1.- Influencias espirituales
2.- En la Antigüedad
3.- Cuando el dolor es mundial
4- El fenómeno del desdoblamiento es relatado desde la antigüedad
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INFLUENCIAS ESPIRITUALES
Cuando hablamos del astral inferior, queremos resaltar el hecho de que estamos tratando de planos rebosantes de vida que, a pesar de encontrarse en un diferente nivel de conciencia, se interpenetran con el nuestro. El patrón vibratorio que generamos con nuestra conducta, pensamientos y actos ruines nos imanta a ese plano. Debemos, por tanto, ser conscientes de que podemos estar siendo víctimas de influencias espirituales, entidades de baja condición, que caminan por el astral a la “caza del incauto” para obtener todo tipo de provecho.
Los habitantes de ese plano inferior pueden influir en los humanos encarnados de muy distintas formas y, habitualmente, lo hacen con el fin de generar comportamientos y actuaciones que en circunstancias normales no llegarían a suceder. Casi sin darnos cuenta, nos encontramos dentro de situaciones que no hemos deseado y de las que resulta muy arduo salir.
Nos dice la sabiduría popular que tenemos dos ángeles: Un Ángel bueno y un Ángel malo.
El Ángel bueno, comúnmente denominado “De la guarda”, (Nuestro compañero de viaje), junto con una serie de espíritus amigos, vela por nosotros, intuyendo y ayudándonos a desarrollar los valores internos. Valores irrenunciables para afrontar el progreso moral y espiritual. Aunque no seamos conscientes de ello, luchan en todo momento para frenar y entorpecer los envites de los espíritus negativos que desean impedirlo.
El Ángel malo es justamente lo opuesto. Se denomina así a los espíritus de orden inferior que incitan a los seres encarnados al materialismo, a la comodidad, al egoísmo y a los sentimientos de odio y rencor. Intentarán separarlos de quienes les animan al trabajo, a la lucha y al deseo de bien general. Su variedad es tan extensa como su estado evolutivo y son, en general, muy astutos, inteligentes y buenos psicólogos, dotados de gran malicia y completamente rebeldes hacia todo lo que represente progreso y evolución, bien para ellos mismos o para los humanos encarnados. Son auténticos especialistas a la hora de reconocer y explotar las debilidades de los hombres.
¿Qué buscan con ello?: Por un lado, mantener a la Humanidad aletargada, moralmente atrasada, presa de la ignorancia y el egoísmo y, alejada de los postulados de amor, paz y caridad que nos enseñaron los grandes Maestros, en su misión de conducir a la Humanidad a la felicidad (Fin último de toda manifestación de vida en el Universo).
Se auto complacen viéndose interferir la obra del Creador y constatando tener a la Humanidad postrada a sus pies. Disfrutan observando a los pobladores de la Tierra vagando infelices al no poder obtener un crecimiento moral
Creen retar al Creador, diciéndole: Tú dominas los Cielos y nosotros gobernamos la Tierra y, aquí, con nosotros, únicamente impera el sufrimiento, la maldad y las tinieblas. Aunque infelices, somos los dueños de este mundo.
Craso error, únicamente su ignorancia y rebeldía les hace sentir así. Ellos, están supeditados a las mismas Leyes Universales que el resto de la Creación.
Conociendo su proceder, debemos dar la justa importancia que merece este hecho, destacando que cada persona puede recibir influencias perniciosas de estos hermanos de evolución, según sean sus pensamientos, preferencias y sentimientos. Buscan siempre nuestras debilidades y potencian nuestros defectos para explotarlos en su propio beneficio.
Ha quedado claramente demostrado por los estudios espíritas, que un sinnúmero de personas carecen de control sobre los vicios, tales como: Bebida, alcohol o drogas. Son, generalmente, víctimas de procesos obsesivos en los que son incitados a mantener la dependencia de estas sustancias. Personas que tenían esas debilidades cuando estaban encarnadas, siguen necesitando su dosis diaria y, para ello, se solapan con los humanos dependientes para absorber sus vapores y colmar así sus vicios, aunque sea temporalmente. Establecerán con ellos un vínculo pernicioso que les permita mantener un férreo dominio mental. Les convierten en marionetas, auténticos guiñapos humanos, impidiéndoles llevar una vida libre y ordenada.
