lunes, 31 de julio de 2023

¿ Todos reencarnamos ?

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Pérdida de seres queridos

2.-¿ Todos reencarnamos?

3.-  ¿Evocación del Espíritu de una persona despierta?

4.- La ingratitud

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Perdida de seres queridos

Si existe una prueba penosa es la pérdida de los seres amados, cuando uno tras otro se les ve desaparecer, arrebatados por la muerte, entonces comienza a nuestro alrededor la soledad llena de angustias. Estas separaciones, aunque momentáneas, nos ponen de manifiesto la puerilidad de nuestras preocupaciones materiales, y nos invitan a prepararnos para emprender nuestro gran viaje hacia la Vida Espiritual. En esas horas desoladas cuando vemos que los ojos que nos contemplaron con Amor se cierran para siempre, la Filosofía Espírita nos presta un gran socorro.
Portadora de consuelo y esperanza, nos muestra con hechos y pruebas irrefutables, que esos seres que creemos irreparablemente perdidos, están a nuestro lado, su pensamiento nos envuelve, su Amor nos protege y podemos incluso, algunas veces, comunicarnos con ellos y recibir sus consejos.
Ellos nos exhortan a apartar de nosotros esa vana tristeza, esos pesares estériles que repercuten en ellos y los hacen desgraciados. Nos suplican que trabajemos con valor y perseverancia en nuestro mejoramiento, a fin de que volvamos a encontrarnos y nos reunamos con ellos en la Vida Espiritual.
¡Muerte, ¿Dónde esta tu victoria?
León Denis. Espíritu

(Tomado de la pagina de Luz Espiritual)

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                 ¿TODOS REENCARNAMOS?
                                                                 

     Sí consideramos que todos los seres humanos poseemos un espíritu o mejor dicho, somos un espíritu o energía individualizada en pleno proceso de evolución, procedentes de una misma y única fuente de Origen, de la que somos parte, hijos por tanto de un mismo Padre, es lógico considerar que sería un absurdo el que unos tuviesen que reencarnar múltiples veces para evolucionar espiritualmente mediante su tesón esfuerzo y lucha, mientras que a su vez otros permaneciesen como estancados, condenados a no evolucionar jamás, quedando así alejados para siempre de la perfección a la que todos tenemos el mismo derecho por llegar, y a la que accede el espíritu a través de las múltiples existencias en los planos materiales.
     También sería una falacia suponer que el espíritu en una sola existencia o vida, fuera capaz de evolucionar tanto como para no necesitar volver a reencarnar jamás, debido a una infinita perfección imposible alcanzada en una sola existencia como ser humano.
     No existe ningún espíritu que haya sido creado perfecto, o adelantado, o con la capacidad de alcanzar la perfección angélica en una sola vida terrena. Esto sería como pretender que la semilla que se siembra un día, al siguiente fuese ya un gigantesco y perfecto árbol.
     Sin embargo esa semilla no germinada que es el espíritu humano incipiente, no es desde su comienzo un ser perfecto, pero sí que es totalmente perfeccionable a través de la evolución y la reencarnación.
     El espíritu humano en un principio es sencillo e ignorante, pero al igual que la semilla del árbol, contiene latentes todos los atributos del árbol padre o fuente de origen, que después deberá mediante su esfuerzo ir desarrollando en el tiempo, y cada vida humana es al espíritu lo que un día de vida para ese árbol que primero fue semilla.
     Por lo expuesto, vemos como el espíritu salido de la Esencia Divina, no es de partida perfecto, pero sí contiene latente los atributos y capacidades para llegar a serlo, los cuales solo podrá ir desarrollando mediante el aprendizaje, pruebas y experiencias que la reencarnación le proporciona en los mundos físicos.
     Por ello ante la pregunta del enunciado, la respuesta solamente puede ser rotundamente afirmativa, si es que hemos comprendido que todos somos “semillas o arbolitos” en desarrollo, que procedemos de un mismo y único Padre, que es infinitamente perfecto y justo, y por ello no otorga ningún privilegio ni desigualdad definitivos a ninguno de sus hijos.

. Juan Manuel Fernández Fuster-
                                                                         
    “Un ser racional, si quiere, puede creer en la reencarnación ateniéndose a bases evidentes. No hace falta tener una determinada creencia religiosa o tradición cultural.”.
Dr. Ian Stevenson-
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    ¿ EVOCACIÓN DEL ESPÍRITU DE UNA PERSONA DESPIERTA ?
                            

     ¿Es enteramente imposible evocar el Espíritu de una persona despierta?
"Aunque difícil, no es absolutamente imposible, porque si la evocación 'llega' , puede suceder que la persona se duerma; pero el Espíritu no puede comunicarse, como Espíritu, sino en los momentos en que su presencia no es necesaria
para la actividad inteligente del cuerpo."

