1.- Suicidas
2.- Desarrollando la sensibilidad
3.- Puedo estar equivocado
Pensamiento de Chico Xavier
4.- ¿Existe una ley cósmica, reguladora de la relación con Dios?
5.- Relación del Inconsciente con el Consciente (1ª)
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SUICIDAS
¿Tiene el hombre el derecho de disponer de su propia vida?
- No: tan sólo a Dios cabe el derecho de disponer de la vida del hombre. El suicidio voluntario constituye una transgresión a esa ley.
944 a. El suicidio ¿no es siempre voluntario?
- El loco que se mata no sabe lo que hace.
945. ¿Qué pensar del suicidio que se debe al hastío de la vida?
- ¡Insensatos! ¿Por qué no trabajaban? Si lo hubieran hecho, la existencia no les habría sido tan pesada…
946. ¿Qué opinión debe mereceros el suicidio que tiene por objeto escapar a las miserias y desengaños del mundo?
- *¡Pobres Espíritus que no poseen el valor de soportar las miserias de la existencia! Dios ayuda a quienes sufren, pero no a los que no tienen ni fuerza ni valor.
EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS
ALLAN KARDEC
Comentario de Marco Antonio Gonzalez.- :. En la perdida de los seres queridos, hay quien quiere escapar de esta vida, pensando encontrarse en la otra con el ser amado, ignorando que si el sufrimiento en esta vida es doloroso, en la otra vida sería insoportable, ademas que se nos privaría de su presencia, hay que tener fe y serenidad, y orar con el corazón, aceptar esta prueba con resignación, sin egoísmo; este ser que se nos fue, ahora puede gozar de una felicidad que no tenia en la Tierra, y sabedores de la inmortalidad del espíritu, nos hemos de encontrar de nuevo cuando los vínculos son los del amor.
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DESARROLLANDO LA SENSIBILIDAD
"Si los hombres se amasen mutuamente, la caridad sería mejor practicada; pero para eso sería necesario que os esforzaseis por arrojar fuera de vosotros esa coraza que os cubre los corazones, a fin de que se vuelvan más sensibles a los sufrimientos ajenos. La rigidez mata los buenos sentimientos. Cristo jamás se excusaba; no rechazaba a quien lo buscaba, fuese quien fuese: socorría así a la mujer adúltera, como al criminal; nunca temió que su reputación sufriese por eso. ¿ Cuando lo tomareis por modelo de todas vuestras acciones?.
Pascal (Sens, 1862) El EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO –– capítulo 11, item 12
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¿ Anciano o Viejo ?
¿Usted se considera un persona anciana o vieja?
¿Cree que es lo mismo?
Pues entonces oiga la declaración de un anciano de setenta años:
Anciana es una persona que tiene mucha edad. Vieja es la persona que ha perdido la jovialidad.
La edad causa degeneración de las células. La vejez causa la degeneración del espíritu. Por eso ni todo anciano es viejo y hay viejos que aún no han llegado a ser ancianos.
Usted es anciano cuando sueña. Es viejo cuando apenas duerme.
Usted es anciano cuando aún aprende. Es viejo cuando ya ni siquiera enseña.
Usted es anciano cuando practica deportes, o hace algún ejercicio físico . Es viejo cuando apenas descansa.
Usted es anciano cuando aún siente amor. Es viejo cuando sólo tiene celos y sentimiento de posesión.
Usted es anciano cuando el día de hoy es el primero del resto de su vida. Es viejo cuando todos los días parecen el último de la larga jornada.
Usted es anciano cuando su calendario tiene mañanas. Es viejo cuando su calendario sólo vive del ayer.
El anciano es la persona que ha tenido la felicidad de vivir una larga vida productiva, de haber adquirido una gran experiencia. Él es un puente entre el pasado y el presente, como el joven es un puente entre el presente y el futuro. Y es en el presente que los dos se encuentran.
Viejo es el que ha cargado el peso de los años, que en vez de transmitir experiencia a la generaciones futuras, transmite pesimismo y desilusión. Para él, no existe puente entre el pasado y el presente, existe un foso que lo separa del presente por el apego al pasado.
El anciano se renueva cada día que empieza; el viejo termina cada noche que concluye. El anciano tiene sus ojos puestos en el horizonte desde donde el sol apunta y la esperanza se ilumina.
El viejo tiene su miopía volcada hacia los tiempos que han pasado. El anciano tiene planes. El viejo tiene añoranzas. El anciano disfruta lo que resta de la vida. El viejo sufre lo que lo acerca de la muerte.
El anciano se moderniza, dialoga con la juventud, trata de comprender los nuevos tiempos. El viejo se obstina en su tiempo, se cierra en su coraza y rechaza lo moderno.
El anciano lleva una vida activa, plena de proyectos y de esperanzas. Para él el tiempo pasa rápido, pero la vejez nunca llega.
El viejo dormita en el vacío de su vida y sus horas se arrastran destituidas de sentido. Las arrugas del anciano son hermosas porque han sido horadadas por las sonrisas. Las arrugas del viejo son feas porque fueron hincadas por la amargura.
En resumen, anciano y viejo, son dos personas que incluso pueden tener la misma edad en el registro civil, pero tienen una edad muy distinta en el corazón.
***
La vida, en sus etapas de infancia, juventud, madurez, es una experiencia constante.
Cada etapa tiene su encanto, su dulzura, sus descubrimientos. Sabio es el que disfruta cada una de las etapas en plenitud, y extrae de ella lo mejor. Solamente así, con la suma de las experiencias y oportunidades, al fin de sus años guardará la jovialidad de un hombre sabio.
Si usted es anciano, tenga la esperanza de nunca volverse viejo.
( Autor desconocido )
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Puedo estar equivocado
Cargó aquel peso inútil durante todo el día.
Salió de casa agobiado, nervioso y, además de eso, había discutido con su esposa.
Había defendido una idea, un pensamiento, con uñas y dientes, ya que no podía admitir, bajo ningún concepto, que su opinión no fuera la verdadera.
Fue grosero, terco e impaciente.
Volvía ahora a casa y al sintonizar la radio del coche, escucha la frase: Puedo estar equivocado.
Era de un profesor diciendo lo diferente que se había vuelto su vida cuando empezó a tener en cuenta esta opción, delante de sus alumnos.
Decía que ellos comenzaron a respetarlo más que cuando pretendía ser siempre el dueño de la verdad.
Afirmaba que incluso los contenidos, al ser transmitidos de una forma más humilde, menos impositiva, se asimilaban mejor por la clase.Él resumía su teoría diciendo: Admitir fallos es el mejor camino.
¿Estamos acostumbrados a hacer ese ejercicio? ¿Consideramos, que en esta o en aquella situación o discusión, podemos estar equivocados? ¿O aún insistimos en creer que nuestro punto de vista es siempre el más correcto? Parece que, al creer que tenemos la razón, pensamos que nuestra opinión es más importante que la de los demás, y que tiene que prevalecer. No lo percibimos, pero eso es la manifestación del vicio del orgullo, en una de sus muchas formas de actuación. Un ejercicio interesante es intentar, en cada momento, considerar la simple hipótesis de que podemos estar equivocados y hacer un esfuerzo para ver las cosas desde otro ángulo
Podemos experimentar ser más flexibles y abiertos y acordarnos que algunas veces podemos no tener razón. Esta forma de actuar nos ayuda a tomar decisiones más acertadas y, consecuentemente, duraderas, pues no habrán sido fruto de una reacción automática de nuestra personalidad.
Al desprendernos de la necesidad de tener siempre la razón, transformamos nuestras vidas en una experiencia bastante más placentera. A fin de cuentas, ¿por qué queremos que nos den siempre la razón? ¿No parece eso un peso innecesario que cargamos en los hombros? Buscar acertar siempre es saludable, nos hace crecer. Sin embargo, querer ser siempre el dueño de la verdad es un derroche de energía, además de ser una pretensión muy grande.
El camino hacia la verdad está en conocer todos los posibles puntos de vista acerca de algo, y eso sólo es posible escuchando a los otros, considerando las experiencias ajenas en la construcción de nuestro conocimiento. Cuanto más humildes somos, más escuchamos. Cuanto más orgullosos, más queremos ser escuchados. Dale Carnegie, autor del best seller "Cómo hacer amigos e influir sobre las personas", afirma que nunca tendrás disgustos admitiendo que puedes estar equivocado. Eso evitará discusiones y hará que el otro compañero se torne tan inteligente, tan claro y tan sensato como lo ha sido usted. Así hará que él también quiera admitir que puede estar equivocado. La inflexibilidad de una opinión genera casi siempre aversión. Un gesto de humildad siempre inspira otro.
Redacción del Momento Espírita basado en un artículo de la Revista Prana Yoga Journal, de marzo de 2008, ed. Brmidia y en un pasaje extraído del libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, de Dale Carnegie, ed. Ibep. En 13.05.2008. https://www.espiritismo.es
*************************************Salió de casa agobiado, nervioso y, además de eso, había discutido con su esposa.
Había defendido una idea, un pensamiento, con uñas y dientes, ya que no podía admitir, bajo ningún concepto, que su opinión no fuera la verdadera.
Fue grosero, terco e impaciente.
Volvía ahora a casa y al sintonizar la radio del coche, escucha la frase: Puedo estar equivocado.
Era de un profesor diciendo lo diferente que se había vuelto su vida cuando empezó a tener en cuenta esta opción, delante de sus alumnos.
Decía que ellos comenzaron a respetarlo más que cuando pretendía ser siempre el dueño de la verdad.
Afirmaba que incluso los contenidos, al ser transmitidos de una forma más humilde, menos impositiva, se asimilaban mejor por la clase.Él resumía su teoría diciendo: Admitir fallos es el mejor camino.
¿Estamos acostumbrados a hacer ese ejercicio? ¿Consideramos, que en esta o en aquella situación o discusión, podemos estar equivocados? ¿O aún insistimos en creer que nuestro punto de vista es siempre el más correcto? Parece que, al creer que tenemos la razón, pensamos que nuestra opinión es más importante que la de los demás, y que tiene que prevalecer. No lo percibimos, pero eso es la manifestación del vicio del orgullo, en una de sus muchas formas de actuación. Un ejercicio interesante es intentar, en cada momento, considerar la simple hipótesis de que podemos estar equivocados y hacer un esfuerzo para ver las cosas desde otro ángulo
Podemos experimentar ser más flexibles y abiertos y acordarnos que algunas veces podemos no tener razón. Esta forma de actuar nos ayuda a tomar decisiones más acertadas y, consecuentemente, duraderas, pues no habrán sido fruto de una reacción automática de nuestra personalidad.
Al desprendernos de la necesidad de tener siempre la razón, transformamos nuestras vidas en una experiencia bastante más placentera. A fin de cuentas, ¿por qué queremos que nos den siempre la razón? ¿No parece eso un peso innecesario que cargamos en los hombros? Buscar acertar siempre es saludable, nos hace crecer. Sin embargo, querer ser siempre el dueño de la verdad es un derroche de energía, además de ser una pretensión muy grande.
El camino hacia la verdad está en conocer todos los posibles puntos de vista acerca de algo, y eso sólo es posible escuchando a los otros, considerando las experiencias ajenas en la construcción de nuestro conocimiento. Cuanto más humildes somos, más escuchamos. Cuanto más orgullosos, más queremos ser escuchados. Dale Carnegie, autor del best seller "Cómo hacer amigos e influir sobre las personas", afirma que nunca tendrás disgustos admitiendo que puedes estar equivocado. Eso evitará discusiones y hará que el otro compañero se torne tan inteligente, tan claro y tan sensato como lo ha sido usted. Así hará que él también quiera admitir que puede estar equivocado. La inflexibilidad de una opinión genera casi siempre aversión. Un gesto de humildad siempre inspira otro.
PENSAMIENTO DE CHICO XAVIER
“No ignoramos que el Universo, que se extiende en el infinito
con millones y millones de soles, es la exteriorización del pensamiento Divino,
de cuya esencia participamos en nuestra condición de rayos conscientes de la
Sabiduría Eterna y dentro del límite de nuestra evolución espiritual. Desde la
super-estructura de los astros hasta la infraestructura sub-atómica, todo está
sumergido en la sustancia viva de la Mente de Dios, como los peces y las
plantas acuáticas están contenidos en el inmenso océano”.
-Chico Xavier-
¿Existe una Ley cósmica, reguladora de la relación con Dios ?
Con Dios se relaciona el hombre mediante el acto de adorarle, lo cual se constituye en una ley conocida como
Ley de Adoración. Esta es una ley moral
que se manifiesta cuando instintivamente
elevamos el pensamiento hacia Dios, aproximando nuestra alma hacia Él.
En esos momentos se puede sentir su Amor y se siente una elevación espiritual por encima de
nuestra condición humana, que supone una proclamación de la Perfección de Dios
en todas las cosas.
Un modo de adoración es la práctica de la oración porque a través de
ella se puede pedir algo a Dios, o bien se le puede alabar y agradecer.
La práctica de la Caridad también es un verdadero acto de adoración al
Padre, porque con ella se manifiesta el Amor a Él cuando lo realizamos con un
semejante.
Cuando se aprende a amar y a
admirar a todas las criaturas y a tener
solamente buenos deseos e intenciones con todos los semejantes que encontramos
en el camino de la vida, viendo en todos ellos a nuestros hermanos en la gran obra
del Padre Eterno, nos descubrimos actuando en un nivel superior de consciencia
amando y adorando al Padre Celestial.
La vida contemplativa que promulgan algunas religiones no constituye un
acto de adoración, pues la contemplación que se une a la meditación, siendo una
práctica positiva y hasta necesaria, no es adoración al Padre, porque apartarse del mundo permanentemente para pensar en Dios
sin hacer nada por los semejantes es una actitud esteril, ya que
si esto no hace mal a nadie, tampoco hace bien a nadie. No se adora al Padre
apartándose del mundo, sino integrándose en el mundo, trabajando por los demás y
haciéndolo en Su nombre.
- Jose Luis Martín-
“ La manera mas agradable de adorar a Dios es
elevar el pensamiento a El a través del culto al bien y del amor al prójimo”
- Joanna de
Angelis -
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RELACIÓN DEL INCONSCIENTE CON EL CONSCIENTE
(1ª Mitad)
En el ser humano, la energía espiritual se manifiesta en su periespíritu e influye
sobre los átomos y moléculas del cuerpo físico por ser de una dimensión más sutil y dinámica que este, por tanto el cuerpo físico se depura a medida que se modifica
la energía espiritual.
la energía espiritual.
Hemos considerado ya que el contenido del inconsciente es el resultado de
lo vivido en el pasado, incluso en las reencarnaciones anteriores. Todo queda
lo vivido en el pasado, incluso en las reencarnaciones anteriores. Todo queda
registrado, sea sano o no, y da lugar a la formación de vórtices o
pilares energéticos de la psiquis. Esos vórtices son estructuras dinámicas en el
sentido que llegan al consciente en forma de voces , sonidos, imágenes,
sensaciones, impulsos, colores y demás modos de expresión de la mente. Tal es la
forma de comunicación del inconsciente y del consciente. Cuando en su contenido
existen dramas del pasado, estos se trasladan hasta la periferia en forma
tumultuosa, intempestiva, con cargas emocionales violentas, como si fuese una
caldera de agua hirviente o un volcán de energías descontroladas que van a
causar estragos en el campo consciente del individuo. Podríamos compararlas con
fuerzas extrañas que al mezclarse con los pensamientos y los actos conscientes,
pilares energéticos de la psiquis. Esos vórtices son estructuras dinámicas en el
sentido que llegan al consciente en forma de voces , sonidos, imágenes,
sensaciones, impulsos, colores y demás modos de expresión de la mente. Tal es la
forma de comunicación del inconsciente y del consciente. Cuando en su contenido
existen dramas del pasado, estos se trasladan hasta la periferia en forma
tumultuosa, intempestiva, con cargas emocionales violentas, como si fuese una
caldera de agua hirviente o un volcán de energías descontroladas que van a
causar estragos en el campo consciente del individuo. Podríamos compararlas con
fuerzas extrañas que al mezclarse con los pensamientos y los actos conscientes,
ocasionarán perturbaciones de diferentes clases.
Se trata del pasado, representado por las energías reprimidas, que busca
acceder al presente e inmiscuirse en él, mediante la exteriorización de lo que está
dentro del alma. Esa sobrecarga de energías torna frágil al consciente, lo debilita,
hace que las personas manifiesten acciones, conscientes e inconscientes,
representativas de estos contenidos. Dichas actitudes, mezcladas o entrelazadas
simultáneamente con comportamientos normales y comportamientos
descontrolados, constituyen los llamados "trastornos del comportamiento".
En el trastorno bipolar, por ejemplo, el individuo oscila
entre comportamientos antagónicos:alegría por encima de lo normal o tristeza
por debajo de los niveles comprensibles.
En los disturbios del comportamiento las personas presentan los más variados
síntomas: manías, fobias, compulsiones, neurosis, psicosis y una amplia gama de
síntomas psicológicos que llegan incluso a las acciones descontroladas de la mente.
De modo que en la medida que los vórtices energéticos del inconsciente
dispongan de vibraciones más sutiles, gracias a la elevación espiritual
conquistada, habrán de impresionar favorablemente las placas nerviosas
conscientes, aportando importantes beneficios. Sin embargo, si esas vibraciones
estuviesen densificadas por los desatinos cometidos, convertidas en transmisoras
de violencia y mala calidad, impresionarán la conciencia con valores malignos y
tumultuosos. Cada individuo es portador, por lo tanto, de las cargas energéticas
correspondientes a sus actitudes del pasado. No se trata más que de la cosecha de
lo que cada uno ha sembrado. Cuando sembremos el bien, nuestros vórtices
energéticos serán saludables y cuando sembremos discordia, egoísmos o violencia,
tendremos centros de energías que nos acarrearán desequilibrios. Apartarse de la
ley del Amor produce sufrimiento; aproximarse a ella da por resultado felicidad.
Por consiguiente, contamos con esas energías poderosas del inconsciente que
generan las llamadas tendencias del individuo, hacia una vida más placentera,
más plena, o hacia una vida repleta de perturbaciones e interminables dolores.
De ahí la gran importancia que asignamos a la educación de los sentimientos, en
un intento de enriquecer la personalidad humana con valores capaces de
neutralizar las energías que atentan contra el equilibrio psíquico. Sólo una
educación tendente al desarrollo de las virtudes será capaz de modificar los
vórtices energéticos negativos ( originados en los errores de comportamiento), y
transformándose en energías iluminadas.
Esa es la finalidad de la educación de los sentimientos: iluminar la conciencia
con valores sustanciales para la pureza del alma.
Es interesante destacar que la energía no solo fluye del inconsciente al
consciente, sino también en sentido inverso. Cada aprendizaje, cada pensamiento
y actitud consciente podrán llegar hasta las regiones más profundas de la psiquis
en forma de energías diferenciadas, en correspondencia con las
acciones realizadas. Podemos pues, en un proceso educativo de los valores
morales, por medio de reflexiones sistemáticas, de meditaciones sucesivas, de
actitudes en el sentido del bien y de plegarias elevadas, introducirnos en las
regiones del inconsciente e impregnarlo de tenues claridades. La persistencia en
este sentido conducirá al ser humano hasta lo que más desea: su felicidad.
-Jason de Camargo-
( Continúa en la siguiente publicación)
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Se trata del pasado, representado por las energías reprimidas, que busca
acceder al presente e inmiscuirse en él, mediante la exteriorización de lo que está
dentro del alma. Esa sobrecarga de energías torna frágil al consciente, lo debilita,
hace que las personas manifiesten acciones, conscientes e inconscientes,
representativas de estos contenidos. Dichas actitudes, mezcladas o entrelazadas
simultáneamente con comportamientos normales y comportamientos
descontrolados, constituyen los llamados "trastornos del comportamiento".
En el trastorno bipolar, por ejemplo, el individuo oscila
entre comportamientos antagónicos:alegría por encima de lo normal o tristeza
por debajo de los niveles comprensibles.
En los disturbios del comportamiento las personas presentan los más variados
síntomas: manías, fobias, compulsiones, neurosis, psicosis y una amplia gama de
síntomas psicológicos que llegan incluso a las acciones descontroladas de la mente.
De modo que en la medida que los vórtices energéticos del inconsciente
dispongan de vibraciones más sutiles, gracias a la elevación espiritual
conquistada, habrán de impresionar favorablemente las placas nerviosas
conscientes, aportando importantes beneficios. Sin embargo, si esas vibraciones
estuviesen densificadas por los desatinos cometidos, convertidas en transmisoras
de violencia y mala calidad, impresionarán la conciencia con valores malignos y
tumultuosos. Cada individuo es portador, por lo tanto, de las cargas energéticas
correspondientes a sus actitudes del pasado. No se trata más que de la cosecha de
lo que cada uno ha sembrado. Cuando sembremos el bien, nuestros vórtices
energéticos serán saludables y cuando sembremos discordia, egoísmos o violencia,
tendremos centros de energías que nos acarrearán desequilibrios. Apartarse de la
ley del Amor produce sufrimiento; aproximarse a ella da por resultado felicidad.
Por consiguiente, contamos con esas energías poderosas del inconsciente que
generan las llamadas tendencias del individuo, hacia una vida más placentera,
más plena, o hacia una vida repleta de perturbaciones e interminables dolores.
De ahí la gran importancia que asignamos a la educación de los sentimientos, en
un intento de enriquecer la personalidad humana con valores capaces de
neutralizar las energías que atentan contra el equilibrio psíquico. Sólo una
educación tendente al desarrollo de las virtudes será capaz de modificar los
vórtices energéticos negativos ( originados en los errores de comportamiento), y
transformándose en energías iluminadas.
Esa es la finalidad de la educación de los sentimientos: iluminar la conciencia
con valores sustanciales para la pureza del alma.
Es interesante destacar que la energía no solo fluye del inconsciente al
consciente, sino también en sentido inverso. Cada aprendizaje, cada pensamiento
y actitud consciente podrán llegar hasta las regiones más profundas de la psiquis
en forma de energías diferenciadas, en correspondencia con las
acciones realizadas. Podemos pues, en un proceso educativo de los valores
morales, por medio de reflexiones sistemáticas, de meditaciones sucesivas, de
actitudes en el sentido del bien y de plegarias elevadas, introducirnos en las
regiones del inconsciente e impregnarlo de tenues claridades. La persistencia en
este sentido conducirá al ser humano hasta lo que más desea: su felicidad.
-Jason de Camargo-
( Continúa en la siguiente publicación)
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