jueves, 27 de julio de 2017

Conjuros y otras fórmulas



Temas en este día:

- Enfermedades Espirituales
-Reencarnación de Espíritus con misiones especiales.
-  ¿Podrían los Espíritus ser felices en el Cielo,conociendo que un ser amado está sufriendo en el Infierno?
- Conjuros y otras fórmulas


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Enfermedades Espirituales


Las enfermedades espirituales pueden producir disturbios en el cuerpo físico, por el proceso conocido como somatizaciones, teniendo como causa las desarmonías psíquicas propias del enfermo y/o de la influencia ejercida por entidades espirituales. Las somatizaciones de la primera categoría indican disfunciones congénitas, traumas físicos o pricológicos. Los disturbios de la segunda categoría revelan la posibilidad de procesos obsesivos de variada expresión. Ambos factores, somatizaciones y obsesiones, pueden por tanto estar asociados. 
   Las enfermedades espirituales son, entonces, didácticamente clasificadas  como de baja, media o alta gravedad. Es importante, con todo, considerar que el apoyo de familiares y amigos es imprescindible; el auxilio espírita, asciado con el médico/psicológico, siempre se hace necesario, son otros medios capaces de revertir situaciones desafiantes. Pero sobre todo la fe en Dios y en Jesús, así como la confianza en los Espíritius  protectores, tienen un efecto inestimable, capaz de superar obstáculos aparentemente insalvables. 
     Las enfermedades espirituales de baja gravedad, son más fáciles de ser controladas. Curiosamente surgen en momentos específicos de la existencia, cuando la persona pasa por problemas o pruebas marcantes: pérdidas afectivas o materiales; dolencias físicas; problema profesional, separación conyugal, etc. Son situaciones en las que las emociones afloran, generando diferentes tipos de dificultades: ansiedad, angustia, miedo, dolores físicos, de huesos, musculares, jaquecas, etc; disturbios de la digestión, (nauseas, vómitos, cólicos, acidez, mala absorción alimentaria, etc). Son comunes las alteraciones del sueño, de la atención y del control emocional. 
    En tales condiciones pueden desaparecer espontáneamente, si el indivíduo posee valores morales firmes y demuestra comportamientos positivos durante la vida (esfuerzo de autodominio y capacidad de superación de conflictos). Con todo, tal cuadro puede permanecer por tiempo indefinido o agravarse, sobre todo si hay una dolencia física y/o psíquica subyacente. El hábito de la oración, el Evangelio en el Hogar o el pase, representan valiosos instrumentos de auxilio, estimulando a la persona a elevar su patrón vibratorio. El cambio de patrón vibratorio favorece la sintonía con los benefactores espiritiuales, los cuales prestan asistencia inmediata, necesaria para el reajuste psíquico, emocional y físico. La persona recupera, entonces, las riendas sobre sí misma, desligándose de ideas perturbadoras, propias o de otros. 
   Las dolencias espirituales de mediana gravedad pueden prolongarse por años en el ambiente, manteniéndose dentro de un mismo patrón o evolucionando hacia algo más serio. Con el paso del tiempo, se dibuja un cuadro típico de algún tipo típico de disturbio, que puede estar asociado a otro, por ejemplo: insomnio persistente, gastritis y úlcera gástrica, infecciones microbianas repetidas, crisis alérgicas habituales, dolores musculares penosos, formadores de nudos o contracturas puntos de tensión, dificultades respiratorias seguidas de la desagradable "falta de aire", hipertensión, obesidad o gordura, crisis de jaquecas prolongadas no controlables o parcialmente controlables por medicamentos, humor claramente afectado, oscilante, determinando crisis de irritabilidad e impaciencia  no muy comunes, seguidas de momentos de indiferencia y sumisión emocionales, episodios depresivos repetidos que pueden ser sustituidos por una euforia exagerada. El enfermo puede desarrollar comportamientos que evidencian "manías" y aislamiento social: sus ideas y sus deseos quedan como girando dentro de un círculo vicioso, favoreciendo la creación de ideoplastias y de formas- pensamiento, alimentadas por la propia voluntad del indivíduo y por Espíritus desencarnados, sintonizados en esta faja de vibración. 
  Las enfermedades espirituales clasificadas como graves, son encontradas en personas que revelan pérdidas de consciencia. La pérdida de la consciencia, lenta o repentina, puede estar asociada a una causa fisiológica natural (vejez) o a patologías, como lesiones cerebrales de etiologías diversas, uso de sustancias psicoactivas, legales e ilegales. En este contexto, el enfermo vive periodos de alejamientos o de alienaciones mentales, alternados con otros periodos de lucidez. Son episodios particularmente difíciles, pues la persona pasa a vivir en una realidad extraña y dolorosa, agravada cuando el enfermo se asocia a otras mentes enfermas, encarnadas o desencarnadas, estableciendo procesos de simbiosis espirituales. 
  Las orientaciones espíritas, si son aceptadas y seguidas, proporcionan un inmenso confort, puediendo reducir o eliminar el cuadro general de las perturbaciones, sobre todo si se asocian a las acciones médicas y/o psicológicas, y también, la asistencia familiar. Así, es preciso desarrollar un persistente trabajo de renovación mental y comportamental de la persona necesitada de auxilio. La oración, el pase, el agua fluidificada (magnetizada), la reunión del Evangelio en el Hogar, la asistencia espiritual ( atendimiento y diálogo fraterno, frecuencia de las reuniones de explicación del Evangelio e irradiaciones espirituales), el estudio espírita entre otros, representa un instrumento de auxilio y de renovación psíquica, dispuestos en las Casas Espíritas, en general. 
Al mismo tiempo si el doliente estuviese bajo alejamiento médico especializado, en el campo de la psiquiatría, la fluidoterapia espírita suavizará la manifestación de la dolencia, haciendo más efectivo el tratamiento médico. La asistencia espiritual ofrecida por la Casa Espírita, actúa como bálsamo, minorando el sufrimiento de los encarnados- doliente, familiares y amigos-, y de los desencarnados envueltos en la problemática. El  atendimiento al Espíritu perturbador se hará en las reuniones de desobsesión, sin la presencia del enfermo encarnado. 
  Las enfermedades espirituales representan una realidad imposible de ser ignorada, especialmente en los tiempos actuales, en los que sabemos de la existencia de una alarma superior que nos señala hacia una urgente necesidad de evaluar nuestra propia conducta moral, desarrollando acciones y actitudes compatibles con la ley del Amor, Justicia y Caridad. Las enfermedades espirituales dejarán de existir,- nos explican los benefactores espirituales-, cuando nos renovemos para el bien. En ese sentido, son oportunas las elucidaciones del Espíritu André Luiz: 
     La  [...] enfermedad, como desarmonía espiritual [...]  permanece en el periespiritu. Las molestias conocidas en el mundo y otras que todavía escapan al diagnóstico humano, permanecerán durante mucho tiempo en las esferas torturadas del alma, conduciéndonos al reajuste.  El dolor es el gran y bendecido remedio. Nos reeduca a la actividad mental, reestructurando las piezas de nuestra instrumentación y  puliendo los desajustes anímicos de que se vale nuestra inteligencia para desarrollarse durante la jornada para la vida eterna. Después del poder de Dios, es la única fuerza capaz de alterar el rumbo de nuestros pensamientos, induciéndonos a indispensables modificaciones, con vistas al Plano Divino, a nuestro respecto, y de cuya ejecución no podremos huír sin graves perjuicios para nosotros mismos(1).
- Revista virtual Paz y Luz -
Referência Bibliográfica
(¹) XAVIER, Francisco Cândido. Entre a terra e o céu. Pelo Espírito André Luiz. 5.ed. Rio de Janeiro: FEB, 1972. Cap. 22, p. 134.

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REENCARNACIÓN DE ESPÍRITUS CON                 MISIONES  ESPECIALES 

Las inteligencias avanzadas, bajan a encarnar en los planos físicos solamente en misiones especiales, a fin de contribuir al adelanto de las humanidades, y muy especialmente a colaborar en la obra de Dios. Comoquiera que su tónica vibratoria es muy sutil, buscan y rebuscan, y eligen con gran cuidado la familia que ha de albergarles en los primeros años de su vida física; no en cuanto a fortuna y posición social, sino en cuanto a las condiciones espirituales y morales de los que serán sus padres. Esta elección, aparte de llevarles tiempo, deben hacerla con relación al programa o actuación que quieren desarrollar, a fin de no encontrarse después con tropiezos y dificultades insalvables que les expongan a un fracaso lamentable. 
Y todo espíritu ya más evolucionado, planifica un programa antes de nacer, de enmiendas y realizaciones a desarrollar, de acuerdo con su necesidad evolutiva y su capacidad. Y esta necesidad y capacidad varían en cada ser, lo que es fácil apreciar en la enorme diversidad de destinos humanos. Y aquellos que traen misiones de más responsabilidad, planifican con mucha antelación su destino. 
Necesario es aclarar que, en las primeras fases de la etapa humana, el individuo poco evolucionado no está aún capacitado para escoger su propio destino humano, y encarna dirigido por inteligencias directrices del progreso humano, en concordancia con su necesidad evolutiva y su capacidad de realización; pero nunca contra su voluntad. 
Al llegar aquí, pienso que más de un lector preguntará: entonces, ¿de dónde salen tantas almas, .si la población humana de nuestro mundo esta aumentando considerablemente? 
Y aquí responderé a muchas preguntas: 
1. En los diversos planos del astral superior y del inferior, hay una población entre 18 a 20.000 millones de almas o seres desencarnados (según versiones recibidas de Lo Alto), de los cuales muchos están preparados y preparándose para encarnar; y entre los cuales hay gran número desesperados por salir de su terrible condición y dispuestos a aceptar un cuerpo físico por tarado que sea. 
2. Cada ciclo planetario hay transmigraciones de un mundo a otro, con el objeto de limpiar de espíritus perturbadores a los mundos que van alcanzando cierto grado de progreso; como va acontecer ya en nuestro mundo, de donde será expulsada toda la maldad humana a mundos inferiores salvajes. Son los citados en el Apocalipsis de Juan Evangelista, como los de la izquierda de Cristo. Y estos desterrados (en espíritu) a mundos de civilizaciones primitivas, mucho sufrirán, pero también contribuirán al progreso de esas civilizaciones salvajes de esos mundos. 
Concluiremos nuestra exposición con lo siguiente: mientras el alma no vibre en amor, mientras no amemos a nuestros semejantes como nos amamos a nosotros mismos, estamos destinados a proseguir la cadena de las reencarnaciones terrenas. Pero ¡ay de aquellas almas ruines y ciegas que practiquen la maldad y siendo causantes de sufrimientos! ¡Ay de los que exploten la ignorancia humana! Porque hemos llegado, estamos ya en el «final de los tiempos», y ya no podrán volver a encarnar en este mundo nuestro, sino que serán llevados a encarnar y vivir, durante milenios, en alguno de los mundos más atrasados que el nuestro, entre los que hay una vida bestialmente salvaje y cavernaria, y en donde añorarán (desde lo profundo de sus conciencias) el «paraíso perdido», de este mundo nuestro del cual se verán separados. 

