INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Los Fluidos (2)
2.- ¿Pecado o error?, ¿Una cuestión de conciencia?
3.- Lo que es el Espiritismo
4.- El Espiritismo y el Espírita
5.- Magnetismo animal
LOS FLUIDOS (2)
( Viene de la anterior publicación)
Al igual que nos libramos de los hombres ignorantes huyendo de ellos, nos podemos liberar de los malos fluidos de los espíritus malos oponiendo buenos fluidos, y como cada uno lleva consigo en su periespiritu una fuente fluídica permanente, el remedio está en sí mismo. Basta purificar esa fuente y darle cualidades tales que sean para las malas influencias un repulsivo en vez de atractivo. El periespiritu es una coraza que conviene dar el mejor temple posible, y como las cualidades del periespiritu están en relación con las cualidades del alma, conviene trabajar en su propio mejoramiento, porque son las imperfecciones del alma las que atraen a los malos espíritus.
Los espíritus malos van donde el mal los atrae; si el mal desaparece, ellos se alejan. Los buenos espíritus, encarnados o no, no tienen que temer de la influencia de los malos espíritus.
El alma está revestida por un envoltorio o cuerpo fluidico, que se le denomina periespiritu. Es como una condensación del fluido cósmico universal alrededor del alma, deduciéndose de ahí que el cuerpo periespiritual y el cuerpo humano tienen su fuente en el mismo fluido, bajo dos aspectos diferentes. El periespiritu, o cuerpo astral, puede ser definido como un vehículo intermediario entre el Espíritu y la materia. Es el agente de las sensaciones externas. Al principio de la vida, el fluido periespiritual, está mezclado con los fluidos más groseros del mundo imponderable; se le puede comparar a un vapor fuliginoso que contiene las radiaciones del alma. Esta, aunque posee en germen todas las facultades que la evolución le va desenvolviendo, no puede manifestarlas, por su unión cohibida con el periespiritu, con esa especie de vaina sobradamente densa. Precisa, que esta primera edad del alma, los fuertes estímulos del hombre acudan a sacarla de su atonía.
Los fluidos son estados diversos de la materia etérea, la rapidez de su movimiento molecular es proporcional al grado de rarefacción de las moléculas; cuanto más groseros, opacos y en cierto modo viciosos sean los fluidos, tanta mayor resistencia opondrán a toda modificación, y tanto más tendrá que trabajar el alma, si es que quiere manifestarse, al exterior, a efectos de cambiar los movimientos de su envoltura y regularizar su acción.
El periespiritu es el lazo que sirve de eslabón entre ambos, pues, cuando de un lado sufre la influencia del pensamiento, del otro ejerce contacto con la materia. Es el periespiritu quien transmite las órdenes conscientes e inconscientes del Espíritu para la actuación del cuerpo físico. En el sentido contrario, el cuerpo astral lleva las sensaciones captadas por el cuerpo físico a la apreciación del alma. La constitución del cuerpo astral o periespiritu es de naturaleza cementerial, constituido de una modificación del fluido universal del orbe donde el Espíritu está encarnado. La estructura del periespiritu varía de mundo a mundo. Cuanto más evolucionados es el planeta, más sutil es el cuerpo fluidico de los que en el viven.
El periespiritu se modifica de acuerdo con la evolución del espíritu. Eso se da por la influencia del pensamiento de la entidad, en la estructura molecular del cuerpo espiritual. El periespiritu no es una masa homogénea. Posee órganos como el cuerpo físico y centros vitales por donde son absorbidas las energías espirituales. Según las pruebas que los Espíritus deben pasar en las encarnaciones, el cuerpo astral podrá ejercer influencia en la formación del cuerpo carnal, dando origen a enfermedades o anomalías orgánicas. El periespiritu es altamente pasable. Cuando el espíritu está en libertad, puede cambiar la forma por la acción de su voluntad.
Esta propiedad explica las frecuentes referencias a las apariciones de seres angélicos y demoníacos, narrados en la historia de la humanidad.
