jueves, 8 de diciembre de 2016

EL VACÍO EXISTENCIAL.

                  

                 CONOCETE A TI MISMO. 

Una de las direcciones que guían la mayoría de los procedimientos de crecimiento y desarrollo individual están en la celebre frase escrita en el portal del templo de Delfos, en la antigua Grecia: conocete a ti mismo. La gran mayoría de los seres humanos no consigue conocer y mucho menos comprender el origen de sus pensamientos, emociones y reacciones. 

Con base en estas afirmaciones preguntamos: Sin conocer la naturaleza y origen de lo que somos, ¿cómo vivir la plenitud de lo que somos? ¿Quién somos al final? ¿Qué es el autoconocimiento? Ante esas interrogaciones, naturalmente nuestra formación espírita, nos hace recordar que somos un alma, un Espíritu que evolucionó a lo largo de los procesos reencarnatorios. 

Como una brújula a indicarnos el camino, tales preguntas comienzan a guiar nuestro proceso de auto-conocimiento. No obstante, necesitamos conocer el origen, la naturaleza de qué somos como Espíritus. Es universal el conocimiento de que el Espíritu engloba cualidades y potenciales que necesitan ser conocidos y, obviamente, despertados, a fin de volverse útiles en el camino. 
Eso nos induce a una primera reflexión: Necesitamos descubrir dentro de nosotros las cualidades y potenciales, despertándolas y poniéndolas en acción. 

Aun también es universal la constatación de que en la condición de Espíritus en proceso evolutivo, presentamos y poseemos características psicológicas que no aceptamos o que no son aceptadas por las personas que con nosotros conviven. Así podremos resumir nuestro modelo de auto-conocimiento de la personalidad en dos campos: el campo positivo, constituido por las cualidades y potenciales, y el campo negativo, constituido por aquello que no aceptamos. 

En ese método de auto-conocimiento iremos concentrándonos en el campo negativo, o sea, en los potenciales, en las tendencias, en la índole que existe en cada uno de nosotros, que no aceptamos, que no nos gustamos, que generalmente negamos y casi siempre reprimimos. Surgirá entonces la pregunta, de forma inmediata: “¿Para qué estudiarnos y conocernos la parcela inferior o negativa de la naturaleza espiritual, cómo Espíritus que somos? “No sería más provechoso que desarrollemos cada vez más la parcela positiva con la finalidad de que esa venga a suplantar o incluso a anular la parcela negativa? 

Tales preguntas y cuestionamientos, muchas veces inducidas por sistemas doctrinarios, representan un procedimiento ilusorio, engañador y, partiendo de cualquier Espíritu, sea encarnado o desencarnado, se traduciría en un proceso fraudulento. Debemos saber y comprender que negativo y positivo, inferior y superior solamente existen en la estructura relativa de nuestro pensamiento racional. 

Somos un principio espiritual individualizado y traemos en nosotros experiencias trascurrientes de los procesos reencarnatorios a lo largo de los milenios, desde, “cuando la vida era apenas una vaga esperanza bailando en el aire, casi la flor de los mares” (Rubens C. Romanelli – Palabras a la Fuente). El pensamiento es un atributo del Espíritu inmortal, así como las imágenes mentales poseen vibración, tiene un peso específico. Son materializaciones del fluido cósmico universal, hoy catalogado por la ciencia como energía cósmica. 

¿Como esas afirmaciones pueden proporcionarnos conclusiones prácticas para nuestro auto-conocimiento? Podemos decir que: “La energía cósmica que mueve toda acción es siempre la misma. Entendemos entonces que lo que debe cambiar es la dirección y/o el sentido del movimiento de esa energía, una vez que toda acción es un movimiento de energía. Tales afirmaciones son muy importantes y deben merecer nuestra reflexión, nuestra meditación. 

No obstante el simple descubrimiento de cómo proceder en el auto-conocimiento no resuelve el problema, una vez que continuamos con los dos campos en nuestra naturaleza espiritual, el campo positivo y el campo negativo. Aunque con la reflexión en los conceptos expuestos, ya tendremos una comprensión razonable de esos dos campos, conscientes de que ambos son originarios del mismo ser, el espíritu, y la constitución de los pensamientos e imágenes de la misma energía cósmica. 

Concluimos entonces que: “El proceso del auto-conocimiento nos lleva a la concienciación de que debemos redirigir la energía que constituye nuestros pensamientos y nuestras imágenes mentales”. ¿Cómo hacerlo? La energía solamente genera resultado cuando fluye, siendo importante su dirección. Debemos conocer entonces cuál es el sentido, cuál la dirección de nuestros pensamientos e imágenes mentales. ¿Si es para el campo positivo, si es para el campo negativo? Para responder debemos saber lo que representa la VERDAD para cada uno de nosotros. No llegaremos a esa Verdad, negando, reprimiendo o rechazando nuestras tendencias, nuestra índole, nuestra naturaleza espiritual en evolución. 

No es negando, por ejemplo, que tenemos celos, que somos avariciosos, que somos envidiosos, que somos prepotentes, que nos vamos a conocer, que vamos a desarrollar. Nos concienciaremos que las máscaras, las auto-imágenes, el falso puritanismo, apuntan defectos ajenos para esconder los nuestros, nada más son mecanismos que nos impiden reconocer a nosotros mismos impidiéndonos identificar los flujos de nuestra energía, frenando, de este modo, nuestra evolución. Como espíritas estamos en contacto con una doctrina cuyo objetivo es iluminar la conciencia humana, auxiliándola a caminar. Eso no nos vuelve más perfectos y si eso nos indujese viviríamos en un mundo de fantasías. No obstante nos vuelve más responsables en todos los ángulos de la vida. 

La Doctrina Espírita, no siendo una isla de la fantasía, es un laboratorio para nuestra transformación y consecuentemente para la transformación de la humanidad. Ella no está en el plano de las ilusiones, pero sí en el plano de las realizaciones. El Espiritismo no requiere la negación de los campos que forman nuestra naturaleza espiritual. 

Igualmente no induce a un falso patrón de comportamiento que no corresponda a la conciencia, a la verdad íntima de cada ser. El ser humano, Espíritu encarnado, no tiene modelos, formas, no tiene patrón, pues si vestimos la máscara, el modelo de un ídolo, o de cualquier forma estereotipada sería una forma de represión, pues equivaldría a reprimir o a negar las características de nuestra naturaleza espiritual que no corresponden al modelo. 

Este es el portal para el fanatismo. Psicológicamente hablando sería un conflicto entre lo que somos y el estereotipo que pensamos ser. Debemos ser prudentes para cualquier sistema que nos sean propuestos. Debemos preguntar si el corresponde a nuestra conciencia, a nuestra verdad interior. 

No nos debe interesar el sabio, encarnado o desencarnado, que lo haya propuesto. Cautela de aquellos que con determinados sistemas, quieran reducir a la humanidad a un rebaño que piensa y obra en forma de patrón, de forma uniformada, de forma unificada, porque buscan sustituir el pensamiento, la búsqueda de la verdad, el conocete a ti mismo, por pseudo-verdades estereotipadas, bajo el manto de verdades dichas reveladas, inspiradas, etc. Buscan eliminar del Espíritu humano, una de sus aspiraciones de libertad, sustituyéndola por el rotulo NO PENSAR POR SÍ MISMO. 

Sentimos esa influencia en el movimiento espírita brasileño, donde en la actualidad las directrices de conducta, comportamiento, conocimiento, discusiones, llegan al espírita común, dispuesto, venida de arriba, de lo alto, sin contestación, induciéndolo a un comportamiento religioso, falso, y a estereotipar ídolos que no corresponden a lo que realmente es. 

El movimiento espírita, en vista de estos aspectos comportamentales vive en un mundo de fantasías. Se retiró del principiante a la doctrina el interés a la investigación, al estudio, a la discusión, al descubrimiento de sí mismo, únicas formas de caminar para el entendimiento, la tolerancia, la solidaridad, al conocimiento de sí mismos. Urge que cada uno de nosotros, modifique su comportamiento mental. 

Recordemos siempre que no importa quien dice el qué. Importa más lo que es dicho, por quien quiera que lo diga. 

Usted es quien va a decidir si lo que es dicho es verdadero o falso. No es quien lo dice, sino usted con su discernimiento.

