martes, 12 de agosto de 2025

Riqueza o pobreza, ¿ Cual de estas prefieren lox Espíritus?

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-¿ A dónde vamos ?

2.- Actualización del Espiritismo

3.- Razonada profesión de fe espírita: El Alma

4.- Riqueza o pobreza, ¿ Cual prefieren los Espíritus?

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                     ¿ A DONDE VAMOS ?

¿A dónde va el alma, cuando abandona su cuerpo ya gastado e inútil para la vida física, cuando se desprende de esa pesada envoltura material que la sujetaba al globo terrestre? 

He aquí la primera de las tres preguntas que hicimos a la ciencia espírita, y resuelve este problema con tanta lógica como ha resuelto tantos otros.

Hemos visto que, del espacio vienen los espíritus cuando revisten una forma material en nuestro mundo, para alcanzar por su medio, un grado más alto de progreso; hemos visto también que el objeto de la vida humana es precisamente este, la purificación y la elevación del alma, por el trabajo y por el sufrimiento, siendo cada mundo un peldaño de la escala infinita del progreso por la que ha de ascender.

Realizado el fin de la encarnación, agotado el fluido vital que animaba su organismo, cae éste para dejar paso al Espíritu, que vuelve a reconquistar con este hecho, su perdida libertad, y regresa a la vida espiritual de donde había salido cuando encarnó.

Cada desencarnación en nuestro mundo representa, digámoslo así, un nacimiento en el espacio. Allí vuelve el Espíritu después de librada su batalla aquí bajo; allí vive contento e individualizado con su periespíritu o cuerpo espiritual que afecta precisamente la forma de su última encarnación, cuyo periespíritu le permite relacionarse con los demás seres espirituales que le rodean.

Al llegar al espacio, al desprenderse de su cuerpo material, al reconocerse el Espíritu, se cumple en él una de las leyes admirables que rigen el mundo espiritual. Procede por sí mismo al reconocimiento del valor moral de los hechos que ha realizado en la vida que acaba de dejar, se erige en su propio juez; los actos, las palabras, los propios pensamientos que como hombre efectuó, pronunció o tuvo; se presentan ante él como cuadros disolventes, y acata algunos, y reprueba terminantemente los demás, es la conciencia desnuda y libre de la hipocresía humana que se juzga a sí misma y falla contra su propio ser.

No hay fallo más seguro, más exacto, más equitativo ni de mayores transcendencias para el Espíritu, puesto que la condena que pronuncia es a la que se somete él mismo, para cumplir la ley del Progreso.
No es Dios que juzga al Espíritu que regresa de la vida corporal; no, Dios no es Juez. Es el alma misma, la que penetra en los pliegues más recónditos de su conciencia, y al encontrar allí el mal bajo muchos aspectos, ansiosa de verlo desaparecer, comprendiendo que sólo en medio de las pruebas, de las luchas, de los trabajos y de los sufrimientos de la vida material, podrá disminuir su carga de pesadas inmundicias morales y fortalecerse en la práctica de la virtud, pide suplicante al Padre que la ha creado, una nueva existencia material de pruebas y de expiaciones para progresar.

Allí, en la vida errática, en el espacio, el Espíritu reconoce sus yerros mejor que en la Tierra, y toma resoluciones, adopta determinaciones que comprende son necesarias para su purificación y progreso. Al verse detenido en su vuelo hacia las alturas luminosas del espacio, por el peso de su periespíritu, aún demasiado denso, demasiado grosero, para permitir su elevación, se hace cargo de esa densidad, adquiere el convencimiento de que su detención en los planos inferiores de la atmósfera terrestre, es debida a las muchas manchas que afean su cuerpo espiritual, y entonces, indaga, busca, pregunta cómo ha de conquistar ese estado especial, que le dejará elevarse como los demás seres que cruzan veloces el espacio infinito, dejando tras ellos un reguero de luz.

La misericordia de Dios, auxilia al cumplimiento de la ley de justicia en aquel pobre ser, permitiendo que la contestación le sea dada por sus protectores espirituales, y al oírla se convence de que, efectivamente, sólo las luchas y los dolores de la vida material pueden obrar como reactivo purificador sobre él, transformando su periespíritu pesado, grosero, denso, incapaz de elevarse en un organismo fluídico de blancura inmaculada y de resplandeciente luz.

Entonces; ante el reproche de la propia conciencia y el convencimiento de no haber empleado debidamente las horas de su última encarnación, el Espíritu formula ardientes deseos, fervientes súplicas que serán atendidas cuando llegue la hora oportuna de cumplirse en él la ley del regreso a la vida material, para continuar labrando en ella, la obra magna de su progreso.

He ahí la respuesta de la ciencia espírita: Después de la desencarnación, vuelve el Espíritu al espacio, allí ve acumularse ante él toda la obra de su pasado, examina lo que está hecho y lo que le queda por hacer para cumplimentar la ley progresiva a la que está sometido, reconoce sus errores, sus caídas, sus múltiples tropiezos con las leyes de justicia y de amor que debían haber regido todos sus actos.

 Comprende que no existe castigo eterno para los prevaricadores de la ley, y sí, como efecto de la infinita Misericordia de Dios, la eternidad de tiempo para redimirse y los mundos de expiación y de pruebas con sus puertas abiertas a las almas impuras, para que se regeneren ellos, en las aguas del sufrimiento.

Acepta, bendiciendo a su Hacedor, el medio que le concede para purificarse y elevarse y se prepara para sus futuros destinos, bajo la dirección de sus guías espirituales, que tratan de desarrollar en él la inteligencia para que adquiera una concepción cada vez más exacta del Universo y de su Autor, concepción que despertará en él la ternura, el sentimiento y la fuerza de voluntad que necesitará en sus futuras encarnaciones para tratar a sus semejantes como a hermanos y para amarles como a sí mismo, amor que es precisamente la base de todo el edificio de su progreso. ¿No es verdad que llena el Espíritu de consuelo, de satisfacción y de bienhechora esperanza, esta doctrina? Que transmitida a los hombres por los mismos seres desencarnados, no deja lugar a la menor duda, en los que quieren estudiar, profundizar y meditar sobre estos fenómenos admirables.

En lo que enseña esta ciencia, nada encuentra el hombre que repugne a su razón, todo lo ve explicado, las mil y mil anomalías de la vida, las dudas constantes de su corazón; y lo que tienen de más grandioso a sus ojos, es que, en vez de empequeñecer a Dios, le coloca a tal altura, que goza el alma con
esa nueva concepción de la divinidad, que le muestra a Dios (si bien como un ser incomprensible para su pobre y limitada inteligencia), como Padre Amorosísimo e Incomparable de Previsión y de Bondad para todas sus criaturas.
¡Espiritismo!
¡Bendita seas, ciencia admirable, moral sublime, que has de regenerar y de redimir a nuestra pobre humanidad!
¡Mil veces bendito seas, Padre adorado, que has permitido que esa Luz brille sobre tus pobres hijos de la Tierra!

Autor: AMALIA DOMINGO SOLER

 LA LUZ QUE NOS GUÍA -CAPÍTULO V                         

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  ACTUALIZACIÓN DEL ESPIRITISMO

      Existen algunos espíritas, estudiosos y sin duda que con buena voluntad, que creen sinceramente que las obras de la Codificación Espírita de Allan Kardec, se ha quedado ya un tanto anticuada y se debería actualizar.

Cierto amigo espírita, así lo comentó y desarrollo su argumentación en un escrito que me llegó casualmente a las manos y no tuve por menos que contestarle lo que mi inspiración del momento me indicaba, y dado el interés del tema, reproduzco aquí a continuación:

Amigo Alfonso: Con respecto a tu interesante escrito sobre actualización del Espiritismo, pienso yo, tras haber leído dicho escrito, que se podría divagar mucho alrededor de sus comentarios, pero desde el principio le diré tan solo que cuando se actualiza una obra, quien en justicia y razón puede hacerlo, si así lo cree oportuno, es su autor, El Espiritismo no es obra de Kardec, pues este tan solo fue el codificador de los temas que conforman la Doctrina Espírita,  sino que en realidad, el autor de los temas codificados fueron  los propios Espíritus, bajo la dirección del Espíritu de Verdad que se la fueron transmitiendo a Kardec a través de distintas  mediumnidades. Por lo tanto son esos Espíritus y nadie más, los autores, los únicos que están legitimados para hacer las posibles actualizaciones y correcciones que ellos  estimen oportunas, cuando lo crean oportuno. Cualquier corrección o actualización de lo comunicado por ellos, deja de ser, en realidad, su doctrina o enseñanza  espírita y pasa a ser la doctrina o el criterio de quien "actualiza". 

Se pueden cambiar ciertas palabras y expresiones para actualizar el léxico o o hacerlo más comprensible, pero no así  las enseñanzas e ideas básicas y fundamentales, que son de toda época; eso solo lo puede hacer legítimamente su autor, el que  en su día las expuso, y en la actualidad con las muchas mediumnidades que existen en el mundo, tendrían sencillo elegir alguna o varias, para rectificar o corregir algo de lo que Allan Kardec codificó, tal como ellos se lo transmitieron. Ahora solo haría falta un nuevo codificador que las  reordenara y volviera a reescribir la Codificación, y esto ya me parecen palabras mayores, pues si la humanidad, con el Evangelio de Jesús que tenemos y la Tercera Revelación del Espiritismo, no ha avanzado más, moralmente, no creo que con un dudoso " nuevo Espiritismo", o "Espiritismo actualizado", fuese a progresar en ese sentido, más de lo avanzado hasta aquí.. No olvidemos que la evolución no da saltos, sino que se opera de modo progresivo y gradual. Si un día el Espíritu de Verdad y su equipo de Espíritus colaboradores, deciden reformar su obra. sin duda que lo harán, y tienen muchos medios y facilidades para hacerlo, más de las que tuvieron en el siglo XIX, pues ahora además de las mediumnidades también existen los medios electrónicos para la llamada "Comunicación Instrumental", todavía en fase experimental pero con resultados positivos por el momento. Si la humanidad hasta ahora ha asimilado mal e insuficientemente lo transmitido por Kardec a causa de las religiones dogmáticas y del materialismo generalizado,  tampoco va a cambiar de golpe por que apareciese una nueva codificación de autoría incierta, remiendo de la original,  y ahora creo que no es el caso y seguramente que tampoco es el momento, pues el tema no es de ningún ser humano sino de los Espíritus que en su día la trasmitieron.

 Saludos cordiales.

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                   RAZONADA PROFESIÓN DE FE ESPÍRITA:

                                                                       EL ALMA

4.- Hay en el ser humano un principio inteligente llamado Alma o Espíritu, independientemente de la materia y que le concede el sentido moral y la facultad de pensar.

Si el pensamiento fuese una propiedad de la materia, se vería a esta pensar; pero como nadie ha visto jamás a la materia inerte dotada de facultades intelectuales, porque cuando el cuerpo muere a dejado de pensar, es preciso deducir de todo lo expuesto que el alma es independiente de la materia y que los órganos materiales no son otra cosa que el instrumento de que se sirve el hombre para manifestar su pensamiento.

5.- Las doctrinas materialistas so incompatibles con el orden moral y subversivas al orden social.

Si el pensamiento fuese secretado por el cerebro, como lo es la bilis por el hígado, según pretenden los materialistas, resultaría que a la muerte del cuerpo, la inteligencia del hombre, lo mismo que sus cualidades morales, entrarían de nuevo en la nada; que todos los parientes y amigos que se habrían amado, se habrían perdido definitivamente; que el hombre de genio no tendría mérito alguno, puesto que sus eminentes facultades las debería a la casualidad que presidió en su organismo, y que entre el hombre de talento y el imbécil, no habría otra diferencia que tener una masa cerebral más o menos imperfecta.

Las consecuencias de esta doctrina serían tristísimas. No esperando nada para después de esta vida, no habría el menor interés en practicar el bien, y nada más natural que el procurarse el mayor número posible de placeres, aun cuando fuese a costa de otros. Sería soberanamente ridículo molestarse por los demás, y el egoísmo sería el más racional de los sentimientos. El hombre desgraciado encontraría excelente remedio en el suicidio, porque abreviaría sus padecimientos.

La doctrina materialista, es por tanto la sanción del egoísmo, fuente de todos los vicios, la negación de la caridad, manantial de todas las virtudes y del bien social, como la justificación del suicidio.

6.- La independencia del Alma es probada por el Espiritismo.

La inteligencia del Alma es probada por los actos inteligentes del hombre, que deben reconocer una causa inteligente y no inerte. Su independencia de la materia está claramente demostrada por los fenómenos espiritistas que la demuestran obrando por ella misma y sobretodo por el experimento durante la vida, que le permite manifestarse, pensar y obrar ausente del cuerpo.

Puede decirse que así como la química separa los elementos constitutivos del agua, poniendo al descubierto sus propiedades y a voluntad puede descomponer o rehacer un cuerpo compuesto cualquiera, también el Espiritismo puede aislar los dos elementos constitutivos del hombre: Espíritu y materia; Alma y cuerpo; separarlos y reunirlos a voluntad, lo que no permite dudar de su independencia.

7.- El Alma del hombre sobrevive al cuerpo y conserva su individualidad después de la muerte.

Si el alma no sobreviviera al cuerpo, el hombre no tendría ante sí otra perspectiva que el vacío, lo mismo que si la facultad de pensar fuese producto de la materia, si no conservara su individualidad, esto es, si fuese a perderse en el gran todo, como gotas de agua en un charco, esto sería para el hombre el vuelo del pensamiento y sería como si no tuviese alma.

La vida del Alma después de la muerte corporal queda probada de modo irrecusable y hasta cierto punto palpable, por las comunicaciones espiritistas. Su individualidad está demostrada por el carácter y cualidades propias de cada uno, pues siendo estas el distintivo entre almas, constituyen lo que llamamos personalidad, y si fuesen confundidas en un todo común, estas cualidades serían totalmente uniformes. Además de estas pruebas inteligentes,  existe la de las manifestaciones visibles o apariciones, tan frecuentes y auténticas que no es posible dudar más.

8,. El Alma del hombre es feliz o desgraciada después de la muerte, según el bien o el mal que haya hecho durante la vida.

Admitida la existencia de un Dios soberanamente justo, no puede   que todas las Almas tengan una suerte igual. Si la situación futura del criminal y la del hombre virtuoso fuese a ser idéntica, sería inútil hacer el bien, por lo que suponer que Dios no establezca difadmitirseerencias de unos a otros, sería negar su justicia. No siendo castigada la maldad ni premiada la virtud durante la peregrinación terrestre, es preciso creer que la justicia se demostrará más tarde, porque de lo contrario Dios no sería justo. Las penas y gozos además quedan probados por las comunicaciones que se pueden establecer con las Almas de los que se fueron y describen su estado gozoso o feliz, como el de sufrimiento, así como la causa de ellos.

9.- Dios, el Alma, la individualidad y vida del Alma después de la vida del cuerpo, y las penas y recompensas futuras, son los principios fundamentales de todas las religiones.

El Espiritismo añade a las pruebas morales de estos principios, las pruebas materiales de los hechos, y la experimentación destruye los sofismas del materialismo. En presencia de los hechos la incredulidad no tiene razón de ser; as-i es que el Espiritismo devuelve la fe a los que la han perdido y aclara las dudas de los indecisos.

- Allan Kardec.- Obras Póstumas

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RIQUEZA O POBREZA; ¿ CUAL PREFIEREN LOS ESPÍRITUS ?
                             

El Ser en su andadura evolutiva, debe experimentar en este mundo indistintamente las situaciones de riqueza y de pobreza para llegar a alcanzar el completo desarrollo de sus facultades, por lo que ambas se deben considerar como transitorias o accidentales pero necesarias, (si se aprovechan debidamente podrían tener que experimentarse tan solo en una existencia humana), pero en ambos casos ambas situaciones son igualmente tan necesarias como difíciles.  De  aquí se comprende que los Seres humanos no nos debiéramos apegar a nada material, ni tampoco debiéramos dar demasiada importancia a las cosas materiales de este mundo, en donde todo es transitorio.
El Ser humano cuando nace, normalmente ya es pobre o rico, según nazca en el seno de una sociedad acomodada  o no, o de una  familia rica o pobre.  Estas situaciones  pueden tener un  origen kármico, pero en cualquier caso  constituyen pruebas que vienen a ser como un reto que el Ser aceptó antes de encarnar para aprender de ellas y superarlas durante su vida física. Pero sin embargo cuando luego se encuentra inmerso  en la materia a lo largo de su vida, es fácil que sucumba ante  estas  pruebas difíciles pata el Espíritu encarnado.  En otros casos, es la “suerte” o la “mala suerte” quien cambia el estado económico y social de las personas, ( nada acontece por casualidad).
La prueba de la riqueza  aunque lógicamente deseable para el ser humano, no lo es cuando adquiere consciencia como Espíritu después de su desencarnación, porque suele ser la más difícil y por lo tanto la más temida de afrontar por parte de los espíritus que aún no la han pasado; pero sin embargo es  muy necesaria para adquirir ciertos valores  espirituales y dejar defectos que de otro modo no se conseguiría superar. Por esto, si por suerte alguno se encuentra en esta situación de riqueza económica, es de aconsejarle y  desear que su corazón no se mantenga apegado a estas riquezas y que comprenda que aunque sus parientes levanten un mausoleo lujoso en su tumba, nada de esas riquezas se van a poder llevar al Más Allá. Debemos tener presente que debemos hacer de la riqueza un medio y no un fin; esta debe ser encaminada a lograr mediante  ella metas más elevadas beneficiando a cuantas personas sea posible, pues solo así se puede justificar la triste veneración que se tiene a este ídolo  que es el dinero, con el que tanto bien y también tanto mal se ha hecho a  multitudes de  personas.
Es de considerar que en  casi todos los casos extremados de pobreza o de riqueza, interviene el esfuerzo de unos o la desidia de otros.
La prueba que más temen los Espíritus medianamente evolucionados  cuando están en el plano espiritual, es la de la riqueza, porque aunque humanamente no es la más dura, y es la más deseable,  espiritualmente sí  que es la más difícil. Por eso  la retrasan tanto como pueden por temor al fracaso, porque saben que la riqueza es propicia para excitar toda clase de excesos y pasiones humanas, pero antes o después tendrán que afrontarla  porque es una experiencia totalmente necesaria en donde  se puede aprender lo que solo esta situación puede enseñar, y también como prueba para demostrarse a sí mismo sus capacidades espirituales y morales, que vienen a ser su nivel  alcanzado de  avance evolutivo.
Nadie debe envidiar al rico, porque su prueba es  muy difícil  y detrás de su aparente bienestar, a veces se ocultan muchas miserias e infelicidades; sin embargo, a veces entre los pobres  suelen haber grandes almas llenas de abnegación y de virtudes , y encontramos que en su vida, que puede parecer miserable para algunos, sin embargo son felices en su sencillez porque no necesitan nada más que lo poco que tienen.
 El poder temporal suele estar unido a la riqueza, pero hay que tener en cuenta que las personas, cuanto más ricas y poderosas son, más obligaciones y responsabilidades  sociales y morales pesan sobre ellas. El rico es solamente un depositario de los bienes que Dios le confió para poder con este medio  hacer el bien a los demás; el rico viene a ser un intendente  que si hace mal uso de la fortuna se le pedirán severas cuentas. Además su fortuna, debido a las responsabilidades que les acarrea su correcta utilización y administración, o al tormento que les acarrea  conservar el  oro al que se aferran, muchas veces les resultan como un castigo o una expiación.  A esto se refería Jesús de Nazaret  cuando afirmó que era más fácil que un camello entrase por el ojo de una aguja, que  un rico entrase en el reino de los cielos.
        La  prueba de la pobreza aunque humanamente dura, la afronta mejor el Espíritu deseoso de progresar y de adquirir las virtudes necesarias para su ascenso moral, porque  esta situación humana  facilita el desarrollo de la humildad y de la solidaridad. Sin embargo, aunque parezca  menos arriesgada para el éxito de la misión del Ser en la vida, es de tener en cuenta que también ofrece graves  riesgos, como puede ser el de la  envidia, la desesperación, el suicidio, etc.

 - José Luis Martín -

“El dinero en sí, no es ni bueno ni malo; es el uso que le da el hombre que hace bueno o malo su corazón”
-   Cayetano Arroyo-(Diálogos con Abul Beka)

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