miércoles, 20 de mayo de 2015

El Diablo



¿ Qué es la terapia de la Reencarnación?.-


Este método terapéutico fue un gran descubrimiento científico debido al investigador español Fernández Colavida, que demuestra la hipótesis de la Reencarnación, aunque no
es este el principal objetivo, sino que lo es el de la curación de traumas, complejos y fobias que no se han solucionado antes por otros métodos. Anteriormente, en el año 1.966 , esta técnica ya había sido experimentada y confirmada por el Dr. Morris Netherton.  
Consiste en poner al sujeto bajo hipnosis y retroceder los recuerdos vividos de su mente en el tiempo hasta llegar a alcanzar etapas anteriores a su actual identidad personal. Mediante trance hipnótico se hace regresar la memoria del individuo en el tiempo, a través de un proceso libre y consciente de asociación de ideas y recuerdos, reviviendo experiencias lejanas en el tiempo de su actual existencia, hasta llegar al momento de su nacimiento; llegado a ese punto, se continúa retrocediendo en la memoria de tiempos anteriores hasta que el sujeto comienza a experimentar otras vivencias deferentes, con conocimientos y experiencias extraños que desconocía en su vida actual, llegando finalmente de este modo, hasta el origen y la causa del problema que le afectaba y que se encontraba en alguna situación ocurrida en algún episodio de una vida anterior.
Cuando se hace una regresión a una vida pasada, no se está viajando al pasado, sino que este se hace presente debido al sufrimiento traumático que se determina en el sujeto. Regresar a la infancia, a la vida fetal o a vidas humanas anteriores, supone conducir la consciencia ante unos recuerdos perdidos en lo mas profundo del Ser humano que en estado normal de vigilia no tiene acceso a ellos y que esa circunstancia se hacen muy presentes.
Mediante esta técnica terapeútica se relaja profundamente al sujeto hasta hacerle bajar sus ritmos cerebrales a seis o siete ciclos por segundo, que corresponden al nivel mental Theta, en el cual no se produce una total pérdida de conciencia.
Durante las regresiones, a veces los pacientes se ven afectados físicamente por el suceso o tragedia que reviven, tal como experimentando dolores, punzadas, inflamaciones, molestias de cualquier zona del cuerpo, etc, relacionadas con alguna causa traumática anterior como origen de las mismas, o con la clase de muerte que tuvo. Inclusive, a veces, estos síntomas físicos comienzan a manifestarse aun antes de vivenciar los hechos del pasado, pero sin embargo una vez alcanzados y vividos de nuevo como causas conscientes, cesan los efectos correspondientes.
Los resultados de esta terapia y su rapidez suelen ser muy superiores a los obtenidos con otros tratamientos psicológicos o farmacológicos.

-Jose Luis Martín -

                                     ****************************

El inconsciente es un depósito de acumulaciones donde reina la anarquía, la incongruencia y el caos; todo ello se impone a menudo al indivíduo y le condiciona”
  • Ramiro Calle –
                                *******************

                EL DIABLO

    Francisco Cándido Xavier

    — Imaginad — nos decía un amigo, en agradable tertulia en el Plano Espiritual — si algunos desencarnados en desesperación, apareciesen de improviso entre las criaturas humanas, reclamando supuestos derechos dejados en la Tierra. Gritando los tormentos que dilaceran su alma, vomitando improperios y blasfemias, ¿no serían considerados un bando de demonios? Irreconocibles, aullando de dolor salvaje, humillados y vencidos, intentando en balde recobrar las expresiones físicas que quedaron en sus cadáveres, serían tomados por monstruos infernales, repentinamente sueltos en la vía pública.

    — ¡Es verdad! — Consideró un compañero, melancólicamente — nadie en el mundo tendría dificultad en identificarlos como los viejos demonios de la Antigüedad. Los infelices de ese jaez personifican perfectamente, ante la observación popular, el Lucifer, el Belcebú, y el Astarot de remotos tiempos. Los fantoches del dolor siempre surgen ante el entendimiento infantil como genios del mal.

