jueves, 14 de agosto de 2014

El temor a la muerte



La experiencia de la muerte, ¿es dolorosa, o causa sufrimiento?

La muerte es un fenómeno natural que dura un instante, por lo que este momento considerado en sí mismo, ni es doloroso ni causa sufrimiento alguno; por el contrario la separación y el abandono del cuerpo físico suele provocar al Ser espiritual una gran sensación de alivio y paz , aunque sin embargo a veces resulta traumatizante en los casos en que esa separación es lenta y costosa debido a accidentes físicos o ciertas enfermedades largas y penosas por causas kármicas negativas; además, las sensaciones de sufrimiento y dolor del cuerpo físico del moribundo las continúa percibiendo el alma como un eco que queda por un tiempo retenido en el periespíritu, aunque de forma atenuada hasta cierto punto, en tanto que se mantengan los lazos de energía vital que unen al organismo físico con el propio Ser espiritual.
Las sensaciones que anteceden y que siguen al momento de la muerte, son muy variadas según cada caso, y dependen del carácter, de los méritos y deméritos morales y de la elevación y evolución de cada espíritu.
En todo caso, la separación del cuerpo casi siempre es lenta y gradual. Comienza a veces antes del último aliento, y termina cuando ya se han soltado todos los lazos fluídicos y vitales que le mantienen ligado al organismo físico. La sensación de abandono físico muchas veces es percibida por el moribundo, cuando han descrito el proceso de desligamiento progresivamente, desde los pies , con una sensación de algo que va subiendo por las piernas hasta el resto del cuerpo.
Según lo investigado por la Dra. Kubbler Ross. Médico estadounidense, y por los investigadores en temas paranormales, los franceses Alain Sotto y Varinia Oberto, , tras analizar cientos de casos e incluso de interrogar a enfermos terminales que día a día han aceptado colaborar en este informe, se ha encontrado una semejanza común en las actitudes presentadas ante la muerte inmediata. Esta unidad de comportamientos permite establecer siete etapas sucesivas que son como un tiempo de preparación gradual para la desencarnación:

Primera: el Choque Tanático , en la que el enfermo se entera de su próxima muerte, llegando a obsesionarse con la idea y buscando cualquier salida o distracción para no tener que pensar. Comienza a sentir la soledad ante la indiferencia o la impotencia de los que le rodean y por poco tiempo la confusión le paraliza o ralentiza su capacidad de pensar o decidir.
Segunda: la Negativa, en la que toma conciencia clara de su situación y sale del anterior estado de choque. Lucha y hace los últimos esfuerzos para no ser el protagonista, de modo que actúa, consultando con otros médicos, curanderos y medicinas, buscando alguna razón de esperanza., pero poco a poco se va dando cuenta de que no puede escapar a su destino.
Tercera: Llega la etapa de la Ira y la rebeldía, al sentir como se va alejando poco a poco del mundo de los vivos, sintiendo que es una injusticia que él se tenga que marchar y el mundo siga igual cuando él ya no esté. Muestra una actitud agresiva que nace de la soledad que siente internamente ante lo que le llega sin remedio.
Cuarta: La fase de la depresión, en la que ya no se deja engañar por la comedia de los que le rodean intentando animarle; esta depresión se ve agravada en ocasiones por preocupaciones morales o materiales. Es un periodo largo en relación a los demás, en el que decrece su interés por casi todo.
Quinta: La etapa del regateo, en la que interrumpe el estado depresivo con una conciencia clara de que tiene que luchar con la muerte como sea, e intenta de alguna forma negociar con ella o con Dios, alguna prorroga en su vida.
Sexta: Etapa de la aceptación, en la que después de haber intentado escabullirse de la muerte por todos los medios, se enfrenta cara a cara con ella y la acepta finalmente; otros la esperan con curiosidad por ver lo que hay después. Los vivos y sus problemas, ya no les importan. Esta aceptación no significa que se hayan rendido en su voluntad de vivir, sino que es la de aceptar que van a pasar un nuevo y desconocido umbral de percepción .
Esto no significa que todas las personas pasen invariablemente por todas y cada una de estas etapas; esto es solo un muestreo de las fases que suele experimentar el enfermo Terminal, de modo que pueden ser todas y cada una de ellas, o bien solo algunas.
La agonía en sus diferentes etapas no es una progresiva decadencia de la conciencia, sino por el contrario, supone la progresión de la misma, traspasando sucesivos umbrales hacia percepciones nuevas que no conocía hasta entonces.
Durante las horas o minutos previos a la muerte, el moribundo suele experimentar fenómenos de apariciones, visiones y manifestaciones auditivas. Se siente rodeado de los que han venido a acompañarle en el tránsito. La esperanza es el factor común que mantienen la mayoría hasta el final en su conciencia.
Séptima: la Decatexis, en donde el cuerpo que aún vive, permanece con la consciencia apagada progresivamente con respecto al entorno, pareciendo absorta en lo que percibe de la otra dimensión. Al llegar a esta fase se corta definitivamente la comunicación con los vivos, cesa cualquier dolor físico que tuviesen, y se sumen en un estado de conciencia lejano. En esta fase es cuando más ayuda necesita el moribundo; ya no se le puede ayudar físicamente, pero es una ayuda no dejarle solo, hablándole hasta el último suspiro; a partir de aquí es el momento de guardar con él una terapia de respetuoso silencio, y de ponerse a disposición de los familiares para lo que requieran.
Así, para unos la muerte es un proceso lento y doloroso , como sucede frecuentemente a los espíritus rebeldes que se niegan a dejar este mundo y que se aferran a la vida porque no creen mas que en el horror de la nada y en un vacío de vértigo, mientras que para otros no es mas que como un dulce sueño con un agradable despertar. En este caso el desprendimiento suele ser rápido, y el tránsito fácil , mas aún si el Ser se ha despegado ya con antelación de las cosas de este mundo. Por el contrario para el espíritu apegado a las cosas de este mundo, la lucha y la agonía se suelen prolongar angustiosamente, porque no se han preparado para afrontar este obligado trance.
Los últimos instantes de la vida pertenecen totalmente al que se va. Se puede observar al llegar este final, como sus percepciones y sensaciones , las ha transferido a otro lugar o espacio impenetrable a nuestros ojos. Solamente para quienes le acompañan, queda la actitud de un respetuoso silencio y de una oración sincera.

- Jose Luis Martín-

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La Tanatofobia es un trastorno neurótico bastante común en Occidente y que representa un gran temor a la muerte, incluso obsesivo y no de fácil superación”

  • Ramiro Calle -
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               EL FUTURO DEL ESPIRITISMO

En cuanto al porvenir del Espiritismo, los espíritus afirman unánimemente que el triunfo está cercano, a pesar de los obstáculos que se le oponen. Esta profecía les resulta fácil, en principio, porque la propagación es obra personal de ellos. Ayudando al movimiento o dirigiéndolo, saben bien lo que deben hacer. Y en segundo término, les basta abarcar un período de corta duración para ver en él a los poderosos auxiliares que Dios enviará y que no tardarán en manifestarse. 
Sin necesidad de ser espíritus desencarnados, vosotros, espíritas, podéis transportaros con vuestra imaginación treinta años en el futuro para encontraros en medio de la generación que se eleva. Considerad, entonces, lo que sucede hoy, seguid la marcha progresiva y veréis agotarse en vano esfuerzos a quienes se creen convocados para destruir al movimiento. Los veréis desaparecer poco a poco de la escena, al lado del árbol que crece y cuyas raíces se extienden cada día un poco más. 
*. Los acontecimientos comunes de la vida privada son, generalmente, consecuencia de la manera de actuar de cada cual; éste triunfará con su capacidad, su prudencia, su perseverancia y su energía. Aquél, en el mismo caso, fallará en razón de su ineptitud. De manera que se puede decir que cada uno es artífice de su propio destino, el cual no está sujeto a ninguna regla ciega y fatal independiente de la persona. Conociendo el carácter de un individuo, se puede intuir con facilidad la suerte que le espera en el camino tomado. 
. Los acontecimientos que se relacionan con los intereses generales de la Humanidad se encuentran reglamentados por la Providencia. Cuando algo se halla en los designios de Dios, ha de cumplirse, ya sea de una manera o de otra. Los hombres ayudan a su ejecución, pero ninguno es indispensable, ya que de lo contrario Dios estaría a merced de sus criaturas. Si quien está encargado de una misión comete errores, otro vendrá a reemplazarlo. No existe la misión fatal, obligatocria. 

-El Génesis de Allan Kardec-

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REFLEXIONES DE EMMANUEL


Cuantos de nosotros, hijos pródigos de la Vida, después de perder las más valiosas oportunidades, clamamos por la asistencia del Señor, para que seamos atendidos,  aunque sigamos propensos a tener los deseos menos dignos? .¿ Cuantos de nosotros cuando ya nos despeñamos al abismo, los hay, que sumidos en la sombria corriente de nuestras pasiones, exigimos que el Todo Poderoso se haga presente, a nuestro lado, a través de sus mensageros, para satisfacer  nuestros caprichos personales? Si fuera verdad, mientras  nos hallamos empeñados en nuestro levantamiento, tenemos que hacernos merecedores de los recursos que estamos reclamando. No es posible alcanzar tales realizaciones, sin trabajos y merecimentos.

Aportación de Antonio Lima
                                                     
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