Sebastián de Arauco.

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¿ Podrían los espíritus en el Cielo ser felices, si conocen  que amigos o familiares  están sufriendo en el  Infierno  para siempre? .

       Esto sería – lógicamente-  imposible, porque  siendo el Cielo un estado de dicha, ¿Quién  podría permanecer feliz, sabiéndose eternamente separado de un Ser querido, del  que sabe que sufre o que es infeliz para siempre y con el que jamás podrá compartir su felicidad  junto a él .  Pero si  el estado de felicidad celestial viene acompañado por la seguridad del reencuentro con el Ser amado, esa felicidad no disminuye, sino que  hace crecer en intensidad el deseo de colaborar para que el  rescate del Ser querido y su  reencuentro, sea lo más inmediato posible.  
 De nuevo estamos ante un concepto de un dios imposible, pues sería este dios de una dureza y crueldad infinitas, ya que hasta los buenos no podrían gozar de ese cielo ante el sufrimiento  eterno de algún ser querido con el que compartió su vida humana, porque  ¿ acaso podemos pensar que el Amor  que se profesaban los Seres en  este mundo desaparece  después de la muerte, de modo que los que están en el Cielo se  puedan volver tan insensibles y egoístas en su estado de dicha ?. ¿Qué clase de felicidad y de cielo sería esto? Evidentemente el espíritu que así fuese, de ese modo tan insensible y egoísta, estaría acreditando una inferioridad moral que  por sí misma le impediría alcanzar la dicha en su plenitud. La felicidad llega a ser plena cuando se puede compartir con los demás seres en medio del sentimiento sublime del Amor. 
     Si el cielo y el infierno teológicos existieran tal como los representan, estaríamos ante  el sorprendente caso de conocer seres humanos más misericordiosos y compasivos que el mismo  Padre Celestial.      
      El concepto de eternidad es una idea inaceptable si se la equipara con la idea de infinito, pero si se considera esta palabra en su verdadera acepción, que significa “tiempo indeterminado” o “existencia fuera del tiempo”, la idéa cambia, pues como ya sabemos, el sentido del tiempo que nosotros tenemos,  no existe en el más allá en donde la existencia transcurre en una impresión de presente infinita, pero que no deja de ser un estado con una limitación de permanencia, pues la Ley de Evolución nunca deja de actuar en cualquier plano de existencia. Por esa razón, al infierno se le puede entender como un estado del Alma que queda transitoriamente, de modo limitado en cuanto a nuestra medida del tiempo,  en las regiones inferiores de los planos espirituales o astrales, agrupados en zonas espirituales de baja vibración espiritual; de ahí que a sus moradores se les denomine también por otras corrientes esotéricas u ocultistas, que saben de su existencia, como ”Seres del bajo astral  ”, o “Seres del astral inferior”

- Jose Luis Martín-

“ El cielo siempre es triste sin aquellos que amamos “
           -André Luiz a través de Fco.Cándido Xavier-

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                 CONJUROS Y OTRAS FÓRMULAS

553. ¿Qué efectos pueden tener las fórmulas y prácticas con cuyo auxilio algunas personas pretenden disponer de la voluntad de los Espíritus? 
- El efecto consiste en ponerlas en ridículo si proceden de buena fe.- En caso contrario, se trata de bribones que merecen un castigo. Todas las fórmulas son imposturas. No existe ninguna palabra mágica, signo cabalístico ni talismán que ejerza alguna acción sobre los Espíritus, por cuanto éstos sólo son atraídos por el pensamiento y no por las cosas materiales.

553 a. ¿No han dictado algunos Espíritus, a veces, fórmulas cabalísticas? 
- Sí, tenéis Espíritus que os indican signos, palabras extravagantes, o que os prescriben determinados actos con cuyo concurso hacéis lo que denomináis conjuros.. Pero tened plena certeza de que son Espíritus que están mofándose de vosotros y abusan de vuestra credulidad. 

El Libro de los Espíritus 
Allan Kardec 

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