tomar una posición de neutralidad porque utiliza recursos públicos, los cuales pertenecen también a aquellos que rechazan la práctica, quienes si bien no están obligados a abortar, sí están obligados a colaborar “a través de los impuestos que pagan”.
Queda claro que el rechazo al aborto no resulta de la religiosidad de cada uno, sino “de las exigencias de tutela del primer derecho fundamental, el derecho a la vida”.
El quinto mandamiento de la Revelación de Moisés, “no matarás”, es una ley que refuerza las convicciones de los religiosos, pero “no es necesario ser cristiano para reconocer que no se debe matar”.
Desde el punto de vista legal, muchos dicen que el derecho a la vida solo está garantizado a partir del nacimiento, argumento que ya rebatimos antes, cuando expusimos las palabras de los expertos que decían que la vida comienza en la concepción. (Primera parte) Y además, afirmar que la vida vale menos antes del nacimiento “es como decir que la vida humana no tiene igual valor” en las diferentes etapas: infancia, adultez o vejez, o que tampoco “vale lo mismo la vida de las personas discapacitadas” o de diferentes razas y condiciones sociales. De haber alguna distinción, lo más sensato sería que la vida de los fetos necesitaría mayor protección y cuidado, dado que son indefensos. Pero no podemos decir que su vida vale menos que cuando nacen. (4)
(Continuará)
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