jueves, 6 de julio de 2023

¿ Por qué creo en la inmortalidad?

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-Herencia fisiológica y herencia psíquica

2.- El doble etérico

3.-¿Por qué creo en la inmortalidad?

4.-¿ Realmente hizo Jesús los "milagros" que narran los Evangelios?

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HERENCIA FISIOLÓGICA Y HERENCIA PSÍQUICA

     Los seres humanos heredamos lo psicológico, no lo espiritual. La progenie recibe de sus ascendientes las características físicas que le distinguen, pero no sus peculiaridades psíquicas. Por la acción de los mecanismos hereditarios, a partir de la conjunción de las células reproductoras de los progenitores, los individuos tienden a parecerse a ellos, aunque se presentan variaciones y diferencias que tienen su explicación en las condiciones del espíritu y su pasado reencarnatorio. El Espiritismo, al probar de modo determinante la persistencia y supervivencia del espíritu, acepta la herencia desde un punto de vista físico, pero no en el aspecto espiritual, puesto que tendencias, aptitudes y demás características morales e intelectuales de la personalidad humana, son patrimonio exclusivo del alma, inmortal por naturaleza, las cuales desarrolla a través de las vidas sucesivas. Por extensión, podría decirse que a la par de la hereditariedad física, impulsada por los genes, factores constituyentes de los cromosomas de las células, está la hereditariedad psíquica, inherente al espíritu y que es el resultado de sus adquisiciones en innumerables etapas encarnatorias.

- Jon Aizpurúa- de su obra "Tratado de Espiritismo"

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EL DOBLE ETÉRICO

   ( 1 de 2 )

                                                            


El doble etérico  es un cuerpo o vehículo provisorio, una especie de mediador plástico o elemento de ligazón entre el periespiritu y el cuerpo físico del hombre. Está constituido por el éter físico emanado de la tierra y se podría decir que se disuelve en la tumba después de la muerte física. Recibe los impulsos del periespiritu y los transfiere a la carne y también lo hace en sentido inverso. Se le conoce también como Cuerpo Vital.

El doble etérico es parecido  al hilo eléctrico, cumpliendo la función de transmitir al cuerpo lo que siente  el espíritu en su mundo oculto, las emociones que el alma plasma en la mente espiritual imponderable

Es muy conocido y estudiado desde hace muchos siglos por otras doctrinas espiritualistas. El doble etérico con sus “chacras” o centros de fuerzas etéricas está situado en la periferia del cuerpo humano, y es conocido hace muchos siglos por los viejos ocultistas o iniciados hindúes, egipcios, esenios, caldeos, asirios y chinos.

Conociendo bien el doble etérico, los médiums podrán mejorar su tarea mediúmnica y dinamizar las fuerzas magnéticas; y los espíritas adoctrinadores esclarecer innumerables incógnitas y las ventajas que reportan los trabajos de materialización, voz directa, levitaciones, transportes y operaciones fluídicas. En todos esos fenómenos, en doble etérico es el principal responsable por la elaboración de ectoplasma y de la coordinación  de los fluidos nerviosos de los médiums de efectos físicos.

Es una materia de suma importancia para los adeptos. El Espiritismo al ser una doctrina evolutiva y de constantes investigaciones en el campo de la mediúmnidad, aconseja a los médiums “analfabetos” de muy “buena intención” es estudio de la mediúmnidad, siendo la humildad una virtud muy discutida entre los hombres, pues casi siempre se confunde con el servilismo,  que es el fruto de las circunstancias, que obliga a la persona hacia un comportamiento mejor, accidente sin llegar a ser el resultado de la evolución.

La estructura, el mecanismo, la fisiología del doble etérico y su funcionamiento, todavía es materia desconocida para la mayoría de los médiums, por eso, casi todos se aventuran en realizaciones imprudentes, sin el mínimo conocimiento de las funciones primarias de los diversos vehículos que conforman el periespiritu inmortal y le sirven para acondicionar la fenomenología  mediúmnica en la tierra. Se ignora su verdadera composición fisiológica cuando actúa en un campo vibratorio superior, al de la vida material.

El doble etérico envuelve al hombre como una cobertura de gas vaporoso. Es un vehículo invisible para la vista del hombre común, y desconocido para la medicina terrena, siendo un cuerpo invisible para los ojos carnales; en la vista espiritual, se presenta como una capa densa, algo física, sensible al perfume, al frio,  al calor, al magnetismo y también le afectan los condimentos, ácidos, sustancias hipnóticas, sedativos y por el contacto humano en los momentos de mayor condensación.

El doble etérico, al separarse del cuerpo físico, ya sea durante el tiempo que dura el efecto anestésico, el trance mediúmnico, o cuando el espíritu de noche vaga fuera del cuerpo carnal, provoca en el hombre una considerable reducción de vitalidad física, y la bajada de la temperatura. Por eso también adquiere mayor libertad de acción, aumenta sus energías y se vuelve hipersensible, porque al estar el cuerpo dormido o en trance, se mantiene con una reducida cuota  de Prana para sustentarse. No es difícil, que el cuerpo físico, luego manifieste en su contextura material los efectos de cualquier acontecimiento ofensivo, que haya ocurrido durante  la separación de su vehículo etérico.

Los clarividentes capacitados ven el doble etérico como un vehículo vaporoso, que cubre al cuerpo en todos los sentidos y le ínter penetra los poros físicos y periespirituales.  Su configuración es transparente y su emanación etéreo física ultrapasa el cuerpo del hombre en un cuarto de pulgada en todos los sentidos. Además de su configuración, se forma un aura radiactiva semejante a un inmenso huevo, que despide, a veces, unas chispas argénteas. Es el "aura de la salud” muy conocida por los ocultistas y magos, la que alcanza de cinco  a diez centímetros más allá del cuerpo físico. También se ve de un color rosa blanquecino, bastante luminoso, impregnado de tonos azules y que a veces emite fulguraciones violáceas.

Hay casos, en los que su color se inclina hacia los matices del aluminio transparente o al vidrio opaco, debido a la salud del hombre o a la mayor o menos capacidad de absorción del Prana. La contextura del doble etérico varia conforme  al tipo biológico humano, siendo más sutil y delicado en los seres superiores y más densos en las personas primitivas.

La función principal del doble etérico, es la de transmitir hacia el cerebro del hombre, las vibraciones que emiten las emociones e impulsos que el periespiritu recibe del Espíritu o Alma inmortal.

Por lo tanto, también absorbe el Prana o la vitalidad del mundo oculto, emanado del Sol, conjugándolo a las fuerzas exhaladas del medio físico; enseguida las distribuye para el sistema nervioso y demás partes del organismo carnal. Aunque sea un intermediario entre los centros sensoriales de la conciencia periespiritual y los centros de conciencia cerebral física, el doble etérico es el resultado de las emanaciones radioactivas del cuerpo físico de la tierra.

No es un vehículo consciente, dado que es incapaz de actuar  por si o en forma inteligente, cuando está desligado del hombre. Aunque realice ajustes y tome providencias defensivas esto sucede por automatismo instintivo biológico del propio organismo carnal, pues este, cuando se mueve  en forma independiente de la dirección del espíritu, revela un sentido fisiológico rector y disciplinado, nutriendo y reparando las células gastadas o enfermas, sustituyéndolas por otras sanas, a fin de recuperar las pérdidas materiales.

El doble etérico, además de sus importantes funciones de intercambiar las reacciones del periespiritu y del cuerpo carnal, es una gran reserva de vitalidad indispensable.

Durante el nacimiento y crecimiento del hombre el doble etérico en la prueba de la mediúmnidad, se modela obedeciendo a la inclinación de la línea magnética del periespiritu, quedando algo apartado a la altura del bazo físico y del chacra esplénico, facilitando el trance mediúmnico, con  más frecuencia. El epiléptico es una criatura cuyo doble etérico también se aparta con cierta frecuencia de su cuerpo físico, pero no es un fenómeno disciplinado por la intervención de la técnica Sideral antes de reencarnarse, sino, que sucede por la violencia y absoluta impresión de su portador.

El trance del médium de fenómenos físicos y el ataque del epiléptico, tienen cierta semejanza entre sí. La diferencia está, en que el médium entra en trance de forma espontánea y en el momento oportuno para cumplir con su trabajo, y el epiléptico  cae al suelo ni bien su doble eterico se satura de venenos expurgados por el periespiritu, apartándolo violentamente, cuyas emanaciones quedan en medio del ambiente. En ciertos  casos, se comprueba que el epiléptico también es un médium de fenómenos físicos en potencia, pues la constante salida de su doble eterico de su cuerpo físico, termina por abrirle una senda para la fenomenología citada.

La doble inclinación del periespiritu y del doble etérico, que faculta la mediúmnidad de efectos físicos, la psicografia mecánica o la incorporación completa, nada tiene que ver con las facultades espirituales innatas del hombre superior.

A través de esa “abertura” que lo introduce en el más allá, el médium es el hombre hipersensible en contactos demorados con los fenómenos del mundo oculto. Eso también es un cuchillo de doble filo, pues en cuanto falsee sus costumbres y se dedique a las pasiones violentas y cultive los vicios degradantes, se arriesga al fracaso espiritual durante la vida física.

Los médiums, en general, son nerviosos, enfermizos, fácilmente, afectados por los fenómenos materiales del medio donde viven, de las reacciones morales emotivas y mentales de los demás seres que los rodean en el mundo. Viven súper excitados por las preocupaciones comunes, mientras que las cosas más simples se les hacen voluminosas, afligiéndolos debido a la mente hipersensible y al contacto frecuente de su doble etérico con el mundo oculto.

El desvío parcial del doble etérico y del periespiritu que es bastante acentuado en los médiums de efectos físicos, mucho más que en las otras facultades, los mantiene en sintonía frecuente con la humanidad desencarnada, haciéndole sufrir la influencia de los sentimientos y las emociones buenas o malas proyectadas del “otro lado” por los seres desencarnados.

Las sustancias alopáticas, toxicas, y agresivas, que dejan residuos en el éter físico que fluye por el sistema nervioso de los médiums, como también presiona al periespiritu y al doble eterico, aumentan la “abertura” o “ventana viva” que se entre abre hacia el otro lado.

Por todo esto el médium debe vigilar constantemente sus emociones  y actos, huir de las pasiones y de  los vicios lascivos, antes que resistir  a la voluntad subvertida y a las desmedidas ambiciones, como a los proyectos siniestros de los espíritus malévolos y mistificadores.

Los Mentores Siderales solo conceden la facultad mediúmnica a los espíritus que seriamente desean cumplir, leal y correctamente en la tierra, los preceptos y las normas necesarias para su aprovechamiento espiritual a su favor y de la humanidad. Mientras tanto, no pueden prever la falsedad, la vanidad, la subversión, deshonestidad de sus pupilos, cuando están encarnados, dado que se dejan fascinar por las tentaciones, vicios, y convites pecaminosos que los hacen fracasar en la prueba de la mediúmnidad.

Los espíritus endeudados ruegan a los técnicos Siderales por la hipersensibilización periespiritual, para desempeñar los servicios mediúmnicos que les permita resarcirse de sus débitos del pasado; En general, después de encarnados, se dejan influir por las voces maléficas de las tinieblas, pasando a comerciar su mediúmnidad.

Cuando perciben su situación caótica, les falta la condición moral y el potencial de voluntad para rehacerse ante la desdicha infranqueable. Las drogas hipnóticas y anestesias utilizadas en las operaciones, los anti espasmódicos, los gases volátiles, los sedativos hipnóticos, los barbitúricos, el oxido de carbono, el fumar y ciertos alcaloides, como la mezcalina, y el acido lisérgico y otros más, son sustancias que actúan violentamente en los intersticios del doble etérico, pues la catalepsia,  el trance mediúmnico, la anestesia total, la hipnosis y el ataque epiléptico, son el resultado de la retirada súbita de ese cuerpo delicado y responsable por la absorción vital del medio.

Aunque la necesidad obligue al médium a utilizar las citadas sustancias, en momentos imprescindibles, resulta imprudente abusar de las mismas, bajo cualquier pretexto o motivo.

Las drogas y los gases anestesiantes, en general, apartan al doble etérico por el lado izquierdo, a la altura del bazo físico y sobre el cual funciona el “Chacra” esplénico;  eso provoca trances, hipersensibilidad  e inconvenientes bajando la temperatura del cuerpo y reduciendo la vitalidad orgánica.

El médium que abusa de las drogas, desconoce la causa, actúa frecuentemente  sobre su doble etérico y en su sistema nervioso, pudiendo volverse un atrofiado psíquico, dado que se transforma en un blanco accesible al asedio del mundo inferior.

En los trabajos de efectos físicos, el doble etérico al apartarse por la izquierda del médium, a la altura del bazo, se vuelve un punto de apoyo para los espíritus desencarnados, que actúan con más eficiencia entre los dos mundos. El es el responsable  por la exudación del ectoplasma del médium y por el intercambio de los fluidos nerviosos, que sirve para la materialización, voz directa, levitaciones y transportes. Es el mediador plástico y el catalizador de las energías mediúmnicas, aglutinándose de tal forma, que sirve al mismo tiempo, entre el plano espiritual y el mundo físico.

Los espíritus desencarnados no pueden materializarse, si pretenden utilizar únicamente su periespiritu. Para lograrlo deben de revestirlo e ínter penetrarlo con la sustancia plástica ectoplasmico, que se exuda del doble eterico proyectado por el médium o de las personas presentes. Algunas veces se producen materializaciones algo deformadas, una especie de nubes blanquecinas y vaporosas, recordándonos a la figura humana, como si estuviera recortada sobre el fondo de una cerrazón lechosa y pastosa.

Eso sucede, porque los espíritus solo pueden impresionar a los sentidos de los “vivos” por el empleo y uso de esa masa lechosa, etéreo físico, movedizo e inestable, formado por el ectoplasma del médium y ofrecido a través de su doble etérico.

Cuando se trata de buenos espíritus, los llamados muertos, tienen buena apariencia, son más bellos que los guapos de la tierra, pues su periespiritu es un organismo de contextura anatómico-fisiológica muy superior a la configuración letárgica del cuerpo físico, que está sujeto a las transmutaciones celulares y al envejecimiento precoz.

En las materializaciones los espíritus al servirse del doble etérico de los médiums, tienen que adaptarlos a su plástica espiritual, como cuando se infla un globo de gas, donde la menos deficiencia del aire a presión exterior, lo deforma.

El doble etérico  es un cuerpo o vehículo provisorio, una especie de mediador plástico o elemento de ligazón entre el periespiritu y el cuerpo físico del hombre. Está constituido del éter físico emanado de la tierra y se podría decir que se disuelve en la tumba después de la muerte física. Recibe los impulsos del periespiritu y los transfiere a la carne y también lo hace en sentido inverso.

El doble etérico es parecido  al hilo eléctrico, cumpliendo la función de transmitir al cuerpo lo que siente  el espíritu en su mundo oculto, las emociones que el alma plasma en la mente espiritual imponderable.

