domingo, 16 de febrero de 2020

Entrevista al Dr. Raymond Moody

    
   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- El Perdón
2.- Desde otro plano,(Comunicado de Emmanuel)
3.-¿Fue el mismo Espíritu el que vino a la Tierra en distintas épocas en los grandes Enviados?
4.-Autoestima
5.-Entrevista al Dr. Raimond Moody






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                           EL PERDÓN

       Todos sabemos que debemos perdonar las ofensas, tal como nos enseñó y ejemplificó  Jesús, pero vamos a hacer una reflexión mirando  hacia nuestro interior, pulsando la verdad de nuestra alma, porque a Dios no se le puede engañar por mucho que ocultemos o disimulemos. Y esto es así, porque Su Esencia está en el alma de cada uno de nosotros, lo llevamos dentro con nosotros, y como es consiguiente, el ocultarle algo o engañarlo, sería imposible.
    Yo planteo aquí: ¿ De verdad somos sinceros al perdonar y cuando llega el caso lo hacemos de corazón y convencidos de que es una respuesta necesaria ante ciertos momentos de la vida cuando sufrimos  la incomprensión o la maldad de otros?.
     Una cosa es la teoría muy bonita de lo que se debe hacer, que más o menos todo el mundo la conoce, y otra es la práctica que en este caso, tantas veces llama a las puertas de nuestra conciencia reclamando suavemente pero con insistencia, que no actuamos como debiéramos con arreglo a la bella teoría del perdón y pese a saber que nosotros somos perdonados por Dios de nuestros contínuos errores, en la medida en que realmente somos capaces de  perdonar de corazón, desterrando resentimientos o rencores, es humano sentir un rescoldo de dolor después de sufrir una ofensa o una injusticia pero ese rescoldo  puede terminar  convirtiéndose en una llama de resentimiento que puede alcanzar las proporciones tremendas de un gran incendio de odio y deseos de venganza, del cual, los grandes abrasados seremos nosotros mismos.
      Si hay  odio o resentimiento después de una ofensa, se podría afirmar que nos han perjudicado por doble vía:
    Una, la que se ve o se nota, que es la más inmediata, la ofensa o perjuicio en sí mismos, que de inmediato nos hiere o nos duele como una puñalada o un puñetazo moral o anímico que malamente encajamos.
    Y esta herida o este dolor, cuando nos lo infieren, es algo inevitable y natural que lo sintamos, porque el hecho en sí mismo no depende de nosotros y no podemos hacer nada para impedir que eso suceda. Pero después de un tiempo,  con “la cabeza fría”, enseguida notamos que el hecho nos ha dejado una impresión o recuerdo doloroso o negativo, y  aunque hayamos deseado perdonar, solo lo hemos hecho de labios hacia afuera, pero no hacia dentro, o sea, de corazón. Y es que este recuerdo  que quisiéramos olvidar, sigue vivo en nuestra mente, porque  olvidar las ofensas para perdonar, no supone padecer un aqtaque de amnesia, sino que lo que  supone es un voluntario y fuerte deseo de bien para la persona que nos hirió, dejándonos una sensación nefasta que  finalmente suele  crecer con el paso del tiempo y desembocar en un sentimiento  claro de  odio, rencor y  hasta deseos  más o menos ocultos de venganza.
    Y llegados a este punto, enseguida  podemos comprender que  esa  situación interna nuestra, mientras se mantiene viva, nos supone un malestar o un tormento añadidos al  que nos causó el sentirnos víctimas de  la violencia, maltrato o injusticia  de otra persona,  y este recuerdo amargo actúa  como un veneno de  acción lenta, que  nos va minando y  nos va haciendo  poco a poco, más y más daño añadido al primer dolor que sufrimos con la ofensa desencadenante  en  todo el proceso interno   que le siguió.
    No dependió de nosotros el poder evitar el impacto negativo ante la agresión o el insulto, pero sin embargo el veneno del resentimiento si lo podemos manejar de modo que mediante un acto de voluntad, no le demos cabida en nuestro interior y así nos podemos librar de él para que no nos afecte.
    Y es que para perdonar, el primer paso imprescindible para conseguirlo, es el de querer firmemente hacerlo, aun a pesar de que  por dentro estemos con tentaciones de venganza o de convertirnos en "justicieros", dolidos por la ofensa sufrida, pues con el perdón nos estamos evitando un dolor añadido posteriormente.
    A nadie debemos otorgar el privilegio de poder robarnos la paz, la  armonía y equilibrio interno, pues  eso es nuestro más  preciado tesoro íntimo, y lo podemos y debemos defender mediante un acto de voluntad que nos proteja,  queriendo, por encima de todo y a pesar de todo, perdonar siempre.
    Como ya se ha dicho, perdón no significa olvido, porque eso sería  un caso patológico  de  amnesia. Una mente normal y equilibrada no tiene por qué olvidar los actos buenos y malos que acontecen en su vida, pues todos ellos  aportan  valiosas lecciones que fortalecen y depuran nuestro espíritu. Hay que considerar que los actos de los demás, son de ellos y no nuestros, por lo tanto si han estado mal, o nos han afectado negativamente, en cualquier caso estos son  siempre un problema  de ellos y no nuestro, pero si ante la agresión o la ofensa  nos dejamos llevar por el bajo sentimiento o resentimiento de la venganza, entonces sintonizamos con el agresor, poniéndonos a su altura, y es cuando además de la agresión, después tenemos que sufrir el estado en que nos deja .    El rencor o el odio, entonces   sí   supone  un problema nuestro, del que nos deberemos liberar lo antes posible para evitar las consecuencias del sufrimiento que por ellos tendremos que padecer con arreglo a la Ley de Acción y Reacción.
    No  seamos torpes con nosotros mismos, añadiendo sufrimiento innecesario a nuestro dolor o desengaño. 
     Pensemos que tantas veces, el ofensor es una persona necesitada de amor o de comprensión, que Dios ha puesto en nuestro camino, precisamente como prueba para ayudarnos a crecer espiritualmente.
    Aunque solo  sea  por propio  interés  perdonemos siempre y mantengamos  nuestra mente y espíritu  por encima de las torpezas de los demás a quienes no debemos otorgar la llave de nuestra paz y nuestra felicidad.  Recordemos  que   quién  escupe  al  cielo, le  es salpicado en su cara, por lo cual , llegado el caso, deberemos  recordar a Jesús de Nazaret cuando se vio  agonizando en la cruz por la crueldad e incomprensión de tantas personas que le escupieron y pidieron su muerte, rogando a Dios: “ Perdónalos Padre porque no saben lo que hacen”.