Las apariciones de Espíritus son llamadas “materializaciones”. En esos fenómenos, lo que se ve es el periespiritu de la criatura manifestada y no el Espíritu, como piensan algunos. Las funciones del periespiritu, cuando emigra de un mundo para otro, el Espíritu cambia de periespiritu como si cambiase de ropa, pues su cuerpo periespiritual es formado de una variación del fluido Universal, existente alrededor del planeta donde encarna. El cuerpo fluidico refleja las experiencias vividas por la criatura y las envía al “sentido común” del espíritu (que es el propio espíritu) archivo definitivo de todos los pasajes de la entidad por el proceso evolutivo. Se sabe que los fluidos son el vehículo del pensamiento del Espíritu y que este puede imprimir en aquel las características que él aprueba, con la fuerza de su voluntad, ejerciendo sobre la materia la acción resultante de esta actuación. Es a través del periespiritu que se da esa acción en la materia. Funciona por tanto, como una esponja que absorbe del medio las emanaciones fluídicos buenas o más existentes en él.
Se deduce de ahí el origen de ciertos procesos de enfermedades, como también se comprende los mecanismos de cura a través de la fluidoterapia. El periespiritu tiene importante papel en los fenómenos psicológicos fisiológicos y patológicos. Cuando la medicina humana de abertura a los conocimientos de la Ciencia Espirita, ella abrirá nuevos horizontes para un abordaje y un tratamiento más completo de las molestias orgánicas y psíquicas. El Espiritismo contribuirá con las técnicas de manipulación de las energías para revitalizar el cuerpo astral y abastecerá elementos morales educativos, necesarios para el equilibrio definitivo del ser.
El periespiritu de los encarnados es de naturaleza idéntica a los fluidos espirituales, y por eso los asimila con facilidad, como la esponja se embebe el líquido.
Esos fluidos tienen sobre el periespiritu una acción tanto más directa, cuanto por su expansión y por su radiación, se confunden con ellos.
El periespiritu es el lazo que une la vida corporal con la espiritual, a él debe el espíritu encarnado el estar en relación continua con los desencarnados y por él se dan ciertos fenómenos especiales que no tienen su causa primordial en la materia tangible y que por esta razón son tenidos por sobrenaturales:
En las propiedades y en la irradiación del fluido periespiritual, es donde hay que buscar la causa de la doble vista o vista espiritual, que también puede llamarse vista psíquica, de la cual muchas personas están dotadas a veces sin saberlo, así como la vista sonambulica.
El periespiritu es el órgano sensitivo del espíritu, el ve y oye y siente por todo su ser aquello que está en la esfera de su irradiación de su fluido periespiritual. Por los órganos de la vista, el oído etc. Sus sensaciones están localizadas y limitadas a la percepción de las cosas materiales; por el sentido espiritual, se generalizan, es decir, no están localizadas en esta o la otra parte.
Estos fenómenos en el hombre son la manifestación de la vida espiritual; es el alma que actúa fuera del organismo. En la doble vista, o percepción por el sentido espiritual, no ve por los ojos del cuerpo, aunque a veces por costumbre los dirija hacia el punto donde es llamada su atención: ve por los ojos del alma y la prueba está en que lo ve con los ojos cerrados y a una distancia a la que no podría alcanzar su vista corpórea.
Aunque el Espíritu está durante la vida ligado al cuerpo por el periespiritu, esto no le impide transportarse a lo lejos, sea lejos en la tierra, o a cualquier punto del espacio. El espíritu añora su libertad, y en la vida corporal es esclava, adscrita al terreno.
- Mercedes Cruz -
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¿Pecado o Error? ¿Una Cuestión de
Conciencia?
Con este trabajo se pretende una mejor comprensión (“encender” un poco de luz, para transcender algunos conceptos ancestrales) de ciertos temas que forman parte de los arquetipos de la humanidad: ➢ PECADO ➢ ERROR ➢ PUNICION ➢ CASTIGO
Considerando que en la sociedad occidental predomina el paradigma católico, cuyos conceptos y valores penetran la ética y el comportamiento humano de esta sociedad, entendemos que es fundamental el análisis de nuestras creencias, desencadenantes de nuestro comportamiento.
