sábado, 7 de enero de 2012

El odio



El Capítulo XII del Evangelio según el Espiritismo, bajo el título  AMAD A VUESTROS ENEMIGOS, aborda entre otros el tema del odio.

"10. Amaos unos a otros y seréis felices. Sobre todo, tomaos la tarea de amar a los que os inspiran indiferencia, odio y desprecio. 

Cristo, de quién debéis hacer vuestro modelo, os dió ese ejemplo de abnegación; misionero de amor, amó hasta dar su sangre y su vida. El sacrificio que os obliga a amar a los que os ultrajan y os persiguen, es penoso; pero esto es precisamente lo que os hace superiores a ellos; si los odiáis como ellos os odian, no valdréis más que ellos, es la hostia sin mancha ofrecida a Dios en el altar de vuestros corazones, hostia de agradable aroma cuyos perfumes suben hasta Él. Aunque la ley de amor quiera que indistintamente se ame a todos los hermanos, no endurece el corazón contra los malos procederes; por el contrario, la prueba es más penosa, lo sé, puesto que durante mi última existencia, experimenté ese tormento; pero Dios está allá y castiga en esta vida y en la otra a los que faltan a la ley de amor. No os olvidéis, mis queridos hijos, que el amor nos aproxima a Dios y que el odio nos aleja de Él. (FÉNELON, Bordeaux, 1861)."

Tras la lectura de este tramo del Evangelio que trata sobre el odio, me llama poderosamente la atención la frase final del Espíritu comunicante Fenelón, cuando afirma como síntesis que el amor aproxima a Dios y el odio aleja de Él. Por tanto queda claro cual es el camino marcado hacia el Padre, que ha sido señalado repetidamente a lo largo de la historia de la humanidad por tantos Enviados y Mesías que han venido a este mundo con la finalidad de ayudar a progresar a los espíritus encarnados en este mundo nuestro tan atrasado: El camino del Amor, pero ¿Qué es el Amor?. Sin duda el Amor lo percibimos como un sentimiento que se manifiesta en acciones y deseos de bien, y puede presentarse bajo múltiples formas, tal como la gratitud, la admiración, la simpatía, el continuo deseo de bien hacia otra u otras personas, la compasión, etc. Sin embargo, a nivel de la percepción del espíritu, que es energía, el Amor es una energía que se percibe como vibración poderosa, que nos sintoniza con la Mente Creadora o Dios, que también es esa misma vibración pero en un estado infinitamente puro y poderoso.

 Vemos que esos sentimientos negativos como el odio, nos alejan de la frecuencia Divina, y por consiguiente de la felicidad. 

Pero para no odiar a nadie por motivos de ofensa o daño recibido,, y llegar a amarlo, al modo semejante como Dios nos ama, esto supone un largo proceso de transformación íntima, en el que el perdón es una necesidad imprescindible, pero para perdonar cuando alguien nos hiere, lo primero sigue siendo la voluntad de querer hacerlo de corazón, aunque a veces esto que parece muy sencillo,son pruebas muy duras y difíciles que no se superan sino tras muchas vidas.

Los espíritus que ya se han alejado de sentimientos de odio, antipatía, desconfianza, enemigos a los que se llega a odiar, etc, y demás sentimientos negativos, los han sabido permutar por el sentimiento positivo por excelencia, cual es el Amor, y lo han logrado con esfuerzo, paso a paso, tras comprender que el bien y el Amor es una necesidad clave para poder experimentar una sublime felicidad cuando nos acercamos a la Esencia de Dios mismo. 

Para amar y no odiar a nada ni a nadie, el primer paso primordial y necesario, es desearlo con todas nuestras fuerzas. Es algo que no se puede conquistar de un día para otro, pues como sabemos la evolución no avanza a saltos, sino progresivamente.

Al proponernos ofrecer la otra mejilla, Jesús no quiso decir que nos comportásemos como unos tontos indefensos que se dejan golpear repetidamente sin protegerse. Sus palabras indicaban mas bien la necesidad de no devolver mal por mal, sino bien, aunque Él sabía muy bien de la dificultad de llevarlo a cabo los seres humanos dado nuestro poco nivel moral y espiritual. No prohibió la defensa de los enemigos, sino que cuidándonos y protegiéndonos de ellos, no nos rebajásemos como ellos a odiar en la práctica del mal. Pensemos que la Luz siempre vence a las tinieblas, y el bien aunque discreto y silencioso, siempre sobresale y perdura por encima de todo lo negativo como lo es el odio en todas sus formas y manifestaciones. Amalia Domingo Soler ya lo dijo muy sencillo cuando afirmó: Qué bueno es ser bueno y qué malo es ser malo.

 En definitiva, el odio es un sentimiento negativo que podemos llegar a dominar al menos en un principio, cuando deseamos dominarlo, y no nos dejarnos dominar por él, y el Amor, su antídoto, que es un reflejo de la Esencia misma del Padre, es algo que iremos conquistando paulatinamente en la medida en que los hombres seamos capaces de desterrar el odio y la negatividad en todas sus formas.
-Jose Luis-

"Eres lo que vives interiormente y no aquello de que te acusan.  No te volverás mejor porque seas elogiado ni peor porque seas combatido"
- Juana de Ángelis-

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