Artículos para hoy:
- Las calamidades que padecemos
- Algunas aclaraciones a cuestiones puntuales
- Influencia de los muertos a los vivos
- Juventud, divino tesoro
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LAS CALAMIDADES QUE PADECEMOS
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ALGUNAS ACLARACIONES A CUESTIONES PUNTUALES
¿ QUÉ ES UN VIAJE ASTRAL ?
* Es una separación temporal del cuerpo.
- ¿Qué es lo que se separa exactamente?
* Se separa el espíritu del cuerpo físico que, sólo es un revestimiento que se utiliza para poder actuar en el mundo físico. Sin embargo, esta separación es solo temporal y siempre existe un nexo entre los dos que nunca se rompe y que permite la vuelta al cuerpo físico sin que haya ningún tipo de problema de salud. Es el llamado cordón de plata.
- ¿Qué es el cordón de plata?
* Es el nexo de unión entre el cuerpo astral y físico, como un cordón umbilical que permite aportar al cuerpo físico la energía vital que necesita para continuar con vida en ausencia del cuerpo astral. Los clarividentes suelen describir este "cordón" como una especie de hilo muy elástico de tono plateado, extensible hasta el punto de que por mucho que se separe el cuerpo astral del cuerpo físico, el cordón siempre da de sí lo necesario, es decir, se alarga hasta grandes distancias cuando el espíritu se separa y viaja lejos del cuerpo físico.
- ¿Y dónde va el espíritu cuando se separa del cuerpo?
* Donde su pensamiento le lleva, al mundo astral, y ese es un viaje natural que responde a una dinámica necesaria en el desarrollo humano. Esas visitas nocturnas procuran a la persona energías y experiencias que le ayudan más tarde en su vida física, puesto que allí es asistido por entidades espirituales más avanzadas que le aconsejan y guían.
V.G
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INFLUENCIAS DE LOS MUERTOS A LOS VIVOS
Los muertos influencian a los vivos, les guían y les inspiran. Los espíritus se atraen en relación con sus afinidades. Los que se han despojado de la vestimenta de la carne acompañan a los que están aún revestidos con ella. Les estimulan a entrar por el camino del bien, aunque, con frecuencia, también les impulsan a entrar por la senda del mal.
Los espíritus superiores no se manifiestan sino en el caso en que la presencia puede ser útil y facilitar nuestro mejoramiento. Huyen de las reuniones ruidosas y sólo se dirigen a los hombres animados de intenciones puras. Nuestras regiones oscuras les convienen poco. En cuanto pueden hacerlo, se retiran a los ambientes menos cargados de fluidos groseros; pero no cesan, a pesar de la distancia, de velar por sus protegidos.
Los espíritus inferiores, incapaces de aspiraciones elevadas, se complacen en nuestra atmósfera. Se mezclan en nuestra vida, y únicamente preocupados por lo que cautivaba su pensamiento durante la existencia corporal, participan de los trabajos o de los placeres de los hombres a los cuales se sienten unidos por analogías de carácter o de costumbres. A veces, incluso, dominan y subyugan a las personas débiles que no saben resistir a su influencia. En algunos casos, su imperio llega a ser tal, que pueden impulsar a sus víctimas al crimen y a la locura. Estos casos de obsesión y de posesión son más comunes de lo que se cree. A ellos hay que pedirles la explicación de numerosos hechos relatados por la historia.
De entregarse sin reserva a la experimentación espiritista, puede correrse peligro. El hombre de corazón recto y de razón esclarecida y segura puede recoger en semejante experimentación consuelos inefables y preciosas enseñanzas; pero el que sólo buscase en esos hechos un interés material o un entretenimiento frívolo sería objeto fatalmente de innumerables mistificaciones y se convertiría en el juguete de los espíritus pérfidos que, alabándole sus inclinaciones y seduciéndole con brillante promesas, se captarían su confianza para abrumarle después con burlas y decepciones.
Una gran prudencia, pues, es necesaria para entrar en comunicación con el mundo invisible. El bien y el mal, la verdad y el error están allí mezclados, y para distinguir a uno de otro es preciso pasar todas las revelaciones y todas las enseñanzas por la criba de un juicio severo. Sólo debemos aventuramos paso a paso por este terreno. Para evitar las malas influencias, para alejar a la horda de los espíritus ligeros o malhechores, basta ser dueño de sí, no abdicar nunca el derecho de comprobación y de examen, buscar, por encima de todo, los medios de perfeccionarse en el conocimiento de las leyes superiores y en la práctica de las virtudes. Aquel cuya vida es recta y busca la verdad con un corazón sincero no tiene que temer ningún perjuicio.
Los espíritus de luz leen en él, ven sus intenciones y les acompañan. Los espíritus
trapaceros y mentirosos se alejan del justo como una tropa de asaltantes ante una
ciudadela bien defendida.
LEON DENIS
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JUVENTUD DIVINO TESORO
Todos sabemos que la juventud no es un tiempo de la vida y si que es un estado del espíritu. Ruben Darío nos dice que la juventud es un “divino tesoro” tan efímero que cuando lo tenemos no lo apreciamos y cuando lo apreciamos ya no lo tenemos.
La juventud se encuentra desde los 15 años hasta aproximadamente los 24 y se caracteriza por la energía, el vigor y la frescura, en esos años se construye la identidad de la persona pues se define a nivel efectivo, sexual, social, intelectual y físico. Es la etapa en donde se van conformando los valores personales que formarán el carácter.
La juventud es realmente una etapa trascendental en el ser humano, y todos los padres deben concienciarse de que la familia es el fundamento de la sociedad, es la primer escuela del niño, por lo que los padres y las madres deben comprender su responsabilidad. Deben preparar al niño desde antes de su nacimiento para el mundo que les tocará vivir.
Nunca deberíamos olvidar que nuestros hijos son un legado de Dios y que es nuestra responsabilidad educarlos y guiarlos para que formen parte de la familia celestial. La belleza de vivir hay que descubrirla pronto, o no se descubre nunca. Sólo el que ha poblado de ideales su juventud y ha sabido servirlos con fe entusiasta puede esperar una madurez serena y sonriente, bondadosa con los que no pueden, tolerante con los que no saben.
Los padres deben procurar dar a sus hijos lecciones de, obediencia, dominio propio, respeto, etc....
Han de enseñar principios de, salud, orden, limpieza, responsabilidad y pureza.
Inculcar en ellos virtudes como: ser útiles y laboriosos, diligencia, perseverancia, abnegación, generosidad, revisión, economía y ahorro.
Ayudarles a desarrollar cualidades de: sencillez, cortesía, reserva, alegría, agradecimiento, veracidad, honradez e integridad, confianza propia, honor.
Son reglas de urbanidad, que en los últimos tiempos, se están olvidando, y que los padres si queremos una sociedad sana y educada han de procurar inculcar estos principios en sus hijos. No olvidemos que el carácter del joven, y no la juventud lo que perduran al otro lado de la vida.
Sepa como motivar a sus hijos adolescentes a sacar el máximo provecho de su juventud, la mayoría de los padres ven la adolescencia con miedo. Creen que es una etapa que hay que temer, sufrir y esperar a que pase. «Pero están equivocados —afirma Fernando Alberca, experto en Educación—. Deben verla con una actitud positiva porque es una etapa de la vida que ofrece grandes oportunidades y donde los padres tienen un papel importantísimo para sacar lo mejor de sus hijos.
La juventud se caracteriza por el entusiasmo y las ganas de experimentar, y el joven debe sentirse querido, cosa que muchos padres no les presta a esto atención, durante la niñez, se desbordaron en cariño y atenciones, pero al saberles crecidos, poco a poco van distanciándose de este amor de niño, “sabemos que muchos adultos, son niños grandes” es por esa razón que cada padre o madre debe estudiar los sentimientos de su hijo, para con el, y no dejar de alimentarlos. Muchos padres cuando hablan de los jóvenes como una generación desorientada, que lo único que piensan, es en divertirse, en el botellón... que ni estudian ni trabajan. Esto sabemos que en algunos jóvenes es cierto, pero no todos son iguales, y si procuramos formar un equipo de jóvenes, (cada uno en su hogar, con sus hijos) educados, constituiremos una sana sociedad, que podrá contribuir a ser modelo, del bien vivir y del bien estar.
La apatía o el pesimismo no son inherentes a la juventud, los jóvenes son entusiastas y novedosos, y les gusta experimentar, si vemos a un joven descontento es producto de la situación, educación y valores que ha recibido en la familia.
Hay muchos jóvenes que muestran verdadero entusiasmo en hacer las cosas bien y seguir el ejemplo de las personas de bien que viven de muy distinta manera, un joven podrido, sucio, al ver al joven, educado, honesto servicial siempre llama su atención.
Mucho podríamos hablar para conseguir el bienestar del joven, para hacerles verdaderos hombre de bien, y para ello los progenitores hemos de reconocer las habilidades y aptitudes de nuestros hijos, y sobre todo, confiar en ellos, aunque no se lo merezca, porque puede ser, que a partir de mañana el cambie.
Hemos de estimularles y preguntar su opinión para que sientan que su versión nos importa, esto es valorar su inteligencia, es la moneda que le aporta el éxito social y los padres deben de dársela, y es la que le va a permitir sentirse motivado.
Ellos imitan todo lo que ven encasa, si procuramos que en nuestro hogar, no haya inquietudes, ellos no preferirán, estar fuera de ella, si encuentran en los padres y en su hogar, la paz y el consejo, y no la imposición y la reprimenda, por cosas que pueden llegar a hacer y que aun no hicieron, ellos se refugiaran siempre “en el nido domestico”, lugar donde se sentirán seguros, protegidos y atendidos en todos los aspectos, si no es así, ellos se irán fuera de casa, porque se sentirán aburridos y cada día estarán menos tiempo en el hogar.
Mercedes Cruz Reyes
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