Aunque inconscientemente, trabajamos con esta visión judeocristiana, cuyo concepto de pecar desencadena el juicio, la culpa y la punición a través del dolor. Y dentro de esta visión de pecado y punición, muchos transforman el error y la insatisfacción existencial en caídas lamentables, con pocas oportunidades de alcanzar la plenitud y la felicidad espiritual…
La transformación del error en pecado produce sentimiento de culpa y de autopunición; así como de culto al dolor y de pago con autoflagelación. Yo peco, me culpo, me condeno y me castigo, sufriendo terriblemente. Usted yerra, yo lo interpreto como pecado, juzgo, condeno y castigo; condenación que, muchas veces, lleva al individuo a la marginación y a la autodestrucción. Sin embargo, se hace necesario analizar esta estructura compleja de creencias y sentimientos para que podamos realizar el cambio.
Es nuestro objetivo traer estas secuencias al nivel consciente; a fin de que, al reflejarlo, podamos transformar; de “yo peco, me culpo, me condeno, me castigo, sufriendo terriblemente” a “yo yerro, comprendo el error, y aprendo” Al tomar conciencia del error, busco la reparación positiva – acción productiva y benevolente. No repito más el mismo error, por tanto, crezco como ser humano. De esta forma, en vez de culparme y castigarme, yo asumo la responsabilidad del error y realizo acciones constructivas de reparación. Y si usted yerra, yo lo comprendo, yo lo respeto, no juzgo ni puno; y si es posible auxilio en la reconstrucción de si mismo y en la corrección de su error. De esta forma, pasamos a actuar de forma más consciente, creciendo espiritualmente.
Se hace urgente educar sentimientos y renovar conceptos sobre los objetivos de la vida, adquiriendo así comprensión e intereses nuevos, en consonancia con nuestro actual estado de conciencia. Es preciso transformar el acto de juzgar en solidaridad, la culpa en responsabilidad y la condena en comprensión de nosotros mismos; adquiriendo nuevos valores dentro de una propuesta de concienciación y construcción espiritual.
Para una mejor comprensión de este proceso, es necesario, de entrada, conceptuar error y pecado, observando las diferencias. PECADO es un término comúnmente utilizado en el contexto religioso, describiendo cualquier desobediencia a la voluntad de Dios; en especial, cualquier desconsideración deliberada a las Leyes Divinas. Bajo la perspectiva católica (San Agustín), pecado es “una palabra, un acto o un deseo contrarios a la Ley eterna”, causando por eso ofensa a Dios y a su amor. Para el judaísmo es la violación de un mandato divino, enseñando que el pecado es un acto y no un estado del ser. En estos casos, el concepto del término está vinculado a la comprensión de lo que sea la Ley Divina, los mandamientos divinos y la voluntad de Dios, variables de acuerdo con la religión abordada. La noción de pecado prioriza la represión como sistema de cambio generando conflictos y no aceptación, con el consecuente sentimiento de culpa. La culpa no renueva, restringe. No educa, limita. No yergue, destruye. No proporciona paz, sino infelicidad.
ERROR, según el Diccionario Houaiss, es el desvío del camino considerado correcto, bueno, apropiado, pudiendo también ser definido como “la condición en que una acción planeada no alcanza el objetivo deseado”. Aquí nos parece que el concepto está vinculado a valores éticos y no religiosos, por lo tanto, más universales.
CAMBIO DE PARADIGMA : “VE Y NO PEQUES MÁS” (Juan 8:11) Esta frase, atribuida a Jesús, siempre me pareció interesante y, de cierta forma, contradictoria en relación al infierno, a la punición, a la culpa y al pecado, condenas tan presentes en el contexto católico. Contrariamente a lo que se esperaba en este episodio, Jesús no juzga, no condena y menos aún, castiga a la mujer adúltera. Al contrario, la levanta del suelo y la orienta para continuar hacia adelante, sin repetir su actitud, su “pecado”. Ella está libre para recomenzar, vivir nuevas experiencias… Rehacer…
Hoy entendemos la vida como una grandiosa oportunidad de aprendizaje en la búsqueda del conocimiento espiritual y del equilibrio interior. Bajo esta óptica, creemos que, para Dios lo importante es que, ante el error, comprendamos que aquella conducta o actitud agrede, viola las Leyes Naturales, con la consecuente pérdida de la paz interior y de la felicidad, y que, en consecuencia, se hace necesario un cambio de dirección y de visión de la vida. Que puede ser hecho en la misma existencia o a través de la reencarnación – ejemplo sublime de reinicio y sucesión de oportunidades.
La propuesta Espírita es de aprendizaje y educación promoviendo la mejora, el progreso espiritual. Este proceso no debe operarse a través de la represión en relación con lo que fuimos o de quién somos; pero si, a través del autoconocimiento sumergiéndonos en nosotros mismos, para que podamos comprender las razones de nuestro proceder. Es tiempo de reconciliación con nuestro antiguo YO. De respetar y aprender de nuestra historia espiritual escrita a través de los tiempos, de las experiencias reencarnatorias. Solamente comprendiendo que hoy somos la suma DE AQUELLO que fuimos ayer con lo que somos o ESTAMOS SIENDO ahora, podremos avanzar en la jornada en busca de la paz, del equilibrio y de la felicidad. Es preciso aceptar la trayectoria y valorar el hoy, promoviendo la reconciliación con el pasado a través del reconocimiento de los errores y aciertos que nos trajeron hasta aquí. Esto es el aprendizaje… Debemos trabajar el ajuste, la reconstrucción interior. Como espíritus en aprendizaje y evolución, buscando el conocimiento de nosotros mismos y de la vida con sus leyes, con toda seguridad, y aún por mucho tiempo, cometeremos equivocaciones. Sin embargo, será preciso comprender cada equivocación, pues la comprensión ampliará nuestra conciencia de vida, tornándonos aptos para alcanzar vuelos más altos. La mejora íntima debe alcanzarse por el proceso de concienciación y no por los dolores derivados de culpa y conflictos interiores que desarrollan circuitos cerrados y perturban la vida mental.
La autopunición es el exceso resultante de la incomprensión o del desconocimiento de las Leyes de la Vida, generando desequilibrio del mundo emocional. Esa forma inadecuada de reaccionar ante nuestros errores, frecuentemente desencadena consecuencias graves, a veces mayores que el mismo error en sí: frustración, angustia, sublevación, aflicción y depresión, consumiendo nuestra energía y nuestro tiempo de forma improductiva.
Solamente una nueva comprensión del existir podrá romper este encadenamiento de ideas y sentimientos causantes de tanto sufrimiento al hombre, tanto en el pasado como aún hoy…
La cuestión no es la de luchar contra nosotros, pero sí la de percibir lo que es necesario corregir, recuperar y cambiar. De reconocer que, si nos equivocamos mucho, también ya conquistamos mucho y corregimos. Estamos en un proceso de reconocimiento y recuperación, identificando y trabajando nuestras tendencias e inclinaciones.
La interpretación errónea del sufrimiento humano dio lugar al culto al dolor. Se condicionó la idea de que sufrir es sinónimo de crecer, de rescatar y de cumplir. Se exaltó el dolor punitivo como instrumento de liberación y conquista espiritual. “Es el dolor que educa y que libera”! Decimos muchos de nosotros… Pero ¡el camino natural del progreso no es el dolor, es el conocimiento! El dolor es, simplemente, consecuencia de nuestra ignorancia y de nuestra imperfección; y siendo así, por más que perdure, es un proceso temporal.
Proponemos educar en vez de reprimir. Es preciso conocer hábitos y tendencias arraigados para educarnos, para transformarlos. Y el autoconocimiento es un proceso arduo y largo que consiste en sumergirnos en nosotros mismos, sin enjuiciarnos, con respeto y con amor. Es preciso rescatar en su totalidad quienes somos, para, y solamente entonces, iniciarnos en el trabajo educativo y transformador que cimentará nuestro progreso espiritual de forma definitiva.
LA ÉTICA DE LA COMPRENSIÓN Y LA ANTROPOÉTICA
La unión ética del individuo a la especie humana fue afirmada desde las civilizaciones de la antigüedad. Fue el autor latino Terencio que, en el siglo II AC, decía, por intermedio de uno de los personajes de “el hombre que se castiga a sí mismo: Homo sum, humani nihii a me alienum uto” (SOY HOMBRE, NADA DE LO QUE ES HUMANO ME ES EXTRAÑO) Terencio. Como propuesta para cambios elegimos a Edgar Morín, en su libro “Los Siete Saberes necesarios a la Educación del Futuro” en el que defiende la Ética de la comprensión y la Antropoética, argumentando que:
➢ La educación del futuro deberá ser la enseñanza primera y universal, centrada en la condición humana.
➢ Interrogar nuestra condición humana, implica cuestionar de entrada nuestra posición en el mundo. Conocer el humano, es, ante todo, situarlo en el universo y no separarlo de él.
➢ Enseñar la comprensión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad, pasa por la identificación entre las mismas.
➢ La ética de la comprensión es la ética de la era planetaria.
➢ Es el arte de vivir que pide, en primer lugar, comprender de modo desinteresado. Exige un gran esfuerzo, pues no puede esperar ninguna reciprocidad.
➢ La ética de la comprensión pide que se comprenda la incomprensión.
➢ La interiorización de la tolerancia requiere convicción, fe, elección ética y, al mismo tiempo, aceptación de la expresión de las ideas, de convicciones, de elecciones contrarias a las nuestras. La tolerancia supone sufrimiento al soportar la expresión de ideas negativas o nefastas, según nuestra opinión, y exige la voluntad de asumir este sufrimiento. La Antropoética presupone la decisión consciente y esclarecida de:
➢ Asumir la condición humana individuo/sociedad/especie en la complejidad de nuestro ser.
➢ Alcanzar la humanidad en nosotros mismos y en nuestra conciencia personal.
➢ Asumir el destino humano en sus antinomias y plenitud
➢ La Antropoética nos instruye para asumir la misión antropológica del milenio.
➢ Trabajar para la humanización de la humanidad. ➢ Efectuar el doble pilotaje del planeta: obedecer a la vida, guiar la vida y alcanzar la unidad planetaria en la diversidad. ➢ Respetar en el otro, a la vez, la diferencia y la identidad con relación a si mismo.
➢ Desarrollar la ética de la comprensión. ➢ Enseñar la ética del género humano. Convoco a todos para que luchemos por nuestra humanidad siendo humanos para con nosotros y para con el prójimo, ejerciendo la Antropoética y cambiando así la forma por la cual conquistaremos la paz espiritual tan anhelada.
- María Cristina Zaina – Brasil
- Allan Kardec-
Magnetismo animal
Se llama así a la energía vital
que se puede transmitir de unas personas a otras, sin que la distancia
física entre ellas sea un factor influyente en el que este proceso de
transmisión energética se cumpla, y que está dentro de los márgenes de la
Naturaleza.
Este flujo de energía humana o “fluido
magnético” fue descubierto y
experimentado por Mesmer, que en un principio creyó que los fluidos invisibles
que se transmitían de unos seres a otros, se trataban del mismo fluido que
ejerce la fuerza de atracción o repulsión de los imanes; de ahí su nombre.
Esta
energía actúa y
se transmite como
un fluido que
posee propiedades eminentemente curativas.
Es el mismo fluido vital que ciertos
magnetizadores, capaces de almacenarla naturalmente en su organismo, la
transmiten bajo el nombre de bio-energía, o Prana, y en esta transmisión se
cumple, naturalmente, la ley física de los vasos comunicantes: El fluido
siempre circula desde el que tiene más nivel hacia el que tiene menos, hasta
llegar a equilibrar los niveles de ambos.
