miércoles, 5 de julio de 2023

La Muerte sigue siendo un tabú

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- La Reencarnación y la Iglesia Católica

2.- Indagaciones sobre el Alma

3.- De un manuscrito de Amalia Domingo y Soler

4.- La Muerte sigue siendo un tabú

                                      ***************************

    LA REENCARNACIÓN Y LA IGLESIA CATÓLICA

                                                                    


LA REENCARNACIÓN FUE ENSEÑADA POR LOS PAPAS, Y ESTÁ EN EL  DECÁLOGO

   La reencarnación pertenecía al cristianismo primitivo. Pero en el Concilio Ecuménico de Constantinopla (533), fue condenada. En efecto, fue condenada la preexistencia bíblica del espíritu, que enseña que el espíritu ya existía cuando acontece la concepción del feto. "Antes de que yo te formase en el vientre materno, yo te conocí, y antes de que salieses de tu madre, te consagre y te constituí profeta de las naciones (Jeremías 1:5). No existe reencarnación sin la preexistencia. Y se entendió que ella fue también condenada.

  Los papas Eugenio IV ( de 1431 a 1447), y Nicolás V ( de 1447 a 1445) la apoyaron, y su enseñanza por el sabio cardenal italiano de Cusa (1401 a 1464).- ( Del libro "La Reencarnación en la Biblia y en la Ciencia-8ª Edic- pág 172, Ed. EBM, SP)

 También el Papa San Gregorio Magno ( del año 590 al 604), la defendió.(Patología Latina V. 76, Col.1100, Homilia 7, "In Evangelio", - Cita de Carlos Torres Pastorino "Sabiduría del Evangelio"- volumen 4, pág 120). Para él, Juan Bautista es la reencarnación de Elías (Malaquías 3:1; y 4:5; Mateo 11;14 y 17:13). Él dice que el Bautista niega ser Elías (Juan1:21), pero Jesús afirma que su precursor es Elías y que ya había venido y lo habían degollado (Mateo 17:12). Para ese Papa, fue como persona (personalidad particular de cada reencarnación del espíritu), que el Bautista negó ser Elías. De hecho, generalmente, no nos recordamos de vidas pasadas (Juan 8:9). Y continúa el Papa Gregorio: Es como espíritu o individualidad (la personalidad general de la Psicología Transpersonal de hoy), lo que animaba su persona, que Juan era el Elías que vivió en tiempos del Rey Acab, en el siglo IX antes de Cristo. (Papa San Gregorio Magno, Homilía 7, Patología Latina, Volumen 76, Col 1100, citado por Pastorino en "Sabiduría del Evangelio" volumen 3, pág, 21).

  Y en el Decálogo (Los Diez Mandamientos) dice: "...soy Dios celoso, que veo la iniquidad de los padres en los hijos, "en la " tercera y cuarta generación de aquellos que me aborrecen....(Éxodo 20:5, y 34:7). o sea, en los nietos y bisnietos, cuando el abuelo o el bisabuelo, generalmente, ya desencarnaron, y entonces el espíritu del abuelo o del bisabuelo, puede volver reencarnado en un nieto o bisnieto, pagando él mismo por sus pecados cometidos en el pasado. Realmente, los espíritus reencarnan mucho en sus familiares y descendientes. Pero los traductores dogmáticos falsificaron la Bíblia, y en lugar de la preposición "en" más el artículo femenino la (en), pusieron "hasta", ridiculizando así la justicia divina, pues se hace a los espíritus pagar por los pecados de otros. Tengo la traducción correcta de Juan de Almeida de 1937, con "en". Pero, posteriormente, como el Espiritismo creció mucho y puso en destaque esa preposición (en hebreo "al"), que recuerda la reencarnación, los traductores falsificaron la traducción.

    La "American Bible Society", traducida al esperanto por el Dr. Zemenhof . y la Vulgata Latina de San Jerónimo ( "in tertiam et in quartam generationem") son fieles a la preposición hebrea "al"(sobre), que significa también en.

    Debemos respetar el cristianismo dogmático de los teólogos, pero el verdadero es el bíblico reencarnacionista.

