sábado, 20 de julio de 2019

Relato de una obsesión

    INQUIETUDES   ESPÍRITAS
 
1.- Para librarse de los obsesores
2.-Espiritismo: Apuesta moral y filosófica
3.- Relato de una Obsesión
4.-  Bendice y auxilia
5.- Educación para la muerte




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                  PARA LIBRARSE DE LOS OBSESORES

Las imperfecciones morales dan lugar a los Espíritus obsesores, y  el medio más seguro de desembarazarse de ellos es el atraer a los buenos por la práctica del bien. .Los Espíritus buenos tienen, sin duda, más poder que los malos, y su voluntad basta para alejarlos; pero no asisten sino a los que les secundan por los esfuerzos que hacen para mejorarse; de otro modo se alejan y dejan el campo libre a los Espíritus malos que vienen a ser de este modo, en ciertos casos, instrumentos de castigo, porque los buenos les dejan obrar con este fin.. 


EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS 
ALLAN KARDEC 



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Espiritismo: Apuesta Moral Y Filosófica

 Opinión personal

safe_imageSi estudiamos con racionalidad y consciencia, percibimos que el Espiritismo es una apuesta moral y filosófica antes que religiosa…
El espírita que no haya comprendido esto necesita más tiempo de estudio y reflexión, porque es un detalle muy importante, tanto para nosotros como para los que nos escuchan en nuestra vida de relación… Asi como Jesús no habló (y menos fundó) una religión cristiana y/o católica, Kardec no codificó ninguna religión (cosa que percibimos con claridad al estudiar la codificación y no hallar una sola referencia a una «religión espírita»).
"Cada cual puede vivenciar el Espiritismo según le late o comprende una vez pasado por el filtro de la cultura y sociedad que le es propia, pero, por coherencia doctrinaria, será siempre mucho mejor ajustarse al mensaje original y no a los añadidos personales de cada país o grupo social que, sin pretenderlo, proyecta modismos culturales, estereotipos, etc que el mensaje original no presenta".
Escrito por Carlos G. para Zona Espírita
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       Relato de una Obsesión

   No ignoras que renací en un hogar espírita, pero como le sucede a la mayoría de los que reencarnan, llevaba conmigo, ligados a mi clima psíquico, a algunos compañeros de vicios y extravagancias del pasado, quienes al no tener el cuerpo de carne, se valían de mí para vincularse a las sensaciones del plano terrestre, como si yo fuese una vaca en condiciones de cooperar en la alimentación y conducción de una pequeña familia…
Debes creer que por mi parte, había retomado el arado de la vida física, llevando un excelente programa de trabajo que, de haber sido atendido me aseguraría un valioso avance en dirección a las vanguardias de la luz. No obstante, mis parásitos espirituales, astutos e inteligentes, actuaban disimuladamente, sin que ni en lo más mínimo presintiera su influencia? Y, ¿sabes cómo lo hacían?
Por medio de simples reflexiones íntimas ? prosiguió Sacarema desilusionado ? Tan pronto salí de la adolescencia, con una buena dosis de razonamiento lógicos en la cabeza, los instructores amigos me exhortaban, por boca de mis padres, a cultivar el reino del espíritu, refiriéndose al estudio, a la abnegación, al perfeccionamiento, pero dentro de mí las voces de mis compañeros surgían de mi mente como cursos de agua que fluyen de una vertiente, facilitándome la falsa idea de que hablaba conmigo mismo:
«¿Cosas del alma, Custodio? Nada de eso. Este momento es para que vivas la juventud, la alegría, la vida? Deja la filosofía para después…?
Transcurrido algún tiempo me gradué como universitario. Las advertencias provenientes del hogar se hicieron sentir con más intensidad, convocándome al deber; sin embargo, mis seguidores, hasta entonces invisibles para mí, replicaban también como una burla que los demás no oían:

