miércoles, 4 de mayo de 2016

ESPIRITISMO:¿UNA VERDAD ETERNA?







INFLUENCIA DE LOS ESPÍRITUS EN LOS ACONTECIMIENTOS DE LA VIDA.

525 – ¿Ejercen los Espíritus alguna influencia en los acontecimientos de la vida?
– Seguro que sí, puesto que te aconsejan.
– ¿Ejercen esta influencia de otro modo que por los pensamientos que sugieren, es decir, tienen una acción directa en la realización de las cosas?
– Sí; pero nunca actúan fuera de las leyes de la Naturaleza.

Imaginamos injustamente que la acción de los Espíritus no debe manifestarse sino por fenómenos extraordinarios. Quisiéramos que nos viniesen a ayudar por medio de milagros y siempre nos los representamos provistos de una varita mágica. No es así, y he aquí por qué su intervención nos parece oculta y lo que se hace con su concurso nos parece muy natural. Así, por ejemplo, provocarán el encuentro de dos personas que creerán encontrarse por casualidad;inspirarán a alguien la idea de pasar por un lugar determinado; llamarán su atención sobre tal punto, si eso debe causar el resultado que quieren obtener; de modo que, creyendo el hombre seguir su propio impulso, conserva siempre su libre albedrío.

526 – Teniendo los Espíritus una acción directa en la materia,¿pueden provocar ciertos efectos para que se cumpla un acontecimiento? Por ejemplo, un hombre debe perecer; sube una escalera, la escalera se rompe y el hombre se mata; ¿son los Espíritus quienes han hecho que se rompiese la escalera, para cumplir el destino
de aquel hombre?
– Es muy cierto que los Espíritus tienen una acción en la materia, pero para el cumplimiento de las leyes de la Naturaleza y no para derogarlas, haciendo surgir en el momento oportuno un acontecimiento inesperado y contrario a esas leyes. En el ejemplo que citas, la escalera se rompe porque estaba corroída o no era
bastante fuerte para soportar el peso del hombre. Si estaba en el destino de este hombre perecer de esta manera, le habrán inspirado el pensamiento de subir por esa escalera, que deberá romperse con su peso, y su muerte será un efecto natural sin que haya sido preciso un milagro para lograrlo.
527 – Tomemos otro ejemplo en que el estado normal de la materia no sea relevante. Un hombre debe morir por un rayo, se refugia bajo un árbol, cae el rayo y muere el hombre. ¿Pueden los Espíritus provocar la caída del rayo y dirigirlo sobre él?
– Es siempre lo mismo. Cayó el rayo en aquel árbol y en aquel momento, porque estaba en las leyes de la Naturaleza que fuese así.
No fue dirigido a propósito sobre ese árbol porque el hombre estaba debajo, pero le fue inspirado al hombre el pensamiento de refugiarse debajo de un árbol que recibiría el rayo. Pero este árbol no dejaría de ser alcanzado por estar o no el hombre debajo de él.
528 – Un hombre mal intencionado lanza sobre alguien un proyectil que le roza sin herirle, ¿puede haberlo desviado un Espíritu benévolo?
– Si el individuo no debe ser alcanzado, el Espíritu benévolo le inspirará el pensamiento de separarse, o bien podrá ofuscar a su enemigo de modo que no apunte bien, porque el proyectil, una vez lanzado, sigue la línea que debe recorrer.
529 – ¿Qué debe pensarse de las balas encantadas de que se habla en ciertas leyendas y que alcanzan fatalmente un blanco?
– Pura imaginación. El hombre ama lo maravilloso y no se contenta con las maravillas de la Naturaleza.
– Los Espíritus que dirigen los acontecimientos de la vida,¿pueden ser contrariados por otros Espíritus que deseen lo contrario?
– Lo que Dios quiere debe ser; si hay atrasos u obstáculos, es por su voluntad.
530 – ¿No pueden los Espíritus ligeros y burlones suscitar esos pequeños obstáculos que dificultan nuestros proyectos y desvían nuestras previsiones, en una palabra, son ellos los autores de lo que vulgarmente se llaman las pequeñas miserias de la vida humana?
– Se complacen en esos enredos que son pruebas para ejercitar vuestra paciencia, pero se cansan cuando ven que no obtienen resultado. No sería, sin embargo, justo ni exacto achacarles todos vuestras decepciones, de las que vosotros sois los principales artífices gracias a vuestra irreflexión. Pues si se te rompe la vajilla, se debe
más a tu falta de pericia que a la acción de los Espíritus.
– Los Espíritus que suscitan disgustos, ¿actúan a consecuencia de animosidad personal o atacan al primero que llega, sin motivo determinado y sólo por malicia?
– Por uno y otro motivo. A veces son enemigos que os habéis creado en esta u otras vidas y que os persiguen. En otras ocasiones no hay motivos.
531 – ¿La malevolencia de los seres que nos han hecho mal en la Tierra termina con la vida corporal?
– Con frecuencia, reconocen su injusticia y el mal que han hecho; pero a menudo también su animosidad os persigue, si Dios lo permite, para continuar probándoos.
– ¿Puede ponérsele término a esto, y de qué modo?
– Sí, se puede orar por ellos y devolviéndoles bien por mal, acaban por comprender sus faltas. Por lo demás, sabiendo uno hacerse superior a sus maquinaciones, cesan viendo que nada ganan con eso.

