INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Despertar sufriente
2.- Religiones con la Reencarnación o sin ella.
3.- ¿Existe Dios? (3)
4.- El Evangelio según el Espiritismo
5.- El engranaje evolutivo
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DESPERTAR SUFRIENTE
Mientras unos desencarnan con un despertar feliz y glorioso, muy diferente es el encuentro con la cruda realidad para aquellos que, en el transcurso de su vida en la tierra, han llevado una vida a espaldas de toda regla de moralidad, y no han pensado nada más que en sí mismos, sin importarles las necesidades ajenas, o el mal y el daño que podrían infringir con su actitud y comportamiento al resto de la sociedad, permitiéndose además toda clase de licencias.
Para todo espíritu, cuando desencarna, es fundamental la ayuda, el auxilio y la asistencia que se recibe del plano espiritual, necesitamos del alguien que guíe y nos conduzca a nuestro destino, somos como un viajero que llega a un país desconocido, pero estas atenciones quedan supeditadas a los méritos adquiridos. Muchos de nosotros, llegamos al plano espiritual en completa soledad, nadie viene a esperarnos, a buscarnos, el egoísmo es un poderoso generador de soledad.
Podemos tener seres familiares o amigos, que sepan de nuestro retorno, evidente que sí, sin embargo, no pueden ayudarnos, ni siquiera podemos verlos, psíquicamente estamos muy lejos de ellos y la ley recae con todo su peso sobre nosotros. Se hace necesario que el dolor elimine toda esa carga psíquica desequilibrante, que nos separa de los planos de luz, y estemos en otras condiciones para poder recibir la ayuda de manera eficaz.
Desde el mismo momento en que dejamos la materia, comenzamos a recibir la cosecha, aquello que hemos sembrado con nuestras obras en la vida física.
Podemos tener seres familiares o amigos, que sepan de nuestro retorno, evidente que sí, sin embargo, no pueden ayudarnos, ni siquiera podemos verlos, psíquicamente estamos muy lejos de ellos y la ley recae con todo su peso sobre nosotros. Se hace necesario que el dolor elimine toda esa carga psíquica desequilibrante, que nos separa de los planos de luz, y estemos en otras condiciones para poder recibir la ayuda de manera eficaz.
Desde el mismo momento en que dejamos la materia, comenzamos a recibir la cosecha, aquello que hemos sembrado con nuestras obras en la vida física.
Mientras que las buenas obras, la predisposición hacia el bien, la humildad y la voluntad para seguir las “instrucciones de nuestra conciencia” son el pasaporte hacia los planos de luz y de bienestar, las malas obras, las inclinaciones hacia la maldad y el materialismo, el nulo esfuerzo por adquirir valores superiores y el desempeño puro del egoísmo, son el pasaporte hacia los planos de oscuridad, donde imperan la ley del más fuerte y los ambientes de penumbra y sufrimiento.
El bien y el mal, están ligados al cielo y el infierno, que no son estados físicos o gaseosos, ni tampoco son estados eternos, son estados de conciencia, y la conciencia se puede convertir en un infierno, cuando ésta nos reprocha lo poco que aprovechamos la oportunidad de venir encarnados en una existencia para progresar, para liberarnos en cada una de esas vidas de las cargas acumuladas anteriormente, por falta de voluntad, de esfuerzo y por apartarnos de los consejos y enseñanzas vertidas por aquellos que, estando muy por delante de nosotros vienen a la tierra en misión de ayuda y sacrificio marcándonos el camino a seguir.
Bajamos a la tierra y hacemos caso omiso tanto de la voz de la conciencia, “que todos la tenemos”, como de las reglas y enseñanzas que vamos recibiendo a lo largo de la vida. Hacemos uso de nuestro libre albedrío, y por negar, negamos hasta la existencia de Dios, pensamos que no hemos de rendirle cuentas a nadie, de nuestras obras y acciones, y vivimos la vida sin pensar en el mañana.
Pero el mañana cuando llega, se presenta implacable y nos devuelve todo aquello que sembramos, que son nuestras auténticas pertenencias. Llegamos al mundo espiritual sin credenciales, los títulos, el patrimonio, los bienes acumulados quedan en la esfera a la que pertenecen, y nos llevamos grabado en el alma la única posesión que podemos atesorar, que no es otra cosa que aquello en lo que nos hemos convertido, nuestros sentimientos, pensamientos y acciones, y el resultado de todos ellos.
El bien y el mal, están ligados al cielo y el infierno, que no son estados físicos o gaseosos, ni tampoco son estados eternos, son estados de conciencia, y la conciencia se puede convertir en un infierno, cuando ésta nos reprocha lo poco que aprovechamos la oportunidad de venir encarnados en una existencia para progresar, para liberarnos en cada una de esas vidas de las cargas acumuladas anteriormente, por falta de voluntad, de esfuerzo y por apartarnos de los consejos y enseñanzas vertidas por aquellos que, estando muy por delante de nosotros vienen a la tierra en misión de ayuda y sacrificio marcándonos el camino a seguir.
Bajamos a la tierra y hacemos caso omiso tanto de la voz de la conciencia, “que todos la tenemos”, como de las reglas y enseñanzas que vamos recibiendo a lo largo de la vida. Hacemos uso de nuestro libre albedrío, y por negar, negamos hasta la existencia de Dios, pensamos que no hemos de rendirle cuentas a nadie, de nuestras obras y acciones, y vivimos la vida sin pensar en el mañana.
Pero el mañana cuando llega, se presenta implacable y nos devuelve todo aquello que sembramos, que son nuestras auténticas pertenencias. Llegamos al mundo espiritual sin credenciales, los títulos, el patrimonio, los bienes acumulados quedan en la esfera a la que pertenecen, y nos llevamos grabado en el alma la única posesión que podemos atesorar, que no es otra cosa que aquello en lo que nos hemos convertido, nuestros sentimientos, pensamientos y acciones, y el resultado de todos ellos.
También nos llevamos, los amigos y los enemigos, los cuales siempre están, los unos para cuando los necesitemos, pero los otros aparecen cuando menos queremos verlos, pero aparecen, antes o después, y sobre todo porque se quieren cobrar las deudas, y devolvernos aquello que consideran que nos corresponde: sufrimiento y venganza.