Es muy conocido y estudiado desde hace muchos siglos por otras doctrinas espiritualistas. El doble etérico con sus “chacras” o centros de fuerzas etéricas está situado en la periferia del cuerpo humano, y es conocido hace muchos siglos por los viejos ocultistas o iniciados hindúes, egipcios, esenios, caldeos, asirios y chinos.

Conociendo bien el doble eterico, los médiums podrán mejorar su tarea mediúmnica y dinamizar las fuerzas magnéticas; y los espíritas adoctrinadores esclarecer innumerables incógnitas y las ventajas que reportan los trabajos de materialización, voz directa, levitaciones, transportes y operaciones fluídicas. En todos esos fenómenos, en doble eterico es el principal responsable por la elaboración de ectoplasma y de la coordinación  de los fluidos nerviosos de los médiums de efectos físicos.

Es una materia de suma importancia para los adeptos. El Espiritismo al ser una doctrina evolutiva y de constantes investigaciones en el campo de la mediúmnidad, aconseja a los médiums “analfabetos” de muy “buena intención” es estudio de la mediúmnidad, siendo la humildad una virtud muy discutida entre los hombres, pues casi siempre se confunde con el servilismo,  que es el fruto de las circunstancias, que obliga a la persona hacia un comportamiento mejor, accidente sin llegar a ser el resultado de la evolución.

La estructura, el mecanismo, la fisiología del doble etérico y su funcionamiento, todavía es materia desconocida para la mayoría de los médiums, por eso, casi todos se aventuran en realizaciones imprudentes, sin el mínimo conocimiento de las funciones primarias de los diversos vehículos que conforman el periespiritu, y que sirven al periespiritu inmortal, para acondicionar la fenomenología  mediúmnica en la tierra. Ignoran su verdadera composición fisiológica cuando actúa en un campo vibratorio superior, al de la vida material.

El doble etérico envuelve al hombre como una cobertura de gas vaporoso. Es un vehículo invisible para la vista del hombre común, y desconocido para la medicina terrena, es un cuerpo invisible para los ojos carnales, en la vista espiritual, se presenta como una capa densa, algo física, sensible al perfume, al frío,  al calor, al magnetismo y también se afecta por los condimentos, ácidos, sustancias hipnóticas, sedativos, entorpecimientos y por el contacto humano en los momentos de mayor condensación.

El doble etérico, al separarse del cuerpo físico, ya sea durante el tiempo que dura el efecto anestésico, el trance mediúmnico, o cuando el espíritu de noche vaga fuera del cuerpo carnal, provoca en el hombre una considerable reducción de vitalidad física, y la bajada de la temperatura. Por eso también adquiere mayor libertad de acción, aumenta sus energías y se vuelve hipersensible, porque al estar el cuerpo dormido o en trance, se mantiene con una reducida cuota  de Prana para sustentarse. No es difícil, que el cuerpo físico, luego manifieste en su contextura material los efectos de cualquier acontecimiento ofensivo, que haya ocurrido durante  la separación de su vehículo etérico.

Los clarividentes capacitados ven el doble etérico como un vehículo vaporoso, que cubre al cuerpo en todos los sentidos y le ínter penetra los poros físicos y periespirituales.  Su configuración es transparente y su emanación etéreo física ultrapasa el cuerpo del hombre en un cuarto de pulgada en todos los sentidos. Además de su configuración, se forma un aura radiactiva semejante a un inmenso huevo, que despide, a veces, unas chispas argénteas. Es el aura de la salud” muy conocida por los ocultistas y magos, la que alcanza de cinco  a diez centímetros más allá del cuerpo físico. También se ve de un color rosa blanquecino, bastante luminoso, impregnado de tonos azules y que a veces emite fulguraciones violáceas.

Hay casos, donde su color se inclina hacia los matices del aluminio transparente o al vidrio opaco, debido a la salud del hombre o a la mayor o menos capacidad de absorción del Prana. La contextura del doble eterico varia conforme  al tipo biológico humano, siendo más sutil y delicado en los seres superiores y más densos en las personas primitivas.

La función principal del doble etérico, es la de transmitir hacia el cerebro del hombre, las vibraciones que emiten las emociones e impulsos que el periespiritu recibe del Espíritu o Alma inmortal.

Por lo tanto, también absorbe el Prana o la vitalidad del mundo oculto, emanado del Sol, conjugándolo a las fuerzas exhaladas del medio físico; enseguida las distribuye para el sistema nervioso y demás partes del organismo carnal. Aunque sea un intermediario entre los centros sensoriales de la conciencia periespiritual y los centros de conciencia cerebral física, el doble etérico es el resultado de las emanaciones radioactivas del cuerpo físico de la tierra.

No es un vehículo consciente, dado que es incapaz de actuar  por si o en forma inteligente, cuando está desligado del hombre. Aunque realice ajustes y tome providencias defensivas esto sucede por automatismo instintivo biológico del propio organismo carnal, pues este, cuando se mueve  en forma independiente de la dirección del espíritu, revela un sentido fisiológico rector y disciplinado, nutriendo y reparando las células gastadas o enfermas, sustituyéndolas por otras sanas, a fin de recuperar las pérdidas materiales.