La experiencia prueba que ciertos Espíritus continúan su venganza de una a otra existencia, y que tarde o temprano se expían así, los daños que se le hayan hecho a alguien.

532 – ¿Tienen los Espíritus poder de alejar los males de alguna persona y de atraerle prosperidades?
– No del todo, porque hay males comprendidos en los decretos de la Providencia; pero aminoran vuestros dolores dándoos paciencia y resignación.
Sabed también que a menudo depende de vosotros el alejar esos males o por lo menos atenuarlos. Dios os dio la inteligencia para que os sirváis de ella y en especial es por ella que los Espíritus os vienen a ayudar, sugiriéndoos pensamientos propicios. Pero no asisten más que a los que a sí mismo saben asistirse, y tal es el sentido de estas palabras: Buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá.
Sabed también que lo que os parece un mal no siempre lo es, pues con frecuencia, ha de resultar un bien de él, que será mayor que el mal, y esto es lo que no comprendéis, porque solo pensáis en el momento presente o en vuestra persona.
533 – ¿Los Espíritus pueden hacer que obtengamos los bienes de fortuna, si se los pedimos?
– A veces como prueba; pero lo rehusan con frecuencia, como se rechaza la petición inconsiderada de un niño.
–¿Los que conceden esos favores son los Espíritus buenos o los malos?
– Unos y otros; eso depende de la intención. Pero, con frecuencia, son Espíritus que os quieren arrastrar al mal y que encuentran un medio fácil en los placeres que la fortuna proporciona.
534 – Cuándo parece que los obstáculos se oponen fatalmente a nuestros proyectos, ¿es por influencia de algún Espíritu?
– A veces se debe a los Espíritus, otras veces y esto es lo más frecuente, es que escogisteis mal. La posición y el carácter influyen mucho. Si os obstináis en un camino que no es el vuestro, ninguna influencia tienen los Espíritus, pues sois vuestros propios genios malos.
535 – Cuándo nos sucede alguna cosa feliz, ¿debemos dar por ello gracias a nuestro Espíritu protector?
– Dad gracias a Dios sobre todo, sin cuyo permiso nada se realiza, pues los Espíritus buenos han sido sus agentes.
– ¿Qué sucedería si dejásemos de hacerlo?
– Lo que sucede a los ingratos.
– Sin embargo, ¿hay personas que no oran, ni agradecen y a las que todo les sale bien?
– Sí; pero es preciso esperar el fin. Pagarán muy cara esa dicha pasajera que no merecen; porque mientras más hayan recibido más tendrán que restituir.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.

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        LOS MAYORES DESAFIOS                                         HUMANOS

El nacimiento de cada ser humano está muy bien planificado. A cada uno les son ofrecidas las condiciones necesarias para aprovechar la encarnación y evolucionar en lo que está planificado. Jamás es exigido a nadie la superación de desafíos para los cuales no tiene condición de superarlos.
 
Por tanto, un de los mayores desafíos de cada ser humano es aprovechar y desenvolver los muchos potenciales que existen en su interior.

Estos potenciales fueron desenvueltos a lo largo de innumerables encarnaciones y en las experiencias en el plano espiritual.

Será más fácil cumplir sus misiones de vida, aprovechando los potenciales, por tanto es necesario despertarlos y cultivarlos.

