domingo, 13 de mayo de 2012

Células tronco y embriones congelados





La pregunta 353 del Libro de los Espíritus afirma que la encarnación sólo se completa después del nacimiento, y la 344, que el espíritu se une al nuevo cuerpo desde la concepción.
En Misioneros de la Luz (cap. XIII), Alexander enseña que la encarnación sólo se completa sobre los siete años, pero comienza en la concepción, cuando se inicia el continuum (1), con la construcción del cuerpo físico, dirigido por el modelo organizador biológico (periespíritu). Sin este, no hay diferenciación celular y organización espacial del nuevo organismo.
Por su alto grado de vitalidad, la maquinaria celular embrionaria tiene cierto automatismo. Éste, aliado al alto poder mental de la madre, garantiza el desenvolvimiento del embrión antes que la diferencia celular comience, incluso en la ausencia de un espíritu reencarnante.

Siendo así, es teóricamente viable aceptar que muchos embriones concebidos in vitro no tengan espíritus, sin embargo, es imposible aceptar que, en ese tipo de fertilización, nunca habrá unión de espíritus. Clasificar todos los embriones concebidos in vitro como montículos de células sin vida no es sólo una suposición, sino también algo improbable.

La ciencia aun no nos da seguridad de que un embrión tenga o no un espíritu unido. Tal vez vengamos a tenerla a través de la reprogramación epigénica, relatada en el trabajo del Dr. Eggan (2), que puede significar la percepción biológica de la reencarnación (3), o por la identificación de campos biomagnéticos con aparatos como el TEM, idealizado por el Dr. Hernani Guimaraes Andrade (4).

Hasta entonces, debemos tratar todos de la misma forma, pues el beneficio de la duda debe estar en favor de la vida.
Como la mayoría de los embriólogos, Keith L. Moore afirma, en Embriología Clínica, que el zigoto es el inicio de un ser humano. No cabe aquí ninguna “flexibilidad” del concepto, en nombre de otros intereses que no los de la dignidad humana.

Al contrario de lo que se pensaba, las células-tronco adultas (CTA) tiene una enorme versatilidad, pues ya se puede producir hasta células embrionarias a partir de ellas (5), más allá de que son más “dóciles”, prestándose el cultivo en laboratorio. Hasta el momento, todos los resultados positivos fueron obtenidos con ellas, porque son retiradas del propio paciente, reduciéndose a prácticamente a cero el rechazo.
Ya las células-tronco embrionarias (CTE) no han sido útiles debido a la enorme dificultad en obtener, con ellas, cultivos estables. La revista The Lancet, de junio del 2004, trae un artículo de Allegrucci e col, afirmando que las CT de embriones congelados no se prestan a las investigaciones en terapia, de ahí la fijación de los especialistas en el clonaje humano como única alternativa para la obtención de CTE con fines terapéuticos.

Recientemente, el Dr. Woo-Suk Hwang anunció, por primera vez, la conquista de cultivo de CTE a partir de clones humanos, pero en la revista Science, en la cual el artículo había sido publicado, se descubrió que se trataba de un fraude, y se retractó. Aunque no fuese un fraude, el número de células anunciadas en el trabajo coreano, cerca de 150 por linaje, sería inútil en terapia. Los tratamientos más prometedores con TCA utilizan cerca de 40 billones de células (6).

En la votación de la Ley de Bioseguridad, la opinión pública no fue debidamente esclarecida. Vimos portadores de deficiencias físicas llorando, emocionados, con su aprobación, lo que demuestra lo mucho que fueron engañados. Trabajar por el progreso y desarrollo de la ciencia es una obligación, pero se debe tener mucho cuidado para no generar falsas expectativas, manipulando de manera deshonesta la esperanza de las personas.

Los embriones congelados que están siendo destinados a las investigaciones fueron producidos con fines reproductivos. Tenían pues, la intención de nacer, pudiendo tener un espíritu unido.
Es nuestro deber alertar para esa distorsión, porque el embrión “cosificado*”, no considerado como organismo humano vivo, hace lícito el aborto.
Si el embrión congelado no tiene vida, ¿por qué el embrión en el útero la tendría? Algunos ya defienden la interrupción de la gestación de fetos portadores de anomalias, desde la ausencia de cerebro hasta el Síndrome de Down. ¿Dónde vamos a parar? ¿Cuál es el límite ético que se establecerá?

Sería mucho más lógico, antes de descartar a los embriones congelados, discutir el reglamento de su producción para fines reproductivos. ¿Si el embrión es considerado, por la ciencia, organismo humano vivo, por qué, principalmente nosotros, espíritas, no lo respetamos como tal?

Comprendiendo la preocupación legítima de algunos hermanos de Doctrina que temen asumir posiciones que puedan obstruir la evolución de la ciencia. Creo, sin embargo, que no es recomendable abandonar preceptos básicos, intentando “adaptarlos” para estar “de acuerdo” con el modo de pensar de los científicos materialistas.

Cuando nosotros, médicos espíritas, rechazamos la utilización de células embrionarias, lo hacemos también basados en la ciencia y no dejamos de lado los principios de la Doctrina. Algunos compañeros argumentan que no necesitamos preocuparnos con los embriones, pues la Espiritualidad Superior no permitiría que un espíritu fuese perjudicado, designándolo a un embrión que no sería implantado en el útero.

Olvidan que existen renacimientos no programados, uniones que obedecen tan solamente a la ley de la atracción entre los seres, ejercida de forma irresistible, según Kardec. A nuestro ver, las leyes de Dios serían muy pobres si dependiesen del control fortuito de Sus hijos.
Reafirmamos nuestro entusiasmo por el progreso de la ciencia, sin embargo estamos atentos a la responsabilidad de nuestras elecciones.
En el caso de las investigaciones de embriones, no queremos ser responsables por una nueva modalidad de crimen – el “aborto probeta” -, verdadero genocidio, que eliminará a millones. Como dice la Madre Teresa: “Un país que acepta el aborto no está para enseñar a sus ciudadanos a amar, sino a usar la violencia para obtener lo que quieren. Es por eso que el mayor destruidor del amor y de la paz es el aborto.”

NOTAS

(1) Para los embriólogos Moore y Persaud, en la página 2 del libro. Embriología Humana, “El desarrollo humano es un proceso continuo que comienza cuando un ovocito es fertilizado por un espermatozoide”.
(2) EGGAN, K., RIDEOUT III, W.M., JAENISCH, R. Nuclear cloning and epigenetic reprogramming of the genome. Science, v. 293, p. 1093-98, aug./2001
(3) Esta argumentación está en el capítulo III del libro La reencarnación como ley biológica.
(4) En el libro Espíritu, periespíritu y alma, encontramos la base teórica de este postulado.
(5) Trabajo realizado por el Dr. Rudolf Jaenisch, del Instituto Whitehead, en los EUA, investigador del mismo grupo del Dr. Kevin Eggan, ya citado anteriormente. Revista Cell de mayo del 2005.
(6) Según trabajos ya publicados por Dohmman, de Río de Janeiro, y Ribeiro dos Santos, de Bahía.
* Dar a algo la forma de cosa.

Artículo de Décio Landoli
Médico cirujano, profesor de la Facultad de Ciencias Médicas de Santos
Es vice-presidente de la Asociación Médico-Espírita de Santos (SP)
Traducción al español Zona Espírita
Boletín de Espiritismo


''Nuestra felicidade será naturalmente proporcional en relación a la  felicidade que proporcionemos a los otros.''
(Allan Kardec)





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