jueves, 19 de mayo de 2016

Musicoterapia: La salud con la música

        

             LA PRÁCTICA DE LA PAZ

Imaginemos un barco enfrentando una tempestad, siendo amenazado por la posibilidad de un naufragio. De repente, sus tripulantes entran en una total desesperación, aumentando con miedo el riesgo de la embarcación de ir a la deriva hasta que alguien se mantiene calmado y consigue obrar u organizar el grupo a punto de evitar el desenlace infeliz.

La Tierra, -nuestra “nave común”-, siendo un mundo de pruebas y expiaciones, atraviesa un momento caracterizado por aflicciones según las carencias educativas de sus tripulantes. Es justamente ahora que cada persona puede ser aquel corazón sereno para contribuir al cambio, trabajando por la paz por donde transite. Necesitamos, con todo, de que haya plena conciencia por parte de todos nosotros al respecto del mosaico de sufrimiento que se diseña a nuestra vista, a fin de denunciar la violencia en sus diversas modalidades y anunciarnos días de amor y justicia.

Así, son varios los acontecimientos que nos sensibilizan... Los noticiarios divulgan la crueldad del “hombre-animal” con los demás animales y las matanzas aun están presentes en las grandes ciudades.
La industria del tráfico de drogas recluta para su cuadro de servicios niños y niñas para, más tarde, entregarlos con destreza a los brazos de Tanatos. La miseria es aparentemente a un nivel mundial y operativo en el descalabro causado por el desempleo generalizado.
La ausencia de derecho pleno a la salud, a la educación y a la moralidad está siendo una constante, afirmando la negación de mínimas condiciones de vida digna a los pobres.
Hay desperdicio de alimentos y desvíos de sumas públicas. El fundamentalismo religioso, en su ceguera, fomenta el sectarismo y el racismo distancia a los miembros de la familia humana. Las guerras, las acciones terroristas, las disputas entre las gangas, las ventas de automóviles, las luchas profesionales y las agresiones entre los humanos son vestigios de la medieval cultura del “(…) duelo que no pasa de manifestaciones de orgullo. (…)”1

Discusiones estériles, burlas, sarcasmo y el uso de palabrotas representan otras manifestaciones de la rabia también. Esos son ejemplos que, más allá de servir para agudizar nuestra curiosidad sobre las causas de la violencia, induciéndonos a pensar al respecto de lo que podemos hacer para transformar este estado de cosas, teniendo en cuenta la esperanzada afirmación de Pablo Freire cuando escribió que: “(…) cambiar es difícil pero es posible.”

Allan Kardec, al hacer un estudio sobre el origen del bien y del mal, esclarece que el mal tiene origen en las imperfecciones humanas y que la fuente de la observada propensión de la humanidad para resistir en el abuso de las pasiones. Y más, el Codificador anota que “(…) los males más numerosos son los que el hombre crea por sus vicios, los que provienen de su orgullo, de su egoísmo, de su ambición, de su avidez, de sus excesos en todo.
Ahí  la causa de las guerras y de las calamidades que estas acarrean, de las disensiones, de las injusticias, de la opresión del débil por el fuerte, de la mayor parte, al 
final, de las enfermedades.” 4 . Entonces se percibe que la voluminosa suma de violencia que hay en nuestro mundo, es reflejo de la carga de nuestras imperfecciones - alimentadas por los nocivos hábitos que conservamos en la relación abusiva con las pasiones-  produciendo y archivando imágenes psíquicas en el corazón del ser que nos impulsan a las actitudes violentas.
He ahí la causa de las guerras y de las calamidades que estas cargan, de las disensiones, de las injusticias, de la opresión del débil por el fuerte, de la mayor parte, al final, de las enfermedades.” 
Entonces, se percibe que la voluminosa suma de violencia que se propaga en nuestro mundo es reflejo de la carga de nuestras imperfecciones – nutridas por los nocivos hábitos que conservamos en la relación abusiva con las pasiones -, produciendo y archivando imágenes psíquicas en el interior del ser que nos impulsan a actitudes violentas.

Las pasiones, para los Guías de la Humanidad, no son buenas ni malas. El problema está cuando el Espíritu se permite dominarse por ellas, invirtiendo el orden de las cosas, colocando su animalidad ancestral sobrepuesta a su naturaleza espiritual. Sin embargo, ejercitando el autoconocimiento, tarea impostergable de quien pretende crecer, seremos capaces de comprender que en ” (…) cada uno de nosotros hay una cierta parcela de violencia y cierta parcela de no-violencia. (…)”3

Dimensionaremos, de ese modo, tanto la “fiera” enjaulada que habita dentro de nosotros, aceptándola, en cuanto el potencial de contención de la agresividad que poseemos, buscando calmar el Espíritu y mantener relaciones serenas con los otros, evitando siempre cualquier forma de violencia o venganza.

Para promover la paz es preciso que comencemos por domar nuestras imperfecciones morales, pues, como ya se afirmó apropiadamente el benefactor Camilo: “Nadie puede ofrecer paz al mundo, si no la desarrolla en su propio interior, en el propio mundo íntimo.”4

Reconociendo esto, somos impulsados a tomar la iniciativa en favor de la paz, procurándola en el plano terrestre, estructurándola en la propia alma y empleando esfuerzos por vivir el conjunto de sublimes instrucciones trazadas por Jesucristo, ajustándonos cotidianamente a su programa renovador.

