domingo, 12 de julio de 2015

DONACIÓN DE ÓRGANOS PARA TRANSPLANTES



¿Por qué a veces se confunde al bueno con el tonto?

Es muy frecuente que el malvado, ante quien no lo es o ante el que no reacciona negativamente tal como lo haría él, no comprenda la actitud de la persona buena porque reacciona diferente a como lo haría él y entonces puede creer que se encuentra ante un tonto del que puede abusar sin consecuencias.
Las pruebas de la vida a veces nos ponen delante a Seres malvados, egoístas o ignorantes que tratan de aprovecharse de los demás mediante el engaño, por el solo motivo de encontrar en los demás una postura positiva que estos Seres no comprenden , y así se equivocan al confundir al bueno con el tonto.
Es cierto que también hay buenos que además son de mente poco lúcida, del mismo modo que también hay tontos que además son malvados, pero no se deben confundir ni mezclar ambos términos.
Ser caritativo, bueno y generoso no debe suponer en absoluto ser también tonto, aunque haya quien equivocadamente así lo crea, por eso, debemos con nuestro ejemplo ayudar a los demás y ser caritativos y generosos hasta donde podamos serlo, pero estando a su vez atentos a cualquier intento de abuso por parte de quien se esté confundiendo con nuestra actitud que aun no comprenden..
Si alguien confunde nuestra bondad , generosidad y nobleza con majadería y simpleza, siendo conscientes de ello, debemos ser caritativos para no herirle innecesariamente, pero al mismo tiempo se debe ser sincero y firme para impedir el pretendido abuso y hacerles comprender su actitud errónea, pero siempre procurando no manifestar ninguna clase de agresividad , ni siquiera aspereza y manteniendo una postura noble que seguramente no comprenden y ante la que se suelen ver sorprendidos, o desconcertados. Cuando se adopta esta actitud como respuesta a sus mezquindades, muchas veces sirve para hacerles reflexionar o sentir vergüenza de sí mismos al sentir que se están mostrando “desnudos por dentro”, tal como por un instante se sienten ellos, y esto puede ser una lección muy provechosa en sus vidas. Los que a cambio de su maldad, egoísmo, mala intención o de ambición, se ven tratados a pesar de todo con un respeto y Amor que no merecen, comienzan a sentir lo vergonzoso e indigno de su conducta, comenzando así a experimentar en ellos mismos el arrepentimiento y otro aspecto del Amor, cual es la gratitud y la generosidad que en el fondo intenta paliar su falta.
Nada ni nadie puede hacer daño psíquico o moral a la persona recta y bondadosa que está centrada en vivir dentro de una recta conducta, con un recto pensar y un recto sentir. Solo nos pueden hacer daño los propios pensamientos y sentimientos irreflexivos, cuando no se está alerta para frenar los propios impulsos.
Que nos sigan tomando por tontos; tal vez esa sea la señal evidente de que vamos por el buen camino: nuestro actuar dentro de las más elementales y evangélicas normas de la Caridad, que es el bien, el amor puesto en acción. Otros caminos de actuación fuera de la bondad, serían caminos de extravío.

- Jose Luis Martín -

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Dar no es perder, es crecer; perdonar no es humillarse, es enaltecerse”
- Iris Quintans -


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                          DONACIÓN DE ÓRGANOS

LA DONACIÓN DE ÓRGANOS PARA TRANSPLANTES ES PERFECTAMENTE
LEGÍTIMA.

En las prácticas médicas de todas las especialidades, el transplante de órganos es lo que demuestra con mayor claridad la estrecha relación ebtre la muerte y la nueva vida, o el renacimiento de las cenizas, como el Ave Fenix, el mitológico pájaro símbolo de la renovación del tiempo y de la vida después de la muerte. La temática "donación de órganos y transplantes", es bastante corriente en el escenario terrenal. Sobre el asunto, las informaciones instructivas de los Benefactores espirituales no soon abundantes. El proyecto genoma, las investigaciones sobre células tronco embrionarias y otras, señalizan el alcance de la ciencia humana.

Los transplantes, en épocas pasadas llenas de casos de rechazo, se convirtieron en las prácticas modernas de recomposición orgánica. El cuidado "in vivo" de experiencias siguiendo la regeneración celular y la perspectiva de mejoría de la vida, siguen adelante por las incitantes investigaciones ensayadas. Eso hace esperanzadora la espectativa de la ciencia contemporánea. Sin embargo, el miedo a lo desconocido se cierne en la mente de muchos. Algunos espíritas recelan de autorizar en vida la donación de sus propios órganos después de desencarnar, alegando que Chico Xavier cuando afirmó "mi mediumnidad y mi vida la dediqué a mi familia, a mis amigos, al pueblo. Mi muerte es mía. Yo tengo ese derecho. Nadie puede moverse en mi cuerpo; él debe de ir para la madre tierra".  Lo dijo, porque cuando aún estaba encarnado, Chico recibió varias propuestas (inoportunas), para que su cerebro fuese estudiado después de su desencarnación. De ahí el comprensible recelo de que su cuerpo fuese profanado en ese sentido. No podemos olvidar que si hoy somos potenciales donantes, mañana podremos ser nosotros o nuestros familiares y amigos, potenciales receptores. "Para la mayoría de las personas la cuestión de la donación es tan remota y distante como la muerte. Pero para quien está esperando un órgano para el transplante, ella significa la única oportunidad de vivir.".
Juana de Angelis, conocedora de esta importancia, resalta: "...Verdadera bendición, el transplante de órganos concede la oportunidad de proseguir en la existencia física, en la condición de moratoria, a través de la cual, el Espíritu continúa el periplo orgánico. Finalmente, la vida en el cuerpo es el medio para alcanzar la plenitud, que es la vida en sí misma, exultante y real".
En entrevista para la TV Tupi en agosto de 1964, Francisco Cándido Xavier comenta el transplante de órganos, en la opinión de los Espíritus sábios, es un problema de la ciencia muy legítimo, muy natural y debe ser llevado adelante. Los Espíritus, según Chico Xavier, no creen que el transplante de órganos sea contrario a las leyes naturale, pues es muy natural que al deshacernos del cuerpo físico, vengamos a donar los órganos prestantes a compañeros necesitados de ellos, que puedan utilizarlos con provecho. La donación de órganos para transplantes es perfectamente legítima. Divaldo Franco certifica:  si la misericordia divina nos confiere una organización física sana, es justo y válido, después de habernos utilizasdo de ese patrimonio, ofrecerlo, gracias a las conquistas valiosas de la ciencia y de la tecnología, a los que los necesitaran, a fin de continuar en la jornada. 
 No hay, tampoco, reflejos traumatizantes o inhibidores en el cuerpo espiritual, como contrapartida a la mutilación del cuerpo físico. El donador de ojos, por ejemplo, no retornará ciego en el Más Allá. Si así fuese, ¿Qué sería de aquellos que vieron consumido su cuerpo, por el fuego, o desintegrado por una explosión?. ¿Cuando se puede precisar que una persona está realmente muerta?
Conforme la American Society of Neuroradiology, la muerte encefálica es un estado irreversible de cesación de todo el encéfalo y de las funciones neuronales, como resultado de un enema y la masiva destrucción de los tejidos encefálicos, a pesar de la actividad cardiopulmonar que puede ser mantenida por avanzados sistemas de soporte vital y mecanismos de ventilación". El gran asunto a remover es la muerte encefálica, en la vigencia de la cual, los órganos o partes del cuerpo humano, son removidos para utilización inmediata en enfermos necesitados de ellos. Estar en muerte encefálica, es estar en una condición de parada definitiva e irreversible del encéfalo, incompatible con la vida y de la cual, nadie se recupera jamás. Habiendo muerte cerebral, verificada por exámenes convencionales y también apoyada en recursos de moderna tecnología, apenas los aparatos pueden mantener la vida vegetativa, por tiempo indeterminado. Es ese estado en el que se verifica la posibilidad del donante de órganos, de morir, y solo entonces sus órganos, pueden ser aprovechados- ya que órganos sin irrigación sanguínea no sirven para transplantes. ¿Sería la eutanasia?. Evidentemente que, caracterizar el caso como tal, carece de argumentación científica para condenar el transplante de órganos: la eutanasia en modo alguno, encajaría en esos casos de muerte encefálica comprobada. La medicina, en todo el mundo, tiene como certeza que la muerte encefálica, que incluye la muerte del tronco cerebral, solo tendrá constatación a través de los exámenes neurológicos, con intervalo de seis horas y uno complementario. Así, cuando sea constatada la cesación irreversible de la función neuronal, ese paciente estará muerto, para unanimidad de la literatura médica.
Otra cuestión que a menudo es levantada, es el rechazo del organismo después de la cirugía. Chico Xavier nos explica: André Luiz considera el rechazo como un problema claramente comprensible, pues el órgano del cuerpo espiritual está presente en el receptor. El órgano periespiritual provoca los elementos de defensa del cuerpo, que los recursos inmunológicos del futuro próximo, naturalmente,  van a detener o a cohibir.
Especialistas, a partir de 1967, desarrollaron varias drogas inmunodepresoras (ciclosporina, azatiaprina y corticoides), para reducir la posibilidad del rechazo, pasando entonces los receptores de órganos a tener una mayor sobrevivencia. Estadísticamente, lo que hay es una tasa de prolongamiento de vida en los transplantes, extremadamente elevada. Eso gracias no solo a las técnicas médicas, siempre en perfeccionamiento, sino también por los esquemas inmunodepresores que se desarrollaron y ampliaron considerablemente, existiendo actualmente esquemas que llevan al cero por ciento (0%) el rechazo celular agudo en la fase inicial del transplante, que es cuando suceden. 
André Luiz, explica que cuando la célula es retirada de su estructura formadora, en el cuerpo humano, yendo laboratorialmente a otro ambiente energético, ella pierde el comando mental que la orientaba y pasa, de esa forma, a individualizarse; al ser implantada en otro organismo ( por tansplante, por ejemplo), tenderá a adaptarse al nuevo comando(espiritual) que la revitalizará  y seguirá coordinando su trayectoria. Condición esa, corroborada por Joanna de Ángelis, cuando expone: ... transferido el órgano para otro cuerpo, automáticamente el periespíritu del encarnado para a influenciarlo, moldeandolo a sus necesidades, lo que exigirá del paciente beneficiado la urgente  transformación moral para mejor, a fin de que su mapa de pruebas, sea también modificado por su renovación interior, generando nuevas causss desencadenantes de la felicidad que busca y tal vez, aún no merezca. Los Espíritius afirmaron a Kardec que el desligamiento del cuerpo físico es un proceso altamente especializado y que puede demorar minutos, horas, días, meses. Aunque con la muerte física no haya más vitalidad en el cuerpo, aun así hay casos en los que el Espíritu, cuya vida fué toda material y sensual, queda unido a los despojos, por la afinidad entre él y la materia. Recordemos situaciones que ocurren todos los días en las grandes ciudades: la práctica de la necropsia, exigida por la fuerza de la ley en los casos de muerte violenta o sin causa determinada: se abre el cadáver, de la región del esternón hacia el bajo vientre, exponiéndose las vísceras torácico abdominales. No se puede perder de vista la cuestión del mérito individual. ¿ Estaría el destino de los Espíritus desencarnados a merced de la decisión de los hombres de retirarles los órganos para transplante, en cremarles el cuerpo o en cortar las vísceras por ocasión de la necropsia?. El buen sentido y la razón gritan que eso no es posible, por cuanto que eso sería admitir la justicia del acaso y,  ¡ la casualidad no existe!.
En síntesis, la donación de órganos para transplantes no afectará al espíritu del donante, excepto si creemos injusta la Ley de Dios  y estamos en el Orbe a la deriva de Su Voluntad.
Recordemos que en los Estatutos del Padre, no hay espacio para la injusticia y el transplante de órganos (hazaña de la ciencia humana), es valiosa oportunidad de entre tantas otras colocadas a nuestra disposición para el ejercicio del amor.

Jorge Hessen

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         ¿EXISTE DIOS?


Hay quien pregunta si existe Dios. Pues la Creación dice que ¡Sí!, y cada escuela lo define a su manera.

La teología pinta un Dios pequeño al alcance de la idea del hombre, y el racionalismo, en cambio, dice que Dios es El alma de la Creación, que no se le puede definir, que solo la ciencia podrá comprender algo de la divina causa.

El Universo no tiene principio ni fin conocido por el Espíritu, porque el principio y el fin es el Dios mismo.

Los espiritistas creemos que el Espíritu es como un libro blanco cuando Dios los crea, y el progreso es el encargado de escribir sus páginas.

Dios ha creado los mundos del trabajo, no los mundos del dolor.

El espíritu es puro en su origen, porque Dios no puede hacer nada imperfecto, y si este Espíritu al ser creado fuese a habitar en los mundos de luz,

¡Donde la vida es una sonrisa !

¡Donde la penalidade no se conoce !

¡Donde el organismo está libre de dolencias, y el alma de remordimientos !

¡Donde la inteligencia del Espíritu abarca con una mirada todo cuanto se pueda saber en millones de existencias !

Si el alma al ser creada la dejasen es ese edén, ¿Qué mérito tendría la virtud ? ¿ Qué valor tendría su talento si el amor y la ciencia alfombraram su camino de flores, como en los cuentos de hadas ? ¿ Qué vida sería la de estos seres sin haber conocido el dolor ?.

¡Sin saber lo que vale una lágrima, no se sabe apreciar una sonrisa !

¿ Como vivirían estas generaciones sin haber experimentado una contrariedad en esa contemplación seráfica sin recuerdos y sin aspiraciones ?

¡ La vida sin deseo dejaría de ser vida ! ¡ Vivir sin ansiedad no es vivir ! porque el tiempo es la ansiedad de los siglos, que siempre corre buscando un más allá.

La vida de perfecta satisfacción es pobre, ¡ Falta en ella la lógica !, ¡ El incentivo del trabajo !, ¡ El deseo de lo desconocido !, ¡ La sed de la ciencia !, ¡ La sed del infinito !.

El Espíritu no ha nacido para la contemplación estática, ha recibido la inteligencia para utilizarla, para que le sirva de intermediaria entre Dios y él, por esto, los espiritistas creemos muy posible que el alma entró en la lucha de la vida semejante al niño (en su inocencia) , con completa libertad de acción y rudimentaria inteligencia, el niño de la Tierra tiene una vida en sus primeros años apropriada a sus conocimientos y al desarrollo de sus fuerzas; pero como en el hombre hay un principio de origen divino, porque su Espíritu es un átomo luminoso desprendido de la aureola de Dios, el hombre lleva en sí el germen del progreso, y no necesita más que la varita mágica del trabajo le ayude en su empresa, y antes que todo, adquirir cierta sensibilidad, que hace sentir el hambre, la sed, el frío y el calor, y tener necesidad de otro ser para compartir las horas de su vida, y en este lento desarrollo, el alma, educada por ella misma, va mejorando la condición de su existencia y engrandece su esfera de accíon, y el ser humano llegó a ser un hombre civilizado comprendiendo la belleza de la Creación. En este supuesto no es ningún absurdo creer que al dejar su envoltura, y al encontrarse frente a frente consigo mismo pida nueva luz para iluminar su camino y mundos mejores para colonizarlos.

La vida así tiene un objeto racional, tiene una tendencia a la perfección. Tiene un desarrollo que guarda armonía con las leyes de la Creación porque los árboles primero se cubren de hojas, después de flores, y por último dan el fruto, y todo tiene su tiempo fijo y su periodo determinado. ¿ Por qué no ha de tenerlo el progreso del Espíritu ? ¿ Por qué éste ha de vivir sin el progreso del trabajo ?

La misma naturaleza nos enseña que el trabajo es la ley de la vida, que todo tiene su desenvolvimiento laborioso; por lo tanto, creemos los espiritistas que su progreso ha sido obra de siglos.

Nosotros no estamos por la teoría de la gracia; somos partidarios de la teoría de la justicia. Creemos que lo que no se gana no se obtiene, y encontramos más razonable el trabajo incesante del Espíritu que la perfección del alma con un goce sin recuerdos; y además que la vida misma, y las diversas aptitudes intelectuales que vemos en los hombres, los genios precoces, las inteligencias gigantes que de vez en cuando aparecen como fugaces meteoros, todo demuestra que el alma viene de muy lejos, que no ha comenzado a vivir ahora, y por último, la comunicación de los espíritus ha venido a decirnos el porqué somos libres pensadores, y es que las generaciones del siglo XIX se compone en su mayor parte de los reformadores de pasados siglos.

Los herejes de ayer somos los racionalistas de hoy, y encontramos por medio de la comunicación ultra-terrena una ley de continuidad. Así el Espiritismo tendrá sus escollos porque es una escuela que no ha sido bien estudiada, y de la cual podrán apoderarse algunos pobres charlatanes. ¡ De qué no se apodera la vulgaridad !.

Pero comentada y analisada como debe analizarse, se encuentra en ella la lógica, la razón y la verdad.

Observamos que cierto número de Panteístas admiten que el alma, tomada al nacer de el todo universal, conserva su individualidad durante un tiempo indefinido y que vuelve a la masa después de haber llegado a los últimos grados de perfeccíon. Las consecuencias de esta creencia de la doctrina Panteísta propiamente dicha; resulta perfectamente inútil tomarse el trabajo de adquirir algunos conocimientos, cuya conciencia ha de perderse después de un tiempo relativamente corto; si el alma se resiste generalmente a admitir semejante concepción, cuánto mayor no sería su pena pensando que en el momento que llegase al conocimiento y a la perfección suprema, sería el que fuese condenado a perder el fruto de todos sus trabajos, perdiendo su individualidad.

Pasamos a la doctrina dogmática:

El alma independiente de la materia es creada según ella al nacimiento de cada ser, sobrevive y conserva su individualidad después de la muerte; desde este momento, su suerte queda irrevocablemente fijada, sus progresos ulteriores son nulos y por consecuencia intelectual y moralmente es para toda la eternidad lo que era durante la vida; siendo los malos condenados a castigos irremisibles en el infinito, resulta que el arrepentimiento les es completamente inútil, pareciendo que Dios se niega a concederles la posibilidad de reparar el mal que han hecho. Los buenos son reconpensados por la visión y contemplación perpetua de Dios en el cielo. La Creación de ángeles o almas privilegiadas exentas de todo trabajo para llegar a la perfección no tiene ningún sentido. Esta doctrina deja sin solución los graves problemas siguientes:

¿ De donde proceden las disposiciones innatas, intelectuales y morales que hacen que los hombres nazcan buenos o malos, inteligentes o idiotas ?

 ¿ Cuál es la suerte de los niños que mueren en edad temprana ?

¿ Por qué entran en la bienaventuranza sin aquel trabajo a que están sujetos otros durante largos años ?

 ¿ Por qué son recompensados sin haber podido hacer el bien, o privados de perfecta dicha sin haber hecho el mal ?

¿ Cuál es la suerte de los cretinos y de los idiotas que no tienen conciencia de sus actos ?

¿ Como se justificam las miserias y las enfermedades nativas no siendo resultado de la vida presente ?

¿ Cuál es la suerte de los salvajes y de todos los que forzosamente mueren en el estado de inferioridad moral en que se hayam colocados por la misma naturaleza, si no le es dado a progresar ulteriormente ?

¿ Por qué ha de crear Dios almas más favorecidas unas que otras ?

¿ Por que llama a Sí prematuramente a los que hubieran podido mejorarse si hubieran vivido más, supuesto que no les es permitido progresar después de la muerte ?

¿ Por que há de crear Dios ángeles, llegados sin trabajo alguno a la perfección, mientras que otras criaturas están sometidas a las mas duras pruebas, en las que tienen más probabilidades de sucumbir que de salir victoriosas, ? etc.

DOCTRINA ESPÍRITA.

 El principio inteligente es independiente de la materia, el alma individual preexiste y sobrevive al cuerpo. Todas las almas son creadas sencillas e ignorantes y están sometidas al progreso indefinido. No hay criaturas privilegiadas ni más favorecidas unas que otras; los ángeles son seres que han llegado a la perfección después de haber pasado como las otras criaturas, por todos los grados inferiores. Las almas o espíritus progresan más rápidamente en virtud de su libre albedrío mediante el trabajo y su buena voluntad. La vida espiritual es la normal; la vida corporal es una fase temporal de la vida del Espíritu, durante la cual reviste momentáneamente una envoltura material de la que se despoja al morir.
El Espíritu progresa en estado corporal y en estado espiritual. El corporal es necesario al Espíritu hasta que ha alcanzado cierto grado de perfección; en él se desarrolla por el trabajo al que le obligan sus propias necesidades y adquiere conocimientos prácticos especiales. Siéndole insuficiente una sola existencia corporal para adquirir todas las perfecciones vuelve a tomar un cuerpo tan a menudo como le es necesario y vuelve cada vez con el progreso alcanzado en las existencias anteriores y en la vida espiritual. Cuando ha adquirido en un mundo todo lo que en él puede, la caridad pasa a ser guía de otros seres necesitados, o bien ir a otros más adelantados moral e intelectualmente menos materiales y así sucesivamente hasta la perfección de que es susceptible la criatura.

El estado feliz o desgraciado de los espíritus es inherente a su estado moral, el castigo es consecuencia de su perseverancia en el mal, en él se castigan por sí mismos; pero nunca les es cerrada la puerta del arrepentimiento, y pueden queriéndolo, entrar nuevamente en el camino del bien y llegar con el tiempo a todos los progresos.

Los niños que mueren en edad temprana pueden estar más o menos adelantados porque han vivido ya anteriores existencias en las que han podido hacer el bien o cometer malas acciones. La muerte no les libra de las pruebas que han de sufrir, y en tiempo oportuno dan comienzo a una nueva existencia en la Tierra o en mundos superiores, según su grado de elevación.

El alma de los cretinos e idiotas es de la misma naturaleza que las de los otros encarnados; a menudo es superior su inteligencia, y la insuficiencia de medios en que se haya para entrar en relación con sus compañeros de existencias les hace sufrir como a los mudos el no poder hablar. Los cretinos abusaron de su inteligencia en anteriores existencias y para expiar el mal que cometieron han aceptado voluntariamente el verse reducidos a la impotencia.

Ahora preguntamos nosotros: ¿Cuál de estas tres doctrinas es más lógica?

El Panteísmo, perdiéndose nuestra individualidad en todo el Infinito. El dogma religioso con su vida microscópica, que para cuatro segundos de existencia, tiene un eterno castigo o una perpetua bienaventuranza. O el Espiritismo con su vida indefinida, con su eterno progreso, pudiendo cada Espíritu formarse su porvenir porque tiene ante si la etemidad ¿Qué es más consolador? Decirle al hombre ¡Trabaja y espera ! O negarle al pecador toda esperanza.

Creemos en un solo Dios, inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas, infinito, incomprensible en su esencia, inmutable, inmaterial, Omnipotente, soberanamente justo, bueno y misericordioso.

Creemos que Dios ha impuesto a la Creación una ley inalterable: El Bien.

Creemos que se debe adorar a Dios amando y practicando el bien, y para ello no hay necesidad de templos ni de sacerdotes, siendo su mejor altar el corazón del ser virtuoso, y su mejor culto una moralidad intachable.

Dios no exige que el hombre profese determinada religión, sino que sea humilde y sobre todo que ame a su prójimo como así mismo. Creemos en la existencia del alma o Espíritu, ser inmaterial, inteligente, libre de sus acciones y estrictamente responsable de ellas ante Dios; en la inmortalidad del alma; que cada Espíritu es premiado o corregido según sus obras; que las penas nunca son eternas; y que Dios acoge siempre bondadosamente al Espíritu que se arrepiente apartándose del camino del mal; que en el Espacio hay infinidad de mundos habitados por seres pensadores, sometidos como nosotros a la ley del progreso infinito que conduce a Dios.

Creemos que el Espíritu antes de alcanzar la bondad eterna, puede elevarse o detenerse en jerarquía según su albedrío, pero no puede retroceder ni sufrir una retrocreación, es decir, no puede transformarse su esencia en otra inferior.

Por último, el Espiritismo como ciencia consagrada a los transcedentales estudios de la verdad suprema, está llamado a regenerar el mundo, inculcando en el corazón de los hombres las sublimes verdades que enseña, mientras la ciencia y la razón no pronuncien otro credo religioso más en armonía con la grandeza de Dios; en tanto llegue ese día, seremos cristianos - espiritistas y racionalistas, veremos en Dios la causa primera, en la ciencia su eterna manifestación, y en la razón humana la síntesis del progreso universal. Así que el cumplimiento de la ley es la caridad; y teniendo este conocimiento, es ya hora de levantarse del sueño.

La noche ha pasado y ha llegado el día: echemos, pues, las obras de las tinieblas y vistámonos las armas de la luz. Estas son las armas que quiere usar el Espiritismo: la mansedumbre, la caridad y la ciencia: tres palabras distintas y un solo pensamiento: amar a Dios Creador del Universo, que comprende todos los seres animados e inanimados, materiales e inmateriales.

Los seres materiales constituyen el mundo visible o corporal, y los inmateriales el invisible o espiritista, es decir, el de los espíritus, cuya destrucción a consecuencia de la muerte, los constituye nuevamente en libertad.

El hombre tiene dos naturalezas: por el cuerpo, participa de la naturaleza de los animales cuyos instintos tiene, y por el alma, participa de la naturaleza de los espíritus.

El lazo o periespíritu que une el cuerpo y el Espíritu es una especie de envoltura semi-material. La muerte es la destrucción de la envoltura más grosera; pero el Espíritu conserva la segunda que le constituye un cuerpo etéreo, invisible para nosotros en estado normal y que puede hacer visible accidentalmente, y hasta tangible, como sucede en el fenómeno de las apariciones.

Así pues, el Espíritu no es un ser abstracto e indefinido que solo puede concebir el pensamiento, sino un ser real que es apreciable en ciertos casos por los sentidos de la vista, del oído y del tacto.

No pertenecen perpetuamente al mismo orden, sino que todos se perfeccionan pasando por los diferentes grados de jerarquía Espírita. Este perfeccionamiento se realiza por medio de la reencarnación, impuesta como expiación a unos y como misión a otros. La vida material es una prueba que deben sufrir repetidas veces hasta que alcanzan la perfección absoluta, una especie de depuratorio del que salen más o menos purificados.

Al abandonar el cuerpo, el alma vuelve al mundo de los espíritus, de donde había salido, para tomar una nueva existencia material, después de un espacio de tiempo más o menos prolongado, durante el cual se encuentran en estado de Espíritu errante.

Los espíritus encarnan siempre en la especie humana, y sería erróneo creer que el alma o Espíritu pueda encarnarse en el cuerpo de un animal.

El alma era individual antes de la encarnación y continúa siéndolo después de separarse del cuerpo.

A su vuelta del mundo de los espíritus, el alma encuentra en él a todos los que conoció en la Tierra, y todas sus existencias anteriores se presentan a su memoria con el recuerdo de todo el bien y de todo el mal que ha hecho.

Los espíritus encamados pueblan los diferentes globos del Universo.

Los espíritus desencarnados no ocupan una región determinada y circunscrita, sino que están en todas partes, en el Espacio y a nuestro lado, viéndonos y codeándose incesantemente con nosotros. Forman una población invisible que se agita a nuestro alrededor.

Los espíritus ejercen en el mundo moral y hasta en el físico una acción incesante; obran sobre la materia y el pensamiento, y constituyen uno de los poderes de la naturaleza, causa eficiente de una multitud de fenómenos inexplicados o mal explicados hasta ahora, y que solo en el Espiritismo encuentran solución racional.

Las relaciones de los espíritus con los hombres son constantes, los espíritus buenos nos excitan al bien, nos fortalecen en las pruebas de la vida y nos ayudan a sobrellevarlas con valor y resignación. Los espíritus malos nos excitan al mal y les es placentero vemos sucumbir y equipararnos a ellos.

Las comunicaciones de los espíritus con los hombres son ocultas u ostensibles. Tienen lugar las comunicaciones ocultas por medio de la buena o mala influencia que ejercen en nosotros sin que lo conozcamos. A nuestro juicio toca distinguir las buenas de las malas inspiraciones. Las comunicaciones ostensibles se verifican por medio de la escritura, de la palabra o de otras manifestaciones materiales, y la mayor parte de las veces por mediación de los médiums que sirven de instrumento a los espíritus.

La moral de los espíritus superiores se resume como la de Cristo en esta máxima evangélica: hacer con los otros lo que quisiéramos que a nosotros se nos hiciese, es decir, hacer el bien y no el mal. En este principio encuentra el hombre la regla universal de conducta para sus más insignificantes acciones.

Nos enseñan también que no hay faltas irremisibles que no puedan ser borradas por la expiación. El medio de conseguirlo lo encuentra el hombre en las diferentes existencias que le permiten avanzar según sus deseos y esfuerzos, en el camino del progreso y hacia la perfección que es su objeto final.

Todo vive en la Creación sin cesar un segundo de relacionarse cuantos elementos germinan en ella, unos con otros, cual plantas trepadoras, los acontecimientos se enlazan los más pequeños a los más grandes, y todo desempeña su cometido, desde el microscópico infusorio hasta el pontífice de nuestro sistema planetario, el planeta Saturno.

¡ Cuanto más consolador es lo que dice Kardec ! que los espíritus viven con nosotros tomando parte en nuestras alegrías y en nuestras tristezas; nos animan, nos inspiran, y nuestras simpatías y nuestros amores se perpetúan por una etemidad; y así ningún trabajo queda incompleto, pues lo que hoy se interrumpe por la crisis de la muerte, mañana se continúa en otras existencias.

El Espiritismo llena la gran necesidad que tiene el hombre de vivir siempre, y su creencia le hace falta para conformarse con esta vida, al parecer efímera, y lástima es que el antagonismo de sectas la revistan con el ropaje del ridículo, ¿ Y todo por qué ? porque decimos que Dios es grande, que es misericordioso, y que no puede condenar a sus hijos eternamente, y demostrarnos con hechos que la ciencia conocida es una parte Infinitesimal del gran todo de la ciencia que rige las leyes universales.

Antigua manía es la de negar lo que se ve claramente, o lo que nuestra limitada inteligencia no comprende, y luego los hechos han demostrado que la creencia más combatida ha sido la más cierta.

Léanse las obras de Kardec, léanse los volúmenes escritos por Flamarión, por Pezzani, por Torres - Salanot, por Amigó y tantas y tantas obras que se han escrito sobre Espiritismo, estúdiense bien su tendencia sin prevención y verá todo el que quiere ver, que el Espiritismo es el racionalismo religioso que busca el porqué del porqué; que no se contenta con ver morir a un genio, tributarle honores y levantarle estatuas que el tiempo destruirá mañana.

Quiere algo más duradero, más real, más positivo, más lógico, más en armonía con la misericordia y la grandeza de Dios, y por esto exclama:

¡ Todo se disgrega en la tumba !

¡ Todo muere al morir el hombre !

¡ Nada queda de su virtud y su ciencia !

¡ Es acaso la vida fragmento de una historia sin prólogo ni epílogo!

¿ Y este noble deseo, esta santa aspiración, esta sed de inmortalidad puede ser nociva al progreso de los pueblos porque muchos espiritistas no se contentan con las fábulas de la religión ?. El que tal crea carece de sentido común.

Creemos que lo que no está basado en la moral más pura, no tiene razón de ser, y toda la sabiduría es letra muerta si los sabios no consiguen mejorar las costumbres de los pueblos.

De nada sirven las academias y los ateneos si antes no se crean escuelas de instrucción gratuitas y obligatorias; para que las masas populares se instruyan y se moralicen.

El Espiritismo quiere la reforma social, y no pretende levantar la gran fábrica del adelanto comenzando por hacer la veleta de la torre, quiere principiar por los cimientos, por esto anticipa la moral a la sabiduría, porque donde no hay moralidad no hay verdadero progreso.

El hombre que no sabe mejorar sus costumbres no podrá nunca mejorar la sociedad, y el Espiritismo no quiere una vida artificial, quiere la realidad del bien.

La humanidad de la Tierra en sentido intelectual adelanta fabulosamente y en el orden moral (si bien no está al mismo nivel), con todo, ¡Cuán distinto es el hombre de hoy del hombre de ayer !. Preguntemos al pasado, y legiones de mártires se levantarán de sus tumbas para decimos que ayer en el mundo solo imperaban los poderes, la guerra como razón y el fanatismo como ley, la fuerza bruta para el cuerpo y la fuerza bruta para el alma.

Hoy si bien no ha concluido la guerra, tiene sus intervalos, esto es innegable; hoy los hombres discuten y a veces se entienden; y en cuanto a las creencias religiosas pasó el horror del absolutismo.

¡ Cuán bien dice San Pablo ! La caridad es la primera de todas las virtudes, y el Espiritismo tan combatido, tan ridiculizado solo aspira a que se amen unos a otros.

¿ No deben atribuirse a la falta de toda creencia el relajamiento de los lazos de familia, y de la mayor parte de los desórdenes que minan la sociedad?.

Demostrando la existencia y la inmortalidad del alma, el Espiritismo reanima la fe del porvenir, alienta los ánimos abatidos, y hace que se soporten con resignación las vicisitudes de la vida.

Dos doctrinas se encuentran frente a frente: la una niega el porvenir, la otra lo proclama y lo prueba; lo mismo se dirige a la razón; la primera se limita a señalar el presente y anonada toda esperanza, la segunda consuela y señala el vasto campo del porvenir.

El progreso de la humanidad tiene su principio en la aplicación de la ley de la justicia, de amor y de caridad, y esta ley está fundada en la certeza del porvenir. Quitad esta certeza, y quitaréis su piedra fundamental. De semejante ley derivan todas las otras porque ella contiene todas las condiciones de la felicidad del hombre. Solo ella puede curar las plagas de la sociedad, el hombre puede juzgar comparando las edades y los pueblos, ¡Cuanto mejoran su condición a medida que esa ley se comprende y practica mejor!. Si una aplicación parcial e incompleta produce un bien real, ¡Que no será cuando ella venga a ser la base de todas las instituciones sociales¡ ¿Pero, es esto posible ? ¡Sí!; puesto que si ha dado diez pasos, puede dar veinte y así sucesivamente. Puede pues, juzgarse el porvenir por el presente. Ya estamos viendo extinguirse poco a poco las antipatías de pueblo a pueblo; los valladares que los separaban caen ante la civilización; se dan la mano de un extremo a otro del mundo; mayor justicia preside a las leyes Internacionales; las guerras son menos frecuentes, y no excluyen los sentimientos humanitarios, se establece uniformidad en las relaciones, las distinciones de razas y castas van desapareciendo, y los hombres de distintas creencias acallan las supersticiones de las sectas, para confundirse en la adoración de un solo Dios.
Por medio del Espiritismo la humanidad ha de entrar en una nueva fase, en la del progreso moral, consecuencia inevitable de aquél. La rapidez con que se Propagan las ideas espiritistas se debe a la satisfacción que ocasiona a todos los que las profundizan, y que ven en ellas algo más que un fútil pensamiento. Y como ante todo deseamos la felicidad, no es de extrañar que nos adherimos a una idea que hace feliz.

Es muy cierto, si alguna felicidad positiva existe en el mundo, solo la creencia espírita puede proporcionarla. Ella nos dice que separarse del cristianismo es separarse de la justicia, que las religiones nada son por sí solas si la pureza de sus hechos no demuestran fielmente la grandeza de sus teorías.
El Espiritismo es el editor universal que viene publicando la historia de los siglos; estudiemos en esa obra en cuyas páginas hemos leído algunos pensamientos que nos han hecho meditar profundamente, he aquí dos de ellos: en la Tierra es muy fácil creerse sabio, pero es muy difícil el serlo. Es muy fácil seguir una idea por aprovechamiento propio, pero es muy difícil encontrar sabios que la defiendan cuando la idea entra en el periodo de las complicaciones sociales.

¡Y quién mejora los tiempos sino los hombres ¡ La naturaleza nos dará nieves en el invierno, flores en la primavera, frutos en estío y en el otoño, pero nada más y el hombre es el que ha de trabajar para mejorar las condiciones sociales, vivir en una atmósfera purificada por la civilización y en un terreno saneado por la fraternidad universal.
¿Y cómo se consigue esto?. Buscando la luz del progreso y sembrando la semilla del amor.

Seamos sabios para admirar la grandeza del Eterno. Seamos buenos para glorificarle con nuestras obras. No olvidemos nunca estos tres grandes principios:

¡La sabiduría absoluta solo el Omnipotente la posee! ¡El progreso es el hábito de la Divinidad!

¡La caridad es el idioma de Dios!

Amalia Domingo Soler
Artículo de la revista "La Luz del Porvenir" - que Amalia dirigió durante los años de 1879 al 1899 - transcrito del libro "La Luz del Porvenir".

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  Hélio Tinoco
PUREZA DOCTRINARIA


     En una Época de transición planetaria, tan ampliamente discutida en el  medio Espírita, se hacen necesarias las innumerables comunicaciones  con las Propuestas de Cristo, llamámdonos a la Oración y a la Vigilancia. Son palabras de Manuel Filomeno de Miranda, a través de las confiables manos de Divaldo Franco, en el libro  " Pistas de Liberación", y también en "Amanecer de una Nueva Era", que nos alerta para las "armas" que los todavía enemigos de Cristo, van a utilizar para intentar promover la  quiebra del proyecto de rescate de la humanidad, promovido por Jesús, con la participación de sus compañeros, que vendrían de todas partes ( Libro Buena Nueva, cap. 3). Entre estas, estaría la idea de crear disensiones y divisiones por cuestiones doctrinarias.
     Dividir y no unificar, agudizar las pruebas y no exaltar la luz, tradr enseñanzas pasajeras en vez del mensaje renovador del Evangelio de Jesús.... tomar tiempo desviando la mirada de los valores más importantes de la enseñanza de Cristo....
     Ante este cuadro real y vigente en nuestras Casas Espíritas, y en especial en los Eventos que promovemos, me siento impulsado a levantarme en defensa de la imperiosa necesidad de hablar de qué hacemos con la tan cantada Pureza Doctrinaria. Es Meimei,  a través de las bendecidas manos de Chico Xavier, que en el Libro CAmio Espírita, nos trae la "Oración delante de la palabra", en donde en una de sus partes, nos orienta para rogar a los Cielos que "no me dejes enmudecer ante la verdad, pero consérvame en Tu prudencia". Aunque sea un asunto de dificil abordaje, no me queda sino otra actitud amorosa que no sea decir "si, si, no, no , como la orientación de Cristo nos propone.
    Bueno; vamos allá: Cuando abracé la taréa de estudiar y divulgar el Espiritismo hace ya algunos años, a través de un veterano compañero de Juiz de Fora (Ciudad en donde incié mi caminar por el Espiritismo), comentó en una de sus exposiciones, sobre la necesidad de que el conferenciante espírita, fuse también oyente de otras conferencias.
    Recomendó, basado en su propia experiencia, que por cada conferencia impartida, ¡ debería escuchar tres!. De ahí en adelante he procurado ser asiduo en las Reuniones de Conferencias públicas en mi región, lo que de hecho, mucho me ha ayudado en mis reflexiones personales para mi reforma moral y también en la elaboración del contenido de las conferenias que yo imparto.
     Y es en esta frecuencia, que vengo observando, de forma preocupante, la infiltración de idéas no espíritas, muchas veces proferidas por compañeros bien intencionados, pero que se han convertido, a cuenta de su invigilancia, instrumentos de las Sombras, para minar, poco a poco, la genuinidad de la Doctrina traída por los Espíritus, volviéndose coparticipantes del proyecto macabro de perturbar la expansión del Reino de Dios en el corazón de los hombres.
    Algunas de estas palestras (conferencias), que por cierto tienen alguna utilidad, aunque todavía distantes del propósito mayor de instruir y consolar, con propuestas de la Doctrina Espírita, acaban por tomar acentuadamente un cuño de "auto ayuda", llenas de imágenes filosóficas, de autores no espíritas, trayendo a la Doctrina informaciones que chocan con el verdadero mensaje del Consolador Prometido. Tengo visto y oído la exaltación de los "chacras" y del "Karma", oriundos de otras culturas, trayendo un concepto diferente y arriesgado para "Centros de Fuerza" y "Ley de Causa y Efecto"; tengo observado también, palestras enteras en las que el nombre de Jesús tn siquiera es citado y nada se habla de Espiritismo.... temas que atraen y congregan a innumerables personas, pero que ejan fuera el proposito más noble, que es la transformación del hombre en un ser mejor y con mayor utilidad en el bien y en el amor, para ser utilizado por Dios para la transformación de la Humanidad.
    En estas reuniones, los oyentes son instruidos lejos de los principios básicos de la Doctrina Espírita, y muchos de los que nos visitan en busca de consuelo, dejan  nuestras Casas y Eventos decepcionados, y tl vez no vuelvan a tener caerca otra nueva oportunidad.
    Esa estrategia con apariencia inocente y de poco volumen, va lentamente construyendo un tipo de desarraigo que facilmente es llevado a capricho de los vientos, de un lado para otro. Algunos se auto intitulan espíritas no practicantes, haciendo que la Verdad sea banalizada y señalada como posible de seguir sin esfuerso y dedicación. Eso nos hace considerar  si ya no sería tiempo de repensar si de hecho estamos alcanzando el objetivo primordial de llevar el mensaje redivivo de Cristo hasta los confines del mundo. 
     El Cristo nos alertó en cuanto a la presencia de falsos Cristos en el final de los tiempos, y las preguntas responsables y honestas que debemos hacernos a nosotros mismos, son: ¿ No estaré yo, siendo un falso Cristo?¿Qué mensaje tengo asumido y por que mótivo?
     Emmanuel nos dice en el Libro Estudie y viva en el capítulo 40, que la mayor caridad que podemos hacer por la Doctrina es su propia divulgación. Es preciso divulgar de forma acertada las enseñanzas del evangelio redivivo, sin permitir infiltraciones de conceptos que choquen con als verdades de las obras básicas, bajo pena de que estemos sembrando sombras con apariencia de luces y conduciendo a muchos a los caminos del conformismo, de la desesperanza y de la inseguridad, generando por nosotros mismos, consecuencias inevitables de dolor, en cuanto que la propuesta mayor es la de exaltar a Jesús y sus enseñanzas, hoy tan claras y racionales, traídas por el Espiritismo.
    Pensemos, compañeros expositores, sobre nuestra responsabilidad.  Centrémonos en la investigación seria y roguemos a los Buenos Epíritus del Cristo, que nos orienten, inspiren, intuyan e instruyan, a fin de hacer lo mejor, siempre para Jesús, y así cumpliremos con nuestra misión de divulgar con esmero y dedicación.
    Tomemos el máximo cuidado con la "pureza doctrinaria" de los principios Espíritas y no descuidemos vigilar, a fin de que no seamos diseminadores de falsas verdades que lleven a las personas en dirección a la ruina y no a una renovación espiritual....
¡ Mucha Paz !
   
  Hélio Tinoco es miembro de la Red Amigo Espírita e investigador espírita. Tuvo su primer contacto con la Doctrina de los Espíritus a mediados de 2008. De base religiosa Evangélica Batista, al ser convidado a escuchar una palestra Espírita, comenta que fue con la intención de mostrar donde estaban los errores de aquel seguimiento religioso. De instinto investigador, ante el abordaje de la lógica presentada, percibió que había informaciones fundamentales que aún no conocía.
Adquirió El Libro de los Espíritus y comenzó a estudiar. En 2010 hizo su primera Exposición Espírita en la ciudad de Cachoeiro de Itapemirim, y desde entonces viene trabajando en la divulgación del Espiritismo en las Instituciones Espíritas de Gran Votoria y también en ciudades del interior y en otros estados de Brasil. Actualmente es parte de la Unión Espírita Criatiana y trabajador del Equipo ESDE en la Sociedad Espírita Guillón Ribeiro, ambas en Villa Vieja(Brasil)

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