    Tras una pequeña pausa, sonrió y acentuó:

    — Bastaría, sin embargo, un ligero examen para que alcanzasen el conocimiento real; los diablos serían, de hecho, seres horrendos pero no repugnantes ni espantosos.

    Escuchando sus referencias, recordaba el personaje satánico del libro de La Saje, que perturbaba las casas madrileñas, levantándoles los tejados; y, demostrando que percibía mis pensamientos más recónditos, otro amigo añadió:

    — Las leyendas de Asmodeo y Mefistófeles, en el fondo, no tendrán origen diferente. Cierto, la visión mediúmnica ha favorecido entre los hombres la noticia de los tipos deplorables que hoy conocemos y de los cuales Dante, en otro tiempo, recibió breves informes que reunió en su poema célebre, según sus tendencias, conceptos y predilecciones de hombre.

    En ese instante, un compañero, anciano de muchas jornadas terrestres, fijó en nosotros una mirada penetante y tranquila y, valiéndose quizá de una pausa más prolongada, observó sensatamente:

    — Todos sabemos que la Creación entera es obra infinita de Dios y no podemos ignorar que todos los seres del Universo, desde las notas más bajas a los cánticos más altos de la Naturaleza, en el campo ilimitado de la vida, son portadores de la Chispa Inmortal de la Divinidad. En todos los incontables departamentos de los mundos innumerables palpita el amor, existe el orden, permanece el signo de la prodigiosa herencia de la vida. Por eso mismo, hermanos, toda expresión diabólica es perversión de la bendición divina. Donde esté la perturbación de la armonía universal, ahí se encuentra el adversario del Señor.

    Vosotros aludís, muy oportunamente, a los muertos que se congregan en desesperación, formando monstruosos paisajes, en que duendes sin rumbo buscan en vano insinuarse en la existencia de los hombres de la Tierra. Si el ojo humano pudiese identificarlos, posiblemente cesaría la continuación de la vida en la carne. Colectividades enteras abandonarían el templo del cuerpo físico, tomadas de infinito e incontrolable pavor.

    Escuchábamos la palabra sabia en silencio. Y como el intervalo se hiciese más largo, el bondadoso anciano, a la manera de los antiguos filósofos griegos rodeados de oyentes atentos, continuó, con expresión significativa:

    — Asistía personalmente a una clase de sabiduría, en una de las ciudades espirituales de los círculos de Marte, cuando sorprendí una lección interesante. Un viejo orientador de entidades inexpertas y juveniles comen-taba la existencia de los enemigos de la Obra Divina y se explicaba:

    — El diablo existe como personificación del desequilibrio.

    — ¿Cómo podríamos caracterizarlo? — preguntó uno de los presentes.

    — Es el prototipo de la ingratitud para con Dios — contestó el venerable instructor. El diablo es, del Eterno, el hijo que menosprecia la celeste herencia. Recibe los tesoros divinos y los convierte en miserias letales. De las bendiciones que le dan felicidad en el camino, hace maldiciones que extiende a sus semejantes. Ciego ante las bellezas universales que le rodean, vive afirmando su permanencia en el infierno de su propia creación en su plano interior. Es alma repleta de atributos sublimes que permanece, no obstante, en la Obra del Padre como genio destructor. Es sabio de razonamiento, pero pérfido de sentimiento. Su cerebro elabora rápidamente las más complicadas operaciones para la ofensiva del mal, pero su corazón es paralítico para el bien. Su cabeza es fuego para la mentira, pero su pecho es de hielo para la verdad. Escupe en las manos que lo acarician, está siempre dispuesto a condenar, pervertir y confundir a los demás hijos de Dios, lanzando la perturbación general, a fin de que sus intereses aislados prevalezcan. Por la ciencia y la perversidad de que ofrece testimonio, es un mixto de ángel y monstruo, en el cual se confunden la santidad y la bestialidad, la luz y la tiniebla, el cielo y el abismo.

    Criatura desventurada por el desvío a que se ha entregado voluntariamente, es, de hecho, más infeliz que infame, y merece antes de cualquier consideración, nuestra comprensión y piedad.

