sábado, 20 de septiembre de 2025

Sexo, sublime tesoro (1ª Parte)

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- El  Espiritismo no tiene que ver con ninguna clase de superstición

2.- Hoy y mañana del hombre.

3.- Espiritualidad

4.- Sexo, sublime tesoro (1ª Parte)

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EL ESPIRITISMO NO TIENE QUE VER CON NINGUNA CLASE DE SUPERSTICIÓN

    En el Espiritismo no hay prácticas de africanismo, indigenismo o ritualismos étnicos, religiosos, folclóricos o sincretismos, ni se hacen rezos, baños de plantas, consumo de licores ni tabaco, inhalaciones tóxicas, curaciones mágicas, maleficios o encantamientos.

    A muchos que se llaman espiritistas no les corresponde este título, porque con sus prácticas necias y torvas, en pugna abierta con la razón y el sentido común, llevan al Espiritismo al descrédito más completo y lo ridiculizan ante las personas serias y ante sus adversarios, que creen así haber hallado su razón de ser en la mala fe de individuos que llamándose médiums, explotan sus presuntas facultades, para vivir a costa de ignorantes e incautos.

   Quienes han leído sus obras fundamentales, comprenden que el Espiritismo es un estudio científico y filosófico que condena la brujería, adivinación, hechicería, curanderismo, tanto porque los que de ello se ocupan se lucran indignamente, porque están rodeados de espíritus sin escrúpulos y mentirosos.

    Hay seres que supersticiosamente achacan sus enfermedades a causas sobrenaturales. Piensan que si les va mal en el trabajo o en los negocios, o que si se enferman, se debe a algún maleficio y acuden al brujo para buscar algún remedio para contrarrestar el presunto hechizo.

    Muchas veces ta enfermedad ha sido estimulada por el mismo enfermo, ya que es la misma creencia en la enfermedad y en el maleficio, la que origina y agrava el problema, como consecuencia de un pensamiento fijo, obsesivo, que se metamorfosea en alteraciones psicosomáticas.

    El Espiritismo establece que el mejor remedio para que lterioria llamada brujería, no obre sobre una persona, es que no se sugestione negativamente, que pierda el miedo y se ría de toda clase de supuestos maleficios. Así  jamás ninguna fuerza psíquica de malas intenciones le alcanzará, pues una mente despejada está lejos de producir efectos morbosos. o ser afectada por emisiones psíquicas perversas.

    Quienes procuran dañar a otros, para perjudicarlos, exteriorizando pensamientos ruines, solo van a lograr en definitiva, que sus propios pensamientos reboten como un boomerang y les provoquen toda clase de afecciones y calamidades.  Esos seres infelices, llamados brujos, siempre acaban mal, la mayor parte termina sus días en la cárcel , en los hospicios o en los manicomios.

    Así, quien no desea ni causa mal a nadie, puede estar seguro y tranquilo de que ninguna clase de brujería jamás le lastimará, ya que la auténtica fuente de la felicidad radica en nosotros mismos y  depende de nuestro comportamiento.

    Es cierto que además del factor sugestivo, intervienen en los llamados trabajos de hechicería, energías psíquicas diversas, vibraciones, mentalizaciones, magnetismo, movilizadas a través de concentraciones y trances, en los que cooperan entidades espirituales inferiores. Pero, lo que es más cierto aún, es que ningún brujo, cualesquiera sean los poderes de que presuma, incluso con la asociación de espíritus perversos, puede actuar sobre una persona o alma noble y amorosa; su misma benignidad le coloca fuera del radio de acción de la maldad, le impermeabiliza, por así decirlo, A fin de cuentas, el odio y el mal siempre vienen de abajo, pero no llegan arriba. El mal nunca vencerá al bien; el odio es, en toda instancia, inferior al. amor, pues nada hace tanto bien como hacer el bien.

    El que crea estar "embrujado", que se despeje, se llene de optimismo y reforme sus hábitos mentales y sus conductas, transite el camino recto en la vida, se haga una coraza con sus pensamientos de paz, serenidad y bondad, y comprobará que podrá llevar una vida sana y feliz.

    Siempre queda, en los casos más extremos, el recurso de la orientación genuina que proporciona la filosofía espírita y el socorro efectivo que el centro espírita kardecista habrá de brindarle con abnegación y paciencia.

- Jon Aizpurua- ( de su obra "Tratado de Espiritismo")

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                            HOY Y MAÑANA DEL HOMBRE

     Consecuencia del ayer es el hoy en el espíritu humano. Su vida, como hemos dicho, es una labor comenzada en el principio y que ha de durarle hasta el fin ignoto de lo eterno. En ella empezándose por arrancar malezas, se termina por tejer guirnaldas. Quien es perezoso para la faena ruda, tarda en ser obrero de la delicadeza; más siendo su labor exclusivamente suya, no puede eximirse de operación alguna, y hoy empezará donde ayer terminó y mañana donde termine hoy. De aquí el que sea aspiración noble de todos los espíritus antes de empezar, cumplir como buenos obreros en la tarea del día; y si es cierto que no a todos les alcanzan las fuerzas para tanto, se debe, no a que la labor sea insoportable, sino a que, o bien quieren recuperar muchas de las jornadas perdidas, o bien se imponen mayor tarea de la que buenamente pueden desempeñar. De todos modos, el espíritu trabaja en su propiedad, y según sea la diligencia y la cordura que en el trabajo emplee, así serán los rendimientos que le ofrezca.
     Nadie es acreedor a más de lo que en justicia le pertenezca, y si en el orden material este axioma puede ser violado, en el orden moral puede asegurarse se cumple con extricta equidad.
      En efecto; el cumplimiento moral de la ley de justicia, lo tenemos evidenciado en nosotros mismos; y si tendemos la mirada a nuestros semejantes, en ellos veremos también las huellas del implacable juez, acusador y verdugo que en nosotros funciona y del que no podemos separarnos jamas: la conciencia. ¿Qué importa la salud, qué la fortuna ni la gloria, si constantemente nos corroe el remordimiento? ¿Será nadie feliz, ni aun en medio de báquicos placeres, si esa voz misteriosa le acusa? ¿Conciliará el sueño mientras ella le atormente? No. Por eso el mayor de los castigos es el que nos proporcionamos sin flagelación alguna; por eso la mayor de las miserias es la miseria del alma.    Podrán los Cresos ocultar sus desnudeces con sedas cuajadas de oro y pedrería; pero no podrán jamás reír con satisfacción mientras su proceder tenga armado el brazo vengador de la conciencia.  ¡Y qué imparcial es en todos sus fallos’. ¡Con qué severidad recluye al delincuente! ¡Cómo le arroja y le fuerza!... No tiene penitenciarias de piedra con gruesas rejas y sendos candados; pero ¡ay! tiene a su mano el horror que inspira toda acción perversa, y propinando la dosis conveniente al que debe castigar, le ahuyenta de sus semejantes más dignos para mezclarle con los de su rango, le prepara a la reparación por medio del arrepentimiento, y le hace resarcir con creces la falta cometida, una vez arrepentido, mediante obras de verdadero desinterés y sacrificio. Sólo a este precio cesa en su enemistad; sólo a este precio le deja gozar del sol de la dicha. Aspirar a este goce es el objeto formal del espíritu. Su trabajo le redime; su amor le ensalza: con estas dos prendas de inestimable valía, la conciencia le abre las puertas del reino de la felicidad, en el cual, seguramente, no hay más que uno que puede penetrar sin llevar polvo en sus sandalias; pero no por esto nos está vedado a los demás su goce relativo, equiparado siempre con el polvo que llevemos en los pies.
       Así como el hoy es consecuencia natural del ayer, así el mañana lo será del hoy; un paso más en la escala de la vida, una operación más en la labor eterna, y ¡un nuevo motivo de júbilo o remordimiento! Empero con el mañana más o menos remoto, va adosada una nueva empresa para el espíritu: la de ser mentor de otro que no ha llegado a su grado de perfección.
      Sin dejar de cumplir su labor propia de jardinero, el que es guía de otro le instruye, le corrige, le ayuda, en una palabra; siendo motivos a su júbilo el que su auxiliado avance sin tropiezo, cumpla sin esfuerzo y con deleite y reconozca pronto los beneficios de la laboriosidad. Entonces protector y protegido se entrelazan con los indisolubles lazos de la gratitud y el cariño, y extendiendo sus benéficos efluvios a otros seres, repiten la labor para tener la satisfacción de repetir también los motivos de alborozos. De este modo se cumple la ley de solidaridad.
       Tales son el ayer, el hoy y el mañana en la vida eterna del espíritu.
 Como hemos visto, sea cualquiera el modo con que este proceda, cumple con la ley; pero le es tanto más beneficioso adaptar en lo posible sus acciones a la bondad, la verdad y la belleza, cuanto que, según las adapte, mayores satisfacciones se proporciona y antes llega a la categoría de espíritu elevado. Por consiguiente, cumplirá mejor su misión quien mejor desarrolle el sentimiento, la inteligencia y la voluntad: el sentimiento para amar el bien por ser bien y objeto formal del espíritu, la inteligencia para darse cuenta de sí y de cuanto le rodea por ser el único medio de dirigir el sentimiento y la voluntad por seguros derroteros; y la voluntad para decidirse a practicar lo bueno y verdadero por ser lo único que redime al hombre. Este trino constituye a la vez una religión natural a la que todo espíritu debe rendir culto: la religión del amor, de la virtud y del bien, de que es síntesis Dios.

QUINTÍN LÓPEZ GÓMEZ
( Tomado de la Revista Amor, Paz y Caridad)


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ESPIRITUALIDAD


¡ " ACTITUDES INTELIGENTES QUE NOS AYUDAN AL CRECIMIENTO Y LA FELICIDAD"!

La aceptación: el proceso de tu desarrollo personal

 
En la vida nos iremos encontrando con etapas que no serán como deseamos, la única solución para que nuestro bienestar emocional no se vea muy alterado, es la de instalar en nuestra vida la aceptación.

 Aceptar lo que no puedes cambiar es de vital importancia para que puedas seguir adelante y transformar tu vida. ¿Quién no ha deseado alguna vez que la realidad fuera otra diferente a la que está viviendo?,     ¿ quién no ha cometido nunca algún error?, ¿a quién no le ha molestado la actitud o forma de vida de otra persona? Ante cualquier situación que te produzca malestar, analiza si puedes hacer algo para solucionarlo. De ser así, crea un plan de acción para mejorar tu vida, pero en el caso de que veas que no puedes hacer nada para cambiar algo, si quieres seguir adelante tienes que aceptar la realidad o sufrirás más de lo necesario. Luchar en contra de una realidad inamovible, será un gasto de energía inútil y dañina. Sólo desde la aceptación podrás seguir adelante sin estancarte.

ACEPTAR NO SIGNIFICA CONFORMARSE

A continuación las diferencias entre la conformidad y la aceptación:
– La aceptación va encaminada a tolerar una situación, saber que la vida es así y no todo puede ser bueno, pero inclinándose hacia la acción. Se puede convivir con esa situación desagradable sin que eso cause un malestar exagerado, pero a pesar de vivir bajo una circunstancia que no nos gusta, se logra centrar el interés y el foco de atención hacia otras áreas, se intentan abrir nuevas puertas. Aceptar, es abandonar una lucha hacia algo que no tiene solución y buscar otros caminos que nos permitan vivir como nos gustaría. Se tienen pensamientos del tipo: “Esto es lo que hay y no puedo hacer nada, lo esquivo y sigo con mi vida para ver si consigo mis propósitos”

Que el Señor os Bendiga hoy, mañana y SIEMPRE!
 - Reinaldo  Formoso -
                                  
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            SEXO, SUBLIME TESORO ( 1ª Parte)

    El Espíritu tiene dos puntos de fuerza muy importantes y potentes. El primero es la mente: Puede crear pensamientos que pueden crear o formar ideas. La segunda fuerza es la sexual, por ser la que nos posibilita procrear, formar vida, principalmente.