Practicar la paz es practicar la no violencia activa celebrando el amor a la vida, con la mente alerta en cada situación en que nos movemos delante de todas las criaturas de Dios, comprendiéndolas y obrando pacientemente por su felicidad. La práctica diaria de la paz lleva a la conquista de la armonía interior y ninguna agitación del entorno o acción de los violentos puede abatir a aquel que vive en paz.

Irradiada por su portador en la dirección de aquellos con los cuales establece redes de convivencia, la vibración de la paz tranquiliza los corazones, provocando la sintonía con Jesús, nuestro puerto seguro y Embajador de la Paz entre las mujeres y los hombres de buena voluntad.

(Aportación de Juan Carlos Mariani-)

                               ***************************




     MUSICOTERAPIA, LA SALUD EN LA

      MUSICA 


         La Musicoterapia es el empleo de La Música y sus Elementos Musicales, es decir Sonido

, Ritmo, Melodía y Armonía; este realizado por un Músico- Terapeuta. 

       Un Musicoterapeuta es un Profesional con conocimientos e identidad tanto en el ámbito 

Musical como en el Terapéutico, y que integra todas sus competencias de la Disciplina Musico
terapia, para establecer una relación de ayuda Socio-Afectiva mediante Actividades Musicales
 en un encuadre adecuado, con el fin de promover o restablecer la Salud de las personas con
 las que trabaja, satisfaciendo sus necesidades Físicas, Emocionales, Mentales, Sociales y 
Cognitivas promoviendo cambios significativos en ellos. 

La Musicoterapia tiene como objetivo desarrollar Potenciales o Restaurar las funciones del 

Individuo de tal manera que éste pueda lograr una mejor integración interpersonal y 
consecuentemente una mejor calidad de vida a través de la Prevención, Rehabilitación y 
Tratamiento. Este objetivo ha provocado la extensión de La Musicoterapia como disciplina de 
salud Mundialmente. 

El aporte de cada uno de los Elementos de la Música en la mayoría de los individuos se 

resume en lo siguiente: 

-La altura: las Notas Agudas actúan frecuentemente sobre el Sistema Nervioso provocando 

una actitud de alerta y aumento de los reflejos. También ayudan a despertarnos o sacarnos 
de un estado de cansancio. 

-La intensidad: Elementos de la música que influyen en el Comportamiento. Así, un Sonido o 

Música Tranquilizante puede irritar si el volumen es mayor que lo que la persona puede 
soportar.

-Tiempo: Los Tiempos Lentos, entre 60 y 80 pulsos por minuto, suscita impresiones de 

Dignidad, de Calma, de Sentimentalismo, Serenidad, Ternura y Tristeza. Los tiempos rápidos 
de 100 a 150 pulsos por minuto, suscitan impresiones Alegres, Excitantes y Vigorosas. 

-Ritmo: Los Ritmos Lentos inducen a la Paz y a la Serenidad, y los rápidos suelen producir la 

Activación Motora y la necesidad de Exteriorizar Sentimientos, aunque también pueden 
provocar situaciones de estrés. 

-Armonía: Surge al Sonar Varios Sonidos a la vez. A todo el conjunto se le llama Acorde. Los 

acordes consonantes están asociados al Equilibrio, el Reposo y la Alegría. Los Acordes 
disonantes se asocian a la Inquietud, el Deseo, la Preocupación y la Agitación. 

-Tonalidad: Los Modos Mayores suelen ser Alegres, Vivos y Graciosos, provocando la 

extroversión de los individuos. Los Modos Menores presentan unas connotaciones diferentes
 en su expresión e influencia. 

-La instrumentación: Los Instrumentos de Cuerda suelen evocar el Sentimiento por su 

Sonoridad expresiva y penetrante. Mientras los Instrumentos de Viento destacan por su Poder
 Alegre y Vivo, dando a las composiciones un Carácter Brillante, Solemne, Majestuoso. Los 
instrumentos de percusión se caracterizan por su poder Rítmico, Liberador y que incita a la 
Acción y el Movimiento. 

Fuente: Ritmo y Mambo

                                                       *************************

     

        Finalidad de la encarnación

. ¿Qué objeto tiene la encarnación de los Espíritus?

- Dios se la impone con el propósito de hacerlos alcanzar la
perfección. Para unos constituye una expiación; para otros,
una misión. Pero, para llegar a esa perfección deben sufrir
todas las vicisitudes de la existencia corporal: en ello reside la
 expiación. La encarnación tiene asimismo otra finalidad,
consiste en poner al Espíritu en condiciones de afrontar la
parte que le cabe en la obra de la Creación. Para cumplirla,
 toma en cada mundo un instrumento de acuerdo con la materia esencial de ese
globo a fin de ejecutar, desde ese punto de vista, las órdenes de Dios. De modo que
, cooperando a la obra general, progrese él mismo.


EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC
                                                     *********************



No hay comentarios: