viernes, 19 de diciembre de 2025

Espíritismo y Espiritualismo

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Supuestas dolencias de los médiums

2.- El Periespíritu: Formación y propiedades

3.- Vidas sucesivas

4.- Espíritismo y Espiritualismo

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SUPUESTAS DOLENCIAS DE LOS MÉDIUMS

1. ¿El médium que se sienta enfermo debe cuidarse, dejando de comparecer a la reunión?

Depende del tipo de problemas que esté enfrentando. Si es una gripe fuerte, febril, es conveniente que se ausente, resguardando también a los compañeros   que pueden contraer su mal. Pero hay síntomas físicos y psíquicos que apenas revelan la proximidad de un Espíritu sufridor, no es extraño que sea traído por los mentores espirituales para un contacto inicial, para favorecer la manifestación.

2. ¿En ese caso, aunque no se sienta bien, el médium debe comparecer?

Sí, porque lo que está sintiendo es parte de su trabajo, expresando las angustias y sensaciones del Espíritu, relacionadas con la dolencia o los problemas que enfrentó en la vida física.

3. ¿Eso significa que un dolor en la pierna, por ejemplo, puede tener origen espiritual?

Es común. Ocurre principalmente con el médium que tiene la sensibilidad más dilatada.

Al transmitir la manifestación de un Espíritu que desencarnó por problemas circulatorios, cuya pierna gangrenó, tenderá a sentir un dolor semejante, y no es extraño antes de la reunión, debido a la aproximación de la entidad.

4. ¿Ocurre lo mismo en relación a las emociones?

Es frecuente. Sintonizado con el Espíritu, el médium capta lo que está en su interior.

Si la entidad se siente atormentada, afligida, tensa, nerviosa o angustiada,   experimentará algo de esas emociones.

5. ¿Y si el médium, imaginando que esos síntomas físicos y emocionales están relacionados con sus propios problemas, decide no comparecer a la reunión?

Si alguien nos confía un enfermo para llevarlo al hospital, y decidimos instalarlo en nuestra casa, asumiremos la carga de cuidar de él. Ciertamente nos dará, mucho trabajo, principalmente si es un enfermo mental.

6. ¿Es posible que esa unión con entidades perturbadas ocurra   independientemente de la iniciativa de los mentores espirituales?

Es lo que más ocurre. Vivimos rodeados por Espíritus desajustados, sin ninguna noción de la vida espiritual, que se agarran a los hombres, como náufragos a una tabla de salvación.

No es necesario tener mediumnidad ostensiva. Todos estamos sujetos a sufrir esa influencia.

7. Digamos que el médium reciba influencia de esa naturaleza el lunes y sólo aparecerá a la reunión el sábado.                                                                 ¿Sufrirá durante toda la semana?

Con la experiencia y la dedicación al estudio, él aprenderá a tratar con ese problema, cultivando la oración y dialogando íntimamente con la entidad que, con el concurso de mentores espirituales, será amparada.

8. ¿Debemos informar a ese respecto a las personas que buscan el Centro, perturbadas por tales aproximaciones?

Es necesario tener cuidado. Las personas susceptibles, que guardan ideas equivocadas, relacionadas con influencias demoníacas, pueden horrorizarse.

Nunca más pondrán los pies en el Centro Espírita.

Ya vimos ocurrir eso, por incapacidad de los que la atienden.

Mediumnidad, todo lo que necesitas saber

Richard Simonetti

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EL PERIESPÍRITU: FORMACIÓN Y PROPIEDADES


7. El periespíritu, o cuerpo fluídico de los Espíritus, es uno de los productos más importantes del fluido cósmico; es una condensación de ese fluido en torno a un foco de inteligencia o alma. 

Ya vimos que también el cuerpo carnal tiene origen en ese mismo fluido condensado y transformado en materia tangible. En el periespíritu, la transformación molecular se opera  de otra manera, pues el fluido conserva su imponderabilidad y sus cualidades etéreas. El cuerpo periespiritual y el cuerpo carnal tienen, por lo tanto, origen en el mismo elemento primitivo: ambos son materia, aunque en dos estados diferentes. 


8. Los Espíritus extraen su periespíritu del medio donde se encuentran, es decir que esa envoltura está formada a partir de los fluidos del ambiente. Resulta de ahí que los elementos constitutivos del periespíritu deben variar de acuerdo con los mundos. En 
comparación con la Tierra, Júpiter es considerado un planeta muy adelantado, donde la vida corporal no presenta la materialidad de la nuestra, de modo que las envolturas periespirituales deben de tener allí una naturaleza mucho más quintaesenciada que aquí. 

Ahora bien, así como no podríamos existir en aquel mundo con nuestro cuerpo carnal, tampoco nuestros Espíritus podrían penetrar en él con el periespíritu terrestre que los envuelve. Al dejar la Tierra, el Espíritu abandona aquí su envoltura fluídica, y toma otra  
apropiada al mundo donde habrá de residir.

9. La naturaleza de la envoltura fluídica siempre está en relación con el grado de adelanto moral del Espíritu. Los Espíritus inferiores no pueden cambiar de envoltura según su voluntad y, en consecuencia, no pueden pasar de un mundo a otro cuando lo deseen. La envoltura fluídica de algunos de ellos, si bien es etérea e imponderable en relación con la materia tangible, aún es demasiado pesada, si así podemos expresarlo, en relación con el mundo espiritual, lo que no les permite que salgan del medio que les es propio. Se debe incluir en esa categoría a aquellos cuyo periespíritu es tan denso que ellos lo confunden con el cuerpo carnal, razón por la cual suponen que están vivos. Esos Espíritus, cuya cantidad es considerable, permanecen en la superficie de la Tierra como los encarnados, y creen que siguen atendiendo las ocupaciones a que se dedicaban en este mundo. Otros, algo más desmaterializados, no lo están lo suficiente como para elevarse por encima de las regiones terrestres. 

Los Espíritus superiores, por el contrario, pueden venir a los mundos inferiores e incluso encarnar en ellos. Extraen de los elementos constitutivos del mundo al cual ingresan, los materiales para la formación de la envoltura fluídica o carnal apropiada al medio en que se encuentran. Hacen como el príncipe, que se quita provisionalmente su vestimenta para cubrirse con los trajes de los plebeyos, sin dejar por eso de ser un noble. 


Es así como los Espíritus de una categoría más elevada pueden manifestarse a los habitantes de la Tierra o encarnar para cumplir una misión entre ellos. Esos Espíritus son portadores, no de la envoltura, sino del recuerdo intuitivo de las regiones de donde   provienen, a las cuales ven con el pensamiento. Son videntes en medio de ciegos. 


La Génesis - Capítulo XIV * 294 

Allan Kardec. 

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VIDAS SUCESIVAS

 

“No te maravilles de que te haya dicho: Os es necesario nacer de nuevo.” – Jesús. (Juan, 3: 7.)

La palabra de Jesús a  Nicodemo fue suficientemente clara.

Desviarla hacia interpretaciones impropias puede ser comprensible en el sacerdocio organizado, atento a las imposiciones de la lucha humana, más nunca en los Espíritus amantes de la verdad legítima.

La reencarnación es una ley universal.

Sin ella, la existencia terrena representaría torbellino de desorden e injusticia; a la luz de sus esclarecimientos, entendemos todos los fenómenos dolorosos del camino.

El hombre aún no percibió toda la extensión de la misericordia divina, en los procesos de rescate y reajuste.

Entre los hombres, el criminal es enviado a penas crueles, sea por la condenación a la muerte o a los sufrimientos prolongados.

La Providencia, entretanto, corrige, amando… no encamina los reos a las prisiones infestadas y húmedas. Determina solamente que los comparsas de dramas nefastos cambien la  vestimenta carnal y vuelvan al palco de la actividad humana, de modo que puedan redimirse unos frente a otros.

Para la Sabiduría Magnánima no siempre el que erró es un malvado, como no siempre la víctima es pura y sincera. Dios no ve sólo la maldad que surge a la superficie del escándalo; conoce el mecanismo sombrío de todas las circunstancias que provocaron un crimen.