Estas influencias actúan también sobre los defectos morales: Orgullosos y vanidosos caen en sus redes, ven incentivados sus defectos, les hacen sentirse superiores, anulan su raciocinio y les impiden mantener una convivencia normal con quienes les rodean.
Por Ley de Afinidad, egoístas, envidiosos y vanidosos atraen hacia sí, espíritus de idéntica condición, que se valdrán de sus argucias e influencias para utilizarles y exprimirles. Finalmente, cuando ya no les son útiles, les arrojan a la cuneta como basura inservible.
A pesar de nuestros firmes deseos de cambio antes de volver a la Tierra, los antiguos defectos e imperfecciones pueden volver a aflorar, posibilitando la pérdida del trabajo planificado y malogrando la nueva existencia.
Esa Ley de Afinidad está presente en todo el Universo; nos enseña que el semejante atrae a su igual, tanto a nivel físico, como espiritual. No obstante, cuando encarnamos, se nos ofrece la oportunidad de evolucionar y encarnar junto a espíritus que inspiran con su ejemplo, que nos muestran el camino a seguir en el crecimiento personal.
Todos somos propensos a recibir malas influencias de los hermanos del bajo astral. Nuestros defectos les invitan a interferir. Más no debemos olvidar que disponemos de ayudas inestimables: En primer lugar, nuestro compañero de viaje o Ángel bueno y, en segundo lugar, nuestra propia conciencia.
Su constante respaldo nos ayudará a corregir errores y mantener una sintonía con los planos superiores, de dónde se nos ofrecerán el apoyo necesario para combatir sus perniciosas influencias. Si estos hermanos negativos se encuentran frente a una férrea moral y firmes deseos de progreso, rápidamente se cansarán y saldrán en búsqueda de otros incautos que se dejen dominar fácilmente.
Quienes poseen algún tipo de mediumnidad o pertenecen a grupos de índole espiritual, tienen muchas posibilidades de sufrir el acoso y la persecución por estos hermanos. Son entes espiritualmente muy atrasados que permanecen subyugados al mal y qué, en su fuero interno mantienen un resabio de rebeldía por sus experiencias y creencias, que guardan desde tiempos inmemoriales. Se sienten enemigos del progreso espiritual y de todos aquellos que luchan por su implantación.
Recordemos cómo un diablo (Entidad relevante del bajo astral), tentó al Maestro después de su prolongado ayuno en el desierto:
Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se conviertan en panes. Pero Jesús le respondió: Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. (Mt 4, 1-11)
Se trata de un ejemplo de las constantes tentaciones que prodigan los planos inferiores. El Nazareno estaba realmente hambriento y los diablos intentaron atacarle: Primero, en su orgullo y vanidad, diciéndole ¡Si eres el Hijo de Dios!, y, en segundo lugar, centrando su atención en las cosas materiales asociadas a sus necesidades inmediatas. Jesús, con su gran elevación, le respondió en términos espirituales “No sólo de pan vive el hombre”.
Siguieron insistiendo y le tentaron dos veces más. Pero Él, firme, respondió:
Apártate de ahí Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor tu Dios y a Él sólo servirás.
Deja clara su convicción y nos ofrece una magnifica lección sobre como rechazar las tentaciones de los espíritus inferiores. Nos indica con total claridad que únicamente debemos escuchar al Plano Superior.
Sí el Maestro tuvo que enfrentarse con el diablo (Moradores del bajo astral) y soportar sus insinuaciones; en mayor medida estamos expuestos los humanos encarnados de este vasto conglomerado social.
En el trabajo, en la familia, en los grupos espirituales, entre amigos, en cualquier actividad puede estar presente el plano espiritual negativo generando conflictos. Desean explotar nuestros defectos y los de todos aquellos con los que convivimos.
