sábado, 22 de junio de 2019

¿ Es el inconsciente una guía moral?

     INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.-¿ La verdad, es relativa?
2.-¿Hay Leyes Cósmicas que afectan al Ser humano?
3.- Encuentro con Dios
4.-¿Es el inconsciente una guía moral?
5.- Estados vibratorios del Alma: La Memoria




                                           
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¿LA VERDAD ES RELATIVA?

    Un cuestionamiento común en los estudiosos del Espiritismo lo es  sobre la verdad y su posible relatividad. Oímos sobre el asunto y las opiniones son diversas, algunas creyendo que sí y otros opinando que no. Finalmente, ¿la verdad es relativa?
    La respuesta no es difícil, pero tampoco resulta  sencilla de ser presentada. Cuando busquemos en fuentes seguras que puedan aclararnos este interesante asunto y aprovechemos el precioso recurso de la reflexión, encontraremos la comprensión más acertada sobre este tema.
    La verdad viene siendo objeto de discusión desde que el hombre se manifestó como ser racional en busca de respuestas para comprender la vida y sus manifestaciones. Filósofos, pensadores,educadores, científicos, religiosos, humanistas, todos tratando de descubrir el real sentido del vocablo verdad en la senda intrincada de los descubrimientos y del conocimiento universal.
    El filósofo Rene Descartes, en su clásico Discurso del Método, llegó a elaborar una metodología para buscar el conocimiento verdadero. En ese documento, el conocido filósofo acuñó la célebre frase: "Pienso, luego existo".
    La razón de la existencia humana es encontrar la verdad. Pero, por cautela, los amigos espirituales recomendaron en la principal obra espírita:
    Lo importante es que cada cosa venga a su tiempo. La verdad es como la luz: el hombre precisa habituarse a ella, poco a poco; de lo contrario quedará deslumbrado.
    Al desarrollar con criterio el contenido acerca del carácter de la revelación espírita, Kardec afirmó: "La característica esencial de cualquier revelación tiene que ser la verdad. Revelar un secreto es hacer conocido un hecho; si es falso, ya no es un hecho y, en consecuencia, no existe tala revelación...."
    Más adelante, el Codificador continúa profundizando en la cuestión:
    Lo que de nuevo enseñan a los hombres, ya sea en el orden físico o en el orden filosófico, son revelaciones. Si Dios suscita reveladores para las verdades científicas, puede, con mayor razón, suscitarlos para las verdades morales, que  constituyen elementos esenciales de progreso. Tales son los filósofos cuyas ideas sobrepasan  los siglos.
    Pastorino, en su reconocida sabiduría como filósofo del Evangelio, ya desde el Plano Espiritual nos enseña que
    El conocimiento de la Verdad libera al ser humano de las ilusiones y lo impulsa al crecimiento espiritual, multiplicando sus motivaciones para la auto-iluminación, gracias a la cual se le hace más fácil la ascensión a los páramos celestes.
    El conocimiento de la verdad, entonces, es el destino de toda criatura que ansía por el entendimiento acerca de las principales cuestiones de la vida, que vienen preocupando al hombre en el transcurrir del proceso de evolución antropomórfica: ¿ de dónde vine?; ¿qué estoy haciendo en la Tierra?; ¿para donde iré después de partir de aquí?. Son preguntas que las religiones, las ciencias y las filosofías, al intentar resolverlas todavía no lograron el éxito. Y para las cuales el Espiritismo tiene las elucidaciones precisas y satisfactorias al espíritu científico y racional que predomina en nuestra época.
    Para acceder a estas informaciones, es imprescindible conocer los fundamentos básicos del Espiritismo por la lectura y estudio de las obras que componen la Codificación Espírita. Luces de esclarecimiento y bálsamos de consolación son ofrecidos en esos preciosos libros y en otros complementarios, procedentes de las psicografías de Zilda Gama, Yvonne Pereira, Chico Xavier, Divaldo Franco. entre tatos otros colaboradores de Cristo en la evangelización de la Humanidad de la Tierra.
    En respuesta a la cuestión formulada al inicio de este texto, aclaramos que la verdad es absoluta. La revelación de la verdad es gradual y también es relativa, según nuestra capacidad para comprenderla.
    Así, es natural que al comienzo de nuestra evolución moral e intelectual, presentemos también mejores condiciones para entender y aceptar la verdad, integrándonos, en definitiva, a los propósitos divinos que las palabras de Jesús traducen con propiedad: "Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres".
- De la Revista Verdad y Luz-


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   ¿ Hay  Leyes  Cósmicas que afectan al Ser                                   humano?


       Al igual que todo lo que nos rodea en la Naturaleza se rige por unas leyes físicas naturales, nosotros que también formamos parte del Universo, igualmente estamos afectados además de por esas leyes físicas , por otras de carácter espiritual e interno, de las cuales no nos podemos sustraer porque antes que nada, esencialmente somos espíritus.
      Hay dos grandes grupos de leyes naturales : las físicas que rigen la materia en donde se desenvuelve el Ser humano y los movimientos del Cosmos, y las leyes morales que afectan al ser humano en su relación con Dios y con los demás seres.

Entre las leyes  Morales, que son Leyes Naturales creadas por Dios, o sea, que son Divinas, tenemos:
-La Ley de Justicia
- La de Amor y Caridad
-La de LIbertad,
-La de Igualdad,
-La de Evolución y Progreso
-La de Sociedad
- La de Destrucción
-La de Conservación
-La de Reproducción
-La de Trabajo
-La de Adoración
Si mediante las leyes físicas y de la Naturaleza, la Causa Primera de Todo, o Dios, cuida del entorno físico del Ser humano, del mismo modo  las leyes morales naturales son tendentes a su conducción moral en el camino de su evolución.
Todo el conjunto de leyes naturales forman un engranaje perfecto que las relaciona, y que señala el funcionamiento de todos los Seres existentes e inmersos en un proceso contínuo de progreso hacia una cada vez mayor perfección; Estas leyes vienen a ser el modo como Dios actúa y se manifiesta, deduciendo de ellas la propia existencia de su Creador; estas Leyes son infinitamente sabias y justas, tal como lo es el Origen de donde proceden. Todo en la Naturaleza se rige por ellas, incluido el ser humano, su salud y su enfermedad.
 Las leyes naturales comprenden todas las circunstancias de nuestras vidas y desde la eternidad funcionan siempre de igual modo, debido a que son leyes eternas e inmutables, porque son Divinas y se encuentran en el fondo de la conciencia de cada uno, aunque no se sea siempre consciente de su existencia e influencia determinante sobre todos los seres.
- Jose Luis Martín-

             " La conciencia es la presencia de Dios en el hombre”
                         -Emmanuel Swdemborg-1688-1772-


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                                      ENCUENTRO CON DIOS

Señor, tantas fueron las veces que mis ojos miraban el cielo en busca de respuestas.
Observé los dolores del mundo y me pregunté dónde está Tu justicia, dónde Tu bondad, dónde Tu infinito amor.
Además, me pregunté: ¿Qué eres Tú? ¿Dónde vives?
Sin embargo, aquel día tenía de llegar. Y llegó. Y nosotros nos encontramos.
El hospital estaba especialmente frío aquella noche de otoño.
Yo hacía mis visitas, observando el cuadro de cada paciente por el cual yo, como médico, era el responsable.
Entonces, fui sorprendido por la madre de uno de mis pacientes, que gritaba desesperadamente mi nombre.
Su hijo, que contaba siete años en esa época, tenía crisis continuas de convulsiones. Su cuerpo frágil, afectado por el cáncer, se debatía en la camilla.
Después de estabilizarlo y, teniendo en cuenta mis cuarenta años en el área de la oncología, sabía que la muerte no tardaría en llegar para aquel frágil muchacho.
Todavía, ocurrió algo inusitado: tal vez porque me acordé de mi nieto, sano y feliz, las lágrimas comenzaron a brotar incesantes de mis ojos y, aun esforzándome mucho, no pude contenerlas.
Sujeté la mano de aquel niño y, con el apoyo de la madrecita que ahora compartía sus lágrimas conmigo, sentí su pulsación volviéndose cada vez más débil, hasta cesar completamente.
Inmediatamente, me puse a pensar en palabras de consuelo para aliviar el corazón de aquella  madre que acababa de perder a su hijo. Pero, las gruesas lágrimas que corrían por mi rostro no me permitían consolar a nadie.
Y cuán sorprendido me quedé cuando aquella señora, secándose las propias lágrimas, me abrazó y dijo: No llore, doctor. Dios quiso que mi hijo no sufriese más.
Dios siempre actúa a nuestro favor, continuó la señora. Somos nosotros que, egoístas, muchas veces no somos capaces de ver Su misericordia en todo lo que nos rodea, incluso cuando sufrimos.
Perplejo, no logré acompañar el razonamiento de aquella sabia mujer: ¿Cómo podemos encontrar la misericordia en el sufrimiento?
Y ella, como leyendo mis pensamientos, aseveró: Dios es como un padre que trata a su hijo enfermo: permite que el vástago tome la medicina, aunque amarga, pero que traerá alivio y cura para el cuerpo enfermo.
Dios permite que tomemos la medicina amarga del sufrimiento, a fin de que sanemos nuestro Espíritu de todo el mal que, quizás, aún pueda en él existir.

* * *
En la respuesta tan simple de aquella señora, yo Te encontré.
En aquella camilla, no sólo estaba el hijo de la resignada mujer. Todos los dolores del mundo, por los cuales yo también lloraba, estaban allí representados.
Mientras yo veía injusticia y dolor, ella veía oportunidad y regeneración. Al tiempo que yo perdía un paciente para la muerte, ella entregaba un hijo para la vida. Yo veía el final. Ella, el comienzo.

* * *
Dios en todo se revela. Bajemos la guardia de nuestro orgullo, de nuestro materialismo, de nuestro egoísmo, a fin de percibirlo.
En el verde de los bosques, en el canto de los pájaros, en los que sufren, en los que ríen y dentro de nosotros... ¡Allá está Él!
¡Pensemos en eso!


Redacción del Momento Espírita.

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¿ES EL INCONSCIENTE UNA                  GUÍA MORAL?


¿Es el inconsciente una guía moral?






“El inconsciente guarda y elabora los registros psíquicos, intelectuales y emocionales a lo largo de las experiencias milenarias del espíritu, permitiendo el avance moral-intelectual”
   La estructura psicológica de la conciencia humana tiene sus partes bien definidas; por un lado encontramos “El consciente”, es la parte de la mente que alberga todo de lo que estamos conscientes en determinado momento. En segundo lugar aparece “El subconsciente” son aquellos contenidos (recuerdos, emociones, impulsos, etc.) que no están en el campo de la conciencia y por tanto se encuentran en el inconsciente, pero son fácilmente accesibles a nuestra conciencia (Ej.: Una persona que conocemos pero en un momento determinado no podemos recordar su nombre y un instante después aflora su nombre a nuestra mente fácilmente). 
   Y en tercer lugar tenemos “el inconsciente”(*) auténtico baúl dinámico de la conciencia donde se archiva todo lo que no recordamos, así como muchas cosas que no están en el consciente, algunas reprimidas y otras no, pero que presentan resistencia a ser recordadas conscientemente. Aquí incluiremos las experiencias del pasado adquiridas a través de la reencarnación.
   Es importante conocer esto, porque como bien explicábamos en el artículo del mes de marzo sobre la existencia de una ley moral en el interior del hombre, este código moral se halla en la conciencia de cada individuo. Y concretando un poco más al respecto afirmamos que, dentro de la conciencia, el lugar donde se almacenan las experiencias, las memorias extra-cerebrales, las tendencias y reflejos condicionados del ser a través de los milenios es el inconsciente profundo.
“El pasado no reconoce su lugar: está siempre presente                            Mario Quintana – Poeta
Todo aquello que conforma nuestra historia como espíritus inmortales, nuestra individualidad, nuestros impulsos, sentimientos, ideas, automatismos, etc. Se encuentran archivados y permanentemente vivos en nuestro interior. Tanto es así que muchos reflejos condicionados, emociones o instintos afloran muchas veces de nuestra personalidad sin saber muy bien de dónde proceden. Es la auténtica herencia espiritual que todos tenemos, unos más rica en vivencias porque comenzaron antes el camino de la evolución y otros menos porque llevan menos vidas o menos experiencias acumuladas.
   No importa la cualidad de estas experiencias, si son buenas o malas, si tienen un recorrido perturbador o beneficioso para nuestro yo, pues esto se deriva de la naturaleza en cómo fueron vividas y la intensidad con las que se grabaron en la profundidad de nuestra alma. Lo que verdaderamente importa es que todos los seres humanos, dotados de alma inmortal, pueden acceder antes o después a su propio acervo, a su auténtica historia real y profunda de la que procede y que le condiciona. Si bien respecto a la experiencia la cualidad no tiene importancia, la acción derivada del libre albedrío y su correspondencia con la ley de Dios, que es la Ley Natural, condiciona el futuro del espíritu en las sucesivas reencarnaciones que le tocará vivir.
   Por consiguiente, la importancia del bien y del mal en cuanto a nuestras actuaciones, pensamientos o sentimientos es relevante y al mismo tiempo imprescindible a la hora de forjar nuestro propio destino. El grado de La Ley Moral que cada uno tiene y se establece en nuestro inconsciente viene derivado del uso acertado o desacertado del libre albedrío. 
    Cuando trabajamos en el bien y nuestros actos reflejan la concordancia con la Ley de Dios, nuestro inconsciente se llena de actitudes, reflejos, automatismos y experiencias dirigidas en ese sentido, forjando a fuego la directriz que nos acompañará siempre, vida tras vida. De aquí surgirán los sentimientos nobles y altruistas, las necesidades de encontrar un sentido positivo a la vida, la lucha por el progreso y la mejoría constante. Todo esfuerzo es recompensado y queda grabado para siempre en nuestro interior.
“Reflejos, automatismos, instintos y tendencias proceden de la repetición de estas experiencias a través de las vidas sucesivas”
Cuando en el uso de nuestro libre albedrío nos apartamos del bien, eligiendo el camino del mal, el inconsciente graba igualmente, almacena, registra y refuerza sus hábitos perniciosos, de forma que estos aflorarán antes o después para seguir reflejando nuestro carácter y autentica personalidad en futuras vidas. Traumas, complejos de culpa, fobias, desequilibrios, neurosis y disfunciones de la personalidad vendrán hasta nosotros siempre que no corrijamos estas tendencias arraigadas y reforzadas con nuestro mal proceder sobre las leyes de la vida.
   Carl G. Jung, el padre de la psicología analítica calificaba a estas perturbaciones negativas del inconsciente como “la sombra”. Y decía más, es preciso combatirla reconociéndola y teniéndola presente, aceptándola como propia, sin intentar huir de ella, para que de esta manera podamos enfrentarla conscientemente y la vayamos debilitando con los hábitos contrarios a los que ella nos impulsa. 
   En un lenguaje más sencillo podemos calificarlo como nuestros defectos o imperfecciones morales, nuestras debilidades que nos acompañan, queramos o no, porque las hemos insertado en nuestra conciencia a fuerza de perseverar en ellas una y otra vez. Egoísmo, orgullo, vicios, envidia, pasiones desenfrenadas, etc. por citar algunas de estas debilidades que forman parte de nuestro carácter y que no sólo nos debilitan como espíritus, sino que es el motivo de mayor sufrimiento que podamos sembrar en nuestro interior.
   Así pues, el inconsciente puede ser una guía moral para detectar aquellas debilidades que tenemos, al mismo tiempo que marca el nivel de elevación espiritual que poseemos. Es bien sabido que actuamos muchísimas mas veces por causa de nuestro inconsciente que de forma consciente y atenta. Nuestro sistema circulatorio (sangre), digestivo, el sistema nervioso autónomo, y multitud de procesos que ocurren en nosotros y a nuestro alrededor, funcionan de forma inconsciente.
“Si en el Océano Pacífico colocamos una cáscara de nuez, sería similar al tamaño del inconsciente (Océano) y nuestro consciente (cáscara de nuez)”Sigmund Freud
   Con harta frecuencia nuestros hábitos afloran a la hora de tomar decisiones, y solemos reaccionar mediante impulsos o acciones que afloran de forma automática sin previa consciencia. Somos animales de costumbres, y si estas no son las adecuadas, nuestro poderoso inconsciente toma el mando y envía las señales automatizadas con las que siempre respondemos. Si estas son adecuadas y correctas respecto a las leyes morales, nuestra conciencia no efectúa reproche alguno, pero si son contrarias al bien, el remordimiento aflora como un mecanismo de advertencia.
   Sea como fuere, no estamos aislados de lo que somos y lo que fuimos por el hecho de no ser conscientes de las experiencias concretas que vivimos y experimentamos, sino que todo está en nosotros. Por ello, el olvido del pasado que acontece en cada nueva reencarnación cuando tomamos un cuerpo físico con un nuevo cerebro incapaz de bucear en una memoria que no ha grabado, es una bendición de la Ley Divina, que intenta protegernos de aquellos episodios de los que fuimos protagonistas, en los que atentamos contra el bien y cuyo recuerdo podría suponernos graves disturbios mentales y emocionales, impidiéndonos un equilibrio sereno y necesario.
   Es otro de los motivos que nos hacen comprender la elegancia, la perfección, la excelsa y amorosa mano del creador para procurar al hombre el olvido temporal de sus errores, a fin de poder corregirlos y avanzar mediante el  esfuerzo personal progresando espiritualmente. Y por ello, lejos de apartar de nosotros aquello que somos y nosotros mismos hemos sembrado, lo vela en el inconsciente, para que siempre tengamos a mano los recursos necesarios para corregir el mal sin que este nos condicione, optando por la experiencia de abrazar el bien.
   Así pues, nuestro inconsciente puede convertirse en una guía moral cuando actúa siguiendo la Ley de Dios, la Ley Moral que el Creador puso en lo íntimo de nuestra conciencia y que nos impulsa hacia el bien, merced a nuestro esfuerzo por construir en nuestro interior los hábitos positivos que suplantan a los negativos y se convierten en una conducta recta y una conciencia limpia.
 Antonio Lledó FlorAmor, Paz y Caridad
(*) “Lo que Freud  llamó inconsciente la Psicología Espírita lo llama Espíritu, y no es un archivo de experiencias depositadas en un baúl; es algo extremadamente dinámico que impulsa nuestras actitudes y nos domina hasta que no hagamos el viaje interior dentro de nosotros mismos.” 