José Luis Martín

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               DESDE OTRO PLANO:
                    (COMUNICADO DE EMMANUEL)

La tempestad se avecina en los horizontes políticos y sociales del mundo nuevo,
Todas las voces hablan de un peligro inminente y todos los corazones sienten algo extraño en el aire que respiran.

Hablan de colectivismo, recogiéndose cada cual en el exclusivismo feroz y se habla de nacionalismo y de patria dentro del mismo concepto de egpoísmo y de aislamiento.

Esos extremismos caracterizan un periodo de profunda decadencia en las costumbres sociales y políticas de esta época de transiciones.

Pero a pesar de su complejidad, ese fenómeno puede ser definido como la angustia generalizada del hombre, en la víspera de abandonar su crisálida de ciudadano.

Todos los acontecimientos que sacuden al planeta, esparciendo en sus lugares más remotos una onda revolucionaria y regeneradora, significan el trabajo intenso y difícil de la laboriosa gestación del nuevo organismo de leyes por el que se regirán más tarde las instituciones terrenas.

Dictaduras y extremismos son expresiones transitorias de esa fase de experiencias dolorosas, porque la verdad es que el ciudadano de la patria, será sustituido por el hombre fraterno, hermano de sus semejantes y compenetrado de sus deberes de amor.

Por cierto, muchos dolores implican esa transformación de las fórmulas patrióticas de la actualidad, pero las doctrinas avanzadas, guardan en su estructura, las simientes de ese luminoso porvenir.

Pero, si hablamos con respecto a ese asunto, es para decir a nuestros hermanos espiritualistas que ellos son los Centinelas de la Luz del Santuario, a la manera de los antíguos héroes que guardaban las primicias del fuego sagrado.

En la hora de las sombras, cuando la subversión amenace el planeta, les compete dar el testimonio de su fe, como prenda de seguridad para las generaciones del futuro.

Por tanto, la tarea del Espiritualismo está unida a la realización del hombre interior, dentro de un nuevo concepto de fraternidad.

Fuera de esos principios, las actividades de cada cual serán como hojas volantes, dentro de su carácter dispersivo, porque todo nuestro esfuerzo está encuadrado en el "amaros unos a otros", y es esa fórmula la que deberá representar la brújula de las actividades de los espiritualistas sinceros, los cuales, con sus benditos sacrificios serán los "ingenieros sociales" de los tiempos del porvenir.

(Página recibida por el médium Francisco Cándido Xavier)


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¿Fue el mismo Espíritu el que vino a la Tierra en distintas épocas en los grandes Enviados?.-

   Según confirmaron a Kardec, los espíritus que colaboraron en la Codificación Espírita, el Espíritu más Perfecto que vino a la Tierra a tomar personalidad humana, fue el que encarnó en Jesús de Nazaret, el Cristo planetario, el más elevado Ser espiritual que vino a dejar su mensaje de Amor a la Humanidad, avalado con sus enseñanzas y ejemplos de vida.
  Ellos, ante la pregunta de Kardec sobre quien es Espíritu más perfecto que puede ser modelo a seguir por el ser humano, le dieron por respuesta  que Jesús es el máximo exponente a imitar y a seguir por el hombre, por sus enseñanzas y su ejemplo. La enseñanza básica y principal es la del Amor, así como su ejemplo de vida, pero no menos importante y diferenciadora de lo que han enseñado los demás Enviados, es la enseñanza de que, al igual que Él era Hijo del Dios, al que presentó como Padre, los demás seres humanos también somos hijos del mismo Padre, o sea, que todos somos Hijos de Dios.
  Todos los demás Avatares que encarnaron en la Tierra, anterior y posteriormente a cuando lo hizo Jesús, nuestro Cristo Planetario, eran también Seres de Luz muy elevados, que bajo la dirección de Su Maestro Jesús, el Cristo Planetario de la Tierra, colaboraron con Él desde la formación de este planeta, sembrando la esencia misma de la enseñanza fundamental que Jesús enseñó personalmente: El Amor a Dios mediante el  Amor al prójimo.
¿Qué sentido tendría, sino, el que el Padre, hubiese enviado repetidamente a la Tierra al mismo Avatar, una y otra vez,  con el mismo mensaje a la Humanidad, cuando en el Mundo Espiritual sabemos que hay multitud de Seres Espirituales de gran elevación, dispuestos a colaborar en Su gran Obra de la Creación?.
- Jose Luis Martín-
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“Las religiones son buenas o malas, depende del corazón de quien las profesa”


              - Marco Polo –


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                        AUTOESTIMA

                                    LA VISIÓN DE NOSOTROS MISMOS

     Autoestima es el conjunto de elementos aceptados como verdad en relación a nosotros mismos, cómo nos vemos por fuera y por dentro, o sea, el retrato que tenemos de nosotros mismos. Se refiere a cómo percibimos los valores de la vida. Ese conjunto de convicciones orientará de una determinada manera nuestra existencia en el ámbito social.

* Tendremos confianza o por el contrario nos sentiremos inseguros ante los desafíos de la vida.
* Seremos felices o desdichados(según nos consideremos dignos o indignos).
* Seremos cuidadosos con nosotros mismos (salud, inhibiciones).
* Adoptaremos la posición e víctima o de héroe.
* Autoimagen física y paíquica baja o elevada.

  La autoestima es importante porque de ella deriva una serie de actitudes relacionadas con edificar una vida más plena. Donde quiera que nos hallemos, vamos a reflejar ese estado psicológico interno. Sea en el hogar, en el trabajo, en la escuela o en la universidad, nos comportaremos de acuerdo con nuestra predisposición íntima. Sea en el hogar, en el empleo, en la escuela o en la universidad, nos comportaremos de acuerdo con nuestra predisposición íntima. Mientras tanto no olvidemos que la autoestima es un requisito para la supervivencia emocional, de elevada significación en la actualidad. Podrá conducirnos a muchas victorias o a muchos fracasos. Pero lo más interesante de todo esto en relación con la autoestima, es que solo se trata de una cuestión de punto de vista de la mente. Es el lugar que psíquicamente nos conferimos, es decir, nos consideramos inteligentes y agradables, y eso nos da confianza; o nos consideramos ignorantes y desagradables, lo cual nos da inseguridad. La mayoría de las veces la autoestima  solo se limita al punto de vista que tenemos de nosotros mismos, que a menudo no corresponde a la verdad.
    Dentro del estudio del miedo por insuficiencia, el Dr. Mira y López enfocó el tema de los sentimientos de inferioridad en algunos jóvenes, que pese a su apreciable inteligencia suelen considerarse inferiores, desagradables, inseguros en relación con su grupo. Un mínimo detalle físico que les desagrada (una cicatriz, la forma de la oreja, la estatura, el cabello, etc) se agranda en sus mentes en forma desproporcionada,y en igual medida eso los reduce interiormente, arrastrándolos a bajos niveles de autoestima. De allí están a un paso de buscar un psicoterapeuta o comprimidos, para contrarrestar su inseguridad interior, cuando en realidad solo se trata de un punto de vista distorsionado desde el que se están observando en relación con sus pares. Admiran a los artistas, sueñan con el cabello, la nariz y el aspecto físico de los otros, y no reparan en la capacidad, en la belleza ni en los demás valores que ellos mismos poseen.

SUS CARACTERÍSTICAS.-
    La baja autoestima procede de ciertos factores que afectan la seguridad interna del individuo, a partir de experiencias vividas en encarnaciones anteriores que pueden haberles producido sentimientos de culpa, de fealdad, etc. o a consecuencia de un desarrollo psicológico deficiente en la infancia o la adolescencia. La psíquis humana contiene un determinado bagaje de experiencias que la predisponen a proceder de una manera u otra, y no siempre los padres cuentan con suficiente sagacidad para percibir el momento preciso  de la mejor forma de actuar corrigiendo educacionalmente.  De ahí surgen los elementos de la baja autoestima que inciden en su vida de relación, tanto en el aspecot físico como en el psicológico.
    Estas son las características más comunes de la baja autoestima:

a) Físicas.-
      . Apariencia física de poca higiene
      .  Postura curvada, sin brillo en la mirada y hacia abajo.
      .  Obesidad sin fuerzas para controlar su alimentación
      . Voz entrecortada por vacilaciones.

b) Psicológicas.-
      . Miedo,inseguridad.
      . Impaciencia, ansiedad.
      . Timidez, ingenuidad, se siente inferior a los demás.
      . Dificultad para defender su lugar.
      .Compulsiones con la bebida, la comida, etc.
      . Culpa, remordimiento, vergüenza.
      . Aislamiento, dificultad para relacionarse.
      . Culto a los  héroes de la televisión.
      . Falta de metas en la vida.

(continuará )
-   Jasón de Camargo- (Educación de los sentimientos)

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   ENTREVISTA AL DR.  RAYMOND MOODY

   Extracto de la entrevista realizada al notable doctor norteamericano Raymond Moody, aprovechando su participación en el Congreso “Más Allá de la Muerte”, organizado por la revista “Más Allá” y celebrado en el Palacio de Congresos de Madrid en diciembre de 1990. Publicada en la revista Amor, Paz y Caridad en enero de 1991; nº 102.

  Raymond A. Moody, Jr. es médico psiquiatra y licenciado en filosofía. Es también autor de varios  best sellers como son: Vida después de la vida, Regresiones o Destellos de Eternidad.

1.-  ¿A qué conclusiones ha llegado Vd. con respecto a la muerte en si misma? ¿Considera Vd. que es un proceso transitorio o un punto de paso natural de un estado a otro?

   Raymond Moody.– Bien, lo primero de todo deseo que Vds. se den cuenta de que no pretendo ser un experto, pienso que este es un tema realmente complejo ciertamente. Yo solía ser un profesor de Simbología Lógica, preparado y con prácticas en Ciencias, por lo tanto me di cuenta de la gran dificultad en sacar conclusiones de este tema. Cuando uno saca conclusiones, éste es un proceso público con información accesible, en el que usted puede pasar de ciertas premisas a conclusiones, y así sucesivamente. Pienso que con las experiencias que tenemos, éste no es realmente un método científico o lógicamente válido para llegar a tal conclusión.

   Pero si usted me pregunta a mí subjetivamente, por qué he llegado a sentirlo, le diré que tras haber hablado con alrededor de 2.500 personas, quienes habiendo llegado al punto de la muerte han vuelto, no tengo duda en mi propio corazón de que estas personas llegaron a alcanzar un “vistazo instantáneo” del más allá, así como de que vieron cuál y cómo es el reino después de la muerte. Aunque también pienso que hay una convicción puramente personal, y no intentaría persuadir o convencer a nadie de lo que creo y pienso. Creo que todos deben pensar por sí mismos sobre esto.
   Sin embargo, yo diría de todos modos que es interesante, ya que tengo muchos    colegas médicos por todo el mundo incluyendo la misma España, que han investigado estas experiencias, llegando todos nosotros a las mismas subjetivas conclusiones o convicciones. Por increíble que pueda parecer, estas experiencias parecen realmente ser un flash o vistazo de una nueva dimensión de la realidad, pero creo que no hay método científico para valorar esto, cada persona tiene que considerar, trabajar con los datos de que disponga y quizás hablar con gente que haya tenido estas experiencias y entonces pensar por sí misma.

2.-  ¿Qué experimenta la gente cuando ha tenido experiencias cerca de la muerte? ¿Qué es exactamente lo que ellos atraviesan? Y en segundo lugar, ¿qué cambios o cuál es el impacto que sufren en su propia vida y comportamiento después de ello?

   Raymond Moody.– Básicamente, la experiencia parece ser la misma en todo el mundo. Cualquiera que sea la cultura, los pacientes nos dirán que ellos parecen abandonar su propio cuerpo físico, en el punto en que su corazón deja de latir y los doctores dicen que están muertos; añaden que pasan una transición, que parecen estar flotando arriba, ven su cuerpo allá abajo, son testigos de su resurrección totalmente; son capaces de decirnos con gran detalle, que cuando están resucitando, desde esta situación, pueden ver, oír y comprender perfectamente lo que otros están pensando y comunicando, y dicen que nadie puede verles u oírles, por lo tanto y después de un rato de tener estas experiencias, ellos son conscientes de que esta situación tiene algo que ver con la muerte. En este punto empiezan a desplegarse una serie de acontecimientos, para los que ellos dicen no tener lenguaje para expresar lo que sienten, comentan que parecen desplazarse a través de un espacio cerrado, de algún modo como un corredor o pasillo estrecho, algunos lo definen como un túnel, y pueden ver al otro extremo una luz increíble, brillante, cálida y que emana amor. Una luz sin fin en donde ellos sienten la paz completa, sienten el amor y la armonía, pueden reunirse con parientes y amigos que ya habían fallecido y que parecen venir y estar allí para darles la bienvenida y ayudarles a través de esta transición. Ellos a menudo experimentan estos momentos en compañía de UN SER DE LUZ, UN SER DE AMOR COMPLETO, que les muestra una panorámica de su propia vida (de toda su vida), y en el transcurso o proceso de esta revisión, ellos sienten que la cosa más importante que nosotros podemos estar haciendo en la vida es AMAR a otras personas, y este es el panorama completo, es decir, el amor y las interacciones con otros y nuestras relaciones de no amor y no interacción con otras personas.

    Entonces ellos tienen que volver, algunos dicen que alguien les dice cuándo tienen que volver y otros dicen que se les da la posibilidad de elección, es decir, pueden seguir adelante con la experiencia que están viviendo o pueden regresar a la vida que estaban llevando. Eligen volver y es debido casi siempre a los hijos que han dejado atrás, aunque dicen que por ellos mismos continuarían con la experiencia, pero vuelven para ayudar y criar a sus hijos, y cuando se deciden a volver, están totalmente seguros (el ser de luz se los ha asegurado) de que la vida continua después de lo que llamamos muerte, y que sienten que lo más importante que podemos hacer mientras estamos vivos es amar a las otras personas, y no tener absolutamente ningún miedo a la muerte. Siendo las orientaciones y objetivos en la vida completamente dirigidos a los otros y a seguir con las relaciones emanadoras de amor hacia los demás.
Redacción  Revista Amor, Paz y Caridad en enero de 1991; nº 102.
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