Es un problema muy importante que no debe ser infravalorado pues sus consecuencias pueden resultar devastadoras.
No somos realmente conscientes que los habitantes del plano inferior están detrás de muchísimas situaciones problemáticas, intentando romper uniones familiares, amistades y generando desarmonía y malestar. Su pertinaz trabajo termina muchas veces en manías, desencuentros y depresiones. Son influencias qué, por no haber sido detectadas, han imposibilitado la puesta en marcha de mecanismos de defensa.
¿Cuáles son esos mecanismos de defensa? En primer lugar, el rechazo enérgico de cualquier sugestión que pretenda crear enfrentamientos y discusiones estériles. Opondremos siempre: tolerancia, prudencia y respeto. Con esa actitud, el bajo astral se cansará rápidamente al comprobar que no cedemos a su influencia. Buscarán entonces candidatos más dóciles y desprevenidos. Recordemos siempre al Maestro, que no dudó un instante en escoger lo espiritual sobre lo material, eliminó al instante su influencia y continuó adelante con su labor.
Nuestro quehacer diario debería ser: En primer lugar, el rechazo de las sugestiones que nos lanzan en su intento de coartar el trabajo de crecimiento moral, experiencia y autoconocimiento. En contraposición, el astral negativo intentará siempre empujar a la comodidad, a la pereza y a la crítica destructiva.
En segundo lugar, y no menos importante, contamos con el recurso de la oración, que nos pondrá en contacto con hermanos de mayor elevación, quienes a nuestro pedido, retirarán ese tipo de perturbaciones. Sin que seamos conscientes de ello, nos alentarán al trabajo, fortalecerán y ayudarán en la búsqueda de soluciones que nos permitan superar los envites de los planos inferiores.
Es de suma importancia tener esto siempre presente, pues, los colaboradores del Maestro son blanco constante de los ataques del plano inferior, enemigos del progreso y de la luz, que intentarán apartarnos de su Obra.
Es una verdad incuestionable que el bien siempre triunfa. Por eso, debemos caminar con el ánimo alegre, siempre adelante, desenvueltos, a pesar de las dificultades que se presenten, por grandes que sean. El Maestro y sus colaboradores nos acompañan en todo momento, únicamente nos piden que demos el primer paso y saquemos fuerzas de flaqueza en los momentos difíciles.
“Las relaciones de los Espíritus con los hombres son constantes. Los Espíritus buenos nos incitan al bien, sosteniéndonos en las pruebas a que nos somete la vida y nos ayudan a soportarlas con valor y resignación. Por el contrario, los Espíritus malos nos empujan al mal: se regocijan cuando nos ven sucumbir y parecernos a ellos.”
- Manuel- (Asociación Estudios Espíritas)
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EN LA ANTIGÜEDAD
El concepto de la Reencarnación, también llamado de las “Vidas Sucesivas”, está implícito en todas las culturas, civilizaciones e imperios de la antigüedad. Estudios realizados por antropólogos dejan entrever igualmente que, mucho antes de la aparición de las religiones, en épocas primitivas y junto a la aparición del Homo sapiens sapiens, el sentido religioso de aquel hombre primitivo presentaba dos ideas principales: “la inmortalidad del alma” y su “vuelta a la vida posterior”.
Este es el motivo de los ajuares funerarios que preparaban los hombres de las cavernas a sus propios muertos, como si fueran a realizar un largo viaje. Y también es la explicación a los enterramientos que se realizaban en las necrópolis en “posición fetal” a aquellos que morían. Sin saberlo a ciencia cierta, aquellos ancestros nuestros colocaban a sus seres queridos que fallecían como si intuyeran que fueran a nacer de nuevo en el vientre de una mujer.