El verdugo integral como la víctima integral son desconocidos del hombre; El Padre, con todo, identifica las necesidades de sus hijos y los reúne, periódicamente, por los lazos de la sangre o en la red de los compromisos edificantes, a fin de que  aprendan la ley de amor, entre las dificultades y los dolores del destino, con la bendición del olvido temporal.

Nada desaparece en el Universo. Si la muerte fuese la última palabra de todas las cosas; si nuestro destino se limitase a esta vida fugitiva, nos faltaría tiempo para llegar a los límites de la ciencia.

La persistencia que ponemos en perseguir, pese a las decepciones, un ideal que no está en este mundo, una felicidad que nos rehúye siempre, es una indicación suficiente de que hay otra cosa distinta  de la vida presente.  La naturaleza no podría dar al Ser aspiraciones, esperanzas irrealizables.

Las necesidades limitadas del alma reclaman forzosamente una vida sin límites. No hay nada más grande conforme con la ley del progreso que esa ascensión de las almas operándole por etapas sucesivas, en el transcurso de las cuales se forman por si mismas, se liberan poco a poco de los pesados instintos, rompen su caparazón de egoísmo para despertar a la razón, al amor, a la libertad.

El alma no termina su elevación, cuando a logrado el estado humano y conquistado su autonomía y su responsabilidad moral y ha comprendido el sentido de l deber. Lejos de acabar, su obra real comienza entonces; nuevas tareas le reclaman.

Las luchas del pasado no son más que el preludio de lo que el porvenir le reserva. Sus renacimientos en cuerpo carnales se sucederán sobre el planeta. Todas las veces reanudará con órganos rejuvenecidos  la obra de perfeccionamiento interrumpida por la muerte para proseguir y llegar más lejos.

El alma humana es una viajera eterna, que sube de esfera en esfera, hacia el bien, hacia la razón infinita, adquiriendo nuevos grados, creciendo en ciencia, sabiduría y virtud.

Cada una de nuestras existencias terrenas solo es un episodio de nuestra vida inmortal. Ningún alma podría, en tan breve lapso, despojarse de sus vicios, de sus errores, de todos los apetitos vulgares que son vestigios de sus vidas desvanecidas y las pruebas de su origen.

Al medir el tiempo que ha necesitado la humanidad desde su aparición en el mundo terreno hasta llegar al estado actual, se comprende que , para subir de claridad  a claridad hacia lo absoluto, hacia lo divino, necesita el alma periodos sin limites y vidas siempre renacientes.

Solo la pluralidad de las existencias puede explicar la diversidad de caracteres, la variedad de aptitudes, la disimilitud de las cualidades morales y en una palabra, todas las desigualdades que nos llaman la atención.

El progreso y la elevación de las almas dependen únicamente de sus trabajos, de la energía desplegada por ellas en el combate vital.

El ser se crea en si mismo el desenvolvimiento gradual las fuerzas que están en el.

La ley de las reencarnaciones no está solamente demostrada por la razón; también está probada por los hechos. Como se verifica en los casos de regresión de la memoria.

Con la ley de la reencarnación, la soberana justicia resplandece sobre los mundos.

Las situaciones dolorosas que padecen algunos hombres se explican por la acción de esta Ley, llevando en si grabada el alma su destino. Aprender a deletrear los preceptos, descifrar ese enigma constituye la verdadera ciencia de la Vida.

Larga será la lucha, penosos los esfuerzos necesarios para recobrar el  alma conciencia y sus potencias ocultas; pero siempre conservará la intuición, el vago sentimiento de las resoluciones adoptadas antes de renacer; y prosiguiendo el transcurso de sus existencias, se mejorará con el trabajo y el sufrimiento.

 La propia Naturaleza presenta preciosas lecciones, en ese particular. Se suceden los años con matemática precisión, mas los días son siempre nuevos. Disponiendo, así, de trescientos  sesenta y cinco ocasiones de aprendizaje y  recomienzo, anualmente,               ¿ cuántas oportunidades de renovación moral encontrarán la criatura, en el bendecido período de una existencia?

         Conserva del pasado lo que fuere bueno y  justo, bello y  noble, mas no guardes del pretérito los detritos y  las sombras, aun asimismo cuando estén enmascarados de encantador revestimiento.

         Haz por ti mismo, en los dominios de tu iniciativa por la aplicación de la fraternidad real, el trabajo que  tu negligencia arrojará fatalmente sobre los hombros de tus benefactores y  amigos espirituales.

         Cada hora que surge puede ser portadora de reajustamiento.

         Si es posible, no dejes para después los lazos de amor y  paz que puedes crear ahora, en substitución a las pesadas cadenas del desafecto.

Déjate revivir, cada día, en la corriente cristalina e incesante del bien.

         No olvides la asertiva del Maestro: - "Aquel que no naciere de nuevo no puede ver el Reino de Dios."

         Renace ahora en tus propósitos, deliberaciones y  actitudes, trabajando para superar los obstáculos que te cercan, alcanzando la anticipación de la Vitoria sobre  ti mismo, en el  tempo...

         Más vale auxiliar, aun  hoy, que ser auxiliado mañana.

Trabajo realizado por Merchita

Extraído del Libro Después de la Muerte de León Denis y de Chico Xavier

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       ESPIRITISMO Y ESPIRITUALISMO                                          


   Como bien sabemos, Allan Kardec fue el instrumento humano que utilizaron los Espíritus Superiores para crear la Doctrina Espírita que él codificó. 

  Ante tan grande obra, él afirmó: " El Espiritismo, marchando al ritmo del progreso nunca será arrollado, porque si nuevos descubrimientos demostraran que en algún punto está en un error, rectificará ese punto, y si se revelase una nueva verdad, él  la aceptará".

  Por su apego a la precisión semántica y conceptual, Kardec presentó en la tapa de " El Libro de los Espíritus" la expresión " filosofía espiritualista". Queda claro que el Espiritismo es un Espiritualismo filosófico, no religioso, absolutamente sin dogmas que, si por un lado repele las doctrinas materialistas, por el otro no se identifica con el espiritualismo religioso, abstracto y anticientífico. Propuso el término Espiritismo como un neologismo para diferenciarlo del vocablo "Espiritualismo". Kardec consideró que la nueva filosofía debía tener nominaciones propias en el concierto de la filosofía. Si bien el espiritualismo religioso, teológico, metafísico o esotérico, sustenta la existencia del espíritu, no prueba ni podrá probarla a menos que se disponga a abandonar dogmas y prejuicios, aceptando la ciencia espírita. En rigor, no puede haber auténtico espiritualismo sin las bases mediúmnicas del Espiritismo. Frente al realismo propuesto del materialismo, solo el Espiritismo es capaz de forjar un realismo espiritual, oponiendo hechos a los hechos, y demostrando con tales hechos que lo espiritual existe y es una realidad.

  Es incorrecto afirmar que el Espiritismo es tan antiguo como el hombre, pues ello equivale a comenzar su historia por los fenómenos que estudia. Las manifestaciones de los espíritus si tienen tal antigüedad, pero el Espiritismo, doctrina que las estudia y explica, surgió con la Codificación elaborada por Allan Kardec, contando con la asistencia de la espiritualidad superior. Insistir en tal afirmación equivale a insistir en el error de confundir al objeto estudiado con el sujeto que lo estudia; es lo mismo que si se afirma que la Astronomía es tan antigua como el Universo, dado que los astros, su materia de estudio, están allí desde la eternidad. Es tan evidente que han existido los astros sin la Astronomía, como que no tendría sentido la ciencia astronómica si no existieran  los astros. De igual modo los Espíritus han estado desde los inicios de la vida, puesto que el espíritu es la vida misma, en tanto que el Espiritismo- ciencia que lo estudia- surge men un momento dado del desarrollo del pensamiento humano. Confundir la fenomenología mediúmnica con el Espiritismo, ha llevado a ciertos escritores a colocar en sus libros, como punto de partida a las manifestaciones de Hidesville, siendo otra la verdad histórica. Cuando se habla de la historia del Espiritismo, ha de referirse su fecha de inicio al 18 de abril de 1,857, fecha en la que por primera vez circuló en las librerías la primera edición de "El Libro de los Espíritus".

  Allan Kardec no aceptó que el Espiritismo fuese considerado una religión, y al respecto formuló opiniones tajantes: " El verdadero carácter del Espiritismo es el de una ciencia y no el de una religión". En esa dirección, laica, positiva, científica, filosófica y moral, debemos mantener nuestra doctrina, sin tergiversaciones místico-religiosas de otra naturaleza, para honrar su memoria y respetar la integridad de su pensamiento.

  No consideramos infalible a Kardec. Somos conscientes de que en materia de Espiritismo dijo la primera palabra, pero no la última, y no podemos concordar con quienes presumiendo de "espiritistas modernos", o queriendo hacerse pasar como poseedores de una nueva revelación, se declaran inconformes con su obra, alegando que está superada y valiéndose de sofismas, atribuyen a Kardec intenciones y errores que no descubre un honesto análisis de su doctrina. Muchos de esos críticos, por desconocer sus enseñanzas, se basan en pretendidos mensajes mediúmnicos que aceptan sin más y les atribuyen el carácter de "revelaciones", creyendo cándidamente que los Espíritus poseen toda la sabiduría por el simple hecho de estar desencarnados  y algunos, en su extravío, llegan a erigirse "Maestros" o "Jueces Universales".

  Kardec afirmó: " El Espiritismo, marchando al ritmo del progreso nunca será arrollado, porque si nuevos descubrimientos le demuestran que está en un error en alguna parte, rectificará en ese punto, y si se revelase una nueva verdad, él la aceptará ".

  Esta declaración retrata de cuerpo entero a un librepensador que jamás pretendió decir la última palabra, ni pretendió tener la verdad absoluta, sino que siempre tuvo la singular prudencia de no penetrar en el campo reservado a los continuadores de su obra y progreso de las ideas en general.

  Allan Kardec estuvo y estará siempre presente en la conciencia moral de la humanidad, con el inmenso prestigio de sabio investigador de las realidades cósmicas, con un profundo sentido de humanidad, pureza moral, inagotable generosidad de sabio que ofrece sus conocimientos a los hombres y los pueblos, a los seres de todas las razas y condiciones sociales, para ayudarlos en sus desgracias y encaminarlos a los ideales del amor. Su luz, su voz, su fuerza moral  y espiritual, permanecerán en el mundo como la presencia de un consolador y de un guía; como la estrella polar que continuamente invita a todos a seguir el recto camino.

 La doctrina espírita está destinada a redimir al mundo, desde un punto de vista moral y social, enfrentando triunfalmente los dogmatismos religiosos y materialistas que aún dominan en la sociedad, derribando el edificio milenario de las viejas supersticiones y unificando a la especie humana en un abrazo de paz y fraternidad. 

Allan Kardec desencarnó en 1869, en ese mismo año, habiendo el Espiritismo ganado terreno y propagado por toda Europa con caracteres alarmantes para los teólogos y los presuntos científicos, la ilustre Sociedad Dialéctica de Londres resolvió nombrar un comité para "estudiar los fenómenos del Espiritismo y aniquilar para siempre tales supersticiones". Después de 16 meses de investigaciones concluyeron los 22 miembros que los fenómenos eran auténticos. El ilustre físico y químico inglés Sir William Crookes abordó el mismo tema con no pocas prevenciones y tras años de arduo trabajo experimental, aceptó  la tesis espírita. Lo mismo ocurrió con los estudiosos de la Sociedad de Investigaciones Psíquicas de Londres, creada en 1882; de la Sociedad Americana de Investigaciones Psiquicas a partir de 1884; del Instituto Metapsíquico Internacional de París, desde 1919, y de tantas otras instituciones, academias y laboratorios, creados con el propósito de encontrar evidencias favorables a la producción de fenómenos paranormales y sus más adecuadas explicaciones desde una perspectiva no espírita y siempre terminaban por reconocer la verdad del Espiritismo.

 Así, Kardec y el Espiritismo han cumplido su compromiso histórico y espiritual, respondiendo exitosamente a los desafíos presentados por la filosofía y la ciencia, en todos los tiempos, revelando al hombre su naturaleza espiritual, por los caminos de la razón y de la comprobación experimental.

- Lic. Jon Aizpúrua- de su obra Fundamentos del Espiritismo

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