Menú de temas para este día:
-¿Los Espíritus perversos pueden tratar de hacer daño??
-El intercambio mediúmnico: Acciones de los sistemas nervioso y endocrino
- El Gran Alma del Universo
- Amor, Celos y Pasión: Algunas consideraciones cristianas
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¿ LOS ESPÍRITUS PERVERSOS
PUEDEN TRATAR DE HACER DAÑO?
¿Pueden los Espíritus, por medio de las comunicaciones escritas, inspirar desconfianza injusta sobre ciertas personas y hacer que riñan los amigos?
"Los Espíritus perversos y celosos, en cuanto a mal pueden hacer lo que hacen
los hombres; por esto es menester tener cuidado. Los Espíritus superiores son siempre
prudentes y reservados cuando tienen que reprender; no dicen mal; advierten con
miramiento. Si quieren que, en su interés, dos personas dejen de verse, harán nacer
incidentes que les separarán de una manera natural. Un lenguaje propio para sembrar la
turbación y la desconfianza es siempre el hecho de un Espíritu malo, cualquiera que sea
el nombre que tome. Así, pues, no acojáis sino con circunspección el mal que un Espíritu
puede decir de cualquiera de vosotros, sobre todo cuando un Espíritu bueno os ha
hablado bien de él, y desconfiad de vosotros mismos y de vuestras propias
prevenciones. En las comunicaciones de los Espíritus no toméis sino lo que tengan de
bueno, de grande, de racional, y lo que vuestra conciencia apruebe."
Por la facilidad con la cual los Espíritus malos se mezclan en las
comunicaciones, ¿parece que nunca debe uno estar cierto de obtener la verdad?
"Sí, puesto que tenéis un juicio para apreciarlas. Al leer una carta sabéis conocer si es un grosero o un hombre bien educado, un zote o un sabio aquel que os escribe; ¿por qué no podríais hacerlo cuando los Espíritus os escriben? Si recibís una carta de un amigo que está lejos, ¿qué es lo que os prueba que es suya? Su escritura, diréis vosotros; ¿pero no hay falsarios que imitan todas las escrituras, y tunantes que pueden conocer vuestros negocios? Sin embargo hay señales con las cuales no os engañaréis; lo mismo sucede con los Espíritus. Figuráos, pues, que un amigo es el que os escribe, o que leéis la obra de un escritor, y juzgad por los mismos medios."
* ¿Podrían los Espíritus superiores impedir que los Espíritus malos tomasen
nombres falsos?
"Ciertamente lo pueden; pero cuando peores son los Espíritus, más testarudos son, y a menudo se resisten a las órdenes. Es muy necesario también que sepáis que los Espíritus superiores se interesan por unas personas más que por otras, y cuando lo juzgan necesario saben preservarlas de la mentira; contra estas personas los Espíritus mentirosos son impotentes."
20ª ¿Cuál es el motivo de esta parcialidad?
"No es parcialidad, es justicia; los Espíritus buenos se interesan por aquellos que hacen caso de sus avisos, y trabajan formalmente para su propia mejora; son sus preferidos y les secundan, pero se cuidan poco de aquellos con los cuales pierden su tiempo con hermosas palabras."
EL LIBRO DE LOS MEDIUMS
ALLAN KARDEC
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EL INTECAMBIO MEDIUMNICO:
ACCIONES EN LOS SISTEMAS NERVIOSO Y ENDOCRINO
Para tener una idea general de cómo el cerebro y demás estructuras nerviosas captan, procesan un mensaje, dando una respuesta a ella, es importante que se tenga una noción básica de anatomía y fisiología nerviosa.
- El papel del sistema nervioso en el intercambio mediúmnico
Los órganos de los sentidos son los sensores del cuerpo físico, que captan el mensaje espiritual, conduciéndolo al cerebro del médium. Ese mensaje se propaga por el córtex cerebral, produciendo el trance mediúmnico.
“El mecanismo básico del trance consiste, posiblemente, en una onda mental que “barre” la superficie cerebral.” Jaime Cerviño. Más Allá del Inconsciente. El trance
Las ondas mentales emitidas por el Espíritu comunicante desviándose a lo largo del córtex cerebral, en proceso de barredura, hasta que consigue alcanzar la región mediana del cerebro, donde se localizan las estructuras nerviosas envueltas en las funciones psíquicas del ser humano.
El dislocamiento de ondas mentales en el cerebro del medianero, le provoca una inhibición cortical, conduciendo al estado de trance o de alteración de la conciencia.
Es importante comprender que los impulsos mentales del desencarnado pueden accionar los archivos de la memoria del médium, bajo el permiso de éste, de forma que le sea posible al médium procesar el mensaje que le llega al mundo íntimo y accionar comandos psicomotores (movimientos de la mano, emisión de sonidos que caracterizan el habla, movimientos pupilares que amplían la visión, etc.) para que este mensaje sea manifestado.
Es esclarecedor decir que la entidad desencarnada no manipula, a su voluntad y arbitraje, la memoria del médium, que tiene su inviolabilidad preservada. El Espíritu comunicante no coloca ni retira nada de la memoria del médium. Y ni el médium puede invadir o interferir en la mente del desencarnado. Así, le es posible al médium interrumpir la comunicación cuando lo juzgue necesario.
“En resumen: las memorias individuales permanecen autónomas en ambas entidades: médium y Espíritu comunicante. Si le falta al manifestante la palabra o expresión adecuada, él precisa buscarla en el diccionario verbal del médium, incluso ahí, con todo, parece haber una consulta subliminal entre ambos, sin que uno invada la memoria ajena. (...) (Herminio C. Diversidad de los Carismas. Teoría y Práctica de la Mediumnidad. Interindependencia de las mentes)
Según nos informa el Espíritu André Luiz, mucho antes de la reunión mediúmnica, el médium es objeto de atención especial del equipo espiritual que dirige el grupo mediúmnico. Asistido por trabajadores espirituales, las células nerviosas del médium reciben nuevo coeficiente magnético (energías o fluidos) para que no haya pérdidas lamentables del tiroides (corpúsculo de Nilss), necesario para los procesos de inteligencia. El sistema nervioso simpático, principalmente el campo autónomo del corazón, recibe auxilios energéticos, y el sistema nervioso central es convenientemente atendido, para que no se comprometa la salud del médium.
El vago (nervio vago) es protegido para que no ocurra ningún choque en las vísceras. Las glándulas supra-renales reciben más energía, para que se verifique una acelerada producción de adrenalina, necesaria al eventual dispendio de las reservas energéticas nerviosas. (Francisco Cándido Xavier. Misioneros de la Luz. Por el Espíritu André Luiz. Cap. 1. El psicógrafo)
Estudio y educación de la Mediumnidad. FEB Federación Espirita de Brasil
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Lo bueno no es ser importante; lo importante es ser bueno
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LA GRAN ALMA DEL UNIVERSO
Dios está en nosotros y nosotros estamos en Él. Dios es el gran foco de vida y de amor, del cual cada alma es una chispa, o, mejor dicho, un pequeño foco aún oscuro y velado que contiene en estado embrionario todas las potencias. A tal punto que si supiésemos todo lo que hay en nosotros y qué obras grandiosas podemos realizar, transformaríamos el mundo, nos elevaríamos de un salto en la inmensa vía del progreso.
Para conocernos es preciso, pues, estudiar a Dios, ya que todo lo que está en Dios, existe en nosotros en estado de germen. Dios es el Espíritu universal que se expresa y manifiesta en la Naturaleza, y el hombre, la expresión más alta de la vida.
Todos los hombres deben llegar a esta comprensión de su naturaleza superior, pues la ignorancia de esta naturaleza y de los recursos que duermen en nosotros es la causa de todas nuestras pruebas, de nuestros desfallecimientos y caídas.
Por eso diremos: elevémonos por encima de las querellas de escuelas, por sobre las discusiones y polémicas vanas. Elevémonos lo bastante alto para comprender que no somos más que un engranaje en la máquina ciega del mundo: somos los hijos de Dios, y como tales estamos estrechamente ligados a Él y a su obra; destinados a un fin inmenso, al lado del cual todo lo demás es secundario. ¡Este fin es la entrada en la santa armonía de los seres y de las cosas, que sólo se realiza en Dios y por Dios!
Elevémonos hasta allí y sentiremos la fuerza que hay en nosotros; comprenderemos el papel que estamos obligados a representar en la obra del progreso eterno. Acordémonos de que somos Espíritus inmortales. Las cosas de la Tierra son para nosotros un medio, un instrumento de educación, de transformación. Podemos perder aquí todos nuestros bienes terrenales. ¿Qué importa? Lo que debemos hacer, ante todo, es engrandecernos, arrancar de sus cadenas groseras a ese Espíritu divino, a ese dios interior que hay en todo hombre y que es la fuente de su grandeza, de su futura felicidad. ¡Este es el fin supremo de la vida!
En conclusión: Dios es la grande alma del Universo, el foco de donde emana toda vida, toda luz moral. Vosotros no podéis existir sin Dios, del mismo modo que la Tierra y todos los seres que viven en su superficie no pueden tampoco hacerlo sin el foco solar. Si el Sol se extinguiese de pronto, ¿qué sucedería? Nuestro planeta rodaría por los vacíos del espacio llevando seres en su carrera, a nuestra humanidad, dormida para siempre en su sepulcro de hielo. Todas las cosas habrían muerto, el globo no sería más que una inmensa necrópolis. Un profundo silencio reinaría sobre las grandes ciudades adormecidas en su último sueño.
Pues bien, ¡Dios es el sol de las almas! Extinguid la idea de Dios y al momento la noche moral reinará sobre todo el mundo. Precisamente porque la idea de Dios está falseada, desnaturalizada por unos, rechazada y desconocida por muchos, es por lo que la humanidad actual navega en medio de los huracanes, sin piloto, brújula ni guía, abandonada al desorden, entregada a todas las amarguras.
Engrandecer, elevar la idea de Dios, depurarla de las escorias en que las religiones y los sistemas la han envuelto: ¡tal es la tarea del Espiritualismo Moderno!
LEON DENIS.
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AMOR, CELOS Y PASIÓN
ALGUNAS CONSIDERACIONES CRISTIANAS
¿Por qué los hombres y las mujeres son capaces de transformar el Amor, el más sublime de los sentimientos, en combustible de un crimen? ¿Será creíble que una persona pueda matar por Amor? ¿Será el crimen pasional un tipo de reacción violenta al fin del “Amor”? Cualquier persona que se apasione puede tener una reacción pasional, pues la pasión es un sentimiento intrínseco del ser humano. Con todo, eso puede ser perfectamente controlado. En una violencia pasional, se pierde la razón y, por vía de consecuencia, el control de si mismo. Indudablemente, la pasión nos torna agresivos peligrosos. Es la erupción del lado primitivo del ser, y muchos son pasibles a eso cuando no vigilan los sentimientos. Una cosa, no en tanto, es cierta: la sensación de posesión es la causante de la mayoría de las tragedias pasionales.
Para los espiritas, el crimen pasional puede ser definido como un proceso de obsesión o posesión anímica, esto es, el criminal es subyugado por una entidad desencarnada o por su personalidad arcaica, en razón de la falencia de su personalidad actual en cipoal y delirio de las sensaciones inferiores. Los crímenes de “Amor” nada tienen que ver con el Amor. A titulo de rigor, son consecuencias de desarreglos sensoriales, con la perdida de equilibrio emocional y perturbaciones espirituales. Las obsesiones están relacionadas a la ansiedad creada en respuesta a una situación muy estresante, oprimida y dolorosa. La frustración Amorosa y el consecuente sentimiento de pérdida, de auto desvalorizació n, crean perturbaciones obsesivas y un trastorno de Amor obsesivo vinculados a un celo patológico. La necesidad obsesiva crea mecanismos y estrategias para seducir al otro, originando en una atracción fatal que busca la posesión de forma a incluir al otro en su propia vida, intentando el máximo de control, pues la falta de este irá a provocar intenso dolor. Pueden ocurrir manifestaciones de celos patológicos donde las conexiones entre fantasías y realidades se pierden, facilitando episodios psicóticos en la que la acción se torna real. La persona propensa a un Amor obsesivo tiene dificultades de relacionamiento saludable, ligándose a comportamientos complicados, repletos de peleas, desconfianzas y celos, muchas veces con finales tensos y violentos. El trastorno obsesivo compulsivo es un disturbio debilitante y destructivo. No en tanto, el puede ser minimizado con la terapia medicamentosa y psicoterapia cognitiva comportamental y por los recursos espiritas de desobsesión.
El celo (1) voraz es el gran motivo de muchas dolores morales. En verdad, ese sentimiento egoísta está presente en nuestras vidas tanto como el dolor, o sea, casi todo el ser humano siente. Toda vez que un dolor nos afecta el ser es porque hay algo errado en nosotros, y lo mismo acontece con el celo: alguna cosa está errada en nosotros mismos, en el otro o en la relación. La expresión “el pecado del Amor” es tan absurda como ilógico: “matar por Amor”
Cuando no somos capaces de discernir juicios opuestos y continuemos hasta confundirlos, no estaremos en condiciones de reformular nuestra concepción del legitimo sentido del Amor.
¡Asómbrense! Hay quien defiende que “matar por Amor no es crimen”. Creen algunos que el principio del ser humano es el sentimiento, y cuando esa emoción es traída, abultada, el practica, entonces, esos actos llamados criminales. Y en esa confusa tesis, se afirma el “Amor es la mayor debilidad del ser humano”, se argumenta que tanto el honesto, el trabajador, el culto, no importa, todos son posibles de un único crimen: de “Amor”. No comulgamos en esa cartilla, obviamente, pues que nadie mata por Amor, más si por odio. Estudios apuntan que el criminal pasional no tiene raza, faja etérea o clase social, más en la inmensa mayoría de los casos tiene sexo: el masculino. Se dice que la impulsividad del hombre, al matar, una vez que en el sistema patriarcal, hace cinco mil años, y durante mucho tiempo, el marido tenía derecho a pegar a la mujer, a punirla, a matarla y eso era muy común.
Una criatura que ama no agrede y ni hiere al ser amado, que es para ella objeto de veneración. El celo no procede del Amor, más si del apego animal al plano sensorial. El animal es el que ataca e hiere por celos, nunca el hombre, pues, en el, el Amor se manifiesta con ternura, adoración y conciencia del valor del ser amado. Las criaturas de sensibilidad humana no se dejan arrastrar por las pasiones, que pertenecen al plano de los instintos.
Luiz de Camoes decía que el “Amor es un fuego que arde sin verse” (2) Según Aurelio Buarque “el Amor puede ser un sentimiento que predispones a alguien a desear el bien de otro, o de alguna cosa. Puede ser un sentimiento tierno o ardiente de una persona por otra, y que engloba también atracción física, o aun inclinación o apego profundo a algún valor o alguna cosa que proporciones placer; entusiasmo, pasión”. Podemos considerar el Amor como una forma de energía cósmica aun no investigada y conocida por las Ciencias. ¿Sin embargo, y el Amor al prójimo? Bien, ese es un sentimiento de dedicación absoluta de un ser a otro ser o a una cosa; devoción extrema. Todo lo que podamos idealizar sobre el Amor puede consustanciarse como parcela de este sentimiento, más el es mucho mayor y más atrayente, hasta porque, el bienquerer, toda la bondad, la tolerancia, la alegría, la proximidad, solo podrán ser un fragmento del Amor cuando no tuvieran lazos en el apego, en la imperiosa necesidad de permuta, en el egoísmo que exige siempre condiciones y reglas.
Preocupados con el Amor humano, psicólogos y filósofos hasta hoy se interesan, casi que exclusivamente, por esa forma lirica y dramática del Amor entre dos criaturas. La Psicoanálisis, en los principios de la teoría freudiana, colocó el problema del Amor en la dimensión de lo patológico. En verdad, Freud hubo de entrar en el estudio y en la investigación del Amor por el Movimiento clandestino de la psicopatologí a. El aspecto patológico es el más dramático del Amor y el que más toca al interés humano. “El Amor es la fuerza más abstracta y, también, la más poderosa que el mundo posee.” (Mahatma Gandhi).
Cara a los conceptos espiritas, aprendemos que, en los albores de su evolución, predominan en el hombre las cargas instintivas. En la medida en que avanza en la escala de la evolución, surgen las sensaciones. Con el pasar de los milenios, irrumpen los sentimientos –punto fundamental para desarrollar el Amor. Expuesto esto, analicemos los sentimientos que advienen de las tendencias electivas y de las afinidades familiares. En la primera condición, están las expresiones complejas del deseo, del sensualismo; en otra situación, se sedimentan la fraternidad y éxtasis conyuga, en una simbiosis mágica, químico-electro- magnética, en la entraña del ser.
En la cuestión 938-a, de “El Libro de los Espíritus”, aprendemos lo siguiente: “La Naturaleza dio al hombre la necesidad de amar y de ser amado. Uno de los mayores gozos que le son concedidos en la Tierra es el de encontrar corazones que simpatizan con el suyo”. (3) El Amor debe ser el objetivo excelso en el derrotero humano para la conquista de la paz en su expresión apoteótica. Aunque, diversas veces, nuestro sentimiento es meramente desear, y tan solamente con el “desear”, desfiguramos, instintivamente, los más promisores proyectos de vida.
En los días de hoy, se habla y se escribe mucho sobre sexo y poco sobre el Amor. Ciertamente, porque ese sentimiento no se deja descifrar, repeliendo toda tentativa de definición. Por eso, la poesía, campo mítico por excelencia, encuentra, en la metáfora, la traducción mejor de la pasión, como si esta fuese el Amor. El desenvolvimiento de los centros urbanos creó el “síndrome de la multitud solitaria”. Las personas están lado a lado, más su relaciones son de contigüidad.
La pasión es exclusivista, egoísta, dominadora, es predominante deseo. Para algunos pensadores, ese sentimiento es la tentativa por capturar la conciencia del otro, desenvolviendo una forma posesiva, donde surge el celo y el deseo de dominio integral de la persona “amada”. El legitimo Amor es el convite para salir de si mismo. Si la persona fuera muy centrada en si misma, no será capaz de oir el apelo del otro. Eso supone la preocupación de que la otra persona crezca y se desenvuelva como ella es, y no como queramos que ella sea. El Amor representa la libertad, y no el psicótico sentimiento de posesión. Es la ley de atracción y de todas las armonías conocidas, siendo fuerza inagotable que se renueva sin cesar y enriquece, al mismo tiempo, quien da es quien recibe.
Jorge Hessen
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