Por ley de afinidad, nos vemos inmersos en un viaje hacia planos de vida en donde privan los valores iguales a los nuestros: el egoísmo salvaje, la ruindad, la mentira, la hipocresía, el orgullo, el despotismo, el afán por dominar a los más débiles, la burla, el miedo, la desesperación. Son planos de vida sin orden ni control, solamente hay un criterio, el que imponen los más fuertes e inteligentes.
Si hemos padecido alguna enfermedad y sufrimientos, allí siguen manifestándose, porque estos tienen su origen en el periespíritu, seguimos sintiendo prácticamente las mismas sensaciones que en el cuerpo físico, necesidad de alimentación, de descanso, etc.
Así como sentíamos la necesidad de satisfacer los vicios y tendencias que manteníamos, pero desprovistos del organismo, ¿cómo se podrán satisfacer? Todo lo llevamos en la mente, son necesidades y sensaciones que han terminado dominándonos, somos esclavos de las mismas, y el no poder satisfacerlas nos conducen a estados de animalidad y de rebeldía ostensibles.
Por ley de afinidad, nos vemos inmersos en un viaje hacia planos de vida en donde privan los valores iguales a los nuestros: el egoísmo salvaje, la ruindad, la mentira, la hipocresía, el orgullo, el despotismo, el afán por dominar a los más débiles, la burla, el miedo, la desesperación. Son planos de vida sin orden ni control, solamente hay un criterio, el que imponen los más fuertes e inteligentes.
Si hemos padecido alguna enfermedad y sufrimientos, allí siguen manifestándose, porque estos tienen su origen en el periespíritu, seguimos sintiendo prácticamente las mismas sensaciones que en el cuerpo físico, necesidad de alimentación, de descanso, etc.
Así como sentíamos la necesidad de satisfacer los vicios y tendencias que manteníamos, pero desprovistos del organismo, ¿cómo se podrán satisfacer? Todo lo llevamos en la mente, son necesidades y sensaciones que han terminado dominándonos, somos esclavos de las mismas, y el no poder satisfacerlas nos conducen a estados de animalidad y de rebeldía ostensibles.
Nos vemos en un ambiente sumamente hostil, el que hemos creado por nosotros mismos, rodeados de seres semejantes a nosotros, nunca dispuestos a ayudar de manera fraterna y a cambio de nada, todo lo contrario siempre estudiando la manera de salir beneficiados y de abusar de los demás.
Veamos un párrafo de la obra: Nuestro Hogar, de Chico Xavier en el que André Luiz, narra en síntesis como se encontraba tras dejar el cuerpo físico, en una región del mundo espiritual llamada “El Umbral” región esta mas cercana a la tierra, así nos haremos una idea general de cómo se percibe la existencia en estos planos, dice así:
Veamos un párrafo de la obra: Nuestro Hogar, de Chico Xavier en el que André Luiz, narra en síntesis como se encontraba tras dejar el cuerpo físico, en una región del mundo espiritual llamada “El Umbral” región esta mas cercana a la tierra, así nos haremos una idea general de cómo se percibe la existencia en estos planos, dice así:
“En verdad, me sentía amargado duende en las rejas obscuras del horror. Con los cabellos erizados, el corazón dando saltos y un miedo terrible enseñoreándose de mí, muchas veces grité como un loco, imploré la piedad y clamé contra el doloroso desánimo que subyugaba mi espíritu; pero cuando el silencio implacable no absorbía mi estentórea voz, lamentos más conmovedores que los míos, respondían a mis clamores. Otras veces, carcajadas siniestras rasgaban la quietud ambiental. Algún compañero desconocido estaría, a mi ver, prisionero de la locura. Formas diabólicas, rostros deformes, expresiones embrutecidas, surgían de cuando en cuando, agravando mi asombro.”
Al igual que en los planos superiores hay multitud de grados, según la evolución adquirida por las entidades que allí residen, en los planos inferiores también los hay, según la maldad y los grados de egoísmo, materialismo y de delincuencia y criminalidad, habiendo zonas que nos horrorizarían al comprender el grado de maldad, depravación, degeneración y perturbación y rebeldía, a los que se puede llegar.
Por lo tanto son múltiples y muy variadas las situaciones y circunstancias que se pueden encontrar, cada uno hallará los frutos que haya sembrado.
Las creencias en este aspecto, también son muy influyentes, pensemos en todos aquellos que han mantenido una vida ligada a un culto o religión, y que piensen que cumpliendo ciertos ritos y formalidades se han ganado el cielo y un estado de beatitud contemplativa, y sin embargo no tienen la credencial de las obras a su favor, tan sólo se han mantenido fieles a los ritos, ¡gran error! Cuando ingresan en el mundo espiritual no encuentran lo que esperaban; Dios y sus servidores no vienen a recibirlos, no encuentran el cielo esperado, se encuentran desnudos, ante sí mismos y ante el fruto de sus obras. En muchos de estos casos, estas personas, pierden toda la fe “que se suponía tenían, se sienten engañados y se vuelven en contra de los principios que sostenían, cuando no caen en la más absoluta rebeldía aliándose a las fuerzas negativas.
Al igual que en los planos superiores hay multitud de grados, según la evolución adquirida por las entidades que allí residen, en los planos inferiores también los hay, según la maldad y los grados de egoísmo, materialismo y de delincuencia y criminalidad, habiendo zonas que nos horrorizarían al comprender el grado de maldad, depravación, degeneración y perturbación y rebeldía, a los que se puede llegar.
Por lo tanto son múltiples y muy variadas las situaciones y circunstancias que se pueden encontrar, cada uno hallará los frutos que haya sembrado.
Las creencias en este aspecto, también son muy influyentes, pensemos en todos aquellos que han mantenido una vida ligada a un culto o religión, y que piensen que cumpliendo ciertos ritos y formalidades se han ganado el cielo y un estado de beatitud contemplativa, y sin embargo no tienen la credencial de las obras a su favor, tan sólo se han mantenido fieles a los ritos, ¡gran error! Cuando ingresan en el mundo espiritual no encuentran lo que esperaban; Dios y sus servidores no vienen a recibirlos, no encuentran el cielo esperado, se encuentran desnudos, ante sí mismos y ante el fruto de sus obras. En muchos de estos casos, estas personas, pierden toda la fe “que se suponía tenían, se sienten engañados y se vuelven en contra de los principios que sostenían, cuando no caen en la más absoluta rebeldía aliándose a las fuerzas negativas.
Los ateos, incrédulos y materialistas, que han vivido sin escrúpulos y de manera libertina, que creen que con la muerte del cuerpo todo acaba, también sufren bastante, porque como no dejan de existir, creen que no han muerto físicamente, sin embargo, siguen viviendo y no comprenden lo que les pasa, muchos de ellos tardan bastante en adaptarse y en dar su pie a torcer. El orgullo les impide reconocer sus errores y falsas ideas, prefieren sufrir antes que reconocer sus equivocaciones, hasta que el dolor obliga y se les presenta la opción del cambio.
Los malvados de cualquier pelaje, que se dedican al engaño, a la estafa, al abuso, que viven por y para sus vicios y pasiones, generan unas cargas psíquicas muy fuertes a su alrededor, energías que habrán de purgar en el plano astral mediante el dolor, ellos también viven etapas en ese otro plano muy dolorosas, hasta que la Ley de Evolución les impulsa a ir en busca de su regeneración y a ir devolviendo todo el mal que hicieron en su entorno. Deberán restituir a través del bien todo aquello de lo que abusaron, y esto debido a las tendencias tan arraigadas y a sus pasiones lleva muchos siglos y existencias hasta que la persona adquiere los valores necesarios para no reincidir.
Cuando un espíritu entra en una espiral de delincuencia y criminalidad, y está completamente dominado por los defectos morales, puede llegar a extremos impensables, están rebeldes y son opuestos a toda practica del bien, y lo que es peor se hayan enfrentados a Dios, al pensar que ellos han sido creados así, culpan a Dios de sus males y sufrimientos y no quieren admitir que ha sido su libre albedrío y voluntad, la que a lo largo de los siglos los ha ido sumergiendo en esos grados de animalidad y barbarie tan grotesca.
Una vez cruzan el umbral, se organizan en bandas, para sembrar el miedo, el terror y el dolor, creen ser los señores de los planos inferiores y no permiten (al menos eso creen) que los seres de luz visiten estos planos para ir rescatando a aquellos espíritus que, arrepentidos, claman con todas sus fuerzas ser liberados del yugo de estas entidades y que se les de la oportunidad de regeneración y vuelta al camino del progreso. Imaginemos por todo ello durante un instante como ha de ser la vida allí.
Los malvados de cualquier pelaje, que se dedican al engaño, a la estafa, al abuso, que viven por y para sus vicios y pasiones, generan unas cargas psíquicas muy fuertes a su alrededor, energías que habrán de purgar en el plano astral mediante el dolor, ellos también viven etapas en ese otro plano muy dolorosas, hasta que la Ley de Evolución les impulsa a ir en busca de su regeneración y a ir devolviendo todo el mal que hicieron en su entorno. Deberán restituir a través del bien todo aquello de lo que abusaron, y esto debido a las tendencias tan arraigadas y a sus pasiones lleva muchos siglos y existencias hasta que la persona adquiere los valores necesarios para no reincidir.
Cuando un espíritu entra en una espiral de delincuencia y criminalidad, y está completamente dominado por los defectos morales, puede llegar a extremos impensables, están rebeldes y son opuestos a toda practica del bien, y lo que es peor se hayan enfrentados a Dios, al pensar que ellos han sido creados así, culpan a Dios de sus males y sufrimientos y no quieren admitir que ha sido su libre albedrío y voluntad, la que a lo largo de los siglos los ha ido sumergiendo en esos grados de animalidad y barbarie tan grotesca.
Una vez cruzan el umbral, se organizan en bandas, para sembrar el miedo, el terror y el dolor, creen ser los señores de los planos inferiores y no permiten (al menos eso creen) que los seres de luz visiten estos planos para ir rescatando a aquellos espíritus que, arrepentidos, claman con todas sus fuerzas ser liberados del yugo de estas entidades y que se les de la oportunidad de regeneración y vuelta al camino del progreso. Imaginemos por todo ello durante un instante como ha de ser la vida allí.
Hacen todo lo posible por contrarrestar todo aquello que las entidades superiores nos transmiten, procurando entorpecer todo lo que pueden. Aún no han comprendido que no se pueden oponer a la ley del progreso y que antes o después la Providencia interferirá en su libre albedrío y les impondrá una serie de existencias con destinos muy concretos a fin de que poco a poco vayan eliminando, a través del dolor, las tendencias y defectos que les han conducido a esos estados de degeneración.
El mal no es nada comparado con el bien, es como una manchita en la infinidad del Universo, sólo existe en dichos planos mencionados, y en los mundos de expiación y prueba como el nuestro, pero no es eterno, es temporal y sólo persiste hasta que Dios decide ayudar a estos hermanitos que por si mismos no son capaces de regenerarse.
Son muchas las personas que no preparan convenientemente la partida a la patria espiritual, viviendo solo en el presente, olvidamos lo efímera que es la vida terrestre, y la infinitud de la eternidad, el pensamiento equívoco de que la vida son cuatro días, y de que sólo se vive una vez, nos juega una mala pasada, y sin darnos cuenta la vida efectivamente pasa rápida, y nos despertamos ante un nuevo paisaje, un nuevo escenario, plagado de criaturas y de escenas inimaginables, con un denominador común, oscuridad, soledad, terror, confusión, sufrimientos en definitiva.
El conocimiento es luz, la ignorancia es oscuridad, Aprovechemos las luces que tenemos ahora a nuestro alcance para evitar esos estados de tinieblas y de dolor, ascendamos por la senda del progreso y conquistaremos los reinos de Luz, Paz y Amor.
Despertar sufriente por: Fermín Hernández Hernández
- Amor, Paz y Caridad ( Grupo Villena ).
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“¿Qué religión tienes tú?- ¿Yo? Ninguna; ¿Y por qué ninguna?- Pues....por religión
-Friedich Von Séller -
Religiones
reencarnacionistas
No obstante, es de señalar que entre las
religiones de Oriente y las Escuelas Filosóficas y Espiritualistas de todo el
mundo, hay, en la actualidad aproximadamente
mas de dos mil millones de adeptos a la idéa de la reencarnación.
Históricamente, la reencarnación ha
apoyado y no ha desmentido los conceptos básicos de todas las religiones,
porque su creencia ofrece una sólida fe religiosa, un conocimiento de lo moral
y un estímulo para el desarrollo de las virtudes humanas.
