sábado, 15 de julio de 2023

Diferencias entre el Espiritismo y las religiones

  INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Las pruebas del Espíritu

2.-  Dinamopsiquismo universal

3.- La base para la transformación moral

4.- Diferencias entre el Espiritismo y las religiones

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                       LAS PRUEBAS DEL ESPÍRITU

261. En las pruebas que debe arrostrar el Espíritu para alcanzar la perfección- ¿tiene que experimentar toda clase de tentaciones, debe pasar por todas las circunstancias capaces de despertar en él el orgullo y la envidia, la avaricia y la sensualidad, etcétera?
- Ciertamente que no, puesto que sabéis que hay entre ellos quienes toman desde el comienzo una senda que los exime de muchas pruebas. Pero el que se deje conducir por el mal camino corre todos los peligros que en el mismo existen. Puede un Espíritu, por ejemplo, pedir riqueza, y podrá concedérsela. Entonces, conforme a su carácter, es posible que se torne avaro o pródigo, egoísta o generoso; o si no, se entregará a todos los goces de la sensualidad. Pero esto no significa que deba pasar forzosamente por la serie de pruebas de todas esas características.

262. ¿Cómo el Espíritu, que en su origen es simple, ignorante y desprovisto de experiencia, puede escoger con conocimiento de causa una vida determinada y ser responsable de tal elección?
- Dios suple a su inexperiencia trazándole la vía que debe seguir, como haces tú con un niño desde que está en la cuna. Pero, poco a poco le va dejando ser dueño de escoger, a medida que se desarrolla su libre albedrío, y entonces precisamente es cuando se suele extraviar, tomando el mal camino y desoyendo los consejos de los Espíritus buenos. Es eso lo que puede llamarse la caída del hombre.

262 a. Cuando el Espíritu goza de su libre arbitrio, la elección de la existencia corpórea ¿depende siempre en forma exclusiva de su voluntad, o esa vida puede serle impuesta por voluntad de Dios y a título de expiación?
- Dios sabe aguardar. No apresura la expiación. Con todo, puede imponer una existencia a un Espíritu cuando éste, por su inferioridad o su mala voluntad, no es apto para comprender lo que le sería más saludable, y cuando ve que esa vida puede servir para su purificación y adelanto, al paso que encuentre en ella una expiación.

263. ¿Hace su elección el Espíritu inmediatamente después de la muerte?
- No: Muchos creen en la eternidad de las penas. Ya se os dijo: Es un castigo.

264. ¿Qué es lo que orienta al Espíritu en la elección de las pruebas que desea sufrir?
- Opta por aquellas que pueden ser para él una expiación, por la índole de las faltas que haya cometido, y hacerle adelantar más de prisa. Unos pueden, pues, imponerse una vida de miseria y privaciones, para tratar de arrostrarla con valor. Otros, querer probarse mediante las tentaciones de la fortuna y el poder, harto más peligrosas, por el abuso y el empleo inadecuado que de ellos es posible hacer, y por las pasiones viles que desencadenan. Otros, por último, quieren probarse por medio de las luchas que han de sostener en su contacto con el vicio.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC

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                            DINAMO PSIQUISMO UNIVERSAL



 

Por David Grossvater

 

El hombre fósil de la prehistoria, fue el hombre viviente de ayer y el Homo Sapiensl de hoy será el fósil de mañana.

Nadie puede asegurar lo que será el hombre del porvenir, pero siguiendo la trayectoria de su evolución ascendente, se puede prever, lo que llegará a ser dentro de algunos millones de años; y bien seguro que el hombre de entonces, al contemplar desde su elevación nuestro atraso y nuestra animalidad casi primitiva, quizás desdeñe nuestro parentesco, así como nosotros desdeñamos del que nos une al simio.

Pero más inteligente que nosotros y con un concepto dinámico genético, y una dialéctica superior, sabrá comprender mejor que nosotros, que todo en la vida se encadena en series y en ciclos, que a su vez se relacionan entre sí.

 Que todo cuanto existe, desde el átomo a la estrella, desde el protozoario al hombre y aún más allá de él, todo es concurrente y solidario.

Que todo vive, respira, siente, piensa y quiere, animado por la misma vida, por el mismo espíritu, por el mismo Dinamo Psiquismo Universal.

  

(Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta),


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LA BASE  PARA LA TRANSFORMACIÓN MORAL

    En el transcurso de los milenios el hombre fue descubriendo formulas para lidiar con la naturaleza ante los impositivos de la sociedad. Dominó el fuego, adaptó la rueda, inventó la pólvora, conquistó  las letras, materializó representaciones artísticas, hizo la luz eléctrica, creó el avión, mejoró las comunicaciones, desenvolvió el superconductor, construyó el computador  y una inmensa lista más de inventos   e innovaciones que mejoran  la calidad de vida en la tierra. Y en ese recorrido las ideas de los pensadores  fueron dictando preceptos, alterando el formato de percepción del mundo, de la vida después de la muerte  y de la noción del destino.