El doble etérico, además de sus importantes funciones de intercambiar las reacciones del periespiritu y del cuerpo carnal, es una gran reserva de vitalidad indispensable.

Durante el nacimiento y crecimiento del hombre el doble etérico en la prueba de la mediúmnidad, se modela obedeciendo a la inclinación de la línea magnética del periespiritu, quedando algo apartado a la altura del bazo físico y del chacra esplénico, facilitando el trance mediúmnico, con  más frecuencia. El epiléptico es una criatura cuyo doble etérico también se aparta con cierta frecuencia de su cuerpo físico, pero no es un fenómeno disciplinado por la intervención de la técnica Sideral antes de reencarnarse, sino, que sucede por la violencia y absoluta impresión de su portador.

El trance del médium de fenómenos físicos y el ataque del epiléptico, tienen cierta semejanza entre sí. La diferencia está, en que el médium entra en trance de forma espontánea y en el momento oportuno para cumplir con su trabajo, y el epiléptico  cae al suelo ni bien su doble eterico se satura de venenos expurgados por el periespiritu, apartándolo violentamente, cuyas emanaciones quedan en medio del ambiente. En ciertos  casos, se comprueba que el epiléptico también es un médium de fenómenos físicos en potencia, pues la constante salida de su doble eterico de su cuerpo físico, termina por abrirle una senda para la fenomenología citada.

La doble inclinación del periespiritu y del doble etérico, que faculta la mediúmnidad de efectos físicos, la psicografia mecánica o la mediumnidad de incorporación completa, nada tiene que ver con las facultades espirituales innatas del hombre superior.

A través de esa “abertura” que lo introduce en el más allá, el médium es el hombre hipersensible en contactos demorados con los fenómenos del mundo oculto. Eso también es un cuchillo de doble filo, pues en cuanto falsee sus costumbres y se dedique a las pasiones violentas y cultive los vicios degradantes, se arriesga al fracaso espiritual durante la vida física.

Los médiums, en general, son nerviosos, enfermizos, fácilmente, afectados por los fenómenos materiales del medio donde viven, de las reacciones morales emotivas y mentales de los demás seres que los rodean en el mundo. Viven súper excitados por las preocupaciones comunes, mientras que las cosas más simples se les hacen voluminosas, afligiéndolos debido a la mente hipersensible y al contacto frecuente de su doble etérico con el mundo oculto.

El desvió parcial del doble etérico y del periespiritu que es bastante acentuado en los médiums de efectos físicos, mucho más que en las otras facultades, los mantiene en sintonía frecuente con la humanidad desencarnada, haciéndole sufrir la influencia de los sentimientos y las emociones buenas o malas proyectadas del “otro lado” por los seres desencarnados.

Las sustancias alopáticas, toxicas, y agresivas, que dejan residuos en el éter físico que fluye por el sistema nervioso de los médiums, como también presiona al periespiritu y al doble etérico, aumentan la “abertura” o “ventana viva” que se entre abre hacia el otro lado.

Por todo esto el médium debe vigilar constantemente sus emociones  y actos, huir de las pasiones y de  los vicios lascivos, antes que resistir  a la voluntad subvertida y a las desmedidas ambiciones, como a los proyectos siniestros de los espíritus malévolos y mistificadores.

Los Mentores Siderales solo conceden la facultad mediúmnica a los espíritus que seriamente desean cumplir, leal y correctamente en la tierra, los preceptos y las normas necesarias para su aprovechamiento espiritual a su favor y de la humanidad. Mientras tanto, no pueden prever la falsedad, la vanidad, la subversión, deshonestidad de sus pupilos, cuando están encarnados, dado que se dejan fascinar por las tentaciones, vicios, y convites pecaminosos que los hacen fracasar en la prueba de la mediúmnidad.

Los espíritus endeudados ruegan a los Técnicos Siderales por la hipersensibilización periespiritual, para desempeñar los servicios mediúmnicos que les permita resarcirse de sus débitos del pasado; En general, después de encarnados, se dejan influir por las voces maléficas de las tinieblas, pasando a comerciar con su mediúmnidad.

Cuando perciben su situación caótica, les falta la condición moral y el potencial de voluntad para rehacerse ante la desdicha infranqueable. Las drogas hipnóticas y anestesias utilizadas en las operaciones, los anti espasmódicos, los gases volátiles, los sedativos hipnóticos, los barbitúricos, el oxido de carbono, el fumar y ciertos alcaloides, como la mezcalina, y el acido lisérgico y otros más, son sustancias que actúan violentamente en los intersticios del doble etérico, pues la catalepsia,  el trance mediúmnico, la anestesia total, la hipnosis y el ataque epiléptico, son el resultado de la retirada súbita de ese cuerpo delicado y responsable por la absorción vital del medio.

Aunque la necesidad obligue al médium a utilizar las citadas sustancias, en momentos imprescindibles, resulta imprudente abusar de las mismas, bajo cualquier pretexto o motivo.

Las drogas y los gases anestesiantes, en general, apartan al doble etérico por el lado izquierdo, a la altura del bazo físico y sobre el cual funciona el “Chacra” esplénico;  eso provoca trances, hipersensibilidad  e inconvenientes bajando la temperatura del cuerpo y reduciendo la vitalidad orgánica.