Son muchas las religiones que aceptan y promulgan el concepto de las vidas múltiples, aunque
con muchas diferencias y matices en las diversas concepciones particulares de cada una.
El concepto fundamental de la
reencarnación, siempre ha formado parte de la “doctrina secreta” formada desde
la más remota antigüedad. Los primeros y más antíguos libros en donde aparece
reflejado este concepto es en “Los Vedas”, que fue el molde que formó la
primitiva religión patriarcal de la India. De este molde se derivan entre otros conceptos
fundamentales, la idea monoteísta de
Dios como un Ser Supremo que se inmola a
sí mismo y se divide para producir la
Vida Universal; por eso los seres proceden de Dios y vuelven a El por una
evolución constante. De aquí nace la idea de la caída y reascensión de las
almas, procedente de Egipto y Grecia, y transmitida después hasta el
Cristianismo que la adoptó bajo otros matices teológicos. Desde lo más remoto de los tiempos védicos, ya
hubieron anacoretas y ascetas que pasaron sus vidas en las selvas y desiertos,
interpretando la ciencia oculta, doctrina secreta de los Vedas. De ellos nació
mas tarde el Brahmanismo.
La más numerosa de las religiones
Védicas, es la Induista, que es
la más antígua de las grandes religiones del mundo, que se remonta a 4.000
a.a.C . Formada a partir de las enseñanzas de Krishna, que fue el
primero de los reformadores religiosos de la Historia conocida; este renovó las doctrinas védicas apoyándolas en
la idea de la Trinidad Divina y en la del alma inmortal con sus renacimientos
sucesivos. La religión Induista en
realidad está formada por varias religiones
que conviven juntas, cada una con sus
dioses, pero con uno común y principal : El Brahmán, “El Absoluto”,
que es impersonal e intemporal. Esta religión milenaria se encuentra
repartida en diversas ramas y
castas, y reconoce en los seres humanos
un YO individual y eterno. Su obra
clásica principal es “El Vedanta” que trata del culto a las diosas Siva
y Visnhu, y se agrupa en dos sectas correspondientes que engloban
las tres cuartas partes de la población india, que
pertenece a una de las dos diosas: Los Visnuitas (adoran a la diosa
Visnhu) y los Sivaitas(adoran a la diosa Siva); también es muy
importante la secta de los Ramaitas, (adoradores de Rama).
El antíguo Egipto también nos legó su doctrina de la época de
los Vedas, reflejada en los papiros y en los jeroglíficos. Esta es la del “Verbo-Luz, una divinidad de triple
naturaleza: inteligencia ,fuerza y materia a la vez, o sea espíritu, alma y
cuerpo, lo que ofrece una analogía perfecta con la filosofía de la India. Estos
y otros conocimientos humanos de la
época quedaron reflejados en los libros sagrados de Hermes Trimegisto.
En el Budismo, con mas de
trescientos millones de adeptos distribuidos por todo el mundo, se niega el
concepto de Dios como Entidad individual, concreta y delimitada, pero no el de
la reencarnación del alma. Su Enviado fué Sidarta Gautama, “el Buda”(
que significa “el Puro” o “el Perfecto”) Para esta religión solo hay un Ego
ilusorio en contínuo proceso de cambio, que se encarna repetidamente por sus
deseos y apegos; al periplo de las vidas múltiples, y a la serie de renacimientos le
llaman “ Rueda de
Renacimientos” o “Samsara”.
.El propósito
del budista es escapar finalmente del
Samsara extinguiendo el deseo, la ignorancia
y la mala voluntad. Al Alma la consideran como una especie de conciencia o Ego ilusorio en un contínuo
proceso de cambio, que arrastra un karma y finalmente su meta es alcanzar el Nirvana
que significa fundirse “con el
Todo”.
El Jainismo con una antigüedad de 600
a.a.C, procede del Hinduismo. Su
concepto del alma es el de que se trata de
una individualidad inmortal, inicialmente pura, que va reencarnando para
desarrollar su naturaleza hasta alcanzar la Perfección. No tienen un Dios
reconocido, y creen que los Seres humanos, los animales y las plantas, tienen
muchas almas. Actualmente solo tienen unos tres millones de adeptos.
El Taoismo, se remonta al siglo
IV a.C. . “Tao” significa camino y tiene un significado equivalente a “Dios.” Esta religión es un sistema filosófico y
religioso en el que están comprendidos el Confucionismo y el Budismo
chinos.
El Confucionismo fue la religión oficial de China, que comenzó a regir en el siglo III a.d.C., y perduró
hasta el año 1.912 cuando fueron abolidas todas las religiones en China.
El Budismo chino cuenta con unos
ciento cincuenta millones de adeptos, y a diferencia del Budismo Tibetano, para
estas religiones la reencarnación tiene un sentido positivo.
El Sintoísmo, es la religión
oficial japonesa ,que cuenta con unos cien millones de seguidores. Adoran a
miles de dioses de la Naturaleza y a los espíritus de sus antepasados y su
figura Sagrada es el Emperador, que viene a ser para ellos como su “dios
viviente”.
Los Zoroastrianos conforman un
grupo de religiones que no derivan de
las enseñanzas de un solo profeta, sino de una serie de Maestros; el
último de ellos fue Zoroastro o Zaratustra,
de una antigúead de 7.000 a..C. Esta religión es aceptada por más de
cuatrocientos millones de Seres humanos, entre Budistas, Hinduístas, Jainistas
y Sikhs.
Además de estas religiones oficiales,
existen por todo el mundo muchos grupos o movimientos de los llamados
esotéricos y de desarrollo espiritual que comunmente todos admiten la idea de
la reencarnación. En Occidente, particularmente en Europa y América latinas, ha sido sobre todo
el Espiritismo de Kardec la
principal doctrina filosófica y de consecuencias morales, que sin ser una
religión propiamente dicha, reconoce, fundamenta y actualiza el concepto de la
reencarnación siendo el número de espíritas indeterminado en todo el mundo, tal
como también lo es el número de Teósofos, Rosacruces y Gnósticos que son religiones propiamente dichas, pero también sostienen la idea de las vidas múltiples.