Investigadores actuales afirman que “la trayectoria humana está repleta  de cambios justamente por el hecho de que el hombre tiene la capacidad de guiar su historia  en el campo de las ideas, que son agentes transformadores poderosos.” Realmente, el mundo es el reflejo de ideas, aunque no siempre percibimos cuales de ellas están por detrás de comportamientos y situaciones cotidianas. En rigor, lo que existe son múltiples ideas y o “filosofías”, o sea: varias concepciones diferentes sobre la existencia.

    En la clásica Grecia, Sócrates forjó el pensamiento de Platón, que influenció la mente de Aristóteles, que a su vez fue maestro de Alexandre, el Gran Macedonio. Transcurrido  un milenio y medio después de Sócrates, el sacerdote Tomás de Aquino retomó el trabajo de Aristóteles,  adaptándolo al Cristianismo. Siglos después el filosofo Descartes,  plasmó su inclinación en los escritos de Aquino, filosofo en matemáticas, siendo  hoy  considerado uno de los pensadores más importantes e influyentes de la Historia del Pensamiento Occidental.  En rigor las ideas subsisten, viven, se alteran, se adaptan. Ellas son forjadoras de incalculables impactos de las circunstancias sobre las utopías y los sueños humanos. La mayoría de las personas, en casi todos los contextos históricos, ven el conjunto acumulado de las ideas de una civilización como un legado que puede tornarlos mejores.

Algunos hombres realizaran hazañas que afectaron las vidas de millares  o millones de personas. En cientos de casos el impacto de tales influencias solo tiene mayor importancia en relación a aquel momento especifico, en otros casos, el impacto transciende y se hace sentir por muchas generaciones, llegando a ser decisivo en todo  lo que ocurre desde aquel momento en adelante. 

   Los ejemplos de Moisés. Jesús, Buda, Gutenberg, Lutero, Kardec permanecen  como paradigmas  para billones  de personas hasta hoy, influencias que hasta el mismo Hitler, Stalin, Mao Tse-Tung, aún son recordados, aunque tales dictadores sean la representación del destrozo  de la libertad y de la vida de millones de seres humanos. ¿Gracias a Dios! Los dictadores desencarnan, las armas se oxidan, sin embargo los sueños  de quien ama la libertad no se pueden destruir. 

    Karl Marx aseveró que: “Los filósofos se limitaron a interpretar el mundo de diferentes maneras; era preciso, sin embargo, transformarlo". Con la publicación de El Libro de los Espíritus, a mediados del siglo XIX surge la propuesta de una filosofía transformadora y, en cierto modo, revolucionaria, proponiendo una nueva reflexión  sobre los fundamentos de la existencia de Dios, del Ser, del destino y del dolor. El Espiritismo, por tanto, inauguró otra etapa del pensamiento filosófico. Es, efectivamente, un nuevo paradigma del conocimiento, poseyendo un solido aliciente de ideales concretos, sin tornarse temporalizado, herméticamente cerrado, porque acompaña  el avance de las nuevas informaciones y saberes, en la medida en que busca explicar la realidad a través de la razón, de la lógica y de la fe, utilizando el discurso científico, filosófico y religioso.

Allan Kardec fue el mayor librepensador del movimiento de ideas progresistas y transformadoras unidas a los temas sociológicos, antológicos, transcendentes y espirituales. El genial lionés percibió el proyecto doctrinario como una nueva visión histórica del mundo, que revolucionaría los debates filosóficos con sus principios y sus propuestas liberales. Urge, sin embargo, reconocer  que la construcción mental  [el modo de pensar] de Kardec [el buen sentido encarnado, según Flammarión] fue decisivo y determinante para contribuir con el nuevo orden de  acontecimientos sociales posteriores al siglo XIX. El ex-druida concibió un nuevo modelo de un principio filosófico de profundas consecuencias éticas y morales sin las amarras separatistas de las religiones, lo que hace actualmente de la Doctrina Espirita una de las propuestas de transformación social más consistente jamás vista en la Historia.

   El Codificador consultó a los pensadores del más allá (Espíritus) sobre un universo de cuestiones que siempre inquietaron el pensamiento humano: Dios, el alma, el origen de la vida, el hombre en la condición de espíritu inmortal y pluri-existencial, la muerte, los problemas sociales y familiares, la libertad, el sufrimiento, el destino  y la felicidad, entre otros. Pero convengamos que el legado del Rivail impone una necesaria renovación en la mentalidad de todos los “practicantes espiritas”, sobre todo los que aun ejercen un Espiritismo solamente en los límites de los fenómenos mediúmnicos en los Centros Espiritas. Es necesario una efectiva participación de los Espiritas en las cuestiones sociales del país, aunque sin absoluta necesidad de militancia en partidos políticos, porque para ese propósito nuestra política es la del Evangelio.