Así acontece cuando se trata de la
bio-energía propia del magnetizador que
mediante su voluntad trata de transmitir estos efluvios imponderables hacia otra
persona que presenta un bajo nivel de su
energía vital o algún desequilibrio en la misma. Como en este caso “transmite”
un fluido suyo, al final puede quedar mermado de estas energías vitales él
mismo, porque cada persona tiene unos niveles o cantidades diferentes, según
sea su alimentación, su grado de salud o de enfermedad, si su vida se
desarrolla en un ambiente sano, etc., y cuando estos están desequilibrados en
su distribución orgánica, o son insuficientes en general, sobreviene la
enfermedad física y psíquica; por eso
vemos que muchos de estos magnetizadores necesitan tener a mano agua
fluidificada para reponer muy a menudo las energías que de ellos salen hacia
sus pacientes u otras personas, y explica también la necesidad de mantener la
salud con una vida saludable y sana, en la que no debe incluir ciertos
alimentos y bebidas algo tóxicos para su organismo, pues esas energías que
transmite para la curación y el restablecimiento de otras personas, no deben
llevar contaminación alguna, porque el efecto de lo que se transmite podría no
ser el deseado.
Sin embargo cuando el fluido transmitido a través de un médium sanador,
este fluido curativo procede de los planos espirituales. Al no ser esta una
energía acumulada en su organismo, la transmisión de la misma no le afecta
física o psíquicamente, pues él solo
actúa en este caso como un canal transmisor de energías sanadoras que desde un
plano espiritual, los Espíritus encargados de esa función, con permiso de Dios, transmiten a través de él. En
general la energía vital que transmiten, cuando hablamos de una mediumnidad de
cura, en parte procede de ellos mismos y en muchos casos le es añadida desde el
plano espiritual, dependiendo de las necesidades físicas y psíquicas del
receptor.
Como responsable de lo que
transmite, no deberá contaminar esas
energías que a él le trasmiten para a su vez entregarlas a otra persona, para
su mejora y sanación, por lo que deberá llevar una vida tranquila y sana, con una
alimentación sana, sencilla y equilibrada.
Este fluido es
transmitido al enfermo
por el médium
curandero o sanador
durante el acto
de sanación o magnetización, dirigido
con la fuerza de su fe, de su mente y de su voluntad, de modo que este fluido lo transmiten normalmente a través
de los chacras
de sus manos,
a veces masajeando sobre la
zona enferma, y otras veces sin
llegar a rozar la piel del enfermo e incluso a notable
distancia física de él. Curiosamente quien recibe este fluido suele
experimentar una sensación física de “cosquilleo” o de calor sobre la piel de
la zona tratada.
Según
definición de los
espíritus de los Doctores Demeure, Corvisant, etc, magnetizar es el acto de dirigir
sobre un enfermo
o sobre el sitio
del mal, este agente fluídico, a
fin de ocasionar calor
o movimiento. Siguen
diciendo estos Espíritus:
“El
agente magnético puede penetrar en todo el cuerpo
del enfermo y
producir en él numerosos fenómenos; sus efectos son una
aceleración en el movimiento tónico
y también en
la circulación de
todos los fluidos; por
estos hechos manejar el magnetismo
animal es un arte y
una facultad”. Y añaden: “Todos los hombres
pueden aprenderlo y ejercerlo,
según la energía de su fuerza, de su voluntad y de su salud”.
Según
manifestó un médium en estado
sonambúlico : “El hombre
lleva en sí mismo tanto fluido como necesita para existir; pero no siempre tiene bastante para transmitirlo a los demás.
Este fluido es elemental, ligero,
sutil, de color blanquecino cuando emana
de nuestro cuerpo y cuando es
movido con viveza resulta
brillante. Los enfermos cuando se
les magnetiza, lo atraen
según sus diferentes necesidades”
- Jose Luis Martín-
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