Observación. - La experiencia nos prueba que la evocación hecha durante el
estado de vela puede provocar  sueño, o al menos una absorción vecina del sueño,
pero este efecto no puede tener lugar sino por una voluntad muy enérgica y cuando  existen lazos de simpatía entre las dos personas; de otro modo la evocación 'no tiene resultado'. En el mismo caso en que la evocación podría provocar el sueño, si el momento es inoportuno, no queriendo dormir, la persona opondrá resistencia, y si sucumbe, su Espíritu estará turbado y responderá difícilmente. Resulta de esto que el momento más favorable para la evocación de una persona viviente es el de su sueño natural, porque siendo libre, su Espíritu puede venir al que le llama de la misma manera que podría ir a otra parte. Cuando la evocación se hace con el consentimiento de la persona y esta procura dormirse con este objeto, puede suceder que esta preocupación retarde el sueño y turbe al Espíritu; por esto el sueño no forzado es el preferido.
- El Libro de los Médiums-
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                                    LA INGRATITUD
     Son muchas las dadivas del cielo, pero  la ingratitud es una característica muy peculiar del ser humano; si a veces somos ingratos  con nuestros hermanos,  con nuestros padres,  que los conocemos, ¿ cómo no íbamos a serlo con Dios, al  que muchos desconocen y al que pedimos imposibles, cosas milagrosas, las cuales no  se nos pueden ofrecer, porque si así fuera, cada día seriamos más egoístas y creeríamos que las cosas  las merecemos por nuestra cara, sin hacer méritos para merecerlas?

     La ingratitud es uno de los peores defectos del ser humano, que muchos no tratan de superar, piensan que todos tienen la obligación de ayudarlos. Cuando uno hace un favor no debe esperar nada a cambio, aunque duele, cuando esa persona a quien ayudaste no sea recíproca.

     Hemos de procurar no ser ingratos, y la mejor manera es no tratar de agredir a nadie, sean los motivos que sean los que tengamos para hacerlo, En una ocasión Jesús “yendo a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces UNO de ellos, viendo que había sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro a tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los otros nueve, ¿ dónde están?, ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado” (Lucas 17:11-19).

     Muchas veces personas que son lo último de la tierra suelen ser  más agradecidas que aquellas que se creen algo o que son merecedoras de cualquier dádiva. Jesús nos enseñó a ser agradecidos, pero a la vez nos hizo ver cómo suelen responder las personas ante nuestros buenos actos de amor y desprendimiento. Realmente todos hemos experimentado esa indiferencia e ingratitud de las personas que hemos servido— ¡y en alguna ocasión nosotros mismos hemos sido ingratos con otros y desagradecidos!

     Hemos de hacer  el bien sin mirar a quien y sin esperar nada a cambio, el bien hay que hacerlo por el bien mismo. Jesús por eso dijo: “Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced el bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque Él es benigno para con los INGRATOS y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.” (Lucas 6:35).

     La mejor forma de hacerlo, es comenzando en ser agradecidos para con el Padre, Él nos ha concedido la vida, una hermosa oportunidad de poder crecer.  ¿Cuántas personas se olvidan de agradecer a Dios por la vida, la salud, la familia, la salvación, los alimentos, y cosas como éstas. Generalmente los cristianos oran poco para agradecer a Dios por lo que tienen o reciben.

     Los orgullosos dan por entendido que la gente tiene que darles cosas. Consciente o inconscientemente, piensan que tienen el derecho de recibir regalos, por eso no se admiran cuando reciben cosas buenas. Sus ojos están ciegos a todo lo bueno que el Padre celestial les da. En su orgullo ellos piensan, aun cuando no son conscientes de esto, que merecen recibir suficiente o más, que el suficiente alimento, ropa y todo lo demás que necesitan para su cuerpo y alma en esta vida. Pero si no tienen lo necesario, de repente se acuerdan de Dios y lo acusan de no darles lo que ellos esperan. Su actitud hacia Dios es como la de una persona que tiene un derecho legal sobre otra. La persona ingrata no comprende lo que es gracia cuando Dios le da lo que necesita.

     ¡Dios quiere cambiarnos para convertirnos en personas agradecidas! Dios puede hacer existir cosas que no existen, entre ellas la gratitud. Él formará en nosotros nuevas creaciones, corazones agradecidos que sean humildes, gozosos y amorosos. El agradecido quiere pagar de algún modo a los que han hecho buenas cosas por ellos y hacerlos felices. ¡Qué fulgor divino hay en el que es agradecido: el fulgor del reino de los cielos! Porque arriba le daremos gracias a Dios y lo adoraremos continuamente por todo lo bueno que Él ha hecho por nosotros. Pero sólo llegaremos allá si hemos aprendido a agradecer aquí.

     Ser agradecido es más que saber pronunciar unas palabras de manera mecánica, es dejar la puerta del corazón abierta para recibir nuevas bendiciones por la generosidad ajena; pero la gratitud no significa “devolver el favor”, porque eso sería “pagar” una deuda, metalizar el desprendimiento y las muestras de afecto que son las formas más visibles del agradecimiento, para reconocer desde el fondo del corazón las múltiples expresiones de amor porque quien agradece “lo pequeño”, recibe también “lo grande”, porque entre la persona que da y la que recibe, se establece una comunión de sentimientos que se entrelazan y enriquecen la personalidad de ambas.

     Agradezcamos a Dios el día y todos los recursos que disponemos para desarrollarlo, agradezcamos la oportunidad de poder convivir con hermanos a nuestro alrededor que nos ofrecen la oportunidad de examinar nuestra conducta, sea con acciones buenas y malas, si ellos no estuvieran nosotros no podríamos saber cómo nos comportaríamos en cualquier situación, todo lo que nos viene, hemos de aceptarlo, porque representa la oportunidad de poner en examen nuestro espíritu; ante una acción mala, responder con una acción buena, y esa debe ser nuestra actitud frente a las ingratitudes, por agradecimiento a Dios y a los hombres que se cruzan en nuestro camino, pues ellos nos muestran por nuestra forma de proceder nuestro grado de orgullo, el cual debemos superar para poder ser agradecidos.

- Mercedes  Cruz-

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