 Allan Kardec explica que el propósito pragmático de el Libro de los Espíritus “es proponer guiar a los hombres que desean esclarecerse, mostrándoles, en los estudios, un fin grandioso y sublime: el del progreso individual y social  y el de indicarles el método que conduce a ese fin.” 

   El Codificador nos llama atención en un punto fundamental: no podemos suponer que la naturaleza humana pueda transformarse de inmediato, por efecto de las ideas espiritas, porque la influencia transformadora  que estas ejercen no es idéntica, ni del mismo grado, en todos los espiritas. Con todo, el resultado de esa influencia, cualquiera que sea, aunque extremadamente débil, representa siempre una mejora, principalmente en lo que atiende a dar la prueba de la existencia de un mundo extra físico, lo cual implica la negación de las doctrinas materialistas.

   El Espiritismo “camina a la par con el progreso y jamás será ultrapasado, porque si nuevas conquistas [científicas, filosóficas] le demostraran estar en el error acerca de un punto cualquiera, el se modificará en ese punto. Si una verdad nueva se revelara, él la aceptará.” 

   Distantes, pues, de los conflictos ideológicos, consecuentes de discusiones estériles en el campo intelectual, con el objetivo de entronizarse el pensamiento racionalista basado en las “certezas” decantadas por las ciencias exactas, que temen confrontar con las ciencias humanas, los Pensamientos de  Cristo, difundidos por la Doctrina de los Espíritus representara  el asilo de los afligidos, sobre todo para los que oyeron aquella misericordiosa exhortación: “Venid a mí, vosotros que sufrís y tenéis hambre de justicia, porque Yo os saciaré.” Aunque, para eso es necesario que estemos dispuestos a seguir al Maestro, tomándole la cruz y siguiéndole los pasos. 

Jorge Hessen

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Diferencias entre  el Espiritismo y las religiones

 

De entrada hay que señalar que la principal diferencia que existe entre el Espiritismo y las religiones, precisamente es que el Espiritismo no es una religión, sino simplemente  una doctrina filosófica de consecuencias morales, y carece  de los aspectos comunes de todas las religiones, como son los dogmas, rituales, sacerdocios, sacramentos, rituales, jerarquías, velas, inciensos, cánticos, etc.

    Según las doctrinas de las iglesias cristianas, el demonio es una entidad real y existente, creada por Dios y condenada para toda la eternidad, dedicado a hacer y a promover permanente el mal entre los humanos para que se condenen para siempre en un infierno o castigo eterno, al igual que  él lo está, aunque no sea en un lugar determinado en ninguna parte del Universo. La filosofía del Espiritismo con  la reencarnación nos dice en este punto, que si Dios hubiese creado a ese ser “ con el propósito de ser eternamente malo”, para destinarlo a una condenación eterna, permitiéndole además que hiciese que los humanos nos condenásemos también eternamente con su perniciosa influencia, no sería un Dios infinitamente bueno ni justo, sino infinitamente malvado, por lo que tal Ser no podría ser Dios, que por definición es el Bien Supremo; Dios no puede haber creado a un ser o a unos seres así, con las características que las religiones le han atribuido al legendario demonio;  y si es que cuando creó a los demonios y a los humanos no sabía que después los iba a tener que condenar para siempre, es porque no era infinitamente perfecto ni previsor, luego en ese caso  también habría sido imperfecto, por lo que tampoco podría ser Dios. Sostener esta idea supone sostener la imagen de un dios menor, imperfecto  y tarado en sus atributos  en el cual es muy difícil de creer, porque Dios es la Perfección Absoluta.

 Para el Cristianismo la salvación se consigue a través de la filiación en sus iglesias, asumiendo sus teologías y la participando en sus rituales, liturgias y sacramentos. La Iglesia Católica ha llegado a afirmar no  hace mucho tiempo,  que “fuera de la Iglesia no hay salvación”, ignorando a las demás religiones e iglesias  cristianas y considerándose  como la única verdadera capaz de salvar a las almas de un castigo eterno, mientras que sin embargo, las tesis morales   espíritas, mantienen que  solamente fuera de la Caridad no hay salvación.

 Los males de la vida que afectan a los humanos, son para el Cristianismo oficial una intervención personal de Dios con cada uno ( ¡ que dios tan malo que se dedica a torturar a sus criaturas¡ ) y  así, “ a base de palos”,  controla y dirige a sus hijos para que  de modo obligado  vayan “por el buen camino” ( no existiría así el libre albedrío), al igual que un pastor cuida y dirige personalmente cada res de su  rebaño para que caminen en una misma  dirección . Con la parábola del “Buen Pastor”, puesta en boca de Jesús, este pone al ser humano en similitud a los animales de un rebaño de ganado que necesitan de un pastor para no extraviarse fuera del redil.  Sin embargo  parece poco probable que Jesús hablara de esto, cuando su verdadera misión era libertar al hombre enseñándole el camino del Padre. Mas bien  es probable que Jesús nos enseñase a ser pastores o responsables de nosotros mismos durante nuestro caminar evolutivo hacia Dios. Las distintas iglesias cristianas confunden a las  sumisas ovejas que viven en rebaño, con los seres humanos, sociales por naturaleza pero con un libre albedrío que nos hace responsables de nuestras vidas y una capacidad de actuación muy superior al de las ovejas y demás animales.

         Nuestra relación con Dios  es  personal e intransferible, por lo que cada uno dirigiendo consciente  y libremente su vida y su evolución espiritual, siendo cada vez un poco mejores,  debemos de  ser ante Dios sacerdotes de nosotros  mismos, dando cada día ejemplo de virtud ante  la sociedad.

         La  doctrina espírita nos enseña que Dios ante todo respeta nuestra libertad para actuar bien o mal, y nuestro derecho de  equivocarnos para aprender, en el engranaje de las Leyes de Consecuencias y de la Reencarnación, dándonos, como exponente de Su Justicia, para nuestro aprendizaje y evolución espiritual,  tantas  oportunidades como  necesitemos cada uno.

    Dios no está con el palo amenazador levantado, pendiente de cada uno, imponiendo caprichosamente dolores para unos, mientras que a otros  les otorga toda clase de dichas. Existen unas Leyes espirituales que son naturales y perfectas, pero desgraciadamente bastante desconocidas por lo general, que nos rigen permanentemente, y estas Leyes son sabias y justas, porque emanan de la Mente Divina,  que es la Suprema Perfección, y actúan continuamente sobre todos y cada uno de nosotros, pero siempre respetando nuestra libertad para escoger la opción de cómo actuar o dejar de actuar, teniendo que responder todos  antes o después  de los actos u omisiones cometidos en uso de su libertad. Mediante ellas, podemos avanzar en nuestro progreso evolutivo, por el Amor o si no es así, entonces es el dolor corrector el que entra en escena, como señal inequívoca de nuestros errores.

        El Cristianismo sostiene que Jesús Cristo es el mismo Dios encarnado como ser humano; mientras que para el Espiritismo que sostiene la  idea de la evolución  mediante la reencarnación, Jesús es el más evolucionado y elevado Ser que ha encarnado alguna vez en  nuestro planeta,  al que dirige, desde su formación, en su evolución global  hacia un destino superior, más perfecto y feliz, pero Jesús–Cristo  no es el Padre, aún estando muy próximo a Él.  Jesús de Nazaret nunca afirmó que Él fuese Dios, sino Hijo de Dios, y sin embargo para que sus seguidores comprendiesen  hasta donde llegaba su grado de  cercanía y compenetración con el  “Padre”, llegó a afirmar que quien lo veía a él era como si viese al  Padre que lo había enviado, indicando así  que su Ser era de la misma Esencia que el Padre, que es la Esencia del Amor otorgado por Dios a todos sus hijos cuando estos se sienten  hijos suyos e inmortales con El.

  El Cristianismo venera  “imágenes sagradas”, y siendo esta veneración muy respetable, por la reencarnación  y el Espiritismo  comprendemos que no es a las imágenes a quienes hay que venerar, sino  a las obras, enseñanzas y ejemplos que  nos legaron esos seres cuando pasaron por la Tierra y asimismo solamente se guarda el recuerdo de los Seres que partieron y que sabemos que algún día regresarán.

    De todos modos, es de justicia reconocer que el Cristianismo trajo al mundo la idea de una “Humanidad global ”,con la necesidad de actuar fraternalmente, lo que en la antigüedad no se conocía en su sentido más amplio.

  En definitiva, tanto los conceptos cristianos religiosos como los conceptos espíritas laicos, tratan de dos formas diferentes de ver y de interpretar la Vida y lo trascendente.  No afirmo  aquí que el uno sea  superior o mejor que el otro; solamente lo será cuando la persona sepa vivir predispuesta para ayudar y sacrificarse  por los demás cuanto sea necesario, encontrando en ese  camino de perfección  su propia satisfacción.

- José Luis Martín-

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“No digáis: he encontrado el sendero del alma. Decid más bien : he encontrado el  alma  caminando por Mi sendero”.

                                             -    Khalil Gibran -

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