(  Tomado de Tv. Mundo Maior (Brasil).Autoría desconocida- Traducción de José L. Martín )

                                                               ***************************


INDAGACIONES SOBRE EL ALMA

¿Quién soy yo? ¿Cómo conocer e identificar este ser que está en mí?. Son preguntas que inquietan a los seres humanos desde remota antigüedad.
Para llegar al conocimiento de esa verdad es necesario despojarse de las vanidades intelectuales y volverse como el niño, que se encuentra en una fase de la vida más propicia para las manifestaciones del alma en la vida humana. Esa afirmación se puede ver en la enseñanza de Jesús cuando afirma: «De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos» (Mateo 18.
Durante la infancia, el ser humano tiene el don de expandir las peculiaridades de su alma, recientemente llegada del reino espiritual y puede, más fácilmente, relatar hechos ocurridos en la anterior vida. Y como todavía no asimiló la influencia psicosocial del ambiente en que vive es, frecuentemente, más simple y humilde, cualidades enaltecidas por Jesús al afirmar que «Así que, cualquiera que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino de los cielos» (Mateo 18,4).
La vivencia de la realidad del alma se caracteriza por la valorización de los bienes espirituales y por el desprendimiento de las preocupaciones hacia los bienes transitorios de la vida.
El amor es el recurso para que el ser humano pueda vivir la realidad del alma, requisito esencial para que pueda alcanzar la vida plena como ser viviente.
La senda espiritual de cada uno es recorrida individualmente, así que esté participando de entrenamientos, en grupos de estudio, o frecuentando las mismas instituciones religiosas, ya que los seres humanos son almas que presentan grados diferentes de evolución, y tienen experiencias propias, individuales e indivisibles. Y, a medida que van alcanzando grados más sensibles de consciencia, cada uno se va capacitando para alcanzar estados progresivamente más elevados de percepción espiritual.
Pero la primera fase para alcanzar el conocimiento de la realidad del alma, consiste en admitir su existencia, como parte integrante del organismo humano, responsable de sus atributos psíquicos y espirituales, y por los actos de la vida diaria.

Enfermedades del alma. Dr. Roberto Brólio.
( Aportación de Coquita Argañaraz )

**********************************


                                                                             
DE UN MANUSCRITO DE AMALIA DOMIGO Y SOLER
 La redención del hombre es muy sencilla; solo consiste  en amar al prójimo como a si mismo; pero dentro de esta sencillez hay un obstáculo que levanta una muralla entre el “bien” y el “mal”: es el orgullo.
 Cuando el espíritu desciende  a la tierra y promete a esa “naturaleza divina” llamada Dios, que ya es enérgica y firme, para  pasar del “mal” al bien le envuelven  unas fuerzas superiores a las suyas  y encarna desconocedor de todo cuanto a prometido; pero entre la promesa  y el Yo se constituye una ley, y esa ley es la que rige durante nuestro paso por la tierra; y así empieza para el Espíritu una existencia  de lucha y progreso.
 Vivimos dentro de la oscuridad y la ignorancia, sin conocer esa ley que nuestro arrepentimiento ha creado y que es la única  que nos conduce a puerto de salvación. Todas las religiones tienen la tendencia de inculcar al  hombre el arrepentimiento y el acto de contrición; pero la equivocación de todas está en dar al hombre un plazo tan corto para arrepentirse.
 El hombre tiene una eternidad para reconciliarse. El hombre ha sido, el hombre es, y el hombre será. Los mismos obstáculos, y alfilerazos que recibe  le van enseñando  el camino de su propia regeneración. Cuando está cansado  por el peso de sus culpas, que consciente o inconscientemente  pesan en su conciencia,  y no puede más,  entonces el hombre  invoca su regeneración.
 Cuando un espíritu ha pasado por la tierra lleno de adulaciones y placeres, al penetrar en el mundo  de la verdad es tan grande su desengaño, que el llanto es el fluir de su alma y este es el Jordán de su regeneración.
 Cuando el acto de contrición es puramente verdadero, es cuando el espíritu  no puede retroceder de lo que ha prometido, siendo el llanto el bautismo del alma. El hombre solo se bautiza cuando retira el velo del orgullo que lo domina; entonces ve la verdad y se redime por el sufrimiento que sus mismas pequeñeces le han proporcionado.
 Por el llanto  que brota de su alma se redime y e bautiza; y esa redención y ese bautismo es obra propiamente suya; y entonces es cuando prepara una nueva existencia, dando a Dios lo que e de Dios y a Cesar lo que es de Cesar, descendiendo a esa penitencia dispuesto a luchar y a vencer.
 Los que niegan la existencia de Dios son almas tan pequeñas que aun  no han comprendido de donde emana esa inspiración que los alienta y los guía por el destierro de la vida; y si no se conocen ellos mismos ¿Cómo van a conocer a Dios?, es muy difícil y muy fácil.
 El Espíritu conoce a Dios cuando ha sufrido y llorado mucho, porque para conocer  lo bello y lo grande se tiene que haber pasado antes por esos estados atmosféricos en que el hombre se asfixia; y dentro de esa misma labor es cuando el hombre analiza y conoce la verdad. Para que el hombre ore con el alma, es necesario que se encuentre  en un lugar donde las zarzas obstaculicen su paso; pues al verse imposibilitado para salir  de ese laberinto es cuando decae su cuerpo y se eleva su alma. Para el alma  nunca se  cierran todas las puertas en el momento  en que su cuerpo gime y llora ella comienza a cambiar de actitud.
 La tierra es un vergel de flores; solo en sus troncos guarda las espinas, y esos troncos y espinas no los confecciona Dios, sino que es la sombra de la imperfección del hombre. Cuando el hombre desee ser feliz, ha de  poner la parte que le corresponde  que es la de cumplir todos sus deberes. Cuando el hombre comprenda que su paso por la tierra es un trabajo de prueba, empezará su verdadera labor, fatigando el cuerpo y ensangrentándose las manos para arrancar las espinas del tronco de la inmortalidad, del orgullo, de la envidia de los celos etc. que el mismo ha fabricado.
 Es un trabajo duro, pero para limpiar el planeta  de imperfecciones, la obra es enteramente del hombre. El hombre es el que ha hecho crecer las espinas;  el ha convertido el jardín  en un campo árido y sin placer ninguno. Pero el hombre se cansará de sufrir, y se cansará de llorar,  y fatigado en la “playa de su vida” escuchando el lenguaje de su conciencia, empezará su redención.
 En el siglo que está pasando aun no es concedido al hombre el poder contemplar  de cerca las maravillas. Antes ha de purificarse por el sufrimiento, que le reporta  una eternidad de goce; menos que un granito de arena en la inmensidad del océano.
 ¡Benditos los justos; dichosos los humildes y los limpios de corazón, que para ellos será la felicidad eterna!
 Trabajo realizado por Merchita
                         ************************