En Brasil, nación donde se encuentran mezclados a partes
aproximadamente iguales el Catolicismo y el Espiritismo, también
existe la Umbanda que viene a ser
una mezcla de los anteriores ,mezclados a su vez con rituales y conceptos
religiosos ancestrales africanos, que les legaron sus antepasados, los esclavos
negros procedentes de África; estas religiones africanas están englobadas bajo
el nombre genérico de “religiones animistas africanas”, que todavía se profesan
en el África Tropical, y reúnen unos doscientos millones de seguidores.
Asimismo los conceptos sobre la reencarnación son sostenidos en las Islas
del Pacífico y del Indico; en Australia, Nueva Zelanda, Indonesia y
en los pueblos y culturas primitivas.
- Religiones no reencarnacionistas
“Dios genera Seres y por lo tanto ellos regresan una y otra vez hasta que todos regresen a Él. -El Corán -
“Dios genera Seres y por lo tanto ellos regresan una y otra vez hasta que todos regresen a Él. -El Corán -
La religión musulmana no la
admite oficialmente. Más bien se podría afirmar que está prohibido admitir este
concepto, ni tan siquiera hablar de él, porque es considerado herético para los
musulmanes, pero sin embargo en su libro
Sagrado, El Corán, cáp. 24, se puede leer: “ los que dudan de la
inmortalidad están muertos y no saben cuando renacerán”. En los primeros tiempos del Islám, este concepto fue enseñado en los libros
sagrados que sucedieron al Profeta Mahoma. Según ellos la reencarnación podía
ser de tres formas: Hulul, que es la reencarnación de un Ser perfecto; Rij´at,
es el regreso de un Imán o líder espiritual; Tanasukh, la reencarnación de un personaje ordinario. Esta
doctrina fue preservada por los Sufíes, los Bohras y los Shiks, cuyo
fundador fué Nanak (1466-1539); este personaje llegó a afirmar que había
nacido antes muchas veces.
El Judaísmo es la religión oficial judía que procede de
la enseñanzas dadas por Moisés. Actualmente, su libro sagrado “La Torá”, no contempla tampoco este
concepto, pero sin embargo sí lo admitía en la época de Jesús-Cristo.
Según el historiador judío Flavio
Josefo, la admitían los Esenios y los Fariseos desde 200 a.a.C.
También aparece en el Talmud que data de la misma época, y en la Cábala
,( libros sagrados de los judíos de 1000 a.a.C). Asimismo también aparece
reflejada en el libro del Rabí Isaac Luria ,titulado “Transmigración
del alma”.
Tampoco es contemplada por
las religiones cristianas oficialmente establecidas, ni tampoco la
contempla la religión más reciente de
todas: La “Fé Bahái”. Esta religión se formó en la antígua
Persia en el año 1.844; su Profeta fundador fue Bahau-llá y al
igual que Cristo tuvo un
precursor en Juan el Bautista, este profeta persa, también tuvo su precursor en “El
Bab”; ambos terminaron siendo
martirizados y muertos por los musulmanes, por lo que muchos de sus
seguidores y fieles, fueron perseguidos,
muertos,o disgregados por todo el mundo.
La gran diferencia
entre las enseñanzas de Jesús y
Baháulla, fue que, según se refleja en más de un pasaje evangélico, Jesús habló
y enseñó sobre
reencarnación, aunque entonces se le llamaba "Renacimiento"; mientras
Baháu-llá, en sus diversos escritos personales hechos en circunstancias que
indican claramente una mediumnidad muy avanzada
de psicografía, no mencionó sin embargo nada de esta importante realidad del Ser espíritual
humano (ni afirmó, ni negó).
El Cristianismo dividido
actualmente en varias sectas que se formaron a partir del desmembramiento del
propio Cristianismo primitivo formado por los discípulos y los primeros
seguidores de las enseñanzas de Jesús, también rechazaron este concepto
a partir del Concilio de Constantinopla, en donde se prohibió, a pesar de que
fue claramente enseñado por el Maestro Jesús. Tales sectas derivadas del
Cristianismo primitivo, son la Católica,
la Ortodoxa y la Luterana o Protestante, la Evangélica. etc.
Desde el principio,
la Iglesia, que aún no se había desmembrado en otras ramas, temió que la
divulgación y aceptación de esta idea, pusiese en peligro sus propios dogmas y
afirmaciones porque su aceptación los pondría en contradicción, tal como las penas
eternas, la naturaleza de los ángeles, los sacramentos que vienen a ser peajes obligatorios
sin los que no se puede acceder a la Gloria, etc. Y es que la Reencarnación ponía en peligro la
veracidad y la autoridad religiosa, política
y social, ante el pueblo sometido por las iglesias, de modo que abligadamente tenían que aceptar sus
dogmas sin ponerlos en tela de juicio.
Los clérigos y
pastores de estas religiones cristianas se arrogan el poder de perdonar los
pecados en el nombre de Dios, proclamándose como sus intermediarios o
ministros de Él; y claro está, si de la idea de la reencarnación se desprende que cada
uno es responsable personal de sus actos ante Dios, y entre Dios y nosotros no hay intermediarios porque
todos por igual hemos sido creados por Él, y todos y cada uno somos nuestro propio intermediario con Dios, entonces ¿cual sería la razón de
existir de tal idea de las vidas sucesivas, si admitiesen la Reencarnación?. Jesús sin embargo, dijo que
buscásemos el Reino de Dios y su Justicia y el resto se nos daría por añadidura,
o sea, que el esconder nos detrás de la mentira y las medias verdades, ocultando la Verdad, no es el camino correcto
para encontrar el Reino de Dios y su Justicia.
Jesús dijo también: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va
al Padre si no es por el Hijo”, lo cual no tiene otra interpretación que el
camino hacia Dios es la enseñanza y ejemplo de Jesús, que es la única verdadera y la senda segura que conduce a la Vida, o sea, al Él. Fijémonos en que Jesús dice “nadie
va”, o sea que cada uno camina solito.
Cuando se profundiza en el
conocimiento filosófico de la idea de la reencarnación se encuentran en ella todas
las respuestas trascendentes que los humanos podemos encontrar cuando aspiramos
a ese Reino de Dios, que es un Reino de Verdad y Sabiduría.
¿EXISTE DIOS ? (3)
(...//...)