Es a través de la vida cotidiana, vivida con dedicación, determinación y sensibilidad, como percibimos nuestras vocaciones y nuestros intereses innatos- ellos son consejos importantes.
La vida intensa, repleta de valores y sentimientos nobles, también facilita el descubrimiento y el desarrollo de los potenciales humanos.
- Aportación de Claudia Dantas-
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"la vida no te quita cosas, te libera de cosas...para que alcances la plenitud."
    -Facundo Cabral-
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ESPIRITISMO: ¿ UNA VERDAD ETERNA Y ABSOLUTA ?ESPIRITISMO, ¿Verdad espiritual eterna y por lo tanto absoluta? Si me habían dicho que Allan Kardec no tenía la verdad absoluta y que nadie la tiene. ¿Cómo se explica eso? 
Los Caracteres de la Revelación Espirita, esta expresada en el libro de Génesis Espiritual, capítulo I, y se constituye en una verdad espiritual eterna y absoluta. 
La tercera revelación espiritual se constituye en la escencia misma del Espiritismo. Al hombre le toca su elaboración, pero los ingredientes, las verdades espirituales, son la inspiración divina. 
"Puede haber, pues, revelaciones serias y verdaderas, como hay revelaciones apócrifas y mentirosas. El carácter esencial de la revelación divina es el de la eterna verdad. Toda revelación contaminada de errores o sujeta a modificaciones no puede emanar de Dios. " 
#13. Por su naturaleza, la revelación espírita tiene un doble carácter: participa al mismo tiempo de la revelación divina y de la revelación científica. Participa de la primera, porque su aparición es providencial, y no el resultado de la iniciativa o de un deseo premeditado del hombre; y porque los puntos fundamentales de la doctrina provienen de la enseñanza que han impartido los Espíritus encargados por Dios de ilustrar a los hombres sobre cosas que ellos ignoraban, que no podían aprender por sí mismos, y que les importa conocer, ya que hoy son aptos para comprenderlas. Participa de la segunda, porque esa enseñanza no es privilegio de ningún individuo, sino que es impartida a todos del mismo modo; porque los que la transmiten y los que la reciben no son seres pasivos, dispensados del trabajo de la observación y la investigación; porque no han renunciado al razonamiento y al libre albedrío; porque no se les ha prohibido el examen, sino que, por el contrario, se les ha recomendado; en fin, porque la doctrina no fue dictada completa, ni impuesta a una creencia ciega; porque es deducida, mediante el trabajo del hombre, de la observación de los hechos que los Espíritus colocan delante de sus ojos, así como de las instrucciones que le dan, instrucciones que él estudia, comenta, compara, a fin de que él mismo extraiga las consecuencias y aplicaciones. 
En suma: lo que caracteriza a la revelación espírita es el hecho de que su origen es divino, la iniciativa es de los Espíritus, y su elaboración es fruto del trabajo del hombre. 
En el Espiritismo están constituidos sus pilares y postulados fundamentales en la tercera revelación que emana de Dios a través de sus mensajeros, Espíritus Puros y perfectos, pues son los únicos con la misión de transmitir su palabra. [ítem # 10, Introducción del libro de Génesis Espiritual]. 
Entonces, lo revelado por Dios, es una verdad eterna, por lo tanto absoluta. Tanto es así, que para poderse cambiar en lo específico, se requiere su autorización a través de los mismos Espíritus que participaron en darnos esta revelación. 
Lo invito a leer el capítulo I, del Libro de Génesis Espiritual. 
Frank Montanez, Soy Espírita por Convicción, 28 de abril de 2016.

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                  Derecho y Justicia 


Derecho y Justicia deberían ser sinónimos perfectos, es decir, deberían expresar la misma virtud, pues, si aquel significa “lo que es justo”, esta se traduce por “conformidad con el derecho”.

Lamentablemente, sin embargo, aquí en la Tierra, Derecho y Justicia no siempre se corresponden, porque, ignorando o despreciando la Ley de Dios, otorgada para la felicidad universal, la justicia humana ha hecho leyes prescribiendo como derechos algunas prácticas que favorecen sólo a los ricos y poderosos, en detrimento de los pobres y de los débiles, lo que implica una tremenda iniquidad, así como ha concedido a algunos ciertas prerrogativas que de ninguna forma podrían ser generalizadas, constituyéndose, por consiguiente, en privilegios, cuando se sabe que todo privilegio es contrario al derecho común. 