   En el Libro de los Espíritus, en la pregunta 200, Allan Kardec pregunta a los Espíritus: ¿ Tienen sexo  los Espíritus?. R: Como lo comprendéis vosotros, no; porque los sexos dependen del organismo. Existe entre ellos amor y simpatía, pero fundados en la semejanza de sentimientos. Y seguimos con la 201: ¿El espíritu que animó en cuerpo de un hombre, en una nueva existencia puede animar el cuerpo de una mujer y viceversa?. R: Si, unos mismos espíritus animan a los hombres y a las mujeres.

   El sexo está presente en las criaturas, desde la fase infantil. En esa fase, enteramente poblada de reflejos, ansiedades y fantasías, es responsabilidad de los padres ayudar a sus hijos en estas dificultades generadas inconscientemente. Desde los seis meses, la ciencia descubrió hace tiempo, que el bebé tiene fantasías de forma rudimentaria en la percepción de todo lo que le rodea. Ahí imperan los instintos. Cuando pasan unos años el niño experimenta el natural deseo de tocarse a sí mismo o a sus amiguitos/tas. Hacen preguntas referentes a las diferencias entre los niños y las niñas.

   En estos  casos, desde el principio los padres deben comprender la fase por la que pasan sus hijos, y siempre tiene que haber honestidad en las informaciones y respuestas para ellos. Si más adelante fueran descubiertos masturbándose, esa situación debe ser analizada entre padre e hijo, o entre madre e hija. Los padres deben de informar a los hijos que en ellos, hay una revolución hormonal, por otra parte natural, pero sin estimular al adolescente a que continúe con esa práctica; al contrario, deben ser informados con tranquilidad y les dirán que cuando sientan esa necesidad, busquen hacer algo que les guste: deporte, estudios o cualquier actividad que les llene. Vamos  a pasar de los jóvenes a los ancianos, para tocar el tema de los adultos con mayor amplitud más adelante.

   Se sabe que con el envejecimiento físico disminuye el vigor, con la pérdida de células orgánicas. Muchas personas mayores sienten angustia por el hecho de creer, como la sociedad, que solo por el hecho de ser mayores ya no pueden tener relaciones sexuales. Los que ya son de edades avanzadas, muchas veces son impulsados a la inhibición sexual porque los jóvenes y adultos creen que es "indecente" el sexo en la vejez. Si ya no hay apetencia sexual, siempre quedará la relación amorosa, abrazos, besos y caricias, ¿ Por qué negarles esto ?.

   Vamos a hablar, recordando las sabias palabras de Allan Kardec en la Revista Espírita de 1866. que somos principalmente Espíritus inmortales. " Los sexos solo existen en el organismo. Son necesarios para la reproducción de los seres materiales, pero los Espíritus, siendo creación de Dios, no se reproducen unos a otros, razón por la que serían inútiles en el mundo espiritual ". Como estamos en diferentes condiciones evolutivas, podemos saber: Los Espíritus misioneros, siendo ya Espíritus Superiores, no manifiestan totalmente sus energías sexuales, y el erotismo, que es la capacidad de sentir placer a través de la respuesta sexual, es decir,  a través del deseo sexual, la excitación sexual y el orgasmo, fue dominado, pues no hay un ascendiente polarizador, masculino o femenino. En esa situación en la que la asimilación de experiencias, como hombre o como mujer, ya se integró en ellos, la reencarnación ya no será necesaria. Cuando reencarnan para una misión, estos seres son sensibles, calmados, sin conflicto alguno. Inspiran paz y confianza. Sus ademanes no son enérgicos sino suaves. Muchos eligen la castidad, según que su misión no sea forzada sino sublimada. También pueden llegar a casarse y a formar familia, cuando están reencarnados.

( Continúa en la 2ª Parte)

- Isabel Porras-

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