Estas y otras muchas casuísticas nos hablan del sentido trascendente del hombre primitivo cuando todavía no existían las religiones, que aparecerían milenios después. La primera de las religiones oficiales, de las que tenemos noticia, que aborda el tema de las vidas múltiples son los libros sagrados de la India. En los Vedas, y más concretamente en el Bhagavad Gita, hace unos 5000 años, Krishna dialoga con su discípulo Arjuna diciéndole:
“Así como el alma que reside en el cuerpo material pasa por la infancia, la juventud, la madurez y la vejez; así a su debido tiempo, pasa a otro cuerpo y en otras encarnaciones volverá a vivir y desempeñar una nueva misión en la Tierra”
La sociedad y cultura del Antiguo Egipto era eminentemente religiosa, hasta el punto de que consideraban al Faraón la representación de un Dios en la Tierra. Su creencia en la inmortalidad del alma y la reencarnación ha sido probada por multitud de estudios históricos realizados. Tanto es así que unos 2500 años antes de Cristo la escuela de Hermes Trismegisto ya afirmaba:
“Las almas bajas y malas permanecen encadenadas a la Tierra por múltiples renacimientos; pero las almas virtuosas suben volando hacia las esferas superiores”
El príncipe Sidharta Gautama, que fue conocido más tarde como Buda, después de alcanzar la iluminación hablaba a sus discípulos lo siguiente, unos 600 años antes de nuestra era cristiana:
“La única diferencia entre vosotros y yo es que yo recuerdo mis vidas anteriores”
El mismo Pitágoras aprendió el concepto y la idea de la reencarnación de los Caldeos y los Magos Persas, con los que asimiló elevados conceptos de espiritualidad superior y de capacidades mentales que amplió con sus viajes a Egipto. En su escuela de la Magna Grecia enseñaba a sus discípulos e iniciados la Reencarnación, y aunque hubo posteriormente quien indicó que Pitágoras hablaba de Metempsicosis (la creencia de reencarnar en un animal como castigo por haber sido malvado), el maestro Pitágoras jamás sostuvo tal concepto. A sus discípulos más adelantados les explicaba:
“Una vida en la carne, no es más que una anilla en la larga cadena de la evolución del alma”
Los Celtas sostenían como principio de verdad la Reencarnación; quizás por ello, algunos siglos después los Cátaros, en Ocitania y el Languedoc, rescataron la antigua tradición celta, y junto a la influencia de un cristianismo primitivo adaptado a la medida de la época medieval, mantuvieron sus propias creencias, declaradas heréticas por la Iglesia, que fundó la inquisición para acabar, exterminar y propiciar la desaparición de la “herejía cátara” en el siglo XIII. El pueblo Celta, representado por los Druidas, sostenía:
“El Ser se eleva desde el abismo y asciende por etapas sucesivas hasta la perfección, encarnándose en el seno de las humanidades sobre los mundos de la materia, que son otras tantas estaciones de su largo peregrinaje”
La religión judaica basada en Moisés creía en la Reencarnación. El historiador judío Flavio Josefo (siglo I) no solo la mantenía como principio sino que afirmaba que esta era la creencia de los esenios, los fariseos y los cabalistas judíos.
Además, los profetas judíos predicaban la reencarnación, como por ejemplo Malaquías, que afirma en una profecía: “He aquí, yo os enviaré de nuevo al profeta Elías, antes de que venga el día grande y tremendo del Señor”. A consecuencia de esta profecía y de la convicción entre los hebreos de la Reencarnación se produce el hecho de una comisión enviada por el clero judaico del Sanedrín a Juan el Bautista para preguntarle si él era el Mesías o el profeta Elías reencarnado (San Juan, Cap. I).
Posteriormente, este hecho será confirmado por el propio Jesús cuando, a preguntas de los discípulos, les dice: “Y si queréis oírlo, él es Elías que había de venir (que estaba anunciado). El que tenga oídos que oiga” (San Mateo, XI-14). En el artículo siguiente hablaremos con mayor profundidad del concepto de la Reencarnación en el cristianismo. Baste ahora como referencia esta cita.
