viernes, 1 de agosto de 2014

¿ Inicio y final de los espíritus?


¿ Los Espíritus tuvieron un inicio y tendrán un final?

Nuestro Espíritu se creó cuando por Voluntad Divina se empezó a formar a través de su desenvolvimiento repetido en un larguísimo proceso evolutivo que fue forjando su esencia psíquica sucesivamente a través de los tres reinos de la Naturaleza durante millones de años, hasta llegar a alcanzar finalmente la madurez evolutiva necesaria en la escala evolutiva animal, para tras un necesario “reciclaje” en el plano espiritual , pasó para proseguir su desarrollo en una determinada especie de primate, dentro de una especie genéticamente próxima al ser humano, pues ambas especies, en cuanto a lo corporal e incluso lo psíquico, procedemos de un mismo tronco, de unos antepasados tan remotos como comunes. Estos humanos, en su incipiente andadura como tales , comenzaron a habitar este planeta hace varios miles de años .
Esta posibilidad se apoya en que en la historia del planeta, tal como afirma la Ciencia. La evolución de la vida unicelular que surgió en los mares, fue dando paso a muy diferentes y variadas especies , de las que muchas evolucionaron y abandonaron el medio acuático para proseguir su multiplicidad y evolución en el medio terrestre. En su diversificación, a partir de las almas grupales de cada especie iban evolucionando hacia otras especies grupales de psiquismo cada vez más desarrollado en donde finalmente comenzaron a individualizarse hasta alcanzar un grado de desarrollo psíquico apto  para tomar conciencia de sí mismas como indivíduos recién llegados a la especie humana . Entre las especies mas evolucionadas y aptas para dar el gran salto evolutivo, estaban las diversas clases de primates, de los que parece ser, que en tan solo una de ellas, a causa de albergar un espíritu lo suficiente maduro para su "reciclaje humano en el plano espiritual, se produjo ese “milagro” evolutivo de la transformación gradual desde la escala  animal, en seres humanos. Quizás se trate del gran salto mas importante que tendrá que experimentar en su historia evolutiva. 
 La naciente especie humana a causa de su  mayor capacidad cerebral,se diferenció inmediatamente de sus demás congéneres de las familias de primates, pues este órgano le facultó poder desarrollar su inteligencia con el pensamiento contínuo o filosófico  del que la especie animal de orígen carecía, como asimismo carecen de él todas las demás especies animales.
Tal vez en esa determinada especie de simios antecesores del ser humano, “alguien” llegado a este planeta desde fuera de la Tierra con la divina misión de preparar el albergue en la misma a espíritus algo más evolucionados procedentes de otros mundos que llegaban para seguir su evolución en este planeta, mucho más atrasado que el de procedencia, para lo cual  acondicionaron el ADN genético de esa determinada especie de primates, para poder albergar a esos nuevos espíritus que llegaban a la Tierra para  no perturbar la evolución de otros espíritus más adelantados que quedaron allá siguiendo su caminar evolutivo en esos mundos de “Regeneración” de donde procedían estos recién llegados. 
 De ese modo pudo ser que el Espíritu humano recién llegado a este planeta , se uniese por vez primera a esa especie animal que antes ya había sido adecuada geneticamente, haciéndola evolucionar hasta el prototipo humano actual..
Paralelamente a esta masiva llegada de espíritus para reencarnar aquí, muchos de esos humanos extraterrestres, fueron traídos corporalmente a través de naves espaciales, que entonces ya existían en esos mundos de regeneración, mientras que otros planetas, como la Tierra, se encontraba en una fase de mundo primitivo. En la Tierra se mezclaron con los terrícolas existentes, y su aporte genético se fué diseminando a partir de las nuevas generaciones nacidas de esta mezcolanza entre ellos y los humanos terrestres.
   Desde el primer momento el ser humano, nuevo en este mundo, tomó consciencia de la individualidad que diferencia a unos de los otros y de la identidad que les diferencia del resto de los animales, entrando así en la etapa humana , o sea la consciencia del Yo y la capacidad de desarrollar el pensamiento prolongado, es por lo que , efectivamente, el ser humano tuvo un comienzo en cuanto espíritus que somos y que nos forjamos en la historia evolutiva del planeta, pero al estar inmersos en el divino Plan evolutivo que es infinito, nuestro espíritu no tiene final de existencia, porque la misma evolución nos conduce siempre hacia una nueva etapa en una ascendencia gradual, sucesiva, ilimitada y eterna , aproximándonos más y más a Lo Absoluto.

- José Luis Martín -

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¡ Qué ilusión es la de morir y nacer, cuando el espíritu no ha nacido¡ ”

Cayetano Arroyo-(Diálogos con Abul Beka)

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OÍR CON EL CORAZÓN

Más allá de la facultad de escuchar con los oídos, se puede hacer también con la mente, con la emoción, con interés, con malicia, con desanimo, con resentimiento, con alegría, con el corazón…

El arte de oír es muy complejo.

Normalmente se oyen informaciones pensando en otras cuestiones que predominan, desviando la atención e impidiendo que se fijen las impresiones de aquello que se informa.