    El médium que abusa de las drogas, desconoce la causa, actúa frecuentemente  sobre su doble etérico y su sistema nervioso, pudiendo volverse un atrofiado psíquico, dado que se transforma en un blanco accesible al asedio del mundo inferior.

   En los trabajos de efectos físicos, el doble etérico al apartarse por la izquierda del médium, a la altura del bazo, se vuelve un punto de apoyo para los espíritus desencarnados, que actúan con más eficiencia entre los dos mundos. El es el responsable  por la exudación del ectoplasma del médium y por el intercambio de los fluidos nerviosos, que sirve para la materialización, voz directa, levitaciones y transportes. Es el mediador plástico y el catalizador de las energías mediúmnicas, aglutinándose de tal forma, que sirve al mismo tiempo, entre el plano espiritual y el mundo físico.

   Los espíritus desencarnados no pueden materializarse, si pretenden utilizar únicamente su periespiritu. Para lograrlo deben de revestirlo e ínter penetrarlo con la sustancia plástica ectoplásmica, que se exuda del doble etérico proyectado por el médium o de las personas presentes. Algunas veces se producen materializaciones algo deformadas, una especie de nubes blanquecinas y vaporosas, recordándonos a la figura humana, como si estuviera recortada sobre el fondo de una cerrazón lechosa y pastosa.

Eso sucede, porque los espíritus solo pueden impresionar a los sentidos de los “vivos” por el empleo y uso de esa masa lechosa, etéreo físico, movedizo e inestable, formado por el ectoplasma del médium y ofrecido a través de su doble etérico.

Cuando se trata de buenos espíritus, los llamados muertos, tienen buena apariencia, son más bellos que los guapos de la tierra, pues su periespiritu es un organismo de contextura anatómico-fisiológica muy superior a la configuración letárgica del cuerpo físico, que está sujeto a las transmutaciones celulares y al envejecimiento precoz.

En las materializaciones los espíritus al servirse del doble etérico de los médiums, tienen que adaptarlos a su plástica espiritual, como cuando se infla un globo de gas, donde la menos deficiencia del aire a presión exterior, lo deforma. (...//...)

 Por Mercedes Cruz Reyes- ( Continúa y finaliza)

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¿POR QUÉ CREO EN LA INMORTALIDAD?
                                                                 

                                                              
Hace muchos siglos, Cícerón escribió: hay en el espíritu de los hombres, no sé porque, un cierto presagio de una existencia futura, la cual crea raíces profundas en los mayores genios y en las almas más sublimes.”

Hellen Keller, escritora, conferencista y consejera de la Fundación Americana de los Ciegos, declaró: “El hecho de ser ciega y sorda para el mundo material me ayuda a desenvolver la conciencia del mundo invisible, espiritual.  Conozco  a mi amigos no por la apariencia física, sino por su espíritu.
      Gracias a eso, la muerte  no me separa de aquellos que amo. El cualquier momento puedo traerlos  cerca de mí,  con el fin de alegrar mi soledad. Por tanto, para mi no hay muerte en el sentido de la cesación de la vida.
Los que ven acostumbran  a confiar exclusivamente en lo que ven. Cuando un ente querido muere  y deja de ser visto, pierden el contacto con él.
Tengo   embotado el sentido de lo visible, al paso que el sentido interior  me proporciona la visión de lo invisible.
Cuando vagueo por la oscuridad, deparando con dificultades, tengo conciencia de voces animadoras que murmuran en el mundo del espíritu.  Emparedada en el silencio y en las tinieblas poseo la luz que me dará la visión mil veces más clara  cuando la muerte me puso en  libertad.”
¡El teólogo y filosofo inglés, Hames Matineau dijo, cuando conmemoraba sus 80 años: “como fue reducida la parte del trabajo de  mi vida que conseguí ejecutar!
“Nada es tan claro como esto: la vida en la Tierra, aun la más plenamente vivida, es apenas un fragmento. Así, la vida intelectual y espiritual del hombre en la Tierra no es un círculo perfecto  y completo, sino una parábola que cada vez más se extiende  al infinito.
Esta tierra no nos da a beber de la copa hasta el final de la vida. Nos permite sólo un sorbo de amor, la belleza, el carácter y la verdad."
“Si la muerte es el fin de todo, el trofeo está, por así decir, irónicamente apartado de nosotros. Un Dios digno de confianza no procedería así."
Hornell Hart, profesor emérito de sociología en la Universidad de Duke, así se expresó en los años 60: “Mi creencia personal de la inmortalidad ha sido inconmensurablemente  fortalecida por la investigación física. Esa investigación, hace más de 75 años, esclareció una cuestión que me afligió por largo espacio de tiempo: “el yo, el Espíritu, el alma, ¿sobrevive a la muerte?
“Más de 3 millones de experiencias, como las efectuadas en la Universidad de Duke, por el Dr. Joseph Banks Rhine, y en otros lugares, demostraron que el Espíritu humano puede funcionar independientemente del espacio y tiempo,  tal como nosotros lo entendemos.”
“El Hecho de poder observar nuestra conciencia   y operar separadamente del cerebro  y del organismo material refuerza mi creencia en que el alma transciende al cuerpo.”
Esas anotaciones demuestran que la inmortalidad y la  individualidad del alma, bien como su consecuente evolución infinita, son una necesidad lógica para todos aquellos que creen en un Dios sabio y justo.

                     ¿Usted sabía?

Que el Dr. Charles Richet,, premio Nobel de Fisiología en 1913 y creador de la Metapsíquica, investigó, por largo tiempo, los fenómenos de apariciones tangibles  de personas ya fallecidas?

El pudo observar y conversar con esos espíritus, materializados, obteniendo de ellos informaciones valiosas acerca de la vida después de la muerte.
Sus principales obras en esa materia fueron: “Tratado de Metapsíquica”, “El Sexto sentido”, “El futuro de la Premonición” Y “La Gran Esperanza”.

Redacción de Momento Espirita 

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¿ Realmente, Jesús hizo los "milagros" que narran los Evangelios?                                        


    Los evangelistas, en su papel de cronistas narradores de la historia de Jesús, no fueron, salvo Juan, testigos directos de los hechos milagrosos narrados.  Sin embargo todos los evangelistas pretendieron agrandar la figura del Maestro, que ya era suficientemente grande por si misma , sin necesidad de las exageraciones de sus entusiastas seguidores, tal como lo era el relato de ciertos  milagros que cuentan que  obró Jesús, planteados como hechos extraordinarios, maravillosos y sobrenaturales, porque se habían producido por encima de cualquier norma natural establecida.   Con su  ardiente fe, entusiasmo y  deseos de engrandecer más al “Maestro”, los relatos sobre su vida y obras lo han mitificado en exceso.

         Hay que dejar muy claro que  Jesús  durante  toda  su  misión  en  este    mundo,  NO  alteró   ni   transgredió  ninguna  Ley Natural.

       En ningún lugar de los evangelios Jesús afirma  que Él es Dios, pero lo que sí que afirmó es que Él era hijo de Dios, al que llamaba Padre, y para mostrarnos la gran afinidad y Amor que le unía al Padre Celestial, también  afirmó  que quien lo veía a Él, veía a su Padre.

    Realmente Jesús  por su gran evolución espiritual y su poder magnetizador. como  por  sus  propias capacidades naturales de su elevado rango divino que le facultaban un poder extraordinario  sobre la materia y  sobre los espíritus de rango inferior a Él, así como por estar permanentemente asistido por  otros Seres espirituales ,también de elevada jerarquía y poder, protagonizó hechos que a los ojos de la ignorancia popular parecían salir del ámbito de la naturaleza conforme esta es conocida e interpretada  normalmente en el mundo, por lo que al no encontrarles una explicación lógica y salirse del ámbito de lo ordinario, tenido como natural o normal, no podían ser sino “milagros”. Estos se entendían como una especie de intervención  “maravillosa” o “sobrenatural “ de Dios, consistente en  modificar o alterar lo considerado como normal  y establecido dentro de la Naturaleza . Consecuentemente, si según  las creencias  comunes  Dios es Todopoderoso, lo normal es creer  que  puede hacer  caprichosamente lo que quiera cuando quiera y como quiera en medio de su creación; eso es el “milagro”, y claro está, como Jesús se  proclamó  “Hijo de Dios”, también debía Él mismo ser Dios  y tener los mismos poderes y facultades que su “Padre”..... pues  entonces por ser Hijo de Dios, Él también podría  hacer los milagros que quisiera.

      Muchos de los “milagros” atribuidos a Jesús de Nazaret,   tienen  una explicación   desde un enfoque de conocimiento  parapsicológico y espírita. Así por ejemplo, cuando se le vio caminar sobre las aguas, en efecto era Él, pero no con su cuerpo carnal sólido y pesado, sino  en su cuerpo astral, ligero y vaporoso,  pues por ley física natural, el cuerpo  sólido y pesado de una persona de pie sobre el agua, se hunde de inmediato, por mucha densidad salina que tenga este agua. 

     Igualmente todas las “apariciones” de Jesús que tras su muerte testifican   los evangelistas, no son sino eso: apariciones de Jesús en su cuerpo espiritual materializado, pero no con el cuerpo  físico que  naturalmente abandonó con la muerte. En este sentido sí es cierto que protagonizó todos los milagros que cuentan los evangelios así como otros muchos que no se relatan, porque Jesús no tenía interés alguno de que su presencia en este mundo pasase a la historia como por haber sido un gran taumaturgo o “milagrero”  y una mayor abundancia de atención a estos hechos hubiese entorpecido aún más si cabe, la comprensión de su verdadera misión que era de carácter puramente espiritual.

      Precisamente    por   ser   Todopoderoso,   Dios   se   manifiesta   mediante   unas   leyes    justas,   sabias   y  perfectas ,  como  reflejo  y consecuencia  de Él  mismo,   por  lo  que  toda  Su Obra  es Perfecta y eterna, no necesitando  ni pudiendo ser modificada o derogada.