La esclavitud, con todas las crueldades que le eran peculiares, por ejemplo, fue por mucho tiempo consagrado como cosa legal, es decir, un “derecho” asegurado por los sistemas sociales vigentes por más de un milenio; el asesinato igualmente ha sido utilizado, en innumerables casos, como un “derecho”, no sólo por los individuos como por la propia Sociedad; el “jus primae noctis”, en la Edad Media, daba al barón feudal “derecho” de gozar con la novia de sus criados antes de que ella se uniese al novio; en el siglo XVII, cuando era costumbre que todos los hombres llevasen un arma, pues tenían que estar preparados para matar o que los matasen, a los nobles les cabía el “derecho” de armarse con espadas de un metro de longitud, mientras los plebeyos sólo podían usar puñales de hasta 30 centímetros; hubo naciones y tal vez aún las haya, cuyo gobierno, por “derecho” expreso en sus constituciones, sólo podía ser ejercida por alguien de determinada confesión religiosa, con exclusión de las demás; el ejercicio de cargos electivos, en muchos países, era o aún es un “derecho” civil reservado exclusivamente a los propietarios, regímenes de trabajo especiales, alojamientos especiales, gratificaciones especiales, inmunidades especiales, exenciones especiales, licencias especiales, etc., son otros tantos “derechos” sacramentados por leyes, en uno y otro hemisferio. 

Ahora, esos modos de obrar, basados en la jurisprudencia terrena, no se armonizan con la verdadera justicia, la justicia natural, que el Divino Maestro Jesús resumió en la máxima: “Todo lo que queráis que los hombres os hagan, hacedlo también vosotros con ellos”. 
(Mateo, 7:12) Si la aplicásemos en nuestras relaciones sociales, en toda y cualquier circunstancia, jamás nos equivocaríamos. Nadie desea para sí sino lo que es agradable, bueno y útil; así, si cada cual procediese con sus hermanos de conformidad con aquella regla, es evidente que sólo les haría el bien, resultando de ahí la extinción del egoísmo, que es la causa mater de casi todas las aflicciones y conflictos que hacen desgraciada a la Humanidad. 
“En todos los tiempos y bajo el imperio de todas las creencias – comenta Kardec (cap. XI, preg. 876) – el hombre siempre se esforzó para que prevaleciesen sus derechos personales. La sublimidad de la religión cristiana está en que ella tomó el derecho personal por base del derecho del prójimo.” Tal vez nos digan que si los hombres se atribuyeran a sí mismos, indistintamente, iguales derechos, la jerarquía de poderes será perfecta y entonces el caos, y no el orden, es el que prevalecerá en el complejo social. 

Respondemos con las voces de lo Alto: “Los derechos naturales son los mismos para todos los hombres, desde los de condición más humilde hasta los de posición más elevada. Dios no hizo a unos de barro más puro que a los otros, y todos, ante él, son iguales. Estos derechos son eternos. Los que el hombre establece perecen con sus instituciones. Por lo demás, cada uno conoce muy bien su fuerza o su debilidad y sabrá tener siempre una especie de deferencia para con los que la merezcan por sus virtudes. Es importante destacar esto, para que los que se creen superiores conozcan sus deberes, a fin de merecer esas deferencias. La subordinación no se verá comprometida, cuando la autoridad fuera conferida a la sabiduría.” (preg. 878). En efecto, no hay razón para temer que el reconocimiento de la igualdad de los hombres pueda perjudicar la organización social. 

Muchas costumbres del pasado, que hoy consideraríamos bárbaras y monstruosas, fueron juzgadas “derechos” naturales, conformes a los códigos de la época, y su supresión, en vez de arruinar a la sociedad, la vienen haciendo cada vez más perfecta, aproximándola, poco a poco, al estado ideal. A medida que los hombres progresan en moralidad, mejores concepciones van teniendo acerca de todo, de manera que, cuando el Cristianismo se haya implantado, de verdad, en cada corazón, el Derecho y la Justicia se confundirán finalmente, basándose en una sola norma: “ama a tu prójimo como a ti mismo”, pues en eso consiste “toda la Ley y los Profetas”. 

Rodolfo Calligaris 
Extraído del libro “Las leyes morales”                                       ***************


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