Libro: Reflejando el Alma – Divaldo Franco –
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                                                                                      Estados Vibratorios del alma
                          La Memoria                                    
    La vida es una vibración inmensa que llena el Universo y cuyo foco está en Dios.- Cada alma, centella despegada del Foco Divino, se torna, a su vez, un foco de vibraciones que han de variar, aumentar de amplitud e intensidad, consonante al grado de elevación del ser. Este hecho puede ser verificado experimentalmente.  
    Toda alma tiene, pues, su vibración particular y diferente. Su movimiento propio, su ritmo, y la representación exacta de su poder dinámico, de su valor intelectual, de su elevación moral. 
    Toda la belleza, toda la grandeza del Universo vivo se resume en la ley de las vibraciones armónicas. Las almas que vibran unísonas se reconocen y se llaman a través del espacio. ¡De ahí las atracciones, las simpatías, la amistad, el amor!. Los artistas, los sensitivos, los seres delicadamente armonizados conocen esa ley y sienten sus efectos. El alma superior es una vibración en posesión de todas sus armonías. 
    La entidad psíquica penetra con sus vibraciones todo su organismo fluídico, ese periespíritu que es su imagen y semejanza, la reproducción exacta de su armonía personal y de su luz; más, llega la encarnación y esas vibraciones van a reducirse, amortiguarse bajo el envoltorio carnal. El foco interior ya no podrá proyectar hacia el exterior sino 
una radiación enflaquecida, intermitente. Entre tanto, en el sueño, en el sonambulismo, en el éxtasis siempre que el alma se abre una salida a través del envoltorio de materia que la oprime y engrilla, se restablece inmediatamente la corriente vibratoria y el foco vuelve a adquirir toda su actividad. El Espíritu se encuentra nuevamente en su estado anterior de poder y libertad. Todo lo que en el dormía despierta. Sus numerosas vidas se reconstituyen, no sólo con los tesoros de su pensamiento, con los recuerdos y adquisiciones, más también con todas las sensaciones, alegrías y dolores registrados en su organismo fluídico.. Es esta la razón por la que, en el trance, el alma, vibrando los recuerdos del pasado, afirma sus existencias anteriores y reata la cadena misteriosa de sus transmigraciones. 
 
LEÓN DENIS -(El problema del Ser. del destino y del dolor)
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