    En ese instante, ante la pausa del orientador, exclamó una joven del círculo, satisfecha por la posibilidad de cooperar en la aclaración de la tesis en estudio:

    — ¡Lo conozco! ¡Yo conozco al diablo!

    — ¿Tú? — pregunta el instructor, admirado. — ¿Será posible?

    — Y ella, radiante, contestó:

    — Sí, ya estuve en la Tierra: ¡Se llama Hombre!

    Extraído del libro “Lázaro” Chico Xavier 

                                                 *************************

    PREGUNTAS SOBRE EL 

    PORVENIR. 

    7. ¿Pueden los Espíritus hacernos conocer el porvenir? 
    Si el hombre conociera el porvenir descuidaría el presente. 
    Este es un asunt...o sobre el cual insistís siempre para obtener 
    una respuesta precisa; es un gran mal, porque la manifestación 
    de los Espíritus no es un medio de adivinación. Si os empeñáis en 
    querer una respuesta se os dará por un Espíritu duende; os lo 
    decimos a cada momento. 
    8. ¿No hay, sin embargo, algunos acontecimientos futuros que se han anunciado espontáneamente y con verdad por los Espíritus? 
    Puede suceder que el Espíritu prevea cosas que juzga útil hacer conocer, o que tenga misión de hacéroslo saber; pero hay mucho que desconfiar de los Espíritu mentirosos que se divierten en hacer predicciones. Sólo el conjunto de circunstancias puede hacer apreciar el grado de confianza que merecen. 
    9. ¿De qué clase de predicciones se debe desconfiar más? 
    De todas aquellas que no tienen un objeto de utilidad general. Las predicciones personales casi siempre pueden ser consideradas como apócrifas. 
    10. ¿Cuál es el objeto de los Espíritus que anuncian espontáneamente acontecimientos que no tienen lugar? 
    Lo más a menudo es para divertirse de la credulidad, del miedo o de la alegría que causan; después se ríen de la contrariedad. Estas predicciones engañosas tienen, algunas veces, un objeto más formal y es el de poner a prueba a aquel a quien se hacen, a fin de ver el modo como toma la cosa y la naturaleza de sentimientos buenos o malos que hace nacer en él. 

    Observación. — Tal podría ser, por ejemplo, el anuncio de lo que pueda lisonjear la concupiscencia o la ambición, como la muerte de una persona, la perspectiva de una herencia, etc. 

    11. ¿Por qué los Espíritus formales, cuando hacen presentir un acontecimiento, ordinariamente no fijan la fecha, esto es, impotencia o voluntad por su parte? 
    Lo uno y lo otro; pueden en ciertos casos hacer presentir un acontecimiento; entonces es una advertencia que os hacen. 
    En cuanto a precisar la época, a menudo no lo deben, y muchas veces no lo pueden, porque ellos mismos no lo saben. El Espíritu puede prever que una cosa tendrá lugar, pero el momento preciso puede depender de los acontecimientos, que aún no se han 
    cumplido y que sólo Dios sabe. Los Espíritus ligeros que no tienen escrúpulo en engañaros os indican los días y las horas sin que les inquiete el resultado. Por esto toda predicción circunstanciada debe seros sospechosa. 
    Repito, nuestra misión es la de haceros progresar ayudándoos tanto como podemos. El que pida a los Espíritus superiores la prudencia, nunca será engañado; pero no creáis 
    que perdamos nuestro tiempo en escuchar todas vuestras necesidades y en decirlos la buena ventura; dejamos esto para los Espíritus ligeros que se divierten como los niños traviesos. 
    La Providencia ha puesto límites a las revelaciones que pueden hacerse al hombre. Los Espíritus graves guardan silencio sobre todo lo que está prohibido hacer conocer. Insistiendo para obtener una respuesta os exponéis a las bellaquerías de los Espíritus inferiores, siempre dispuestos para aprovechar las ocasiones de tender la red a vuestra credulidad. 

    Observación. — Los Espíritus ven, o presienten por inducción los acontecimientos futuros; ven que se cumplirán en un tiempo que no cuentan como nosotros; para precisar la época, les sería necesario que se identificaran con nuestro modo de calcular la duración, lo que no siempre juzgan necesario; he ahí, con frecuencia una causa de errores aparentes. 