«-¿Ahora? No es el momento oportuno, ¿De qué manera vas a compatibilizar la carrera que acabas de empezar con asuntos de religión? ¡Custodio, Custodio!… Respeta la opinión de las mayorías, ¡no te hagas el loco?!» 
Me casé y poco después los llamamientos a la espiritualización recrudecieron a mí alrededor. Mis hábiles explotadores, sin embargo, comentaron con vivacidad
:
«-¡No cedas, Custodio! ¿Y las responsabilidades de familia? Es preciso trabajar, ganar dinero, obtener una posición, cuidar de la mujer y los hijos…» 
La muerte me quitó a mis padres y yo, abogado y dedicado a las finanzas, ya en la madurez, oía aún a los Buenos Espíritus, por intermedio de compañeros aplicados, que me exigían dedicarme a la elevación moral, poniendo en ejecución los compromisos asumidos; no obstante, dentro de mi casa interior aumentaban los argumentos de mis obsesores inflexibles:
«Custodio, tienes muchas ocupaciones? ¿Cómo vas a dedicar menos tiempo a los negocios? ¿Y la vida social? Piensa en la vida social? No estás preparado para la siembra de la fe…«
Enseguida, amigo mío, llegó la vejez y la enfermedad, esas dos enfermeras del alma que viven dándose la mano en la Tierra. Empecé a sufrir y a desengañarme. Algunos escasos amigos que me visitaban en mi vejez, me transmitían las postreras invitaciones de la Espiritualidad Mayor, insistían conmigo, esperando que me consagrara a los sagrados asuntos del alma; sin embargo, desde entonces, los gritos de mis antiguo parásitos fueron más intensos, más irónicos, me inspiraban sarcasmo como si fuera yo mismo el que me ridiculizaba:
«-¿Tú, viejo Custodio?¿Qué vas a hacer con el Espiritismo? No es demasiado tarde? Profesión de fe, mensajes del otro mundo? ¿Qué se dirá de ti, viejo amigo? Tus mejores amigos hablarán de locura, de senilidad? No tengas dudas?Tus propios hijos te privarán de derechos, como si fueras un enfermo mental, inepto para administrar ningún interés económico? Ya se te pasó el tiempo para eso…«

Custodio Sacarema me dirigió una significativa mirada y concluyó:
Mis perseguidores no maltrataron mi cuerpo ni me turbaron la mente. Alimentaron tan sólo mi comodidad y con eso me impidieron todo avance renovador. Vuelvo de la Tierra, querido amigo, imitando al labrador endeudado que regresa con las manos vacías, de un campo fértil donde podría haber acumulado inimaginables tesoros? Sé que tú aún escribes para los hombres, nuestros hermanos. Cuéntales mi pobre experiencia; cuando estés junto a ellos refiérete a la obsesión pacífica, peligrosa, enmascarada? ¡Diles algo acerca del valor del tiempo, de la grandeza potencial de cada uno, dentro de la peregrinación humana!»
(Relato dirigido a André Luiz – Espíritu)

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                                  BENDICE Y AUXILIA

La vida ofrece una infalible receta en favor de nuestra paz.
Si la incomprensión nos aflige, bendice y auxilia.
Si la discordia amenaza, bendice y auxilia.
Si la dificultad aparece, bendice y auxilia.
Si la maldad llama a la puerta, bendice y auxilia.
Si la irritación nos apodera, bendice y auxilia.
Si el problema se agrava, bendice y auxilia.
Si el desánimo intenta arrasarnos, bendice y auxilia.
Si la injuria nos visita, bendice y auxilia.
Aun en los días en los que las lágrimas sean la única presencia en nuestro corazón para el trabajo a realizar, bendice y  auxilia siempre, porque bendiciendo y auxiliando, estaremos en todas partes, con el auxilio u bendición de Dios.

-Bezerra de Menezes-
Médium: Francisco Cándido Xavier ( Del libro Coraje)

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    EDUCACIÓN PARA LA MUERTE



 Herculano Pires.
    Entregados a sus preocupaciones absorbentes del día a día, hombres y mujeres aún viven en la Tierra como hace millones de años. Cuidan de la vida sin preocuparse con la muerte. Esta posición anestésica es útil en la Tierra, mas desastrosa en los planos espirituales. En las manifestaciones de espíritus (fenómenos tetha) se puede evaluar el perjuicio causado a las criaturas por esta alienación a la materia. Embriagados por sus ansias de conquistas materiales, prácticamente tragadas por la vida práctica, la mayoría de los que mueren no tienen la menor noción de lo que es la muerte. Entran en pánico después del traspaso, apegándose después a personas amigas de sus relaciones, perturbándolas sin querer o procurando, a través de ellas, sentir un poco de la seguridad perdida en la Tierra. Además de estos prejuicios, la falta de educación para la muerte causa el perjuicio mayor de los desesperos, angustias existenciales y locuras que hoy barren la Tierra en toda su extensión. Por otro lado será preciso considerar los perjuicios inmensos producidos por la ignorancia de las finalidades de la vida. Las mismas Ciencias sufren de esta ignorancia, que les barra el camino de descubrimientos necesarios para la mejoría de las condiciones de la vida terrenal.

    Por más atildados y dedicados que sean los científicos, si no tuvieren conocimiento de las leyes fundamentales que rigen al planeta y condicionan a la Humanidad, no podrán penetrar en las causas de los males y problemas que enfrentan. 
   Será cuestión pacífica que la falta del conocimiento preciso y amplio del medio en que estamos nos deja entregados a peligros que no podemos prever. Es lo que ahora mismo acontece, en el caso de la polución peligrosísima del planeta por las exigencias del desenvolvimiento industrial. La falta de interés por la Ecología sumergió al mundo en una situación desastrosa, que aún no sabemos como podremos superar.
    La Ciencia se atiene a los efectos, dejando las causas por cuenta de la Filosofía y de la Religión. Esta última se cerró en dogmas ilusorios, mandando a los santos la cuestión fundamental de las causas. Entregados a los conocimientos empíricos de la realidad constatada en los efectos, los hombres consiguieran realizar la hazaña trágica de la polución total del planeta, con los más graves perjuicios para la vida humana, como también para los vegetales y los animales. Nos descuidamos de la muerte y perdemos la vida. Si no cambiamos urgentemente de actitud, acabaremos transformando  la Tierra en una Luna sin atmósfera.
    
    Nuestra insistencia en la consideración escatológica de la muerte, en su función esencialmente destructora – negándole el papel fundamental de controladora de la vida y  renovadora  de las civilizaciones –, parece haber provocado una reacción en nuestra propia estructura óntica que nos transformó en nadificadores de nosotros mismos y de toda la realidad. 
    El extraño privilegio que pretendemos, de ser los únicos seres condenados a la nada, un Universo en donde todo se renueva y se eleva, constituye la más espantosa contradicción de toda la Historia Humana.
    Esta contradicción monstruosa deforma la figura del hombre en el mundo que al contrario de imagen y semejanza de Dios, aparece como la fiera más temible del planeta, donde las fieras salvajes son sistemáticamente destruidas y devoradas por el animal dotado de inteligencia creadora, sentimiento, moral, comprensión de su espiritualidad y sensibilidad ética y estética. El humanismo apasionado de Marx, que soñaba sin saberlo con el Reino de Dios en la Tierra, se negó a si mismo al formular la teoría del poder totalitario y absoluto de una clase social contra las otras. Larissa Reissner, quien luchó por los bolcheviques de armas en la mano, se muestra desolada, en las páginas brillantes de su libro Hombres y Máquinas, al referirse a los campos de trabajos forzados de la URSS, en que antiguos y bravos compañeros de lucha pagaban bajo el poder soviético el precio de sus ilusiones para el fortalecimiento del Estado-Leviatán de Hobbes. La terrible dialéctica de las revoluciones sociales materialistas, sin Dios ni corazón, llevó al Marxismo a la picota de la ley de negación de la negación, negándose a si mismo en el proceso histórico.
     Sin el respeto del hombre por si mismo, por su condición humana, todos los intentos de mejorar el mundo acaban en la asfixia de la libertad, nadificando al hombre después de transformarlo en objeto.
Herculano Pires- ( Art. aportado por Ángeles Calatayud)

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