Los seres materiales constituyen el mundo visible o corporal, y los inmateriales el invisible o espiritual, es decir, el de los espíritus. Estos revisten temporalmente una envoltura material perecedera, cuya destrucción por la muerte los deja otra vez en libertad.
El hombre tiene dos naturalezas; por el cuerpo participa de la naturaleza animal, cuyos instintos tiene, y por el alma participa de la naturaleza espiritual.
El lazo que une a ambos es el perispíritu, una especie de envoltura semi-material. La muerte es la destrucción de su envoltura material más grosera, pero el Espíritu conserva la segunda, que constituye un cuerpo etéreo, invisible para nosotros en estado normal y que puede hacer visible accidentalmente y hastaa tangible, como sucede en el fenómeno de las apariciones.
Por tanto, el espíritu no es un ser abstracto e indefinido, que solo puede concebir el pensamiento, sino un ser real, apreciable en ciertos casos por los sentidos de la vista, del oído y del tacto.
Los espíritus no pertenecen al mismo orden perpetuamente, sino que todos se perfeccionan pasando por los diferentes grados de la jerarquía espiritual. Este perfeccionamiento se realiza por medio de la reencarnación, impuesta como expiación a unos y como misión a oros. La vida material es una prueba que sufren repetidas veces, hasta que alcanzan la perfección absoluta, una especie de depuratorio del que salen mas o menos purificados.
Al abandonar el cuerpo, el alma vuelve al mundo de los espíritus, de donde había salido, para tomar una nueva existencia material, después de un espacio de tiempo más o menos prolongado, durante el cual, se encuentra en estado de espíritu errante.
Los espíritus reencarnan siempre en la especie humana y sería erróneo creer que el alma pueda encarnarse en el cuerpo de un animal.
El alma era individual antes de la reencarnación y continúa siéndolo después de abandonar el cuerpo. A su vuelta al mundo de los espíritus, el alma encuentra en él a todos los que conoció en la Tierra y todas sus existencias anteriores se presentan a su memoria con el recuerdo del bien y del mal que hizo.
Los espíritus encarnados pueblan los diferentes globos del Universo.
Los desencarnados no ocupan una región determinada y circunscrita, sino que están en todas partes, en el espacio y a nuestro lado, viéndonos y codeándose constantemente con nosotros. Forman una población invisible que se agita a nuestro alrededor.
Los espíritus ejercen en el mundo moral y hasta en el físico, una acción incesante: obran sobre la materia y el pensamiento, y son uno de los poderes de la Naturaleza, causa de multitud de fenómenos inexplicados o mal explicados hasta ahora, y que solo en el Espiritismo encuentran solución racional.
Las relaciones de los espíritus con las personas son constantes, los espíritus buenos nos excitan al bien, nos fortalecen en las pruebas de la vida y nos ayudan a sobrellevarlas con valor y resignación. Los espíritus malos nos inducen al mal y les gusta vernos sucumbir y ser como ellos.
Las comunicaciones de los espíritus con las personas son ocultas u ostensibles. Tienen lugar las ocultas por medio de la influencia buena o mala que ejercen sobre nosotros sin que nos demos cuenta, A nuestro juicio toca el distinguir las buenas de las malas inspiraciones. Las comunicaciones ostensibles se verifican por medio de la escritura, de la palabra o de otras manifestaciones físicas, y una gran parte de las veces por medio de los médiums que les sirven como instrumento.
La moral de los Espíritus Superiores se resume, como la de Cristo, en la máxima evangélica de hacer a los demás lo que para nosotros quisiéramos, es decir, hacer el bien y no el mal. Este principio es la regla universal de conducta para sus más insignificantes acciones.
También nos enseñan que no hay faltas irremisibles que no se puedan borrar por la expiación en diferentes existencias que le permiten avanzar, según sus deseos y esfuerzos, en el camino del progreso hacia la perfección que es su objeto final.
Todo vive en la Creación, sin cesar un segundo de relacionarse entre sí todos los elementos que germinan en ella; cual plantas trepadoras, los acontecimientos se enlazan los más pequeños a los más grandes, y todo tiene su cometido, desde lo microscópico hasta el mayor de nuestro sistema planetario: Saturno.
¡ Cuanto más consolador es lo que dice Kardec, de que los espíritus viven con nosotros, tomando parte en nuestras vidas, animándonos, inspirándonos, y nuestras simpatías y amores se perpetúan una eternidad, y así ningún trabajo queda incompleto, pues lo que hoy se interrumpe por la crisis de la muerte, mañana continúa en otra existencia.
El Espiritismo llena la gran necesidad que siente el hombre de vivir siempre, y su creencia es necesaria para conformarse con esta vida afímera, y es una lástima que antagonismos de secta lo revistan con el disfraz del ridículo, ¿y todo por qué?. Porque decimos que Dios es grande y misericordioso, y que no condena a sus hijos eternamente, y demostramos con hechos que la ciencia conocida es una parte infinitesimal del gran todo de la Ciencia que rige las leyes del Universo.
Antígua manía es la de negar lo evidente, o lo que nuestra limitada inteligencia no comprende, pero luego los hechos demuestran que la creencia más combatida es la más cierta.
Léanse las obras de Kardec, de Flammarión, de Pezzani, de Torres Solanot, Amigó, y tantas y tantas obras escritas sobre Espiritismo, estúdiese bien su tendencia sin prevención, y verá todo el que quiera ver, que el Espiritismo es racionalismo religioso que busca el por qué del por qué; que no se contenta con ver morir a un genio, levantarle estatuas o rendirle honores que se borran con el tiempo. Quiere algo más duradero, real,positivo, lógico y más en armonía con la misericordia y la grandeza de Dios, y por eso exclama:
¿ Todo se disgrega en la tumba?; ¿Todo muere con la muerte?; ¿Nada queda de su virtud y su ciencia?; ¿Acaso la vida es un fragmento de la historia, sin prólogo ni epílogo?.
Y este noble deseo, esta santa aspiración, esta sed de inmortalidad, ¿puede ser nociva al progreso de los pueblos, porque muchos no se conforman con las fábulas de la religión?. El que así lo crea carece de sentido común.
Creemos que lo que no se base en la moral más pura no tiene razón de ser y toda la sabiduría es letra muerta si no consigue mejorar las costumbres de los pueblos. De nada sirven las academias ni los ateneos, si antes no se crean escuelas gratuitas y obligatorias, para que la gente se instruya y se moralice.
El Espiritismo quiere la reforma social y no pretende levantar la gran fábrica del adelanto, comenzando por hacer la veleta de la torre; quiere empezar por los cimientos, por eso anticipa la moral a la sabiduría, porque donde no hay moralidad no hay verdadero progreso.
(Continúa )...
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EL ENGRANAJE EVOLUTIVO
Es sentimiento de absoluta justicia, de que el animal -no ya el hombre- no debe vivir para la nada.- Una cadena ascendente y continua parece unir todas las creaciones, el mineral al vegetal, el vegetal al animal y éste al hombre. Puede unirlos doblemente, al aspecto material como al espiritual. Estas dos formas de la evolución serían paralelas y solidarias, al no ser la vida más que una manifestación del espíritu.
Sea como fuere, el alma, después de haber llegado al estado humano y de haber
adquirido la conciencia, no puede volver atrás. En todos los grados las formas que reviste tienen la expresión de su valor propio. No hay que acusar a Dios de haber creado formas horribles y malas. Los seres no pueden tener otras apariencias que las que resultan de sus tendencias y de las costumbres contraídas.
Ocurre que las almas humanas escogen cuerpos débiles y lacerados para comprimir sus pasiones y adquirir las cualidades necesarias para su adelanto, y, en la naturaleza inferior, ninguna elección puede hacerse: el ser vuelve a caer forzosamente bajo el imperio de las
atracciones que ha desarrollado en sí.
Este desarrollo gradual puede ser comprobado por todo observador atento. En los animales domésticos, las diferencias de carácter son apreciables. En las mismas especies, algunos individuos parecen más adelantados que otros. Algunos poseen cualidades que les asemejan sensiblemente al hombre, y son susceptibles de afecto y de abnegación. Siendo la materia incapaz de amar y de sentir, es preciso admitir en ellos la existencia de un alma en estado embrionario.
Por otra parte, no hay nada más grande, más justo, más conforme con la ley del progreso que esa ascensión de las almas operándose por etapas sucesivas en el transcurso de las cuales se forman por sí mismas, se libran poco a poco de los pesados instintos, rompen su caparazón de egoísmo para despertar a la razón, al amor, a la libertad. Es soberanamente equitativo que todas hayan de hacer el mismo aprendizaje, y que sólo gane todo ser un estado superior después de haber adquirido aptitudes nuevas.
No termina su evolución el día en que el alma, logrado el estado humano, ha conquistado su autonomía y su responsabilidad moral y ha comprendido el deber.
Lejos de acabar, su obra real comienza entonces; nuevas tareas le reclaman. Las luchas del pasado no son más que el preludio de las que el porvenir le reserva. Sus renacimientos en cuerpos carnales se sucederán sobre el globo. Todas las veces reanudará con órganos rejuvenecidos la obra de perfeccionamiento interrumpida por la muerte para proseguir y llegar más lejos.. Viajera eterna, el alma ha de subir así de esfera en esfera hacia el bien, hacia la razón infinita, adquirir nuevos grados, crecer en ciencia, en sabiduría y en virtud.
D E S P U E S D E L A M U E R T E
- L E Ó N D E N I S-
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Las comunicaciones de los espíritus con las personas son ocultas u ostensibles. Tienen lugar las ocultas por medio de la influencia buena o mala que ejercen sobre nosotros sin que nos demos cuenta, A nuestro juicio toca el distinguir las buenas de las malas inspiraciones. Las comunicaciones ostensibles se verifican por medio de la escritura, de la palabra o de otras manifestaciones físicas, y una gran parte de las veces por medio de los médiums que les sirven como instrumento.
La moral de los Espíritus Superiores se resume, como la de Cristo, en la máxima evangélica de hacer a los demás lo que para nosotros quisiéramos, es decir, hacer el bien y no el mal. Este principio es la regla universal de conducta para sus más insignificantes acciones.
También nos enseñan que no hay faltas irremisibles que no se puedan borrar por la expiación en diferentes existencias que le permiten avanzar, según sus deseos y esfuerzos, en el camino del progreso hacia la perfección que es su objeto final.
Todo vive en la Creación, sin cesar un segundo de relacionarse entre sí todos los elementos que germinan en ella; cual plantas trepadoras, los acontecimientos se enlazan los más pequeños a los más grandes, y todo tiene su cometido, desde lo microscópico hasta el mayor de nuestro sistema planetario: Saturno.
¡ Cuanto más consolador es lo que dice Kardec, de que los espíritus viven con nosotros, tomando parte en nuestras vidas, animándonos, inspirándonos, y nuestras simpatías y amores se perpetúan una eternidad, y así ningún trabajo queda incompleto, pues lo que hoy se interrumpe por la crisis de la muerte, mañana continúa en otra existencia.
El Espiritismo llena la gran necesidad que siente el hombre de vivir siempre, y su creencia es necesaria para conformarse con esta vida afímera, y es una lástima que antagonismos de secta lo revistan con el disfraz del ridículo, ¿y todo por qué?. Porque decimos que Dios es grande y misericordioso, y que no condena a sus hijos eternamente, y demostramos con hechos que la ciencia conocida es una parte infinitesimal del gran todo de la Ciencia que rige las leyes del Universo.
Antígua manía es la de negar lo evidente, o lo que nuestra limitada inteligencia no comprende, pero luego los hechos demuestran que la creencia más combatida es la más cierta.
Léanse las obras de Kardec, de Flammarión, de Pezzani, de Torres Solanot, Amigó, y tantas y tantas obras escritas sobre Espiritismo, estúdiese bien su tendencia sin prevención, y verá todo el que quiera ver, que el Espiritismo es racionalismo religioso que busca el por qué del por qué; que no se contenta con ver morir a un genio, levantarle estatuas o rendirle honores que se borran con el tiempo. Quiere algo más duradero, real,positivo, lógico y más en armonía con la misericordia y la grandeza de Dios, y por eso exclama:
¿ Todo se disgrega en la tumba?; ¿Todo muere con la muerte?; ¿Nada queda de su virtud y su ciencia?; ¿Acaso la vida es un fragmento de la historia, sin prólogo ni epílogo?.
Y este noble deseo, esta santa aspiración, esta sed de inmortalidad, ¿puede ser nociva al progreso de los pueblos, porque muchos no se conforman con las fábulas de la religión?. El que así lo crea carece de sentido común.