- Autor desconocido-

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ENFRENTANDO LA MUERTE

El apóstol Pablo, al enseñar la inmortalidad del alma, se reportó a la muerte, preguntando: ¿Dónde está muerte tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?
Para los que creen en la transitoriedad de la vida física y en la perennidad de la vida espiritual, la muerte es encarada con serenidad.
Recientemente,  un compañero espirita paso por el doloroso lance de la desencarnación de su esposa.
Naturalmente que el corazón quedó dolorido. Era la separación física,  después de multiplicados años de un matrimonio de mucho amor.
Juntos, ellos construyeron el hogar, recibiendo a los hijos, uno después de otro, siempre con renovada ternura.
Juntos observaron a los hijos, uno a uno,  formar sus propios hogares, coronándoles las existencias con varios nietos.
Juntos, lloraron los  dolores de los hijos, resolvieron dificultades propias de la vida terrena,  y se alegraron con las pequeñas y grandes conquistas de su prole.
Juntos, conmemoraron  muchos aniversarios, de los hijos, de los nietos, de su casamiento, muchas navidades de luz y de paz.
Juntos, gozaron ferias, fueron a la playa y al campo, siempre al lado uno del otro, año tras año.
Ahora, ella partiera. Más, apoyado en la fe  y en la certeza de la inmortalidad, aunque con las lágrimas invadiéndole los ojos, el tomó  las providencias que se hacían necesarias.
El cuerpo  de la esposa fue llevado para el hogar, para los homenajes  de la familia  y de los amigos. Todo muy sencillo. La caja, y nada más.
Entretanto, a la medida que los familiares y amigos  iban llegando   para los adioses, algo inusitado les llamaba la atención, en la amplia sala de visitas.
En vez  de detenerse frente a la caja, que estampaba la muerte, sus miradas eran atraídas para la pared de la sala donde estaban fijadas varias fotos  de quien se  fuera.  Fotos  de su  juventud, fases de la maternidad, fotos de alegría y de convivencia familiar.
En medio de ellas, escritos y diseños de los niños. Todos los que ella había guardado, con cariño,  a lo  largo de los años, hechos  por sus nietos: los primeros  garabatos, las primeras letras, las primeras copias.
Una verdadera alabanza a la vida que nunca muere, el espíritu que se había ido, con  la tarea cumplida.
A la hora de  dejar el cuerpo en la sepultura, las nietecitas,   en un coro  espontáneo, cantaron una dulce canción para la abuela. E hijos y nietos soltaron  globos coloridos que rápidamente llenaron el cielo de colorido, en un claro mensaje de libertad.
Por fin, una salva de palmas al espíritu que, victorioso abandono el capullo  de la carne, retornando al mundo espiritual.
Para quien participó, fue una pura emoción. Para quien se detuvo en observación,  una lección de la vida enfrentando la muerte.
Para quien cree, la certeza de que la vida prosigue, y el ser amado se encuentra en pie, aguardando los amores que quedaron, hasta el término de su propia jornada.

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Casi siempre la desencarnación de alguien es considerada infortunio,  por aquellos que permanecen aun en la tierra.
Ciertamente es una cuestión grave, más no desgracia real, excepto para quien no crea en la verdadera vida, que se extiende más allá de la aduana de la muerte, adentrándose  por las largas puertas de la espiritualidad.
Sabiéndose enfrentar ese fenómeno  natural, de él se puede retirar valiosos bienes que felicitan a la criatura.

Redacción del Momento Espirita

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 KARDEC Y EL ESPIRITISMO


El Espiritismo no crea la renovación social; la madurez de la humanidad es la que hará de esa renovación una necesidad. Por su poder moralizador, por sus tendencias progresistas, por la amplitud de sus vistas, por la generalidad de las cuestiones que abraza, el Espiritismo es más apto que cualquier otra doctrina, para secundar el movimiento de regeneración, por eso, es el contemporáneo de ese movimiento.
Kardec en el capítulo XVIII, item 25, de La Génesis, obra editada en 1868

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¿Donde tiene su alma el ser humano ?.

El Espíritu encarnado o alma de la persona, no ocupa un lugar concreto en el cuerpo físico en que habita, sino que el Periespíritu  se integra  en el propio cuerpo físico  a través del Cuerpo Vital  que impregna  y vitaliza al cuerpo carnal, célula a célula. Se puede considerar que el lugar que ocupa el cuerpo espiritual es el cuerpo físico al completo, aunque el Espíritu se manifiesta  a través de aquellas zonas u órganos  que actúan conscientemente o sobre los que fijamos más la atención, como son sobre todo, el cerebro( sede de la mente y del pensamiento), a través del chacra frontal y del coronario, y sobre la zona del corazón ( sede de los sentimientos), a través del chacra cardiaco. No obstante, lo anterior es variable y  el alma no se circunscribe a un lugar concreto del cuerpo físico en donde mora,  aunque no obstante  se puede afirmar que en las personas reflexivas o pensadoras, se  enfoca y se  manifiesta  preferentemente en la mente, que situamos en el cerebro y en el caso de los muy emotivos, se manifiesta  o concentra mayormente  sobre  el corazón y a través de los respectivos chacras que actúan como ventanillas del vehículo carnal, para la manifestación exterior del pasajero de ese vehículo que es el alma..
 En síntesis, se  podría resumir en que las almas o espíritus encarnados, habitan con mayor intensidad las zonas corporales a través de las que pueden manifestar   sus aptitudes intelectuales, espirituales o morales, así como en donde enfocan sus deseos materiales.

- Jose Luis Martín-

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                 EL VACÍO EXISTENCIAL.
En ese proceso de la superación de lo primario, cuando el Self adquiere discernimiento, si no hubiera una madurez paulatina y cuidadosa, o...curre, según Viktor Frankl, en sus estudios y aplicaciones de logoterapia, dos fenómenos que responden por el vacío existencial: la perdida de algunos instintos animales, básicos, que le daban seguridad, y la desaparición de las tradiciones que se diluyen, y antes le eran paradigmas de equilibrio. Delante de eso, el individuo es obligado a escoger, con discernimiento para elegir, dejando salir al otro tipo de instintos de sobrevivencia para continuar luchando.
Sin una decisión clara, se transforma en instrumento de los otros, actuando conforme las demás personas, en actitud conformista, no reaccionando a los impositivos del medio, perdiéndose, sin motivación, o se deja conducir por los intereses del grupo, actuando conforme el mismo, que le impone comportamientos agresivos, anulando su interés y alterando su campo de acción. Naturalmente pierde el contacto con el Self para que sobreviva el ego, y asimilando lo que es bueno de la época, asume los modismos y se despersonaliza.
En ese vacío surge, por falta de motivación real para proseguir, huye para el alcoholismo, para las drogas, para el sexo o para la depresión… En otras veces, para ocultar esa laguna en la emoción-el vacío existencial- se refugia en comportamientos impropios, buscando el poder, la gloria efímera a través de los cuales llama la atención, se torna brillante bajo los focos de luz de la fama, convirtiéndose en neurótico. Se da cuenta de que los complejos engranajes del poder y de la gloria continúan permitiendo el vacío interior- porque se satura con rapidez de las novedades de lo exterior- nota también que las compensaciones del placer sexual son fustrantes y ligeras, produciendo un cierto estado de amargura que parece inexplicable.
Muy comúnmente surgen comentarios en el grupo social, al respecto de alguien que tiene todo- dinero, familia, belleza, inteligencia, poder- y, sin embargo, parece no ser feliz. Sucede que todo eso no rellena el vacío, faltando el sentido de la vida, su significado, su razón de ser. La tensión de nuevas búsquedas y la saturación que transcurre del conseguir, acaba en trastorno neurótico.
Con el tiempo disponible y falta de objetivo, la única salida emocional es sumergirse en la depresión. Esa consecuencia es común en las personas actuantes que paran abruptamente, por enfermedades, por jubilación, por fiestas y periodos de vacaciones, que les abren las heridas existenciales del vacío.
La psicoterapia unida la logoterapia amenizan la situación, proponiendo un sentido natural a la existencia, objetivos duraderos, que exigen esfuerzo, aunque sean comprensibles las recaídas hasta la fijación de los nuevos valores.
Espíritu Joanna de Ângelis
Médium Divaldo Pereira Franco
Extraído del libro “Amor, Imbatíbel Amor”
Traducido por Jacob
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