          

LA   MUERTE SIGUE SIENDO UN TABÚ

 UN TEMA QUE AÚN GOLPEA ANHELOS Y AFLIGE SENTIMIENTOS


El hombre contemporáneo, que investiga desde el micro al macrocosmos,se tambalea ante los vestíbulos de la sepultura con la misma amargura de los egipcios, los griegos y los romanos de épocas remotas.
Los milenios que arrasaron las civilizaciones y refundieron pueblos, no transformaron la emblemática expresión del túmulo,  infinito punto de interrogación, la muerte continúa hiriendo sentimientos y torturando inteligencias. El hombre ha sentido perturbación y temor ante la expectativa de la muerte. Y ese recelo ha sido alimentado por una mezcla de falsos conceptos religiosos, sentido común y creencias personales arraigadas.
El problema del miedo a la muerte es que puede impedir que se tenga encanto por la vida y minar la confianza de que la vida tenga un mayor significado. Las religiones textualistas son especialmente responsables por generar una serie de fobias y mitos respecto al inevitable viaje al túmulo. La mala educación religiosa ha dejado a muchas personas confusas respecto a la situación de los muertos en el más allá. Los destinos, que incluyen el cielo, el infierno, el purgatorio y el limbo, van desde lo misterioso hasta lo absolutamente asombroso. Por otro lado, la obra Death-The Final Stage of Growth, afianza que la muerte es una parte integrante de nuestra vida. Es normal y el fin natural de todos los organismos vivos. Tal creencia materialista, a su vez  viene fomentando una filosofía nihilista y el comportamiento pesimista.
Hay personas que sufren de tanatofobia (recelo mórbido de la muerte). Psicólogos tienen examinados los efectos mentales y sociales causados por pensar en la muerte. Según algunos, pensar en la muerte nos vuelve más racionalistas, más preconceptuosos y refuerza actitudes eclesiásticas o inconscientemente religiosas, tanto como afectan las creencias políticas. Narran que la muerte nos deja más punitivos y conservadores. El recuerdo de la muerte alimenta el deseo de fama comunmente asociado a una inmortalidad simbólica, de ahí la búsqueda de la inmortalidad en tales academias de letras.
¿ Habrá que pensar más en la muerte nos puede volver más punitivos y preconceptuosos?. Tal vez en algunos de tales efectos  pueda ocurrir precisamente porque estén desacostumbrados a pensar y hablar sobre la muerte. Entendemos que pensar diariamente sobre la inexorable ley de la desencarnación, pos puede volver más sobrios ante los desafíos del día a día. Reconocemos además de eso que el vivir intentando ocultar en la consciencia futura la desencarnación, demuestra una evidente pusilanimidad ante los necesarios obstáculos de la reencarnación.
El  problema del miedo a la muerte es que puede impedir que tengamos la libertad y el placer de vivir. De ahí el conforto que la Doctrina Espírita nos trae, al instruir sobre la vida del espíritu aquí y en el más allá. Somos espíritus eternos, nuestra vida no comienza ni termina en una única existencia. De la misma forma, las legítimas afecciones lo son para siempre. Las afecciones no mueren con la desintegración del cuerpo físico. Los sentimientos no pertenecen al cuerpo, sino en el alma, y los llevamos con nosotros. La muerte apenas dilata las concepciones y nos aclara la introspección, iluminándonos el sentido moral, sin resolver obviamente de manera absoluta, los problemas que el Universo nos propone a cada paso, con sus espectáculos de grandeza.