Creemos que lo que no se base en la moral más pura no tiene razón de ser y toda la sabiduría es letra muerta si no consigue mejorar las costumbres de los pueblos. De nada sirven las academias ni los ateneos, si antes no se crean escuelas gratuitas y obligatorias, para que la gente se instruya y se moralice.
El Espiritismo quiere la reforma social y no pretende levantar la gran fábrica del adelanto, comenzando por hacer la veleta de la torre; quiere empezar por los cimientos, por eso anticipa la moral a la sabiduría, porque donde no hay moralidad no hay verdadero progreso.
(Continúa )...
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CAPITULO VII BIENAVENTURADOS LOS POBRES DE ESPÍRITU
1 Bienaventurados los pobres de Espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. (San Mateo, cap. V..
La incredulidad se ha ensañado en esta máxima. «Bienaventurados los pobres de Espíritu,» como en muchas otras cosas, sin comprenderla. Por pobres de Espíritu, Jesús no entiende los hombres desprovistos de inteligencia, sino los humildes: dice que el reino de los cielos es para ellos, y no para los orgullosos.
Los hombres de ciencia y de genio, según el mundo, generalmente tienen tan alta opinión formada de sí mismos y de su superioridad, que miran las cosas divinas como indignas de su atención; sus miradas concentradas en su persona no pueden elevarse hasta Dios. Esta tendencia a creerse superiores a todos, les conduce muchas veces a negar lo que, no estando a sus alcances, podría rebajarles, a negar hasta la Divinidad; o si consienten en admitirla, le disputan uno de sus más hermosos atributos: su acción providencial sobre las cosas de este mundo, persuadidos de que ellos solos bastan para gobernarlo bien. Tomando su inteligencia por la inteligencia universal, y juzgándose aptos para comprenderlo todo, no creen posible nada de lo que no comprenden; cuando han pronunciado su sentencia, para ellos no tiene apelación. Si se niegan a admitir el mundo invisible y un poder extrahumano, no es porque no esté a sus alcances, sino porque su orgullo se subleva a la idea de una cosa que no pueden dominar y les haría bajar de su pedestal. Este es el motivo por el que solo tienen sonrisas de desdén para todo lo que no es del mundo visible y tangible; se atribuyen sobrado genio y ciencia para creer en cosas buenas como los cándidos, según ellos, teniendo por pobres de Espíritu a todos los que las toman por lo serio. Sin embargo, por más que digan, será preciso que entren como los otros en ese mundo invisible del que se ríen; entonces será cuando abrirán los ojos y conocerán su error. Dios, que es justo, no puede recibir con el mismo título al que ha desconocido su poder y al que se ha sometido humilmente a sus leyes, ni hacerles una parte igual.
Diciendo que el reino de los cielos es para los humildes, Jesús entiende que no se admite a nadie sin la sencillez del corazón y la humanidad de Espíritu: que el ignorante que poseerá estas cualidades será preferido al sabio que cree más en sí que en Dios. En todas las circunstancias coloca la humildad en la categoría de las virtudes que aproximan a Dios, y el orgullo entre los vicios que alejan de Él; por una razón muy natural, porque la humildad equivale a un acto de sumisión a Dios, mientras que el orgullo es rebelarse contra él. Vale, pues, más, para la futura felicidad del hombre, ser pobre de Espíritu, en el sentido del mundo, y rico en cualidades morales.
EL EVANGELIO SEGÚN ESPIRITISMO.
Allan Kardec
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EL ENGRANAJE EVOLUTIVO
Es sentimiento de absoluta justicia, de que el animal -no ya el hombre- no debe vivir para la nada.- Una cadena ascendente y continua parece unir todas las creaciones, el mineral al vegetal, el vegetal al animal y éste al hombre. Puede unirlos doblemente, al aspecto material como al espiritual. Estas dos formas de la evolución serían paralelas y solidarias, al no ser la vida más que una manifestación del espíritu.
Sea como fuere, el alma, después de haber llegado al estado humano y de haber
adquirido la conciencia, no puede volver atrás. En todos los grados las formas que reviste tienen la expresión de su valor propio. No hay que acusar a Dios de haber creado formas horribles y malas. Los seres no pueden tener otras apariencias que las que resultan de sus tendencias y de las costumbres contraídas.
Ocurre que las almas humanas escogen cuerpos débiles y lacerados para comprimir sus pasiones y adquirir las cualidades necesarias para su adelanto, y, en la naturaleza inferior, ninguna elección puede hacerse: el ser vuelve a caer forzosamente bajo el imperio de las
atracciones que ha desarrollado en sí.
Este desarrollo gradual puede ser comprobado por todo observador atento. En los animales domésticos, las diferencias de carácter son apreciables. En las mismas especies, algunos individuos parecen más adelantados que otros. Algunos poseen cualidades que les asemejan sensiblemente al hombre, y son susceptibles de afecto y de abnegación. Siendo la materia incapaz de amar y de sentir, es preciso admitir en ellos la existencia de un alma en estado embrionario.
Por otra parte, no hay nada más grande, más justo, más conforme con la ley del progreso que esa ascensión de las almas operándose por etapas sucesivas en el transcurso de las cuales se forman por sí mismas, se libran poco a poco de los pesados instintos, rompen su caparazón de egoísmo para despertar a la razón, al amor, a la libertad. Es soberanamente equitativo que todas hayan de hacer el mismo aprendizaje, y que sólo gane todo ser un estado superior después de haber adquirido aptitudes nuevas.
No termina su evolución el día en que el alma, logrado el estado humano, ha conquistado su autonomía y su responsabilidad moral y ha comprendido el deber.
Lejos de acabar, su obra real comienza entonces; nuevas tareas le reclaman. Las luchas del pasado no son más que el preludio de las que el porvenir le reserva. Sus renacimientos en cuerpos carnales se sucederán sobre el globo. Todas las veces reanudará con órganos rejuvenecidos la obra de perfeccionamiento interrumpida por la muerte para proseguir y llegar más lejos.. Viajera eterna, el alma ha de subir así de esfera en esfera hacia el bien, hacia la razón infinita, adquirir nuevos grados, crecer en ciencia, en sabiduría y en virtud.
D E S P U E S D E L A M U E R T E
- L E Ó N D E N I S-
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