1- Leyes Morales y Leyes Universales
2.- Sobre la Reencarnación
3.- No creáis a todos los Espíritus
Pensamiento para meditar
4.- ¿El por qué de la víctima emocional?
5.-¿Milagro?;¿Fatalidad?;¿Acaso?;¿Libre albedrío?...
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Leyes Morales y Leyes Universales
Existen una serie de leyes
naturales de origen Divino, que
rigen el funcionamiento del Universo infinito. Unas son de carácter físico y
otras de carácter espiritual o moral.
Las de carácter físico son
particulares según la naturaleza
de cada mundo en donde rigen. Estas
leyes físicas regulan el movimiento y las relaciones de la materia bruta y su
estudio corresponde a la Ciencia.
Las leyes espirituales y morales
son también leyes naturales que
constituyen una serie
de normas de
carácter psíquico, espiritual y
moral, que afectan por igual a todos los seres
de la Creación en su relación con Dios y con sus semejantes, por eso se
las conoce también como Leyes Universales o Cósmicas.
Comprenden las reglas y normas de vida para el ser humano o para su Espíritu
encarnado en cualquier lugar del Universo.
La Ley Natural en sus múltiples
facetas, es la Ley de Dios y es la única necesaria para que el ser humano pueda
alcanzar la felicidad infinita y eterna. Esta le indica lo que debe y lo que no
debe hacer. Básicamente es la Ley del Amor, que es eterna e inmutable como el propio Dios del que emanan todo el conjunto de leyes que la regulan.
Todos somos susceptibles de poder
conocer y comprender estas leyes fundamentales que a todos nos afectan, sin embargo ello está condicionado al nivel de progreso que cada uno ya alcanzó con
anterioridad a la actual existencia física.
La armonía que se plasma en el universo
material y en el universo moral, se fundamenta en el funcionamiento de estas
leyes establecidas por Dios desde la eternidad.
Las Leyes Universales, como ya hemos
señalado, están generalizadas y vigentes en todo el Universo al que afectan por igual en
todos los planos, dimensiones y mundos
existentes. La más importante y fundamental entre todas la Leyes Morales es la Ley del Amor, que es el único camino por el que nos conduce la Ley de Evolución para acercarnos cada vez más en una ilimitada perfección hasta el Padre Creador. Por la Ley de Evolución cada criatura puede realizar su propio camino de perfeccionamiento y de aproximación a El, conjugando su existencia con la Ley del
Amor. Esta ley de Evolución espiritual, lleva al Ser espiritual hasta la proximidad y comprensión de Dios, llegando
a gozar de inimaginables estados generadores de Amor y dicha al estar en armonía con Dios, que es nuestra Causa y Origen.
En síntesis, diremos que las leyes
naturales, son todas universales, porque rigen por igual para todo el universo,
y las leyes morales que rigen nuestro universo espiritual, están incluidas
entre las leyes naturales, por lo tanto también son leyes cósmicas.
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SOBRE LA REENCARNACIÓN
19. ¿Por qué el espíritu que está en el espacio se encarna en un cuerpo? − Porque es la ley de su naturaleza, la condición necesaria para sus progresos y para su destino. La vida
material, con sus dificultades, precisa esfuerzo, y el esfuerzo desarrolla nuestras fuerzas
latentes y nuestras facultades en germen.
20. ¿El espíritu se encarna sólo una sola vez? − No, se encarna tantas veces como sea
necesario para alcanzar la plenitud de su ser y de su felicidad.
21. Pero, ¿para lograr este fin, es necesaria la pluralidad de existencias? − Sí, porque la
vida del espíritu es una educación progresiva que supone una serie larga de trabajos que
hay que realizar y de etapas que hay que recorrer.
22. Una sola existencia humana, cuándo es muy buena y muy larga, ¿no podría bastar
para el destino de un espíritu? − No. El espíritu no puede progresar, reparar, más que
renovando muchas veces su existencia en condiciones diferentes, en épocas variadas, en
medios diversos. Cada una de sus reencarnaciones le permite refinar su sensibilidad,
perfeccionar sus facultades intelectuales y morales.
23. Usted dijo que el espíritu se reencarnaba para reparar ¿Significa que practicó el mal
en sus vidas precedentes? − Sí; el espíritu practicó el mal por el mismo hecho que no hizo
todo el bien que debía cumplir. Queda ahí un hueco que es preciso completar.
24. ¿Qué es el mal? − Es la ausencia del bien, como lo falso es la negación de la verdad; la noche, la ausencia de luz. El mal no tiene existencia positiva; es negativo por naturaleza. Hacer el bien, es aumentar el Ser en nosotros; omitir el bien, es disminuir el Ser.
25. ¿Cómo nos permiten las reencarnaciones reparar las existencias fracasadas? − Lo
mismo que el obrero que hizo mal su tarea la empieza de nuevo, así el espíritu que falló su
vida la rehace..
26. ¿Tenemos pruebas de la reencarnación de los espíritus? − Sí, primero aquellas a los que los espíritus mismos nos aportan en sus revelaciones; luego, las aptitudes innatas de cada individuo, que determinan su vocación y le trazan aquí abajo las grandes líneas de su vida.
Síntesis doctrinal y práctica del Espiritismo
Léon Denis
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NO CREÁIS A TODOS LOS ESPÍRITUS
6. Amados míos, no creáis a todos los Espíritus, más probad si los Espíritus son de Dios; porque muchos falsos profetas se levantaron en el mundo. (San Juan, Primera Epístola, cap. IV, v. 1).
7.^ Los fenómenos espíritas, lejos de dar crédito a los falsos Cristos y a los falsos profetas, como algunos exageran en decirlo, por el contrario, vienen a darle el golpe de gracia. No pidáis al Espiritismo ni milagros ni prodigios, porque declara formalmente que no los produce; así como la física, la química, la astronomía, la geología, vinieron a revelar las leyes del mundo material, él viene a revelar las otras leyes desconocidas, las que rigen las
relaciones del mundo corporal y del mundo espiritual, y como sus hermanas mayores de Ciencia, no son menos leyes naturales, y dan la explicación de cierto orden de fenómenos incomprensibles hasta este día, destruyendo lo que quedaba aún en el dominio de lo maravilloso. Aquellos, pues, que estuviesen tentados a explotar esos fenómenos en su provecho, haciéndose pasar por mesías de Dios, no podrían abusar por mucho tiempo de la credulidad y muy pronto serían desenmascarados. Por lo demás, así como se ha dicho
ya, esos fenómenos solos nada prueban: la misión se prueba por los efectos morales, que no es dado a cualquiera producirlos. Este es uno de los resultados del desarrollo de la ciencia espírita; averiguando la causa de ciertos fenómenos, levanta el velo de muchos misterios. Los que prefieren la obscuridad a la luz, son los únicos interesados en combatirla; pero la verdad es como el Sol: disipa las más densas nieblas.
El Espiritismo viene a revelar otra categoría mucho más peligrosa de falsos Cristos y de falsos profetas, que se encuentran, no entre los hombres, sino entre los desencarnados: es la de los Espíritus embusteros, hipócritas, orgullosos y pretendidos sabios que de la Tierra han pasado a la erraticidad y toman nombres venerados para procurar, gracias a la máscara con que se cubren, recomendar ideas, con frecuencia muy extravagantes y absurdas.
Antes que las relaciones mediúmnicas fuesen conocidas, ejercían su acción de un modo menos ostensible: por la inspiración, la mediumnidad inconsciente, auditiva o parlante. El número de los que en diversas épocas, pero sobre todo en estos últimos tiempos, se han presentado por alguno de los antiguos profetas, por Cristo, por María, madre de Cristo, y aun por Dios, es considerable. San Juan previene contra ellos cuando dice: “Amados míos, no creáis en todos los Espíritus, mas probad si los Espíritus son de Dios; porque muchos falsos profetas se han levantado en el mundo.” El Espiritismo da los medios de probarles, indicando los caracteres en que se reconocen los buenos Espíritus, caracteres siempre
morales y jamás materiales (1). Sobre todo, es en el discernimiento entre los buenos y malos Espíritus que pueden ser aplicadas estas palabras de Jesús: “Se conoce la clase de
árbol por su fruto; un buen árbol no puede producir malos frutos, y un mal árbol no puede producir buenos frutos”. Se juzga a los Espíritus por la calidad de sus obras, como un árbol por la calidad de sus frutos..
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO
ALLAN KARDEC.
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PENSAMIENTO PARA MEDITAR
Sea alegre y optimista. No pierda el tiempo mirando atrás para ver lo que hizo. Mire al frente y camine confiado y alegre, practicando el bien y ayudando a todos. Dé la mano a cada criatura que se le aproxime; diga siempre una palabra confortable y cariñosa; tenga para todos una sonrisa bondadosa, y la verdadera felicidad pasará a constituir su clima permanente de vida.
- Grupo Evangelio de Kardec-
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¿ El por qué de la víctima emocional?
Víctima significa sentir que el mundo está en mi contra, que la causa de mi infelicidad está fuera de mí. Que la culpa la tiene el marido, la ex pareja, la madre, el perro, la vecina, el clima, el gobierno. Todo alrededor nuestro parece impedirnos ser felices. Eso dicho vulgarmente es la víctima mental. Primero reconózcan ustedes si están así, reconozcan si son quejosos.
Tanto tiempo le han entregado a los demás la responsabilidad de su vida. Cada vez que uno dice: -"¿cómo quieres que sea feliz con la familia que tengo?" "¿cómo quieres que sea feliz si Dios está en mi contra?".
Siempre va a haber un motivo para la infelicidad mental. Hasta que no entendamos intelectualmente esto y seamos los divinos y heroicos dueños de nuestra historia seguirá existiendo la víctima permanente.
Si la víctima, sólo quedara en la queja verbal no sería grave, pero la energía de la víctima atrae victimarios permanentes en nuestra vida. Uno es un imán energético que emana una cierta frecuencia y esa frecuencia atrae vibratoriamente gente en una sintonia igual. Entonces aquel que está demandando con su carencia, lo único que encuentra es gente igualmente prisionera que te presiona, que te domina, gente que abusa, ni siquiera adrede, es su mecanismo de comunicación. Al ser victimas nos transformamos en discapacitados emocionales. Necesitamos que el otro llene el hueco de lo que no podemos proveer desde adentro. Se nos va la vida esperando que el otro nos ame. Somos mendigos emocionales.
El desapego se produce cuando ya no nos aferramos a la necesidad física de la aparición del otro en nuestra vida para sentirnos felices, somos felices porque estamos vivos en el planeta.
Así vamos a atraer a nuestra vida a gente que vibre en esa misma frecuencia de libertad. Todas las relaciones que tuvimos hasta este momento son las relaciones que merecimos tener. Es lo que escribimos y decretamos claramente, según las asignaturas pendientes en este paso por el planeta tierra. Experimentamos lo que habíamos generado, el abuso, la compasión, el amor, la carencia. Nos fabricamos los maestros perfectos para pasar por las experiencias que nos hacen falta para evolucionar . Toda relación que tenemos en nuestra vida, es la relación que hemos atraído en forma perfecta, aunque esa perfección, a la mente le parezca horrenda. Así que no seamos más una victima, cambiemos la frecuencia vibratoria que emanamos si queremos que mejoren nuestras relaciones.
El futuro depende de lo que en este momento hagamos.
¡ Gracias por existir!
Claudio María Dominguez.
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¿MILAGRO?;¿FATALIDAD?; ¿ACASO?;¿LIBRE ALBEDRIO?
Thomas Magill, un americano de 22 años, sufrió una caída del 39 piso de un edificio en Nueva York. El cayó sobre un coche estacionado en la calle; su cuerpo atravesó el vidrio trasero y se estampó en el asiento de cuero del Dodge Charger. Magill cayó, más o menos, a una velocidad de 160 kilómetros por hora y sobrevivió.
¿Fue un Milagro?... ¿Fatalidad?.. ¿Acaso?...
Hay muchos fenómenos naturales que desafían la razón humana y permanecerán en la dimensión de lo invisible en el círculo de la ciencia tradicional por mucho tiempo. ¿Magill será en el episodio que se produjo, un cruce con lo espiritual, es decir, habrían los Espíritus neutralizado el efecto natural de la Ley de Gravedad y disminuido la fuerza del impacto sobre el coche? ¿Por qué en varios otros sucesos semejantes no sucede esa clase de supuesta intervención espiritual?
¿Acaso es una palabra vacía de significado y ni siquiera existe en el diccionario espirita?. ¿Un milagro? Para los espiritas, el milagro seria una anulación inconcebible de las leyes eternas fijadas por Dios, obras que son de su voluntad, y sería poco digno de la Suprema Potencia exorbitar su propia naturaleza y variar sus decretos. ¿Entonces, habrá fatalidad en los accidentes y, u otros acontecimientos de la vida, conforme el sentido que se da a este vocablo? Quiere decir: ¿que los accidentes y/o acontecimientos diversos son predeterminados? ¿Y el Libre albedrío como quedaría?”. La fatalidad existe únicamente por la elección que el Espíritu hizo al encarnar, de esta o aquella prueba que ha de sufrir. Y, más aun, “fatalidad”, en el verdadero sentido de la palabra, solo lo es el instante de la muerte, según el Espiritismo.
¿Así, cualquiera que sea el peligro que nos amenace, si el instante de la muerte aun no nos llegó, no moriremos? Según los espíritus: no desencarnaremos y sobre eso tenemos muchos ejemplos. De hecho, en todas las épocas muchas criaturas han salido ilesas de las más extremadas situaciones de peligro. Por otro lado, sin embargo, habrá quien pregunte: ¿Con qué finalidad pasan ciertas personas por tales peligros que ninguna consecuencia grave les causan?. En la cuestión 855 del Libro de los Espíritus. el asunto está explicado por los Espíritus: “Si escapas de ese peligro, cuando estás aun bajo la impresión del riesgo que corriste, tienes en mente, más o menos seriamente, el propósito de mejorar, conforme sea más o menos fuerte sobre ti la influencia de los buenos Espíritus”.
El tema y el estudio sobre la fatalidad tienen múltiples facetas. Deben ser considerados bajo diversos ángulos. La fatalidad existe únicamente por la elección que hacemos, al encarnar, de esta o aquella forma para sufrir. Eligiéndola, instituimos para nosotros una especie de destino, que es la consecuencia misma de la posición donde nos habremos colocado. Si estamos cumpliendo nuestro libre albedrio, la programación reencarnatoria, no tenemos, pues, que ser visitados por la fatalidad. Por eso, creemos que no hay libre albedrio, ni determinismos absolutos, en la encarnación, sino una libertad condicionada.
Por lo tanto, la doctrina de los espíritus, contenida en El Libro de los Espíritus, no respalda la idea de la fatalidad, mereciendo por eso lectura y reflexión. ¿Entonces, cual es la finalidad de esos accidentes que causan tanto espanto? Como la Justicia Divina puede ser percibida en esas situaciones extremas? ¿Por qué algunas personas escapan, y otras no, de caídas, por ejemplo, como vimos antes, al principio de estel escrito? Recordando que la fatalidad, el destino, el azar, la suerte, son palabras siempre citadas en situaciones como esa.
La fatalidad física, el momento de la muerte vendrá naturalmente, en el tiempo y en la manera pre establecida, a no ser que lo precipitemos, por el uso de nuestro libre albedrío a través del suicidio, por ejemplo. El instante es un momento, una fracción de tiempo indefinido, más o menos dúctil, diferente de ahora, el minuto y el segundo de la muerte. Es evidente que Dios todo lo provee, pero los acontecimientos no están acondicionados a eso; Dios previó nuestras acciones, pero no actuamos porque Dios lo había previsto, sino porque utilizamos nuestro libre albedrio de esta o de aquella manera y Él tenía conciencia de esa manera de actuar nuestra.
¡Ahora! Si usamos bebidas alcohólicas y conducimos un vehículo a 150 Km/h, o atravesamos una avenida de intenso tráfico de automóviles, con los ojos cerrados, por ejemplo, estamos exponiéndonos y sujetándonos a la “fatalidad”, pero antes de nuestro procedimiento erróneo, utilizamos nuestro libre albedrío.
¿Que tiene que ver estas reflexiones con el caso del americano que cayó del 39º piso de un edificio en Manhattan, Nueva York?. ¡Bien! Bajo nuestro punto de vista, y por lo expuesto, creemos que la espiritualidad superior no tiene ningún compromiso con la fatalidad, pudiendo alterar las programaciones reencarnatorias de acuerdo con el merecimiento del reencarnado; para tal, bajo el prisma espiritual, la fatalidad no es fatal, porque puede ser modificada, ya que es posible renovar nuestro destino todos los días. No dudemos de eso.
-Jorge Hessen-
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