     Dicho  esto, no  cabe  en  ninguna   mente  racional  la  concepción  de  un  Dios  que   se    enmienda    caprichosamente   a  Si   mismo  en   Su  Obra,  o   que  lo  hace  solamente   para demostrar  al orgulloso Ser humano, lo poderoso y   superior  que le es,   esto lo acreditaría  como un Dios  más  orgulloso  que  el  propio  ser humano,   con lo que creer esta falacia  supondría  atribuir  a Dios una   connotación negativa por un defecto moral que contradeciría su infinita Perfección. Un Ser con algún defecto moral sería un Ser imperfecto y por tanto no   podría ser Dios. 
    Los  “cronistas evangélicos “ a los que arriba aludía, admirados por los fenómenos extraños pero naturales   que  protagonizó  el  Maestro y que no comprendían,  exageraron  los relatos  tal  como   el  de   la   presunta  “resurección”  de   Lázaro,  a   la  que  para  añadir   más mérito y  mayor asombro, describen el estado del cadáver como en proceso de descomposición , afirmando que “ya olía”.   De  este    modo   resaltaban  que  Jesús  no era  un  hombre como  los demás hombres –   y  desde  luego que   no  lo  era- ;   pero   tampoco    comprendieron  quien  fue  realmente.  Por  eso,  primero  lo  exaltan  como  “el Hijo  único de  Dios”,   y   más tarde como Dios mismo, pues solamente el   mismísimo Dios podría hacer aquellos prodigios. La realidad de este episodio debió de ser  que Lázaro estaba en estado de catalepsia o muerte aparente, y Jesús con su gran poder magnético lo devolvió al estado normal; el detalle de los días transcurridos y de que ya  olía, no pasan de ser exageraciones del relator evangelista para exaltar más aún aquel extraordinario episodio. 

      En el Evangelio de S.Juan, cap. 11, se puede comprobar que cuando avisan a Jesús para que fuese a curar a Lázaro, él les contesta que esta enfermedad no es de muerte, sino para gloria de Dios”, y mas adelante añade: “nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo”. Es de resaltar este detalle: dice que va a despertarlo porque duerme, pero en ningún momento dice que va a  resucitarlo  porque  está  muerto.

                En el caso de la resurección de la hija de Jairo, Jesús nuevamente afirma que solo duerme, tal como se puede comprobar en el Evangelio de Mateo 18-26, y añade: “no lloréis, no ha muerto: está   dormida.”.  Aquí tenemos  la misma  explicación y evidencia que en la “resurección”  de Lázaro.

         Otro indicio que nos sugiere que cuando Jesús habló de resurección, no se refería a la del cuerpo, sino a la del alma, lo encontramos en el Evangelio de S.Marcos cap. 12, cuando los Saduceos plantean a Jesús el problema de la resurección en el matrimonio de personas que se casaron varias veces por haber enviudado, preguntándole quién sería de todos el cónyuge después de la resurección, Jesús contesta que “en la resurección, ni ellos tomarán mujer, ni ellas marido, sino que serán como ángeles en el Cielo”, o sea espíritus sin cuerpo físico.

         Otro tipo de milagros, como el de la multiplicación de panes y peces, o la del vino en la boda de Canaan, etc, se explican modernamente por el conocimiento del fenómeno constatado por la Parapsicología y el Espiritismo de los “Aportes”; o al igual que el milagro de andar sobre las aguas, se comprende solamente como la manifestación de Jesús en su cuerpo espiritual, que caminaba   sobre las aguas y no se hundía. Otra vez   se dejó ver a sus discípulos durante el episodio de la “pesca milagrosa”  mientras que su cuerpo físico dormía fuera del lugar del “prodigio”. Cualquier parapsicólogo hoy en día conoce el fenómeno de los “desdoblamientos  astrales” o de la "bilocación" que pueden explicar lo que sucedió en el episodio de la citada pesca milagrosa, así como también el citado fenómeno de “aportes”, aunque todavía  no se haya encontrado una explicación racional al mecanismo de cómo suceden los mismos.

       Si no conociésemos  Sus leyes, Dios nos podría parecer a veces injusto, o que no existe,  porque creeríamos que todo sucede según el azar o la suerte, pero a poco que las conozcamos, deberemos transitar por  la senda  del Amor que es la principal Ley moral . Así  vamos comprendiendo los engranajes de la Justicia Divina y  como es necesario aceptar siempre  Su Voluntad, que no siempre coincidirá con nuestra voluntad humana o con nuestros intereses..

     No esperemos milagros a capricho o a medida del Ser humano, como si de maravillosos juegos de magia  se tratasen.  Si somos así de ingenuos, no tardaremos en desengañarnos del dios de nuestra particular creencia, que nada tiene que ver con el auténtico Dios Universal, tan desconocido aún a pesar de que nos acompaña siempre interiormente..

        Dios es inmutable y no cambia el orden natural de las cosas al gusto particular de cada uno, y lo que desde una óptica humana puede parecer un mal, este viene impuesto por unas leyes perfectas y  justas establecidas y ese aparente mal no lo impone Dios directamente, sino que es consecuencia de nuestros errores y tiene la función de depurarnos y corregirnos; además puede ser necesario para acceder a un   verdadero bien espiritual.

- José Luis Martín-                                      

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