Algunas veces, se oyen las narrativas que son presentadas con estado de espíritu crítico y perdiéndose los mejores contenidos, porque no están de acuerdo con el pensamiento y la conducta de quien escucha.

En diversas oportunidades, se oyen a las personas con indiferencia, pensando en los propios problemas e inquietudes, distantes del sufrimiento ajeno, por considerarse muy grande el propio.

Es común oír por obligación social o circunstancial, estando en otro lugar y situación mental, aunque físicamente estemos al lado.

Las criaturas humanas conviven unas con las otras, manteniéndose siempre extrañas, no consiguiendo salir de la propia cárcel en donde restringen los pasos, sin embargo preservando la apariencia de libres.

Por consecuencia, la soledad y la depresión aumentan en razón directa en que se  engrandecen  los grupos sociales, siempre ávidos de novedades y capacidades  transitorias, casi ningunas cosas.

La saturación que proviene  del mismo, de las actividades respectivas, sin embargo de alta gravedad, que terminan por transformarse triviales  para quien las escucha, responde por el aturdimiento y desinterés de aquellos que se colocan en la posición de oyentes.

Especialmente las personas  que escuchan las narraciones de los sufrimientos humanos, de tal forma se acostumbran  con los dramas  y tragedias  que, por mecanismos defensivo, se distancian de los hechos y ofrecen palabras destituidas de emoción y de significado, que momentáneamente atienden a los afligidos, sin confortar con seguridad.

Es comprensible esa actitud, porque también son individuos que sufren presiones, angustias, ansiedades y organizan programas de felicidad que no se completan como les gustaría.

Se tornan de ese modo, oyentes insensibles.

Despertando para la circunstancia aflictiva, de la que ellos también necesitaran de servidos y orientados, en la soledad  en que se encuentran, en las necesidades  a la que están expuestos, son inducidos a hacer una evaluación de conducta, mudando de actitud en relación a aquellos que los buscan.

Pasan entonces a oírlos con el corazón.

Esto es, participan de la narrativa del otro con el espíritu solidario, saliendo de la propia soledad.

¡Oír con el corazón!

Quien narra un drama es gente que, como tal, debe ser considerada.

No es un caso más, un cliente, un necesitado, una pesadilla de la cual se debe uno descartar.

Está sobrecargado y no sabe como proseguir. Necesita ayuda. Requiere atención.

Puede ser molesto para quien oye. No en tanto, una palabra dicha con el corazón consigue el milagro de modificarle la visión en torno de lo que le ocurre, animándolo para proseguir en el cometido.

Una sonrisa de comprensión le da una señal de que está siendo atendida y encontró a alguien que con ella simpatiza y se dispone a ser su amigo.

Escasean los amigos, los afectos verdaderos.

Se multiplican aquellos que hacen parte de los muertos vivos de la sociedad consumista, cuando ella necesita de seres que piensen que sientan, vibrando en espíritu de solidaridad.

Cada persona es un país a conquistar  y a ser conquistado.

Particularmente, cuando está fragilizada, aislada en la isla  de su aflicción, perdida en la fijación del sufrimiento, ansia por alguien que le pueda arrancar el ancora infeliz que le retiene  la embarcación existencial en ese peñasco sombrío.

Solamente cuando se  puede oír con el corazón, es que el mensaje encuentra resonancia y puede repercutir en le lama  que llora.

No pocas veces, el cansancio que a todos acomete, la irritación que se deriva de los problemas cotidianos o malestar proveniente de los problemas existenciales arma al individuo de indiferencia por su prójimo, tapándole los oídos del corazón.

Jesús lo dijo con mucha propiedad… Ellos tienen oídos, más no oyen.

Los suyos son oídos bloqueados  para el mundo exterior, en razón de los conflictos internos y de los estridulas  sonidos morales que estremecen y agonizan.

Hay, no en tanto, una forma par el cambio de conducta,  beneficiándose y auxiliado a los demás.

Procura oír  en cada ser una historia, como si fueses un escritor, un periodista, alguien interesado en la otra vida.

Descubrir lo nuevo, lo inusitado en su prójimo, con ojos más expectantes, penetrando en el amago de la ocurrencia.

Dejarse inspirar por el otro, por su necesidad, por su aflicción, por su alegría y mensaje, cuando eso ocurra.

Más a allá de oir, ofrecer algo a cambio: una palabra alentadora, un gesto fraternal en forma de abrazo, una sonrisa compasiva, cualquier cosa que responda al suplicante de manera encorajada.

Ampliar el corazón en el rumbo de quien habla o de quien apenas, en silencio, demuestra su terrible aflicción.

Oír con el corazón es también una forma feliz de hablar con el corazón, mediante o no el uso de las palabras.

Es vibración de amor que se expande y que retorna en música de solidaridad.

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Los médicos, invariablemente utilizando el estetoscopio, auscultan el corazón de su pacientes, más raramente escuchan el mensaje discreto que el transmite, pidiendo socorro fraternal, ayuda emocional, bondad estimuladora…
 Aprende, tu, a oír  con el corazón, todo cuanto los otros corazones están procurando decirte.
 Descubrirás un mundo totalmente nuevo, enriquecedor, en el cual te encuentras y aun no habías percibido, alegrándote con la honra inmensa de estar en él y ayúdalo a ser  cada vez más feliz.

 Extraído del libro de Divaldo Pereira Franco “Directrices para el Éxito” Joanna de Angelis Espíritu.

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INMENSA ES LA LUCHA


Jesucristo nos trajo un mensaje de paz, de amor, de justicia y de tolerancia; un mensaje de carácter permanente; un mensaje cuyos postulados yerguen y anima. A partir de Su mensaje el dios parcial, rencoroso y vengativo que trasvasaba el delirio de su cólera, pasó a ser suplantado por el Creador de infinita misericordia, de justicia y de perdón. Aunque, Su mensaje, que exoneró de los altares dios Jehová, Señor de los Ejércitos, que castigaba incluso los errores de los padres en los hijos durante muchas generaciones, tiempo después, se transformó en un guante pesado. La Historia lo demuestra.
En el siglo trece, al Sur de Francia, en los alrededores de la ciudad de Albi, se propagaba una secta religiosa de origen esclava considerada herética por la religión dominante. Sus adeptos eran denominados albigenses (naturales de Albi) o más propiamente, cátaros, que en griego quiere decir puros. En ese contexto, Gregorio IX organizó un tribunal específicamente dedicado a tratar la herejía de los albigenses. Uno de los movimientos que más tenia ciertas ligaciones con los cátaros era la Orden de los Templarios, creado en la Tierra Santa, y que representaban una asociación militar cristiana, oficialmente protectora de las peregrinaciones religiosas y responsables por la guarda y cambio de bienes, más igualmente abierta al estudio y discusión de asuntos místicos. Más, la Orden de Santo Domingo fue convocada para diezmar a los Cátaros y a los dominicos que hicieron que la acción de ese famoso tribunal se propagase a todo el mundo cristiano impiadosamente. Sobre todo en Italia y en España el tribunal tomó el conocido nombre del Santo
Oficio, que se transformó en una institución poderosísima donde se distinguieron por la crueldad los inquisidores TORQUEMADA Y EXIMENES.
Más tarde llegaron las cruzadas, donde millones de “bravos soldados de Cristo”, partiendo de Francia, de Inglaterra, de Italia, de España bajo el comando de Urbano II, que proponía a sus seguidores se bañaran en la sangre de los “infieles” (violadores de los lugares santos de Palestina)
Ese movimiento pronunció la terrible Cruzada ulterior contra las CONCIENCIAS – a la innoble “INQUISICIÓN”. Los escritos históricos registran sus bárbaras atrocidades: GIORDANO BRUNO es quemado vivo en Roma en el campo Fiore. GALILEO tuvo que negar la tesis heliocéntrica y se tornó un prisionero en su propio domicilio, TOMMASO CAMPANELA es perseguido durante 27 años, sufre en una mazmorra por el terrible crimen de querer pensar en la ¡LIBERTAD!. JUAN HUSS fue condenado a
la hoguera por haber propuesto treinta y nueve cuestiones religiosas que el Concilio de Constancia juzgó heréticas. JERÓNIMO DE PRAGA, VANINI Y SAVANAROLA tuvieron la misma suerte que HUSS. Muchos otros mártires mantuvieron la lucha por la emancipación del pensamiento. Hasta que en el Renacimiento se produjo el grito de libertad intelectual del hombre. Esa aurora anunciada ofuscaba a los monstruos del oscurantismo y de la tiranía del cristianismo de la época.
Habiendo sedimentado su total control en Europa occidental, la Iglesia dominante se convertía en una institución poderosa, en lo económico, político y militar. Se equiparaba a un gigantesco feudo, y su organización imponía una violenta censura y control espiritual e intelectual (o creer o morir), sumisión total a la autoridad eclesiástica, etc. en brutal y explicita oposición al socialismo humanista de los primeros cristianos; la Iglesia de Roma se ponía con toda la violencia que disponía contra los que cuestionasen la legitimidad cristiana de tales actitudes.
En fin, difícil, dificilísimo es comprender esos testimonios históricos del cristianismo, por cuanto Jesús nos enseñó el amor al prójimo como a nosotros mismos, inclusive a los enemigos. Hacer el bien a los que nos odian. Orar por los que nos persiguen o calumnian. Por todo eso afirmamos que la MISIÓN del Espiritismo, tanto como el ministerio del cristianismo, no será destruir las escuelas de fe, hasta ahora existentes. Jesús acogió la revelación de Moisés. La Doctrina de los Espíritus respeta los principios superiores de todos los sistemas religiosos. Jesús respetó a los Profetas del Viejo Testamento y nos prometió la llegada de un Consolador; no vino para perseguir a los pioneros de esa o de aquella forma de creer en Dios, porque el Espiritismo es, por encima de todo, el proceso libertador de las conciencias, a fin de que la visión del hombre alcance horizontes más altos.

Jorge Hessen
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