Incluso en el imperio romano, politeísta y milenario, sus más grandes filósofos y pensadores defendían la ley de las vidas múltiples. Virgilio, en la “Eneida”, afirma que cuando el alma reencarna pierde el recuerdo de sus vidas pasadas. Cicerón, Epícteto y muchos filósofos romanos estoicos la afirmaban como propia ley de vida. Incluso el gran escritor Ovidio afirma: “Las almas van y vienen. Cuando vuelven a la Tierra, dan vida y luz a nuevas formas”.
Podríamos seguir citando innumerables ejemplos, citas y personajes notables de la antigüedad que dejaron constancia de la importancia y creencia de la Reencarnación en los pueblos antiguos, y necesitaríamos todo un tratado para enumerarlos.
Pero sin duda, antes de terminar este esbozo histórico de la presencia de la Ley de las Vidas Sucesivas en los pueblos de la antigüedad, la mayor expresión y afirmación rotunda de la antigüedad sobre la Reencarnación nos viene de la cuna de la cultura y la civilización occidental. La antigua Grecia de Sócrates, Platón y Aristóteles, junto a multitud de filósofos que les siguieron varios siglos antes de la era Cristiana, defendían la reencarnación como una Ley que actuaba en la Evolución del Alma de forma incontestable para todos los seres humanos.
Tanto es así que para referirse a ella acuñaron el término griego “Palingenesia”, Palín ( de nuevo) y Génesis (nacimiento). Toda la filosofía socrática sobre la inmortalidad del alma descansa en la trascendencia de la misma después de la muerte y en su vuelta a la vida mediante nuevas existencias en la carne. E igualmente su discípulo Platón, Aristóteles y tantos otros tenían como principio inalterable la naturaleza del ser humano en la dualidad cuerpo-alma y en la sobrevivencia de esta después de la muerte, así como en su pre-existencia al nacimiento.
Es por ello que antes de beber la cicuta el año 399 a. C., Sócrates recomendó a sus discípulos que cuando falleciese no dijeran “enterramos a Sócrates”, sino “enterramos el cuerpo de Sócrates”.
Terminamos este breve y sintético recorrido histórico para continuar en el próximo artículo con la presencia del concepto de la reencarnación en el cristianismo primitivo y su distinción con el concepto de la resurrección
- Antonio Lledó- Amor,Paz y Caridad-
¿Qué hacemos cuando vemos que miembros de la familia humana están siendo afectados?
Las naciones, los gobiernos sufren. Todos sufrimos porque estamos en el mismo hogar, la Tierra, separados solo por líneas fronterizas.
Cuando la pandemia cruzó fronteras, todos nos dimos cuenta. Somos una sola y enorme familia. Y lo que es bueno para algunos lo es para todos. Lo que llega a algunos, llega a todos. Por lo tanto, nos encontramos involucrados en el dolor de ver a muchos de nuestros hermanos enfermos y moribundos.
En medio del caos, nos damos cuenta de que realmente somos la imagen y semejanza de nuestro Creador. Dios enciende luces brillantes en la lava destructiva. Dios renueva el aire después de la devastadora tormenta. Dios borda el prado de flores y renueva el paisaje después de los abrumadores huracanes. Sus hijos, nosotros, logramos encender lámparas en la oscuridad. Esperanzas en medio de la tragedia. Cantamos mientras las lágrimas abundan en nuestros corazones. Levantamos nuestras oraciones, en todos los idiomas y en todos los credos. Usamos la tecnología para unirnos. Presentamos espectáculos virtuales, nos encontramos con amigos, organizamos salas de reuniones, de estudios, de oraciones compartidas. Suavizamos la nostalgia. Aprendemos a abrazarnos virtualmente, renovando el deseo de volver a encontrarnos, quizás, en breve tiempo.
En Italia, uno de los países más afectados por el coronavirus, que se propagó rápidamente, cobrando vidas, el coro Internazionale Lirico Sinfonico dio una lección de altruismo y gratitud. En un ensayo virtual, reunió los componentes del coro e interpretó Va, pensiero, de la Ópera Nabucco de Giuseppe Verdi. Para los italianos, el coro de esclavos hebreos, en el tercer acto de la Ópera, se convirtió en un símbolo de patriotismo. Esto se debió a que fue compuesta por Verdi durante la ocupación austriaca, en el norte del país, en 1842. En momentos graves, el coro es recordado. Posiblemente, casi todos los italianos lo traen en su memoria y en el corazón. Es un lamento, una oración que llora por la patria sufrida y perdida. Un clamor al cielo. Nada más apropiado para los días actuales. Lo que emociona, además, no es solo el mensaje de esperanza para esos días que serán superados, vencidos. Es el homenaje y la gratitud que se rinde a todos los trabajadores de la salud.
Creemos que nunca han sido tan honrados y recordados como en estos días. Estos servidores que siempre están presentes frente a las tragedias, así como en el sufrimiento diario de los hospitales, de las clínicas, de los hogares. Ellos forman el pelotón que está al frente de la batalla. Un frente en el que usan las armas de la ciencia médica, de su coraje para diagnosticar, para tratar. Ellos también tienen familia y salud para preservar. Pero están allí, listos, luchando cada día, todos los días, por la vida de los demás. No hay nada más justo que recordarlos, involucrarlos en nuestras oraciones. Ojalá estos días sirvan para que todos meditemos sobre la fragilidad de la existencia y cuánto debemos aprovechar cada minuto que se nos da en la Tierra. Que aprendamos que lo mejor es ser bueno, servicial, fraterno, útil. Después de todo, necesitamos y dependemos inmensamente unos de otros, como miembros de una misma y gran familia.
Redacción del Momento Espírita.
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EL FENÓMENO DEL DESDOBLAMIENTO ES RELATADO DESDE LA ANTIGÜEDAD
De manera general, existen dos tipos de desdoblamiento. El provocado por el sueño artificial y el que ocurre a consecuencia del sueño natural. El sueño artificial puede ser promovido por un hipnotizador encarnado o por la voluntad de espíritus técnicamente especializados. En el sueño natural es puramente fisiológico y se da con la reducción de la rigidez molecular de las neuronas, resultado del cansancio orgánico. Desdoblado, el espíritu y su periespíritu se apartan del cuerpo inanimado, pero manteniéndose unido a él mediante el cordón plateado o fluídico que concentra las energías que asocian espíritu, periespíritu y cuerpo físico, La persona desdoblada puede recorrer las regiones del mundo espiritual superior o inferior por propia voluntad, o conducido por un benefactor o también por un obsesor, dependiendo de los méritos que posea y de las reglas de vida a las que esté vinculado.
El desdoblamiento es blanco de curiosidad y de especulación de todos los pueblos a lo largo de la historia. La misma Biblia cita hechos que indudablemente se refieren al fenómeno. Es el caso de Ezequiel (3:14) cuando afirma: "Entonces el espíritu me levantó y me llevó y me fui muy triste (...)". En el Nuevo Testamento hay una porción de otros casos. El más conocido se dio con el apóstol Pablo, según narración hecha por él mismo en la 2ª Epístola a los Corintios (12:2): "Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo no lo sé; si fuera del cuerpo no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado al tercer cielo.". Plutarco, sabio,de la antigüedad, narra el caso de Aristeu de Soles, que vivió en Cilicia, Asia Menor. Después de una caída violenta, Aristeu fue dado por muerto. Cuando iba a ser sepultado, recobró los sentidos y narró entusiasmado las experiencias vividas fuera del cuerpo material.
La literatura espírita, desde Allan Kardec, trata el asunto, pero aspectos técnicos y prácticos pueden ser encontrados en las obras psicografiadas por Chico Xavier, como Mecanismos de la Mediumnidad, cap. XXI; y En los Dominios de la Mediumnidad, cap.11- Desdoblamiento de servicio, en el cual el autor espiritual detalla la acción del médium Antonio Castro, con sus indecisiones, angustias y miedos al pasar por la fuerte experiencia del desdoblamiento.
(Revista O Espírita, Brasilia DF, oct-dic/93)
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