    12. ¿ Hay hombres dotados de una facultad especial que les hace entrever el porvenir? 
    Sí, aquellos cuyas almas se desprenden de la materia; entonces el Espíritu ve; cuando es útil, Dios les permite revelar ciertas cosas para el bien; pero entre ellos hay muchos impostores y charlatanes. Esta facultad será más común en el porvenir. 
    13. ¿Qué hemos de pensar de los Espíritus que se complacen en pronosticar la muerte de alguno en día y hora fija? 
    Estos Espíritus son bromistas de mal género que no tienen otro objeto que divertirse por el miedo que hacen. Nunca debe hacerse caso de lo que digan. 
    14. ¿En qué consiste que ciertas personas sean advertidas por presentimiento de la época de su muerte? 
    Muchas veces su propio Espíritu lo sabe en sus momentos de libertad, y al despertar conserva la intuición. Estas personas, estando preparadas, no se asustan ni se conmueven. No ven en esta separación del cuerpo y del alma sino un cambio de situación o, si queréis, para ser más vulgar, el abandono de un vestido grosero a cambio de otro de seda. El miedo de la muerte disminuirá a medida que se arraiguen las creencias espiritistas. 

    EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. ALLAN KARDEC

                                                                    ***********************************

    SER Y HACER

    Todo en la vida está por hacer. Lo que ya hicimos es apenas el inicio de nuestra tarea. Ser y hacer son dos caras de la misma moneda. Quien es, hace. Quien no hace, no es. Podemos recordar la doctrina  de potencia y acto en Aristoteles.  Somos en nosotros mismos la potencia de cuanto tenemos que hacer. Mas solo haciendo  nos actualizamos, nos convertimos en la realidad viva de nuestro destino, en el acto de vivir. Los filósofos  existenciales consideran hoy que, para el hombre, la vida es potencia  que se realiza en el acto de existir. Así, existir es vivir conscientemente, luchando sin cesar en la búsqueda de la trascendencia.
     El mensaje de André Luiz  toca un punto esencial de la Filosofía Espirita -  su aspecto existencialista. Al contrario de lo que generalmente se piensa, el Existencialismo no es una corriente superficial del pensamiento moderno. Es un esfuerzo para la comprensión del Ser a través de la Existencia, una búsqueda del hombre a través  de su hacer. En el Espiritismo esa búsqueda se amplia y se profundiza  con la doctrina de las  sucesivas existencias. el hombre se hace a sí mismo  haciendo  lo que le compete en cada existencia. Si el se considera  hecho o incapaz de hacer, no transforma la vida en acto, no existe.
    Las plantas y los animales viven. La vida se actualiza  en los reinos vegetal y animal a través del simple acto de vivir. Más en el hombre existe la conciencia, que supera el simple vivir, exigiendo  el hacer espiritual. El hombre no puede vegetar ni vivir  según los instintos animales. La conciencia contiene  sus propios instintos que en el Libro de los Espíritus son designados como instintos espirituales. Estos exigen del hombre la definición de su vivir en el rumbo de las aspiraciones. Solo así el se torna un existente, que en el Espiritismo se define  como interexistente, un ser que existe entre los dos mundos.
    Es por eso que el hombre precisa aceptarse tal cual es, tomando conciencia de sus deficiencias, de sus defectos, para hacer lo mejor de si mismo, para superarse. Las Filosofías de la Existencia, que caracterizan el pensamiento filosófico  de nuestro tiempo, confirman la Filosofía Espirita  y nos ofrecen nuevos elementos para mejor  comprenderla. Si el lector desea profundizar en este asunto, debe leer  nuestro libro “El Ser y la Serenidad” de la Colección Filosófica Edicel. No podemos indicar otro, simplemente por no existir.

    Por el Hermano Saulo: Dialogo de los Vivos, Médium Francisco Cándido Xavier y J. Herculano Pires (Hermano Saulo)

                                                     *************************************




No hay comentarios: