INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Sócrates y la inmortalidad del alma
2.- La plenitud de la vida
3.- Lo que ha de ser el espírita ante Dios.
4.- Vida tras la muerte, según la Física Cuántica
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SÓCRATES Y LA INMORTALIDAD DEL ALMA
En el año 399, antes de la era cristiana, el Tribunal de los Heliastas, compuesto por representantes de las diez tribus que componían la democrática Atenas, se reunía con sus 501 miembros para cumplir con una obligación bastante difícil .
Representantes del pueblo, elegidos aleatoriamente, estaban allí para juzgar al filósofo Sócrates.
El pensador era acusado de rechazar a los dioses del Estado y de corromper a la juventud.
Figura muy controvertida, Sócrates era admirado por unos y criticado por otros.
Tenía la costumbre de andar por las calles con grupos de jóvenes, enseñándoles a pensar, a cuestionar sus propios conocimientos sobre las cosas y sobre sí mismos.
Sócrates desarrolló el arte del diálogo, la mayéutica, este momento del " parto" intelectual, de la búsqueda de la verdad en el interior del hombre.
Su dicho " solo se que no se nada", representa la sapiencia mayor de un ser, reconociendo su ignorancia, reconociendo que necesitaba aprender y buscar la verdad.
Por eso fue sabio, y además de sabio, dio ejemplos de conducta moral inigualables.
Vivió en la simplicidad y siempre reflexionó respecto al mundo materialista, de los valores ilusorios de los seres y de las creencias vigentes en su sociedad.
Frente a sus acusadores fue capaz de dejarles lecciones importantísimas, como cuando afirmó:
"No tengo otra ocupación sino la de persuadiros a todos, tanto viejos como jóvenes, de que cuidéis menos vuestros cuerpos y vuestros bienes, que de la perfección de vuestras almas."
El gran filósofo fue condenado a muerte por cerca de 60 votos de diferencia.
La gran mayoría quería que él intentase negociar su pena asumiendo el crimen, e intentase librarse del castigo capital con el pago de algunas monedas.
Con seguridad todos saldrían con las conciencias menos culpables.
Todos menos Sócrates que, de alguna forma, se permitió ir contra sus principios de moralidad íntimos. Así, aceptó la pena impuesta.
Preso cerca de 40 días, tuvo oportunidad de escapar, dado que sus amigos consiguieron una forma ilícita de darle la libertad.
Pero no la aceptó. No permitió ser deshonesto con la ley, por más que se le hubiese condenado injustamente. Una vez más, ejemplificó la grandeza de su alma.
Y fueron extremadamente tranquilos los últimos instantes de Sócrates en la Tierra.
Una calma espantosa invadía su semblante y causaba admiración a todos los que iban a visitarlo.
Indagado al respecto de tal sentimiento, el pensador reveló lo que animaba so espíritu:
" ¡ Todo hombre que llega a donde voy ahora, que enorme esperanza no tendrá de que tendrá allí lo que buscamos en esta vida con tanto trabajo !"
"Este es el motivo de que este trabajo que ordenan, me traiga tan dulce esperanza."
Sí, Sócrates tenía la convicción íntima de la inmortalidad del alma, y lo dejó bien claro en varios momentos de sus diálogos.
La perspicacia de sus pensamientos y reflexiones, ya habían llegado a tal conclusión lógica.
El gran filósofo partía, cierto de que continuaría su trabajo, de que continuaría pensando, dialogando, y que desvelaría un nuevo mundo, una nueva perspectiva de la vida, que es una sola, sin muerte ni destrucción.
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El codificador de la Doctrina Espírita, Allan Kardec, indagó a los inmortales:
" En el momento de la muerte, ¿ cual es el sentimiento que domina a la mayoría de los hombres?, ¿ La duda, el miedo o la esperanza ? ".
A lo que los Espíritus respondieron:
" La duda para los incrédulos endurecidos, el miedo para los culpables, y la esperanza para los hombres de bien".
Que podamos todos, a ejemplo de Sócrates, dejar este mundo con el corazón repleto de esperanza.
- Redacción de Momento Espírita-
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LA PLENITUD DE LA VIDA

El ser querido, que la muerte arrebató, no se extinguió, prosiguiendo, en otra
dimensión, conforme a sus conquistas morales y espirituales. La muerte, en
realidad, es la puerta que se abre y conduce a la vida plena, donde medran,
indestructibles, los tesoros incomparables de la Eternidad. Tras el deceso y
sepelio, no ocurre el enfrentamiento con los demonios representativos del
Infierno mitológico, ni con los querubines jubilosos por conducir el Espíritu a
los Cielos.
Tiene lugar, sí, el reencuentro con la conciencia que despierta para el
análisis del comportamiento, vivido con relación a aquello que debería haber
sido adquirido a través de la experiencia. En los primeros días después de la
desencarnación el Espíritu generalmente permanece adormecido, de modo que, al
despertar, enfrenta la nueva realidad en la cual proseguirá a partir de aquel
momento. Pero, no existen, dos desencarnaciones y reconquistas de conciencia
iguales.
Cada ser es un cosmos personal, distinguiéndose de los demás, con vivencias,
emociones y aspiraciones compatibles con su nivel de evolución. Así, cada cual
despierta en el Más Allá conforme adormeció bajo el anestésico de la muerte.
Quien transformó la existencia terrena en un bendito aprendizaje, recogerá los
frutos sazonados de la alegría y de la incesante renovación para el Bien. No
obstante, aquel que se valió del campo de experiencias físicas para la
sensualidad y el placer, la práctica del mal y de la perturbación, recogerá los
abrojos que fueron dejados en la retaguardia y que lo invitarán a reflexiones
profundas.
Nadie tiene el derecho de disfrutar de una felicidad que no haya edificado, y
de la misma forma solamente padecerá los sufrimientos a que se haga merecedor.
En todo lugar rige soberana la Justicia Divina. La Tierra es un bendito
hogar-escuela donde los Espíritus desenvuelven los valores inapreciables del
proceso evolutivo. Cada experiencia constituye significativa lección que
esculpe en lo íntimo y conducirá como orientación para nuevas conquistas. He
aquí porque todo esfuerzo que sea desarrollado a favor de la auto-iluminación y
de la solidaridad con relación al prójimo debe ser sostenido, de manera que la
trayectoria humana se transforme en hermoso campo de realizaciones
ennoblecedoras.
Transitoria y rápida la vida física pasa, conduciendo al Espíritu al Gran Hogar
de donde se originó con los tesoros positivos y negativos que haya almacenado.
Serán ellos los que tendrán significado real después de la muerte orgánica. De
ese modo, el tránsito por el cuerpo físico es un viaje inevitable hacia la
muerte, para la supervivencia. Es natural que sufras la nostalgia de aquel a
quien amas y partió de la Tierra rumbo a la Inmortalidad. Pero, no te
desesperes pensando que no compartirás jamás su convivencia, su afectividad, su
relación. En vez de permitirte ser arrastrado por la desesperación, cálmate y
envuelve al ser querido en recuerdos felices, dirigiéndole pensamientos
edificantes y oraciones consoladoras.
Él recibirá tus vibraciones de paz y de amor que lo reconfortarán,
disminuyéndole también las angustias por el viaje realizado, y los dolores que
quizás experimente. Tan pronto como le sea posible, volverá a visitarte,
envolviéndote en ternura y en gratitud. Nunca pienses en la muerte en términos
de destrucción y de aniquilamiento. Todo, en la naturaleza, muere para
resurgir, para transformarse.
¿Por qué el ser humano debería desaparecer? Si no lo ves, esto no significa su
desintegración, considerando que la mayoría de todo aquello en que crees es
invisible a los ojos, pero captado por instrumentos especiales se torna
realidad palpable. Lo mismo ocurre con los llamados muertos, que pueden ser
vistos, oídos, sentidos y manifestados a través del instrumento mediúmnico. Si
no estás dotado de alguna facultad ostensible, posees sentimientos que te
facultan la captación de los pensamientos y los sentimientos de él. Si deseas
comunicarte con el ser amado que desencarnó, haz silencio interior y lo
percibirás, calmando los dolores de la aflicción de ambos con el ungüento de la
alegría y de la esperanza del reencuentro.
Gracias a la mediumnidad dignificada por Jesús, hoy es posible mantenerse en
contacto directo con aquel que siguió anticipadamente el rumbo de la Vida plena.
No obstante, es necesario averiguar cuáles serán sus condiciones morales,
emocionales y espirituales, para que la comunicación se presente rica de
bendiciones, señalada por la felicidad y estimulante para el avance rumbo al
futuro promisorio. Así, pues, la muerte no consigue transformar aquél a quien
arrebata. Cada uno viaja con el equipaje que reunió durante la jornada física y
de que se hace acreedor. Mientras el velo de la tristeza te envuelve en
angustia y dolor, dilúyelo con las vibraciones sublimes de la oración y los
pensamientos elevados que el amor inspira, en la certeza de que, un poco más
tarde, terminada tu trayectoria, viajarás también al encuentro de aquel por
quien lloras ahora.
Entonces, vive de tal forma que, al liberarte de las amarras carnales, tengas
acceso a la lucidez y puedas disfrutar del beneplácito del amor de aquel que te
aguardará con alegría en el corazón y en el alma. Innumerables veces, el amigo
de los desamparados se refirió a la gloria de la inmortalidad, al reino de los Cielos,
estimulando a sus oyentes a la renuncia de las pasiones y de las malas
inclinaciones que enredan en cadenas de esclavitud. Enseñando que había venido
para que todos tuviésemos vida en abundancia, Jesús anunció su propia muerte,
para demostrar a continuación la gloria excelsa de la Vida. Y cuando fue
invitado al máximo testimonio, dando su vida por la de aquellos a quienes ama,
a través de una flagelación desgarradora y cruel, culminando en la muerte,
luego retornó en la madrugada de la Inmortalidad, cuando resucitó, iluminado y
triunfante de la tumba, confirmando sus palabras y promesas, iniciando de ese
modo la Era nueva de la felicidad, sin interrupción por la muerte.
Nunca te olvides, pues, de la resurrección que solamente se dará, después de la
desencarnación.
Juana de Ángelis
(Mensaje psicografiado por Divaldo Pereira Franco, el 31 de mayo de
2004, en Zurich, Suiza.)
- Redacción de Momento Espírita-
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LO QUE HA DE SER EL
ESPIRITISTA ANTE DIOS
Cuando el hombre, proceda del campo que proceda, sea religioso, ateo, filosófico, etc., entra en el Espiritismo, se le desarrolla un campo tan grande de investigaciones, que , de momento, no se da cuenta de tanta grandeza. A medida que va ensanchando sus estudios y sus experimentos, mas grande es la perspectiva de lo que antes desconocía, y en todo ve la grandeza de Dios. Tanto es así, que queda el ser maravillado ante tanta justicia., amor, belleza y poder. Entonces ve lo que significa su individualidad en esta creación; comprende su vida eterna, al menos en un principio; sabe que no se halla aquí por casualidad, que no es un ser venido a la tierra sin plan ni concierto, sino que su existencia esta unida al concierto universal de la creación y que nunca será abandonado, sino que esta sujeto a una ley que alcanza a todos y que, como los demás seres de la humanidad, alcanzara con sus esfuerzos, mas o menos tarde, su felicidad, su belleza, su sabiduría; sabe que puede retardar su progreso mas o menos, pero que al fin tendrá que verse atraído por el amor universal, y tanto si quiere como no se vera un día impregnado de todo cuanto encierra de bello y grande el amor divino y que formara parte de la gran familia de espíritus felices que gozan y trabajan dentro del amor divino. Así, pues, el ser encarnado, al descubrir su vida, su porvenir, la grandeza del objeto para el cual ha sido creado, siente admiración a la suprema sabiduría, al Todo amor, al Omnipotente Autor de tanta belleza, de tanta armonía y de tanto amor .. .
Extraído de guía practica del Espiritista
De MIGUEL VIVES
"El verdadero espiritista no solo cuida de su aprendizaje acerca de los espíritus, o sea, de su parte intelectual, sino que también busca de todas las formas traducir eso mediante una serie de conductas y actitudes que mantiene en sus actividades diarias"
Libro "El hombre que no sabía que había muerto"
José Manuel Fernández
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VIDA TRAS LA MUERTE, SEGÚN LA FÍSICA CUÁNTICA

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