La desencarnación es la única regla para la que no hay excepción. Todos pereceremos, por tanto no podemos eludir el pensamiento tratando de camuflar ese impositivo de la naturaleza. Por eso, permitamos que el pensamiento sobre la muerte, componga de forma ininterrumpida y serena nuestros estados mentales, reflexión sin la cual estaremos desaparejados para la desencarnación o hasta despreparados para enfrentar con resignación la muerte de nuestros seres queridos.
La muerte física no es el exterminio de las aspiraciones y anhelos de bien, pero es el ingreso para la existencia auténtica, para la vida real. ! Sí ¡. La existencia física es ilusoria, fugaz y transitoria por demás. La separación del cuerpo por la muerte, no es una anomalía de la naturaleza; simplemente se transfiere de la dimensión física a la espiritual. Todavía, efectivamente, importa recordar que morir (término de la vida biológica) y desencarnar (desligamiento del periespíritu), son fenómenos que no siempre acontecen simultáneamente. Los intervalos de tiempo para desligarse del cuerpo varían para cada Espíritu. Para unos puede ser más demorado y para otros pueden ser pasajes ligeros.
Nuestras acciones tejen asas de liberación o grilletes de cautiverio para nuestra victoria o nuestra pérdida. La mayor sorpresa de la muerte física es la de ponernos de cara con la propia conciencia, donde edificamos el cielo. nos estacionamos en el purgatorio o nos precipitamos en el abismo infernal. En ese sentido a nadie debemos el destino, sino a nosotros mismos.
El intervalo de tiempo entre la muerte biológica y la desencarnación, tienen relación directa con los pensamientos y acciones practicadas en cuanto encarnados. Nadie topará con un cielo o un infierno del lado de allá, por cuanto que el "Empíreo" y la "Geena " son contenidos  mentales construidos aquí en el plano físico. Después de el fenómeno de la desencarnación cada Espíritu se encontrará con la cárcel o la libertad de conciencia y que se merece como el fruto del desaliño o de la disciplina mental que cultivó durante la experiencia  física.
  Son indescriptibles flagelaciones en el más allá, que van de la inconsciencia discontínua a la locura completa, se enseñorean de las mentes torturadas, por tiempo variable, conforme las atenuantes y agravantes de culpa, induciendo a las autoridades superiores a internarlas en el plano físico (reencarnación), como enfermos graves, en células físicas de breve duración, para que de rehabiliten gradualmente, con la justa cooperación de los Espíritus reencarnados, cuyas deudas  con ellos se salden. Las deudas  que se hundieron en los excesos, los vicios, los placeres mundanos, acuñan intensas impresiones y vínculos magnéticos en la materia, y únicamente alcanzarán la liberación de esos lazos después de un intervalo de mucho tiempo. Recordando que después de la ruptura de los embarazos magnéticos que lo esposaban a la vida física,padecerá en el más allá, por tiempo indefinido, los tormentos diseminados en las vías de sus experiencias en el mal ( he aquí el símbolo del infierno).
Y los que viven con más dedicación las cosas del Espíritu, encontrarán mayores elementos de paz y felicidad en el futuro. Todos los que lograron aprovechar la encarnación sin vicios ni apegos, los que cumplan la ley del amor, adquieren lazos magnéticos menos densos, prendiendo al Espíritu al cuerpo. En ese caso la desencarnación será rápida, proporcionando la adecuada libertad, incluso antes de su consumación. Para los que sufren más, en razón de su renuncia a los apelos de la vida mundana, la muerte es un remanso  de tranquilidad y de esperanza. Encontrarán en el más allá, la paz ambicionada en sus días de lágrimas torturantes ( ahí está la metáfora del cielo) 
Jorge Hessen
                                                              ********************************



No hay comentarios: